Sedúceme como quieras #2 ©

Da Dartttemisa

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Ella es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a... Altro

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3/1
Capítulo3/2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Esto es serio.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38/2.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.

Capítulo 38/1.

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Da Dartttemisa

"Cuesta abajo"

Liam.

Era inevitable que mis ojos no la observaran. Ainhoa seguía dormida boca abajo abrazando esa almohada que remplace por mi cuerpo.

Se veía tan serena y tranquila allí que no quise despertarla para el desayuno. De seguro estaba bastante cansada con todo lo que hicimos anoche, su cuerpo debe estar entumecido y adolorido.

Por ello el agua caliente corre en la bañera del baño.

Viéndola dormir, ver el que podría ser nuestra futura casa me hace amarla mucho más de lo que lo hacía hace veinticuatro horas. Y mi mente viaja a lo sucedido anoche.

Joder ¿puedo tener una relación más maravillosa que esta? Claro que no, solo puedo tener este sentimiento de felicidad con ella y con nadie más.

Y no me cabe en la cabeza como la amo tanto, dios. Es como si quisiera tenerla todo el tiempo a mi lado, para siempre y joder. ¿Cómo se le dice eso a alguien y no asustarla?

¿Cómo ponerle a lo que siento un título cuando estoy sintiendo algo que desmorona todo mi mundo? Porque eso es Ainhoa para mí, sin darme cuenta, se fue convirtiendo en mi mundo.

Y estoy jodidamente asustado.


Ainhoa.

Arrugo la nariz cuando siento el suave cosquilleo suave contra ella, cuando este ya no molesta me dispongo a retomar mi sueño desde donde lo deje.

Pero ahí está, nuevamente esa picazón.

Llevo una de mis manos hasta mi nariz y rasco. Me obligo a abrir los ojos y agradezco a mi sabia cabeza por despertarme justo en el momento en que los ojos de Liam viajan por todo mi cuerpo.

Que por cierto, está completamente desnudo y adolorido. Siento como si Liam hubiera dormido toda la noche encima de mí. Las rodillas son lentas en reaccionar y siento un pequeño ardor en mi zona intima. Lo que me lleva a recordar lo sucedido anoche.

Muerdo mi labio mirándolo a los ojos.

—Buenos días, bella durmiente —saluda dejando un pequeño beso en mi hombro.

—Buenos días, ¿Cambiando apodos? ¿Qué pasa con princesa?

Con pereza me incorporo descansando mi espalda en el cabecero de la cama, cuando su mirada baja hasta mis senos me obligo a cubrirme con la sabana. Porque Liam puede ser muy bueno en el sexo pero también en dejar secuelas post-sexo.

Y aunque sea completamente delicioso, no puedo más.

—La bella durmiente es una princesa.

Arrugo el ceño. Me gusta más princesa, más aun cuando me deja acurrucarme en su cuello y me llama princesita.

—Ay cállate —suelta una risita. Muerdo mi labio.— ¿sabes que te amo cierto?

—Sí, y yo te amo más. ¿Por qué ese ceño fruncido?

—¿Dónde está Jimena? —pregunto ante su ausencia en la cama.

Mira su reloj en la muñeca. Y es hasta ahora que reparo en que está completamente vestido por unos pantalones ajustados negros y una musculosa.

—¿Ahora mismo? Tomando un vuelo devuelta a México. Tenía que volver temprano con su grupo, la presentación de ayer fue un éxito y era hora de volver a casa.

Asiento con desconfianza.

—¿Qué? Te ves horrible con esa mueca en tu rostro, cámbiala. Quiero a mi novia hermosa.

—Eso me ofende, tú también estas horrible. ¡Tan horrible que no sé porque sigo siendo tu novia! —grito con diversión saltando sobre su regazo.

Deja que me acurruque contra su cuello. Suelto un suspiro.

—Mi princesita... —murmura contra mi cabello abrazándome por la cintura.

—¿No le diste un beso de despedida cierto? Me cabrearía mucho que lo hubieras echo —quito una mota de su camiseta. Siento su pecho vibrar— ¡no te rías! Me gusto la experiencia de anoche y no creas que no me di cuenta que nunca la besaste, odiaría que la hayas besado en mi ausencia.

—¿Y si lo hubiera hecho?... —me incorporo con el corazón a mil, alejándome. El vuelve a acercarme tomándome por la cintura pasando a rozar su erección contra mi entrepierna desnuda— tonta, claro que no lo hice. Aunque no te hagas, tú la besaste mucho.

—¿Eso te molesta? —Inquiero enredando mis manos en su cabello, mirándolo justo a los ojos— porque si es así no volveré a hacerlo...

—No es...

—... aunque si quieres que te cuente un secreto —Liam cierra la boca y asiente haciendo círculos en mi piel desnuda— no volvería a hacerlo, estuvo muy bien para la experiencia y es algo que ambos recordaremos pero... creo que me gusta más tenerte solo para mí. Y si quieres que te cuente otro de paso —muerdo mi labio intentando no sonrojarme por lo que voy a decir.

Y es que joder ¡qué vergüenza decirlo!

—¿Qué? ¡Ya dime! Me muero de la anticipación.

Tapo mi cara con las manos.

—¡Me gustaron mucho tus movimientos de anoche! ¡Listo! ¡Lo dije!

Liam abre la boca fingiendo.

—Si ese es un tipo de alago juro que me encanta —piñizca mis costilla haciéndome reír— deberías alagarme más de ahora en adelante. Ya sé que te gusta que te dé por detrás...

—¡Oye!

—... creo que intentaremos más esa posición, tu torso está casi por completo en la cama mientras me ofreces tu bonito culo en pompa con las rodillas separadas...

—¡Liam! ¡Para! Harás que me sonroje.

—...toda expuesta a mí —dice esto último burlándose de mí.

—Voy a ahorcarte.

—¿Con las piernas o con las manos?

Pero...

—¡Liam! —ríe levantándose conmigo en brazos y lanzarse conmigo a la cama.— necesi...

No alcanzo a decir nada cuando su boca asalta la mía devorándome por completo. Me saborea como quiere mientras mete la lengua haciéndola jugar con la mía. Estoy tan complacida de tenerlo cerca y mucho más de que su rodilla presione mi entrepierna que no meto peros cuando traza un camino de besos hasta mis senos.

Mordisquea uno de mis pezones mientras que con el otro lo atrapa con el índice y el pulgar. Mi cuerpo se despierta casi como si lo hubiera encendido con un interruptor. Gimo cuando succiona con fuerza antes de dejarlo ir con un pequeño ruido de "pop"

—Nunca voy a cansarme de saborear tus pezones si así me regalas ese delicioso ruido cuando toco aquí —y piñizca nuevamente haciéndome jadear.

—Tonto —lo fulmino con la mirada— aunque no te creas, también me gusta ver cómo te desases en mis manos cuando te chupo ahí abajo.

—¡Joder! Estamos sinceras.

Encojo un hombro antes de besarle cortamente la boca.

—Necesito una ducha.

—Ya me encargue de eso —se alza llevándome consigo— prepare la tina con agua tibia solo para mi princesa.

—Piensas en todo.

Camina conmigo hasta hacerme meter los pies en la tibia agua. Rodeo los ojos cuando el agua hace maravillas con mi cuerpo.

Liam besa mis labios antes de decir;

—Lávate, estere haciendo la comida.

—¿Qué paso con el desayuno? —pregunto haciendo un puchero.

—Princesa, son las dos de la tarde. —ahogo un grito. ¿Tanto he dormido? Joder... un segundo, mierda no puedo irme a la resi con el vestido de ayer. Abro la boca para hacerle saber cuándo me interrumpe— no te preocupes, cuando fui a la tienda pase por ropa a tu residencia.

Y eso hace que me enamore todavía más.

**


Ya aseada y vestida con la apretada ropa que Liam trajo para mi me siento a verlo cocinar.

Los jeans ajustados me hacen un bonito culo y una blusa blanca que no sabía que tenía. Acertó en todo y zapatos menos en el abrigo. Está lloviendo a mares fuera, y él me trajo la chaqueta de cuero con el estampado de araña en la espalda. ¿Cómo la consiguió? Ni idea.

Se suponía que estaba escondida en el fondo de mi armario.

En fin, no dije nada para que también preguntara por eso.

Sé que en algún momento tendré que decirle... pero no ahora, no quiero que me vea distinto.

Suspirando mira toda a mí alrededor por tercera vez desde que estoy aquí. Todo es tan lindo y acogedor que se me hace imposible no verme aquí, saliendo por esa puerta hacia mis clases o haciendo el amor con Liam en esa cama.

Y entonces me doy cuenta que no necesito pensarlo tanto cuando la respuesta siempre ha estado en la punta de la lengua.

Sigilosamente me acerco a él para abrazarlo por la espalda. Huelo su olor mientras me acostumbro a su calor corporal.

Liam se da vuelta depositando un beso en mi frente alisando mi cabello húmedo. Hay momentos como este que no necesitan ser rellenados con palabras.

Me besa cortamente una vez, dos veces, hasta tres hasta que mi culo choca con la encimera. Liam no pierde el tiempo de alzarme por la cintura y sentarme en ella, separa mis piernas metiéndose entre ellas. Suspira descansando su cabeza en mi pecho.

Aclaro mi garganta. Este es el momento.

—Creo... creo que la próxima vez traeré mi cepillo y mi pijama —alza con lentitud la cabeza hasta mirarme. No puedo mirarlo mientras confieso— esa cama es completamente más cómoda que la de la residencia y me niego a seguir bañándome en los baños compartidos. —una de sus comisuras sube brevemente observándome con fijeza— podríamos cenar unas noches aquí... nada muy consistente si no quieres... digo... uhm.

—Cállate ya —besa profundamente mis labios— si esa es tu rara forma de decirme que aceptas vivir aquí conmigo —deja escapar una carcajada— no imagino tu ingeniosa respuesta cuando te pida que nos casemos.

Ahogo un grito. Es entonces cuando el repara en mi rostro y se da cuenta en la clara bomba que acaba de saltar.

Mierda... ¿Liam... él ya ha pensado en ello?

—¡Oh mierda! No es lo que imaginas —muerde su labio— digo si es lo que imaginas pero no ahora... uhm... dime algo.

Trago con fuerza sin saber que decir. Me ha pillado con la guardia baja y lo único que puedo ingeniar para decir es hacer como si no hubiera escuchado nada.

—Yo digo... —entonces un olor a quemado llega a mi nariz— ¡que la comida se está quemando! —bajo de la encimera de un salto sirviendo lo que supongo es una sopa de verduras.

—Sí... comamos.

Engullí de un solo bocado la sopa obligándole a mi misma tragárselo aunque quemase, aunque estuviera tan salada que era imposible no hacer muecas. Lo hice porque quería evitar su mirada. Y por mi cabeza me preguntaba una y otra vez ¿Era en serio? ¿Liam nos veía tan a futuro juntos que pudo insinuar algo como eso?

Y el solo me miraba, mientras comía despacio y sonreía de esa manera pensativa que tenía. Justo cuando asegure que iba a hablar pinche con el tenedor la ensalada de aguacate con tomates metiéndomela a la boca.

Rio a mi costa porque, ¿Quién en su sano juicio no se mancha las cara al intentar meterse una ensalada en el hocico? Rodee los ojos, y entonces el móvil de Liam sonó en una llamada.

—Es Zac —dice— atenderé, guárdame un poco de ensalada.

—Uhm—uhm.

No creo que se enfade mucho si me la como toda ¿no?

—¿Cómo dices?... —serví un poco de jugo, por supuesto que de arándanos y me lo bebí en un santamente. Porque joder que salada estaba la...— ¡¿Qué pasa?! ¡No te estoy entendiendo!.... ¿Lexie? Que... ¡¿Qué pasa con mi hermana?! —de inmediato al escuchar su voz mi corazón se paralizo, los ojos me escocieron en automático y deje caer la cuchara volteándome a verlo— ¡Zac Za-Zac no te quedes en silencio! ¿Samuel? ¡¿Qué sucede con...?!

Se detuvo completamente, y fue el silencio más horrible que he presenciado. Porque fue como si se detuviera el tiempo, porque Liam se detuvo, de espaldas a mí.

Y solo fui capaz de escuchar el impacto del móvil contra el piso. Y luego... el corazón se me fue a la garganta.

Entonces vi como Liam se quebró.

El corazón se me fue a la garganta y solo fui capaz de escuchar su grito al tiempo en que caía de rodillas al suelo.


Liam.

En mi cabeza, había un silencio espeluznante. Solo eso, silencio, eso desde que había comenzado a gritar.

Porque ella... ella era mi otra mitad, mi alma gemela. La persona que se suponía debía proteger, a la que debía cuidar como un tesoro y se estaba yendo. Él la había lastimado otra vez y yo no estuve ahí para hacer algo.

No estaba.

Gritaba y gritaba y gritaba. Porque desde que la voz de mi amigo había pronunciado esas palabras, el vacío en mi pecho y en mi alma se estaba haciendo cada vez más y más grande.

Golpee una y otra vez mi pecho aun gritando, porque yo no quería ese dolor, no debía estar allí porque Lexie de seguro iba a estar bien.

Pero... mi cuerpo dejo de ser lo que era y se convirtió en una cosa que no se podía sostener. Grite su nombre mientras las lágrimas caían en cascadas y solo pude pensar en que la perdía. En que me obligaba a ser positivo porque sabía que la estaba perdiendo.

Y yo no podría vivir con eso, no podría soportarlo, no podría respirar...

Me estaba rompiendo de a poco.

«—Prometo que no lo intentare de nuevo. Porque la abuela me dijo una vez que debía vivir una vida que quisiera recordar cuando ya no esté en este mundo, y así será hermano.»

—Dios mío... dios mío, dios mío, dios mío...

Grite nuevamente, pero esta vez alguien me sostuvo, me abrazo con fuerza con tanta fuerza que quizá eso podría remplazar el dolor que sentía en lo profundo de mi pecho.

—¿Alo? Zac, ¿Qué está sucediendo? ¿Qué ocurre con Lexie? —Hubo un silencio en el cual yo tome un respiro e hice lo que pareció ser, seguir gritando— ¡¿Les disparo?! ¡Oh dios mío!

Y también escuche su grito y su llanto débil en mi espalda.

«—Promete que siempre, pase lo que pase, seguirás siendo mi hermano.»

Su voz.... Su voz estaba en mi cabeza, diciendo tantas cosas que no pude cumplir.

«—¡Eres el mejor hermano del mundo, Liam!»

Fueron tan solo pocos segundos, y todo, absolutamente todo se presentó, lo sentí todo a carne fría, con crudeza en la piel. Estaba quemándome, y luego recordé.

«—Gracias por estar aquí hoy conmigo bro, de verdad te agradezco que estés a mi lado en el funeral de mis padres.»

«—Siempre estaré Logan, estaré cuando me necesites.»

Y grite aún más. Porque también le había fallado a él.


Ainhoa.

Ellos no podían, esto... esto no podía estar pasando.

No podía imaginar lo que estaba sintiendo Liam ahora mismo, mi dolor era mínimo comparado con el suyo. Porque yo había sido consiente del miedo que tenía a perder nuevamente a Lexie, y ahora Logan...

Mierda.

Tenía que ser fuerte, por los dos. Ahora era cuando más Liam me necesitaba, así que lo abrace cuando cayó de rodillas al suelo, cuando comenzó a balbucear cosas incoherentes y cuando grito desesperadamente el nombre de su hermana. Lo abrace fuerte esperando que el siguiente grito sea el último.

Pero eso parecía nunca llegar, se estaba desvaneciendo en mis brazos.

—¡Lexie!

Cerré los ojos con fuerza poniéndole un alto a mis lágrimas.

Zac había llamado mientras Abby conducía a su lado hacia el hospital. No dijo mucho, porque tampoco tenían mucha información. La señora Anderson no podía hablar mucho peor de todo su enredo, las palabras. Disparo, hospital y tres nombres perteneciente a Logan, Samuel Muller y Lexie eran el centro del problema.

Cuando Liam se calmó, o cuando dejo de gritar me aleje unos metros para llamar nuevamente a Zac.

—Debes explicarme, debes prepararme para yo poder prepararlo y lleguemos al hospital. Debes... —me trague mis lágrimas— debes decirme algo Zac...

Escuche los espasmos de su cuerpo desde el otro lado.

—Ainhoa... estoy viendo como reaniman a Lexie —su voz se quebró— esto no pinta nada bien.

—Todo va a salir bien —lo tranquilice, aun sin saber si podría salir bien algo como esto— ¿Logan?

—Adair está hablando con el doctor que lo está atendiendo. La policía creo que llamo a Ángela. Yo no puedo creer que él lo hizo... Samuel se estuvo drogando este último tiempo, lo sabía joder, nunca pensé que...

—Nadie se espera algo como esto Zac —lo interrumpo. Liam mira sus manos y decido alejarme más para lo que voy a preguntar— ¿la policía lo tiene?

—No.

—¡¿Qué?! —Baje la voz— ¿Cómo que no lo tienen? Les disparo a ambos joder, porque no...

—Se fue antes de que ellos llegaran.

—¡Joder! Está bien, llame si algo pasa.

Cuelgo respirando profundamente para enfrentarme y ser fuerte por Liam.

No doy un solo paso hacia el cuándo ya lo tengo a mi espalda. Los ojos rojos e hinchados, las manos empuñadas y una mirada que nunca le había visto.

—¿Liam?

—¿Él se escapó verdad? —pregunto con rudeza. Trague saliva sin saber que decir— ¡¿verdad?! —me grito tomándome por los brazos y zarandeándome.— ¡¿El jodidamente se fue capaz de dejarla ahí verdad?! ¡Dime algo!

Me estaba haciendo daño, y su mirada me estaba dando mucho miedo.

—Liam...

—¡El hijo de puto solo los dejo ahí a su suerte! —Espeto para sí mismo— ¡dime Ainhoa! ¡¿Qué te dijo Zac?!

—¡Liam suéltame! ¡Me estas lastimando!

Sus ojos fueron hacia sus manos apretando mis brazos. Me soltó como si quemara.

—Lo siento... no quería hace...

—Lo sé —interrumpí antes de que también se culpara por asustarme en un momento como este. Negando con la cabeza y se tiró de los pelos— mírame —tome de su barbilla manteniendo su cabeza cerca de la mía— el pagara, te lo prometo. Pero ahora necesito que estés cuerdo, necesito que actúes con sensatez y...

De pronto quito mis manos de su rostro.

—Yo no conozco algo como eso, en situaciones así no hay persona que permanezca cuerda —cayo una lagrima de sus ojos— y tienes razón. El pagara.

Fruncí el ceño esperando que sea solo una amenaza al aire. Pero cuando se dio la vuelta tomando las llaves me di cuenta que ya era demasiado tarde.

—¡Liam! —lo llame.

No podía dejarlo solo en esto. No si quería evitar que hiciera algo que se arrepintiese.

Fuera llovía a cantaros y contra toda mi fuerza de voluntad tome la chaqueta que Liam había traído por mí y salí tras él.

Con el corazón acelerado baje corriendo intentando alcanzarlo, era demasiado rápido y ágil que en un momento creí que no lo alcanzaría. No lo reconocía en absoluto, este no era el Liam verdadero, este estaba fabricado por toda la cólera y el resentimiento.

Y lo peor, este Liam no me escuchaba.

—¡Liam, por favor detente!

—¡No me pidas eso Ainhoa! Voy a matarlo, nadie completamente sano hace algo como eso.

—Y nadie racional reacciona de esta forma, hay muchas maneras para afrontar este situación —intente tomar su brazo pero se soltó de forma brusca— ¡por favor Liam!

No se detuvo, en vez de eso corrió hacia su coche y se metió dentro. En un movimiento de desesperación me pare frente a este impidiéndole el paso.

—¡Quítate! —su voz se escuchó amortiguada.

—¡No, bájate del coche!

—¡Ainhoa quítate!

—¡No!

—¡Por la mierda Ainhoa quítate de una vez! —negué con la cabeza y el grito fuertemente.

—¡No lo hare! ¡Tus padres te necesitas cuerdo joder!

Negó con la cabeza pisando el acelerador pero no avanzando. Era una clara amenaza, pero se le escapaba que yo nunca le he tenido miedo.

Cuando bajo la mirada y me miro con determinación supe nada de lo que diga lo haría cambiar de opinión. Así que corrí hacia la puerta de copiloto y me subí.

—¿Qué haces? —pregunto incrédulo.

Tome el cinturón y lo pase por encima de mi cuerpo.

—¿Quieres matarlo? Okey lo entiendo —joder no era tiempo para que el cinturón se detuviera a mitad de camino— compañeros de crimen, eso haremos.

—Bájate, esto no es asunto tuyo.

—No me bajare, así que si quieres lograr tu cometido tendrás que arrancar el coche conmigo dentro.

Negó con la cabeza mirando hacia el frente.

—¿Qué tenía en la cabeza para follarme a una chica tan terca? —apreté los labios disimulando que sus palabras no me habían dolido. Y no me baje.— ¡joder bájate de una buena vez!

—¡No lo hare! Ya te lo dije.

—Eres imbécil.

—¡Jodete Liam! —le grite en la cara, mi garganta dolió y parpadee repetidas veces para no soltar las lágrimas que se me había acumulado.

—¿Te crees muy valiente? —Arrugué el ceño— ¿crees que subiéndote a este coche es tu forma de apoyarme? ¿De estar conmigo? —Negué con la cabeza pensando que el Liam cuerdo nunca me hablaría así— Okey ¿te crees tan valiente? pues entonces aguántate y espero no decepcionarte amor, porque no te quedaran ganas de estar conmigo luego.

Me quede sin palabras, sin ser capaz de decir algo que le doliera tanto como sus palabras están doliéndome así. Pero me contuve, porque sabía que estaba fuera de sí.

Mi cabeza se pegó al asiento cuando Liam acelero saliendo del aparcamiento y se internó en la carretera dejando a varios coches dando bocinazos por su imprudencia al conducir.

Como odiaba las carreteras, lo único que me reconfortaba era que esta era en línea recta y en unos pocos minutos estaremos en el centro de la cuidad. Creía saber a dónde nos dirigíamos. Cerré los ojos con miedo.

—Baja la velocidad, harás que nos volquemos.

Las ruedas chirriaron en el asfalto húmedo.

—No eres tan valiente ahora, princesa.

—Me estás dando miedo Liam —mentí con voz quebrada— baja la velocidad, por favor... por favor.

Algo pareció hacer clic en su cabeza porque al mirarme nuevamente asintió con la cabeza y bajo un poco la velocidad, más no dejo de apretar el volante.

Papá siempre había dicho que tenía algún don de la manipulación. Que podía hacerles creer a la gente que estaba rota para así obtener beneficios. ¿Lo peor de todo? Es que tenía razón, si en algo era buena. Era en manipular a la gente.


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