Si solo fuera Hope -Hosie 1

By Unplanetadeunicornio

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1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... More

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 6
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 10
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Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 30
Libro 1 Capítulo 31
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 39

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By Unplanetadeunicornio




Habían pasado diez días desde que los soldados interceptaron al mensajero infiltrado, y tan solo horas desde que Josette le había pedido a Hope una cita oficial. Habían salido juntas en múltiples ocasiones, sobre todo porque aquello era parte del trabajo de la pelirroja, pero no estaban seguras de si a aquellas oportunidades se les podía denominar cita como tal ya que ninguna antes lo había mencionado u organizado con dichas intenciones.

La princesa de Gales aun sentía las mariposas haciendo escándalo en su estómago, también a su corazón decidiendo ser parte de una maravillosa orquesta. Aquel día fue la primera vez, al menos en mucho tiempo, que no sentía remordimiento por la decisión tomada. No había, ni por un solo segundo, pensado en su familia y todo el daño que habría causado a los mismos con su repentino cambio de lealtad.

- Entonces es una cita, ¿no? -Sebastian golpeó su espada contra la de ella, lejos de atacarla ya que la pelirroja ni siquiera estaba en posición defensiva sino de pie con los brazos a los lados de su cuerpo.

La chica parpadeó, saliendo de sus pensamientos, y con bastante pereza levantó la mano en la que portaba la espada. No era noticia, mucho menos sorpresa, de que no estaba muy metida en el entrenamiento de aquella mañana.

- Es lo que dijo, sí -Respondió mientras se tomaba el tiempo, sobre todo la enorme molestia, de calcular los posibles movimientos que el marqués podría hacer en su contra.

En su opinión tenía, siendo honesta y sin ganas de ofender, cosas mucho más importantes en las que centrarse aquel día.

- ¿Estás nerviosa? -El joven cuestionó provocando que Hope frunciera el ceño, por un segundo creyendo que la pregunta solo era una estrategia para ganar. Hope no lo estaba, por lo menos no hasta que este lo mencionó de una forma en la que sugería que debía estarlo- Me dieron la mano de Elizabeth cuando ambos éramos pequeños pero no nos conocimos en ese entonces sino que lo hicimos tiempo más tarde, poco antes de un evento importante de la corona. Ese día, Hope, estaba muy nervioso -Se encogió de hombros, arrastrando su mano por su cabello castaño para tirar de este hacia atrás ya que obstruía su vista.

A pesar de ser unos meses mayor que Hope, Sebastian era un chico robusto y aquello lo hacía parecer mucho más grande.

- Si pero las gemelas son dos personas distintas, Josette infunde tranquilidad -Hope apuntó y el marqués pareció comprender sin mucho problema, casi como si él también hubiera llegado a la misma conclusión mucho antes que la pelirroja; lo que podía ser probable.

Por otro lado Hope creía que la relación que tenía con la castaña era tan natural hasta el punto de encontrar extraño la idea de ponerse nerviosa a su alrededor. Era una mentira algo parcial, sus piernas habían temblado en alguna oportunidad a causa del acercamiento entre ambas pero acreditaba aquello al deseo y no al miedo en sí porque al final del día ella era una Mikaelson y no existía nada en el mundo que pudiera hacer temblar a los mismos.

- ¿Eso significa que no lo está? -El marqués de Bretaña, inconforme con la respuesta, volvió a preguntar con su rostro ligeramente ladeado al tiempo en el que blandía su espada con poco cuidado.

A esta altura, pese a que se movían por la habitación chocando sus espadas en algún que otro momento, ninguno de los dos entrenaba realmente ya que se encontraban más centrados en la conversación.

- Temo que mi opinión cambie si sigue usted preguntando -Hope gruñó al tiempo en el que intentaba golpear el lado izquierdo de Sebastián, desequilibrándolo.

El chico se recompuso en un abrir y cerrar de ojos, una sonrisa burlona naciendo a partir de una de sus comisuras. Le guiñó un ojo, la princesa de Gales bufó antes de apuntarle con la espada en medio de una amenaza silenciosa.

¿Era cierto lo que Elizabeth decía? ¿Había el marqués de Bretaña ganado concursos a causa de su belleza? Hope no lo dudaba mucho, el chico era indudablemente atractivo y ella juraba que no solo debía tener innumerables medallas por sus habilidades demostradas en torneos de caballeros; de esos torneos que él tanto alardeaba como un pavo real de recinto.

- Como bien sabe me casaré con Elizabeth en algún momento, es ese nuestro gran destino. Si razona, pese a que no es muy necesario, aquello haría a Josette como una hermana para mí -Sebastian dio un par de pasos, dando vueltas alrededor de Hope como un felino dispuesto a la caza- Tómelo como una amenaza, señorita Marshall, porque soy un hombre que protege el honor de su familia -

¿Estaba advirtiéndole? ¿Había de verdad ganado en alguno de los entrenamientos que tenían juntos?

Trató de no reírse, sobretodo porque el muchacho lucía serio. Fue poco el tiempo en el que tardó en sentirse tocada, todo porque conocía de la existencia de otra persona dispuesta a cuidar de la Delfina. Sebastian estaba amenazándole, pero para Hope Mikaelson aquello significaba que Josette tenía otros brazos seguros en los que refugiarse en caso de que la oscuridad llegara a Francia; algo que a esta altura era inevitable.

- ¿Me las veré contigo dado el fatídico caso? -La menor de la casa Mikaelson se burló con un rodar de ojos bastante exagerado, inclinándose hacia adelante mientras fingía ajustarse la correa de cuero que tenía a nivel del muslo.

- Te sorprenderías, ella es mi familia ahora -Le dio una estocada que Hope esquivó con una habilidad envidiable.

No era por haber sacado sus ojos, inquietantes, que su padre estaba orgullo de ella. Siempre, sin falta, le había recalcado la destreza que tenía para predecir movimientos.

Tiró un puñetazo al muslo del chico cuando se agachó para evitar la espada que este blandía hacia su cabeza, y luego le barrió la otra pierna cuando el mismo por inercia se inclinó para aliviar el dolor en la zona.

- ¿Decía, marqués? -

El mencionado se rió, meneando la cabeza de forma desganada, y la futura reina de Inglaterra agradeció haber podido conocer al hombre detrás de la faceta arrogante que la había tomado por sorpresa los primeros días en su llegada al país.

- Agradecería, Hope, que dejaras a mi prometido con vida ya que se espera que nos unamos en matrimonio algún día -Elizabeth, llamando la atención desde la puerta, sonrió falsamente.

La mencionada tendió una mano al muchacho, levantándolo del suelo, y este le palmeó la espalda antes de dejarle un beso sobre su cabeza ya que sabía que Hope odiaba aquello.

- Que hombre tan afortunado, salvado por mi hermosa prometida -Este, de forma exagerada, canturreó mientras pasaba un brazo por los hombros de la princesa hasta lograr darle un casto beso en el que Elizabeth se dejó estar por un par de segundos.

La princesa envolvió sus brazos en la cintura del muchacho, y Hope miró hacia otro lado.

- Mí querida Josette cree que soy otro más de sus sirvientes personales, ¿pueden creer tal atrocidad? -Se quejó de algo que ninguno comprendió, por lo menos no en un principio- Me ha entregado un mensaje para ti, y este es que anda buscándote -

Elizabeth miró a Hope y la chica asintió con torpeza, comenzando a quitarse la armadura que utilizaba para el entrenamiento pese a que este había sido muy pobre.

- ¿Te ha dicho dónde estaría? -Consultó mientras se quitaba la vaina que utilizaba a nivel de su cadera para mantener a su espada en dicho lugar.

- Mencionó algo de estar en la librería, debo recalcar que se veía más risueña de lo normal y espero que no tengas nada que ver con ello -Comentó mientras le daba un fugaz vistazo por sobre su hombro ya que se había colocado frente a su prometido para depositar varios besos en su rostro y cuello; clara señal de que Hope ya debía irse.

- Muchas gracias, supongo que los veo más tarde para el evento y el té -La pelirroja volvió a enfundar su espada, la vaina en mano.

- Marshall -Lizzie la llamó, en un tono suave pero seguro, unos segundos antes de que la chica abandonara el establecimiento- Espero no encontrarlas en otra de esas situaciones, sugiero que mantengas tus manos quietas -Hizo una mueca desagradable, provocando que la menor de los Mikaelson se ruborizara al recordar los besos calientes de la castaña junto a los innumerables jadeos cerca de su oído.

Su corazón se saltó un latido, tal vez dos o tres.

- Sugiero a su Alteza que no aparezca por el sitio -Aclaró su garganta, fingiendo una extravagante reverencia que tenía el fin de burlarse de la misma, antes de partir.

Escuchó a la rubia llamar a su nombre en un tono más severo que el anterior, pero ella siguió caminando hasta subir las escaleras con el propósito de doblar en los siguientes dos extensos pasillos para más tarde acceder a la muy poca concurrida biblioteca. Era chica comparada con la que tenía en su casa pero Josette la encontraba fascinante, como si fuera la mejor creación en todo el lugar.

El lugar, como bien había pensado, estaba vacío a excepción de aquel consejero con el que se encontró al ingresar al sitio ya que este iba saliendo con una pila de libros que la castaña de seguro había supervisado con mucho cuidado.

- Ahí estas -La Delfina, que justo bajaba de una pequeña escalera, le sonrió con un libro en mano.

Traía un vestido de color pastel, y Hope suponía que no tenía muchas tareas durante la mañana si es que la joven lograba encontrarse así de relajada.

- ¿Me buscabas, Jo? -Le preguntó al llegar a su lugar, tendiéndole la mano para ayudarla a bajar los últimos dos escalones.

- Mhm -Asintió dejando el libro sobre un escritorio de roble, no sin antes doblar la punta de una página que seguramente había estado leyendo en algún momento. Hope la observó, su atención en ningún otro lado- Quería hacerte saber un par de cosas antes de esta noche, ¿tienes tiempo? -

- Siempre tengo tiempo para ti, querida -La pelirroja le otorgó una sonrisa suave poco antes de apoyarse sobre el escritorio una vez la castaña había tomado lugar en la solitaria silla a un lado del mismo.

Josie, que no perdió tiempo en ruborizarse, recordó la primera vez que Hope le había llamado de aquella forma. Había sido hacía dos o tres semanas atrás cuando estaban merendando con vista al jardín. La pelirroja le había preparado una tostada con mermelada, Josette no solo se sorprendió con que esta le hubiera quitado los bordes al pan sino que al llamarle la atención para tendérsela le había dicho de aquella forma por primera vez. Si la heredera al trono de Inglaterra se dio cuenta de lo que su lengua había dejado salir, su rostro no lo hizo saber.  

- Primero, te estaré esperando fuera de la capilla cuando el sol se oculte -Levantó su dedo índice, enumerando lo que parecía ser una lista interminable.

El corazón de la pelirroja se saltó un latido, también se mordió el labio inferior sin poder ocultar los nervios.

¿En la capilla de la corte? ¿Elizabeth habría sugerido a su hermana aquella alocada idea de casarse? ¿Josette estaba dispuesta a hacerlo y era ese el propósito de la cita?

- ¿Será entonces la luna nuestra única testigo? -

Josette sonrió cuando percibió que Hope buscaba que revelara algo más de aquella misteriosa cita a la que, con mucho entusiasmo, la estaba llevando. Iba a ser, sin alguna conciencia de ello, una noche muy misteriosa.

- Abrigos -Levantó otro dedo, siguiendo con la enumeración mientras se tomaba el tiempo de remarcar que estaba ignorando su pregunta- Necesito que te abrigues, que mueras de frío es algo que no forma parte de mis planes -Aclaró viendo a Hope asentir al tiempo en el que sus orbes revelaban estar anotando aquello en una rápida nota mental, y luego levantó un tercer dedo removiéndose con incomodidad- Sobre tu cama encontrarás algo que he comprado para ti -

- No tenías que hacer eso, Josie -Comentó en un tono suave, sus manos arrastrándose por la tela de sus pantalones.

- Quería hacerlo -La castaña se cruzó de brazos, una sonrisa tirando de sus labios cuando fue capaz de apreciar el brillo en los ojos de quien en otra vida podría haber sido su prometida.

- Gracias -La heredera de la casa Mikaelson se inclinó hacia adelante, dejando un beso en los labios de la princesa- Fuera de la capilla -Repasó el punto más importante de los que Josette había marcado

La Delfina de Francia, aun con los ojos cerrados a causa del fugaz contacto de sus bocas, asintió con lentitud poco antes de succionar su labio inferior como si con aquella acción involuntaria pudiera seguir apreciando los labios de Hope.

- Si, fuera de la capilla -Volvió a remarcar en voz alta, temiendo que su guardia real lo olvidara más tarde.

- ¿Quieres que lleve algo? -La heredera de Niklaus consultó antes de separarse del escritorio, jugando con una pequeña pluma que había tomado del mismo.

La mayor de las gemelas negó, pues era una cita y quería hacer hasta el más mínimo detalle por su propia cuenta.

- Solo a ti -Se puso de pie y se inclinó hacia adelante, solo porque estar apartada de los labios de Hope parecía una sentencia de muerte.

La pelirroja dejó la pluma en su sitio y, después de dar un fugaz vistazo al lugar vacío, envolvió sus brazos en la espalda baja de la castaña ya que esta hacía lo mismo. Suspiró sobre la unión de sus bocas, volviendo a apoyar sus muslos en el borde del escritorio mientras se permitía disfrutar un poco más de la castaña.

- Bien, eso será fácil -Aseguró antes de sentir los besos de la castaña sobre su pálido cuello, luego sobre la base de su mandíbula.

- Seguro -Fue la escueta respuesta de Josie, sus manos haciendo presión sobre la cintura de la pelirroja.

La princesa de Gales llevó su mano a la mejilla de la joven, atrayendo su boca a la suya por un par de extensos segundos. La Delfina volvió a su cuello, habiendo encontrado al mismo muy interesante.

- Este es un lugar inapropiado -Hope canturreó cuando los besos de Josie le nublaron la vista.

Sus orbes celestes se arrastraron por la biblioteca, ni una sola persona además de ellas ocupaba el sitio. Estaba repleta de libros, y seguramente Josette los había leído en múltiples ocasiones.

- No existe lugar más apropiado que este -La castaña refutó con una pequeña risa que fue una caricia al alma.

- Te veré esta noche -La pelirroja advirtió tras el último beso, levantándose de golpe.

Temía que si seguía entre el deseado cuerpo de Josette y el tallado escritorio, se encontrara no pudiendo detenerse para asistir a sus compromisos matutinos pese a que juraba que la Delfina era el más importante de ellos.

- ¿Te marchas? -La princesa de Francia hizo un puchero cuando se percató de la situación, pensando que tenían un poco más de tiempo pese a que no estaba segura de lo que habría ocurrido en este.

- Tu madre me necesita, me lo hizo saber ayer en la tarde -

El paje de la reina había aparecido en la puerta de su habitación aclamando que la misma requería de sus servicios en la mañana del día siguiente, cosa por la que Hope no había protestado.

- Te estás volviendo una chica muy solicitada -La castaña se quejó, cruzando sus brazos desde su lugar. Hope sonrió, inclinándose para robarle un último beso, y se apartó en cuanto Josette se inclinó con el fin de profundizarlo; muy segura de poder hacer quedar a la pelirroja- Hope -La joven reclamó cuando en los labios de la pelirroja, aquellos que tantas veces había besado, asomó una sonrisa burlona capaz de devolverle la vida- Sabes que puedo encerrarte por eso, ¿verdad? -

- En tu habitación, luego de medianoche -Hope le guiñó un ojo antes de salir del lugar, dejándola sin habla alguna.

Josette suspiró, su mente viajando a cualquier otra dirección que su padre habría calificado de impropia para una dama de su categoría. Volvió a sentir aquella emoción en su estómago, esa que sabía no podía vociferar a cualquiera. Podría, pese a que no creía fuera de mucha ayuda, consultar a su hermana aunque dudaba que esta le brindara alguna solución. Bueno, también siempre podía hablarlo con Hope si es que tenía coraje para ello.

Por otro lado Hope estuvo gran parte de la mañana ayudando a Caroline con algunas tareas, y la reina le agradeció el gesto. Cuando quiso acordar, fue solicitada para escoltar a la Delfina a al evento que esta tenía junto a algunos otros nobles durante el mediodía. Como la castaña le dijo, en las primeras horas de la tarde fueron a casa de Lady Sowande y la pelirroja fue de gran agrado para los allegados de la Delfina. Charlaron, sobre todo tipo de cosas, y volvieron antes de que el sol se ocultara.

Una vez en el palacio, Hope tomó un baño y fue luego de este que abrió la caja que Josie había dejado sobre su cama. Con peine en mano, y una toalla blanca alrededor de su cuerpo, tomó la nota adherida al regalo. Antes de leer la misma se trasladó hasta la estufa encendida, pese a que estaban en primavera habían estado viviendo unos extraños días fríos para le época.

Estiró hacia el fuego una de sus manos para obtener de este algo de calor, la otra desplegó la pequeña nota con el sello de la Delfina. Su mente viajó hasta la fiesta de cumpleaños de las gemelas, cuando Josette había tenido el mismo gesto.

Ahí donde mi corazón se inquieta y descansa, ahí donde mi boca aclama y luego adormece.

Que la luna muera de envidia por aquello que puede ver pero no tener.

Te veo esta noche,
Josie

Hope había caído, pero ya poco le importaba lo que aquello podía causar. Si fuera por esta, lo gritaba desde el tejado. Si fuera por esta, Inglaterra ardía hasta sus cimientos por lo que podía considerarse el descuido y debilidad más grande de un monarca.

El amor, aquel que la llenaba de gran coraje. El amor, aquel que la hacía lo suficientemente estúpida como para creer que podía tener un final feliz.

Sacó el vestido, aquel que su Rebekah admiraría por la tela extravagantemente cara, y observó las flores bordadas en el mismo. Prosiguió a colocárselo, abandonando su impoluta armadura y espada en el borde de la cama. La ansiedad la carcomía viva, y cuando vio al sol ponerse desde la ventana de su habitación no pudo no recordar a Sebastián. No tardó en cerrar la puerta tras ella, olvidando la capa que estratégicamente había dejado a simple vista.

Caminó por los pasillos, algunas velas ya encendidas, y no pudo evitar pensar que estos se encontraban extrañamente vacíos para la hora que era. Frunció el ceño pero con rapidez le restó importancia, iba a ver a Josie por ende el resto de los problemas podían esperar hasta que el sol volviera a tomar el protagonismo. Tropezó con una irregularidad del tapete, luego dobló en la próxima esquina y con prisa bajó las escaleras hasta cruzar el salón del trono ya que la capilla quedaba en la parte posterior de la corte.

No iban a casarse, ¿no?

Se volvió a morder el labio con nerviosismo, mirando el gran trecho que aún le faltaba por caminar. Ella no había mandado a fabricar anillos, y Josette no estaba nerviosa. Pese a que aquello fue en lo que se centró, la verdad era que no estaba lista para dar ese paso. Meditó aquella posibilidad pero pronto la descartó, encontrando la misma una completa locura.

Dobló otro pasillo, su mente aun sumergida en el tema, y se sorprendió cuando su cuerpo golpeó contra el de alguien más pese a que hasta el momento no se había encontrado con ninguna otra alma.

Sintió un dolor punzante en su abdomen, tras la emoción de reunirse con Josette el mismo pasó bastante desapercibido en una primera instancia.

- Señorita Marshall, me alegra que esté disfrutando de una noche tan encantadora como esta -El rey de Francia, que por como estaba vestido parecía venir de la ciudad, sonrió de forma irónica- Esperaba que me pudiera complacer con un pequeño encuentro -

Hope frunció el ceño, sin poder ocultar lo confundida que estaba.

¿Le estaba hablando a ella? ¿Desde cuándo compartían más de cuatro palabras? ¿Desde cuándo Hope se quedaba más de dos segundos para escucharlo?

- ¿Disculpe? -

La pelirroja, por algo que no pudo reconocer, dio un paso hacia atrás llevando una mano hacia su abdomen para aliviar aquella extraña sensación que crecía en el sitio. Fue ahí, en medio de aquello que no lograba comprender, que sintió sus dedos mojarse.

Bajó su vista, solo para encontrar a sus dedos manchados de una sustancia rutilante y caliente. Sangre, en otras palabras sus dedos estaban manchados con su propia sangre.

Su vista viajó hasta las manos del rey, pese a la luz tenue que ofrecían las velas pudo apreciar una pequeña daga descansando en su grotesca mano repleta de joyas.

Suspiró de forma pesada, su pálida mano hizo presión sobre la herida. Quiso hablar pero falló, ni siquiera podía pensar con claridad. Su mentón rozó su pecho cuando agachó la cabeza para mirarse la herida, lo único destacable en el sitio era la sangre extendiéndose por la tela del vestido.

- ¿Creía usted que no notaría a un traidor entre mis filas? -

Hope no estaba segura de si el rey estaba hablando pausado o ella comenzaba a percibir los sonidos de aquella forma, duda que la llevó a probarlo en medio de una respuesta que el monarca poco apreció.

- Aun así le llevó algo de tiempo, ¿mhm? -Una sonrisa, que resultó perezosa, tiró de sus labios.

No tenía ni las fuerzas suficientes para sonreír de forma apropiada, estaba perdiendo mucha sangre y sabía que aquello no era muy bueno si pretendía vivir un par de años más.

Alaric II apretó sobre su abdomen, haciéndola perder el equilibrio a causa del dolor, y Hope apoyó una mano en la pared para evitar caer. En ese entonces, cuando soltó un alarido que habría decepcionado a su familia, fue cuando prefirió morir en lugar de brindar diversión al asqueroso monarca de Francia. No iba, bajo ninguna circunstancia, a servir de bufón para el progenitor de Josette.

- Veremos si aún sonríes una vez enfrentes tu destino, Mikaelson -Le comentó mientras se atrevía a palmearle la mejilla, burlándose con descaro- Morirás, y no será lento -Sonrió poco antes de darle la espalda, retirándose del lugar como si no se la hubiera encontrado.

Hope apoyó su espalda contra la pared, respirando con bastante dificultar. El dolor comenzaba a extenderse, y la sangre seguía brotando por entre sus dedos pese a que hacía presión sobre el sitio.

Dio un paso por el pasillo, cayendo al suelo cuando una de sus piernas no respondió a la simple acción. Volvió a presionar la herida, arrastrándose por el tapete en busca de alguna estructura que la ayudara a ponerse de pie. Debía moverse, dudaba mucho que Alaric la dejara a su mera suerte. Apostaba su fortuna, extravagante, que este probablemente había ido a buscar a sus guardias pese a que el destino de Hope ya estaba bien marcado porque con una herida como esa no tenía muchas chances.

Logró mantenerse de pie, caminando con una mano contra la pared. Dobló un par de esquinas, luego sus ojos comenzaron a sentirse muy pesados. Maldijo, mordiéndose la lengua por error. Su mano se zafó de la pared, inevitablemente cayó al suelo. Trató de mantenerse despierta pero sus intentos fueron en vano, sus ojos pesaban demasiado y sus músculos poco respondían a su voluntad.

Josette se removió incómoda en la entrada de la vieja capilla, el frío calando por sus huesos así como una peste sin buen pronóstico. Habían pasado quince minutos desde que el sol se había puesto, no quería pensar mucho pero Hope no daba señales de aparecer al encuentro.

¿Se habría olvidado el sitio? ¿Se habría olvidado de la hora? Josette meditó de forma tortuosa, cruzando sus brazos en busca de calor. Esperó dos minutos, luego de estos comenzó a caminar rumbo a la habitación de la chica.

Se quitó las incómodas zapatillas que traía puestas, había pensado que se veían bonitas pero ahora solo lastimaban sus talones. Subió las escaleras y escuchó bastante alboroto por parte de dos soldados que iban trotando a uno de los pisos inferiores, ignorándola por completo a pesar de que no era muy común hacerlo.

- Mierda -Escuchó que uno de ellos gruñía al otro, su rostro denotando preocupación- Todo está podrido aquí, ¿quién habría creído aquello? -

La Delfina se distrajo en la silueta que proyectaba la vela, habiéndolas encontrado fascinantes desde que era muy pequeña. Su madre, pese a que poco hablaban de aquel tema, le había comentado de un incidente en el que la princesa había incendiado las cortinas de una habitación por jugar con las mismas.

- Los ingleses corrompen todo, es su naturaleza -

La respuesta del otro soldado no tardó en llegar, y Josette la ignoró por completo.

En lo que la princesa menos estaba interesada era en husmear en el cotilleo de la seguridad del lugar, pues ya tenía suficiente con su hermana agobiándola sobre los nuevos rumores de forma constante. Lo único que le importaba aquella noche era la deseada excusa que Hope fuera a darle, y esperaba que esta no fuera pobre ya que se les estaba enfriando la comida.

Dobló a mano derecha, adentrándose en otro pasillo, cuando la planta de su pie descalzo se ensució con algo. Al principio maldijo, pues odiaba humedecer sus pies y no solo porque su madre siempre dijera que con aquello podría enfermarse, y luego se quedó sin respiración cuando observó su pie cubierto de sangre.

Su vista viajó hasta el piso, observando las manchas de color carmesí. Comenzó a hiperventilar y dio un paso hacia atrás, apoyando su mano en la pared para evitar caerse por la abrumadora y nauseabunda emoción que azotaba a su cuerpo. Fue en ese entonces, ya que previo a este lo había ignorado por estar metida en sus pensamientos, cuando recayó en las ensangrentadas marcas de mano que ensuciaban la pared del pasillo.

Apartó su mano del sitio, caminando por una especie de impulso que no reconoció. Siguió el recorrido marcado y en la próxima esquina encontró un cuerpo en el suelo, este yacía boca abajo pero muy reconocible.

- ¿Hope? -Su voz no había sido más que un susurro, roto y desolado que podría fácilmente haberse perdido en medio de la noche.

Su pecho se apretó y sus piernas temblaron, caer de rodillas fue solo cuestión de tiempo. Llevó una mano a su pecho para tratar de desprender la delantera de su vestido, sin mucho éxito en dicha misión ya que este se abría desde atrás.

Le faltaba el aire, no podía respirar. Inhaló y exhaló a una velocidad poco conocida, y arañó la piel de su cuello ante la idea de que se estaba quedando sin oxígeno. Se le nublaron los ojos y de su boca no salió ni un solo jadeo.

Hope fue todo lo que su mente pudo procesar. Hope, quien yacía en el piso rodeada de sangre. Se arrastró por el suelo, llegando hasta el cuerpo inconsciente de la pelirroja.

- ¿Hope? -La sacudió sin obtener respuesta alguna, desesperándose conforme pasaban los segundos y no obtenía nada de su parte.

Tiró del cuerpo con todas sus fuerzas, dejando a la chica boca arriba. Sus ojos se posaron en la herida de su abdomen, sus manos se arrastraron hasta el lugar presionando con frenesí sobre la laguna de sangre que se volvía a formar. Josette no veía nada, sus lágrimas calientes le habían nublado la vista y sentía una piedra ahí donde debería estar su estómago.

- ¿Dónde está? Encuéntrenla, idiotas -

Escuchó, bastante distante y poco claro, a lo que podría ser un guardia gritar a otros.  

- ¿Hope? Estarás bien, estarás bien -Volvió a llamar, enterrando su boca en su propio hombro para evitar el grito desgarrador que amenazaba con salir- Tu no morirás, está bien -Miró hacia ambos lados del pasillo, su instinto advirtiendo que no debía gritar por ayuda.

Se levantó del suelo, tomando a la chica por debajo de los brazos. Tiró con fuerzas, cuando logró mover su cuerpo agradeció que esta fuera pequeña. Volvió a arrastrarla pero cuando observó la sangre esparcirse por el suelo se percató de que no era la mejor de sus ideas, su mente siendo prisionera del pánico y la angustia.

Se posicionó junto a la chica, acuclillándose, y la tomó por el torso para sentarla. Pasó un brazo de la pelirroja por sobre sus hombros, y aferró una de sus manos a la cintura de la misma antes de tirar de su cuerpo hacia arriba.

Presionó la herida como pudo, su otra mano se arrastró por la pared en busca de todo y a su vez de nada.

Al llegar al último piso empujó la puerta, cerrándola una vez entraron. Acostó a Hope sobre el solitario sillón del lugar, aquel en el que la Delfina muchas veces se había dormir mientras leía sus tan apreciados libros.

Se mantuvo de pie en el habitación, mirando con lo que contaba a su alrededor. Pudo, después de encender una única vela, observar su reflejo en el vidrio de la ventana. Su cabello estaba alborotado y su vestido se encontraba manchado de sangre, casi en igual cantidad que sus manos. Se puso de rodillas junto al cuerpo de la chica, rompiendo la tela delantera del vestido que le había regalado hacía pocas horas.

Hope se comenzó a mover casi una hora después, sus ojos luchando pesadamente con abrirse. Gimió cuando sintió una punzada en su abdomen, una pequeña luz filtrándose por el pequeño espacio de párpado que había logrado abrir. Su cuerpo quería seguir durmiendo pero volvió a pelear contra aquello, abriendo los ojos y parpadeando varias veces para ajustarse al lugar. La misma observó a su alrededor, encontrando varios lienzos sin terminar junto con un montón apilados en una de las esquinas.

¿Cómo había llegado hasta aquí?

Giró su cabeza y fue ahí que percibió a Josette sentada a una distancia bastante prudente, como si no encontrara seguro estar más cerca que aquello. La misma estaba despierta, y la estaba mirando de una forma que la pelirroja fue incapaz de describir.

- ¿Josette? -Era una pregunta idiota pero igual la hizo, tal vez para ver si podía disipar aquel sabor en su boca antes de tener que explicar a la chica todas sus mentiras.

Observó su torso descubierto, solo sus pechos siendo ocultos con lo que en aquel entonces se le podía llamar un avance moderno a la era del brasier. Tenía un gran vendaje en su abdomen, sobre todo donde el dolor se centraba con mayor intensidad pese a que juraba que le dolían todos los malditos músculos.

- No hables -El tono neutro de la misma no había ayudado a que Hope descubriera cual era la posición de la princesa en la situación, pese a que pensaba que no podía exigirle nada a esta altura del juego.

De todas formas Hope no la había visto arrastrando su cuerpo por la corte, de esa forma se habría dado cuenta de cosas que Josette no quería asumir.

- ¿Mhm? -

Hope intentó levantarse, su mano viajando hasta la altura de su herida cuando le dio un tirón en la zona. Jamás, hasta aquel entonces, había sentido a las estrellas tan cerca. Su cuerpo hormigueaba, sus ojos brillaban. 

- Tampoco te levantes -Josie, que siseó con impaciencia, caminó varios pasos hasta alcanzar su posición. La pelirroja, por cosas que no sabía explicar, retrocedió su torso y por primera vez la misma pudo reconocer una de las tantas miradas que la castaña le dio aquella noche. Traición, Josette se veía devastada una vez pareció darse cuenta de su traición- Entonces es verdad -Era una afirmación y la risa sumamente sarcástica que acompañó al comentario, que evidenciaba que hasta dicho entonces había guardado la esperanza de que no lo fuera, volvió a advertir a la princesa de Gales del dolor emocional por el que la joven estaba transcurriendo.

Hope se arrepintió, tratando de sentarse como si con aquello pudiera llegar emocionalmente a la castaña; como si con aquello esta pudiera entender mejor, perdonarla más fácil. No lo logró, ninguna de las dos cosas, y no pudo evitar pensar aquella pesadilla que tantas veces la había sacado de la cama pasada la medianoche. Josette tenía la misma mirada, y esta vez estaba lejos de ser un simple sueño.

- Escúchame, Josette -Jadeó cuando logró enderezarse, sus ojos cerrándose para controlar las náuseas. Abrió los ojos solo para encontrar que la chica esquivaba su mirada, se abrazaba a sí misma como si con aquello tuviera la esperanza de volver a armarse- Yo jamás podría hacerte daño -

Oh, se encargaría de morir primero. Así como una vez había jurado a Lord Kirby arrasar con el mundo para vengar el dolor provocado a la chica, arrasaría también con ella misma sabiendo que era capaz de provocar igual o peor cosa.

- ¿Por qué habría de creerte ahora? ¿Qué hace a tu palabra algo de fiar? -

Nada, la verdad era que nada.

- No sé qué has escuchado ahí fuera pero prometo que no es lo que parece, no realmente -

- ¿No lo es? -La pregunta venía cargada de veneno, y Hope ya no temía el mismo porque sabía que lo merecía- ¿Quién eres entonces? -Los ojos de la castaña se cristalizaron, su pecho subió y bajó con brusquedad. La heredera al trono de Inglaterra aguardó en silencio, no se atrevía ni a respirar- ¿A quién he estado besando todo este maldito tiempo? Por favor, la Delfina está dándole la gran oportunidad de poder vociferar más mierdas -Acompañó aquello con una risa irónica, secándose las lágrimas de forma brusca.

Su voz temblaba, su cuerpo temblaba, su vida temblaba.

Lo peor de aquello era que Josie no estaba enojada con Hope, estaba enojada con si misma porque había sido una completa estúpida. El amor la había hecho una estúpida, y Hope se había aprovechado de ello.

- Soy solo una chica -Hope aferró su mano al posa brazos del sillón, tratando de pararse. Falló de forma miserable, y los ojos de Josette vacilaron cuando la joven casi cae de bruces al suelo. Cuando se estabilizó, sin ayuda alguna, los orbes marrones de la Delfina se aferraron a aquella primera emoción; la que parecía no dejar a nadie con vida- Independientemente de mi apellido sigo siendo Hope, tu Hope -Comentó deshaciéndose de la pequeña manta que seguramente la castaña había puesto sobre sus pies para mantenerla caliente.

- Tú no eres Hope -Negó completamente rota, sus orbes oscuros llenos de decepción siendo estos la pesadilla viva de la menor de los Mikaelson- Ella jamás me habría hecho esto -

- Puede ser que no sea perfecta, pero no miento al decir que soy tuya -

Si aquellas palabras llegaron a Josette, la mirada de la misma no lo dejó ver porque esta no había cambiado. Era esta, que la pelirroja ya no podía comparar con las de sus pesadillas, la que había deseado jamás recibir. Le había desgarrado el alma, y podía jurar que el dolor era mucho peor que el provocado por una daga.

Josette lo sabía, y Hope no tenía excusa.

————————————————

Nota de la autora:

¡Buenas tardes, Hosies!

Les publico la primera parte del final del primer libro, que espero disfruten mucho, junto con algunos comentarios necesarios.

1- Antes de decantarme por dos libros, el final de la historia no iba a ser favorable para Hope Mikaelson. Tal vez era algo que pudieron suponer, considerando las parejas en las que me he basado para escribir esta historia.

2- El final (capítulo 39 y 40) cuenta con más de 13.000 palabras, siendo el capítulo 40 mucho más largo que el 39.

3- Para escribir el final estuve escuchando, de forma repetitiva debido a que he demorado muchas horas en terminarlos, las siguientes canciones/piezas que creo podrían encontrar fascinantes:

• "Dinasty" de MIIA
• "Train Wreck" de James Arthur
• "Fire on Fire" de Sam Smith
• "Too good at goodbyes" de Sam Smith
• "Favourite crime" de Olivia Rodrigo
• "Arcade" de Duncan Laurence
• "Four Dimensions" de Ludovico Einaudi
• "Nuvole bianche" de Ludovico Einaudi

Así como la pieza en la que me he inspirado para la historia en sí, aquella que pueden encontrar en el tráiler del primer capítulo.

• "Experience" de Ludovico Einaudi

Espero lo disfruten, a mí me gustó escribirlo. Me iré a mirar alguna película mientras ustedes leen esto, nos vemos pronto.

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