Si solo fuera Hope -Hosie 1

By Unplanetadeunicornio

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1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... More

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 6
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 10
Libro 1 Capítulo 11
Libro 1 Capítulo 12
Libro 1 Capítulo 13
Libro 1 Capítulo 14
Libro 1 Capítulo 15
Libro 1 Capítulo 16
Libro 1 Capítulo 17
Libro 1 Capítulo 18
Libro 1 Capítulo 19
Libro 1 Capítulo 20
Libro 1 Capítulo 21
Libro 1 Capítulo 22
Libro 1 Capítulo 23
Libro 1 Capítulo 25
Libro 1 Capítulo 26
Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 30
Libro 1 Capítulo 31
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 39
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 24

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By Unplanetadeunicornio




Recuerda la primera vez que Josette se percató de la situación, o por lo menos cuando esta decidió comentar algo al respecto. Ya corría la primera semana de Mayo y para ese entonces Hope llevaba varios días sin dormir bien; al menos los suficientes como para que esta luciera terriblemente cansada ante cualquier mirada curiosa que decidiera reposar ojos en su silueta durante unos cortos segundos.

Aquella cálida mañana La Princesa de Gales se frotó los parpados varias veces, hasta el punto de que los mismos quedaron irritados ante la reiteración y brusquedad de la acción. Su cuerpo se sentía inhumanamente pesado, el dolor en su nuca no colaboraba. Trató de contener un bostezo, llevando la mano derecha por sobre su boca para tratar de disimularlo sin mucho éxito.

Josie enarcó una ceja en su dirección, la misma los había estado contando y esta era la quinta vez en menos de diez minutos. Claro que Hope no se había dado cuenta de la atenta mirada de la castaña, estaba tan cansada como para ni siquiera poder seguir el hilo de sus propios pensamientos.

No, de hecho estaba segura de que ni siquiera podía pensar en primer lugar.

- Hope -Su voz era apenas un susurro, como si tuviera miedo de romper algo en caso de alzarla un poco más- ¿Te encuentras bien? -Cuestionó apoyando su mano en el omóplato de la pelirroja, trazando la zona con su pulgar.

El contacto físico se había vuelto fundamental entre ambas. Muchas veces, por no decir la mayoría de estas, lograban comunicarse o reconfortarse sin la necesidad de vociferar algo. Aquello era algo que apeligraba con exponer la relación debido a la naturalidad del gesto, de forma inconsciente lo terminaban teniendo en cualquier lugar y frente a cualquier persona.

Hope sabía lo que significaba aquella mano en su omoplato, no era la primera vez que La Delfina expresaba su preocupación o trataba de transmitirle seguridad a través de aquel pequeño pero bien reconocido gesto. Era así como también sabía que una mano firme en su codo, justo a la altura del tríceps, era una clara demanda de hacerse a un lado o detenerse; lo contrario al casi desapercibido pero cálido apretón en su bíceps. La pelirroja solía estrujar con cuidado la mano de Josette cuando estaba de acuerdo con algo, por otro lado colocaba una mano en su espalda baja cuando creía que algo no era seguro. Su mano en la espalda baja de Josette atraía sus cuerpos juntos, lo que tenía sentido si su mente desconfiaba de algo o tan solo creía que un sitio no era seguro para la chica. La cercanía de sus cuerpos tenía la ventaja de que ante cualquier cosa la castaña estaría justo a su lado; en su mente se repetía que cuanto más cerca la tuviera, más segura estaría. Suponía que todo aquello eran instintos, aun así no estaba muy segura. De todas formas habían aprendido los significados de cada gesto con el tiempo, no había sido necesario hablarlo.

- Claro -Hope asintió con rapidez mientras se erguía hasta alcanzar una postura que Josie considero extremadamente rígida, poco común en su persona.

Con el paso de los meses la pelirroja se había vuelto su libro favorito, como tal Josie no se salteaba ni un solo capítulo. Era gracias a eso que sin ningún tipo de duda, y pese a que la princesa de Francia no era una experta en la lectura del lenguaje corporal, podía afirmar que Hope estaba mintiendo.

- ¿Estás segura? -Josie reiteró con su entrecejo ligeramente fruncido, en sus ojos bailando el hecho de que no le creía.

Si Hope se dio cuenta, la misma no lo dijo ni actuó mejor para hacérselo tragar. 

- No es nada, puedes quedarte tranquila -La pelirroja declaró al tiempo en el que sus hombros caían hasta alcanzar una postura más relajada, una suave y somnolienta sonrisa extendiéndose por sus labios.

La verdad es que creía que si no dormía bien en alguna de las próximas noches, su cuerpo terminaría sucumbiendo para ser alcanzada por un trágico final.

Que chiste, se permitió pensar con poca gracia. Una Mikaelson muriendo por un mal dormir, a ser verdad estaba segura de que aquello recorrería Europa en cuestión de miserables segundos. Arruinaría su apellido, la reputación que su linaje arduamente había forzado a lo largo de los siglos. ¿Entonces era eso lo que ella tanto temía?¿Arruinar a su familia?

Mikaelson, patéticos y débiles. ¿Quién les iba a temer ahora una vez ella dejara al descubierto todas las heridas, todas las debilidades?

- Bien -Josie se decantó por decir una vez se dio cuenta que la única hija de Niklaus no iba a dar el brazo a torcer, lo que debió suponer desde un principio- En todo caso debemos reunirnos con mi madre en el gran salón, tengo que realizar una par de tareas -

- ¿De qué se trata? -Se atrevió a preguntar, apartando los ojos del radiante sol mientras caminaban para adentrarse en la gran corte.

Hasta entonces habían estado disfrutando de la brisa mientras caminaban a lo largo del canal que desembocaba en el lago al cual el castillo tenía vista; ese extravagante lago donde Hope había querido sumergir el cuerpo de un consejero hacía ya varias noches atrás.

- Hoy, como los primeros días de cada mes, es día de juicio. Las puertas del castillo están abiertas para recibir al pueblo así como mis oídos están listos para escuchar sus demandas, estoy a cargo de las sentencias -Le explicó con brevedad, sus manos golpeando entre sí con algo de brusquedad.

Se veía nerviosa, Hope debió hacerse la idea de que tal vez era la primera vez que Josette iba a lidiar con la situación por si sola. En realidad fue algo que no tardó en deducir, en ninguno de los tres meses que ya llevaba en Francia Josie había estado haciendo algo de esto en los primeros días de cada mes.

Por otro lado la menor de la casa Mikaleson había, desde muy joven, presenciado muchas de estas audiencias. Para sorpresa de todos no era su padre quien solía encabezarlas sino su madre, quien era dotada de una paciencia de la que Niklaus claramente carecía. En dichas instancias Hope se mantenía de pie junto al trono, escuchando como su progenitora solía resolver los problemas con una habilidad que esperaba haber heredado. Algún día, llegado el momento, era ella quien iba a tomar su lugar para ejercer exactamente las mismas tareas.

- Parece ser que será un largo día -Evidencio con cuidado, mirando a la joven de reojo.

- Tengo miedo de estropearlo -La Delfina no tardó en confesar, su labio inferior preso entre sus dientes.

La pelirroja sacudió la cabeza con el propósito de que aquello apartara la idea de que la joven se veía extremadamente encantadora cuando sus ojos se abrían de aquella forma que solo la verdadera preocupación lograba.

- No harás tal cosa -Aseguró con sus manos tras la espalda, subiendo los últimos escalones de la entrada.

Hope lo creía así como Josette creía que la pelirroja era una buena persona. Por unos segundos la heredera al trono inglés vivió en carne propia aquello que había visto arder en los orbes de la castaña cuando esta se lo confesó mientras desayunaban en la cama.

- Tu fe en mi resulta alentador -Sonrió mirando al frente, esperando que Hope no pudiera notar sus mejillas sonrojadas. Bueno, siempre podía darle culpa al rubor del maquillaje- Pero no es a ti a quien debo convencer, es a mi pueblo -Dudó con una mueca que no dejaba de resultar adorable, la palma de su mano deslizándose por el mármol de la baranda- Seré su reina algún día, espero que no solo por derecho divino sino porque ellos me quieran en el trono. Quiero que me escojan, para ello debo conseguir que crean en lo que significan para mí. No soy mi padre, es todo lo que quiero que vean -

- Lo harán, no debes preocuparte por ello -

Diablos que eso si lo creía, Hope misma lo había comprobado gracias al tiempo que había compartido con la joven. No había, hasta su exacto encuentro con la castaña, creído que alguien pudiera ser fuerte siendo a su vez compasiva y sensible. No había, hasta que Josie colisionó en su vida, creído que el mundo tenía salvación.

La Delfina le sonrió, volviendo a sentirse un poco más segura de si misma en el momento que la pelirroja le tendió la mano con afecto. No había nadie cerca, habían alcanzado un pasillo donde las personas apenas circulaban pero igual la habría tomado incluso si se encontraban en el corredor principal.

- Estaba pensando... -Comenzó a acercarse, cortándose a mitad de propuesta cuando oyó la voz de su madre llamándola a la distancia.

Algunas veces, no muchas, no apreciaba tanto su presencia.

- Josette, cariño -Llamó, cuando sus adorados orbes celestes dieron con el cuerpo de su hija a mitad de pasillo, en un tono que denotaba ligera molestia.

Tomó la falda de su ostentoso vestido, bajando unos pequeños escalones y forzando una sonrisa al personal de servicio que justo salía de limpiar una de las múltiples habitaciones.

- Madre -Ella frunció los labios cuando la mujer llegó a su lado, el fastidio de ser interrumpida presente en sus delicadas facciones.

Hope no le dio importancia, Caroline era una mujer agradable y la verdad estaba en que encontraba placenteros los escasos minutos que pasaba con ella.

- ¿Dónde has estado? He enviado a Lizzie a buscarte, la pobre no tuvo éxito. La audiencia está por llegar, deberás entrar una vez el salón del trono esté abarrotado de personas -La reina de Francia sonaba bastante inquieta, rápidamente ocultándolo cuando percibió el nerviosismo evidente de su primogénita- Todo irá bien -Pasó una mano por el antebrazo descubierto de su hija, en un pobre intento de alentarla- Estaré justo a tu lado, una vez comiences verás que tus miedos carecen de razón -

- Bien -Era la segunda vez que Josette lo decía y que Hope notaba que la misma no lo sentía.

Le erizó la piel la facilidad con la cual había aprendido a leerla, en especial porque nunca se había propuesto hacerlo.

¿A quién engañaba? Nada de estos tres meses habían sido cosas propuestas por Hope, estaba segura que ninguno de sus planes habían salido como lo planeado. Lo más evidente de todo ello era que en vez de asesinar a Josie, como bien se había pactado a finales de Enero, se encontraba enamorada de la misma.

No, ella no estaba enamorada. Eso era muy...fuerte e intenso de su parte.

- Será mejor que nos pongamos en marcha -La mujer tenían una sonrisa radiante, orgullosa de la situación que iban a presenciar a continuación- Hope, cielo, tú puedes tomar un lugar a mi lado si aquello te parece bien -

- Será un placer, majestad -La chica halagó con un firme asentimiento de cabeza, el rostro de su amada volviéndose blanco como el papel en cuanto recayó que la pelirroja no iba a estar a su lado como tristemente había estado fantaseando los últimos minutos.

- ¿No puede la misma quedarse a mi lado? -Pidió a quien creía iba a lograr comprender su miedo.

Josette tenía el sentimiento de morir de nervios si no tenía a Hope a su lado, después de todo era esta quien lograba calmar todo sentimiento negativo.

- Me temo que será mejor que te encuentres sola -La mujer se decantó por decir medio segundo después, cuidando muy bien la elección de palabras.

- Madre no puedes robarme a mi guardia, me ha sido asignada por lo que al rey concierna -La castaña protestó cuidando la compostura pese a que se sentía más nauseabunda que hacía minutos atrás.

No podía estar pasando, por lo menos no este día.

- No estoy robándotela, por amor de Dios -La mujer rió con una delicada mano en lo alto de su abdomen, pronto llevándola hasta el hombro de su primogénita- Es para que aprendas a afrontar las situaciones por tu propia cuenta, serás reina algún día -

- Por favor -Imploró con su labio inferior brotando en un tierno puchero inconsciente- Es mi guardia, vendría bien que alguien estuviera al lado por si acaso -

- No te pasará nada -Caroline le restó importancia, volviendo a reír ante las ocurrencias de la niña. Siempre había sido terriblemente mala para mentir, sabía que esa no era la razón por la cual la castaña quería de la pelirroja a su lado y era por esa misma razón que Caroline no lo podía permitir. Josette debía aprender a mantenerse firme sin la necesidad de tener un pilar sobre el cual apoyarse, si iba a ser la reina debía comenzar a comprenderlo o pronto la tarea podría terminar matándola- Estaremos justo detrás, ya verás -Trató de consolar sin conseguir el efecto deseado.

- No dejaré que nada te suceda, tienes mi palabra -Hope decidió hacerse lugar en la conversación cuando vio que la misma podría jmás llegar a puerto.

Ambas mujeres sonrieron, Josette soltó el aire contenido.

Así fue, Hope no dejó que nada le pasara. La princesa logró llevar adelante la audiencia de forma justa, ganándose el corazón de los pueblerinos que habían venido a presentar sus problemas, y pronto salió del salón con una brillante sonrisa abarcándole el rostro.

La pelirroja recuerda la compasión de la joven ante una mujer embarazada que presentaba varias necesidades, La Delfina de Francia le otorgó una manutención prominente de la que aclamaba su padre luego se quejaría una vez se diera cuenta. Hope recuerda también esa extraña pero agradable sensación que nació a partir de las diversas interacciones de la princesa con su pueblo, esas interacciones que le llevaban a pensar que Josie era mucho para este mundo. La tierra y las personas en esta no estaban listas para alguien tan pura, tan buena. Recuerda haberse reído cuando la castaña le dijo que no recordaba la razón por la cual había estado tan asustada, también recuerda el beso de despedida que le dio en la puerta de su habitación cuando la noche se alzó en su esplendor.

Se acomodó en su propia cama, aun así reacia a la idea de cerrar los ojos. Sabía lo que iba a ocurrir si lo hacía, se vería atormentada con una mezcla de realidad y fantasía que su mente había preparado hacía varios días atrás.

Sus párpados pesados le ganaron y al cabo de una hora cayó rendida. Casi dos horas después se despertó sobresaltada, un sudor helado corriéndole por la espalda.

Miró a su alrededor, adaptándose al lugar, y pronto volvió a su clásica rutina nocturna. Se levantó, encendió una vela y luego caminó descalza hasta los aposentos de Josette.

Abrió la puerta y se asomó hasta la cama de la chica, apartando la cortina como hacía cada noche.

- Una parte de mi sabía que vendrías, la otra deseaba que no lo hicieras para creer así que no tenía de que preocuparme -

La voz de Josette, suave pero firme, cruzó el frío que reinaba en la habitación hasta alcanzar sus oídos. El candelabro en la mano de la pelirroja casi cae al suelo debido a la brusquedad con la que su cuerpo se sacudió a causa del susto, su pie derecho pisó la tela de su camisón y si no se golpeó contra alguna estructura fue por mera suerte.

Mierda, bendita mierda.

- Estás despierta -Suspiró agotada pero no asombrada, como si de verdad no le sorprendiera.

No lo hacía, sabía que Josie no había quedado conforme con la respuesta que le había dado en la mañana.

- Me dijiste que no era nada, aun así aquí estás una vez pasada la medianoche -Se sentó en la cama haciendo una breve pausa para acomodarse la almohada, sus movimientos siendo más lentos que de costumbre. Parecía que su atención estaba más en buscar las palabras correctas que en arreglar el cojín, si es que Hope debía pensar en algo mientras esperaba que la joven continuara- Cinco noches atrás me pareció ver tu silueta sentada en el suelo a un lado de mi cama, la espalda contra el lado del sillón. Lo atribuí a uno de mis sueños, no debí -Chasqueó la lengua para hacer notar que se había equivocado, como si aquello pudiera ser un error imperdonable. Las pálidas mejillas de Hope, antes de recordar aquella noche donde había estado tres extensas horas sentada en el frío suelo de los aposentos de la joven por razones que esperaba no tener que aclarar, ardieron ante la posibilidad de que Josette hubiera soñado con ella antes; por eso la falta de dificultad para formular aquella simple deducción- Hoy por la mañana encontré cera de vela en la repisa, María jamás deja un candelabro en aquel sitio -

La mirada de la pelirroja fue a parar en una de las varias repisas, el hecho de que sus orbes celestes descansaran en esta sin la necesidad de que Josie señalara la misma evidenció a la castaña aquello que hasta entonces solo suponía.

Hope estaba visitándola durante la noche, no era cosa de solo hoy.

- Mhm -Fue la única respuesta que la Delfina obtuvo.

Por otro lado la pelirroja recuerda haber dejado el candelabro en el lugar mientras chequeaba a la princesa, esa noche que la misma menciona solo se quedó cuidando su sueño por cuarenta minutos antes de volver a su habitación.

- ¿Quieres hablar? -Josette sugirió luego de un extenuante tiempo de silencio.

- No... -Se le había secado la boca y las palabras se le agruparon tras la garganta, en un nudo que parecía ahogarla- No he estado pudiendo dormir -

- Algo que pude deducir con facilidad, muchas gracias -Josette buscó que su tono no fuera brusco pero que aun así dejara ver que estaba en busca de información más relevante, algo que ya no supiera.

Hope visitaba su habitación durante la noche, en la mayoría de estas ocasiones solía quedarse sentada en el suelo a un lado de la cama o tan solo de pie junto a la gran ventana; la luz de la luna bañando su angustiado rostro. Josie quería respuestas, las quería ahora.

- He tenido sueños -Su mirada voló hasta cualquier otra zona en la habitación, su atención presa en un amplio retrato de las gemelas. No podía mirarla a los ojos, la verdad es que temía que se burlara abiertamente con la confesión- Pesadillas -Aclaró de mala gana luego de un rato, su lengua haciendo un pequeño viaje para humectarse el labio inferior- Nada agradables, si tengo que ser más precisa -La risa cínica raspó su garganta, estaba bastante molesta consigo misma.

Ella era mucho más fuerte que esto, lo sabía. Era una Mikaelson, aquella sangre corría caliente por sus venas.

Sintió el suave tacto de Josette sobre su mano derecha y se relajó al observar que esta no se estaba burlando de ella sino todo lo contrario. Su mirada estaba lejos de expresar pena, estaba cargada de afecto.

- ¿Quieres hablar de las pesadillas? -Hope negó por ende la castaña formuló otra pregunta, tomándose unos segundos- ¿Por qué no me dijiste lo que estaba ocurriendo? -

- Razones que me temo no puedo darte esta noche -

Nunca, nunca podría dárselas porque sabía que Josie jamás volvería a observarla con los mismos ojos. ¿Cómo siquiera iba a decirle que había venido a Francia para...? Que le había estado mintiendo todo este tiempo

- ¿No puedes o no quieres? -

Escuchó el suspiro cansado de la chica y casi se arrepintió cuando por su mente creyó que la había decepcionado al momento de cerrarse.

- No puedo porque cambiaría muchas cosas, a su vez no quiero por exactamente la misma razón -

Si tan solo nunca hubiera viajado a Francia, si tan solo nunca se hubiera enamorado de Josette. Lo peor de todo era que no se arrepentía, lo volvería a hacer una y otra vez incluso si hubiera sabido que le costaría la vida.

- ¿Qué te da caza hasta el punto de perturbar tus sueños? -Preguntó con un hilo de voz, su mirada subiendo hasta su rostro con timidez- ¿Son estas pesadillas sobre mí? -

¿Cómo no podrían serlo si eras sus latidos y suspiros todos sobre ella?

- No, son sobre mí -

Sobre mí y el monstruo que puedo llegar a ser, sobre mí y lo poco buena que soy para ti.

- ¿Puedo ayudar en algo? -

Si tan solo supiera, si tan solo supiera que era su luz entre tanta oscuridad. Si tan solo supiera todo lo que Hope no podía ni se atrevía a decir, si tan solo...

- Ya lo haces -La vela que la heredera inglesa había traído desde su habitación se consumía a un par de metros, casi con la misma intensidad con la que su cuerpo sucumbía por el de la castaña- Puedes descansar, yo ya me iba -Se inclinó hasta colocar su mano en la mejilla de la joven para luego depositar un beso sobre su frente, su corazón hinchándose cuando Josette se inclinó hacia el tacto en busca de mayor contacto- Solo estaba... -

- Lo sé -Le arrebató la palabra de la boca, sus miradas se enredaron y en estas estaba clara la situación.

- Lamento haberte preocupado, casi tanto como que tuvieras que quedarte despierta para comprobar que algo no iba bien -Hope quitó la mano, terminando la delicada muestra de afecto.

Iba a retroceder cuando la princesa empujó las sábanas de su cama, moviéndose hacia atrás para dejar espacio pese a que este era abundante. Hope la observó inmóvil, comprender la insinuación no había sido difícil cuando Josie la miraba con aquellos ojos suplicantes.

- No muerdo y dudo ser peor que cualquiera sea tu pesadilla -Trató de convencer en un tono más bajo de lo normal, casi hasta seductor.

Hope lo dudó pero la Delfina no le dio mucho tiempo para ello, tiró de su mano metiéndola en el espacio que había formado para ella.

- La vela -Hope pareció recaer en la pequeña llama que evitaba que estuvieran totalmente a oscuras.

Se le escapó el aire cuando Josette la acurrucó a su lado, eliminando cualquier espacio entre ambas. No era notica que la princesa parecía tener como lenguaje oficial el contacto físico, Hope lo había aprendido en su primera semana con la heredera al trono de Francia.

- Deja que se consuma -La chica se acomodó con sus ojos ya cerrados, sus piernas haciéndose lugar entre las de la pelirroja. El corazón de Hope saltó desbocado, su respiración atorándose en la parte posterior de su garganta durante un par de extensos segundos- Relájate -La risita que la castaña soltó fue suficiente para que el cuerpo de Hope reaccionara al pedido, sus músculos perdiendo la fuerza que los contraía tan dolorosamente.

Con algo de vacilación dejó caer su cabeza en el pecho de la castaña, el dulce aroma que emanaba de las clavículas descubiertas de esta caló por su nariz como una especie de droga a la que se podía volver adicta de forma peligrosa. Sonrió sobre el pecho de la chica cuando los bronceados brazos de esta la envolvieron, los dedos de una de sus manos se extendieron por sobre su cuero cabelludo.

- Entonces has estado soñando conmigo, ¿uhm? -Era una mezcla de pregunta y afirmación, Josette agradeció que la chica no pudiera notar sus mejillas sonrojándose.

- Ya cállate -Trató de evitar la carcajada a causa del nerviosismo, los dedos de su otra mano aferrándose a la cintura de la joven.

Se había delatado sola, no podía ser más torpe.

Hope pudo sentir claramente, con su cabeza reposando en el pecho de la princesa, como el corazón de esta se aceleró un par de latidos.

Cerró los ojos esperando que pudieran quedarse así por el resto de la vida, tal vez incluso morir en la calidez de sus brazos. Era una maldita Mikaelson pero tal vez podía olvidarse de ello por una noche, dejarse proteger por Josette. Mañana volvería a lo que era, después de que tuviera la primera noche decente en tanto tiempo.

———————————————————————

Nota de la autora:

¡Hey!

¿Qué tal están? Les dejo otro capítulo y les paso a comentar que aunque ustedes estén por el capítulo 24 yo ya he escrito hasta el 40, de hecho lo he terminado ayer en la noche. Se estarán, entonces, preguntando la razón por la cual no los he publicado todos. La cuestión está en que los estoy editando, agregando y quitando cosas ya que algunos no me agradan tanto; por lo menos no hasta el punto de decidir subirlos. El capítulo 39 tiene cuatro mil palabras y el 40 tiene ocho mil, que Dios se apiade de vuestras almas. Estoy emocionada por mostrárselos, espero que ustedes por leerlos.

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