Moonchild: The Life |Jeon Jun...

By MUSA_Borahae

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PRIMER LIBRO DE LA SAGA HORTI'S FLOWER. Nunca hemos estado solos, ellos viven entre nosotros. Ser escolta rea... More

Prólogo
Personajes
Playlist
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10 I
Capítulo 10 II
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18 I
Capítulo 18 II
Capítulo 20
Capítulo 21 I
Capítulo 21 II
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 I
Capítulo 40 II
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Epilogo
Curiosidades
Segunda temporada

Capítulo 19

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By MUSA_Borahae

Capítulo 19: actitudes sospechosas.

No entiendo nada y me estoy desesperando.

Por lo poco que Jimin me logró explicar, todo sucedió así de la nada. Cuando el reloj marcó la medianoche la luna que para en ese instante estaba tornada de un brillante tono rosa comenzó a opacarse hasta que su brillo se extinguió por completo. Quedando en el cielo solo una luna que apenas y se veía. Una roca común sin ningún tipo de gracia.

Su energía no estaba, se desvaneció así sin más.

Damn.

Comenzamos a entrar en pánico porque nada como esto había sucedido en todos los años que llevábamos pisando el mundo. Tanto agentes como civiles que residen aquí en Aswan comenzaron aglomerarse en las calles, mirando el cielo sin poder creer lo que sucedía.

Hacía frío, más que otras noches en las que he estado aquí. Conozco a Aswan más que a mí ciudad natal por el hecho de criarme aquí, y nunca había hecho tanto frío como hoy. El desierto a lo lejos era un desastre al igual que los tumultos de arena que se encontraban en la ciudad, la brisa soplaba mucho despeinando mis cabellos y alborotando arena por todas partes, así que siento como colocan algo sobre mi cabeza. Me giro a ver, se trata de Jeon cediendo su chaqueta.

—Estas expuesta y débil —sonreí, envolviendo mi cuerpo con la prenda—, sería el colmo que te enfermes.

—Gracias.

Excusas, es muy difícil hacernos enfermar y lo sabe.

Cuando llegamos a la base el único superior aquí, la mujer representante del continente africano, caminaba de un lado a otro en la sala de reuniones. Sus pies la llevaban en círculos alrededor de la ilustración de la luna y el sol pintada en el centro del suelo y parecía estar al borde de un ataque de pánico. Nos reunió a todos sin excepción allí, tanto a hombres como mujeres, incluso a los semidioses. El ruido y el escándalo destacan en el lugar, se oían murmullos por doquier. Algunos se sentían mal, entre ellos Nana quién casi sufrió un desmayo debido a una baja de energía. Se veía débil, demasiado. No sé si es por nuestro estado o por lo que acaba de pasar.

—Estoy bien. —aseguró sentada en una de las tantas sillas. Todas ocupadas por mujeres pues los agentes nos cedieron los puestos.

—No lo estás —contrarrestó Jimin arrodillado a su altura, Suni acariciaba el cabello de nuestra líder mientras que Grecia y yo mirábamos sin mucho qué hacer—. Quédate quieta ¿Sí?

—Recuéstala en mis piernas —dijo la castaña, así que tras la mirada vacilante de Nana aquello se hizo.

Todos sabemos que no le gusta verse débil porque es una líder de alta categoría, pero debe entender que incluso ella puede tener ciertos límites y flaquear de vez en cuando. El resto de líderes y entrenadores están con la superior en el centro de la sala, la cual es rodeada por los miles de escritorios y sillas que usamos los receptores cada vez que nos dan una información.

Observo a Jungkook conversar con los príncipes reunidos en una zona en específico, allí también están sus dos amigos. El de cabellos negros está parado de perfil lateral, tiene los brazos cruzados —posición que resalta su musculatura elegante— y el ceño fruncido. Desde la distancia puedo ver como sus dedos se tornan pálidos por la fuerza que está ejerciendo sobre su propia ropa, me pregunto por qué está tan tenso. Sigue con el pijama que compró en el hotel y yo solo me estoy cubriendo con la bata de baño y su chaqueta. La mayoría aquí están en pijama, pocos con sus uniformes pues no hay tantos agentes en el turno nocturno. Todas las mujeres están al igual que yo, en pijama, batas de baño, algunas incluso con mascarillas para la piel sin quitar.

Menos mal y alcanzamos a quitarnos las nuestras.

Nos ponemos todos en alerta cuando la superior toma asiento en su escritorio y da una palmada a la mesa para hacernos callar. Su boca se abre y se cierra de nuevo, su expresión vacilante demuestra que probablemente no haya las palabras adecuadas para explicar la situación. Como siempre está usando vestido, uno de esos que al verla te hace sentir en un cuento de hadas. Muy parecida a la vestimenta que Dasha y la condesa rusa solían usar en sus palacios. Sus rizos de color chocolate caen por su espalda, su mirada preocupada solo me pone los vellos de punta.

¿Qué sucede?

—Nunca había pasado algo como esto —su voz hizo eco en la silenciosa sala, casi siempre nos habla en egipcio pero esta vez lo hace en inglés—. Desde nuestra creación nunca se había visto a luna en este estado... Y lamentablemente no hay escritura alguna que nos explique qué ha pasado.

Respiro hondo, eso es cierto. He estado aquí durante años y nunca, ni siquiera cuando era aprendiz, nos dijeron de que algo así hubiese pasado décadas atrás. Lo confirmé cuando Suni les preguntó a Nana y a Jimin qué ocurría y no pudieron responder. Lo que nos lleva a suponer que es algo nuevo, o sea, nos enfrentamos a algo desconocido que puede catalogarse como bueno o muy malo.

—Contacté con el resto de los superiores y justo ahora están en medio de una investigación pero no es nada fácil, luna dejó de brillar en cuestión de segundos y no hay estudio científico alguno que nos dé una respuesta clara —traga, su tono de voz es fuerte y su habla bastante clara pero allí está, se percibe su nerviosismo—. No soy de notificarles suposiciones o teorías, me gusta darles a mis agentes una seguridad pero la gravedad del asunto me obliga a informarles de cualquier cosa.

—Me está asustado —oigo a Grecia murmurar y Suni la manda a callar cuando la superior la mira. La ha oído claramente, ella y los demás agentes de mi categoría.

—Creemos que se trata de Inanna —revela, no entiendo. La mayoría contiene la respiración, yo también—. Según escrituras e informes hechos hace milenios por bimbaios que hoy en día ya no están, la última vez que sucedió un fenómeno similar fue cuando nuestra diosa bajó a la tierra para llevar a cabo su parto, que fue la primera vez que se vio un eclipse lunar —aclara su garganta—. Cabe destacar que la primera vez que se vio una luna rosa fue el día exacto en el que su hijo fue dejado en la tierra.

—Oh, joder —susurra Jimin. Lo miro frunciendo el ceño y me mira de vuelta, le pregunto silenciosamente qué pasa pues parece saberlo. Pellizco su mano pero no dice nada más, parece perturbado.

—Creemos que Inanna está aquí. Según mis hermanos —y se refiere a los otros superiores— hay probabilidades de que nuestra diosa esté en tierra firme. Así que lo lamento por nosotras, pero es hora de volver a trabajar.

Hace una pausa, cosa que aprovechan los demás para susurrar entre sí sus propias teorías del asunto. Si es así como ellos suponen entonces esto es bastante importante pero lo digo otra vez, no podemos saber si es bueno o malo. Porque si bien es un honor recibir a la diosa en territorio terrestre no conocemos la razón por la pudiera estar aquí.

Quizás que Inanna se haga presente es una mala señal. Puede que yo esté siendo negativa pero es que no siento que sea por algo bueno, con todo lo que ha estado pasando no lo veo así.

—General Natchmerria —Jimin se incorpora, vemos cómo se dirige hasta ella y al llegar a un costado de su escritorio hace una reverencia—, solicito una reunión con el resto de los paganos.

—¿Motivo?

—Un vínculo. Si creamos una conexión de rastreo será más fácil tener resultados, probaremos energías entre todos —miro a Nana en busca de una explicación pero ella parece igual de perdida. No sabía que podían hacer eso—. Si hay un exceso de la misma en algún punto clave de la corteza terrestre lo sabremos. Entonces, cuando tengamos ubicación de las anomalías pueden enviarse equipos de investigación para determinar el problema.

—Inteligente, trece, pero si nuestras sospechas son ciertas necesitaremos más que eso —Jimin asiente—. Estamos hablando de una diosa, si ella no quiere ser vista no podremos ubicarla por mucho que lo intentemos ¿Tienes eso claro verdad?

—Sí, mi general.

—Te concedo el permiso, pero mantén en cuenta que un rastreo no nos dará todas las respuestas —entonces miró de nuevo al resto—. Hay otra cosa que debo de notificar y es que los semidioses no pueden permanecer más tiempo aquí, deberán continuar su entrenamiento en Europa, en el palacio real francés —aquello no me sorprende mucho—. Los detalles se darán durante el proceso de traslado. Y eso es todo por ahora, los de turno diurno vayan a descansar.

La regla era que una vez que los hijos de los semidioses, por lo tanto descendientes del legado divino, al cumplir cierta edad o al menos al tomar el trono debían ser informados de la verdad y próximamente empezar su entrenamiento espiritual. Un semidiós es algo similar a un pagano en cuanto a espiritualidad pero no es similar a un guardián porque obviamente llevan consigo más poder. Son capaces de hacer todo lo que se propongan, desde cumplir deseos hasta provocar milagros o caos, lo que se les venga en gana.

Una vez que superan las dos primeras fases del entrenamiento son llevados al palacio francés para completar las últimas dos. Ya es momento de que se vayan.

Para cuando ya todos nos disponíamos a salir de la sala, uno de los guardianes que custodian las entradas de la base entró casi corriendo. Llamando nuestra atención y deteniendo nuestra salida.

—¡Mi señora! ¡Los civiles exigen explicaciones! —oh shit— Están aglomerados en las entradas de la base y piden hablar con el comandante en jefe.

—No pueden dejarlos pasar, está prohibido.

—¿Y qué hacemos?

—No puedo salir ahora mismo, tengo que comunicarme con el resto de los superiores. En vista de que la mayor se encuentra indispuesta, tenientes y coronel, por favor encargarse de la situación. Den todas las explicaciones, ellos también son guardianes.

Se supone que no tengo un horario en específico de trabajo pues los equipos negros simplemente nos movemos bajo órdenes sin importar la hora, no he recibido ninguna y mientras eso no sucede debería dormir. Pero no puedo hacer eso, a pesar de que la luna ya no es rosa y ni siquiera brilla continúo en el mismo estado y supongo que estaré así hasta mañana. Así que dormir no es una opción y con todo lo que está ocurriendo es difícil conciliar el sueño. Por lo tanto me dirijo a mi habitación, que ahora ha sido movida por alguna razón que desconozco y es más amplia, estamos cerca de las habitaciones de los semidioses al igual que el resto de los escuadrones de nuestra categoría. Tomo un baño otra vez y me coloco el uniforme, cuando estoy abrochando mi pantalón Grecia y Jimin entran a la misma.

Están tan inmersos en su discusión que no le prestan la más mínima atención a mi presencia en el baño. Tengo la puerta cerrada pero puedo oírlos de la misma forma en la que seguramente saben que hay un tercero aquí.

—¡¿Por qué nunca me cuentas nada?! ¡¿No confías en mí?! —me desabrocho de nuevo el pantalón porque quiero hacer pis.

—Grecia, no, no es que no confíe en ti.

—¡¿Entonces?! —ruedo los ojos, sus peleas maritales comienzan a acabar con mi paciencia. No sé para qué tanto alboroto si al final terminan besándose y todos felices.

Par de raros.

Ahora quiero hacer pipi.

—Amor, hay cosas que aunque quisiera no puedo darlas a conocer —Jimin suena bastante tranquilo en lo que yo busco con la mirada el papel higiénico.

Ay, no me digan que se acabó.

—Soy tú mujer ¿Crees que iré a alguien con el chisme o qué?

Aquí la chismosa soy yo que quiere saber de qué demonios hablan.

—¡Sí Grecia! ¡Eres mi mujer y precisamente por eso no voy a decirte nada! —Ya se alteró— ¡¿No lo entiendes?! ¡Es peligroso! ¡Cla-si-fi-ca-do! ¡Cosas de guardianes de mí categoría! No quiero ponerte en riesgo.

No sé de qué coño hablan pero creo que entiendo y sé cómo se siente ella. Jimin es bastante misterioso, siempre parece saber mucho más de lo que aparenta pero nunca suelta la sopa ni aunque alguno de nosotros esté involucrado en ello.

Un ejemplo es la conexión que existe entre el teniente gruñón y yo, porque si es cierto que estamos destinados tiene que haber mucho más; un por qué, más respuestas que Park Jimin conoce y no quiere decir.

—Malditas políticas —murmura Grecia.

—Gorda, basta —escucho un golpe, puedo apostar a que fue ella en respuesta al apodo—. Esto no tiene sentido ¿Puedes entender que se escapa de mis manos?

—Jimin —resopla—, si te estoy preguntando directamente a ti todo esto es porque estoy siendo considerada, pero si no quieres tomar la oportunidad que te doy para que me digas la puta verdad entonces voy a averiguarlo por mi cuenta.

—Grecia, es peligroso, ya te lo dije —enarco una ceja.

—¿Y eso qué? No sé si no lo has notado pero estamos en constante peligro todos los días. Esto es algo que merezco saber.

No entiendo.

—¿Estaré siendo muy metiche si pregunto qué ocurre? —decido hablar.

—Sí Venus, vete —ella es tan amable.

—Bueno lo haría pero no hay papel ¿Me pasan un rollo?

Les escucho rebuscar supongo que en el cajón de cosméticos junto al de primeros auxilios y aquí es cuando me cuestiono por qué coño eso no está aquí en el baño. La puerta se abre, Jimin entra pasándome el rollo de papel y sentada aquí le sonrío en agradecimiento.

—Después te cuento —susurra y yo asiento sabiendo que lo hará. Cierra la puerta, yo termino lo mío y me apresuro en dejar a solas a la pareja. Lo bueno de todo esto es que nadie afuera puede escuchar lo que adentro sucede porque las paredes de las habitaciones o salas de reuniones son insonorizadas.

Ahora debo preocuparme más en hacer mi trabajo y buscar soluciones a los problemas. Porque siento que cada vez hay más y si se acumulan todos vamos a enloquecer. Voy a una de las tantas salas de control en sistemas, me instalo para seguir con lo que he estado haciendo en los últimos días.

Intentar encontrar el rastro de su majestad Kim Dokhye.

A ver si así olvido la intriga que me carcome por lo que acaba de pasar en nuestra habitación.

Recibo mensajes de todas partes del mundo al igual que los demás parte del equipo. Yeonjun trabaja en un escritorio a lado del mío y en la misma oficina junto a Huening Kai, Teresa O'Connor y el más pequeño del equipo pero también el más intelectual, Arón Wilson, un bebé de quince años solares y ciento noventa y cinco lunas encima con un cerebro prodigioso.

Todos han sido asesorados por mí, aprendices con mucho potencial que adopté como míos dentro del ámbito laboral. Se puede decir que soy su mentora, todo lo que saben de informática, sistemas operativos, arquitectura de tecnología y más, es gracias a mí y por supuesto, al ingenio con el que nacieron.

Me han estado ayudando mucho con el tema de la reina, pero está siendo difícil porque es como si se la hubiera tragado la tierra. Al menos sabemos que está con vida o de lo contrario ya lo hubiésemos notado.

Cuando ya llevo un buen rato en lo mío, no sé exactamente cuándo porque a veces pierdo la noción del tiempo, una sensación familiar nos hace a todos levantar la cabeza para poner atención a la mujer que recién entra en la oficina.

Nos levantamos de nuestros asientos para inclinarnos ante ella y sin poder evitarlo sonrío, me alegra ver que a pesar de sus problemas y todo lo que ha tenido que pasar, Kim Dasha aparentemente se encuentra en buenas condiciones. Con pantalones de dormir de rayas azules, un suéter gris y el cabello ondulado atado en un moño flojo debido a cabellos cortos que se escapan. Nos estudia con sus hermosos oscuros.

—Majestad. —saludamos a coro, ella hace una inclinación breve solo con la cabeza.

—Se ve radiante, mi princesa —como siempre Yeounjun— pero ¿No debería de estar descansando?

—Con todo lo que está pasando es difícil descansar —entonces se encoge y me mira—. Venus, ¿Tienes un minuto?

—Por supuesto ¿Qué ocurre? —mira al resto vacilante, seguramente esperaba a que nos dejaran solas o que yo saliera un momento pero honestamente le voy a dar literalmente un minuto porque no puedo dejar a la mitad lo que tengo en el ordenador.

Por lo que se resigna y habla mientras el resto toma asiento y vuelve a lo suyo.

—Voy a ser directa porque tienes trabajo que hacer, agradezco que estén haciendo lo posible por encontrar a mi madre —asiento con las manos tras la espalda—. Desde que estoy aquí he hecho y pasado por muchas cosas al igual que mis hermanos, no es un secreto para ustedes que ahora que he completado la mitad de mi entrenamiento nos hemos vuelto más sabios, así como también ahora hacemos cosas que ni siquiera ustedes pueden hacer... Pero hay algo en lo que no califico como la mejor y según me ha dicho Namjoon eres de las mejores en el ámbito de la piratería informática.

Hm, ya entiendo. Dasha no soporta sentirse inferior a los demás y seguramente la tecnología no es su fuerte. Algo en lo que debería tener buenas calificaciones porque una vez conoces este lado del mundo es bueno saber de todo un poco.

Namjoon es muy bueno en eso, por lo que sé, y seguido de él y la condesa rusa está Seokjin.

—Bueno, en eso no se equivoca ¿Quieres que te ayude con eso?

—Por favor —suspira y sonrío amable, sé que le cuesta hacer este tipo de cosas. Es un gran avance supongo—. La idea de viajar de un continente al otro no me agrada, pero me desagrada más atrasarme y no estar al mismo nivel que mis hermanos. Se supone que soy la futura reina de Corea y debo de estar preparada para cualquier cosa.

Y sí, para su buena o mala suerte, dependiendo de cómo lo tome, tiene esa carga sobre los hombros.

—Está bien —accedo— pero con una condición

—Te escucho.

—Quiero un permiso especial de la reina para ingresar al sistema de seguridad del palacio de manera legal y así garantizar la seguridad de la familia.

La princesa sonríe.

—Está bien —encoge los hombros—, no hay problema.

—Hecho ¿Cuál es tu horario de entrenamiento?

—El mismo que el de los escoltas.

—Buscaré en la base de datos tu horario y trataré de organizarme un poco, lo más probable es que tomemos tiempo durante las noches ya que es cuando estoy menos ocupada.

—De hecho, inspectora Choi, tampoco tienes que exagerar —Aron interrumpe y le miro ajustar las gafas sobre el puente de su nariz mientras que teclea con rapidez—. Nosotros estamos aquí para cubrirte.

Ow mi niño. No me resisto a sonreír y besar sonoramente su cabeza, a lo que se queja por supuesto, pero no me importa.

—Sí pero... Oh, tengo una mejor idea —aplaudo para girarme hacia Dasha de nuevo—. Su alteza ¿Qué le parece unirse temporalmente a mi equipo? Trabajar entre genios será de gran ayuda para usted, podrá adquirir los conocimientos básicos y también aprender algunos que otros trucos.

Vacila observando a los chicos uno por uno que han dejado de hacer lo que les toca al oír mi sugerencia. Le observan expectantes pero cuando hacen contacto visual bajan la mirada, incluso Yeounjun. No los culpo, hasta a mí se me hace un poco forzado mirarla directamente sin que me den escalofríos.

—¿Estás segura? Porque sé que se toman su trabajo en serio, no quiero estorbar.

Definitivamente ha reflexionado un poco sobre sí misma. Es menos tosca y más dada, más amigable, quizás más empática. Mi sonrisa no desaparece cuando me cruzo de brazos ladeando la cabeza, esta chica a veces saca de quicio pero puede ser sorprendente su forma de entender las cosas.

Es singular, hermosamente singular. Entiendo que Jungkook se haya confundido respecto a ella. Y tan solo tiene veinte años.

—Dasha, eres la única princesa que conozco que ha logrado burlar la seguridad de un palacio real sin que nadie sospeche —sonríe a medias, está jugando con sus dedos y por un momento percibo inseguridad—. Eres la más astuta de tus hermanos y aprendes rápido, por eso no te preocupes.

—Bueno ¿Cuando empiezo?

Entrando al gimnasio lo primero que hago es verme al espejo, esta es una de las pocas actividades en las que no usamos uniforme así que como de costumbre solo estoy usando mi top deportivo, shorts y guantes en mis manos. Uso una diadema para apartar cabellos de mi rostro y la música en el lugar me relaja.

Para motivar hay música pop rock de fondo, me gusta.

Dejo mis cosas en el pequeño casillero y me dirijo a calentar cuando percibo un olor particular en el área de las pesas, desde aquí veo al segundo piso y cerca del barandal del mismo está la sensual espalda desnuda de Jeon Jungkook mientras entrena.

Hace calor aquí.

Cuando voy llegando hasta su sitio después de subir algunos escalones no es necesario intentar llamar su atención porque me mira, me gusta que ahora se detenga a detallarme completa, me hace sentir bien. Lo único que lleva encima es una toalla pequeña que descansa en su nuca, tiene el torso descubierto, pantalones deportivos negros y todos los músculos hinchados. Debe de llevar buen rato aquí, sonrío y él como siempre no lo hace pero asiente con la cabeza en forma de saludo.

—Tu amada princesa ahora también es mi aprendiz ¿No soy espectacular? —enarca una ceja dejando las pesas de lado, sus guantes son rojos, me gustan.

—¿Dasha? —Silbó— Vaya, no creí que su orgullo le permitiera pedir ayuda.

—Pues lo hizo, y estoy muy feliz de ayudar —asiente elevando una de sus comisuras.

Se ha cortado el cabello en un corte más americano, Jungkook evidentemente heredó las costumbres y apariencia de un hombre coreano así que el contraste es resaltante. Tiene el cabello peinado hacia atrás con varios mechones pegados a su frente por el sudor.

Cada parte de su torso gotea del mismo, sus brazos, su cuello, todo. Paso saliva cuando regreso a sus ojos y me observa fijamente, tiene el rostro serio pero su mirada es bastante burlona. Al idiota le parece divertido como me hipnotiza su imagen.

Después su ceño se arruga y el mío igual cuando irgue la espalda rápidamente y camina, cuando pasa por mi lado toma mi muñeca y me hace caminar a su lado. Le veo sin entender en el momento en que vamos bajando las escaleras y ya se le está haciendo costumbre arrastrarme con él sin explicación. Suelta mi muñeca cuando me zafo pero contrario a dejarme me toma de la mano, mi corazón bombea con fuerza ante el gesto e inevitablemente entrelazo nuestros dedos.

Ojos curiosos nos observan entrar a las duchas, un sinfín de escenarios se crean en mi cabeza cuando nos encierra en un cubículo aún cuando estamos solos en este lugar.

Escenarios que tienen un mismo final; mi espalda contra la pared y Jungkook entre mis piernas.

Ah, qué bonita imagen.

—Me hice exámenes en retención.

Es lo primero que suelta y suspiro cuando suelta mi mano, quería que se quedaran así de unidas. Parece notar la sensación de vacío, sus ojos se quedan unos segundos más en mi mano.

—¿Y eso? ¿Te sientes mal? Te dije que era mejor esperar unos días más para regresar al trabajo.

—Me siento bien, creo. Es solo que... Ven aquí.

Mira hacia los lados como si alguien pudiera oírnos desde afuera, con toda esa música y agentes hablando y entrenando. Sonrío divertida haciéndole caso a su improvisado espacio de confiabilidad y me atrevo a abrazar su cuello con mis brazos, me sorprende un poco cuando no me hace de lado ni nada, simplemente acepta lo que hago rodeando mi cintura.

—Oye me encanta cuando te comportas así pero... Aquí no, bonito. —ríe apenas.

—No seas boba y escúchame —asiento—. Los sueños que te dije ¿Recuerdas? —Vuelvo a afirmar— Comienzo a creer que no son sueños.

Ya empezamos otra vez con las rarezas. Es que en este lugar y con personas como nosotros definitivamente no se puede estar en paz.

—¿Visiones? Quizás ese sea tu don —él niega con la cabeza.

Hm, por primera vez su piel no está fría. Debe de ser por el ejercicio, casi siempre es frío el tacto.

—No creo que lo sean, al menos no del futuro —aquello llama más mi atención—. Estuve indagando a escondidas pero con mi rango no hay mucho que pueda hacer y recordé que eres una chismosa con buen sueldo así que necesito que me digas lo que sabes.

No puedo evitar reír, que odioso es.

—Ok ok, habla más despacio ¿Quieres? —Deslizo los dedos acariciando la punta de sus orejas rojas— Y dime exactamente qué es lo que has estado investigando porque no entiendo nada.

Reencarnación. —me responde en tamil.

Mis movimientos se detienen enfocándome en sus ojos y en lo que acaba de decir.

—¿Cómo dices? —asiente a lo que me suelta y dentro del pequeño cubículo empieza a dar vueltas en círculos, le doy un manotazo cuando veo que va a morderse las uñas.

—Dime todo lo que sabes sobre ese tema, y cuando digo todo me refiero a no dejar ni un detalle por fuera, Choi.

—Uh... Qué rudo —rueda los ojos—, bueno no es algo que se diga a la ligera porque son temas de los que no tenemos tantos conocimientos pero está bien, confío en ti.

—Te escucho.

—La reencarnación obviamente existe, es en pocas palabras un privilegio por lo que no todo el mundo tiene la oportunidad de renacer. Es un tipo de inmortalidad que nosotros vemos como un regalo de nuestras deidades ya que para obtenerlo debes ganártelo o ser algún tipo de criatura con una existencia importante, es decir, tienes que tener algún propósito válido que te haga merecedor de morir y despertar en este mundo tantas veces como se pueda.

»Los únicos que pueden reencarnar, según nuestros conocimientos, son los dioses secundarios; los cuales conocemos como criaturas terrenales milagrosas. Los paganos cuando llegan a un nivel superior de poder espiritual también son capaces de reencarnar solo si Terra lo cree necesario. Los hijos de algún semidiós también tienen la posibilidad y por último están los gatos.

—¿Los gatos?

—El trillado mito de sus nueve vidas no salió de un ser pensante en estado de aburrimiento, Rey.

—¿Pueden reencarnar?

—Nueve veces, no más.

—¿Los guardianes no reencarnan? —hago una mueca poniendo en duda mi respuesta.

—Hasta dónde sé, no —no sé a qué viene todo esto— Pero tampoco puedo decir que sea imposible ¿A qué se debe tu curiosidad por el tema?

Otra vez hace una pausa, estaba de perfil viendo hacia la puerta cerrada pero después me volvió a dar la cara. Comienza a intimidarme el hecho de que no lleva puesta ni una camisa y se me está acalorando el rostro.

Yo solo quería entrenar, no estar aquí metida con él después de un día tan hormonal como lo fue el de ayer.

—Imagino que has estado lo suficientemente ocupada como para darte cuenta de lo extraños que son tus sueños ¿Sigues teniéndolos? —Afirmo— Yo igual, y son cada vez más claros y parecidos a los tuyos.

—Eso es por nuestra conexión —con confusión cruza los brazos pero los deja a sus costados cuando estos tropiezan mi pecho. Realmente es reducido el espacio aquí.

—Te preguntaré sobre ese tema luego, ahora analiza bien el asunto y dime si no te parece raro. No son simples sueños, Venus, ahora lo sé. Quizás son visiones... Quizás sean recuerdos.

—¿Recuerdos de qué? —Cuestiono con gracia— ¿Nuestras vidas pasadas? Eso es absurdo, Jeon, nunca se ha conocido sobre algún guardián que haya reencarnado y mucho menos un híbrido como tú.

—Creí que ustedes no aplicaban el ver para creer.

—Y no lo hacemos, pero lo que dices es una teoría sin bases confiables ¿Lo entiendes?

—Entonces le daré validez y confiabilidad —respiro hondo cuando su aroma comienza a impregnarse en mis fosas nasales y me veo en la obligación de pedir por más. Ha sonado tan seguro diciendo aquello que dudo de mis propias creencias. Nos entrenan para estar abiertos a cualquier posibilidad pero cuando de nuestros conocimientos se trata es un poco difícil el asunto.

Me abrazo a su torso enterrando la nariz en sus clavículas, me vale que esté sudado en cualquier momento yo también lo estaré. Como consecuencia obtengo lo mismo, siento como aspira mi coronilla sin medir ni pensar, solo lo hace, se deja llevar.

Esto da miedo.

—¿Cómo? —susurro contra sus clavículas.

—Ni idea, pero si tengo que amarrar a Jimin al pico de una montaña helada lo hago —me imagino a mi amigo amordazado mientras sufre en la cima de una montaña y rodeado de nieve, es un poco cruel pero conociéndolo lo disfrutaría porque es un amante nato de la naturaleza.

—Oh, por Shamash estás enloqueciendo.

—Mira quién habla.

—¿Acabas de llamarme loca? —Lo que no esperaba fue el pequeño beso que dejó sobre mis labios antes de responder con un sí— Vaya, eso es nuevo.

Y se ríe, oh por todos los cielos que hermosa risa.

—Ahora explícame qué es eso de la conexión que obviamente ya no podemos ignorar.

—Honestamente no lo sé del todo, al igual que tú solo tengo teorías... Creo que te ayudaré a amenazar a Jimin.

—¿Me explicas un poco?

—¿Has leído sobre la leyenda de los destinados? —asiente ya viendo venir cómo va este asunto— Bueno, es cierta y me parece que ese es nuestro caso.

—¿Entonces estoy atado a ti con un hilo dorado invisible? Porque si es así varias cosas comienzan a tomar sentido.

Espero a que diga algo más respecto a su comentario pero no, no lo hace y ese es un dato que voy a anotar mentalmente

—Quien sabe, oye, de verdad quiero hacer ejercicio porque luego iré a trabajar —bufa—. Tenemos informes sobre un campo de fuerza abierto en el medio del valle de la luna, en Atacama.

—¿Un campo de fuerza?

—Es bastante fuerte y también desconocido, mata a cualquier ser vivo que pase por ahí. Los equipos de investigación chilenos están en medio de su búsqueda pero cuesta un poco identificarlo, todo está alterado.

Algo pasa por su mente, estoy muy segura de ello porque pone esa cara pensativa que hace cada vez que recopila ideas en su cabeza.

—¿Qué me dices de Inanna?

—No tenemos idea de qué pasa, pero Jimin está actuando extraño y casi siempre lo veo conversar con la princesa Tzuyu en salas insonorizadas, tú me dirás.

—A veces creo que trece ve el futuro.

—Yo también lo creo.

Salimos del cubículo, en serio había calor allí y la cercanía, en mi caso, no ayudaba demasiado. Me reviso en los espejos otra vez, arreglo un poco mi cabello.

—Cuando los resultados a tus exámenes estén listos avísame, pero si no hay nada peculiar entonces definitivamente tendremos que averiguar por nuestra cuenta qué es lo que sucede ¿Está bien? Que tus exámenes salgan como si no te pasara nada es un detalle que no se debe pasar por alto.

Lo veo asentir desde el espejo, está detrás de mí cruzado de brazos. Noto su mirada intensa caramelizada sobre mí, me está detallando con morbosidad sin un ápice de vergüenza. No conocía este lado suyo, pero ahora que lo estoy viendo creo que me gusta.

—¿A qué hora estás libre? —me volteo para darle cara recargando mi peso en los lavabos. Sonrío divertida, alza de nuevo una de sus comisuras y sus brazos me acorralan posándolos a mis costados.

—Ok, de verdad estás raro ¿Qué tienes en la cabeza?

—A ti, y jodidamente no puedo sacarte de ahí —jadea con incredulidad, o eso percibo—... Eres increíble.

Ay, eso ya lo sé.

A aquello no hay palabras que respondan, pero sí un largo y caliente beso por su parte que no estoy dispuesta a ignorar. Jungkook podrá gustarme cada vez más, pero tonta no soy y aquí hay algo raro.

¿Qué tendrá Kook en mente?

Hm, parece que todos comienzan a actuar de manera sospechosa aquí.

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