Sedúceme como quieras #2 ©

Bởi Dartttemisa

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Ella es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a... Xem Thêm

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3/1
Capítulo3/2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Esto es serio.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38/1.
Capítulo 38/2.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.

Capítulo 33.

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Bởi Dartttemisa

"Los sentimientos mortales son tan volátiles que resulta imposible no jugar un poquito con ellos"

El Príncipe Cruel

Jimena.

Liam.

¿Habéis convivido alguna vez con cinco niños pequeños con la adrenalina y energía por las nubes todo un día? Eso eran mis tres amigos ingratos que se habían acordado de nosotros y vinieron de visita.

En el fondo era una sorpresa a mi hermana. Había estado un poco desanimada.

Por otro lado aproveche de presentarles a Logan, Adair y a mi princesa. Pero lo que no sabía era que se iban a llevar demasiado bien.

Jugando con las llaves del coche fui hasta la habitación de mi novia, mi sonrisa se borró cuando la chica amargada de la otra vez se me cruzo.

Parecía que el odio era muto pues me miro con desagrado, le saque la lengua cuando se apartó para no tocarse con mi hombro. Pude ver su rostro enrojecer de ira.

Con una sonrisa en el rostro corrí hacia la habitación. Pero se me borro de golpe otras ves al escuchar la conversación al otro lado de la puerta.

—¿Duele? —alguien pregunto con voz esfuerzo.

La voz de un hombro.

Pegue la oreja a la madera.

—Promete que no le dirás a tu novio que estamos haciendo esto... ah no.

—¿Estás loco? Si Liam se enterase no puede quedar agujero en el mundo en el que te puedas esconder de sus...

—Solo métela de una buena vez.

¿Me... meterla? ¿Meter qué?

—Espera... ya meteré la punta —respondió Ainhoa.

¡¿Qué cojones?!

Antes de que pudiera hacer otra cosa le di una patada a la puerta haciendo que esta se llevara consigo los tornillos.

Ella no podía estar haciéndome esto.

—¡¿Qué mierda estás haciendo...?! —La imagen me desconcertó por completo.— ¿Ainhoa?

—¡Liam! —Grito Tyler— no es lo que crees.

Claro que no lo era.

¿Qué mierda hacia Ainhoa con guantes, mascarilla y una aguja del tamaño de mi dedo meñique en las manos? ¿Y qué cojones hace Tyler con un cojín en su entrepierna?

—¿Qué pasa aquí?

—Lo siento —hablo mi novia derrotada dirigiéndose a mi amigo— no hay ningún lugar en el mundo en el que te puedas esconder de las burlas de Liam, te ves como una niña.

—Está bien, pero que sea rápido.

Entonces se quitó el cojín revelando su pene frente a mi novia.

—Cúbrete maldita sea ¿Cómo se te ocurre enseñarle tu pene a mi novia? Solo debe ver el mío.

Voy hacia el con toda la intención de golpearlo cuando la pelirroja se interpone.

—Aléjate.

—¿Lo defiendes?

—¿Qué? ¿De qué hablas? No es como si te estuviera engañando o su pene estuviera en un lugar que no debe, si te acercas tendré que esterilizar de nuevo.

—¿Pero qué hacen?

—Le hare un piercing.

Fruncí el ceño.

—¿Pero en el pene?

Ainhoa me miro con enfado y se volteo hacia Tyler.

—Sí, no soy Jenna como para engañarte.

Mis ojos viajaron hacia Tyler.

—¿Se lo contaste?

Ahora sí que lo iba a golpear.

—¡No! Te juro que fue Nick. Por favor créeme...

—Ya... —lo mire extrañado— no es como si no te creyese ¿Qué te sucede?

—Está nervioso, no lo molestes —bufo mi novia.

¿Y ahora que le pasaba? Qué coño ¿Cómo entenderla?

—Le he visto un paquete de tampones abiertos en su cajón, debe de tener la... —entonces gritó, un grito tan fuerte que podría haber sido capaz de despertar a todas las mujeres en esta residencia.

Tenía que convencer de una vez a Ainhoa para que se mudase conmigo, este lugar tenia pinta de estar pronto en ruinas. Yo ya había hablado con mis padres y lo aceptaban, Lexie había llorado un poco por la noticia pero a fin de cuentas me felicito. Estaba todo listo, podría mudarme en este mismo instante pero no lo haría, no sin Ainhoa.

Quería que hiciera ese apartamento tan suyo como tan mío, la quería conmigo a cada hora, y puede que suene un poco empalagoso pero no me bastaba con dormir un par de noches aquí. Quería una cama, nuestra cama.

No me había dado cuenta de que mientras pensaba Tyler se había desmayado apretando con fuerte la manga de mi camiseta y ahora dormía mal apoyado con la cabeza en la ventana.

Por otro lado Ainhoa me fulminaba con la mirada.

—No estoy con la regla –habló queriendo desmentir. Asentí sin saber que más decir, estaba rara.

—Tendrás que reparar mi puerta.

Seguía con el ceño fruncido.

—Hazlo mientras yo se lo acomodo para que no le moleste —anuncio rodeándole el pene a mi amigo y acomodando la pieza de metal. Camine hacia el recibidor y fui por la caja de herramientas. Con mucho cuidado la repare.

Me voltee a verla y no me sorprendió verla sentada con las piernas cruzadas y los brazos cruzados, fulminándome con la mirada.

—¿Qué te pasa?

—¿Por qué entraste así a mi habitación?

—Pensé que estabas... —al ver su rostro me arrepentí de decirlo— que necesitabas ayuda.

—No me mientas, sé que pensaste algo que jamás te haría. Menos si se cómo duele.

Intente acercarme.

—Lo se... lo siento.

Ainhoa se apartó.

—¿Por qué no me dijiste que Jenna te engañaba? —pidió explicaciones. Bufe con exasperación, ni siquiera me había dado un beso de bienvenida.

—¿Era necesario que lo digiera?

—Si.

—¿En qué te sirve? —Alce una ceja cuando no dije nada— en nada ¿cierto? Eso haría que perjudicáramos el presente concentrándonos en el pasado cuando deberíamos ver hacia el futuro.

—Me mentiste.

Rodee los ojos.

—Creo que te estas equivocando de persona princesa, si, uno de los dos miente —sonreí cabreado— pero te aseguro que ese no soy yo.

—¿De qué hablas?

—¿De qué más Cailin? ¿Quiénes eran ellos? —retrocedió un paso afectada, sabia a quienes me refería— ¿Por qué nunca me has hablado de ellos? ¿Quiénes son? ¿Qué son para ti? ¿Y porque no me dijiste que tenías un hermano?

—No tengo ningún hermano, soy hija única.

No le creía.

—¿Y el cabeza de zanahoria quién era?

Entonces ella se alteró.

—¡Nadie! —espeto.

A estas alturas de la discusión me sorprendía que Tyler no se haya despertado.

—No me grites princesa, pero almenas no tengas el descaro de mentirme en la cara.

—¡Que no te estoy mintiendo!

—¡Entonces no hace falta comunicación Ainhoa! ¿Aún lo quieres? —pregunte de repente. Tampoco habíamos tocado ese tema.

—¿Por qué lo sacas ahora?

—Por que ciertamente no hemos hablado de eso, me dijiste que aún lo querías cuando estuvimos juntos. Y yo no quiero que lo quieras, así que dime ¿aún lo quieres?

Trago saliva con los ojos vidriosos.

—No, solo es un recuerdo bonito que ahora no significa nada.

—Bien —eso me dejaba más tranquilo— entonces cuéntame de tu familia ¿Quiénes eran esas personas?

—No quiero hablar sobre eso.

—Entonces hablamos cuando estés dispuesta a no ocultarme nada Ainhoa —dije yéndome de allí antes de cabrearme lo suficiente como para decir algo que luego me arrepentiré.


Ainhoa.

Habían pasado ocho días desde la última vez que nos dirigimos la palabra, ocho días en los que lo estuve ignorando y el a mí.

Habíamos discutido por algo estúpido. Era mi vida y yo decidía si contarle lo de mi grandísima familia.

Al menos eso fue lo que pensé los primeros dos días, los seis siguientes me lamente por no hablarle de ellos, eran una parte de mí y yo los negaba como una idiota.

Así que cuando me llego un mensaje de Liam diciendo que lo pasara a buscar a su clase no puse peros. Quería disculparme, besarlo, abrazarlo y besarlo cada vez que tuviera oportunidad porque lo había echado de menos.

Lo vi antes de llegar, apresure el paso cuando vi que no estaba solo. Cuando llegue hasta él me sonrió de una forma tan hermosa y sexy que quise que me sonriera así para siempre, y solamente a mí.

Me daban miedo este tipo de pensamientos tan posesivos. Pero cuando se trataba de Liam no había un protocolo el cual seguir, porque él te hacía sentir de todo.

—Hey, Jimena te presento a Ainhoa —hizo las presentaciones— Ainhoa ella es Jime. Es una amiga de Lexie que está haciendo el curso de intercambio, viene de Mexico.

Sus ojos se iluminaron.

—Que padre está tu cabello —fue lo primero que dijo en una casi perfecta pronunciación. A su comentario lo acompaño sus dos dedos, los cuales apartaron el mechón de hasta meterlo detrás de mí oreja.

No sé porque, pero me sonroje, y entonces me permití mirarla, casi como si de mis ojos se hubiera quitado un manto del cual no era consiente que traía.

Era preciosa, curvilínea y su test de piel era tan morena casi como si hubiera pasada horas y horas tumbada al sol, sus labios eran finos cubiertos por un brillo de labios y su cabello estaba alborotado. Me gustaba el escote de su blusa.

Más bien su canalillo.

Y entonces me percate de la mirada curiosa que me dirigía Liam. Baje la cabeza con la mejilla ardiendo y un cosquilleo en el vientre.

—¿Quieres ir a tomar algo Jime? —le pregunto Liam y los ojos color caramelo de ella parecieron brillar cuando lo vio.

—Suena cool.

Entonces pasaron por mi lado hablando de algo que no entendía. Apreté los labios. ¿Solo para eso me había pedido que viniera?

—¿Ella no viene con nosotros? —escuche la voz de Jime preguntarle.

Mire a Liam. Esperaba que no siguiera enfadado.

—Oh si, ella puede acompañarnos.

Y yo los seguí con un nudo en la garganta.

**

Jimena hablaba sin parar. En mi mente su lengua media dos metros y le era imposible guardar silencio. Casi como esas personas que tienen mucho que decir pero dejan ver tan poco, su energía era como la de un niño de cinco años que no quería irse a la cama luego de comer azúcar.

Se nos hizo un poco complicado seguirle el paso. Liam la miraba sin poder borrar su sonrisa mientras ella articulaba con las manos y se metía el cabello tras las orejas para luego alborotarlo. Y yo estaba igual que él.

Pude sentir que retumbar del parlante del coche en mis oídos junto con la sangra bombeando dentro de mí, Jime había subido el volumen luego de informarnos que la canción Ride de Twenty one Pilots era de esas canciones que tenías que sentirlas con todo el cuerpo o nos tiraría por la carretera.

—¿Podemos abrir la ventanilla? —pregunto suplicante a Liam. Este de inmediato dio al botoncito y la ventanilla del techo comenzó a abrirse.

Entonces pasándose por encima de mí saco la cabeza por esta. Y escuchamos un fuerte grito.

Me reí a carcajadas y compartí una mirada con Liam por el espejo retrovisor.

—Está loca.

—A la vida le falta un poco de locura para hacer que el momento sea inolvidable, van de la mano, como un rio con corriente. Ninguna existe sin la otra. —dijo alzando la voz.

Jimena bajo la cabeza tendiéndome una mano.

—¡Aquí se está increíble!

Yo dude. Liam alzo las cejas como queriendo desafiarme a que nadara por el rio con corriente.

Entonces le tome la mano a la Mexicana.

El viento se estaba fresco contra mi rostro, ella no me soltó la mano. Y estando ahí, sentí las ganas inmensas de gritar hasta que me doliera la garganta.

Ella cantaba, tan loca como tan viva el coro. Así que cante en un grito junto a ella, y esperaba poder guardar este recuerdo en una caja, esconderla y abrirla solo cuando mi mundo se viniera abajo.


*

*

Holaaa.

¿Qué les pareció Jimena?

¿Qué creen que es lo que esconde Ainhoa sobre su familia?

¿Qué creen que sintió Ainhoa al ver a Jimena?

Y ya que estamos ¿Cuántos años tenéis? empiezo yo. 17:)

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