La Clase 10 © [#2 La Clase 09]

By ILikeTheNightSky

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" - ¿No la viste? -Preguntó Jamie moviéndose finalmente fijando la mirada en los gigantescos ojos índigo de D... More

Prólogo
N° 1 Abey, Andy
N° 2 Aguilar, Froilán
N° 3 Aguirre, Mahia
N° 4 Álvarez, Evelin
N° 5 Bacarezza, Valentina
N° 6 Bernet, Idiana
N° 7 Castillo, Marco
N° 8 Darias, Janeth
N° 9 Delgado, Marisol (1/2)
BONUS
N° 9 Delgado, Marisol (2/2)
N° 10 Escudero, Agustina
N° 11 Espinoza, Carmen
N° 12 Fuentes, Susana (1/2)
N°13 Gatica, Carolina
N° 14 González, Sofía
N° 15 Guzmán, Sucely
N° 16 Leto, Esmeralda
N° 17 Malagon, Jimmy
N° 18 Maqueda, Julieta
N° 19 Menocal, Angie
N° 20 Morales, Nayeli (1/2)
BONUS II
N° 20 Morales, Nayeli (2/2)
N° 21 Navarro Melody
N° 22 Núñez, Juan
N° 23 Ochoa, Alejandra
N° 24 Ordaz, Vanessa
N° 25 Padilla, Jarel (1/2)
N° 25 Padilla, Jarel (2/2)
N° 26 Peña, Manuel (1/2)
N° 26 Peña, Manuel (2/2)
N° 27 Quivino, Ángel
N° 28 Ramos, Lili
N° 29 Rubio, Juan
N° 30 Salazar, Gabriela
N° 31 Sandoval, Lourde
N° 32 Simpson, Morfeo
N° 33 Torres, Jamie
N° 34 Trujillo, Bentor
N° 35 Valles, Alex
N° 36 Walker, Clara
N° 37 Zarceno, Daniela
N° 38 Zorrilla, Dafne
Epílogo

N° 12 Fuentes, Susana (2/2)

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By ILikeTheNightSky

—Recuerdo que anteriormente solíamos hacer fiestas de Halloween —protestó Alex mientras caminaban por la acera con su cabellos siendo iluminado por la luz de la luna.

Dafne y Jamie iban en la cabeza del grupo con Dafne llevando el cuaderno que habían obtenido de la casa de los Vernice; atrás de ambos iban Alex, con una chaqueta de cuero negra; Daniela, quien apenas había llegado a su casa después de la cita con el doctor Golden Ryan, fue llamada por Dafne notificándole acerca del diario de Kristen; y al lado de Daniela, casi saliendo de la acera, estaba Clara, su cabello rubio siempre iba a ser ordenado por ser corto, y al no tener en exceso, se le hacía más fácil el peinarse con una mano.

Dafne quien les había comentado en el grupo de WathsApp que habían creado diciendo lo que había encontrado junto con Jamie. Ella les había explicado a su grupo de amigos confiables acerca de lo que pensaba hacer esa noche y ellos decidieron acompañarla por voluntad propia.

—Si lo deseas puedes irte —dijo Clara con una sonrisa.

— ¿Para satisfacerte? —Dijo Alex alzando una ceja—, no, gracias.

Jamie paro en medio de una pequeña casa igual de sucia y desgastada como la de los Vernice pero esta era más adrede. Las ventanas no estaban quebradas por lo menos, pero sus plantas si estaban cecas. El cielo estaba despejado, las estrellas no estaban deslumbrando la oscuridad y la luna no quería aparecer para esconderse de los males que ocurrían en la tierra.

—Es aquí —dijo Jamie y se adentró al jardín delantero como un perro por su casa.

Dafne sentía más confianza con Jamie a su alrededor, era una fuerza de amistad muy grande, pero Alex estaba detrás de ella ¿Y si era él quien le brindaba la fuerza? De todas maneras, el sabia la verdad.

Clara también estaba detrás con Daniela sacando pecho intentando sentirse poderosa, justo como le había dicho Golden, que actuara como si el mundo estuviera debajo de sus pies.

Jamie tocó a la puerta de madera con sus nudillos y esta se abrió. Nunca había estado cerrada. Todos entraron al local y al cerrar la portezuela el sonido de una campana emano en el lugar. Una luz tenue iluminaba lo mejor que podía en algunos rincones. Todo era un laberinto de estantes de madera con cosas putrefactas se cerradas en frascos, como una especie de exhibición.

—Definitivamente esto es lugar de una bruja —dijo Clara viendo uno de los frasco lleno de partes de ranas.

—No, porque no te veo vivir aquí —dijo Alex sin parar de caminar.

—Oh, Valles te recuerdo que la V es antes que la W —dijo Clara lanzándole un mal de ojo.

Dafne no estaba al tanto de las discusiones de Alex y Clara, ya que eran muy predecibles. Lo primero en lo que podía penar era por fin deshacerse de este cuaderno. No había leído ni una página por miedo a que algún otro mal se desatara.

— ¿Hola? —Dijo Dafne levantando la voz para poder ser escuchada.

Dejó el cuaderno en la vidriera al lado de la caja registradora. Un estante, detrás de la caja, estaba lleno de muñecas de porcelana mal tratadas con cabellos desaliñados y escombros en sus vestidos, otras tenían el rostro marcado de polvo y suciedad. Sentían como todas las veían a ellos, como si supieran el porqué estaban aquí.

—Te regalaré una de esas muñecas en tu cumpleaños —dijo Alex descansando su cabeza en su mano empuñada viendo a Dafne.

—Lo haces y te la lanzo en la cara —dijo Dafne viendo a Alex de reojo con una media sonrisa.

Él le lanzó una mirada retadora. Jamie estaba a su otro extremo con Clara a su otro lado. Una mujer salió de las cortinas de hilos.

 La mujer tenía el cabello blanco, sus ojos eran pequeños y negros como un botón, cristalinos e irritados por el borde de su pupila; manchas negras bordeaban alrededor de sus ojos de tantas horas sin poder dormir. Su rostro estaba arrugado, al igual que poseía garras de ciervo. Sus labios eran resecos y su tamaño era diminuto, era más pequeña que Dafne.

—Buenas noches —dijo la anciana—, mi nombre es Madame Dulcinea ¿En qué puedo ayudarles?

—Quería saber si usted podría ayudarnos a deshacer algo como... mm... una ¿Maldición? —Dijo Dafne aproximándole el cuaderno a la mujer.

Haber dicho la palabra "maldición" le parecía un tanto extraño.

— ¿A qué se debe? —Preguntó Madame Dulcinea tomando el cuaderno con ambas manos inspeccionándolo por todos los perfiles posibles.

— ¿Usted conoció a Rosallie Zerpa? —Le preguntó Dafne con incertidumbre en su voz.

— ¿Qué si la conocí? —Dijo Madame Dulcinea levantando la mirada para poder ver a la chica de cabellos plateados y ojos azulados—, era la joven más dulce y decidida que haya venido a por mí ayuda. Le confié la respuesta que buscaba, pero sin embargo cayó en manos equivocadas.

—Pues, las manos equivocadas me dijeron que viniera a por usted —dijo Dafne cruzándose de brazos mientras Madame Dulcinea abría el cuaderno—, que usted sabría cómo acabar con todo esto.

—Tenía las respuestas —dijo la mujer mientras iba pasando pagina por pagina sin necesidad de leer el texto manuscrito—, pero no puedes hacerlo de nuevo. Kristen no va de un salón a otro como si uno la adueñara. Esa chica sufrió por tanto que merece una venganza como se le es merecida.

— ¿Usted también está a favor de que Kristen asesine a un salón entero? —Preguntó Daniela indignada.

—No a ustedes —dijo Madame Dulcinea cerrando el libro con una mano y dejándolo en el mostrador—, sino a los sobrevivientes que le hicieron arrastrar las cadenas del dolor.

— ¿Quiere decir Verona? —Preguntó Alex con recelo.

— ¿Estás seguro de que Verona era la única culpable?

Todos intercambiaron miradas mientras Dafne solo observaba a Madame Dulcinea con ingenuidad.

—Una vez que descubras quien fue el otro engendro que le clavó un cuchillo en su felicidad vuelves a mí y te doy la respuesta —dijo Madame Dulcinea inclinando la cabeza en modo agraciado—, no quiero equivocarme esta vez. Como dije, Rosallie era una excelente chica.

Gracias.

Era una voz ta suave que se confundida con la brisa pero tan dulce impregnando el lugar de azúcar. Dafne se irguió en un chasquido de dedos al poder escuchar esa voz tan magistral. Ninguno parecía haber escuchado pero Madame Dulcinea si lo hizo. A excepción de Dafne, la anciana solo sonrió sintiéndose alagada. Para ella no era una sorpresa estar rodeada de muertos.

—Feliz Halloween —dijo Madame Dulcinea aun con una sonrisa y desapareció detrás de las cortinas.

***

Susanna Fuentes estaba caminando por las calles con su hermana menor disfrazada de abeja.  Susanna usaba su teléfono celular revisando su grupo de colegio, como todos hablaban de las actividades escolares y sobre como se la estaban pasando en Halloween, el día de los muertos.

La hermana de Susanna, Gerlymar, tomaba una de las manos de Susanna guiándola hasta una de las casas bien iluminadas y llenas de decoraciones escalofriantes. La hermana mayor no estaba al tanto de esas cosas, solo se dejaba arrastrar por Gerlymar mientras revisaba su bandeja de mensajes.

Ambas llegaron a una casa gigantesca, aparentaba ser una mansión con muñecos de zombis y fantasmas de mujeres en vestidos blancos. Susanna Fuentes usaba un disfraz de pirata sexy solo para llamar la atención de los chicos a pesar de que ya tenía pareja.

La puerta de la mansión estaba abierta para todo público. El lugar estaba repleto de personas disfrazadas. Las luces estaban tenues para que los demás no se pudieran diferenciar. Música electrónica retumbaba las paredes animando la fiesta. Un tazón servido de ponche verde estaba al tope con vasos de plástico rojo a su alrededor.

Susanna Fuentes levantó la mirada para poder inspeccionar el lugar, se veía divertido poder ingresar a la pista de baile y servirse un poco de alcohol, se decía que el alcohol optimaba tu organismo, como una medicina.

— Susanna, voy a buscar a un amigo —le notició su pequeña hermana.

—Sí —dijo Susanna.

Cuando Gerlymar estaba perdida entre el tumulto de gente, Susanna se reclinó en la pared cerca de un arco que daba a la cocina. Veían los mensajes bajando la conversación. Carmen Espinoza envió un mensaje de despedida a todos sus amigos diciendo lo importante que había sido para ella estar entre ellos.

Todo se volvió oscuro para Susanna. Sentía como unas manos rodearon sus ojos evitando que lograra captar alguna imagen. Iba a pegar un grito hasta que estas manos se desenvolvieron y pudo ver que un hombre estaba al frente de ella.

—Juan —suspiró Susanna de alivio viendo a su novio.

 Juan le sonrió y son decir nada la tomó del cuello y la besó con fuerza, pasión. Juntó su anatomía con la de ella como un rompecabezas. Susanna cerró los ojos fundiéndose en él, sintiendo como algo aumentaba de tamaño, quizás era...

—Hola —dijo él con una sonrisa picara.

— ¿Qué haces aquí? —Le preguntó Susanna Fuentes colocando sus brazos en los hombros de Juan Núñez.

— ¿De qué hablas? —Dijo él frunciendo el ceño—, vivo aquí.

—Oh —exclamó Susanna.

Estaba tan distraída con el teléfono y tan atosigada por su hermana que se había olvidado del movimiento de sus piernas, confiaba plenamente en su hermana que no pensaba que la llevaría a la casa de Juan, su novio.

—Tenemos que hablar acerca de ese disfraz —dijo Juan tan cerca de Susanna que su respiración podía sentirla.

Susanna rió entre dientes. La gente cruzaba a su alrededor sin darles importancia que unos adolescentes estuvieran tan acoplados.

— ¿Qué quieres hacer con él?

—Quitártelo.

Susanna Fuentes enarco una ceja. No le sorprendía que esa clase de cosas salieran de la boca de Juan Núñez. Él siempre había sido sádico, incluso antes de ser pareja. Juan tomó un mechón del cabello rubio de Susanna entrelazándolo con sus dedos.

—Dado de que Carmen sigue viva y aun te queda un número por vivir, podemos estar solos...

—Tienes que buscar la definición de "solo" porque este lugar está lleno de personas —dijo Susanna Fuentes viendo sobre el hombro de Juan.

Una mujer los observaba con melancolía. La chica usaba una camiseta llena de manchas rojas de sangre, dos agujeros adornaban su pecho. Su cabello era negro hasta la altura de sus pechos. Era baja y su piel era blanca, muy pálida. Esos hijos parecían pedir ayuda o más bien, pedirle que se largara.

—Podemos subir —dijo Juan viendo a su chica a los ojos a pesar de que ella observaba a otro lado—, está prohibido para los invitados.

Susanna Fuentes asintió tan despacio que no se notaba la diferencia. Juan, sin esperar otra demanda, tomó la muñeca de Susanna y la guió hasta las escaleras, la subieron a grandes zancadas pero Susanna no aparataba la mirada de esa misteriosa chica. Se le hacía conocida, la había visto en otro lado. La recordaba con un uniforme y constantemente la veía con Andy pero no recordaba su nombre.

Los pasillo estaban oscuros, la luces estaban apagadas y Juan la guió hasta la última habitación del pasillo. Susanna conocía su morada, había entrado repetidas veces. La ventana estaba cerrada pero formaba mucho frío. La única luz existente en ese lugar era el de las luces de afuera penetrando a través de los cristales.

Juan la tomó y la lanzó contra su cama, Susanna no se negó, necesitaba distraerse y comenzó a besarle cuando él se arrojó encima de ella. Ambos se besaban con excitación y pasión. Se podía escuchar la música entre sus sonorosos besos, la unión de salivas y de nuevo ese bulto contra los pantaloncitos de Susanna.

Juan se alejó de ella por un momento para apartarse su camisa y dejar ver sus tan marcados músculos. Él pertenecía al equipo de natación de la escuela, tenía tanta suerte de haberse ganado a un chico tan altamente popular y atleta, conocido por todos a su alrededor. Juan comenzó a besarla en su cuello, luego en la clavícula y de nuevo en la curva de sus labios, y nuevamente en el espacio entre su cuello y hombro.

Susanna, con sus ojos entreabiertos, vio a través de la ventana y le desconcertó ver el reflejo de una extraña mujer de ojos negros, con una sonrisa mostrando sus afilados dientes como los de un clavo. La observaba detenidamente, viendo su interior, su pasado, sus demonios.

De un salto, apartó a su novio y se sentó en la cama seguido de un pequeño grito. El reflejo había desaparecido en un chasquido de dedos. Ahora se observaba a sí misma.

— ¿Que te sucede, Susanna? —Le preguntó Juan consternado.

—No puedo hacerlo —dijo Susanna mientras se sentaba en el borde de la cama—, lo siento.

—Susanna, espera —le decía él pero ella no podía escucharlo más.

Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella. Veía sus pies y al alzar la mirada vio como el pasillo estaba inundado de siluetas de chicos de diferentes tamaños pero de igual edad. Susanna comenzó a sentir nauseas y como una corriente de electricidad recorría su espina dorsal.

Estaba acorralada, la escalera estaba a muchos metros de distancia, siendo bloqueados por los chicos de rostros ocultos.

Dio unos cuantos pasos atrás y dio con un cuerpo, no quería girarse, no quería saber de quién se trataba pero debía hacerlo. La curiosidad la embargaba.

Kristen era todo en lo que Susanna podía pensar. Sus ojos negros y su sonrisa tétrica similar a la del reflejo, estaba tan cerca. El olor a humedad y oxido azotaba la sangre de Susanna y fue lo último que pudo percibir. Kristen había incrustada sus largas manos atravesando su tórax como si se tratara de un simple pastel, extrajo su corazón latente sintiendo cada palpitación entre sus dedos mugrientos.

Susanna cayó.

***

Verona se encontraba en su rincón con la misma postura que había adaptado todas esas semanas. Su cabeza ladeada mientras hacía un intento por abrazar sus piernas a pesar de que sus manos estuvieran atadas. Sus ojos estaban hinchados e irritados del poco dormir. Lo que le había dicho Dafne días atrás le había torturado la mente.

¿Qué pasaría si Kristen termina con todos ellos y vuelve a Verona?

Su piel había perdido su color, era grisácea y sus ojos eran inertes. De vez en cuando los doctores tenían que entran a su habitación para verificar que estuviera viva. Había visto a Kristen por primera vez en mucho tiempo, Dafne la había guiado hasta el alojamiento de Verona sin percatarse.

— ¿Para esto querías vivir? —dijo una voz tan suave y llena de diversión.

Verona levantó la cabeza vertiginosamente. Al principio creyó que era Kristen por su largo cabello negro y su piel blanca. Rosallie estaba en medio de la habitación usando un vestido blanco, similar al de una toga. Una sonrisa llena de malicia se dibujaba en su rostro.

—Rosallie —Murmuró Verona sin necesidad de moverse.

_____________________________________________

¡Holaaa! Otro capítulo un poco largo para ustedes para demostrarles que les adoro un montón mis amigos :* Disculpen si encuentran algunos errores ortográficos, soy humana amigos, cometo errores y debo decir que amé esa parte en la que mis dos amores se reúnen, verán el siguiente capítulo n-n. Los adorooo! y también admito que amé el equipo #TeamJafne Es muy original I liked it a lot *-*

Gracias mis queridisimos amiguitos por las 31k lecturas...!!!!!! Como ya les he dicho, todo esto es gracias a ustedes, porque ustedes son mis jefes, son los únicos capaces de sacarme a patadas o de darme un asenso, por decirlo así. Realmente no se como expresarme acerca de lo que han hecho. Me inspiran a hacer millones de libros, redactar y teclear con confianza mis pensamientos, es como que puedo depositar mi confianza en ustedes. Los amo un montón :') me van a hacer llorar...

En la imagen está Kristen (Me costó editar sin que se me pusieran los bellos de punta); Sophie Sumner (Clara Walker) Hermosa *-*; y la casa del amigo Juan, a pesar de que el pasillo del piso de arriba no se aprecia e.e

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