lo había dejado en la sala de su casa, su rostro enterrado entre sus manos cuando salió y corrió y corrió mientras lloraba porque era un idiota, porque no podía permitirse ser feliz.
no sabía como había llegado hasta su casa si la distancia era bastante grande sólo sintió su cuerpo cansado y débil cuando reaccionó.
incluso su celo parecía haber desaparecido cuando se dio cuenta que había terminado con él.
¿por qué lo hizo?
louis se odiaba, más a que a nadie en el mundo, quería estrangularse y hacerse daño porque había dañado a la persona que más lo amaba en todo el mundo, la manera en la que el alfa lo había soltado se había sentido como si el mundo se enfriara.
¿por qué no podía ser feliz?
¿por qué le costaba tanto aceptar que lo amaba?
empujó su cama, destruyó su escritorio y arrojó todo lo que veía hasta que gritó con fuerzas desgarrándose la garganta y cayó de rodillas olfateando la sudadera, corrió hasta su closet y sacó cada una de las prendas que el alfa le había dado. en una esquina apiló la ropa y las mantas que había jalado de su cama porque olían a él, se acurrucó con la almohada que usaba cuando se quedaba a dormir y lloró, lloró porque destruía todo a su paso, porque alguien le había hecho sentir que no merecía amor y que todos estaban mejor sin él.
su pequeño nido se sentía enorme, se sentía vacío y cuando llamaron a la puerta louis no respondió.
era un omega, era un omega y eso estaba bien ¿cierto? él nunca lo hizo sentir como si todo se tratase de él, nunca lo hizo sentir como una sombra, nunca lo había hecho sentir menos; lo presumía y apoyaba en todos los sentidos, lo respetaba y adoraba, lo valoraba y lo amaba.
y él lo había arruinado todo.
ojalá hubiera pensado mejor, ojalá hubiera dicho que aunque no era suyo, louis amaba sentirse suyo.
si tan sólo su mente hubiera estado de su lado, si tan sólo lo hubiera hablado como lo hizo antes, su alfa sabría que decirle, sabría como animarlo.
su alfa.
ya no era suyo.