A partir de este capitulo, todo lo que suba es nuevo. Disfruten.
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—Eh...— Eva estaba atónita.
Nadie, ni Raizel, podían creer que estaban viendo.
A cuatro bancos de la pareja, se encontraba Raskreia, junto a Gejutel detrás.
Seira y Regis solo apretaban sus labios, y sus manos. Ambos Nobles ya no le servían a Lukedonia, pero si a Raizel.
El hombre anciano, veía a sus dos nietos con decepción he ira.
Raizel no dijo nada, solo veía en silencio, pero, aquella mirada era atronadora.
Eva les dio la espalda, y siguió anotando las cosas del pizarrón en el cuaderno.
Pero, extrañamente, tenía un malestar abdominal, en la mañana no tenía nada, estaba segurísima de que esto era obra de Raskreia.
—¿Por qué ella está aquí— Le pregunto su novia.
Raizel solo la miro, tenía sus sospechas, y claramente, tenía que mantenerse lejos de la Noble, y mantener lejos a Eva.
—No te preocupes por ella. — El sudor bajo por la frente de la muchacha, ¿Cómo podía estar tan tranquilo ante las presencias de dos personas que, claramente, la quieren muerta a ella y quieren dañarlo a él?
Ella negó, y el la ignoro, estando conciente de la molestia de la fémina. Y la entendía.
La mañana paso con incomodidad, pues, el profesor le pidió amablemente a Raizel que guiará a Raskreia por la secundaria, desagradado a Eva, quién tomó distancia de los dos, más bien, de todos, odiaba la presencia de aquella mujer cerca de ella, y detestaba que Raizel no sé diese cuenta de todo el daño que ella le provocó a todos, incluído Gejutel; Seira y Regis estuvieron hasta la hora del almuerzo con los Nobles, pero, luego de eso, se fueron con Eva, quien se sintió un poco animada.
—¿Que quiere? ¿Que hace aquí? Estar cerca de ella me provoca malestar estomacal.— Una mueca se formó en su rostro, mientras apretaba su estómago.
Ambos solo la miraron en silencio, tampoco tenían un contexto de ello, y del porque, Eva se sentía mal.
—Ella esta aquí para ver a Raizel. Quiere saber que hace, con quién se junta, sus acciones, todo.— Regis se cruzó de piernas, frunciendo el ceño. —No es casualidad, y Raizel no es tonto.— La rubia lo miro, intentando creer sus palabras. —No se que planea contra ella, pero, esto que hace, es muy astuto.
—Hara que la Lord baje la guardia.
Ante las palabras de Seira, ambos se quedaron en silencio. Lo que ella dijese, era creíble.
...
Por la ventana de la oficina, Frankenstein observaba a los tres conversar sentados, en la entrada del lugar. Detrás de el, se encontraba Gejutel, sentado en el sofá.
—¿Que haces aquí? Yo no te di el permiso de venir, y menos a tu Lord.— El mencionado, sol soltó un suspiro.
—Solo sigo órdenes, Frankenstein.— Aquello no fue una respuesta válida para el rubio.
—¿Si? ¿Cómo atacar a Eva o a mi amo en varias ocasiones? No soy tonto.— Gejutel suspiro.
—Mi Lord quiere tener cercanía con Cadis Etrama Di Raizel.— No era sorpresa oír eso. —Se rindió con respecto a intentar llevarse al Lord con ella. Quiere integrarse a la sociedad humana.
Frankenstein se giro y se dirigió al sillón individual, frente a Gejutel, se notaba el aura intimidante del rubio comerse al Noble.
—No me importa cuáles sean los motivos de tu agradable presencia aquí, ni la de aquella mujer, si vuelven, yo personalmente me haré cargo de ustedes.
Ante aquella amenaza, Gejutel se retiró en silencio, y en paz, sabía que pelear con el, o seguirle la charla, acabaría mal parado, primeramente porque se trataba de Frankenstein, y segunda, que no tenía alguna escusa.
...
—Dime, Cadis Etrama Di Raizel, ¿Que haces aquí? Aparte de compartir tu vida con la...Eva, Eva.— Se corrigió, si quería tener cercanía con el, y mostrar sus atributos como Noble para el, debía de ser respetuosa.
—Comer ramen, tomar café, dormir.— Respondió cortante.
Aquel tono no le sorprendió en absoluto, ni pensaba en hacerse la víctima, sabía bien lo que hizo, y si el se alejaba, o la trataba mal, no hablaría, ni se defendería; para poder tener un acercamiento oficial y seguro, debía de dejarse humillar.
—¡Suena genial que vengas de una familia adinerada!— Yuna no paraba de chillar e imaginar miles de cosas respecto a la familia de Raskreia, cosa que, internamente la hostigaba.
—No es tan interesante, es aburrido estar encerrada por mucho tiempo.
Las chicas solo le sacaron plática, mientras que, los chicos preguntaban por Eva.
—Ella está con Seira y Regis.— Ambos asintieron no muy convencidos.
—Que raro, siempre están juntos ustedes dos.— Soltó Shinwu, dudoso, de verdad que se les hacía raro, Raizel parecía tranquilo, pero, algo en el soltaba un aire raro, no malo, pero raro.
Raizel asintio, y prefirió no mencionar nada respecto a su pareja, que por cierto, seguía siendo secreta.
Con la mirada, busco a la rubia, se le hacía complicado, pues, siempre estaban rodeados de alumnas, admirando su belleza, pero en esta ocasión, casi todos los rodeaban, con el objetivo de verla; no mentiría, la extrañaba, no estaba acostumbrado a tenerla lejos, y estaba a punto de dejar a su... interesante acompañante para ir a buscarla, y claramente, quedsese con ella todo el día.
Por otro lado, Raskreia notó aquello. Como el la buscaba, las pupilas negras de Raizel estaban tan dilatadas, que el color carmesí de sus iris estaba casi desaparecido, nulo.
Debía de pensar en algo para mantenerlo lejos, y debía de ser rápido, porque, ante los movimientos de el, estaba a punto de dejaras llevar.
—Cadis Etrama Di Raizel, ¿Dónde esta Gejutel?— Si se era sincera, nada se le ocurría.
Era completamente frustrante no poder llamar su atención, no importa que hiciese, el no la miraba, y si lo hacía, solo para juzgarla silenciosamente, como siempre lo hizo.
Para salvación de Raskreia, Gejutel apareció, silenciando el pasillo completo, y desatando murmullos de todo tipo:
—¿El no es el abuelo de la estudiante nueva?
—Parece que si, escuché que grito en plena clase...
—¿De verdad? No parece ser alguien así...
—¿El director mismo permitió esto? Deben de ser famosos...
—Oigan, si que se parecen a los hermanos de cabellos blancos, ¿No? ¿Serán familia?
Y habían muchos tipos más de "rumores", molestos para ambos Nobles, ¿Los humanos eran así de chismosos?
—Lord, es mejor volver a clases, no faltan más de cinco minutos para que el escandaloso suene.— Raskreia notó como Gejutel tenía el ceño fruncido, y su cuerpo tenso, ¿Discutió con Frankenstein?
Ella asintio, y se fue al aula, acompañada de las molestas mortales, esto que hacía, era un logro tremendo para ella, y se enorgullecía de si misma.
Cuándo Raizel entro, junto a los demás, no vio a la rubia en su banca, y tampoco estaban Seira y Regis. Su boca se abrió levemente, notablemente sorprendido por la "impuntualidad" de ella, no sé hacia normal, ella siempre se jacto de que la puntualidad era lo primordial para ella, y cada que venía del receso, ella siempre está allí sentada.
El se sentó, y miro fuera de la ventana, el día estaba soleado.
Por primera vez, Mónica, miro disimuladamente a Raskreia, quien estaba sentada en su lugar, cruzada de piernas y escuchando las palabras de Yuna y Suyí; la morena era conocida por ser una buena observadora, y conociendo a Eva, sabía que no se llevaban bien, o por el extraño aire que habia cuando ambas estaban en el mismo salón.
Prefirió no decir nada, no le correspondía, y no le importaba mucho, sabía que Eva tenía su carácter, y forma de mostrar su desagrado con los demás.
El profesor, estaba en la sala de profesores, debido a una pequeña reunión que Frankenstein decidió armar, por lo tanto, la clase tenía la hora libre, alegrando a los alumnos.
Para alegría de Raizel, Eva ingreso al salón, con los hermanos Loyard detrás, apenas sonrientes, los tres se la pasaban bien, bastante bien, no necesitaban de los demás para poder sacar tema de conversación o pasar un buen momento.
Cada uno se fue a su asiento en silencio, nadie los veía, todos estaban en lo suyo, hablando de temas populares, chismes, haciendo deberes, entre otras cosas.
Eva se sento, y acomodó su cuaderno en la mesa, junto a sus lápices, prefería hacer los deberes y luego entregarlos a la hora de la salida, así se sacaba en peso de encima.
Algo que si no podía evitar, era tener la mirada de los tres nobles, Gejutel, Raskreia y Raizel en su nuca.
Ella soltó un suspiro, irritada.
—Te avisaré esto con anticipación.— El tono frío que habia utilizado, logro encoger el corazón de Raizel. —Si vas a estar cerca de ella, adelante, no soy nadie para prohibir con quién te juntas y con quién no, pero los quiero lejos de mi, a los tres, ella, su sirviente y tú; no tengo porque convivir cerca de alguien que me intenta matar, insulta y degrada mi imagen.
El apretó los labios y comenzó a sudar frío, lo que ella pedía, claramente no le gusto.
—Tengo un plan.— Soltó el, mientras jugaba con los dedos.
Creyó que aquello lograría hacerla cambiar de opinión.
Pues no.
—Que bueno que lo tengas, Raizel. Pero, esto no lo pienso permitir, no para mí. Quédate cerca de ella, cumple su plan principal, que es tenerte con ella a base de vivir aquí, con los humanos; cuando veas como todos a quienes consideras familia, mueren a manos suyas, no llores, ni te sorprendas, fuiste consiente de todo desde un inicio.
"Le estás abriendo la puerta Al Diablo, o peor aún, no sé cómo pueda ser en realidad, pero, yo no pienso ser parte de tu plan; hay miles de formas para acabar con ella, pero tú tomaste la peor, convivir con el enemigo, olvidando el sufrimiento de los demás, y olvidando los malos ratos que tú pasaste."
Sus palabras fueron tan claras, que los ojos de Raizel estaban fijos en un pequeño detalle que tenía la mesa.
Ahora, el se sentía culpable, y había razones para ello, y tenía razón, tuvo que, al menos, consultar con ella.
¿Que podría hacer? Las palabras no salían de su boca, su cuerpo no se movía, y ella ya dejó de mirarlo, para seguir con sus cosas, mañana sería otro día, y probablemente ella estaría en otra banca.
Si hablaba con Frankenstein de esto, ¿Le podría dar una solución? No dudaba nada, esperaba que si, porque, por primera vez necesitaba un consejo de alguien.
...
La tarde paso lenta, y no tan aburrida.
Eva se retiró de Ye-Ran junto a los Loyard, dejando a Raizel de lado, Raskreia, quien estaba feliz, le daba gracia lo fácil que la rubia se rendía, pensaba que la vería pegada al Noble, manteniendo los hombros en alto, y mostrando esos supuestos límites, pero, el trabajo se le hacía muy fácil.
Por otro lado, Raizel fue interrogado por la mirada de sus amigos, quienes estaban ya dudando de todo, algo estaba pasando entre los dos, incluso, Yuna, pudo darse cuenta de que, todo aquello inicio cuando la pelinegra ingreso hoy a la secundaria. Prefirió no decir nada, sabía que Eva le tenía confianza, y podría hablar con ella, a lo mejor eran celos, y era normal sentirlos, pero, ¿Ella? ¿Celos? Nah...
—Estoy agotada, lamento ir más lento.
Los tres caminaban hacia la casa de la rubia, pues, por primera vez, los tres cenarían solos, acompañados de alguna película, o serie de Netflix para relajarse un poco, luego de un día algo difícil para ellos.
Seira se había ofrecido llevarle el bolso desde que habían salido, pero, Eva se negó, mencionando que no quería verla cargar a ella más peso.
—No se preocupen por mi, son dolores musculares, supongo que son dolores quee gane a manos de los enemigos que nos hemos estado enfrentando, con una pastilla se me irá.— Sonrió, estaba tan acostumbrada a ello, que los dolores eran totalmente solucionables.
—Estas así desde hoy, chica.— Espetó Regis, a su lado. —Si no es el estómago, son los músculos. Dudo que Raskreia haga esto.
Podría ser como el decía, si, una parte de ella dudaba, y Elen se quejaba también, bajo murmullos.
—Quizas tengas razón, si vamos a esas, acabaré por culpar al suelo también. Igual es normal culparla, vamos, que ha intentado de todo por dañarnos a todos.— Los dos asintieron, de acuerdo con las palabras de la menor.
A medio camino, ella paró de golpe, y apretó los labios, tenía náuseas, la comida le sentó mal, sabía que demasiada salsa le mataría el hígado.
Corrió hacia un tacho de basura que estaba bajo una farola, y vómito todo el almuerzo. Los dos hermanos fueron a socorerlas; Seira tomo su cabello y Regis saco del bolso una botella de agua, junto a una par de servilletas.
—Perdón, perdón.— Odiaba vomitar, la sensación era asquerosa. —Tuve que haberlos escuchado, abuse con la salsa.
Se disculpo mientras las lágrimas bajaban, el negó con el ceño fruncido, Eva tendía a ser así de tonta, siempre esperaba a que algo malo le pase para dejar de hacer las cosas.
—No te disculpes.— La peli blanca la ayudo a enderezarse y le dió los pañuelos, dónde se limpio la boca e hizo gárgaras con el agua.
—Creo que me siento mejor ahora.— sonrió y ambos se la llevaron a la casa.
Dejaron a la muchacha en el sofá, y ambos se encargaron de darle algo para que cenase y se acostase a dormir. Lidiar con su amiga "mortal" estaba complicado.
Muy complicado.
Eva se hecho a llorar en media charla, soltando cuando le dolía ver a Raizel con aquella mujer, y no se olvidó de mencionar lo arrepentida que estaba de haberle dicho que no se le acercase, pero, tenerlo lejos era peor.
—Lo hiciste por una razón obvia, y eres conciente de daño que hizo ella. Torturarse no es la mejor opción.— Comentó Regis, mientras tomaba un sorbo de su café.
—Se que no lo es, pero el decidió olvidar todo nuestro dolor para armar su estúpido plan, ¿Donde quede yo?— Su cabeza estaba en la mesa ratona, oculta en sus brazos.
Definitivamente se les hacía difícil, pero entendían su posición.
—Sigue tu vida, si el cambia de planes, te lo dirá.— Se le acercó Seira, dándole una taza de té de manzanilla.
Se sentó al lado de la rubia, viéndole con una diminuta sonrisa.
Estaba todo enredado, que los planes, que la llegada de Raskreia y Gejutel, la distancia de los dos. Se necesitaba cortar hilos urgentemente, y los dos, Raizel y Eva, lo sabían, pero, ¿Por qué no lo hacían? ¿A qué le tenían? Aquellas preguntas no se podían contestar aún, y el tiempo mismo, se las mostrarían.
Lo mejor, y como dijo Seira, es seguir como siempre, lejos de las personas daninas, hasta ver algún cambio, si no los hay, se vería obligada a romper vínculos, dejando de lado los sentimientos.