—Dios no controla las acciones de las personas, para eso existe el libre albedrío. El escogió ser malo y usted debe escoger ser fuerte.
Francis [El Corazón del Rey]
Verdades.
Ainhoa.
—¿Novia? —logro musitar.
—Pues sí... ¿Por qué no? ¿No quieres?
Parpadeo varias veces recomponiéndome del balde de agua fría que Liam acaba de lanzar sobre mi cuerpo hace unos instantes soltando aquella bomba.
Estoy aturdida, no sé si los oídos me pitan del asombro o de la excitación anterior. Acaba de saltarse tres pueblos con lo de novia y no es que me moleste la no pregunta si no que, me tomo desprevenida.
—Termine con Josh hace menos de tres semanas...
—¿Y? —contesta de inmediato mordiendo su labio sin perderse ninguno de mis movimientos.
—Dormimos juntos hace una semana...
—Sí, yo tampoco lo olvido. —Muerdo mi labio para no sonreír.— ¿Ainhoa?... – no respondo y el suelta una risa nerviosa— déjalo, o-olvida que pregunte eso.
—¡Espera! —Lo detengo por los brazos cuando intenta irse— ¿quieres ser mi novio? ¿Así... al cien por ciento? —Asintió mirándome con rareza— porque eso implica exclusividad para mí y para ti.
Muerdo mi labio. No sé ni porque estoy nerviosa cuando sé que Liam es de una sola línea siempre. No es Josh ni por asomo, ni ningún mujeriego. ¡Por dios, es Liam! Antes se cortaría un brazo a hacerme daño.
Y yo tengo la suerte de poder tenerlo.
—¿Tú quieres ser mi novia? Rápido, rápido, no te me quedes mirándome así que me pones nervioso.
—Claro que si Liam —poco a poco veo como la línea de sus labios se convierte en una curvatura preciosa— sí que quiero ser tu novia.
Junta su frente con la mía antes de suspirar y recostar su cabeza en mi hombro. Nunca había visto a Liam tan nervioso como ahora.
—Entonces somos novios.
—Si...
—Ven —me tiende su mano— vamos a celebrarlo ¡te invito a cenar! T-te llevare al restaurante más lujoso de la cuidad, te va a encantar.
—¿Y si mejor vamos al puesto de tacos a dos calles de aquí?
Mueve la cabeza.
—Por eso me gustas tanto —ríe antes de tirar de mi mano.
—Espera... —lo detengo antes de que se mueva más brusco y yo mueva mis piernas— ¿podemos caminar despacio?
—¿Por qué...? —se corta de repente al ver en la posición en la que estoy. La cara se me calienta de vergüenza cuando lo escucho reír por lo bajo— claro... ¿me pregunto si por aquí abra una silla de ruedas?
—Te voy a matar.
Ainhoa.
Ser la novia de Liam resulto ser más fácil que cualquier cosa, sobretodo porque le gustaba cuando era yo misma a que fingiera algo que no era.
Darle mi cariño era algo que nunca tendría que pedir y nunca sería poco, de eso estaba segura, esto que sentía por el crecía a cada hora que pasaba. Solo esperaba ser amada de la misma forma en la que amo.
Aunque esa ya es una palabra fuerte para el segundo día de novios.
La cena que tuvimos ayer estuvo exquisita, por suerte la señora del puesto de tacos estaba recién abriendo su negocio por lo que pudimos pedir lo que queríamos, y aunque comimos en mi habitación sabía que él no me ocultaría, jamás.
Aun rio cuando ambos acabamos con nuestros tacos de una zampada y nos quedamos mirando en silencio, los dos queríamos una segunda ronda pero ninguno de los dos quería decirlo primero. Al final fui yo quien nos delato a ambos, mi estómago gruñía como si nunca hubiera estado satisfecho.
Todo parecía increíble y comenzaban a dolerme las mejillas de tanto sonreír.
Liam se pasaría en un rato para hacer una presentación para su clase y lo haría en mi IPad.
A penas cruzo por esa puerta le salte al cuello como una garrapata, quise decirle que echaba de menos dormir con él y mucho más despertar a su lado. Pero cuando me beso me di cuenta que no era el momento.
—¿Qué sucede? —pregunte apartándole el cabello de la frente.
Necesitaba un corte de cabello pronto.
—Princesa...
Ese tono era demasiado, conocía ese tono, eran malas noticias, como si al escucharlo era alguien que me gritaba que acabaría mal en todo esto.
—¿Q-que pasa? —Liam me dirigió una mirada lastimosa— ya no... ¿Ya no quieres estar conmigo?
A lo mejor se dio cuenta que no éramos un buen partido.
Quise gritar por haberlo arruinado tan de pronto.
—¿Por qué no dices nada?
Liam parpadeo como si realmente me viera en ese momento.
—Porque estoy esperando a que tu cabeza deje de maquinar tonterías —respondió en medio de una risa.
Entrecerré los ojos. ¿No estaba aquí para terminar conmigo?
—No lo haría si tu digieras lo que pasa de una buena vez —se me quedo mirando— ¡habla! –le grito golpeando su pecho.
—¿Sabes quién es Cloe? —pregunto de repente.
Fruncí el ceño.
¿La ex novia de Logan?
—Sí, es la ex novia de Logan ¿no? ¿O hablamos de otra Cloe?
Negó con la cabeza acercándose a mí y agachándose para tomarme en sus brazos. Me deje ser.
—Apareció de repente —se sentó en mi cama conmigo en sus piernas— estábamos comiendo hace un rato y llego Logan con ella, literalmente.
Abrí los ojos. ¿Logan con Cloe? Pero que... ¡O mierda, Lex!
—¿Qué está haciendo aquí?
—La verdad no sé, pero se quedara en la casa de Logan por un tiempo —se encogió de hombros— a mi hermana no le sentó nada bien su presencia, nunca había visto a Lex ser tan grosera con otra mujer aparte de America, y Jenna claro.
Apreté los labios para no reír por lo último, no sabía que Lex detestaba a la ex novia de Liam.
—Pues bueno sus razones tiene ¿no? Esa chica prácticamente apuñalo a Logan por la espalda y ahora está aquí ¿para qué? Todos los que sabemos la verdad nos desconcertaría que ella este cerca de Logan.
Liam se encogió de hombros y se llevó la mano al pecho.
—No sé... pero tengo un mal presentimiento desde que me levante esta mañana. Siento como que algo está a punto de pasar.
Le di una sonrisa tranquilizadora y le bese cortamente los labios.
—Seguro que no es nada —el asintió— el IPad está en mi escritorio, tómalo.
—¿A dónde iras? No quieres dejarme solo aquí ¿cierto? —hizo un puchero.
Negué con la cabeza.
—Tengo ganas de hacer un pastel de chocolate... ¿o de arándanos? —Sus ojos se iluminaron— nunca he hecho uno pero puedo intentarlo —asintió— ponte cómodo mientras yo iré por las cosas.
Liam.
Tenía una novia increíble. Nunca había visto a la pelirroja ser tan cariñosa conmigo, a cada vuelta que daba se le hacía imposible no pasar sus dedos por mi cabello y yo estaba encantado.
Sonreí para mis adentro mientras la miraba. No quería decirle que ya había terminado hace unos veinte minutos mi presentación, mucho menos le diría que había cuchicheado por su IPad. Sus dibujos eran increíbles.
La cocina era pequeña y si se giraba unos cinco centímetros a la derecha volcaría la taza con la yema de los huevos. Aun así era increíble verla desplazarse por la cocina.
—¡Ah! —grito de repente. Me alarme, podría ser una quemadura, una rebanada de dedo. Pero en cambio solo había gritado por que se acababa de acordar de algo— en ese cuaderno de mándalas, ese, ese, tómalo. Dentro tengo unos folletos de apartamentos que quiero ver esta semana, míralos, quiero la opinión de alguien más.
Fui hacia su escritorio y levante la tapa del cuaderno, repase a la rápida los folletos casi sin prestarle atención, ninguno tan increíble como el que había visto con Logan a principios de año.
Rodee los ojos viendo toda sus cosas ordenadas, lápices, cuadernos, una fotografía de una araña con pelos en sus largas patas, me encogí de solo pensarlo. Al lado del cuadro había un cofre con una llave encima.
No quería ser un mirón, pero Ainhoa no se daría cuenta de que abrí su cofre. Echándole un ojo a la pelirroja en todo momento introduje la llave y lo abrí. Había muchos papeles.
Reconocía eso papeles.
—Guardaste todas mis notas. —musite con una sonrisa en el rostro.
—¿Qué decías?
Ella había guardado todas mis notas...
—Nada, nada.
Sonreí para mis adentros. Como tenía ganas de gritarle a su ex novio que me chupara el culo en ese instante.
Desgarre la esquina de una hoja de su cuaderno, tome un lápiz y escribí con mi mejor letra una siguiente nota. Luego cerré el cofre y pegue con saliva la nota encima de la caja.
Justo entonces los brazos de Ainhoa me sobresaltaron cuando me rodeo con ellos desde atrás.
—¿Terminaste ya tu presentación?
Era tan atenta que hacía que el corazón se me anchase en el pecho. Entrelace mis dedos con los de ella.
—Sí, me envié el archivo por correo. ¿Cómo va tu pastel?
—Casi listo —la oí suspirar.
Entonces saque a relucir un tema del que quizás no querría hablar.
—Estaba pensando...
—¿Piensas? Mira nada más, creí que eras un cabeza hueca —bromeó.
—Calla, soy bastante inteligente... ahora enserio estaba pensando en que deberías ir a visitar a tus padres.
Me soltó enseguida.
—¿Mis padres?
—Sí, aun tienes ese pasaje a Nueva York ¿cierto? —Asiente— podrías arreglar las cosas con tu padre, no tienes por qué esperar a que su orgullo se calme.
—Pero no quiero que... no quiero que vuelva a rechazarme otra vez. Es mi padre Liam, no podría soportarlo.
—El tiempo pasa Ainhoa, hazlo ahora, quizá es lo que tu padre está esperando.
—¿Irías conmigo? —Murmura— podrías ir conmigo, ¿quieres?
No me esperaba esto...
—Bueno, si quieres que este ahí, estaré —asiente alzando la barbilla— será bueno conocer a mis suegros, espero agradarles.
Se gira hacia el horno que ha sonado.
—Si no les agradas, seguro que los obligaras a que les agrades.
Sonrió porque es lo que haría. Mi móvil vibra en mis pantalones y mirándole el culo a mi princesa lo sacó del bolsillo.
Mala Chef.
Ven a casa pronto, tu hermana encontró su móvil en tu habitación.
Con el corazón latiéndome desbocado rechace el trozo de pastel que Ainhoa me tendía en un plato y me fui ignorándola por completo.
Conduje lo más rápido que se podía con el tráfico, y aun así con la puerta de casa frente a mí no pude calmar los latidos de mi corazón.
Lexie había descubierto mi mentira... y Lexie y yo nunca nos mentíamos. Hicimos una promesa, y yo la rompí.
Cuando cruce la puerta mamá me intercepto.
—Su amigo Adair se fue hace una hora, no quiere hablar conmigo y no ha bajado. Tienes que hablar con ella.
Con un asentimiento subí las escaleras.
Frente a la puerta de mi hermana, las manos me sudaban, el pulso no se me calmaba y el dolor de la traición que le causaría al contarle la verdad era algo que perduraría en ella. Sabía eso.
Me adentre a su habitación.
Esta de espaldas hacia mí. Me acerco todo lo que puedo.
—Mamá me dijo que encontraste el móvil en mi habitación.
No responde, no dice nada.
Camino hasta sentarme en su cama. Suspiro.
—Mira Lexie, lo siento.
—No más mentiras, hermano —dice mirándome sobre el hombro— por favor.
Su rostro esta hinchado y el brillo permanente en sus ojos no están. Soy el causante de que no este y de que se sienta así.
Asiento y comienzo a contarle toda la verdad.
Al terminar no creo poder soportar más el silencio de mi hermana, y me voy. Puedo soportar que me grite, hasta prefiero que llore a que no diga absolutamente nada.
Ojala algún día me pueda perdonar.
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HEY!! QUERIA PASAR A DECIR QUE TENDREMOS LA BILOGIA HERMANOS ANDERSON EN LA APP HINOVEL!! POR SI LES APETECE IR A DESCARGARLA (eso no significa que las quitare de aquí)
Me propuse terminar de escribir Sedúceme como quieras para mediados de agosto. No se asombren si subo capítulos seguidos.
Fin del espacio publicitario.