Para haber crecido en una familia donde los temas relacionados con la magia no habían sido precisamente un tabú, Ryan no sabía cómo asimilar todo lo que estaba escuchando; un complot de criaturas nocturnas, vampiros dirigidos por una especie de demonio...
—Esto realmente debe ser una broma orquestada por el peor productor de Hollywood —pensaba.
Puente de las Rocas a media noche y Gabita les contaba que un vampiro es una de las manifestaciones más macabras de la magia oscura. Se trata de un una persona que vuelve a la vida después de una muerte muy violenta durante un ritual donde es obligada a beber sangre de otro vampiro.
—Éste, en específico, se trata de uno muy fuerte. Se hace llamar "El Oscuro" y es muy antiguo. Incluso, tiene un aquelarre de brujas que trabaja para él, ayudándolo a crear más seguidores. Se alimenta de sangre joven para reverdecer la vitalidad de su cuerpo, propiedad que lo hace casi inmortal. Su intención es contaminar toda la magia de luz, necesita desaparecerla.
—Aún sigo sin entender qué ganas con esto —cuestionó Darys—, perteneces al lado oscuro. ¿Acaso no quieres lo mismo que él?
—Digamos que Ryan ahora pertenece al lado oscuro. ¿Acaso tu hermano quiere lo mismo que él? —Preguntó la bruja mientras saltaba la mirada entre los hermanos— Me parece que no.
—Gabita, dijiste "necesita desaparecerla" —preguntó Ryan, confundido—, ¿a qué te estabas refiriendo?
—Al sol —interrumpió Elena—. Los gastados vampiros de los que tanto hemos escuchado y leído, al parecer son más que solo historias y su debilidad sigue siendo la misma.
—Exacto Elena —confirma Gabita—. El sol en si mismo, compone un núcleo mágico demasiado poderoso que se retroalimenta con la energía de todo lo vivo —prosigue—. Los vampiros no están vivos y no pertenecen a esta tierra, respiran y caminan mediante una fuerza oscura que es vulnerable al sol. Si logran el desbalance adecuado entre la luz y la oscuridad, el sol podría eclipsar por tiempo indefinido y ellos tomarían el control —ligeramente les da la espalda, mientras, su tono de voz se torna tan triste como preocupado—. Si eso sucede, nadie estará a salvo.
—¿Qué tenemos que hacer? —preguntó Elena sin titubear.
En los días posteriores, Gabita estuvo explicándoles los detalles acerca de la creación vampírica porque estaba segura que les haría falta entenderla para elaborar "el asesinato perfecto", como si matar a un muerto fuera realmente un crimen. Trajo con ella a un bibliógrafo némaco llamado Ismael que estaba obsesionado con el estudio de la magia y parecía conocer muy bien la parte oscura de ésta. Según sus libros, el inicio del vampirismo está fuertemente asociado a la nigromancia, ya que fue justamente un aquelarre nigrómano quien pretendió invocar una criatura que acabara con la luz. Solo que no existían registros de que lo hubiesen logrado.
De más está decir que entre una cosa y otra, el curioso Ryan estuvo husmeando en los libros del joven, de donde tomó anotaciones que creía necesarias conservar. Le resultaba espantosamente atractivo todo lo que un nigromante era capaz de hacer. Su alcance iba más allá de la muerte que conocía, incluso, se hablaba de un purgatorio al que iban las almas cuando las personas morían y la conexión que los llevaba a verlos, como aquel muchacho muerto que le había pedido ayuda durante su visión.
Ismael era el típico nerd universitario con respuestas y explicaciones para casi todo, pero sin abandonar la timidez y el cuidado de las palabras. Solía sentarse en un rincón apartado para no participar mucho de las conversaciones, a menos que fuera necesaria una respuesta, como si fuera una wikipedia humana. Se la pasaba leyendo, anotando y solo levantaba su mirada para observarlo, hasta que Ryan lo percibía, claro; luego devolvía en nervios, sus ojos a los libros. No se podía negar que el chico era apuesto y en cierto modo, su fragilidad e inteligencia le comenzaban a resultar muy atractivas al nigromante. Era una lástima que no representaba un buen partido para él. Entre ellos, Ismael podía correr peligro. Por otro lado, Ryan buscaba fortalecerse, no anotarse una debilidad y eso es lo que, para él, este chico representaba.
Gabita mostraba rasgos de odio intercedidos por una sensibilidad inesperada que les estaba haciendo dudar de su estabilidad emocional. Por momentos se mostraba insegura de lo que estaban a punto de hacer. Preocupada, asumía que el Oscuro era peligroso, fuerte y rápido, pues su poder le otorgaba habilidades que violaban ciertas leyes, no solo mágicas, también físicas.
No habían pasado dos semanas cuando decidieron que ya estaban listos para la encerrona. El plan debía llevarse a cabo en el cementerio y consistía en que Elena fuera el cebo, ya que, al no poseer un núcleo mágico, pasaría como némaca hasta quedar lo suficientemente cerca de él. Ambos hermanos, desde extremos opuestos de la magia, aplicarían un encantamiento Inmovilos. Este hechizo semipermanente, lo encontraron en un pedazo de página antigua suelto entre las investigaciones de Ismael y consistía en detener el tiempo por un corto período. Por último, Gabita abriría una quebradura en el hechizo para liberar a Elena y que así, finalmente, pudiera drenar toda la energía del vampiro devolviéndola a la tierra. Ismael les pidió aprobación para poder observar de cerca, pero todos se negaron, sobre todo la bruja. Su seguridad era importante para ella.
—Esto puede no salir como lo planeamos —explicaba Gabita—, sería muy peligroso exponerte así, sabes que no está solo.
El chico quedó totalmente inconforme pero no le quedó de otra.
La madrugada siguiente, llegaron al cementerio y Ryan los acercó al lugar que vio en su visión.
—Estoy lista —dijo Elena con la voz temblorosa y se arrojó al peligro.
Podían apreciarla un poco inquieta, pues llevaba casi 20 minutos vagando sin respuesta. De repente, la temperatura comenzó a descender violentamente y una carcajada sombría y de manera ascendente comenzó a salir de entre los árboles a su derecha.
—¿Qué hace una joven como tú, sola, a estas horas y en un lugar como este? —La voz del Oscuro era desagradable y desprendía a su alrededor una esencia lóbrega en forma de humo negro que causaba espanto— Puedo sentir tu miedo y me gusta.
—Lo siento, no quería molestar —responde Elena mientras él se le acerca y ella da dos pasos hacia atrás—. No se preocupe, ya me voy.
La criatura apenas mostraba su físico. Su rostro permanecía oculto bajo la capucha, donde solo su boca alcanzaba la escasa luz que emanaba de la luna. Sus manos salían del interior entre bruscas gesticulaciones y sus pies simplemente no estaban. Era como si flotara dentro de esa humosidad.
—"inmovilos tempus mora aevum" —Ryan, Darys y Gabita comenzaron a pronunciar el encanto, mientras permanecían con los ojos cerrados y agarrados de ambas manos— "inmovilos tempus mora aevum."
Una agresiva ráfaga de viento los envolvió y se disipó para dejar todo tranquilo y callado. Gabita se desprendió de los hermanos que permanecían concentrados en sostener el encantamiento y notó que algo no iba bien con dicho hechizo. El tiempo no se había detenido del todo como debía, sino que avanzaba más lento. No sabía que había pasado pero debían aferrarse al plan, en cualquier caso, supusieron que aún llevaban la ventaja.
—"apertus exonera encantatus" —pronunció la bruja direccionando el contra-hechizo hacia Elena, quien volvió a su estado normal— ¡Debes hacerlo ahora!
Elena fue a poner su mano sobre Oscuro, quien con gran destreza y para la sorpresa de todos allí, se liberó del hechizo y la agarró fuertemente de su muñeca antes de que ella pudiera tocarle.
—Necesitas más que esto, brujita —Se burló el Oscuro dirigiéndose a Gabita. Al siguiente minuto, golpeó a Elena tan fuerte que la lanzó a tres metros de él, siendo detenida por un árbol.
Gabita corrió a socorrerla, mientras...
—"locus"—pronunció Darys mientras ponía sus manos en la tierra— "frondis."
El suelo comenzó a estremecerse y sorpresivamente para él, comenzaron a salir raíces como flechas que fueron sujetando y envolviendo todo su cuerpo, dejándolo prácticamente inmóvil.
—"flammae incendium" —pronunció Ryan, haciendo crecer llamas de fuego desde su base con toda la intención de quemarlo vivo.
—¡Muchacho! —vociferó el Oscuro, volteando su mirada a la espesa negrura que guardaban los arboles a su espalda— No seas tímido, saluda a tus amigos.
Del interior de la oscuridad salía con andar sereno, una silueta que les resultaba familiar. Sus rostros quedaron perplejos ante tal revelación. Ninguno hubiese imaginado tal sorpresa.
—Ismael, ¿eres tú?