Si solo fuera Hope -Hosie 1

By Unplanetadeunicornio

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1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... More

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 6
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 10
Libro 1 Capítulo 11
Libro 1 Capítulo 12
Libro 1 Capítulo 13
Libro 1 Capítulo 14
Libro 1 Capítulo 15
Libro 1 Capítulo 16
Libro 1 Capítulo 17
Libro 1 Capítulo 18
Libro 1 Capítulo 19
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Libro 1 Capítulo 21
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Libro 1 Capítulo 25
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Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 31
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 39
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 30

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By Unplanetadeunicornio




El doce de Mayo, a causa de la cantidad de eventos planificados para el interminable mes, llegó entre medio de tropiezos y pechazos.

Pese a que todo iba de ensueños en su relación con la Delfina, ambas podían sentir que había un ambiente bastante denso en la gran corte real de Francia. Hope no asoció dicho caos a los eventos que tomaban lugar durante estas fechas, como lo había hecho Jo, sino que lo asoció al monarca francés que aún no tenía la fuerza suficiente para poder mantener su reinado en pie en caso de que los Mikaelson estuvieran orquestando algo en su contra; como muy bien era el caso. Si bien Inglaterra había retirado las tropas que había movilizado al sur del país, como su padre había prometido en aquella carta que ahora solo recuerda ver arder en el fuego, aquello no parecía ser para Francia el respiro que Hope había esperado que fuera cuando escribió a su progenitor la alocada petición a finales del mes de Marzo.

La Delfina, con quien la heredera al trono inglés solía pasar la gran parte del día, chasqueó la lengua con exasperación; siendo esta la cuarta vez que trataba de explicarle algo a la pelirroja. Algunas veces, muchas si debía ser honesta consigo misma, meditaba la idea de estar hablando con una mismísima pared en lugar de una persona.

- Se hace todos los años, es una costumbre -Pasó un trapo húmedo por su rostro, limpiándolo sin cuidado debido a que a esta altura ya no tenía paciencia para nada. Se estaba tratando de dar un baño, Hope aguardaba distancia mientras la observaba desde su lugar sentada al borde de la cama- Es para celebrar la prosperidad del año -Volvió a repetir, esta vez de forma más pausada, lo mismo que había estado diciendo los últimos cinco minutos.

Hope, quien trataba de concentrarse en lo que la Delfina tan arduamente buscaba explicarle, tenía cuidado de que su vista no descendiera mucho más abajo del cuello de la princesa; tarea  que encontraba bastante difícil de poder lograr. Las clavículas de Josette, imán para cualquier par de ojos, eran ligeramente prominentes y se llevaban toda su atención sin siquiera intentarlo.

No es que antes no hubiera visto a Josette sin poca ropa, no. En la fiesta de cumpleaños de la castaña Hope la había visto tomarse dos baños en un mismo día, también la había visto utilizar muy pocas prendas aquella vez en la que habían salido de la corte para terminar nadando en el lago que se encontraba en medio del bosque. Definitivamente no era la primera vez que la veía tan expuesta pero si era la primera vez que se le hacía extremadamente difícil escuchar lo que hablaba.

- ¿Alguna en específico? -Miró el techo cuando la chica se inclinó para pasar el trapo por una de sus piernas, su ceño ligeramente fruncido por una pequeña mancha que tenía en el sitio.

Hope se distrajo pensando que las fiestas que celebraban en Inglaterra eran más íntimas, solo para familiares y amigos cercanos a la corona. Tal vez rondaban las cien personas, no estaba muy segura pese a que se esforzaba por recordar algún número para que su atención no volviera a caer en el mismo sitio de antes.

- Que aún siga viva, considerando la cantidad de intentos de asesinato que he sufrido en el último tiempo, es toda una especie de prosperidad -La joven se burló sin indicio alguno de encontrar aquello divertido.

Hope pudo reconocer la pena impregnada en aquel tono sarcástico, lo que le encogió el alma sin otra razón suficiente. No pudo no pensar que la chica era muy joven para todo esto; apenas había cumplido los diecisiete y la pelirroja era consciente de que los atentados contra su vida no venían desde hacía tan solo un año atrás. Existían personas que querían a Josette muerta desde que la misma había llegado al mundo, lo que hacía un privilegio que aun estuviera viva considerando que no todo mundo tenía esa suerte.

Dos personas, dos nombres, se le vinieron a la mente y aquello fue suficiente para recordarle a Hope que la vida simplemente no era justa; por eso su padre decía que la justicia la hacía él mismo, algo a lo que Hope se había estado aferrando estos dieciocho años.

¿Su padre, Niklaus, seguiría queriendo a Josette muerta si el mismo tuviera la oportunidad de conocerla?

- Escucha con atención, Josette -Se levantó de la cama, acortando los pequeños cuatro metros que las separaban, y se acuclilló a un lado de la tina. Había algo que oprimía su pecho, un nudo asfixiante que nacía cuando veía a la castaña sufrir- No dejaré que nada malo te ocurra -

Josie, debido a que ahora la cercanía se lo permitía, le acarició la mejilla dejando descansar sus labios sobre una de las pobladas cejas de la pelirroja. La heredera al trono de Inglaterra sintió la respiración caliente de la chica golpear la pálida piel del sitio, luego el ligero temblor de sus labios antes de que estos abandonaran el contacto por completo.

- Algunas cosas sobrepasan la voluntad de uno, está bien -Le trazó la ceja con su dedo índice, humedeciéndola a causa de que su mano estaba mojada por el agua de la tina- No tenemos control sobre estas -

Era como si con aquel comentario, suave y tranquilo, la estuviera perdonando en caso de que el día de mañana le llegase a pasar algo. Era como si con aquel comentario, tierno y seguro, estuviera quitándole toda culpa.

Hope sabía, casi tanto como Dios, que no era inocente de cualquiera fuera el destino que alcanzara a la Delfina. Negó con fuerza, estaba segura de que no dejaría que nada malo le ocurriera sin importar cuán grande fuera el costo para ello.

- No -Vociferó completamente convencida, la terquedad de un niño de cinco años haciendo aparición a causa de algo tan estúpido como el amor- Jamás te pasará nada estando bajo mi protección, tienes mi palabra en eso -

La castaña asintió, con un rodar de ojos divertido, sin atreverse a comentarle lo dura que la vida solía ser y lo tanto que deseaba que Hope no tuviera que aprenderlo por las malas. No era un tema para platicar hoy, silenciosamente esperaba que tampoco fuera tema para algún otro día.

- ¿Sería tan amable de complacerme con acompañarme al baile? -Preguntó para abandonar el otro tema de conversación, volviendo a su tarea de pasar el trapo húmedo por su hombro derecho debido a que aún no había terminado.

La pelirroja hizo una mueca, dudando pese a que bien conocía la respuesta que debía otorgar.

- Estaré contigo en todo momento pero no creo poder ser tu acompañante -Carraspeó para aclararse la garganta, sus rodillas comenzando a doler a causa de la posición. A pesar de eso estaba segura que el dolor en su estómago, duro como una piedra, era más intenso que el de sus rodillas- Me temo que las cosas cambiaron desde tu fiesta de cumpleaños -Comentó con sus dedos aferrados a la madera, sus nudillos blancos.

La habitación de la Delfina era muy distinta a la suya, no porque la disposición de los muebles fuera otra sino porque dichos aposentos tenían una vibra cálida y alegre que su habitación en Inglaterra carecía.

- Bobadas -Josette declaró con una mueca que arrebató una pequeña risa de la pelirroja, quien introdujo una de sus pálidas manos dentro del agua para jugar con esta.

- La última vez que me pude permitir ser tu acompañante aun no existía Lord Kirby, por lo menos no en tu vida -Bajó la mirada al suelo, temía que su traicioneros ojos sacaran a relucir la ira contenida hacia al Lord de Jesucristo sabría dónde.

No, de verdad. ¿De dónde lo había sacado Alaric? Ella no lo conocía, ni siquiera sabía de la existencia del mismo hasta su aparición en la corte. ¿Cómo podía ser el mejor pretendiente para la Delfina cuando ni siquiera le sonaba el apellido del muchacho?

Debía mantener la calma, inhalar y exhalar como su madre le había enseñado de pequeña cuando sin querer casi había acabado con la vida de una niña solo porque esta la había enfurecido con unas muñecas desagradables que no quería prestarle.

¿Por qué no iba a prestárselas? Por amor de Dios, ella era Hope Mikaelson.

- ¿Qué ocurre con Lord Kirby? -Josette cuestionó arrastrándola fuera de sus pensamientos, como de costumbre- ¿No te he dejado claro que a quien quiero a mi lado eres tú? Dímelo porque puedo repetírtelo otra vez, incluso gritarlo si quieres -Expuso abandonando el trapo en el borde de la madera, girándose para quedar de frente a la pelirroja.

El agua se sacudió con algo de brusquedad, por lo menos la suficiente como para exponer parte importante de la bronceada piel de la princesa de Francia.

Hope tragó en seco, su agarre sobre la madera se volvió aún más intenso. Sentía su lengua pesada, los latidos de su corazón a la altura de sus oídos. Que Dios se apiadara de su alma, porque Josette no mostraba indicios de hacerlo.

- No creo que sea necesario pero tampoco me disgustaría oírlo -Confesó con rastros de una sonrisa arrogante, propia de su linaje.

- Te quiero a ti, solo te quiero a ti -Josette advirtió en un tono bajo, inclinándose hacia el rostro de la pelirroja a una lentitud agobiante- Ahora, mañana y el próximo año -Su sonrisa cepilló la mandíbula de Hope, erizándole la piel. 

Su mano izquierda alcanzó su sitio tras la nuca de la heredera al trono inglés, sus labios se hicieron camino hasta tomar su boca. Era un beso suave pero húmedo, por primera vez en mucho tiempo no era Hope la se encontraba dominando la situación.

- Nada me haría más feliz que poder acompañarte pero tu padre no permitirá que alguien más te lleve -Dijo cuándo los labios de Josie le dieron algo de espacio, solo para hacer a un lado su cabello castaño.

Hope respiró con fuerza, sus parpados aun cerrados.

- ¿Si? -Cuestionó con el ceño fruncido pero esbozando una sonrisa que terminaba convirtiendo su expresión en algo digno de ser retratado- Demuéstrame qué tan feliz estarías de ser mi acompañante -

No le dio mucho tiempo para procesar, volvió a atrapar la boca de Hope aferrando ambas de sus manos a la nuca de la chica. No tenía suficiente de la misma, juraba que jamás lo tendría. De repente el estrés que había pasado explicándole a la chica lo de la fiesta ya no significaba nada, ya no importaba.

La pelirroja, con sus manos aun aferradas al borde de la tina, jadeó sobre el beso sin indicio alguno de arrepentirse luego. La besó de principio a fin, como si estuviera buscando jamás olvidarse de su boca o de la forma en la que esta le hacía sentir. Totalmente abrumada, su cabeza daba vueltas y no era por el vapor caliente. Arrastró una de sus manos por el bíceps desnudo de la Delfina, alcanzando su nuca con el propósito de robar de Josie el control que hasta ahora claramente tenía. Falló, lo hizo de forma miserable cuando la castaña tiró de su labio con gentileza.

Dios, no le sorprendía si ahora mismo simplemente colapsaba bajo su cuerpo.

Sus rodillas, adoloridas por el tiempo que llevaban en aquella postura, tiraron hacia arriba para erguirse con su torso aun inclinado hacia la tina. En algún parte de aquel proceso, por la forma en la que Josie trajo el rostro de Hope con ella, la pelirroja terminó sumergiendo su antebrazo en el agua caliente. Fue aquel contacto lo que la hizo pestañear, saliendo del trance. 

- Lo siento, no puedo entrar -La pelirroja se hizo hacia atrás, negando sin siquiera poder mirar a Josette a los ojos.

Pasó su mano por su frente, tirando su cabello pelirrojo hacia atrás.

- No te dije que lo hicieras -La castaña con la cabeza ladeada, sus orbes marrones sobre la manga color tiza de la camisa de Hope, la bajó de su nube con brusquedad.

No fue con intención, simplemente estaba confundida a lo que la chica hacía referencia.

- ¿Ah? -La menor de la casa Mikaelson tartamudeó dando un paso hacia atrás, como si con aquello la Delfina no fuera capaz de ver su sonrojo.

No, claro que no se lo había pedido. Idiota, era una idiota.

- Lo siento, ¿querías tomar un baño? -Josette parpadeó con el agua de la tina por debajo de sus clavículas, casi tan abajo que...

Hope sacudió la cabeza con fuerza, luego disminuyó aquello cuando solo hizo que se mareara además de dar una muy mala señal a la chica frente a ella.

- ¿No? -Respondió en un tono que no dejaba claro si era una pregunta o una afirmación, algo que hizo que Josette volviera a parpadear.

- ¿No? -Esta preguntó para corroborar.

- No lo sé, no estaba pensando en ello -Mentirosa, si lo estaba pensando; por lo menos ahora que la castaña lo había traído a su mente de forma inevitable- Lord Kirby te llevará al baile, es probable que el mismo te lo pida pronto considerando que es esta misma noche -Cambió de tema para no sentirse patética pese a que Josette simplemente creía que la pelirroja estaba pasando por alguna especie de descompensación con una clara perdida de la noción de espacio.

La Princesa de Gales escuchó a la chica suspirar, seguro dándose cuenta de la realidad en la que se encontraban desde hacía ya casi dos meses. El rey había prometido su mano a Lord Kirby porque eso era lo correcto para su reino, lo que de momento beneficiaba a Francia en estos tiempos tan peligrosos.

- Bien, asistiré al baile con Lord Kirby -Se dio por vencida, sus ojos perdiendo aquel brillo tan característico de estos- Tal vez, una vez termine toda esa farsa, podrías venir esta noche a mi habitación para dormir juntas -Buscó la mano de Hope cuando la chica volvió a su lado, entrelazando sus dedos juntos.

Se sentía un completa basura pidiéndole a Hope esto; hacerla ver caminar del brazo de otra persona para luego pedirle que se acurrucara a su lado y fingiera que nada pasaba. Sentía, pese a que en su corazón no lo era, que la tenía de segunda opción.

- Te veré en tu habitación una vez todo termine -La chica le aseguró en medio de una sonrisa tierna, como si de verdad no fuera una tortura lo que estaba viviendo- Debo irme pero te veré en la noche -

- Hope -Josie la llamó una vez la chica había alcanzado la puerta, solo a un paso de abandonar la habitación.

- ¿Si? -La mencionada la miró por sobre el hombro, aguantando el extraño nudo que se le había formado en el estómago tras la mirada desolada que la Delfina le compartía.

- Solo quería que supieras que me habría encantado que fueras tú en lugar de él -Oh, nunca antes había hablado con tanta verdad.

Tal vez en otros tiempos, en otras vidas.

- No habría tenido honor más grande -Era algo doloroso de decir, mucho más de escuchar.

En efecto, Lord Kirby iba a ser el acompañante de Josette en dicha celebración. Su padre había visitado sus aposentos para hacérselo saber, luego el Lord se había presentado en el sitio cerca de cuatro horas después. Vestía elegante para la ocasión, en su mano traía un pequeño ramo de girasoles que pronto tendió a la Delfina en cuanto esta abrió la puerta luego de que su paje le informara de la presencia del joven.

- Oh, no esperaba recibir flores -Confesó buscando un sitio para dejar las mismas, optando porque descansaran en la mesa de su escritorio- Son preciosas, Lord Kirby -

- Esperaba que pudieran hacer algo de justicia a su belleza, veo que me he equivocado -El muchacho elogió ofreciéndole su antebrazo cuando la Delfina tomó la máscara que había sido diseñada para que esta usara durante la celebración, agitándola para hacerle saber que ya tenía todo para abandonar los aposentos.

A la castaña no le sorprendía que su atuendo fuera de cazadora, no cuando su padre sabía que a Landon le encantaba salir a cazar los fines de semana.

- Es usted muy amable -Agradeció sin elogiarlo de vuelta, algo que decepcionó al muchacho debido a que había estado más de dos horas tomándose las medidas para el traje.

- Josette, esperaba que esta noche pudiéramos hablar a solas -Este, cuando la Delfina ajustó su mano en el pliegue interno de su codo, comentó mientras hacían su eterno camino al salón principal- Las cosas entre nosotros no han estado particularmente excelentes, poco tiempo hemos podido pasar juntos desde hace ya un muy largo tiempo. Me temo que solo yo tengo la culpa, me he tenido que ausentar de la corte y espero que no encuentre molestia en los asuntos que tuve que atender fuera del sitio -

- Claro que no, Lord. Entiendo que debió partir por asuntos familiares, jamás podría culparlo por poner a la familia sobre cualquier cosa -La castaña negó con efusión al tiempo en el que ejercía una ligera presión en el bíceps del joven, un vago intento de consolar la pena que este parecía presentar aquella noche.

Cuando llegaron a lo alto de la escalera, con vista a la enorme celebración, pudieron ver que el salón estaba repleto de personas que la castaña fallaba en poder reconocer; sobre todo porque la mayoría llevaba máscaras a causa de la temática.

- Quiero que este matrimonio funcione -El joven le confesó arrastrando su pálido pulgar por los nudillos de la mano que la castaña tenía aferrada a su brazo.

Josette miró la acción, luego los orbes celestes de su acompañante. Eran lindos pero estaban muy lejos de ser su tono favorito, el de Hope.

- Aun no estamos casados -La castaña aclaró en medio de una risa baja y nerviosa, esa que arrebató una cálida sonrisa al muchacho.

El Lord podría llegar a ser un buen padre pero el mismo no era el que la Delfina quería para sus hijos, no.

- Lo estaremos pronto, es nuestro deber para con Francia -Este afirmó con su ambiciosa vista al frente, en la multitud de personas ajenas a la presencia de ambos en lo alto de la escalera- Este matrimonio no puede fracasar, es el futuro que usted ha prometido a su gente -Le dijo volteándose a ver la pena reflejada en los orbes cafés de la mujer que en algún momento lo haría rey.

Después de semanas investigando, ya había encontrado con qué manipular a la joven Delfina. La misma amaba a su familia, a su gente, a su país. Él era quien podía ayudarla a mantenerlo de pie, protegerlo de la fuerza que era Inglaterra. Estaba claro que su ayuda tenía precio, ese precio era la corona. Josette sabía que lo necesitaba, la expresión desolada en sus ojos la delataba.

El sonido de una copa siendo golpeada con un utensilio llamó la atención de todos, en ese momento la castaña pudo ver a su hermana a pocos metros de donde su padre estaba haciendo aquel ruido.

- Sean nuevamente bienvenidos, la casa Saltzman está agradecida de tenerlos -El rey alzó la copa, apuntando hacia la escalera- Música para mi adorada hija, por favor -El hombre pidió a las personas encargadas de ello, advirtiendo también a su primogénita que era hora de bailar pero no con cualquier persona.

Landon, que se encontraba dos escalones por debajo de ella, estiró su mano con galantería. La castaña la observó durante cortos segundos, sus orbes prosiguieron a viajar por la habitación en busca de alguien en particular. Encontró a Hope de pie en una de las esquinas, la misma vestía una armadura de cuero negro que resaltaba sus orbes celestes.

Josie sabía que este no era un baile cualquiera, ninguno de sus bailes lo era. Por ser la Delfina de Francia la misma no podía bailar con cualquier persona, como era el caso de alguien que no pertenecía a la realeza, debido a que este tipo de acción tenía fuerte significado de confianza y cariño por ende estaba reservados para personas en particular. No le sorprendía que su padre ahora estuviera obligándola a hacerlo con Lord Kirby, tampoco que el muchacho se hubiera apresurado en tenderle la mano.

Hope le dio un pequeño asentimiento, solo en aquel entonces la heredera al trono de Francia aceptó la mano que el muchacho le tendía. No pasó desapercibido, para nadie en el salón, que habían pasado casi dos minutos antes de que la misma aceptara su invitación; algo que no los dejaba muy bien parados.

Luego de la pequeña pieza, donde Josie no pudo hacer más que odiarse a sí misma por dejar que la pelirroja presenciara aquello, varias personas se le habían acercado para saludarla. No recordaba la cantidad de cosas que le habían dicho pero suponía que todas se relacionaban a lo mismo, siempre lo eran.

Qué grande y hermosa estaba, el futuro de Francia en sus pequeñas manos, el apuesto chico que la acompañaba y el hermoso momento que estaban teniendo. Sí, siempre era lo mismo.

- ¿Te apetece una bebida, cariño? -Su prometido, con su mano aun a mitad de su espalda, preguntó una vez terminaron de platicar con un par de nobles que querían presentarse a quienes serían los futuros monarcas de Francia.

Era la primera vez que el chico la llamaba utilizando un mote cariñoso, la Delfina supuso que se debía a que debían montar un show y este era el día para ello. Supuso también que este tenía una presión de la que ella carecía, el mismo debía ser aceptado por la nobleza y para ello debía fingir que su relación con la castaña era fuerte ya que si este no agradaba a los nobles por lo menos debía asegurarse de que estos no se le enfrentaran por temor a que la heredera al trono de Francia lo estuviera protegiendo.

Josette negó, sin poder no pensar que el calor de la mano de Landon sobre su piel era algo que no consideraba gratificante. El chico tenía las manos húmedas, cosa que delataba no la estaba pasando tan genial como hacía querer ver. Aun así, gracias a los pequeños momentos en los que la castaña le prestaba algo de atención mientras hablaba, parecía que funcionaba lo que fuera que el Lord estuviera haciendo para agradar a la nobleza porque estos no paraban de reírse en su presencia. Oh tal vez lo hacían por miedo a la Delfina; fingir que les agradaba alguien tan básico y poco creativo.

- No, gracias -Forzó una sonrisa, sin siquiera molestarse en verle a los ojos.

- Te traeré una copa -El chico no iba a aceptar un no como respuesta, Josette se iba a dar cuenta de eso a final de la noche.

La mayor de las gemelas Saltzman frunció el ceño, observándolo partir rumbo a uno de los miles de sirvientes dispersos en el salón.

- ¿Todo en orden? -Hope la asustó, haciéndola saltar en su lugar.

Estaban junto a una pared, cerca de una escultura que se alzaba a un lado de la ventana. Había un par de mesas alrededor de la pista de baile, la atención de todos puesta en aquel sitio.

- Si, es solo que... -

La pelirroja esperó a que terminara pero nunca lo hizo, en cambio se removió incómoda con la escasez de palabras o deseos de querer seguir dando vueltas en aquella situación.

- ¿Qué es? -Interrogó con el ceño fruncido, volviendo su vista al frente para no llamar la atención de los invitados.

- Nada, tal vez solo me he acostumbrado a la comodidad de estar contigo -Hizo una mueca, una sonrisa triste- Supongo que tenerlo a mi lado solo me recuerda aquello que en realidad quiero pero no puedo -

- Estoy con todas mis fuerzas tratando de evitar besarte frente a todas estas personas, Josie -Remarcó de forma cautelosa, disimulando el acercamiento físico que estaban teniendo. Sentía sus hombros rozarse, el dorso de sus manos golpearse- No ayuda que tú digas estas cosas, no ahora -

- Tal vez quiero que lo hagas -

- ¿Te imaginas el escándalo? -Se rió por lo bajo, cuidando de las miradas curiosas que algunas personas les estaban comenzando a dar. No había nada raro en la conversación, solo miraban a la princesa por el simple hecho de que la misma algún día sería la reina. Hope no los culpaba, ella también miraba a Josette sin razón aparente- Daría la vuelta al mundo en menos de una hora; una princesa y su escolta real -En realidad eran dos princesas cuyos reinos habían jurado eterno odio hacía siglos atrás, una pena que aquello solo lo supiera la pelirroja. Josette había bajado su máscara, ahora dejando su cara al completo descubierto- Dime, ¿es eso lo que lees en tus apreciados libros? -Bromeó viendo cómo las mejillas de la joven se encendían al tiempo en el que se succionó el labio inferior, atrapándolo entre sus dientes.

- Tal vez -La chica miró fugazmente el lugar en busca de Lord Kirby, rezando para que el chico se hubiera perdido entre la multitud. Hope se mantenía de pie a su lado, sus manos juntas tras la espalda para evitar que el roce con la castaña la llevara a hacer cosas que no debía. Por otro lado la Delfina contuvo la necesidad de estirar su propia mano y entrelazar sus dedos juntos; aquello hubiera llamado la atención de una manera que trataban de evitar, especialmente porque sabía que su padre no dudaría en cortar la cabeza de la pelirroja si este la sentía una amenaza para Francia- Luces hermosa -

Hope se miró así misma en la oscura armadura, nada fuera de lo corriente. Frunció el ceño y miró a la castaña, solo para tratar de descubrir si aquello había sido una broma o no.

- A quien las estrellas envidian esta noche es a ti, puedo asegurarlo -Le susurró en respuesta, mirando a cualquier otro lado.

- ¿Crees que notarán si me retiro de la celebración? -

La joven Mikaelson volvió a creer que la castaña solo estaba bromeando pero en cuanto se volteó para observarla solo vio la honesta pregunta reflejada en sus orbes marrones. Era la princesa heredera al trono, todos se darían cuenta.

- Cariño, aquí tienes tu bebida -Landon llegó hasta ellas, entregándole a la castaña una de las dos copas que traía en mano. Josette se vio con la necesidad de cerrar sus dedos alrededor de la copa, especialmente porque el agarre del joven en esta parecía apeligrar el bienestar de su impoluto vestido- Señorita Marshall, buenas noches -Ni siquiera la observó, solo bebió de un trago aquello que traía en su copa de plata.

Se veía nervioso, daba vueltas a su anillo en su dedo medio.

- Kirby -La pelirroja le dio un pequeño asentimiento, un saludo sumamente informal para alguien de su estatus, antes de dirigirse a la castaña que aun seguía sin tocar su bebida. La futura reina de Inglaterra ignoró la mirada que le dio el chico, esa que se debía a que ella no había mencionado la palabra Lord delante de su apellido- Estaré cerca, su Alteza -

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