Sedúceme como quieras #2 ©

By Dartttemisa

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Ella es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3/1
Capítulo3/2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Esto es serio.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38/1.
Capítulo 38/2.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.

Capítulo 31.

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By Dartttemisa

"A veces necesitamos unos cuantos días malos en la vida para poder ver los buenos desde otra perspectiva"

TAL VEZ MAÑANA.

A

Ainhoa.

Se me escapo una risa nerviosa cuando bajamos del taxi frente a mi residencia. La humedad en mi entrepierna se hizo cada vez más presente con las manos de Liam sobre mi cuerpo, el pasillo estaba oscuro. Quite las manos de Liam bajo mi camiseta intentando darle a la cerradura.

Cuando la llave entro en el agujero Liam me tomo de la cintura volteándome y pegándome a la pared. No dejaba de pasear su boca y manos por cada recóndito de mi cuerpo, y si no entrabamos ya mismo me temía que acabaríamos haciéndolo aquí.

Era malo, ahora lo confirmaba. Liam era la persona más malvada y traviesa que existiera en la tierra. No sé en qué momento comenzó a provocarme, si fue cuando puso su mano sobre mi muslo interno o cuando descaradamente beso mi escote en el avión.

Cualquiera de las situaciones nos había traído a esto.

Ni siquiera prendimos la luz, solo éramos besos, caricias y más besos. No podía quejarme.

Me desiste de su camiseta y mi blusa en el instante en que nos separamos para tomar aire mientras él hacía lo mismo con sus zapatos y cinturón.

Mientras se quitaba su ropa interior aproveche de patear mi jeans ajustado y quedarme en la braguita color carne que me había puesto esa mañana.

Si a mí no me interesaba que mi sostén y braga combinase, menos a Liam.

Me acosté en mi cama a la espera de que se acomodara entre mis piernas, y eso hizo. Se acostó sobre mí pasando su lengua por mis pezones sabiendo que eran sensible al tacto y eso haría que la excitación se elevara.

Lo sentía caliente contra mi monte de venus y removiéndome le di a entender lo que quería y necesitaba a partes iguales.

Entonces lo hizo, se adentró dentro de mí con una lentitud haciendo que volteara los ojos. Enrede mis tobillos en su espalda baja, puse una mano en su cintura sudorosa.

Sus embestidas fueron suaves, rosando su pelvis contra la mía. Toda su concentración estaba en mis senos, chupando, masajeando y mordiendo. La combinación era tan intensa que mi espalda no dejaba de arquearse.

Quería intensificarlo aún más, pero Liam parecía querer deleitarse con mi piel, y yo ya no podía más.

Acople toda mi fuerza en mis brazos y piernas haciéndolo retroceder y cambiarlo de lugar. En un certero movimiento lo tuve bajo mi cuerpo y yo sentada en su vientre, habíamos perdido la unión con el movimiento.

Con el cabello cubriendo mi rostro mire donde el espacio entre nosotros, lo tome con dos dedos levantándome un poco y cuando la punta estaba en el mi abertura me deje caer con fuerza.

Cerré los ojos con fuerza, mi brusquedad había hecho que doliera.

Liam por otro lado apretaba mi culo entre sus manos con fuerza, de seguro dejaba marca.

Cuando mi cuerpo se acoplo al suyo dejo de doler y en su lugar dejo una excitación que solo había experimentado cuando me frotaba sobre sus rodillas. Con inexperiencia moví mis caderas hacia adelante, vi el labio inferior de Liam ser atrapado por sus dientes y volví a repetirlo.

Mire hacia la parte que nos unía mientras me mecía sobre él, no sé por qué, pero no quise quitar la mirada de allí, tire la cabeza hacia atrás soltando un fuerte gemido cuando Liam me acompaño en el movimiento, sus manos se apretaban tanto a la piel de mis caderas y no sabía si el escozor era de dolor o de excitación.

Los jadeos y gruñidos fueron aumentando mientras nos movíamos.

Apoye la palma de mi mano sobre su vientre y este se hundió, como si le quemase mi contacto, apoye la otra y subí mis pies sobre sus muslos. Algo se apodero de mí de un momento a otro cuando encontré un punto del que me era imposible no moverme, lo hice con rapidez, subiendo más y más alto en la montaña en la que me encontraba, solo cuando Liam hablo fue cuando lo mire.

—Joder Ainhoa... eres jodidamente tímida en público, pero una maldita dominante en la cama. —gruño apretando la mandíbula y con los labios entreabiertos.

Gemí por sus palabras.

No duramos muchos minutos más, puesto que Liam estaba al borde y yo ya estaba dejándome ir en un fuerte grito ahogado. Tembló bajo mis piernas mirando ahí, entonces lo sentí tensarse.

Trago duro y con mucha calma subió la mirada hasta posarse en mis ojos. Vi miedo en ellos...

Iba a preguntar cuando con rapidez y delicadeza me quito de encima dejándome a un lado de la cama y levantándose con prisa.

El corazón comenzó a palpitar con desesperación contra mi caja torácica. Me desconcerté cuando corrió hacia la puerta del armario y se metió dentro aun desnudo.

Fruncí el ceño sin entender. ¿Qué mierda estaba pasando?

Me quede mirando la cama con las lágrimas bordeando mis ojos amenazando con salir, trague repetitivas veces saliva pero el nudo de allí no se quitaba, entonces..., entonces lo escuche susurrar.

—Lexie, Thomas, Tyler, Aleix, Nick... Nick —escuche la bocanada de aire— Lexie, Thomas, Tyler, Aleix, Nick, Zac, Logan, Liam... —repitió las primeras veces con rapidez y poco a poco fue calmando la marcha.

¿Qué... que está haciendo?

—Lexie, Thomas, Tyler, Aleix, Nick, Zac, Logan, Liam y Ainhoa...

Me guarde las lágrimas para mí y le di paso a la preocupación. Saltando de la cama tome su camiseta del suelo aun con su aroma y me la metí por la cabeza. Dude un segundo antes de acercarme a la puerta.

Con mi mano temblando de nerviosismo toque.

—¿Liam? —llame.

—No... Solo dame unos minutos Ainhoa, no te acerques.

Sus palabras me dolieron.

—Cariño...

Escuche un pequeño sollozo.

—Necesito que pare.

—Cariño, por favor déjame entrar Liam.

—No.... No entres.

—¿Por qué?

Otro sollozo.

—Por qué no quiero que te vayas.

¿Irme?

—Liam no me iré, solo déjame entrar, déjame saber que ocurre —relamí mis labios— soy tu novia, puedes confiar en mí.

No respondió, no creí que lo hiciera y entonces escuchando sus pequeños sollozos retrocedí dos pasos. Estaba por volver a la cama cuando escuche el ruido de la puerta abrirse. Me gire de inmediato.

Liam yacía sentado en el lugar donde guarda mis zapatos, con las manos cobre su cabeza y las rodillas al pecho. Se veía tan vulnerable, tan solitario y era algo tan triste de ver que casi pude sentir todo por lo que estaba pasando. Como si se tratase de una niebla contra mi rostro la cual quería atravesar.

Dando zancadas me arrodille junto a él y deje que llorase en mi pecho. Sus pequeños quejidos me rompían el corazón, y la manera en la que se aferraba a mis brazos me tenía preocupada.

**


Cuando ya se hubo calmado lo recosté en la cama y me tumbe junto a él. Miraba el techo como si fuese algo interesante mientras yo lo miraba a él, esperando a que hablara.

—Cuando Jenna me dijo sobre su embarazo yo tarde solo diecisiete segundos en reaccionar, mi hermana los conto —trago saliva— durando esos segundos me vi con ella, llevando a Derek al pre escolar, por qué si era niño quería se llamase así, quise enseñarle el mar, cuidar su sueño y me vi con ella. Quise lo mismo que tenían mis abuelos, quería una familia. Eso me cegó.

Me recosté de lado y apoye mi cabeza en mi mano.

—Pero cuando supe que era mentira, un engaño para no dejarla, toda idea de una vida cuidando a un niño que tenía una parte de mí en él, se vino abajo. Me dolió —soltó una risa nerviosa— carajo sí que me dolió perder esa ilusión. No tuve miedo para ese entonces, no sé por qué le tengo miedo ahora.

—¿A que le tienes miedo Liam?

—Tengo miedo de hacerlo sin condón, embarazar a mi novia y que luego termine siendo mentira. Por qué no soportaría ver todo arruinado otra vez.

—Entiendo...

—No sé cuándo empezó, pero la traición de Jenna, la muerte de mi abuela, el accidente de Lexie... solo supe que un día no pude respirar luego de estar con una chica.

—Mírame —lo hizo— entiendo, yo lo entiendo —tome de su mano intentando no presionarlo— encontraremos una manera de afrontar esto pero quiero que también me involucres. Soy tu novia y te pido que me cuentes tus miedos.

Sonrió.

—Entonces te contare uno, no quiero dejar nunca de ser tu novio.

Sonreí por su idea no tan descabellada. Yo tampoco quería dejar de ser su novia.

Guie su mano hasta mi vientre bajo.

—Si algún día quieres que esa idea de tener una familia se haga realidad, dímelo y lo decidiremos juntos.

—Mirando hacia el futuro —dijo más calmado que antes, incorporándose— ¿te gustaría ser madre?

—¿Tú quieres ser padre? —inquirí bromeando.

Abrió los ojos.

—Claro.

Encogí un hombro.

—Nunca lo había pensado a esta edad, claro que a mis diecisiete lo consideraba algo inaceptable en mi vida.

—¿Y ahora? —pregunto rápido.

Su pregunta me asusto, puesto que lo dicho antes era visto hacia más a futuro.

—Ahora.... Creo que en dos o tres años más estaría bien y poder mantener a un bebe, pero si, si quiero ser madre.

Su sonrisa se volvió más radiante.

—Es bueno saberlo.


Ainhoa.

Para cuando ya estaba vestida fue entonces cuando asimile la situación. Conocería a los padres de Liam formalmente, no es como si nunca hubiésemos hablado pero esto era diferente, yo ahora la novia de su hijo.

Cuando mi mejor amiga bajo las escaleras se pudo sentir el ambiente tenso de inmediato, como todos fingían normalidad ante ella sin darse cuenta que Lexie era capa de percibir eso.

La cena estuvo más que bien, su madre había cocinado de maravilla, aunque Liam me susurrara al oído que lo había pedido a domicilio cuando sus padres no se dieron cuenta.

Por otro lado Lexie estuvo acuchillando un brócoli todo el tiempo.

Conteste a cada una de las preguntas sobre su madre y agradecí con el alma que no preguntaran por mi familia por qué esta vez, no iba a poder mentir lo suficientemente bien.

Reímos cuando su padre me pregunto qué intenciones tenía con su hijo y que no dejaría que me lo llevara de casa y lo descarrilara. Fueron agradables.

Me relaje completamente cuando me pidieron quedarme a dormir puesto que fuera había una neblina de los mil demonios y no querría que Liam condujera así ni en los más remotos sueños.

Fue gracioso ver correr a Liam hacia su habitación a ordenarlo todo.

No dijeron ni una palabra sobre Liam durmiendo siempre conmigo en la residencia, y por la mirada que me dirigió Lexie creo que no estaban enterados.

—Ainhoa ¿podemos hablar un momento?

Trague saliva cuando aquello rodo por el silencio incomodo que hace días se había instalado entre nosotras. Y es que no le había contado mucho sobre mi relación con Liam.

—Ya la tendrás otro día Lex, no seas pesada —bufo Liam.

—¿Quién la conoció primero? —repuso.

Ambos se quedaron mirando en silencio, una batalla silenciosa de que solo los hermanos sabían, y Lexie acabo ganando. Me tomo de la muñeca y me tiro dentro de la habitación.

—¿Qué pasa con nosotras? —me riñe una vez frente a mí. Hoy es la semana de dar sermones a Ainhoa Firsby al parecer. Pero se lo debía— ¿Por qué repentinamente no nos hablamos?

Apreté los labios y me limite a decir.

—No sé.

—Como que no sabes Ainhoa, te he dejado mensajes todo el tiempo. El otro día que estuvimos en tu residencia estábamos bien, luego el otro día cuando pasamos tiempo juntas en el cine estuviste rarísima conmigo ¿Qué pasa?

Tal vez hice mal en no contarle desde el principio lo que ocurría.

—¿No quieres...? ¿No quieres que sigamos siendo amigas? —pregunto en un tono dolido.

—No es eso Lexie... es que.

—¿Qué?

Me rendí.

—Está bien pero prométeme que serás sincera conmigo.

Asintió.

—Yo no te considere... ni siquiera me pare a pensar que pensabas tú de todo esto. Ya sabes... Liam y yo somos novios pero ¿y tú? ¿Qué piensas? No sabía si estabas de acuerdo o no te gustaba la idea de nosotros.

—Pero...

—El otro día nos viste tomados de la mano y volteaste los ojos como si... como si no te gustara la idea, y yo no supe que pensar. Bueno si, pensé demasiado. No sé si consideras que tome la decisión incorrecta cuando fuiste tú quien más me vio llorar por mi ex novio, y al día siguiente ya estoy con Liam ¿entiendes? Y no quería arriesgarme a hablarlo por qué no soportaría la idea de decepcionarte y que pensaras que Liam se merece algo mejor, no podría, no quiero que pienses eso de mí...

Abrió la boca con el ceño fruncido.

—... Por qué eso haría que me lo plantease y no quería arruinarnos, no cuando Liam hace que quiera gritar a los cuatro vientos como me encanta lo que me hace sentir, que su felicidad está comenzando a depender de la mía y que no quiero que se remueva inquieto como siempre hace con otra persona que no sea yo. De cómo no quiero que se separe de mí y de cómo se asusta decirle la palabra con A por qué aún es muy pronto.

—¿Quién pone los límites a la hora de sentimientos? ¿Cómo se sabe a la perfección cuando comienzas a sentir, como si fuera de un segundo a otro, de un instante al siguiente siguiendo una línea temporal de la que debemos acomodarnos todos por qué es lo que se espera? —mi respiración se desacelera— ¿Qué importa lo que piense yo? Cuando eres tú la que sientes ¿Por qué buscar la aprobación de los demás cuando tienes que pensar y nada más que en ti?

—Pero dímelo.

—Okey si esto te hace sentir mejor y menos paranoica, si Ainhoa. Me encanta la idea de Liam a tu lado, me gusta que ahora formes algo con alguien de mi familia, amo la manera en la que haces feliz a mi hermano. Pienso que no decidimos cuando nos enamoramos de alguien, simplemente pasa.

Bajo la cabeza por qué sus palabras me hacen sentir como una tonta ahora que ya las palabras han salido a flote y no tengo como retraer como en los mensajes de texto que solo tienes que presionar sobre lo dicho y darle al bote de basura.

No sé por qué pero se me escapan unas lágrimas fugaces.

En cambio ella lanzo unas fuertes carcajadas sosteniéndose el estómago. Que contradictoria era la situación.

Golpee su hombro y entonces lo dije.

—El otro día creí que estaba embarazada.

Entonces sus carcajadas secaron y su rostro volvió a formarse poco a poco a la línea recta de sus labios y sus ojos como plato. Me mordí el labio.

—¿De Liam? No puedes... no puedes hacerle esto a Liam ¿él lo sabe? Dios si lo sabe y... —paso una mano por su boca y dando vueltas en la habitación— ¿Qué salió? —Alce las cejas— ¿Qué salió en la prueba?

—Negativo, ¿Por qué estás tan preocupada?

La mire de arriba abajo.

—Eso es algo que no me corresponde decir, mí...

—Ya me lo ha dicho —fruncí el ceño— pero no me dijo que tu sabias sobre sus...

—¿Sobre sus ataques de pánico? —Pregunto en un tono irónico, casi a secas— es mi hermano, claro que lo sé, solo estoy esperando que confié en mí y me lo cuente. Pongo inhaladores a su alcance cada vez que puedo Noah, aunque él le dice a mamá que no los necesita.

—No sabía que tenía que usar un inhalador.

—Liam tiene asma, no tan fuerte pero puede que empeore si sucede durante un ataque —camino hacia su tocador y tomo el cuadro, me lo dio— Liam quería llevar dos carreras en la universidad, deportiva y abogacía.

—No pudo...

—No —rio amargo— lo intento mientras estábamos en el insti pero no lo logro, tenía potencial pero no le hacía bien.

Apreté los labios, ciento que cada vez conozco más y más a Liam y me siento egoísta. Desde que nos conocimos el centro de atención siempre he sido yo mientras que el nunca confiesa sus temores.

—Si él te conto es por qué va enserio contigo, no se lo cuenta a muchas personas.

Me sonroje, me sentí especial.

Lexie retrocedió hasta subirse en su cama y yo devolví el cuadro a su lugar.

—Discúlpame, tenía todo eso junto dentro de mí y no sabía cómo comportarme contigo.

Se encogió de hombros.

—¿Cómo te fue en casa de tus padres?

Sonreí recordando la conversación de mi padre y Liam, pero no quería hablar de eso.

—Estuvo bien. ¿No te ha llamado? —pregunte ante la ausencia en ella del querer hablar de Logan.

Entonces me lo conto. De cómo no iba a soportar pasar nuevamente por algo así otra vez, que si de verdad quería estar cerca de ella dejara clara sus intenciones y que no sería más la chica que le calienta la cama.

Su móvil vibro encima del colchón. Mire por encima de su hombro el mensaje.

—Tal vez necesitas cerrar este capítulo y dejarlo ir.

La ayude a maquillarse un poco y ponerle un poco de brillo labial, aun así con la emoción latente de ir a verlo su tristeza y decepción estaba plasmada en su rostro.

Solo cuando la vi subirse al coche de mi amigo fui a la habitación de Liam. Estaba de espaldas a mí con la respiración acompasada lo que me informaba que estaba dormido, mi corazón se hincho al ver que me había dejado un espacio y una camiseta en mi lugar para usar como pijama.

Con cuidado de no despertarlo me quite la ropa y me la pase por la cabeza.

Con el recuerdo de mi conversación con Lexie me metí a la cama, me acerque a su espalda y enredando una de mis piernas entre las suyas pasando las manos por su cintura y lo abrace. Me deje envolver por su olor, su calor y todo lo que me hacía sentir.

Pareció reconocerme cuando tomo una de mis manos y enredo nuestros dedos.

Suspire complacida, aquí era mi lugar, con él. Yo decidía si mis inseguridades me dominaran y no me dejaran quererlo. Lexie tenía razón, no hay una línea temporal de como sentir por una persona, yo había dado un paso enorme burlándome de los escalones que separaban conocerlo y amarlo, por qué yo lo amaba.

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