¿Saben cuál es la sensación cuando escuchas o lees algo que te daña? ¿Ese dolor en el pecho, cómo si estuvieran intentando arrebatar tu alma?
Así se sentía ella.
Aún cuatro meses desde lo sucedido, se sentía igual de mal. Cada vez que recordaba la última vez que habló con él, sentía esa horrible sensación en el pecho. Y lo odiaba, lo odiaba tanto porque no podía dejar de amarlo que llegó a odiarse a sí misma por ello.
Fred la había engañado, la había traicionado, la había engatusado y la había usado, al menos, así lo sentía ella. Sin embargo, no podía dejar de pensar en él, ni el más mínimo segundo. Todos los días se preguntaba, ¿Qué es lo que hice tan mal para que me hiciera esto? ¿Cuándo dejó de amarme? ¿Por qué tuvo que traicionarme de esa manera?, cada día.
—Cielo.
La preocupada voz de Remus sonó en la habitación.
Cuando la escuela terminó antes de tiempo por la muerte de Albus Dumbledore, Ylenia se graduó, haciendo como si no pasara nada, pero, cuando llegó el verano, su falsa normalidad cambió. Se mudó a casa de su abuelo Ted, y lo único que hacía allí era dormir, se tomaba cinco pastillas al día para poder dormir, ese era su único escape para no pensar en el dolor que le causaba Fred.
Remus y Tonks al principio no entendían por qué ella quería irse de casa así como así, pero después de que Fred la fuese a buscar cada día, ellos entendieron que su relación había acabado, pero ninguno sabía la razón.
Ylenia no le contó a nadie lo que había pasado, ni a Ginny, ni a Hermione, ni a su madre, a nadie, excepto a una persona.
Newt Scamander. El que seguía sin responder a las cartas que ella enviaba cada día.
La cosa era que, ella aún tenía la esperanza de que todo lo que estaba sucediendo solo fuese un mal sueño, de que se despertaría en los brazos de su pelirrojo y le contaría la pesadilla que había tenido para que la tranquilizase con un beso, pero... empezó a darse cuenta de que lo que pensaba que era una pesadilla, era la cruda realidad.
—Te traje una hamburguesa de ese bar muggle que tanto te gusta— dijo Remus, sentándose en la orilla de la cama. Era verano, pero ella estaba tapada hasta el cuello con un edredón de tercio pelo —, ¿no vas a comer?
—No tengo hambre— su voz era frágil y baja.
—Tienes que comer, cielo. Te vas a enfermar— dejó la bolsa de comida sobre la mesita de noche —Por favor, come— pero ella no contestaba, sólo miraba la pared que tenía enfrente —. Hija, por favor— la voz de Remus pasó de preocupación a llanto en un solo segundo. Le dolía verla así, Merlín, era su hija —... sólo un mordisco, cielo.
—Ya te dije que no tengo hambre, papá.
—Si sigues sin comer te vas a enfermar.
—Ojalá— murmuró, sin darle la oportunidad de que la escuchase —. Déjame sola, por favor.
—Te dejaré la hamburguesa ahí— se levantó, viendo el desorden de la habitación —, cómetela, por favor...— se inclinó para dejar un beso en la frente de Ylenia —. Te quiero, hija— se alejó, caminando hacia la puerta —. Vendré mañana— cerró la puerta, dejándola a oscuras.
—¿Cómo está?— preguntó Tonks al ver a su marido entrar a la cocina de la casa de Ted Tonks.
—Sigue igual— Remus se sentó al lado de su suegro —, igual que ayer, igual que hace una semana e igual que hace un mes— suspiró. Se sentía demasiado impotente al no saber como ayudar a su hija, ¿si no servía para eso, para qué serviría?, pensaba. —. Ni siquiera se como ayudar a mi propia hija.
—Remus, tranquilo— el mayor habló —. Mientras esté aquí estará bien, a salvo de todo. Lo único que me pregunto es... ¿cuál es la razón por la que está así?
—Fred— dijo la metamorfomaga —. Rem y yo estamos más que seguros de que algo pasó con él.
—¿Con Fred? Ese muchacho es encantador, ¿Qué podría hacer él para que mi nieta esté de esta manera?
—No sé, papá— la, ahora castaña, se levantó —. Tenemos que irnos, pero vendremos mañana temprano.
[...]
Al llegar a la casa Lupin, allí estaba él, cómo todas las tardes.
—Ylenia no está— dijo Remus, cansado de ver a ese pelirrojo todos los días.
—¿Dónde está?— preguntó Fred.
Remus dudaba, Ylenia le hizo jurar que no le diría a nadie donde estaba, pero, quizás si lo veía se pondría mejor...
—No lo sabemos— dijo Tonks.
—No me mientan, son sus padres, ustedes deben de saber donde está...
—No insistas, Fred— la mayor se rascó el cabello, se veía cansada—, vuelve a casa.
—Necesito hablar con ella— suplicó —, por favor, necesito saber de ella...
—Ella no quiere hablar contigo— Remus relamió sus labios —, entiende que es nuestra hija, no podemos decirte donde está.
✩ ✩ ✩
—No está— Fred tiró los papeles en la mesa —, joder, George, necesito hablar con ella.
—La engañaste, ¿qué es lo que quieres?
—¡Yo no quería hacerlo!— gritó —... estaba ebrio.
—Eso no es una excusa— Por mucho que Fred fuese su hermano, en esta ocasión no podía defenderlo, aparte de que, se sentía demasiado mal por su ex cuñada —, si no te hubieras ido con Angelina esa noche no te la habrías tirado.
El mayor golpeó la mesa de la sala con el pie, enojado con sigo mismo. Se sentía tan mal con esta situación que prefería morirse a estar sin ella, sin su Lizzie.
—Necesito que aun que sea me escuche.
—¿No te das cuenta que con eso solo le harás más daño?— George se levantó del sofá —, deja de insistir con esta mierda, si ella no te quiere ver, tiene sus razones.
—Eres mi hermano, se supone que debes apoyarme.
—¿Se supone que debo apoyarte después de que hayas engañado a tu novia con la peor persona que pudiste?— preguntó —. Sabias de sobra que ella se sentía insegura de Angelina, pero tú solo piensas en ti.
—Eso no es cierto.
—¡Sí lo es!— exclamó el menor —, cuando llegue el momento de hablar, lo harán, créeme... mientras, mantente al margen de ella.
Fred caminó hacia su habitación, oyendo los regaños de su gemelo, cerró de un portazo y se sentó en los pies de la cama.
Si no fuese porque hace dos días había venido Molly a ver a sus hijos, la habitación de Fred sería un completo caos. Aún tenía las fotos de Ylenia por su habitación, fotografías mágicas juntos que solo lo hacían torturarse más.
Sus ojos se posaron en el jarrón de flores, que estaban tan brillantes como el primer día que él e Ylenia agarraron las flores de aquel campo mágico, un día después de el cumpleaños de ella. Al menos, eso le daba la esperanza de que algo podía cambiar, las flores brillaban y eso significaban que ella aún lo seguía amando.
Y es que, su mayor miedo se había hecho realidad; Ylenia lo odiaba. La última palabra que ella le dijo corría todos los días por su mente, ese "te odio", fue la cosa que más le dolió en la vida, y eso podría notarlo cualquiera.
Igual que, todos podían ver lo mucho que ellos dos se amaban. El pelirrojo amaba a esa chica como si la vida le fuera en ello, rezaba por ella, se ponía de rodillas si era necesario, él ni siquiera sabía porque la había engañado, ni siquiera se acordaba.
Más, George tenía razón, él no tendría que haberse ido con Angelina aquella noche, pero no sabía porque su cabeza decía que lo hiciera, no sabía que le pasó, y acabó sucediendo. Acabó haciendo lo que más odiaba en el mundo, hacer sufrir a Ylenia.
✩ ✩ ✩
Las dos semanas siguientes pasaron con lentitud para la ex pareja. Y es que, ninguno había dejado la relación oficialmente, pero estaba más que claro que ella no seguiría con Fred después de la infidelidad del pelirrojo.
Y cada vez que pensaba en eso, su corazón daba un vuelco, y no en el buen sentido.
Estas dos últimas semanas habían sido una mierda, igual que los últimos 4 meses. Sentía un horrible vacío en su interior, nada la llenaba, claro que, tampoco hacia mucho para estar mejor. Pero, ¿qué iba a hacer? si no tenía ni las fuerzas ni las ganas para levantarse de la cama.
No quería hablar con nadie, no quería estar con nadie, quería estar sola en su habitación, alejada y aislada del mundo y de todos. Eso era lo que quería, y es que así se sentía mínimamente mejor. Escribiendo cada pensamiento que pasaba por su cabeza.
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No se si saben como es un desamor, pero, desde que descubrí lo que es, jamás quise enamorarme así de alguien. Confíe en él, le di mi amor, le di mi confianza y le confié mi corazón, se lo di en bandeja, pero, él lo rompió, si ninguna pizca de vergüenza. Y lo hizo de la peor manera, con la persona que sabía que más me dañaría, y lo hizo, me engañó, me traicionó y me dejó sola.
Me dejó vacía, me dejó con este horrible dolor de el que no puedo saciarme aunque me drogue tres veces al día, él sigue en mi mente, y cada vez que me acuerdo de él, lo escribo aquí.
Quizás en unos años vea esto y me ría, y ojalá eso llegue pronto, porque, me estoy matando aquí dentro. Sin luz, sin claridad, y sin nadie que pueda guiarme. Tan sola, tan dañada.
Y te odio, te odio tanto que no puedo dejar de amarte. Aquel día que quemé todas tus cosas, tus regalos, tus flores, tus fotos, casi todo lo que tenía que ver contigo, creí que me quitaría un peso de encima, pero lo único que hago es sentirme peor.
Lo único que quiero es salir de esto, este bucle en el que estoy viviendo está acabando conmigo, y no puedo contárselo a nadie, no puedo pronunciar una palabra que tenga que ver contigo, porque, las lágrimas salen solas.
Ojalá pudiera arreglar todo esto con un estúpido hechizo, hacer que el tiempo de detenga. Pero tengo que aceptarlo, tengo que aceptar que todo esto no es una simple pesadilla, tengo que aceptar que mañana me despertaré con la misma sensación de hoy, con el mismo dolor y con la misma herida. Tengo que salir de esto, y lo haré, sola. Sola.
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Página 54.
—Sola— murmuró, después de escribir aquella página en su diario.
N/A: ¡Hola! Para empezar, quería dedicarle este cap a gabyweasley_ross Us17US1 Gomita_verdecita yaiza_018 Renata y Carla no encuentro sus user pero están metidas en el saco también xd, por ayudarme y apoyarme este tiempo, las quiero<3
Esta historia comienza de nuevo, estoy ansiosa por ver que pasa con todo esto.
Lloré escribiendo la página de Ylenia, esto me duele más a mi que a uds JAJAJA, créanme.
Vengo a escribir esto con todas mis ganas, así que prepárense!
Quería darle las gracias a las que estuvieron apoyándome con "A escondidas", las quiero demasiado.
Nos vemos pronto. Ronnie.