¿ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ɴᴏʙʟᴇ?

XXV

Una larga, aburrida, y tranquila semana paso.

Eva volvió a su rutina diaria, pero con grandes cambios.

Ya no se juntaba con nadie. No miraba a Raizel, ni a Seira y Regis, quienes trataban de acercarse y poder hablar con ella, pero no había respuesta ni alguna señal por parte de la rubia.

Es como si los lazos se hubiesen enredado, más no rotos.

Lo triste de esto, es que Eva comenzó a olvidar a todos, no porque quisiese, al contrario, quería recordar los buenos momentos, pero simplemente no podía, se angustiaba, y eso hacia que sus recuerdos fuesen bloqueados.

Tan sola no estaba, Mónica se acercó a ella después de un largo tiempo. Fue difícil poder creer sus disculpas, pero sus acciones demostraron que si intentaba arreglar la situación.
Eva confío en ella y ambas se volvieron compañeras, más no amigas, eso fue lo primero que aclaro ella.

...

—¿Voy a tu casa y hacemos los deberes allí? Llevaré pasta, encontré recetas buenas. —La morena lucia alegre por ir a la casa de Eva, quien tenía una leve sonrisa.

Ambas ya habían terminado de estudiar y cada una tomaría su camino a casa. El día estaba soleado y frío, algo que le gustaba a la ojigrís, ya no demoraba que el invierno aparecía.

—Nos vemos más tarde, si te pierdes o tienes dudas me llamas y nos encontramos en la parada que está frente al supermercado. —Le dijo Eva mientras se alejaba tranquilamente, Mónica volteo y le guiño el ojo.

—¡No te preocupes, que llegaré! —Rio bajito y camino hacia su casa en silencio.

Al llegar, abrió la puerta y entro, todo estaba ordenado y oscuro, el frío estaba intenso en la sala principal, por lo que recurrió encender la chimenea, nunca la había usado, pero sería agradable estar sentada en el piso junto al fuego.

Colgó el bolso y abrigo en el perchero que estaba en la entrada y se dirigió a la chimenea para encenderla.

—Me alegro de que hayas tomado en serio mis advertencias, sumando el secuestro claro. Sabía que después de todo no eras tan tonta. —Su sangre se heló.

Giró su cabeza y vio a Raskreia parada cerca de la entrada, tenía una sonrisa diminuta en su rostro. Sus ojos mostraban triunfo.

—¿Que más quieres de mi? Ya tienes a Raizel para ti. —Ella soltó una sonrisa burlesca, Eva sabía que algo más quería.

—Por más que estés lejos, el te sigue observando y cuidando. La única manera de que el ponga su atención en mi, es acabando con tu vida. —Ella trago saliva y se alejo lentamente de la Noble, fracaso. —Cadis Etrama Di Raizel ha anunciado la guerra contra mi reino, no tengo mucho tiempo para reclutar soldados, algunos de mis sirvientes han roto alianzas y otros...simplemente permanecerán neutros; Crombel al parecer no se meterá ni mandará aliados, el está siendo arrinconado por los sirvientes de Cadis Etrama Di Raizel.

Solo era cuestión de tiempo para que ella y Crombel cayeran. No estaría nada fácil ahora que todo esto estaba por acabar.

—¿Que planeas hacer aparte de matarme? Sabes bien que no podrás escapar, tus planes no servirán para nada ahora que perdiste gran parte de tus aliados y servidores. Debo de admitir que tomaron una buena decisión en no meterse. —La noble la miro con ojos furiosos. Pero esa mirada fue sustituida por una cargada de sorpresa.

Elen había tomado el control.

Enormes cuernos negros; manos negras y unas garras largas y afiladas; ojos completamente negros y con aquellas iris blancas que provocaban miedo e intimidación.

—Oh, no pensé que ese fenómeno saldría del caparazón, pensé que Crombel te había sacado. —La risa de Eva inundó la casa, enfriando el ambiente aún más de lo que estaba, cosa que Raskreia se sintió por primera vez intimidada.

-No, es imposible separarlos ahora, ambos somos uno, tu ya deberías de saber eso. —Ambos hablaron a la vez, mostrando una enorme sonrisa cargada de rebeldía. La peli negra soltó un sonido de su boca y frunció el ceño. Quería acabarla justo ahí, pero no podía, no podía arriesgar todo lo que había planeado.

—No te saldrás con la tuya, humana bastarda, nos volveremos a ver.

—Yo creo que eso no sucederá, perra desgraciada, pronto caerás y pondré tú cabeza sobre mi cama, para poder verte y burlarme de tu fracaso. —Esta chilló y salto a atacarla.

Esquivo el ataque y la rubia la hizo volar con una patada que le dio en la espalda. La noble chocó contra la pared y cayó al piso.

—Largo de mi casa, víbora asquerosa, o te volare la cabeza de una patada. —Esta soltó miles de maldiciones y desapareció de allí apenas terminó de hablar.

Al estar todo en silencio y algo desordenado, Eva soltó el aire que tenía en sus pulmones y volvió a la normalidad.

-Ni estando alejada puedo estar tranquila. -Elen no dijo nada al respecto, mejor así, mejor así, pensó Eva mientras limpiaba la casa, no dejaría pasar a Mónica y que ella vea todo el desorden.

...

Un largo rato paso y ya era la hora de la reunión.

Eva acomodo las cosas de estudio en la mesa ratona y preparo café. Sabía que Mónica era adicta a esa bebida, pues antes de venir al país, ella estaba en la misma clase y la veía con el termo cargado de café sin azúcar, se pregunto si eso la hacia violenta, pero dedujo que debía de ser por problemas familiares.

Salió de sus pensamientos al oír la puerta sonar, observó a su alrededor y al ver todo ordenado.

Abrió la puerta y sonrió.

—Pasa. Bienvenida. —Noto como ella observaba todo con atención, dejo la mochila al lado de la suya y sonrió.

—Tienes una casa bonita, lo que amo de las casas es la chimenea, le dan el toque hogareño.— Eva asintió y le indico que se sentase, ella le hizo caso y fue a buscar la comida a la cocina, esperaba que todo saliese bien.

Eran las nueve de la noche, la tarde paso volando para ambas, pero por suerte habían terminado los deberes y algunas tareas que tenían fecha de entrega, ahora que ambas lo notaban, se tenían una a la otra, suena raro ya que una le hizo bullying a otra, pero si lo veías con más profundidad, ambas sufrieron, Mónica a manos de sus padres y ella a manos de sus compañeros.

—Se que piensas, Eva. Prométeme que no dirás nada. -La rubia asintió mientras tomaba un sorbo de café. —Bien, tu más que nadie sabe que un abusador pasa por abusos, no todos, pero si la mayoría. Yo soy una de esas.

<<Desde pequeña mi padre me exigía ser fuerte y poder liderar sobre los débiles, no estuve de acuerdo con eso, intenté dialogar con mi madre, pero ella temía por salir lastimada; el golpeaba a mi madre algunas veces, yo simplemente me encerraba en mi cuarto. Cuando comencé el colegio, yo tomé aquella conducta y aunque me cueste admitirlo, me gustaba, sentía envidia, envidia de la felicidad que los demás portaban; la única manera de que los demás sientan lo siento siento, es demostrando mi ira con ellos.>>

Eva tenía su mirada perdida, ahora entendía el porque de todo aquello, Mónica siempre la veía feliz con sus padres. Sintió envidia y la única forma era abusando de ella.

—Mis padres se quedaron en el otro país, aún no he recibido alguna llamada o mensaje; mis tíos y abuelos no me tienen mucho cariño, es debido a los gastos que hicieron por todos los daños, que el hospital, que los nuevos colegios, materiales, etcétera.

<<No tengo familia prácticamente, estoy sola al igual que tú en este país. Al principio pensaba quedarme un año y volver a New York, pero ahora... me quedaré para siempre. Deberías de hacer lo mismo, eres mayor de edad y tienes tus documentos, puedes ir a trabajar y conseguir tu casa, un perro y quizá alguna persona quien te acompañe, porque déjame decirte algo, sean familia o no, no les da el derecho de abusar de ti como tu padre lo hizo, habla con tu madre y dile las cosas, al menos ella intento apoyarte y cuidarte. —Mónica tenía su mirada en el piso, sus labios estaban apretados y simplemente suspiro, era un buen consejo, pero temía las consecuencias. —Si no te arriesgas no obtendrás buenos resultados. Hay veces en las que uno se tiene que arriesgar para conseguir cosas mejores, y en esta ocasión estamos hablando de tu bienestar físico y mental.

Ella la miro y se quedó pensando en la relación que su compañera tenía con aquel chico popular.

-Respecto a eso, parece que has estado haciendo lo mismo, digo, antes estabas con el pelinegro alto de la clase, pero ahora... -Sabia que ella iba a mencionar aquello.

—Tu sabes bien que pasa aquí, Mónica, hay criaturas que existen, que están provocando destrozos y muertes a seres humanos inocentes. Yo en parte soy y no soy humana. —La morena abrió los ojos de golpe al oírla, ¿Acaso ella nunca fue humana? —Cuando llegué aquí, un ente oscuro se metió dentro de mi, se nombra Elen, no lleva apellido ni nada, simplemente es un compañero de batalla y compañía.

—¿Pero el tiene que ver con tu separación respecto a Raizel? ¿Así se llama verdad? -Eva asintió con una mueca en su rostro.

—Si y no. Verás, Elen solo se escondió. Hay otras personas que no son humanas, pero son buenas, ellos me citaron y me revisaron, fue complicado debido a que el no le gusta la compañía de ninguno de ahí. Se logró acostumbrar porque yo salía con uno de ellos, y ese es Rai. —Ella se arrimo más a la mesa, ese tema le interesaba bastante, sabía que algo raro sucedía desde que ella la había salvado de aquella mujer. —Ese hombre creo mi mundo, me devolvió la felicidad y el valor de la vida, si no fuese por el mis pies no estarían más en la tierra, pero ahora...me tuve que alejar, al final fue inútil. Raskreia es una mujer que sigue al pie de la letra sus costumbres, ella tiene que casarse con el para seguir conservando la sangre real, y Raizel es el único que puede hacer eso. Me estuvo acosando hasta hace unos días.—Tragó saliva, le daba un escalofrío al recordar aquello, y Mónica lo noto. —Ella le pago a alguien para que me secuestren, y funcionó.

Su compañera su cubrió la boca al oírla, no podía creer lo que estaba oyendo, ¿Un secuestro? Sin dudas aquella mujer debía de estar mal de la cabeza al planear aquello.

—No se cuentas horas de sufrimiento pasaron, deseaba morirme allí, pero recordé a Raizel y a los demás, ellos me esperaban...mi meta era llegar a casa, y lo logré, pero ahí fue donde tome la decisión de alejarme, error mío. Antes de que llegarás, Raskreia volvió y me anduvo chantajeando, esa perra bastarda no se queda conforme con nada. —Soltó un gruñido nada normal. —Por más que intente alejarme de él, ella vendrá a joder más mi existencia, al fin y al cabo, me separé y terminé mi relación con Raizel por nada. Y no se cómo volver a hablarle, no me mira, no me habla, nada, es como si ambos fuéramos desconocidos.

Sus ojos grises tormentosos se cristalizaron, nunca supo solucionar ningún problema sola, no tenía orgullo y su timidez provocaba este tipo de situaciones. Raizel lo era todo para ella, era quien la hacia verdaderamente feliz, ese estúpido noble la hacia sentir única, pero ahora estaba sola, todo se había enfriado desde que se separó de el.

—Eva, esto no es culpa de ninguno de los dos. Se que te estás culpando, pero tienes que ver qué lo hiciste por tu seguridad. Hay veces en las que nos vemos obligados a tomar este tipo de decisiones. Si ves que no resultó, piensas en un plan y vuelves a hablar con el, se que no eres capaz de hacerlo, porque te da miedo, pero es Raizel, el tiene que entenderte, si fue tu pareja y conoció todo de ti en pocos meses, sabrá cómo te sientes y te aceptará otra vez, dudo que ese tipo se vuelva a conseguir pareja otra vez, en las clases no para de mirarte. —La rubia se sonrojo y sonrió mientras limpiaba las lágrimas que bajaban por sus mejillas, ese si era el Raizel acosador.

—Quizá lo llame luego...oye, dijiste que tenias pasta. —Ella rio bajito ante la mención de la comida, Eva siempre fue una gran glotona.

—Bueno, ahora que lo recuerdo, tengo que volver a casa, veras, tengo que estudiar para una materia que no salve el año pasado, y la semana que viene debo de darla, prefiero ponerme a estudiar hoy mismo hasta el día, lamento cancelar la cena que habías planeado. —Ella sonrió apenada y Eva negó con tranquilidad, los estudios siempre irían primero.

Ambas conversaron unos minutos mas y Mónica se fue.

Por otro lado, la rubia agarro su celular y suspiro nerviosa, se había quedado con aquel pensamiento de llamar al noble, no necesitaba, se sentía desesperada y angustiada, pero sus pensamientos tristes y nefastos le decían que el no contestaria el teléfono. Tampoco perdía nada con intentar.

Marco su numero y se quedo sentada en el sofá mientras miraba fijamente el lápiz mecánico que reposaba sobre la cuaderno; dos, tres minutos pasaban y el no contestaba, posiblemente estaba cenando, era su hora, o quizá estaba con sus amigos.

Suspiro y dejo el celular en el sofá, se giro para cerrar las cortinas, casi le da un infarto. El estaba allí parado y con el clásico uniforme de la secundaria. Su mirada parecía relajada, aunque podía verse algo de inquietud.

—¿Raizel? O-oye.— Tartamudeo. —Te mereces una disculpa, volví a actuar como idio— Ella fue interrumpida por el abrazo que el le dio. Paso sus brazos por la cintura de el y correspondió con fuerza.

Largos minutos pasaron, hasta que ambos se separaron. Extrañaban tocarse y mirarse fijamente como lo hacían antes, agarrarse la mano e irse juntos a pasear luego de estudiar. A ambos le afecto la soledad, ya que ambos prácticamente se tienen el uno al otro.

-No sirvió de nada haberme alejado de ti, actué al no pensar en tus sentimientos, pero si llegaba a pasarme algo, no saldrías mal tu. — El simplemente se le quedo viendo con el ceño levemente fruncido. Raizel lo sabia todo, prefiere que ella se lo cuente cuando quisiese y se sienta segura de hacerlo.

—No quiero que te alejes de mi otra vez, mi única responsabilidad eres tu, tu bienestar mental y físico. Déjame cuidarte, y por favor, no me alejes otra vez. —Murmuro lo ultimo mientras tomaba las manos de ella.

Eva suspiro y asintió, no podía negarse ante la mirada que el le estaba haciendo. Sin dudas el sabia como manipular sus sentimientos.

—¿Ya has cenado? —El no contesto, solo la cargo en sus brazos y se la llevo al cuarto, Eva sospechaba de aquello, pero prefirió no decir nada.

Estando dentro, fue dejarla en la cama, el lo pensó unos segundos y se acostó sobre ella, abrazándola de la cintura.
Estaba tan tranquilo, que la comodidad de ambos y el ambiente hizo que ambos se quedasen dormidos. Ninguno de los dos se volvería a separar por el capricho de una Noble bastarda, y Eva ya lo tenia mas que claro.
Debía de ser fuerte y enfrentarse al mundo, Raizel seria el primero en seguir sus pasos y apoyarla, porque ambos eran uno ahora, se cuidaran de todo y todos, ambos marcarían un gran paso en la historia de los Nobles y toda aquella criatura no humana que existiese.