𝑰𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝑹𝒂𝒊𝒏 𝑻𝒐𝒈𝒆...

By neosooft

4.8K 281 88

•+18 | ¡Enjoy it! Una tarde bajo la lluvia, sus almas se reencontraron. Su silueta parecía, entre todas, la m... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10

Capítulo 9

439 26 13
By neosooft

Había despertado con un horrible dolor en mis hombros. La cabeza me pesaba tanto que apenas podía levantarla por completo de la almohada. Sin embargo mi sorpresa fue aún mayor cuando intenté levantar mi espalda sobre mis codos, pues pude sentir todo mi cuerpo adolorido. Me dejé caer nuevamente en la cama soltando un suspiro de agobio y frustración, me sentía terrible. La cabeza me dolía y apenas podía sentir el calor entre las sábanas. 

Giré mi cabeza con gentileza hacia la cama que estaba a un costado de la mía. Se suponía que allí debía estar Taehyung, durmiendo; pero solo podía ver la cama bien estirada, sin ningún tipo de arruga ni doblez. Incluso la posición de las almohadas seguía descansando en la misma posición de la noche anterior.

Suspiré reincorporándome en la cama con una inquietud más vivaz, lo que no era muy propio de mí pues, la sospecha no era mi principal sentimiento en mi vida. Sólo entonces pude pensar en lo extraña y ocurrente que puede ser la vida; pasé de ser una esposa despreocupada a una pronta solterona preocupada en lo que hace y no hace un viejo amigo. No quería aceptar que anoche estaba esperando que llegara a la habitación, solo para verlo y aprovecharme de su estado inconsciente para ir a la cocina a comer lo que fuera que se encontrara en la nevera. En cambio, me había quedado dormida.  

La cabeza aún me dolía, y los ojos me pesaban tanto que apenas podía abrirlos del todo. Era como si mis pestañas se hubieran adherido entre sí como una enredadera de hojas entre las piedras. Me encontraba tumbada en la cama, adolorida, hambrienta y con una inquietud fastidiosa cuando de pronto mis oídos se agudizaron tanto que pude distinguir la estridente aniñada risa de Taehyung, aún por sobre las pesadas paredes viejas de la casa. Se reía como si hubiera escuchado el chiste del año, con carcajadas frenéticas que por lo visto disfrutaba. En un principio me hizo gracia, porque imaginaba que, incluso en la soledad, él era capaz de soltar tales carcajadas sin pudor, pero cuando me di cuenta de que no se reía solo sino con alguien más, me levanté de golpe.  

El dolor de los músculos de mi cuerpo al tensarse me obligaron a cerrar mis ojos con fuerza mientras el dolor se iba apaciguando a medida que yo me relajaba, o eso intentaba. Me quedé quieta, intentando no hacer ningún ruido para escuchar un poco más. De vez en cuando mi imposibilidad de escuchar a través de las pesadas y viejas paredes de concreto me hacía fruncir el ceño con un ímpetu adusto. 

Y Tal y como mi madre decía "ver es creer", me levanté de la cama solo para inmiscuirme en donde nadie me llamaba pero, tener a Taehyung riéndose de esa manera tan cerca, contemplar tal hito se transformaba en necesidad. Tan pronto como la planta de mis pies tocaron la áspera vieja alfombra de la habitación, toda dolencia en mi cuerpo se disipó casi a su totalidad. El ambiente de gran incertidumbre me imbuyó un sentimiento de extrañeza que me resultaba difícil de manejar, pues estaba preocupándome por algo que en realidad no tenía mayor importancia. O solo quería convencerme de ello. Caminé fugazmente sobre la punta de los dedos de mis pies, emitiendo un sonido sordo y casi nulo, estaba decidida a descubrir lo que sucedía y mi insensatez la pasé por alto.

A medida que abría la puerta me di cuenta de que Bae Joohyun era la persona que se reía junto a él, imitando sus carcajadas y quizás mirándolo reír. La incertidumbre que me producía saber qué era lo que había hecho reír de esa manera al hombre más serio que había conocido, me resultaba excitante, pero aún fastidiosa. Cuando atravesé el umbral de la puerta del dormitorio, de modo que ahora estaba en el pasillo, me aseguré de que mis pasos fueran más mudos que rápidos. Asomé lo menos que pude mi cabeza desde el pasillo hacia donde se encontraban y, como si un balde de agua fría me cayera encima, pude ver la sonrisa resplandeciente de Taehyung mientras escuchaba lo que Joohyun entre risas le decía. Me alejé de inmediato, pues era muy fácil que él se diera cuenta de que estaba allí, y no quería parecerle una chismosa. Apegué mi espalda a la pared del pasillo aún sintiendo ese mal sabor de boca que me había dejado ver a Taehyung tan diferente, quizás habían sido solo unas tontas risas, pero aún así no podia dejar de autoflagelarme al pensar que yo jamás podría hacerlo reír así, más bien al contrario. Durante estos días solo lo había visto serio, enojado y sin vida, como si no le agradara realmente pasar tiempo conmigo. Eso me hizo sentir un poco frustrada, pues nos conocíamos hace mucho tiempo y aún así jamás intenté ganarme su confianza de esa manera, quizás estaba siendo muy egoísta al respecto.

—Ya que terminamos con esto quizás podamos ir a desayunar. Hoy el clima está precioso ¿Quieres? —preguntó ella en un tono más calmo luego de restaurar su voz de las risas. Me desconcentré de mi frustración para prestar atención a la conversación que, sin duda alguna era gran parte del chisme que le contaría a los botes de shampoo durante la ducha.

Comprendía la propuesta de Joohyun en algo más; era obvio, pero que Taehyung no lo captara me dejaría atónita. Estaba mayormente segura de que lo que la exnovia de mi amigo le proponía era una cita casual que iba arraigada con una promesa que seguía enlazada con su pasado, el cual era muy diferente al mío con él, pues yo no estaba en esa invitación (tampoco debería estarlo). Sin embargo, segundos después mi quijada cayó al suelo cuando oí a Taehyung aceptar su invitación sin problemas ni, para mi sorpresa, preguntas.

—Claro —cedió fácilmente, sin rodeos. Se escuchaba demasiado seguro para mí. Además era extraño escucharlo de tan buen humor, sobretodo por la mañana, me resultó insoportable —iré por Gaeri. No me tardo. —dijo mientras escuchaba como sus pasos se avecinaban a toda prisa hacia mí. Mientras me daba la vuelta, lo más silenciosa posible, estaba maldiciendo con todas mis fuerzas la inocencia o, la ingenuidad de Taehyung. Por el silencio que hubo luego de nombrarme a mí, el ambiente se me hizo muy incómodo, no quería ser una molestia para Bae Joohyun, ni serlo para Kim. 

Corrí lo más silenciosa posible hacia la habitación con el corazón desbocado a solo un segundo de que éste intentara salirse por mi boca. Me aventé rápidamente sobre la cama. Y cerciorándome de que pareciera recién despierta, adoptando una postura ridícula entre las sábanas de la cama, bostecé segundos antes de que Taehyung entrase, de modo que me viera despierta, pero no levantada. 

La puerta se abrió. Primero asomó su cabeza antes de adentrarse por completo. Quizás procuraba que no me estuviera cambiando antes de entrar, o solo pretendía no tomarme por sorpresa. 

—Gaeri —susurró mi nombre antes de cerrar la puerta detrás. Por alguna razón aquello me hizo pensar que buscaba la privacidad entre nosotros. Se acercó lo suficiente hacia mí para sentarse sobre el colchón y observarme con atención; No sonreía, tampoco me miraba con enojo, pero pude reconocer su crudo semblante de preocupación al mirarme. —¿Te encuentras bien? —preguntó, ejerciendo el papel fingido de un padre preocupado o interesado. Una vez más lo había arruinado. Había llegado a la habitación con una sonrisa que había sido a raíz de la compañía de aquella hermosa chica, pero al momento de tenerme cerca, se desvaneció.  

—Estoy bien. Hizo un poco de frío anoche. —lo oí chasquear la lengua como un recordatorio de que había escogido muy mal mi ropa y ahora me tocaba ser juzgada por segunda vez en silencio por su mirada. 

—¿Dormiste bien? —preguntó antes de inclinarse sobre mí haciendo que mi espalda retrocediera y cayera sobre el respaldo de madera tintada. Me estremecí al mirarlo, pues creía que él esperaba que yo no me alejara. Pero al contrario de expectativas, a él no pareció importarle ni siquiera un poco. Levantó su mirada hacia mi sien y como si fuera costumbre, ciñó su mejilla sobre mi cabeza unos segundos antes de alejarse y corroborar con su mano mi temperatura. Era un espectáculo tener a Taehyung haciendo el trabajo de padre a mi beneficio, sobretodo luego de lo que había acontecido la noche anterior, en donde, pude ser espectadora de lo salvaje y contraproducente que él podía llegar a ser mientras era controlado por la excitación y la desesperación que le causaba pensar con una erección presionándose contra mí. 

—Dormí bien... —afirmé alejándome nuevamente. Taehyung me observó unos instantes para luego levantarse de la cama sin decirme nada. Lo vi caminar hacia el baño a un paso rápido y duro, parecía que de un momento al otro el Taehyung que vi afuera junto a Joohyun era uno distinto al que tenía aquí conmigo; la habitación sin su presencia se veía gigante y se sentía helada a comparación con la sala.

—¿Recuerdas a la persona que estuvo aquí con nosotros ayer? —me preguntó desde el baño de modo que su voz golpeó las paredes de manera súbita y, a su vez, generando un eco distorsionado. Fingí pensarlo unos instantes pues, la realidad era que sabía a dónde quería dirigir la conversación como si hubiera sido sacado a colación por casualidad. 

—¿Te refieres a Bae Joohyun? —mencioné obviando y fingiendo un tono casual, tomando en cuenta de que debía sonar desinformada a mérito de que, en teoría, yo no estuve en el pasillo espiando. Tan pronto como respondí, vi a Taehyung regresar a la habitación con algo en sus manos que, no pude ver con claridad. Sus largos y huesudos dedos acariciaban un plástico blanquecino, envolviéndolo a lo largo sin poder obtener ningún tipo de pista para saber qué era lo que sostenía.

—Sí, ella. —afirmó, moviendo la cabeza. Levantó entre mis ojos lo que parecía ser un termómetro corporal antes de que me indicara que lo utilizara en mi brazo bajo mi ropa, y así lo hice. No podía darme el lujo de negarme, puesto que había despertado como si hubiera corrido bajo una tormenta colosal, en consecuencia: resfriada y con mis músculos tensados —Pues... Nos invitó a desayunar. De hecho, está en la sala esperándonos. —añadió al momento que me examinaba instantes después de que posicionara el termómetro bajo mi ropa. Quizás si estaba tan mal como me imaginaba; suspiré reincorporándome sobre la cama con inquietud. Lo menos que quería era enfermar durante este fin de semana, y los días siguientes.

—No tengo hambre, en realidad. —me apresuré a decir antes de que él quisiera insistir en que yo los acompañara. Además, el tener que asistir a una salida sin ser personalmente invitada no me entusiasmaba, al contrario. Me consideraba demasiado justa en cuanto a mis libertades, pero un poco egoísta y mezquina. Taehyung me observó casi como si estuviera indignado o frustrado por mi contestación, habían imprecisas posibilidades de que por su cabeza hubieran pasado pensamientos relacionados con mi apetito en deshora. Yo en cambio no podía dejar de pensar en dos cosas: en que él se estaba preocupando por mí más de lo que debería, y de que su estado de ánimo había cambiado por mi culpa. 

—¿Qué? —cuestionó incrédulo de manera simultánea al movimiento que hizo con su cabeza rápidamente. Al parecer él esperaba que yo fuera con ellos, aún así no me apetecía salir, mi cabeza seguía con las palpitaciones, y mis músculos estaban tan tensos como un juicio.

—Pueden ir ustedes. Yo estoy agotada por el viaje de ayer. Mis hombros están un poco adoloridos —sugerí sin antes asegurarme de haberle dado una excusa válida para que no se le ocurriera insistir o buscar una solución de último minuto. 

En ninguno de los casos me hubiera esperado que Taehyung optara por enmudecer, con la vista en un punto muerto sobre las sábanas de la cama a la altura de mis flexionadas piernas.

Escuché, unos segundos después, como el termómetro emitió una diminuta alarma aguda que indicaba que ya podía retirarlo. Lo tomé entre mis dedos intentando ver el resultado con una impaciencia desastroza. Tan pronto como me dispuse a ver lo que indicaba el termómetro, Taehyung me lo arrebató de las manos.

—Tienes fiebre.

Acreditó frunciendo su ceño, que para el colmo me indicaba que su estado de ánimo se había incrementado con la incredulidad de mi preferencia de ausentarme al desayuno con ellos. Como mi impaciencia se había vuelto molestia luego de que me diera cuenta que se encontraba molesto por alguna razón que desconocía, decidí que era el momento propicio para llevarle la contraria por pura costumbre. Mi mente había desarrollado, a corto plazo, una reacción espontánea que me permitía ser una mocosa cuando él intentaba serlo conmigo. 

—No tengo fiebre —negué seca, sin tonos burlones, ni un sarcasmo malintencionado como de costumbre, que gratuitamente y genuinamente utilizaba de forma exclusiva con él.  

—Date la vuelta. —aleccionó imitando mi tono de voz. Lo veía arremangar su oscuro suéter de botones brillantes hasta la altura de sus codos de modo que podía ver en exclusiva el tono de su piel de manera natural, la cual se distinguía por el suave color de su tez algo bronceada. Miré sus brazos aprovechándome de la inexperta libertad de mis ojos como si jamás se me hubiese permitido mirar la piel de otros hombres. Por cierta razón, observar como seguía acomodando las mangas de su suéter en sus codos de malagana, hizo que algo se corrompiera en mi zona abdominal. Erizándome la piel y quemando mis mejillas con la candente nueva ambición adquirida de la que yo, era partícipe, me había ruborizado. 

Luego de que mi mirada fuese demasiado obvia y levantara incipientes signos de sospecha en su mente, me di la vuelta, haciendo caso omiso, solo para evitar que viera como mis pensamientos se alejaban de lo impoluto y, sobre todo, como mi rostro se envolvía en un calor intenso que debía desvanecer en cosa de segundos.

—¿Dónde te duele? —averiguó tomando en consideración mi dolor de hombros que hace unos instantes había mencionado para librarme de la obligación de ir a desayunar con ellos. Estaba intentando luchar con las enormes ilusiones que se habían levantado la noche anterior; yo si quisiera podía tratarlo como un perrito. "Usarlo" era el término que había utilizado él, y más ahora que nunca, esa propuesta se veía muy apetitosa. Posiblemente era mi calentura hablando por si sola, y temía que luego me arrepintiera enormemente, sin embargo ahora mismo lo único que quería era usarlo, mezquinarle su placer y complacer el mío por mero interés. Quería que Taehyung fuera mío. Decirle lo que quería y no escuchar ningún tipo de queja al respecto, hacerlo suplicar bajo mis pies y, como si fuera poco, obligarlo a todos los deseos carnales que se me pasaran por la mente. Eso quería. 

—Detrás de los hombros. —susurré en un volumen bajo mientras cerraba los ojos y dejaba caer mi barbilla hacia mi pecho. Estaba avergonzada. Ayer estaba jurando por mi vida que jamás querría volver a tocar el tema de la 'propuesta', pero ahora estaba replanteándomelo en cuenta regresiva.

Los dedos de Taehyung tocaron suavemente mi piel que, abarcaron mis hombros casi en su totalidad. Di un suspiro largo y silencioso intentando acallar todo libidinoso pensamiento que fuera interpretado por nosotros dos. Taehyung movía sus dedos alrededor de mis hombros con dulzura, no presionaba ni fuerte ni muy suave, era preciso, lo que me llevó a disfrutar demasiado el momento. Inesperadamente sus dedos se movieron de lugar sobre mi espalda, justo detrás de mí cuello en donde su toque y la presión de sus dedos aclaraba un punto sensible. Masajeó mis hombros delicadamente haciendo círculos con sus pulgares, justo en ese lugar, captando lo que parecía ser una tensión. Lo escuchaba respirar sobre mi cuello cada vez más cerca de mi piel al momento en el que movía sus dedos agilmente por sobre mis músculos ejerciendo una presión más elevada y lenta casi dándose cuenta de que había dado con el causante de mi dolor y molestia.

—Ah... —me quejé, haciendo que mi cabeza se levantara en ocurrencia y obvia reacción y poca tolerancia que sostenía bajo el dolor. Podía sentir una punzada recorrer mi columna vertebral haciéndome retorcer hacia atrás al momento que mis músculos se tensaban tanto que apenas pude moverme, seguido de un adormecimiento insoportable que me mantuvo quejándome en silencio. Me dolía como un infierno y aún así podía jurarle a él que estaba de maravilla. 

—Me quedaré contigo. —concluyó alejando sus manos de mi cuerpo fugazmente. Me giré súbita, sin entender realmente por qué estaba tan obsesionado por mi salud. Si bien habíamos sido amigos durante algunos años, eso no reconocía que tuviera ese tipo de preocupación por mí, pues prácticamente nuestras versiones como adolescentes eran amigos pero nosotros como adultos apenas se conocían. 

—No es nada, no necesitas quedarte... 

—Sí Gaeri, necesito quedarme. Estás a punto de resfriarte. —interrumpió luciendo tan serio y austero como desde el primer día que lo vi. Me sentía mal, esta vez no físicamente. Sentía que estaba arruinándolo todo. Taehyung hace unos minutos se reía con tantas ganas y se veía feliz a diferencia de otras veces que lo había visto sonreír de malagana, pero ahora estaba frente a mí siendo alguien diferente. ¿Acaso era yo el problema? ¿Estaba siendo egoísta e irritante? Porque si era así, no me había dado cuenta. Lo único que podía hacer ahora era callarme y reflexionar sobre eso, sobre cómo había sido posible sacarle una sonrisa o una carcajada a alguien como Taehyung. Estaba demasiado ocupada pensando en ello que cuando lo escuché hablar primero procuré que no hubiese hablado en voz alta. —Recuéstate. Iré a decirle a Joohyun que no podremos ir hoy. —avisó antes de que sus pasos se alejaran dejándome en un silencio reflexivo y tortuoso que ampliaba las posibilidades de que siguiera lamentándome como una pecadora compulsiva.

Bien era sabido por todos que, no hay rosas sin espinas, asumí que el comportamiento de Taehyung era producto de una dolencia. Su temperamento ahora se me hacía peculiar a cualquiera que hubiera presenciado antes; la manera en la que se refería a mí con ese grado de aversión por momentos y dulzura por otros, me dejaba demasiadas dudas y sospechas. No obstante, seguía optando por enmudecer todo el tiempo y no provocarlo como usualmente hacía para tener un tema de conversación.

Taehyung luego de haber despedido a Bae Joohyun había vuelto a la habitación con un pañuelo húmedo colgando de sus dedos, algunos medicamentos y agua embotellada recién sacada de la nevera. Dejé que mi sorpresa hablara por si sola y me prohibí mencionar de manera capciosa su comportamiento contraproducente como normalmente haría. Taehyung estaba junto a mí, sobre una elegante silla mecedora la cual hacía un ligero vaivén al momento de subir y bajar su pie sobre la alfombra de la habitación  de un crujiente y estresante sonido de la madera sobre los movimientos del balance; él leía un libro en silencio, mientras monitoreaba cada cierto tiempo mi temperatura corporal con ayuda del termómetro. Mantenía húmedo el pañuelo que había puesto sobre mi frente y solo en algunas ocasiones se inclinaba para verme y asegurarse de si dormía o si para su beneficio ya habría muerto. En todo ese tramo aburrido de tiempo en donde era tratada como una bebé, me había convencido de que había pensado demasiado y necesitaba hablar de lo que fuese, solo quería dejar de pensar y mantenerme ocupada hablando de estupideces.

—Taehyung —Lo llamé. Pude oír como al escucharme cerró el libro sobre su dedo índice para no perder la página que leía e inclinarse sobre la silla para observarme. —¿Puedo hacerte una pregunta? —agregué de entrada.

—Supongo... —asintió mostrando muy poco interés en mis palabras. De pronto me sentía insegura, no sabía si había tanteado bien la situación, o si debía hacerle preguntas con total confianza. No obstante, a pesar de mi frustración sabía que no podía retroceder al instante luego de haber lanzado la bomba como una cobarde y dejar a su persona esperando de mí la salida de la expectación. Proseguí. 

—Tú... ¿Tú crees que soy egoísta? —pregunté mirando un punto muerto en la pared frente a mí: Allí, precisamente sobre la lámpara de mesa que se encontraba sobre el mueble frente al televisor. Sin darme cuenta comencé a jugar con mis dedos por la intriga e incertidumbre que me estuvo matando desde que comencé a creer que era una mujer mezquina luego de listar algunos comportamientos y situaciones que me hacían creerlo y convencerme de que lo era. 

Oí a Taehyung suspirar como si aquella pregunta le resultara capciosa o fácil de responder. Pareció buscar las palabras indicadas para hablarme, pues se había tardado unos segundos más de lo que había imaginado, pero entendía que Taehyung era cuidadoso con su vocablo y a pesar de si me tuviera odio o afecto, él sería muy justo con sus respuestas.

—No creo que seas egoísta conmigo, ni con nadie que conozcas —respondió cerrando completamente el libro sobre sus manos, haciendo que me sintiera segura al tener toda su atención en mí —pero, creo que lo eres contigo. Ese día bajo la lluvia, pudiste haberte enfermado o te pudo haber pasado algo si yo no te hubiera reconocido. Te arrepientes de lo que le haces a las personas y te torturas pensando en lo que los demás piensan de ti antes de mirarte a ti misma. —añadió. Taehyung hablaba como si fuera un hombre sabio, como si estuviese analizando mi pregunta con cada reacción que había tenido a su lado. Ahora lo sabía, Taehyung era un buen observador.

—Luego de lo que sucedió con Jaehyun fui a terapia ¿Eso es ser egoísta conmigo? —cuestioné girando mi cabeza para intentar verlo hablar, pero sentía fatiga, un horrible peso en mis hombros y una pena que se me era difícil ocultar. 

Taehyung no titubeó. Me veía directamente a los ojos entendiendo mi situación y haciéndome saber que él desde hace un tiempo había analizado lo que sucedía. Posiblemente durante los momentos en los que él se hallaba callado y cabizbajo junto a mí en realidad estaba pensando y deliberando acerca de mi humillante separación amorosa y dependencia emocional por un hombre que él no conocía pero que no le agradaba, podía darme cuenta por la manera en la que ni siquiera era capaz de pronunciar su nombre a pesar de que le había dicho como era llamado un par de veces.

—Gaeri, acaso ¿Fuiste por ti a terapia o fuiste por ese hombre? ¿Qué esperabas? —sus respuestas ahora parecían un juego, un juego que se centraba en la psicología inversa entre nosotros.

—Bueno... fui porque quería una solución para arreglar mi matrimonio. —mencioné obviando la situación, pero el silencio de Taehyung luego de mi respuesta fue esencial para darme cuenta que la respuesta la tuve todo el tiempo en mi cabeza.

—¿Entonces? —me interrogó, para que yo misma respondiera la pregunta inicial. 

—Fui a terapia por Jaehyun... —reconocí con mi mirada caída. Aquello me había influido una decepción voraz, un sentimiento suficientemente doloroso como para acarrear una indignación propia de lo insólito. Acostumbraba a llevar mi vida sobre mis propias ideas y reflexiones, pero algo me decía que aquello estaba incorrecto, pues, a pesar de que siempre me sentí incapaz de compartir mis pensamientos con la intención de ser socorrida emocionalmente, era algo que necesitaba y, quería aprovecharlo con Kim pues él me estaba dando la oportunidad.

—¿Sabes Gaeri? Jamás imaginé que serías capaz de casarte tan joven —soltó de repente, como si el tema anterior le hubiera dado incipientes pensamientos que abarcaban las aristas personales de mi vida que iban en sentido contrario de las suyas. —quiero decir... Siempre pensé que al final sería yo el que estuviera atado a un matrimonio —aclaró siendo lo más conciso con sus palabras sin rozar mi disconformidad e incomodidad.

—¿Por qué lo dices? —fruncí mis cejas lo suficiente para denotar mi confusión. Taehyung a ese punto había quitado su mirada de la mía, prefiriendo la vista que le daba la ventana. 

Me enderecé en las sábanas con un poco de incertidumbre y expectación. Tenía el presentimiento de que Taehyung intentaba ser abierto y eso me interesaba demasiado.

—Bueno... Estuve buscando por mucho tiempo a alguien —mencionó. Sus ojos se perdían con ofuscación sobre los árboles tras la ventana, parecía que quería decir algo fuera de lo banal, algo que estaba lejos de mencionar el buen clima que hacía a pesar de que estuviera embelesado mirando el cielo, los árboles y las nubes.

—¿A alguien? —le repetí sin comprender aún a qué se refería. Me giré en la cama dejando a un lado las sábanas y tirando la pequeña toalla humedecida que tenía sobre mis sienes hacia los pies de la cama. Lo observé de frente, tenía su rostro hacia un lado todavía, mirando por la ventana sin atreverse a mirarme. Quería que me quitara la incertidumbre, que soltara sus palabras pronto pues me estaba volviendo loca por tanta expectación. Finalmente lo vi querer amagar y enmudecí torpemente con un salto de sorpresa. Taehyung giró su cabeza hacia mí, por lo que ahora podía mirar sus ojos tan cerca que por un momento creí que había perdido el aliento. 

—Jamás pude hallarla —comentó con una sonrisa melancólica y agria. Yo ni siquiera me moví, no hice nada. Opté por quedarme en silencio mirando su semblante, su triste y oscuro rostro que reconocía, pero no era familiar. —Gaeri, cuando me di cuenta de lo que había hecho, me acobardé. Preferí buscar a alguien que fuera igual a ti, pero jamás pude hallar a alguien como tú. —estaba confundida ¿Qué se supone que debía hacer con esa información? ¿Taehyung estaba diciendo que todo este tiempo había estado saliendo con chicas como yo? No comprendía qué era lo que intentaba decirme pero, era un consuelo para mí saber que a pesar de que yo hace años estuve destrozada por haberme olvidado aún seguía pensando en mí incluso hasta hoy —Sé que no lo demuestro mucho, pero tenerte aquí conmigo me hace feliz.

Continue Reading

You'll Also Like

628K 58.2K 45
"ADAPTACIÓN" Me ví obligado a casarme con el hombre más frío, cruel, orgulloso, prepotente y multimillonario de todo el país solo por un contrato que...
385K 25.3K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
890K 105K 121
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...