Sedúceme como quieras #2 ©

Od Dartttemisa

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Ella es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a... Více

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3/1
Capítulo3/2.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Esto es serio.
Capítulo 16.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38/1.
Capítulo 38/2.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.

Capítulo 17.

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Od Dartttemisa

"Yo había hecho todo, todo por ese amor. Me había deshecho, me había convertido en jirones. Había matado a inocentes, y me había humillado mientras el estaba sentado junto a Amarantha en ese trono. Y no hizo nada..., no se arriesgo..., nunca se había arriesgado a que lo atraparan excepto una noche, y lo único que quiso hacer no fue liberarme sino tener sexo conmigo y..."

Corte de Niebla y Furia.

Aclarando sentimientos.

Liam.

Si hablábamos de maravillosos regalos del mundo hacia los humanos seria esto, la sensación de dormirte por la noche en paz y levantarte al día siguiente con la misma paz que antes. Algo compartido, algo secreto. Era de verdad maravilloso despertarme con Ainhoa rodeándome el cuerpo completo con brazos y piernas, aferrada a mí como si le fuera la vida en ello.

Había despertado hace horas y desde entonces no me he movido en ningún momento, cuando quise levantarme para ir al baño ella se aferró aún más a mi casi inmovilizándome en la cama. Sonreí cuando frunció el ceño un momento después, descansando su cabeza en el hueco de mi cuello.

No roncaba, ni se movía demasiado. Si no que emitía unos ruiditos inexistentes de vez en cuando o suspiraba de repente, me di cuenta que no le gustaba dormir boca arriba, si no que le gustaba dormir haciéndose bolita en la cama con las tapas hasta el cuello. A ratos le daba frio o muchísima calor. Durante la noche por medidas de supervivencia me pegue a ella abrazándola desde atrás, era uno de esos momentos en los que le daba calor, y yo estaba con un frio que te cagas.

Fue difícil no contemplarla, no pensar en mi vida antes de conocerla. Lo aburrida y vacía que era antes de ella, buscando entre las piernas de cada chica un poquito de consuelo. Hace mucho que no sentía esa angustia de sentirme vacío y creo que era debido a ella. Y aunque no le hubiera pedido un poquito de cariño ella me lo había dado sin pedir nada a cambio, no pidió sexo, ni una cama calentita.

Era hermosa, inteligente y ni de lejos mi tipo. Pero eso no me impidió trazar con mi dedo cada poro, cada expresión, peca, lunar o vello de ella. Se veía tranquila casi como un ángel dormitando en mi hombro, pase el dedo por la raíz de su cabello hasta la oreja y me pregunte ¿Cómo podía dormir con todo ese metal incrustado ahí?

Todo mi cuerpo estaba encantado por ella, a ambos nos gustaba tenerla cerca, y cuando me refiero a ambos lo digo por mi pene. Ya me duele de lo dura que la tengo, y que la pierna de Ainhoa este sobre mi rodilla no ayudaba, ni que su mano parecía haber bajado desde la última vez que se había movido, ahora estaba en mi ombligo, y eso no ayudaba.

¿Cómo quería que no me gustara si ella no me ayudaba? ¿Cómo quería que no me enamorara si respiraba cerca de mí y me abrazaba de esta manera? ¿Cómo quería que no la deseara si no habíamos parado de provocarnos desde el cumpleaños de Logan?

Haberla besado anoche pudo haber sido de verdad increíble pero sabía de sobra que no estaba bien y que era un error. Me tenía atrapado y si no paraba ya, iba a salir muy mal de todo esto. Ella no me amaba a mí, y pensar eso me quitaba todo lo lindo de la noche anterior.

Casi como reprochándome ella abrió los ojos justo cuando pensaba en aquello. Pestañeo varias veces enfocándome antes de sonreír como una verdadera niña y meter la cabeza más en el hueco de mi cuello. Su respiración me puso los pelos de punta.

—Buenos días —gruño incorporándose en la cama. Por mi parte hice lo mismo con un dolor de espalda de puta madre por el tiempo que estuve rígido.

Abrí la boca para responder pero me quede casi embobado cuando me miro con sus preciosos ojos verdes pardo.

Pensé que al despertarse esta mañana se mostraría reacia a mí, espere que me ignorara pero no fue así. Se subió a mi regazo de repente descansando las manos en mis hombros.

Cuando se sentó arriba de mi erección la tome de las caderas para no eyacular en mis boxers.

—¿Despertaste hace mucho? —quiso saber, tenía sus labios a unos centímetros de la cara y me era imposible no querer besarla, pero no creo que la idea le agrade mucho. Sin embargo fue ella quien se acercó y deposito en mis labios un pequeño pico— oye...

No la deje hablar, no quería que digiera que lo olvidáramos, no hasta haberla disfrutado un poco más. Así que si, la bese con furia, diciéndole hola y adiós en un mismo beso. Uno que no olvidase jamás, para que al menos se quede con eso si iba a seguir con ese chico. Se me hizo un nudo en la garganta al pensar en que él iba a besarla todos los días y yo me tenía que conformar con una noche y una mañana. Trate de no pensar en que esta boca no me pertenecía, que él le haría el amor como yo deseaba hacerlo, en que ellos tenían una historia y yo, no era nada más el chico que ella había conocido en un mal momento de su relación.

La tumbe en la cama sin dejar de besarla, al mismo tiempo que me situaba encima de ella, abrió las piernas para rodearme las caderas. Introduje mi lengua en su boca tratando de tomar todo de ella, de saborearla, de comerla, hacerla mía con la boca.

Gruñí cuando me clavo los talones en la parte trasera de los muslos atrayéndome más hacia ella, me resistí, la sentí fruncir el ceño mientras chupaba de mi labio inferior, volvió a repetir su intento de tenerme más cerca.

El sentimiento era tan fuerte en el pecho que sentía que me ahogaba, me obligue a separe de ella y concentrarme en su cuello y mandíbula.

—Liam... por favor —jadeo pidiéndome un poquito de rose para satisfacer su deseo.

No podía hacerlo, yo no era así. O era mía por completo o no era una mierda.

—Me encantaría hacerte el amor ahora mismo pero... —me obligue a tragarme el nudo que se había instalarse en mi garganta— el problema es que tienes pareja, y yo soy tan humanamente bueno que no me entrometería en una relación.

Parece que eso ya lo hemos hecho.

Su cabeza pareció hacer clic con mis palabras, lo note cuando cerró los ojos y se pasó las manos por la cara. Vi cómo se lamentaba y no me gusto ni un pelo.

—Lo siento —musito mirándome con pena.

Me obligue a mí mismo fingir una sonrisa.

—Tranquila —me incorpore— quedara entre nosotros. Puedes decir que yo te bese y así nos ahorramos un problema, o simplemente puedes olvidarlo —dije esto último probándola. Sentí la punzada en el pecho cuando se incorporó también y asintió sin decir nada.

Esta es nuestra retirada.

Tome mis pantalones del suelo y me los puse. Por suerte la camiseta se había secado un poco, lo suficiente como para no pescar un resfriado y me la puse. Justo entonces llamaron a la puerta y Ainhoa me miro rodeando los ojos, posiblemente el novio de Dakota quería otro condón para el polvo mañanero.

Me senté en la cama buscando mis zapatos cuando escuche la voz de su novio.


Ainhoa.

Esperaba que fuera el idiota que me pedía condones siempre a mi puerta, pero no fue así. El remordimiento se instaló en mi pecho cuando vi a Josh con rostro lamentable en mi puerta.

Que cómico.

—Yo... no sé cómo empezar una disculpa Noah —hablo, se refería a anoche— he visto los mensajes en la mañana —mordió su labio con fuerza— cuanto lo siento.

A mi espalda Liam soltó una risa interna y quise que la tierra me tragase en ese mismo instante. Josh frunció el ceño mirando hacia atrás de mí, luego volvió la vista a mis ojos con reproche. Alce la barbilla convenciéndome a mí misma que no tenía por qué disculparme de tener a Liam en mi habitación, él fue el único que había corrido hacia mí, mientras mi novio retrocedía.

—¿Noah? —cuestiono alzando las cejas. No supe que decir.

—Si mi presencia te incomoda Josh, puedes quedarte tranquilo, iba de salida —aclaro. Yo presentí que sus palabras querían decir otra cosa. Mire hacia atrás disculpándome en silencio, me giño el ojo caminando hacia a mí. Cuando estuvimos frente a frente sonrió amablemente y beso mi frente, cerré los ojos cuando lo hizo— nos vemos princesa.

—Adiós Liam.

Se instaló un nudo en mi garganta.

—¿La pasaste bien en Artemis, Josh? —Dijo a mi novio provocándolo con una mano en su hombro— espero que la tormenta no causara goteras, ¿si no que otro lugar tendrás para divertirte?

Y se fue.

Josh me miro dejando de lado lo que había pasado y se adentró en la habitación.

—No sé de qué iba eso pero ¿Qué carajos Ainhoa? —Bufo— ¿Qué hacia el aquí?

Cansada cerré la puerta y me gire a mirarlo.

—Liam sabía que le temía a las tormentas, sobre todo si había relámpagos —entrecerró los ojos intentando replicar, no le deje—  no lo llame, el vino por su cuenta.

—Sé que debí acordarme, pero es que tenía tantas cosas en la cabeza que simplemente me apetecía una copa —se excusó.

Mentira.

—Tenía miedo Josh... —mi voz tembló, pero no era por lo que hablábamos, era por algo más.

—Oh Noah —se acercó a abrazarme, yo deje que lo hiciera. No puse peros cuando me beso y me dijo cosas bonitas, luego me llevo a la cama. La misma cama donde había dormido con Liam y eso hizo que llorara más. Se deshizo de mi ropa y luego de la suya, quise golpearlo cuando se tendió en la cama. Eso borraría el olor de Liam de mis sabanas y no quería... no quería.

Josh no se dio cuenta de las lágrimas que se perdían en mis oídios mientras me penetraba con fuerza. Le mordí el labio cuando ambos llegamos al orgasmo, le permití que me abrazara.

Lamentaba para mis adentros que mi cuerpo ya no tuviera su olor y tuviera el de él. Cuando me beso, no había sentido lo mismo que anoche, mientras me hacia el amor no podía parar de pensar en Liam.

Era una completa mierda, una zorra que engaña a su novio con otro y a la mañana siguiente se folla al novio. Eso era yo.

Una zorra.


Liam.

Salí de la habitación, pero no me fui a casa. Me quede allí sentado en los escalones de la residencia mortificándome, ni siquiera sabía que hacia pero quise saber cuánto tiempo se quedaba allí dentro.

Si se demoraba unos minutos era por qué Ainhoa no le había perdonado esta vez. Si salía echando humo era le había contado. Si se demoraba demasiado era por qué... solo esperaba que no se demorara demasiado.

Sin embargo si se demoró, luego de una hora el novio de la princesa salió a paso tranquilo toqueteando su boca.

Otra vez ese nudo en la garganta.

—Joder, tengo los labios morados —espeto con una sonrisa. Quise borrársela de un puñetazo, pero a veces las palabras dolían más que una paliza.

—Sí, ella muerde cuando besa —musite mirándolo con una sonrisa.

Venga... golpéame, ven a partirme la cara por lo que acabo de insinuar.

—¿Y tú como lo sabes gilipollas? —pregunto caminando hacia mi apretando la mandíbula.

Sonreí para provocarlo más, y lo logre. Soltó aire por la nariz comenzando a desesperarse.

—No hay que ser muy tonto para saberlo —dije acercándome— suma dos más dos.

Lo iba a golpear, iba a hacerlo. Pero no creo que eso le guste mucho a la princesa. Así que lo deje pasar. Y me fui cagando leches. Dentro del coche me fue imposible no golpear él apoya brazos.

—¡Joder!


Ainhoa.

Estaba teniendo un día de mierda, luego de que Josh recuperara el aliento puse la excusa de que teníamos que ir a clase para que se largara.

Me sentía como una zorra, quería decirle lo que había pasado entre Liam y yo a Josh pero no tuve el valor. También sentía que haberme acostado con mi novio estaba traicionando a Liam. Todo era confuso y no sabía que pensar realmente.

Creía amar a Josh pero ¿lo hacía o era costumbre? Y con Liam simplemente era todo diferente y más bonito, me hacía sentir muchas cosas que hace tiempo no sentía, me sentía viva cada vez que estaba con él. No tenía que cortarme al decir algo por qué él siempre me escuchaba y daba su opinión, me consideraba para las cosas y siempre me decía lo hermosa que me veía.

Me hacía sonrojarme y enojarme a partes iguales.

El profesor nos pidió dibujar nuestros propios pensamientos, sentimientos y temores. No sabía para que en realidad pero él siempre nos pedía hacer lo mismo y nos ayudaba con la técnica.

Abrí la tapa de mi iPad y sonreí cuando vi una de las muchas notitas que siempre se encontraban allí cada vez que lo usaba. Hace días que recibía este tipo de notas, la primera fue una cara feliz escrita en la parte trasera de un recibo, la segunda que recibí fue un intento de flor en una hoja que de seguro era de algún libro. Y una de mis favoritas fue cuando encontré mi retrato. Y así todos los demás días sin falta.

La de hoy decía:

Que preciosa te ves cuando eres tú misma.

Seguido de la letra de una canción. Treat you better.

Negué con la cabeza guardando la notita diciéndome a mí misma que cuando llegara a casa la guardaría en mi cajita de los recuerdos.

Y entonces me dispuse a hacer mi trabajo.

**

Tenía miedo de ir a la cafetería, no por qué Kamila me esté lanzando balas con sus ojos si no que no podía ver a los ojos a Liam luego de esta mañana. Pero Lexie ya me había visto y no pude dar media vuelta y esconderme en mi habitación.

Tome mi almuerzo que se basaba en unas papas con kétchup y una ensalada con aguacate y queso. Vi los jugos y por instinto sin pensarlo demasiado tome el néctar de arándanos y lo lleve todo a la caja.

Liam reía y bromeaba junto con Adair que tenía un ataque de risa por lo que le había dicho al oído Logan. No visualice a Zac por ninguna parte y cuando pasee mi mirada por toda la cafetería lo encontré en una mesa con Abby, ambos estaban hablando muy de cerca. Como los novios que eran.

Me senté junto a Lexie y deje la botella de jugo frente a Liam con discreción. El noto enseguida, la abrió y se comenzó a tomar el jugo. En ningún momento me miro, si no que seguía hablando con Adair.

Me quemo la garganta cuando le pregunte a mi amiga.

—¿Qué le sucede a Liam y Adair? —tome una papa y la unte en el kétchup.

Lex se limitó a meter sus cosas en la mochila sin mirarme, cuando termino me miro y se encogió de hombros.

—Adair no ha parado de reír en todo el día, y Liam —ladeo la cabeza con una expresión en el rostro muy seria— ya lo sabrás tu ¿no? Nos vemos Ainhoa.

Me mordí el labio cuando escupió lo último levantándome una ceja y negando con la cabeza.

Fue el almuerzo más mortificante de la historia de los almuerzos, lo juro fue el peor. Logan me miraba con el ceño fruncido, y luego miraba a Liam quien trataba de evitarme a toda cosa.

Comenzaron a irse todos uno por uno hasta que solo quedo Logan y Liam. El primero se despidió y se fue, entonces el segundo tomo sus cosas y se fue prácticamente corriendo en dirección contraria.

Me entraron ganas de llorar cuando vi mi plato lleno de la comida que no pude comer por el nudo en la garganta que traía.

La silla a mi lado se corrió dejando un ruido sordo en todo el lugar, me tranquilice un poco cuando vi a ese par de ojos azules tan conocidos.

—Hola cariño —impacto sus labios en los míos fuertemente, cosa que me sorprendió y me robo una de mis papas— me preguntaba si querías venir con nosotros.

Fruncí el ceño.

—¿Con ustedes? ¿Quiénes? —quise saber.

—Con unos amigos, ya sabes Samuel, Caleb, Garret y las chicas ¿te apuntas? —dijo tan tranquilo.

—Si digo que sí... ¿iría como tu novia? —mordí mi labio esperanzada.

—Claro, venga que te los presento.

Con una sonrisa tome la mano que me tenía y lo seguí. Garret y Caleb fueron amables, no pararon de preguntarme todo el tiempo si la música era de mi agrado o si el asiento estaba bien inclinado. No me gustó mucho la idea de que Kamila y sus dos amigas fueran también pero que Josh me invitara con ellos por su propia cuenta ya era algo.

Fuimos a una heladería cerca de la plaza principal y nos sentamos en una mesa grande. Contemple embobada como Josh hablaba y se dejaba ser con ellos. Las chicas no me dirigieron mucho la palabra, aunque yo me haya presentado ellas me ignoraron completamente cuando quise saber sus nombres.

Kamila por otra parte no paraba de apuñalarme con la mirada y cada vez que Josh hablaba conmigo de algo ella interrumpía.

En un momento dado Josh toco mi pierna y jugo con el pantis.

—Me gusta tu falda ¿no tienes algo de calor con estas pantis? —me pregunto con una sonrisa socarrona muy cerca de mi boca. Negué con la cabeza— ¿Qué tal si vas al baño y te las quitas así tengo mejor acceso?

—¿Por qué no mejor te quitas tú el pantalón y así tengo mejor acceso? —le respondí provocándolo un poco.

Sonrió pícaro antes de besarme cortamente.

—Te amo Ainhoa.

Y aunque antes hubiera dudado de si lo amaba en ese momento se lo dije.

—Yo también Joshua, yo también.

Sentí que algo vibraba contra mi culo, me estaban llamando. Lo saque del bolsillo trasero y vi la pantalla. Mis ojos se iluminaron cuando vi el nombre de mi madre.

—Es mi madre, iré a contestar —le avise a Josh.

—Dile hola de mi parte y que necesito que me mande la receta de galletas que le pedí la última vez que la vi.

Asentí.

Tome mi cartera y salí fuera de la heladería a contestar.

—¡Hola mami! —conteste con entusiasmo.

—¡Hola hija ingrata! ¿Por qué no me llamas eh? —su voz conocida me apretó el corazón. La amaba y la extrañaba demasiado.

—Lo siento, tengo la cabeza por las nubes y me olvide de llamarlos ¿Cómo esta papa? —me mordí el labio, quería escucharlo a él también.

—Dile que no estoy —escuche su voz a lo lejos y no falto mucho para que comenzara a llorar.

—Eh... fue a —comenzó a decir mi madre, excusándolo.

—Lo escuche mamá, no tienes por qué mentir por él. —Casi le gruñí, ella no tenía la culpa pero aun así me enfadaba que intentara cubrirlo— oye... —me limpie las lágrimas— tengo que estudiar ¿sí? Te quiero mucho, t-tengo que irme.

—¡Ainhoa no se te ocurra col...! —advirtió gritándome. Yo ya había colgado.

Que mi padre no quisiera saber nada de mi me ponía de muy mal humor y sobre todo sentimental. Me repetí tres veces que no debía pensar en ello y volver dentro con mi novio, estábamos avanzado o al menos eso creía.

Ya dispuesta y con ninguna lágrima manchando mis mejillas me dirigí hacia adentro, pero no tarde mucho para que alguien me interceptara impidiéndome el paso.

—Antes no nos hemos presentado. Soy Elsa y ella es Eva —apunto a su amiga, quien por cierto me miraba con una sonrisa rara— quería preguntarte ¿Dónde compraste esa maldita falta? Yo también quiero una.

—Ah, la compre en la tienda al lado de la automotriz a unas calles de aquí. Estaba en rebajas ¿a qué está muy linda? Lexie dice que en esa tienda encontrabas maravillas y bueno, tenía razón —les respondí orgullosa de la compra que había hecho, me encantaba esta falda, me sentía cómoda y con el viento no se subía. Perfecta para el frio que hacía.

—¿Lexie? ¿La Lexie de Meri? —le pregunto esta vez a su amiga Eva. Se encogió de hombros— bueno da igual, ¿me puedes dar la dirección exacta? Lo necesito para la semana de F de la secundaria de mi hermana —tecleo en su móvil algo y yo me acerque para que la anotara.

—¿Qué es la semana F? —inquirí intentando de seguir la conversación.

—¡A sí! No eres de por aquí, bueno la semana F es donde los estudiantes tienen que conseguir la ropa más fea y antigua, casi de la época de su ancestros para dárselos a que no sé qué mierda de fundación. Y joder esa falda... —mordió su labio reprimiendo una risa— chica calificaría excelente.

Me sentí realmente incomoda cuando califico a mi falda como fea y antigua, tire de los bordes hacia abajo sin saber qué hacer con las manos mientras las miraba cuchichear y apuntar la prenda. Si ya tenía ganas de echarme a llorar por la llamada de mi madre ahora me sentía completamente insegura.

—¡Ay dios no que lindos! —chillo Eva acercándose a la ventana del local. Dirigí mi mirada hacia allí y mi pecho se puso raro cuando vi como Josh se reía por algo que decía Kamila, mientras esta le tocaba disimuladamente la mano— les sacare una foto, ¡joder que monos! ¿A qué hacen buena pareja, eh Ainhoa? —me mostro el móvil cerca de la cara. Me sentí indispuesta rápidamente.

Sentía ganas de llorar, me sentía insegura y ahora celosa en una simple tarde siendo la novia de Josh.

Vamos di algo, ponlas en su lugar.

No podía hacerlo, mientras Lexie plantaba cara yo salía corriendo. Y eso fue lo que hice, me fui de allí cagando leches hasta la residencia y allí me quede.

Llore por mi padre, por esas chicas y por Josh. Era una tonta y una llorica.

No fue hasta que llegue a mi habitación cuando Josh comenzó a llamarme y enviarme mensajes. ¿Tanto tiempo tardo en darse cuenta de que no estaba allí?

Josh<3

Cariño ¿Por qué te fuiste? ¿Qué paso?

No me sentía cómoda, quería irme Josh.

Su respuesta la recibí de inmediato.

Joder Noah, querías que te invitara a pasar tiempo con nosotros y me sales con esto.

Cariño de verdad que no te entiendo.

Llore más cuando vi que se había enfadado.

No te enfades.

Ya, Noah hablamos luego.

Quede mirando el móvil unos minutos, apreté los labios ¿realmente me merecía esto?

**

Estaba decidida, en el momento en el que lo decidí no me importo, ni considere nada. Tendría que hablar con Josh mañana, con Liam y con los demás. El pasillo parecía infinito, pero mientras caminaba sentí que debía hacerlo, me sentí libre y que aquel peso en mi corazón que se había instalado hace un tiempo por fin se aflojaba unos kilos y me dejaba caminar tranquila.

A cada paso que daba recordé todos los momentos aquí, como un flashback de todo lo bueno, la bienvenida de mi novia que con el tiempo entendí que también era una despedida. Los caminos que se me abrieron, las personas que tuve la oportunidad de conocer y sobre todo lo capaz que me sentía cada vez que Liam me miraba con orgullo en sus ojos.

En mi cabeza formulaba miles de maneras de cómo decirle, ¿Cómo se le dice a alguien que ya no puedes más y que te rendiste?

Tenía asuntos pendientes en otra parte y estaba decidida a hacerlo. Joder sí que tenía que hacerlo, no sé por qué había tardado tanto si siempre lo había pensado.

Cuando finalmente llegue y doble hacia la izquierda hice ejercicios de respiración para no trabarme al hablar.

—¿Te puedo ayudar en algo? —me hablo una mujer rodeado los cuarenta años, la comisura de sus labios rubí no tardaron en bajar, adoptando una expresión de confusión— ¿estás bien, cariño?

Hice la última respiración inflando mi pecho hasta el extremo y soltando todo el aire. Descanse los brazos en el gran mesón, luego los baje, aquel mesón era demasiado grande para mi estatura.

—¿Con quién tengo que hablar para solicitar mis papeles de traslado? —quise saber y me sorprendió lo fluido que había hablado. Creo que así era desde ahora, sin miedo al hablar. Sonreí cuando pensé que esa mala costumbre me la había quitado ese chico de ojos amables a punta de groserías y regaños.

**

Estaba tan ensimismada en el proyecto de una escritora sobre una ilustración de sus personajes que se me olvido ir a la cafetería por comida. Lo único que tenía en la mini despensa eran una barra energética dura y una monsters.

Fruncí los labios, no era la mejor cena de la historia pero era lo que había y no quería ir a la cafetería ni a ningún otro lugar, era día de quedarme en mi habitación regodeándome en mi mierda y creando trabajos pendientes.

Me puse los cascos y le di a Harry Styles a tope. Moví la cabeza al ritmo mientras trazaba líneas, borraba y volvía a hacerlos hasta que tuve algo que era increíble y se convirtió en uno de mis favoritos. Lo mande a la impresora al instante y cuando ya estaba listo los pegue en mi pared.

¿Para qué? Guárdalos en la maleta mejor.

Aun con los cascos escuche como llamaban a la puerta y rodee los ojos, si algo tenía que hacer antes de irme era conseguir una hora con el médico para que le hicieran la vasectomía al novio de Dakota.

Tome la caja entera que guardaba en el cajón de mi ropa, abrí y sin mirar se la lance a la cara. Cerré la puerta. Estaba dispuesta a volver a mi trabajo cuando la música termino para volver a la siguiente y escuche una pequeña risa y un auch dicho con verdadero dolor.

Me detuve por completo y retrocedí sobre mis pasos a toda prisa para volver a abrir la puerta. Y allí estaba Liam tocándose la nariz con los ojos vidriosos y el ceño fruncido.

—¿Desde cuándo saludas a la gente lanzándoles condones? —intento bromear.

No estaba enfadado, mierda que alivio. Sonreí.

—¿Desde cuándo vienes a verme sin avisar? —me cruce de brazos disimulando mis pezones erectos. ¿Qué les sucedían?

—Desde prácticamente ¿siempre? —contesto burlón.

Negué con la cabeza lamentando no saber que responder a eso, quería seguir hablando, no quería que las cosas se pusieran más incomodas por ese beso. Esperaba que el haya podido olvidarlo por qué yo cerraba los ojos y lo sentía.

Conecte mis ojos con los suyos, algo que había evitado desde que había abierto la puerta. Me sorprendió que me mirasen como siempre, con esa amabilidad, ese cariño y ese total orgullo que creía que era. Me agrado que eso no haya cambiado.

Él no sabe lo que hicimos luego de que se fue.

Cierto.

Liam metió las manos en sus bolsillos y suspiro. Como si se tuviera que armar de valor para decir lo siguiente.

—Cine con Abby y Zac ¿vienes? —Apreté los labios dudando y él se dio cuenta— me invitaron y bueno no quiero hacer de sujeta velas así que ¿Por qué no nos acompañas?

Asentí y deje que pasara mientras buscaba ropa cómoda que usar. Desde el día de la tormenta la temperatura había subido haciendo que el frio que hubo un tiempo se disipara, las noches estaban cálidas así que opte por unas pantis negras, un vestido con escote redondo y de tiritas. Pensé mucho en si usar una chaqueta encima pero viendo a Liam con una camiseta azul manga corta opte por no llevar.

Cuando ya estuve lista tome el libro que me estaba leyendo y lo metí a mi bolso de mano, el móvil y el brillo labial.

Me metí al coche y abrí el libro, Liam no parecía querer hablar pero no se me pasaron desapercibidas las miradas que me lanzaba de reojo. No leí ni tres páginas, no podía concentrarme.

—¿Por qué siempre lees libros que terminan bien? —pregunto rompiendo el tortuoso silencio. Fruncí el ceño cuando se rio burlándose de mí, o eso creí— digo todos los finales de esos y los que tienes en tu habitación son felices.

Entrecerré los ojos, ¿a qué venia esa pregunta?

—¿Cómo sabes que mis libros terminan bien? —inquirí. Debió la mirada al instante en que pregunte callándose la boca— Liam.

—Digamos que... cuando no te dabas cuenta y estabas tan metida en ese libro gordo rojo de tropecientas paginas tuve tiempo para ojearlos un poco —asentí, eso tenía sentido por qué desde que había comenzado cuidad medialuna no había podido despegar los ojos de el— no me has respondido.

Subí las piernas al asiento sabiendo que no le molestaba que lo hiera y las abrace.

—¿Cuál es la idea de escapar al mundo de la lectura cuando sufres más en un libro que en la realidad?

Alzo una ceja y tomo entre sus dos dedos mi mejilla izquierda.

—Entonces no lo haces por qué te pondría triste ¿es eso?

—Claro, sufro mucho con esta realidad en la que vivo, no quiero sufrir en dos, con esta tengo suficiente. Allí me puedo enamorar del personaje principal sin preocuparme de los cambios.

Sus mejillas se tornaron de un rojo suave, era raro ver a Liam sonrojándose.

—Que increíble eres Ainhoa.

Iba a responder con algo realmente estúpido cuando Liam subió la música a tope y me grito que mejor le subía para que no digiera algo de lo que me podía arrepentir.

Hasta ya sabe lo que responderás ¿no es tierno?

Lo es.

Liam aparco cerca del cine y me abrió la puerta antes de que yo lo hiciera. Agradecí que estuviera oscuro para que no notara mis mejillas rojas. Teníamos que cruzar la calle y me asegure de ver a ambos lados antes de intentar cruzar. Luego de que me bajara a la calle donde pasaban los coches sentí su mano cálida envolver la mía y guiarme. Una chispa salió desde la punta de los dedos adormeciéndome todo el brazo.

Llegamos a la acera y me solté al instante, Liam me descolocaba y me mareaba a partes iguales con lo que me hacía sentir y yo tenía salirme antes de que me consumiera por completo. Cuando solté mi mano de la suya me miro casi como pidiéndome una disculpa. Baje los ojos hasta mis pies concentrándome en ellos.

—Ainhoa ¿me regalas esta noche? —levante la cabeza cuando me pidió aquello. No sé a qué se refería exactamente— por esta noche olvídate de tu novio —sus ojos iban de lado a lado mientras se acercaba lo suficiente a mi como para que nuestros alientos se encontraran— de que eres Ainhoa la novia de Josh y solo déjate llevar, conmigo.

Mordí mi labio cuando los suyos estuvieron cerca de los míos, sus ojos me escanearon y entonces asentí lentamente. Liam sonrió genuino y sentí que volvería a decir mil veces sí, si así volvería a ver esa alegría.

—Mentí —admitió tomándome de mis mejillas.

—¿Qué?

—Zac y Abby no vienen —lo vi morder su mejilla— mentí para que aceptaras por qué quería pasar tiempo contigo.

Apreté los labios para no sonreír, fracase.

—Y lo lograste.

—Cuando quiero puedo ser muy persuasivo ¿vamos ya? No quiero perderme la película.

Cuando finalmente conseguimos palomitas y unos refrescos nos sentamos al último lugar, nos sentamos a la par, y no dude en acurrucarme bajo su brazo cuando me dijo, lo tome por la cintura mientras él jugaba con mi cabello. La película era la última de rápidos y furiosos que por un día la volvían a poner en la pantalla grande. Fue entonces cuando me di cuenta que era de verdad un fanático, durante las dos horas Liam no paro de susurrar los diálogos en bajito, me conto el final de la película antes de verla y para ese entonces ya sabía que Toreto había incrustado un dispositivo en el collar.

Reí cada vez que me zarandeo diciéndome al odio que no tenía que perderme de vista la siguiente escena.

Adore cada minuto que estuve allí, escuchando su pecho bajar y subir bajo mi oído, sentir su cuerpo cálido y aspirar su rico aroma. No pude quitar la maldita sonrisa de mi rostro, nunca podía.

—¿Sabías que es lo más triste de todo? —negué con la cabeza avanzando hacia las escaleras— Que Paul de verdad le ponía esa tensión a la película, ese aire callejero que traía desde los inicios y ahora que está muerto se volvió como... ¿raro?

Negué con la cabeza, creía que era mi idea pero al parecer la muerte del actor de verdad que le había afectado.

Liam propuso ir a cenar algo y solamente acepte cuando se rindió a la disputa que teníamos. Yo quería pagar, tenía dinero, y el no daba su brazo a torcer decía que era nuestro único día juntos y quería hacer las cosas bien. Con hacer las cosas bien se refería a pagarlo todo el, rodee los ojos cuando amenazó con llevarme a rastras hasta el restaurante y yo amenace con irme a casa si no me dejaba hacerlo, así que un muy malhumorado Liam conducía el coche farfullando por lo bajo.

Fuimos a un pequeño restaurante que lo único en el menú eran mariscos. Liam ordeno salmón con unas papas verdaderamente picantes, nunca había visto a Liam estar tan rojo y tomar tanta cantidad de agua en tan poco tiempo. Por mi parte ordene un poco de ceviche y salmón con unas verduras que no me comí.

Hablamos de todo y nada a la vez, la conversación fruyo como agua de una cascada, cosa que agradecí por qué no tuve la necesidad de rellenar ningún silencio incómodo con algo tipo "¿Cómo fue tu día?" no era necesario. Él solito lo comentaba y siempre tenía algo gracioso que contar. Nos burlamos de su hermana la grosera y hablamos un poco de como nunca había visto a Zac comportarse de esa manera con una chica.

Determinamos a la vagina de Abby como vagina de oro ya que había logrado conquistar al chico más puto del instituto municipal donde habían estudiado.

Liam era un chico con el que podías comentar los mejores chismes y ser tu cómplice, ser tu alegría y a la vez enojo. Alguien en que verdaderamente confiar, por un segundo pensé que si no sintiéramos esta atracción por el otro podíamos haber sido muy buenos amigos. Pero ninguno creía en eso, las cosas eran como eran y ya estaban.

Pague la cuenta con una sonrisa enorme y cuando vi que el castaño farfullaba por lo bajo cuando el mesero lo miro con una sonrisa de suficiencia, le saque la lengua. Me devolvió el gesto arrugando la cara de tal forma que dio un ataque de risa, que por cierto, no paro hasta meternos dentro del coche.

—Sigue riendo y te secuestrare —dicho esto comencé a reír más fuerte. Intento que no notara como la comisura de su boca subía, pero fracaso— ahora que lo he dicho podría secuestrarte en serio. Así podría tener más días así contigo —bajo el tono en lo último, hizo que mi risa se esfumara para ahora apretar los labios. No sabía que debía decir a algo como eso.

No hablamos de nada luego de que me dirigiera una mirada cansada y encendiera el coche. Decidí que no era buen momento para decirle lo que haría, solo teníamos esa noche y ya estaba llegando a su fin.

Caminamos a paso lastimero por el largo del pasillo de la residencia, me concentre en su mano entrelazando la mía, el ultimo toque cómplice de nuestros cuerpos antes de decirse adiós para siempre. Mis ojos se aguaron cuando pensé en lo mucho que me gustaba estar con él.

Frente a la puerta Liam me hizo girar para estar frente a él, se encogió de hombros cuando vio lo que sé qué hacía que mi rostro recibiera ese gesto. Balanceó nuestras manos hasta que no aguanto más.

—¡Al diablo! Te voy a besar —anuncio antes de pegarse a mí fuertemente tomando mis mejillas en el acto y mover sus labios sobre los míos. Beso una, dos, tres veces antes de que yo abriera la boca para dejarlo entrar, repaso su lengua por toda mi cavidad bucal haciendo que otra vez me sintiera como la primera vez que nos besamos. Algo estaño dentro de mí y jadee cuando mordió mi labio y me abrazo, la precio en mi vientre bajo aumentaba por cada arremetida de su lengua, no quería separarme, al menos no lo haría yo.

Así que lo hizo el, nos miramos a los ojos, abrió y cerró los ojos como queriendo decir algo pero se arrepintió. Junto su frente con la mí y me di cuenta que no volvería a sentirme tan viva que como lo hacía cada vez que estaba a mi alrededor. Pero tenía que dejarlo.

Asintió y yo asentí, espero a que yo abriera la puerta para marcharse. No me permitió verlo de nuevo, salió hecho un cohete a punto de ser lanzado de la residencia.

Me quede mirando el pasillo vacío y suspire. Cerré la puerta con llave y repase con los ojos toda la habitación hasta que estos decayeron en los papeles junto a mi cama. Cerré los ojos permitiendo caer esa pequeña lágrima.

Suspire y recordé cuando me encontré con Adair fuera de la oficina.

—¿Qué haces allí parado? —pregunte divertida al ver la cara de mi amigo más seria de lo normal. A veces Adair era extraño, solo cuando quería.

—¿Qué haces pidiendo tus papeles de traslado? —inquirió completamente serio, casi pálido y rígido en el lugar— ¿te están amenazando?

¿Amenazando? Espera... ¿Qué?

—¿De qué hablas? —abrió los ojos cuando se dio cuenta que realmente no entendía a qué se refería— Adair ¿Por qué alguien me estaría amenazando?

Negó con la cabeza y fingió una sonrisa. ¿Algo realmente pasaba?

—Olvídalo, aun no me respondes —señalo con su mano los papeles que traía en las mías y luego volvió a llevarla a su bolsillo como de costumbre.

—No se lo cuentes a los demás —hizo el gesto imaginario de cerrar su boca con un cierre y lanzarme la llave. Sonreí.


Okey ¿podemos hablar de como Adair al ver los papeles de Ainhoa pensó que se iría por el?

aunque creo que no muchos saben, el padre de Adair es narcotraficante, y casi todos al saberlo se alejan de el por miedo. Y es por eso que le pedía a Lexie que no lo dejara, porque cada chica nueva en su vida lo había abandonado.

Es un bebe, hay que cuidarlo:(

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