El buzón de los secretos © |C...

Par bewhatyouwant

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Reese Miller conoce los secretos de todos sus compañeros de instituto. ✉ Publicación: 7 de julio. ✉ Sinopsis... Plus

SINOPSIS
PASADO
1. Todas las historias tienen un comienzo
2. Juguete sexual
3. Rebelde con causa
4. Todo lo que nunca quise saber
PRESENTE
5. Halloween
6. Encontronazos casuales
7. Granos en el culo
8. Consecuencias
9. Plantón
10. Empezando de cero
11. Recuerdo del pasado
12. Terribles secretos
13. Virginidad
14. Hormonas bipolares
15. Cita doble
16. Volar está sobrevalorado
17. Recuperación
18. Toc toc
19. La solución a todos tus problemas
20. Cagada monumental
21. La bocazas más grande del universo
22. Confesiones
23. Te contamina
25. La canción de Nana
26. Dentro de la bola
27. El círculo de la muerte
28. Preguntas incómodas
29. Estrella
30. Yo te escucho
31. Todos lo necesitamos
32. Las paredes tienen ojos
33. Misión de rescate
34. No creas a un mentiroso
35. La carrera de la vergüenza
36. Guerra de fiestas
37. Plan de escape
38. Abucheos
39. Chantaje
40. Mejores amigos
41. Fuegos artificiales
42. Tinta permanente
43. Con los pies en el suelo
44. La fiesta de la luz
45. Una simple caricia
46. El precio de los secretos
47. Luces rojas y azules
48. En mil pedazos
49. Emboscada
50. Emboscada
51. Talentos
52. Gracias, Buzón
Extra: Un dulce al anochecer

24. Intervención

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Par bewhatyouwant

Al acabar, no encontramos a nuestra amiga por ningún lado. Según sus padres sigue en el vestuario cambiándose, pero casi todas sus compañeras han salido. Jeremy y Kai no saben nada todavía, pero nos han notado bastante nerviosas durante toda la actuación de Riley que, por cierto, ha sido espectacular.

—¿Entramos ya? —insiste Laura, que no deja de morderse las uñas al ver salir a todas las chicas menos a ella. Asiento y tira de mí.

Encontramos a Riley sentada en un taburete todavía desmaquillándose. Tiene la mirada perdida. No sé cómo afrontar estas cosas y mucho menos qué decir, así que se me ocurre una tontería:

—¿Quieres que vayamos a cenar?

Riley alza la vista y nos observa a través del espejo. Sonríe al vernos, pero tiene los ojos tristes.

—Me apetece una hamburguesa —añade Laura llevándose la mano al estómago, exagerando su hambre.

Yo me río y conseguimos sacar una sonrisa sincera a nuestra amiga.

—Chicas, os prometo que no se volverá a repetir. De hecho, no llegué a hacerlo...

—Estaremos siempre contigo. —Me acerco a ella para abrazarla y noto cómo respira de forma acelerada: está llorando de nuevo.

Laura se nos une al instante y nos abrazamos las tres como podemos.

—Siempre, tonta del culo —bromea Laura y las tres nos reímos. Al menos hemos conseguido quitarle hierro al asunto. Aún nos queda una conversación seria pendiente, pero esto ya es un gran paso.

✄ ✄ ✄ ✄ ✄

—Sigo dándole vueltas, pero no me aclaro —habla Laura pensativa, metiéndose una patata en la boca.

Todos la miramos con confusión.

Estamos en Rock and Hop porque teníamos un hambre voraz y las hamburguesas de aquí son... espectaculares. Hemos decidido no contarles todavía a Jeremy y Kai nada de lo que ha ocurrido porque no queremos arruinar el momento de celebración. Después de las Navidades nos sentaremos todos a hablar del tema y a buscar la mejor manera de ayudar a nuestra amiga, porque para eso están los amigos, ¿no?

—¿De qué hablas? —replica Jeremy con la boca llena.

Menudo cerdo.

—¿A quién querías ver hoy, Reese?

Y sigue con el tema de las narices.

—Me gustaría que por una vez se me dejase de juzgar por cómo voy vestida —respondo, fingiendo que estoy ofendida, y doy un sorbo a mi batido de chocolate—. ¿No te arreglas tú siempre cuando sales?

—Sé sincera conmigo —insiste con las cejas alzadas, sabiendo que lleva razón—. ¿Tú qué opinas, Jeremy? La conoces desde que erais calvos y arrugados.

Por su expresión de confusión estoy segura de que ni estaba pendiente de la conversación.

—Qué bonito —añade Kai riendo. Al ver que Jeremy no contesta, vuelve a hablar—:Yo creo que está guapa.

Doy un bocado a mi hamburguesa, ignorándolos, pero no puedo evitar sonrojarme.

—Yo también —añade entonces el implicado y noto como el calor asciende a mis mejillas.

Ya basta.

—En fin, Riley, ¿a dónde te vas mañana? —Me giro para mirar a mi amiga.

Laura se ríe, pero no insiste más con el tema.

Nuestra amiga nos cuenta todo lo que va a hacer por Navidad, y luego Kai nos habla sobre su ritual. Su familia no celebra como nosotros, dándose regalos. Sin embargo, les gusta eso de comer, así que preparan un montón de platos típicos japoneses y se van con los amigos de sus padres a un karaoke que tiene uno de ellos. Allí pasan todo el día y, por la noche, se van a la costa a lanzar sus deseos al agua.

—¿De qué color queréis que sea este año?

Además, para sentirnos todos conectados ese día, elegimos el color de nuestra ropa interior y nos la ponemos ese día.

—Azul, ¿tenéis?

Todos asentimos y Riley se queda pensado, pero al final también asiente.

Cuando salimos nos despedimos con un abrazo grupal y Laura y ella cogen un autobús para marcharse. Yo debería ir con ellas, pero mis padres están cenando en casa de Jeremy, así que prefiero que me lleven en coche.

—Nos vemos —se despide Kai cuando llegamos a su casa.

La de Jeremy está unas calles por delante, pero no hablamos hasta llegar a la puerta. Sabes que estás a gusto con una persona cuando los silencios no se hacen incómodos.

—¿Qué hacéis tan pronto aquí? —pregunta Martha, la madre de Jeremy. Los cuatro están sentados todavía en la mesa, creo que con el postre.

—Siempre me dices que llegue pronto y hoy que lo hago, ¿me regañas? —replica su hijo y ella se ríe.

El diablo Ellie no está. No es necesario que me lo diga nadie para saberlo. Si estuviera, se escucharían gritos desde fuera de la casa.

—Mason no está —vuelve a hablar Jeremy en un tono más bajo.

—No estaba... —replico, pero me interrumpe.

—Pasará la Navidad con su madre.

—Me alegro por él.

No voy a decir que me sorprende, pero lo cierto es que lo hace. Subimos las escaleras para poder hablar mejor en su cuarto.

—Te lo ha contado, ¿verdad? —pregunta mientras se quita la chaqueta.

—¿Sabes que bebe? —comento a la vez que me siento encima de la cama—. El otro día en el comedor... por eso le pegué. Olía a alcohol.

—Eso no le excusa —responde con seriedad.

—Lo sé.

—Reese, las personas como él arrastran consigo todo lo que tienen por delante.

Él está sentado en la silla, pero la desliza para acercarse más a mí.

—También creo que todos necesitamos a alguien que nos escuche.

—Tal vez... —responde no muy convencido y apoya la espalda en la silla con desgana.

—Oye, ¿me enseñas esa canción que estás preparando? —añado al cabo de un rato.

—No.

—¡Jeremy! —insisto ante su tajante respuesta. Evita el contacto visual así que me levanto y me pongo delante de su cara para insistir—. Vamos, no puede ser tan mala.

—No puede ser malo lo que no es.

—¿No has empezado? —le pregunto con asombro, y le doy un ligero golpe en el brazo. Él se ríe y se da media vuelta para volver a ignorarme—. Vamos, ponte ahora mismo.

Me acerco a su guitarra y él se levanta enseguida. Odia que toque, piensa que la voy a romper de lo mal que lo hago, así que la coge él.

Se tira en la cama y me siento a su lado.

—¿Leíste todas mis notas?

Me quedo mirándole, espantada, y él me devuelve una mirada confusa. Entonces comprendo lo que ha querido decir. Seguimos con el tema del concurso, no con el buzón. Obviamente no hablamos del buzón.

—Sí, bueno, algunas son útiles —contesto con desinterés y él me da un codazo—. No he tenido tiempo para ponerme con la historia.

—Reese, no nos queda mucho tiempo.

Me giro para encararle.

—¿Me lo dice don «no tengo nada»? —Le devuelvo el codazo y él finge un puchero como si le hubiese dolido.

—¿Por qué no cantas conmigo?

—¿Yo? Ni loca, ya sabes lo poco que me gustan los escenarios. —Niego con la cabeza enérgicamente.

—Venga, anda —habla de nuevo, pellizcándome el costado.

—Sabes que tengo pánico escénico. Si acepté presentar mi relato es solo porque no voy a tener que leerlo en público —contesto frunciendo el ceño. Una gota de sudor frío me recorre la espalda por tan solo imaginármelo.

—Lo que te pasó en primaria fue una tontería.

Me incorporo.

—Jeremy.

—No tiene por qué pasar igual.

Resoplo y niego con la cabeza. Ni loca lo volveré a repetir. Una cosa es hablar delante de mis amigos y otra muy distinta hacerlo delante de un público que me estará juzgando.

—Vamos, empieza.

—¿Ahora? —añade con desconcierto, y yo asiento—. Paso. No me apetece.

—Venga, no puede ser tan difícil —insisto, cruzándome de piernas para estar más cómoda. Doy un suave golpe a la guitarra y le miro—. Piensa en... ¿Qué te inspira?

Jeremy resopla y se encoge de hombros con una expresión de duda.

—En el campamento nos dijeron que nos fijásemos en nuestro entorno.

—¡Eso es! Un color, un olor, un objeto, una persona...

Se queda mirándome con los ojos entrecerrados durante un rato. No dice nada, pero creo que está pensando en lo que le he dicho.

Un poco después toca las cuerdas de la guitarra y suena lo que creo que es el acorde de su canción.


*****

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