El nigromante y el vampiro

Capítulo 8. El otro lado

Según las creencias némacas, el purgatorio es el estado transitorio de purificación y expiación donde el alma de una persona fallecida busca redimir los pecados cometidos durante su vida. La realidad de esta teoría es mucho más complicada. "El otro lado", como también podemos llamarle, consiste en una dimensión que transcurre paralelamente a la nuestra, aunque, allí el tiempo sucede más lento. Sus orígenes datan de épocas muy remotas de las que no existe registro alguno. Cuando un brujo muere, su sombra queda atrapada en el purgatorio, mientras que, la energía de su núcleo, es purificada y regresada a la "madre de todos", la naturaleza. Las almas de los magos y némacos que mueren, pasan a formar parte de la misma, sin transitar por el purgatorio. Los vampiros son aberraciones, sombras que regresan del purgatorio a través de magia oscura muy poderosa que se conjura para violar las leyes naturales, por lo que simplemente, representan la parte oscura de lo que fue un brujo en vida.

     —Pero —intervino Ryan—, Ismael no era un brujo, ¿cómo fue al purgatorio? Porque yo lo vi allí cuando murió, aunque él no lo recuerde.

     —Según me contó Gabita —respondió Mell—, Ismael murió bajo influencia oscura —Hizo una pausa mientras observaba a al chico—, su voluntad estaba siendo abrazada por el Oscuro antes de morir.

     —¿Por eso aún posee sentimientos humanos? —preguntó.

     —Era némaco —comentó Mell—. Pero, no se confíen. La oscuridad que lo mueve siempre tratará de controlarlo —Tomó un sorbo del vaso con agua que tenía en sus manos—. No deberá volver a beber sangre o puede corromperse totalmente.

     Esta explicación solo confirmaba el hecho de que, el purgatorio representaba la oscuridad en su concentración más pura.

     —Y, ¿a dónde se dirigen? —preguntó Elena a Gabita para cambiar el tema— Digo, si podemos saber.

     —Buscaremos ayuda con unos magos que sabrán como ocultarme, entre tanto encontramos el modo de eliminarlo definitivamente —responde Mell interrumpiendo la respuesta que pretendía dar Gabita.

     Entre interrogaciones y contestaciones, acompañadas de la sabiduría de Mell y los estudios de Ismael, les alcanzó la noche.

     —¿Podemos hablar en privado? —preguntó Ismael— Necesito hacerte una pregunta.

     —Claro —respondió Ryan mientras se ponía de pié para seguirlo— ¿Qué pasa? ¿Estás sintiendo sed?

     —No es eso —Sonrió —, me siento muy bien. El elixir parece actuar rápido —comentó mientras se dirigían al cuarto.

     —No sabes cuánto me alegro, me deleita verte sonreír.

     Al entrar y de un brusco giro, Ismael quedó frente a Ryan, con sus rostros muy cerca uno del otro.

     —¿Crees que deba irme con Gabita? —preguntó el vampiro— Es que no quiero ser una carga para ustedes.

     —No sé por qué piensas que eres una carga —comentó confundido—. Si te quieres ir, te entiendo, no necesitas buscar una excusa para eso —Desvía su mirada hacia el suelo—. Entiendo que Gabita es tu amiga. 

     —Ryan, no se trata de eso —Lo toma de ambas manos y se acerca un poco más—. Soy un engendro, es la verdad. No se cuán fuerte sea mi vínculo con el Oscuro pero, sé que él, de alguna manera, no ha acabado conmigo.

     En este punto, todos sabemos que Ismael tenía razón, el Oscuro guardaba una familiaridad con todos sus "juguetitos". Aunque Ryan se aferrara al chico, ahora, más que nunca, representaba su más grande debilidad.

     —¡No pienses en eso! —reprochó el nigromante—. Tu alma y tus amigos te salvamos una vez y lo haremos cuantas veces sea necesario —Acercó la punta de su nariz a la del chico, como esquimales.

     —Ryan, no estás a salvo conmigo —susurraba con sus ojos cerrados y su respiración agitada—. Soy una bomba de tiempo.

     —Quédate, por favor —pidió—. Si te vas, ya no será lo mismo.

     Me ahorraré lo que pasó después, solo mencionar que para ser un nigromante, Ryan nunca se había sentido tan atraído por la oscuridad.

     Esa noche, durmieron juntos por primera vez. Todo estaba muy tranquilo; las chicas dormían y todo era silencio, hasta que un incómodo descenso de temperatura lo despertó. Ryan se levantó y miró la hora. Eran exactamente las 2:43am cuando caminó hacia la nevera por un vaso con agua. Sentía tanta reseques en la garganta que no dudó en beber. En ese instante, sintió un desagradable sabor y cuando miró el interior del vaso, una sorpresa aterradora le estaría esperando.

     —¡Que asco! —exclamó dejando caer el vaso al suelo— ¿Sangre? —Su estómago comenzaba a retorcerse mientras una voz aterradora se escuchó desde la oscuridad.

     —Sangre, ¿qué más? —pronunció sarcásticamente.

     —¿Tú? —Hizo una pausa— ¿Qué haces? ¡¿Sal de mi cabeza?! —exclamó— "repulsio encantatus" —pronunció un par de veces pero el encantamiento no surtía efecto— "repulsio encantatus"

     —No estoy en tu mente brujito de mierda —comentó el Oscuro—. "¡ultimum cruciatu-mentis!" —exclamó fuertemente.

     Ryan despertó de golpe dando gritos de dolor. El Oscuro había aprovechado el inesperado enlace para torturar al chico mediante un hechizo de tormento.

     —¡¿Qué pasa?! —despertó Ismael asustado por lo gritos de su compañero.

     —El Oscuro —tartamudeó mientras apretaba sus sienes en un intento de soportar el dolor—, está aquí, en la casa.

     Ismael corrió a despertar a las chicas y revisar toda la casa. Pero, no encontraron nada.

     —Tal vez fue una pesadilla —comentó Darys—, las visiones y los sueños a veces se confunden.

     —No Darys, él estaba gritando de dolor y temblaba. Parecía muy atormentado —explicaba Ismael mientras lo acariciaba y Ryan solo hacía silencio.

     Acostado, con sus amigos alrededor intentando darle una explicación a lo sucedido, los escuchaba pero apenas decía una palabra, su mente estaba aturdida.

     —¿Dijo que, durante la visión, vio al Oscuro en la cocina? No entiendo —Señala Darys— Si él hubiese estado aquí, yo hubiese sentido su presencia.

     —¿Y si no estaba precisamente en esta cocina? —interviene Elena.

     —¿A qué te refieres? —pregunta Ismael.

     —Al purgatorio —Ilumina Elena con su respuesta—. Quizás, sí estaba en esta casa, pero al otro lado.

     —No es posible —dijo Gabita con una expresión alarmante—. Si el Oscuro pudiera saltar entre ambos lados, significa que Mell está corriendo peligro aquí.

     —No veo el peligro —comentó Elena entre dientes.

     —Elena, si el Oscuro cruza al otro lado, puede vernos cuando quiera —reprochó Gabita—. No se puede ver desde este lado del velo, pero ellos si pueden vernos desde allá.

     —¿Estás queriendo decir que tal vez, El Oscuro nos espía desde el otro lado?

     —Felicidades amiga, te has ganado un 10.