Kendra lo observó atónita, ni siquiera sabía a qué se estaba refiriendo aquel hombre del cual ella se había enamorado por completo, arrugó su entrecejo, humedeció sus labios, contempló la idea de responderle pero Ashton fue más rápido que ella, la rabia que sentía lo estaba consumiendo.
—¿Vas a hablar o intentaras hacerte la inocente después de todo?— frunció su rostro. —No estoy para esperarte diez minutos o veinticuatro horas, Kendra.
—Estoy intentando responderte, pero estás tan centrado en acusarme que no dejas...—fue interrumpida con agresividad.
—¡Maldita sea, Kendra!— exclamó con furia. Sus globos oculares se volvieron oscuros, tanto así, que el miedo comenzó a invadir a la chica de cabello anaranjado. —¿Qué tienes en contra de mis niños?, ¿Es por Alice?
—Ashton, yo ... — suspiró. — En realidad, no tengo que ver con la caída de Justin, te soy sincera, ni siquiera sé cómo pudo haber caído de esa altura y causarle lo que lo tiene ahora en peligro...
—Ya no está en peligro. — suspiró
—Me alegro, en serio.
—Intentaré darte una segunda oportunidad para que seas completamente sincera. — suspiró Ashton, quería ser paciente, no quería ser brusco y mucho menos ocasionar que Kendra se cerrara en su complicidad. — Piénsalo, es mejor que lo hagas por tu propia voluntad a qué lo hagas delante de un juez en una corte.
Kendra frunció su ceño.
—No serías capaz de enviarme a testificar delante de una jueza, Ashton. — negó —Te conozco, eres mi novio, el hombre que amo.
—No me conoces, Kendra.
Puntualizó. La chica sintió el temor invadirla, quiso decir la verdad, pero había algo que la tenía esposada a aquella mentira, no podía ser tan cruel y ocasionarle ese daño al ser que la quería y le había dado la oportunidad de vivir en este mundo, trago saliva y recompuso su postura, no intentaría ser vencida ni por él ni por nadie.
—Entonces, hazlo. Llévame delante de una jueza — murmuró — No tengo nada que perder, Ashton Grace.
Tomó su cartera de Louis Vuitton de segunda mano y salió de aquel apartamento lujoso con el corazón entre sus manos, el miedo la estaba invadiendo y no sabía qué hacer, ni siquiera podía ser mala consigo misma, ni buena con los demás, estaba tan asustada que ni siquiera se percató de cuándo llegó a la salida de aquel edificio en la hermosa y fría ciudad de Seattle. Tomó el primer taxi que vio y ofreció la dirección del vecindario donde residía su madre.
Pasados veinticinco minutos, llegó a su dirección, se bajo del taxi no sin antes cancelar aquella carrera, humedeció sus labios y se dispuso a tocar el timbre, se sentía tan nerviosa que sus manos le sudaban.
—Kendra, ¿qué haces por aquí? — mencionó su madre, confundida por su repentina visita.—Pensé que estabas en el hospital con Ashton, como me lo habías mencionado.
—Todo está saliendo mal, madre. — murmuró.
—¿A que te refieres? — frunció su ceño — Ponquesito, sabes que te he enseñado a que a mamá no se le habla en códigos.
—El nuevo novio de Alice, la mamá de los tres pequeños de Ashton, ha contratado a uno de los mejores doctores de Estados Unidos, han descubierto que la lesión en Justin fue por producto de una caída violenta y que fue ocasionada por alguien más fuerte que él. — negó — no sé qué hacer.
—Lo que te he enseñado, cariño. — guiñó su ojo y una media sonrisa maquiavélica se formó en su rostro.
[😇]
Bueeeenas, se que he estado demasiado tiempo pérdida, pero mis horarios como trabajadora de la salud me mantiene esclava, ayudando a personitas que realmente lo necesitan❤️, espero que disfruten este nuevo capítulo, y me dejen saber qué tal les pareció la actitud de la "dulce ponquesito" con su madre.
Besos 🥰.