"My head is filled whit parasites"
Una semana de castigo y dos semanas de suspensión del equipo de futbol se convirtieron con rapidez en un mes; en seis y finalmente en un año.
Wang Yibo cumplió trece y no podía sentirse más jodido por la vida. Iba a la escuela de Lunes a Viernes, luego a su casa donde practicaría baile viendo programas de la televisión y limpiaría todo cuando la hora de llegada de su madre se acercara. Los fines de semana salía solo para pasar por el teatro donde varios niños practicaban baile y vería a sus padres esperándolos cuando llegara el momento. Después jugaría videojuegos en casa de algún amigo y volvería, era rutinario y eso lo aburría en sobremanera.
Fue solo un mes después de su decimotercer cumpleaños que la idea de ser bailarín desapareció por completo.
Había ido como siempre al teatro, pero en vez de huir después de la salida se había quedado vagabundeando entre los jardines del lugar.
Fue ahí donde lo escucho.
La voz de un chico entonando alguna canción que en ese momento era desconocida para él. Se escondió detrás de los arbustos y cerró los ojos mientras disfrutaba del pequeño concierto.
Solo ayúdame a huir de todos.
Se sintió ligero, y no pudo evitar pensar en que el canto era algo fantástico, era como si se hubiera sumergido en un hechizo que hacia sentir sus emociones a flor de piel. ¿Porqué estaba ahí? Se preguntó, y tuvo que admitir una dolorosa verdad; aunque le seguía gustando el baile, ya no era su motivación.
No llores
Se negaba a darle esa satisfacción a su madre: no había dejado de amar el baile solo que ahora, escuchando a este extraño entonar se dio cuenta que había más cosas que llamaban su atención. La música y el baile venían de la mano, él haría ambas.
Solo soy un raro
Sin querer Wang Yibo descubrió su segunda obsesión: cantar.
Si de por sí ya era malo para su madre la danza, el canto la mataría. Eso lo sabía muy bien pero no le preocupaba, después de todo sus ideas no eran basura, los prejuicios de su madre si y no dejaría que se metieran a su cabeza como parásitos.
Se perdió tanto en sus pensamientos que no notó que el misterioso chico había dejado de cantar.
—¡Tenemos que irnos! —la voz de una chica interrumpió al cantante, Yibo frunció las cejas decepcionado pero no se movió, ni siquiera para ver quienes eran.
—Me quedaré un rato más —el cantante dijo. Hubo una pequeña platica que ignoró y solo unos minutos después el chico volvió a cantar pero esta vez en un murmullo que a duras penas se escuchó.
Yibo se quedo ahí escondido, mientras el chico murmuraba canciones. No fue hasta dejo de escucharlo que se paro de nuevo, ya no había nadie a su alrededor y el sol estaba mucho más abajo de lo que debería así que se fue de ahí.
Camino hasta su casa recordando la canción en su mente, no quería olvidar esa voz, se le hacía conocida.
Toco la puerta de su casa y su madre le abrió con prisa.
—¡Yibo! ¡¿Dónde estabas?! —gritó en la puerta llamando la atención de la vecina chismosa de a lado, el niño miró a la vecina antes de meterse a su casa mientras su madre seguía despotricando.
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Xiao Zhan estaba dibujando detrás del teatro mientras esperaba a sus amigos, había tenido un repentino ataque de inspiración mientras dibujaba la silueta de una persona sentada en una banca resguardándose de la lluvia. Una inexplicable emoción lo embargo mientras dibujaba, quizá era porque la silueta se había aparecido un par de veces en sus sueños.
El lugar igual le causaba una sensación de paz, era solitario y el máximo ruido que escuchabas era el trinar de los pájaros pero esta vez lo sobresaltó el sonido de unas ramitas partiendose, al no ver nada solo deicidio ignorarlo poniéndose los audífonos y colocando la música en aleatorio, paso el lápiz sobre el papel con cuidado, formando la silueto como la recordaba. Se concentró mejor de lo que creía y no se dio cuenta de que en un momento había dejado de tatarear para empezar a cantar la canción que se reproducía en ese momento.
No era malo, tampoco lo avergonzaba después de todo el participaba en el teatro y cantaba o actuaba de manera regular.
Había entrado al teatro después de dejar el equipo de futbol. Su padre lo había metido ahí por capricho y su madre lo había sacado de ahí; en ese momento ambos peleaban pero después que las aguas turbulentas por fin se habían calmado se sintieron muy avergonzados dándole la opción de elegir lo que quisiera hacer.
Escogió teatro por nada en específico, simplemente le gustaban las obras que veía en internet y quiso intentarlo.
¿Debió volver al equipo de futbol? No tenía razones, el Xiao Zhan de 15 años pensaba olvidar al de 13 que corría detrás de un balón mientras se caía innumerables veces, quizá solo extrañaba a aquel amigo que...
Crack.
La punta del lápiz se rompió justo en el momento en que escucho la voz de su amiga llamándolo.
Se negó a ir prometiendo que se juntarían luego, una vez que su amiga había partido regresó la mirada al boceto que por suerte no estaba arruinado y se vía bien. Quizá podría cambiar teatro por Arte.
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Además del regaño Yibo consiguió un celular propio, porque en palabras de su madre "Si vas a desaparecer por lo menos debes avisar que no estás en una zanja", así que a la semana siguiente el pequeño Wang estrenaba un teléfono y lo primero que hizo fue descargar la canción que había escuchado, eso y ver vídeos de batallas de danza urbana.
Era emocionante.
Lástima que en su casa solo a él le parecía así.
—Es una tontería, ¡Solo gastas a lo...! —Yibo cerró la puerta para evitar escuchar los gritos de su padre, en una de esas raras veces que se encontraban por la casa. Se sentía mal por su madre pero no había nada que él pudiera hacer y menos cuando no tardaría mucho en que ella le respondiera de la misma manera. Lo mejor era huir de la sala por el momento.
Se acostó en la cama y cerró los ojos mientras ponía música a todo volumen.
La señora Wang vio a su marido gritar y quejarse hasta que ella le lanzo un vaso a la cabeza.
—¡Te atreves a quejarte cuando ni siquiera te la pasas aquí! ¡Tenemos un hijo! SI fuera niña sería más fácil criarlo, es tú responsabilidad enseñarle cosas y no lo haces.
—¡Trabajo para mantenerlo! —Ella se carcajeó con ironía.
—¡Hasta tú hijo de trece años se da cuenta que no tienes empleo! —el señor Wang se sentó en el sillón dispuesto a ignorar a su esposa.— ¿Crees que él es feliz? ¿Qué tú o yo lo somos?
Prendió el televisor y gruñó al ver el ridículo show de cantantes.
—Deja de ver tus mamadas en la televisión, si vas a desobedecerme y trabajar al menos trata que mi estadía aquí sea buena.
Yibo, que iba saliendo para buscar un vaso de agua, volvió a cerrar la puerta y en el pequeño apartamento su madre lo notó.
—Está bien —dijo con simpleza. Se metió en la cocina y sostuvo su frente con ambas manos mientras se deslizaba hacia al suelo.
Los tres Wang se quedaron en habitaciones distintas pero con el mismo pensamiento:
¿Qué estoy haciendo mal?
La traducción de hoy es "Mi cabeza está llena de parásitos" de la canción Freaks de Suft Curse la misma que canta ZhanZhan aquí.
La frase hace referencia en este cap a los pensamientos de Yibo sobre cantar y bailar a pesar de que sus padres no lo consideren algo bueno.
El próximo cap esta unos meses después de este y les dejo un pequeño spoiler de él en el tiktok. Byebye 👋