тraмa: Aprendiendo a boxear
adverтencιa: No. corto.
ᴘᴀᴜʟ ᴀɴᴅᴇʀꜱᴏɴ ᴀꜱ ᴀʀᴛʜᴜʀ ꜱʜᴇʟʙʏ
Con otras pandillas constantemente ansiosas por apoderarse del territorio de Peaky Blinders, todos estaban en guardia.
Se podía ver a algunos de los muchachos practicando sus tiros y a otros se les podía encontrar boxeando y perfeccionando sus ganchos de derecha. Ser testigo de todo esto te hizo pensar que quizás tú también deberías aprender a defenderte. Por si acaso alguna vez sucediera algo. Ni siquiera tenía que estar relacionado con pandillas. Small Heath estaba lleno de personas desagradables y sería beneficioso tener algunos trucos bajo la manga para las noches en las que tuvieras que caminar a casa sola.
Decidida a no volver a estar completamente indefensa, acudiste a uno de los Shelby que era conocido por hablar demasiado con los puños, Arthur Shelby. El hermano mayor de los Shelby pareció dudar al principio. Trató de prometerte que no sería necesario que aprendieras a pelear ya que él cuidaría de ti, pero eso no fue lo suficientemente bueno.
Así que permaneciste persistente y esto resultó ser a tu favor.
Al final, Arthur se derrumbó y accedió a mostrarte un par de cosas. Echando al resto de los Blinders fuera del almacén en el que normalmente se encajonan para que tú y Arthur pudieran pasar un tiempo a solas, comenzaron las lecciones. Arthur era un maestro bastante decente, fue paciente contigo en su mayor parte, pero aun así podrías evitar frustrarte contigo mismo. Tus golpes no fueron lo suficientemente efectivos para una pelea real, pero aun así Arthur te animó a seguir intentándolo.
"Más fuerte Lucy" dijo Arthur mientras dejaba que lo golpearas sin que él se defendiera.
Con el sudor goteando por tu frente, tu mano hizo contacto con su pecho, pero Arthur parecía completamente imperturbable. Apenas se inmutó, pero eso fue algo bueno porque te motivó a ser más agresivo la próxima vez.
"¡Échale ganas!" Arthur ordenó de nuevo. Tus nudillos estaban rojos y no te sorprendería si de repente comenzaran a sangrar, pero seguiste siendo terco.
"¡Vamos más duro!" Arthur te lo dijo una última vez.
Dejando escapar un grito vicioso, le diste un fuerte golpe directo al estómago de Arthur, dejándolo sin aliento. Con los ojos brillando tanto de sorpresa como de orgullo, Arthur se tambaleó hacia atrás. No podías decir lo que estaba pensando, la única explicación razonable es que lo hizo por reflejo sin pensar, pero cuando Arthur cayó, agarró tu ropa en un intento de evitar que se cayera al suelo. Desafortunadamente, esta acción no ayudó a Arthur a recuperar el equilibrio. Todo lo que terminó haciendo fue hacer que te cayeras junto con él.
Ambos se estrellaron contra el suelo con rudeza. Sorprendentemente, eso no fue ni siquiera la peor parte de la situación. Lo que hizo que tus mejillas se encendieran es cuando caíste sobre el pecho de Arthur, tus labios también se estrellaron contra los suyos.(Hagámoslo tipo cliché bb)
Ninguno de los dos hubiera esperado que todo esto terminara en un beso, pero aquí estaba. Te quedaste en la posición por más tiempo del que te hubiera gustado admitir hasta que, bastante avergonzada, te alejaste de Arthur y te bajaste de él. No se dijo nada de tu parte porque, francamente, no sabías qué decir. Arthur asumió el deber de hablar después de que lo ayudaste a ponerse de pie.
"En ese momento" el hombre se aclaró la garganta, sacudiéndose los pantalones. Era asombroso lo incómodo que era el ambiente considerando que ambos estaban en la edad en la que besar debería haber sido tan natural como respirar.
"No estoy seguro de cómo sucedió eso ... pero no escucharás ninguna queja de mi parte".
Eso hizo que tus ojos se transformaran en grandes óvalos. ¿Qué estaba tratando de decir? ¿Qué disfrutó eso? Si fueras honesta contigo misma, también lo hiciste, pero no te atreviste a decir algo tan atrevido. Así que, en cambio, te reíste ligeramente y respondiste.
"Bueno, supongo que podrías considerar esa mi forma involuntaria de agradecerte por mostrarme algunos de tus trucos".
Arthur, con las mejillas teñidas de rosa mientras se sonrojaba como un niño de escuela, asintió con la cabeza como si esa fuera una forma esperada de terminar esa discusión. Luego, en silencio, accedió a no mencionar lo que le había sucedido a John o Tommy. Sin duda, esos dos encontrarían esta historia demasiado divertida y solo podías imaginar lo que dirían mientras se burlaban.
"Finalmente me besaste. Hemos intentado que eso suceda durante años ".