Si solo fuera Hope -Hosie 1

Por Unplanetadeunicornio

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1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... Más

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 6
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 10
Libro 1 Capítulo 11
Libro 1 Capítulo 12
Libro 1 Capítulo 13
Libro 1 Capítulo 14
Libro 1 Capítulo 15
Libro 1 Capítulo 16
Libro 1 Capítulo 17
Libro 1 Capítulo 18
Libro 1 Capítulo 19
Libro 1 Capítulo 20
Libro 1 Capítulo 21
Libro 1 Capítulo 22
Libro 1 Capítulo 23
Libro 1 Capítulo 24
Libro 1 Capítulo 25
Libro 1 Capítulo 26
Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 30
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 39
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 31

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Por Unplanetadeunicornio




Advertencia:

Puede que este capítulo contenga escenas sensibles para algunos lectores así que ruego precaución al leer la misma incitando incluso a obviarla si esta no resulta beneficioso para su salud

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La celebración terminó por ser exhaustiva, finalizando cerca de las dos o tres de la madrugada cuando el último carruaje se despidió llevando dentro de este a algún duque o marqués que la pelirroja fallaba en identificar pese a que había tenido la inesperada oportunidad de conocer a todos ya que la Delfina le había estado, al igual que en su fiesta de cumpleaños, presentando a algunos miembros importantes de la nobleza. A pesar del gran intento de la castaña, Hope solo recordaba aquellos que eran realmente importantes para la princesa; lo que se podía resumir muy bien en parientes y amigos de la misma.

A lo largo de la noche, para distraerse de Lord Kirby dando vueltas sobre Josette, Hope había mantenido una interesante plática sobre caballos con Lorenzo St John y su esposa la duquesa Bennett quien, a pesar de no compartir sangre con la hermosa reina de Francia, era tía de las gemelas Saltzman al igual que la duquesa Elena Gilbert y su hermano menor; personas con las cual Hope había aprendido algo de agricultura a causa de que la misma yacía de pie próximo a la mesa donde estos habían tomado lugar.

- Me duelen los pies, temo no poder volver a caminar luego de este día -El chico a su lado, de acento demasiado marcado y áspero a causa del cansancio, se quejó provocando un pequeño vaho alrededor de su boca en consecuencia del frío inhumano que hacía fuera de la corte- Mi adorada prometida me ha obligado a hacerle compañía en cada una de las piezas tocadas durante la noche -Agregó medio segundo después, dando un fugaz vistazo a la mencionada.

Elizabeth, que estaba al otro lado del muchacho, le dio un pequeño codazo arrebatándole todo el aire contenido en su cavidad torácica. En una de sus manos traía su antifaz colgando, en la otra el par de guantes que había estado utilizando hasta hacía un par de minutos atrás.

Hope soltó una risa disimulada por debajo de la niebla que inundaba el lugar, la misma opacando algunas estructuras a la distancia.

Los tres se encontraban, hacía ya quince minutos, tomando un poco de aire fresco. Ahora que el movimiento de carruajes se había detenido estaban completamente solos en la terraza, el ruido de sus respiraciones acompañando al silencio que dos por tres se acentuaba.

- Sabes que una princesa no puede bailar sola, padre jamás me lo permitiría -La menor de las gemelas frunció el ceño al tiempo en el que estiraba sus brazos sobre la viga de hormigón.

Hope sabía que así como una princesa no podía bailar con cualquiera, tampoco podía bailar sola. Tenían un montón de reglas que seguir, algunas sin mucho sentido, y siendo honesta le sorprendía que Elizabeth no las hubiera roto considerando que la personalidad rebelde de la misma.

La segunda en la línea de sucesión al trono portaba un vestido poco parecido al de su gemela; especialmente porque llevaba una gran cantidad de brillo que la hacía visible desde kilómetros a distancia. Sebastian, por poner otra notable diferencia a la clásica vestimenta optada por la nobleza, vestía una chaqueta oscura con detalles en dorado que tenían el propósito de hacer juego con el vestido de quien algún día sería su esposa.

- La próxima vez podrías pedir a Hope, la misma se ve lo suficientemente educada como para no rechazar la propuesta -El chico de ojos claros se encogió de hombros, buscando librarse de la siguiente situación pese a que la próxima festividad no sería hasta dentro de tres meses que era cuando la reina de Francia cumplía años.

El joven marqués, con sus manos descansando en la baranda, ladeó su cabeza para observar a la mencionada; prosiguió a esbozar una sonrisa divertida cuando sus orbes dieron con el pálido rostro de la única hija del rey Niklaus.

- Me temo que, antes de siquiera poder dar un paso en dirección a la enana problemática, mi hermana me cortaría las manos -La chica comentó como si hubiera dado aquello por perdido hacía muchísimo tiempo atrás- Ya sabes lo que dicen por ahí, lo que es de la Delfina sólo de la misma será -Advirtió en medio de una risita baja pese a que jamás había querido a la pelirroja de aquella forma.

- Tienes razón, cariño -Su prometido soltó una carcajada, claramente recordando algo de lo que la pelirroja no formaba parte.

- ¿Le ruego me disculpen? -Hope aclaró su garganta, su ceño ligeramente fruncido ante la extraña forma en la que Elizabeth se había referido a ella.

Ella era problemática pero no era una persona baja, no.

Se le pasó por alto la referencia de Josette siendo una persona celosa y posesiva, algo de lo cual jamás podría quejarse considerando que por sus venas circulaba la sangre Mikaelson; linaje conocido por exactamente dichas características.

- Sin ánimos de ofender, Marshall, pero el dulce olor de mi hermana está pegado a ti -La princesa chasqueó la lengua, levantando sus manos en forma de rendición.

Hope lo dejó pasar, no era novedad alguna que su carácter se había ablandado en el tiempo que llevaba fuera de Inglaterra. El tema recaía en que la Princesa de Gales estaba enamorada, el amor siempre trae consigo algunos cambios. Elizabeth era la única hermana de Josie, es por eso que la pelirroja había desarrollado paciencia con la chica; jamás iba a admitir que esta se había ganado su aprecio luego del tiempo que habían pasado juntas tras la llegada del joven Lord Kirby a la vida de Josette.

Sebastian envolvió sus brazos en la cintura de la princesa de Francia, atrayéndola a su cuerpo para envolverla en un abrazo desde atrás. Elizabeth arrastró sus pálidas manos por los fornidos antebrazos que este tenía descansando sobre su abdomen, sintiendo el mentón del mismo en su hombro izquierdo.

- Cariño no tienes idea la forma en la que la señorita Marshall me suplicó por su vida en el entrenamiento de ayer a la tarde -El joven, con sus dedos tamborileando el abdomen de Lizzie, comentó con sus caderas recostadas contra la baranda de la terraza.

Hope reposó sus manos en la empuñadura de su espada envaina, su cabeza apuntando al suelo antes de levantarla para observar la enorme pradera cubierta de niebla; a su izquierda el bosque en el que alguna vez debió adentrarse para salvar a Josette.

- Debería usted asistir al médico, me temo que la contusión ha comenzado a traerle algunos problemas de memoria -Se burló escuchando como la princesa soltaba una carcajada.

Estuvieron platicando, en aquel solitario lugar, cerca de quince minutos más. Hablaron de la frontera de Francia con España así como de la peste que pocos años atrás, cuando Alaric II recién comenzaba a gobernar, había arrasado al país. El admirado marqués de Bretaña le platicó un poco más sobre su familia, Elizabeth le comentó sobre la dinámica de la corte.

- ¿Has visto a tu hermana? -Hope preguntó tras recordar que hacía más de media hora que no veía a la castaña.

Si tenerla bajo su mirada era su trabajo, estaba claramente fallando en ese momento. Aun así no se preocupó, por lo menos no hoy. A causa de la magnitud del evento se había dispuesto de un número mayor de guardias custodiando el palacio, lo que lo hacía un sitio extremadamente seguro aquella noche.

- ¿Ya comenzamos a aburrirla, señorita Marshall? -El príncipe indagó en un tono burlesco con la mano de la menor de las gemelas Saltzman acariciándole la nuca.

Hope frunció sus labios, observando como a varios metros un par de soldados buscaban montarse a caballo para probablemente volver a recorrer el perímetro.

- Me temo que la plática sobre economía comienza a aborrecer, si -Confesó a causa de la confianza que compartía con la pareja, a quienes en varias ocasiones los llamaba por su nombre y no sus títulos reales.

Todas las mañanas, antes de que la Delfina despertara, entrenaba con Sebastian mientras que en algunas ocasiones acompañaba a Lizzie al pueblo ya que la misma iba en busca de algunos vestidos que aclamaba necesitar pese a que Hope sabía que no era cierto; valía recalcar que se arrepentía de ofrecerle compañía cuando la princesa le hacía cargar con las compras en el viaje de regreso a la corte.

- Estaba junto al trono con mi madre, podrías intentar por ahí -Le sugirió de forma vaga antes de darle la espalda para centrar su total atención en su prometido, quien no había perdido la oportunidad de picotear sus labios.

- Espero encuentre en mi adorada cuñada la diversión que nosotros no podemos proveerle -El marqués, quien se separó de la boca de la menor de las gemelas durante unos pequeños segundos, la miró por sobre el hombro de la princesa.

Hope le lanzó una mirada mortal pero luego se decantó por desearles una buena noche, algo que parecían no necesitar.

En el salón del trono solo se encontraban algunos sirvientes, limpiando el magnífico desastre provocado por la fiesta, así como Caroline hablando con una de las damas de la Delfina; dama que Hope reconoció como Lady Jade a causa de su cabello claro y obres celestes. Josie le había comentado sobre esta pero Hope no lograba recordar, no con total claridad. Imaginaba que, al igual que Lady Penelope de la casa Park, la joven debía pertenecer a una familia importante de Francia.

La reina se despidió de la joven, sonriéndole a Hope cuando esta se acercó a preguntar por su hija. La mujer le informó que la había visto abandonar el salón rumbo a su habitación, a causa de que se encontraba cansada, pocos minutos después de que hubieran dejado de platicar con respecto a la noche. Hope hizo una reverencia y no perdió tiempo en marcharse, subiendo las escaleras principales para tomar el primer pasillo a la izquierda.

En efecto, Josette si había abandonado el lugar para ir a su habitación ya que era ahí donde se encontraría con la pelirroja para poner fin a este día agotador.

El pasillo estaba frío y desolado, sus manos se aferraban a la parte delantera de su vestido para facilitarle movimiento. Su madre lo había escogido para ella, le encantaba pero ahora no veía la hora de poder sacárselo en cuanto llegara a sus aposentos. Estaba cansada, mentalmente aun debatía si pedir o no a una de sus doncellas que le calentara la tina para tomar un baño relajante. Fue ahí, sumergida en sus propios pensamientos, que unos dedos encontraron la oportunidad de aferrarse a su brazo con el propósito de estamparla contra una pared. Jadeó ante el golpe de su espalda contra la estructura, el fuerte resplandor de una vela le permitió vislumbrar el rostro de su atacante.

- ¿Qué diablos estás haciendo? -Cuestionó con la ira comenzando a florecer en su estómago, al principio siendo opacada por la confusión.

Sentía la parte posterior de su cabeza húmeda, si sus manos no estuvieran siendo tomadas abría alzado una de estas para comprobar si estaba sangrando o no.

- Cierra la boca, Josette -El chico protestó y la saliva de este golpeó las delicadas mejillas de la castaña- Estuviste, a excepción de los primeros minutos, ignorándome toda la noche. Me has dejado en ridículo frente a algunos nobles, todo mundo podía ver que no estabas interesada en nuestra relación -Estaba borracho, el olor que acompañaba a cada una de sus palabras lo delataba.

Josette frunció el ceño, había sido obligada a estar junto a él durante toda la maldita noche así que no sabía a lo que este hacía referencia. Si, en algún momento se había separado para ir a beber algo o incluso permitirse platicar con alguien sin que el joven Lord hablara encima de ella pero aquello había sido todo.

Ah, Hope. Se había alejado de él para comprobar si Hope estaba bien, volviendo a su lado luego de intercambiar pequeñas risas junto a la chica.

- Landon voy a pedirte que me sueltes ahora mismo, hablaremos de esto en otro momento -La princesa trató de ser paciente, obviando el incipiente dolor de cabeza que no sabía si era producto del golpe recibido o el estrés que el menor de la familia Kirby le provocaba.

Extraño que cualquiera de sus penas era producto de la misma persona, se permitió pensar mientras su vista se desviaba hasta el final del pasillo donde sus aposentos se encontraban. Podía golpearlo y largarse a correr ya que en su trayecto hasta aquí no se había encontrado a ningún guardia, gritar por estos iba a ser casi tan inútil como tratar de hacer entrar en razón a alguien que claramente estaba fuera de sus sentidos.

Parecía ser que se quedó mucho tiempo observando el solitario pasillo porque el joven ejerció una mayor fuerza en el agarre, quemándole la piel a causa de la fricción generada cuando ella se removía bajo su cuerpo.

- ¡Mírame! -Elevó la voz, gritándolo a los cuatro vientos. Josie alzó la mirada pero no había calidez en esta sino una clara amenaza, ese que la hacía digna del trono- Me debes respeto, ¿no lo entiendes? -Este le acarició la mejilla, sus obres grises inyectados en sangre- Las tropas de mi hermano salvarán tu trasero, tu deberías besar el suelo por el que ahora camino -

Landon suspiró a escasos centímetros de su boca y la castaña contuvo las arcadas, ladeando su rostro para evitar el contacto de sus labios. Se removió bajo el agarre, comenzando a respirar con dificultad

- ¿Las tropas de tu hermano? ¿Ni siquiera son tus tropas? -Rodó los ojos, encontrando todo aquello patético. Comenzaba a perder la paciencia pero lo peor de todo era que también comenzaba a perder la fuerza que utilizaba para resistir al joven Lord- ¿Cómo es que mi padre ha considerado que eres un candidato decente para mi mano? Por amor de Dios, tan solo eres una pérdida de tiempo -La castaña no contuvo el pensamiento, escupiéndoselo a la cara para tan solo empeorar la situación.

Landon la aprisionó con la ayuda de sus caderas, una de sus manos golpeó la pared tras el cuerpo de la Delfina mientras la otra la mantenía inmóvil por un agarre a nivel de su cuello.

- Soy el futuro rey de Francia, deberías mostrar algo de respeto -Este gruñó tomándola por la mandíbula hasta traer sus rostros juntos con agresividad- Tu padre me considera ideal para el puesto porque te daré un heredero capaz de fortalecer el reino que tanto amas -Explicó tras acercar su nariz al cuello de la chica para aspirar el dulce aroma que emanaba de la piel de esta- No me obligues a apresurar las cosas, mi querida Josette -

¿El futuro rey de qué? Si Landon llegaba a convertirse en rey solo sería gracias a ella, debería comenzar a recordarlo. Ella podría necesitar un ejército, que juraba poder encontrar en otro lado, pero él la necesitaba específicamente a ella para lograr ser monarca.

- Prefiero ver a Francia arder antes que crear una familia contigo -Josie no pudo retener la carcajada, removiéndose bajo el cuerpo del chico mientras meditaba el momento justo para golpearlo y largarse a correr como había decidido hacer- Suéltame, es una orden -Advirtió en un tono frío, sus manos atadas a la muñeca de la mano que el Lord tenía en su cuello.

- ¿Quién te crees que eres? -El chico apretó los dientes, molesto ante una joven que había subestimado- ¡No te das cuenta que no eres nadie sin mí, sin tu padre! -Reprendió con el entrecejo fruncido, sus músculos tensos.

Una mano, pálida y pequeña, se apoyó sobre su hombre desde atrás y pese a las características de la misma esta parecía plomo puro. 

- Es Josette Saltzman, tú futura reina -Hope le aclaró antes de presionar un punto blando en el cuello del chico haciendo que este chillara poco antes de soltar a Josette por nada más que un mero reflejo.

- Señorita Marshall -El Lord dio varios pasos hacia atrás, completamente consternado con la intervención de la pelirroja que ahora tenía una mano en el antebrazo de Josette mientras le preguntaba si la misma se encontraba bien.

- Esa, compañero, no es forma de tratar a una dama -La Princesa de Gales, una vez se aseguró de que la Delfina estaba ilesa, chasqueó la lengua mientras negaba en su dirección.

Se balanceó sobre sus pies, sus manos atadas a la vaina que mantenía a su espada en el sitio. Necesitaba una excusa, Landon era tan idiota como para dársela.

- No es asunto tuyo -Este exclamó con el rostro contraído antes de dar un paso en dirección a Josette, como si con aquello le estuviera diciendo que la misma sobraba en aquel congelado pasillo.

La menor de la casa Mikaelson se puso en el medio del camino, su mirada lo suficientemente tranquila como para asustar con ello a un ejército entero. Consideraba increíble cómo había logrado no reflejar el fuego que ardía en su interior, ese incendio dispuesto a arrasar con un reino entero.

- Me temo que me concierne todo aquello que involucre a la Delfina -Su voz era suave, la misma podía sentir la respiración pesada de Josie tras su espalda.

- Soy su prometido, debe usted protegerla de verdaderas amenazas -Este le informó con un dedo en alto, estimulando la imaginación de Hope que ya estaba planeando los sitios donde podía colocar este una vez decidiera acabar con su vida.

Los problemas, como su padre Niklaus decía, se cortaban de raíz y en ese mismo momento Landon estaba siendo un jodido árbol que no podía esperar por arrancar.

- Permítame educarlo, no es la afilada hacha del verdugo la que marca el destino de una persona sino la fina punta de la pluma que se atreve a escribir la sentencia -Instruyó con su dedo índice dando vueltas en el león que tenía grabado en la empuñadura de su espalda, su pálido mentón rozando su pecho pero su mirada puesta en el chico frente a ella- Le pediré, una única vez, que vuelva usted por donde ha venido -

Hope sintió la mano de Josette en su espalda baja, la forma en la que sus delgados dedos arrugaban la tela de su camisa con el propósito de mantenerla cerca.

- Debo hablar con mi prometida y quien sobra aquí es usted, señorita Marshall -Lord Kirby pronunció de forma pausada, modulando de forma exagerada- Cuento con la protección del rey, no puede tocarme -Abrió sus manos a los lados de su torso, como si con aquello pudiera ser inmortal.

Oh Dios, este no lo era y Hope estaba encantada de demostrárselo.

- ¿El rey? ¿Cree usted que el rey significa algo para mí? -La pelirroja no pudo evitar la risa, una de sus cejas alzada ante la clara diversión que recibía por parte de alguien tan miserable como Lord Kirby.

- Todos son tan valientes hasta que deben enfrentarse al mismo, ¿no es cierto? -Este esbozó una sonrisa, no confiando en las palabras de la chica.

Cometió el error de dar un paso para acercarse a la castaña, rápidamente siendo sorprendido por un puño que al contacto con su mejilla se sintió peor que el plomo. Si aquello no lo hacía patético entonces lo era el haber terminado sentado en el suelo, su mano derecha cubriendo la zona con el propósito de aliviar el escozor intenso que sentía en dicho sitio.

El problema siguió cuando Hope se zafó del agarre que Josette tenía en la parte posterior de su ropa, alcanzando al muchacho hasta asestarle otros tres golpes por miedo de que el primero no hubiera dejado las cosas claras entre ambos.

- Hope, detente -Josette aferró sus brazos a la espalda de la joven, tratando de quitarla de arriba de Landon sin obtener éxito en su misión.

- ¡El rey se enterará de esto! -El Lord amenazó pese a que Hope lo tenía agarrado por la solapa de su chaqueta, su rodilla apretando su abdomen hasta hacerle soltar un alarido.

- Pierda usted la oportunidad de comentarle este altercado al rey o me aseguraré de eliminar a todo el linaje Kirby de esta tierra -Le advirtió en voz baja, limpiando sus nudillos manchados de sangre en la camisa que el Lord utilizaba.

- Hope, por favor -Josette, aterrada de que su padre se enterara de la situación, volvió a pedirle siendo presa del pánico.

La pelirroja se permitió un golpe más antes de dejar que Josette tirara de ella hacia arriba, levantándola del suelo mediante un agarre a nivel de su abdomen.

Hope carraspeó para llamar su atención, su muñeca apartándose un mechón pelirrojo que le caía en el rostro. No lo apartaría con sus dedos, no cuando estos estaban así de sucios pese a que se los había limpiado con las prendas de quien juraba jamás sería marido de la castaña.

- Ponga otro dedo sobre la Delfina, Lord, y verá que no habrá lugar donde esconderse porque haré arder la tierra hasta sus malditos cimientos -Tensó la mandíbula, observándolo asentir con rapidez.

Lo haría, juraba por Dios que ella lo haría. 

Josette arrastró a la joven Mikaelson hasta su habitación, cerrando la puerta tras de ambas. Su corazón iba a velocidades poco conocidas, todo producto de la adrenalina. Llevó ambas manos a los lados de su cabeza, pidiendo a sus malditos pensamientos que guardaran silencio ya que pensar las consecuencias que tendría Hope si su padre se llegase a enterar de esto no le estaba haciendo nada bien. Abrió los ojos y estos se posaron en la silueta de la pelirroja, quien yacía de pie a mitad de la habitación.

- ¿Estás bien, Jo? -

La voz de la pelirroja había salido ronca y el corazón de la castaña se saltó un par de latidos ante lo atractivo que le había parecido, lo que no eran pensamientos apropiados para la situación que ahora enfrentaban a causa de alguien tan poco importante como Landon.

- Estás demente, ¿no es cierto? -Trató de mantenerse seria pero falló de forma miserable a causa de una sonrisa que se extendió con lentitud sobre sus labios.

- Por ti estoy muchas cosas, sí -Hope asintió sumamente relajada una vez se dio cuenta que la joven no estaba molesta por el espectáculo que había montado a final del pasillo.

Tal vez debería haber arrastrado al Lord a alguna habitación para evitar que alguien lo encontrara, así de golpeado, en el pasillo.

Josie la sacó de sus pensamientos cuando se acercó hasta tomarle la mano, alzándola hasta la altura de su rostro para examinarla con cuidado. Tenía los nudillos algo magullados y aun había sangre en el dorso de su mano, lo que hizo que la castaña arrugara su rostro en desaprobación.

- Quédate aquí, traeré algo para curar eso -Abandonó la habitación sin dejarla protestar, algo que de todas formas Hope no había pensado en hacer.

La heredera al trono de Inglaterra dio una vuelta sobre sus pies, buscando asiento mientras los dedos de su mano sana jugaban con una correa de cuero que tenían sus pantalones.

Josette volvió con un trapo, una cubeta con agua tibia, una tira de tela blanca y un frasco con una sustancia que Hope desconocida.

- ¿Qué es eso? -No perdió tiempo de preguntar una vez Josette se acuclillo frente a ella, tomándole la mano.

Hope miró el techo, solo porque la divertida mirada que la Delfina le dio desde su posición en el suelo fue suficiente para estremecerla. Si, tal vez debería apreciar las paredes para evitar el brillo tentador en los orbes oscuros de su amante.

- Es para que no se te infecte, ahora déjate de cuestionarme tanto -La chica le pidió con una de sus manos apoyadas en la rodilla de Hope, advirtiéndole que iba a comenzar.

- No soy una erudita de la medicina pero creo que esto es algo que se puede solucionar con besos, Alteza -Bromeó observando como una esquina de la boca de Josie se alzaba en una media sonrisa que no iba a admitir tan fácil, no- Josette -Le llamó la atención cuando la mencionada ya había comenzado a pasar un paño húmedo por sus nudillos para limpiar la sangre del sitio- ¿Segura que estás bien? ¿Te ha...? -

- Sólo ha intentado besarme, estoy bien -Le aseguró acariciando la mano que esta tenía sana, depositando un beso en la misma antes de proseguir con su tarea- Si no lo golpeabas tú lo iba a hacer yo, ten eso seguro porque la única boca que quiero sentir es la tuya -Admitió como si no fuera la gran cosa, poniendo un poco de aquella extraña sustancia en las lesiones. Hope se mordió el labio inferior, lo que aquello fuera hacía que ardiera como mil demonios- Listo, está como nuevo -Se veía, ahora que había vendado la zona, bastante orgullosa de su trabajo.

- Gracias, Jo -Hope levantó la mano, observando el vendaje y el nudo que lo mantenía en el sitio.

- Por favor, soy yo la que debería dar las gracias -La castaña, tras tomar asiento junto a ella en el borde de la cama, balanceó sus pies con nerviosismo- He perdido la cuenta de las veces que me has salvado -

No solo hablaba de los eventos de esta noche o los de su fiesta de cumpleaños, no. Hablaba de las veces que la había salvado y no físicamente; como cuando no creía en sí misma o cuando simplemente había tenido un mal día. Hope siempre estaba ahí, atajándola de la caída sin importar la intensidad de la misma.

- No debes agradecer -La pelirroja negó, ofendida.

- Si debo, por favor -La mayor de las gemelas Saltzman contradijo, rehusándose a que Hope le restara importancia a todas esas situación- Es tu trabajo pero... -

- No estoy cuidándote porque ese sea mi deber, ¿no lo entiendes? -Se levantó de la cama, tomando lugar frente a la chica.

- Escúchame, Hope -La castaña meneó la cabeza, negando mientras ataba sus manos a las muñecas de la chica para que esta no volviera a interrumpirla.

- No, escúchame a mí -Le tomó el rostro a sabiendas de que quería que la escuchara bien, que no perdiera ninguna de las palabras que fuera a decir aquella noche. Le ardía el pecho cada vez que encontraba el momento adecuado para hacérselo saber, este era uno de esos momentos y por primera vez creía que estaba lista para ello- Cuido de ti porque es aquello que más deseo,  jamás me arrepentiría de las acciones que tomo bajo el propósito de mantenerte segura -Las siguientes palabras se le atascaron en la parte posterior de su garganta durante segundos, solo hasta que encontró la valentía que se le había escapado- Cuido de ti porque me preocupo por ti. No estoy dispuesta a perderte, no quiero perderte -

Josette se puso de pie ante aquella extraña pero bien deseada, sus piernas temblando ante lo segura que la pelirroja parecía frente a ella.

- Hope -Llamó a su nombre cuando vio a la mencionada arrodillarse en el suelo sin mira alguna de preocuparse de la dureza que este ofrecía a sus huesos.

La Princesa de Gales jamás se había arrodillado frente a alguien que no fuera su padre, de hecho estaba segura que no se arrodillaba desde Agosto de 1575.

- Juro, con Dios de testigo, brindar a ti mi honesta lealtad -Hope, pese a que esta había estado clara desde hacía ya un muy largo tiempo, tomó su decisión aquella noche- Juro protegerte de todo aquello que procure lastimarte así como juro amarte hasta dar mi último aliento -

La Delfina le tendió su mano, Hope la tomó dejando que la castaña la levantara del suelo por segunda vez en menos de una hora. Sus orbes cafés estaban vidriosos, era la primera vez que alguien juraba lealtad a su persona y que esta fuera Hope lo hacía aún más especial. Siempre le habían prometido lealtad a la corona que portaba sobre su cabeza pero jamás lo habían hecho con ella de forma particular.

Josette colocó sus manos tras la nuca de la joven y luego estrelló sus labios juntos, las lágrimas agregando un sabor salado a aquel juramento. La pelirroja colocó sus manos en la cadera de la joven, apegando sus cuerpos con el propósito de apaciguar los deseos de su piel. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos a causa de los nervios que la comían de arriba abajo, esos nervios propios de saber que a partir de aquella noche todo sería distinto; oficialmente había traicionado a su familia.

La Princesa de Gales jadeó cuando la lengua de Josette serpenteó sobre su labio inferior, su agarre sobre las caderas de la misma volviéndose más posesivo. Abrió su boca para empujar la lengua la de la princesa, quien soltó un suspiro sobre sus labios, y luego dio un par de pasos hasta permitir que las pantorrillas de la castaña golpearan el borde de la cama haciendo que ambas terminaran sobre esta.

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Nota de la autora:

¡Hola! Espero estén teniendo un buen día.

Me encontraba muy emocionada por mostrarles este capítulo donde me he inspirado en una de las escenas Clexa, mi escena favorita para ser honesta. Quería también aclarar, por si no resultó claro, que en este fic se considera a Bonnie y Elena como tías de las gemelas Saltzman. Por otro lado las mismas también tienen otros parientes lejanos como son el caso de la familia Parker; Kai, Olivia, Luka, Josette, etc.

Espero les guste, nos vemos mañana.

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