❝ VOTO QUE NO ❞
CARLISLE TENIA UNOS OJOS DORADOS HIPNOTIZANTES, UNA SONRISA HERMOSA CON UNA PERFECTA DENTADURA. Era perfecto en todos los aspectos, había pruebas y cero dudas sobre eso. Su voz podría calmar a cualquier persona con sólo decir una palabra.
Aún más la manera en la que me miraba, podía sentir el amor que emanaba, la felicidad acompañada de euforia. Sentimientos raramente que iban directos a mi. Las palabras de Aro resonaban en mi cabeza una y otra vez.
Mis mejillas estaban levemente ruborizadas, el calor que sentía era increíble, aumentaba por cada toque que me daba. Creo que evitare enfermarme por los próximos días, porque con un doctor así no puedo ni hablar o tal vez enferme a propósito con tal de verlo.
- ¿Por qué no conocía a la fascinante tía de Bella? - Cuestionó revisando mi herida por el golpe de Alec
- Porque llegué después de que se fueran dejando a mi sobrina en un estado poco saludable
No podía evitar cierto rencor a los Cullen, creo que Charlie logró dejar un pedazo de su desagrado al apellido Cullen en mi. Podrían haber hecho las cosas de manera diferente.
- Lamentamos eso - Se disculpó viendo la herida de mi cuello
Podía sentir la herida de la mano marcada de Alec, si fuera mayor tal vez hasta habría bromeado pero al ser un menor que intento matarme sólo me queda recordar con dolor esa pelea. La mano fría del doctor recorrió la marca haciendo que mi corazón se acelere.
- Una disculpa no sirve de mucho, terminó volviendo con Edward - Contesté tratando de ignorar su toque
- Se aman - Respondió frunciendo un poco el ceño - Son jovenes enamorados, compañeros de vida ¿A caso nunca se ha enamorado?
- Sinceramente no, el amor es una cursilería que usan los jovenes para sentirse menos solos, me reído toda mi vida de las parejas, de verlos fingir que se aman y se dicen cosas cursis que con el tiempo olvidan
Estaba siendo sincera, recordaba el día que me llamó Charlie para que venga a Forks, segundos antes me estaba burlando de los enamorados que ponían un candado con sus iniciales en el puente. Me burle de los recuerdos de Bella con Edward.
Pero me arrepentí de mis palabras al sentir las emociones del vampiro frente a mi. Empezó a emanar tristeza, dolor.
- No quería decir... - Estaba por corregirme pero el sólo asintió
- Esta bien, cada quien tiene su opinión - Me dió una mirada rápida antes de volver a vendar mi cuerpo
No quería hacerlo sentir de mala manera, aún que no sabía bien porque se sentía dolido ante mis palabras, aún así su frío tacto recorriendo mi cuerpo para venderlo lograba desconcertarme.
- Alice me avisó sobre sus pesadillas - Se alejó para tomar unas pequeñas cápsulas mientras yo me ocupaba de ponerme mi camiseta
- No son pesadillas pero gracias - Asentí tomándolas
- ¿Qué son? - Se interesó guardando los utensilios que utilizó
- Visiones o recuerdos - Contesté leyendo las instrucciones
- Así que una bruja - Me quise golpear mentalmente al no haber contado ese pequeño detalle, más bien sólo comenze a hablar hipnotizada ante esos ojos dorados
- Si, una reencarnación o algo así - Me ayudó a pararme de la camilla con sumo cuidado
- ¿Has practicado tú magia? - Cuestionó levantando su mirada
Lo miré fijamente sintiendo su intensa mirada también en mis orbes carmesí, sabía que su charla era para evitar que me vaya, ser empatica siempre lograba arruinar las mentiras o planes de los demás pero me gustaba esa sensación en situaciones cómo esta. Aún más sabiendo que el seguía tomando mis brazos a pesar de ya estar de pie.
- Si, Bella y la manada son de ayuda - Se sorprendió ligeramente al nombrar a la manada
- ¿La manada?
- Los chicos son mi familia - Contesté algo incómoda alejándome un poco - Soy parte de la manada, con mi estadía aquí ellos fueron de ayuda, pero creo que eso acabó
Sonríe algo triste.
No me puse a pensar en aquello hasta ahora.
Charlie me había llamado para cuidar de su hija, para estar con ella hasta que mejore, ese era el trato, luego de eso volvería a la gira con René, a recorrer el mundo. Edward había vuelto, Bella estaba en perfecto estado, tenía el libro para controlar mi magia. Podía irme. Mi propósito se había cumplido.
- ¿Se acabó? - Preguntó alejándose también un poco
Me giré para tomar mi chaqueta.
- Si, sólo vine hasta que Bella mejore, eso ya pasó así que debo de volver con mi hermana - Contesté caminando a la salida
Pero sentí los pasos del doctor detrás de mi.
- ¿No se queda a vivir aquí? - Comenzó a caminar a la par, lo que no era difícil gracias a mi condición
- No - Le di una pequeña sonrisa
El asintió pero cuándo estábamos yendo a la puerta, entró Bella con Edward detrás. Los miré con el ceño fruncido para luego ver la hora. Estuvo dos horas revisandome.
- ¿Qué haces aquí, Isabella? - Enarqué una ceja a lo que ella sólo miro a Edward quién bajó la mirada
- Debemos hablar
Los hijos del doctor Cullen eran un total amor. Alice al parecer ya les había hablado a todos sobre mi, sobre mi familiaridad con Bella, o tal vez sobre toda mi vida, con esa pequeña hada ya no se que pueda esperar.
Emmett fue el primero en recibirme, me habló con una sonrisa emocionada, mostrándome todos sus videojuegos o contándome sobre su super fuerza cómo un niño emocionado, me daban tremendas ganas de abrazarlo. Era como Embry.
La siguiente fue Rosalie, quien a principio se mostró seria, pero en cuanto mencioné mi motocicleta, empezamos a hablar con naturalidad, hasta que surgió el tema de la moda, así hasta que luego nos sumimos en una cómoda charla.
El último fue Jasper. Fue tranquilizante para el mi sangre, así que se acercó sin problemas, podía hablar con el sobre las molestias de ser empaticos, incluso soltó un suspiro de alivio al ver que alguien más cargaba con el peso que el tenía sobre sus hombros.
- Saben lo que quiero
Pero ahora estábamos en la sala. Bella estaba hablando sobre la mordida, sobre que ella la quería además de que Aro nos había dado un ultimátum sobre que debía ser mordida. Pero no me gustaba esa idea, me dolía.
Incluso Edward sabía aquello, a pesar de estar en paz con ella, estaba castigada bajo mi mando. Tenía toque de queda a las seis, sólo así podría ver a Edward, además de que el tenía prohibido meterse a la habitación de Bella por todo el resto de la semana. Sabía que se introducía en la noche a hablar o observarla dormir.
Yo estaba a un lado de Carlisle, el resto estaba a nuestro lado rodeando la escalera donde se encontraba Bella, unos escalones arriba estaba Edward.
-Y se que lo que pido es mucho - Me miró para luego ver a la familia - Lo único que se me ocurre para que sea justo es que voten
- No sabes de lo que estás hablando - Se quejó el cobrizo a sus espaldas, mi lado empatico lo comprendía, e incluso pensaba igual que el
- Alice - La recién nombrada se alejó de su pareja para acercarse a ella
- Yo ya te considero mi hermana - La abrazó a lo que sólo pude bajar la mirada, pero mi sobrina le agradeció
- Yo voto si - todos se giraron sorprendidos al rubio a lo que yo solo le sonreí, también entendía su situación - Asi no querría matarte todo el tiempo
Todos quedaron en silencio hasta que se giraron a Rose, quien estaba a un lado un poco apartada del resto.
- Lo siento, quiero disculparme con los dos por cómo actúe y te agradezco tanto a ti como a tú tía - Me dio una sonrisa que yo le devolví - por la valentía que tuvieron al salvar a mi hermano pero esta no es la vida que hubiera escogido para mi - Su dolor destacaba entre todos, su melancolía llegaba a abrumarme levemente - Ojalá alguien hubiera votado no por mi
Me acerqué a la rubia como instinto para acariciar su espalda a lo que ella solo pudo mirarme agradecida, me giré a mi sobrina con una mueca.
- Si te digo que si, estaría colaborando con tú egoísmo, porque sólo estás pensando en ser fuerte, no en cómo podría afectarme a mi, Edward o a Charlie - Bajó la mirada - pero si te digo que no estaría pensando en mi egoísmo, en no querer perder a mi única sobrina, pero prefiero llamarme egoísta y querer que tengas un futuro con una familia a que te deje vivir una larga y cruda eternidad
Ahora fue Rose quién me abrazó por la cintura, lo que yo agradecí, nadie podía entender su dolor o el de Edward, el mío o el de Charlie, pero no quería perder a mi única sobrina.
- Voto que no - Respondí saliendo de la sala
No quería que mi sobrina muera. Porque a pesar de caminar solo sería eso, una muerta viviente, un cadaver frío que camina, un enemigo natural a mi manada.
No podía permitir quedarme en un lugar esperando a que mi sobrina sea mordida, a que pasen los días como una cuenta regresiva al día de su muerte, simplemente... No podía.
No quería esto para ella, la cuide, arriesgué mi vida más de una vez por ella, frené cosas que eran importantes para mi solo por mantenerla a salvo, y ahora ella iba para meterse en la boca del diablo.
La inmortalidad no era tan buena cómo algunos creían, serían horas en una misma posición sin mover un músculo solo porque ya no tienes idea de que hacer, y ella quería eso. Deseaba ver a su familia morir, a perder la oportunidad de una vida normal, a tener hijos, nietos, a envejecer.
Ella no quería morir.
Pero la primera regla de la vida es que sin ella no hay muerte, y sin muerte no hay vida.
Sin darme cuenta ya estaba con lágrimas derramando sobre mis mejillas, estaba con los ojos cristalizados impidiendome poder ver con claridad, lo único que podía apreciar era una melena rubia abrazándome.
- Lo lamento, Melanie - Susurró Carlisle acariciando mi cabello - Pero Edward la necesita
- Pero el prefiere perder su vida antes que arruinar la suya, yo prefiero acabar con la mía antes que lastimarla ¿Que hay con lo que pensamos o sentimos nosotros? ¿Qué hay con lo que sentirá Charlie o René?
Ya no pude seguir hablando, mi voz se había quebrado, no podía con eso. Me separé del rubio para irme en dirección al bosque, para caminar tan solo unos metros mientras intentaba ahogar mis sollozos. Pero necesitaban salir.
No podía, me sentía impotente, inútil, como si todo mi esfuerzo haya sido en vano. Necesitaba correr, gritar, golpear o simplemente explotar.
Caí de rodillas sin poder sostenerme demasiado.
Ahora solo necesitaba eso. Explotar.