Las peripecias de Ximena © |C...

By Dianiscfd

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Debido a una embriaguez, producto de sus decepciones amorosas, Ximena terminó vomitando encima de Erick. La v... More

Sinopsis.
Capítulo 1 - Parte 1
Capítulo 1 - Parte 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25 -Final.
Epílogo.
Extra - Hipócrita.

Capítulo 2.

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By Dianiscfd


Erick bajó de la habitación con su camisa blanca en mano y se dirigió hacia Víctor, que estaba charlando con Eva.

—Víctor, me voy... —dijo con decisión. No estaba dispuesto a pasar más tiempo allí, ya había tenido suficiente.

—¿Por? —Preguntó el rubio. Eva los miró con atención.

—Porque sí. A propósito, Ximena está en tu habitación, deberías ir a verla.

—¿Está bien?

—Está muy ebria.

—Oh.

—Incluso vomitó en tu habitación, la mayor parte me cayó a mí, aun así deberías ir a limpiar.

—Claro, voy.

—Eso no es todo, está muy sensible... demasiado — le advirtió.

—Okey.

—Luego te devuelvo tu camisa.

—No te preocupes por eso. Y gracias por avisarme.

El rubio subió las escaleras para ir con su amiga y Eva enfocó a Erick.

—Así que te vomitaron encima, ¿eh?

—Sí —respondió con fastidio.

—Oh... Bueno, es lindo que te preocupes por una amiga.

—Ni es mi amiga —masculló—. Te veo en casa, no llegues tan tarde, ¿quieres?

—No lo haré.

—¿Y dónde está Amanda?

—Allá. —Señaló a la pelirroja, que seguía charlando con Ciara.

—Oh... Bueno, si tienes oportunidad me despides de ella.

—Yo le digo.


***


Ximena se quedó durmiendo en la habitación de Víctor; el rubio, después de que terminó la fiesta, aproximadamente a las cuatro de la mañana, fue a dejar a su novia a su casa. Al llegar, se dirigió a la habitación de huéspedes y se quedó profundamente dormido, al otro día limpiaría todo.

El joven se levantó a las diez de la mañana y antes de hacer cualquier cosa, subió a su habitación para ver a su mejor amiga. La chica, que no tenía mucho que acababa de despertar, lo enfocó cuando entró.

—Buenos días.

—Buenos días —respondió ella con tono desanimado.

—Hey, ¿qué tienes?

—Nada. —Negó con la cabeza. Sabía que Enrique era uno de sus mejores amigos y no quería causarle problemas con él, si le contaba la verdad Víctor se iba a enojar muchísimo y lo más seguro es que le reclamaría, y lo que menos quería era que se enteraran más personas de que sólo la estuvieron utilizando.

—¿Segura?

—Sí —sonrió.

—¿Quieres algo de desayunar?

—No —respondió con rapidez, haciendo una mueca de asco. Aún sentía el estómago revuelto y le dolía la cabeza—. Quiero ir a casa —pidió.

—Como ordenes, sólo lávate la cara y te llevo, ¿sí?

—Sí.

—Por cierto, cuidado con el alcohol. Suerte que mis padres no estaban porque si les decían a los tuyos...

—Iba a ser mi fin —completó.

—Correcto. Al menos Erick me avisó que estabas mal —al oír ese nombre, Ximena se sintió abochornada—, así pude darme cuenta y venir contigo.

—Oh.

—Sí. Y ayer que vine estabas llorando, ¿sucedió algo? —La vio con atención.

—Lloraba porque me sentía fatal. —En realidad no era mentira, era una verdad a medias.

—Mmm... Por cierto, tus padres me llamaron en la madrugada alegando que no les contestabas, les dije que te quedaste en casa de Ariana, que de seguro ya estabas dormida, y que yo iba a pasar por ti temprano para llevarte a casa.

Ximena revisó su celular y vio tres llamadas perdidas.

—Oh, gracias.

La chica lavó su cara con agua fría para desaparecer el maquillaje arruinado y se miró en el espejo. Lucía fatal pero no tanto como la noche anterior. Víctor la llevo a su casa y su madre, la señora Rita, los invitó a pasar.

—Hola, mi niño, buenos días —lo saludó con amabilidad. El rubio le dio un abrazo. Rita era una mujer amable, de unos cuarenta y tantos años, alta, de piel apiñonada y cabello oscuro.

—Hola, tía Rita —la saludó como siempre lo hacía desde que era niño. Cuando Ximena estaba enamorada de él, le parecía incómodo que le dijera tía a su madre, pero en ese momento le pareció tierno.

—Ximena —se dirigió a ella—, ayer me quedé preocupada, ¿por qué no me avisaste que te ibas a quedar con Ariana?

—Se me pasó —respondió riendo con nerviosismo.

—De no ser por Víctor me habría muerto de la preocupación...

—Ay, mamá. —Rodó los ojos.

—¿Qué? Cuando tengas hijos me entenderás. Por cierto, ¿por qué te ves tan desaliñada? ¿Estuviste bebiendo? —La miró con fijeza.

—No, para nada —respondió con rapidez.

—Víctor —se dirigió al chico, que dio un respingo—, dime la verdad, ¿esta mocosa estuvo bebiendo?

—Amm... ¡No!

—Te conozco, estás mintiendo. —Entrecerró los ojos—. Y ahora tú, jovencita, estás en problemas...

—Déjala, Rita —escuchó la voz de su padre, el señor Mateo, y sonrió—, está en la edad.

—Cómo que está en la edad, no quiero vicios en mi hija —se quejó.

—Y no los tendrá, Ximena ya no es una niña. —Se acercó a su hija y la abrazó—. Aunque para mí siempre será mi pequeña.

Ximena le devolvió el gesto a su padre, lo amaba demasiado. Si bien tenía una relación muy buena con sus progenitores, Rita siempre había sido más estricta mientras Mateo era el consentidor. Era un señor alto, de cabello claro como el de su hija, un poco rechoncho, de una amabilidad y carisma innatos que hacía que le cayera bien a todo el que lo conocía.

—Gracias, papi.

—Víctor —se dirigió al chico—, ¿cómo estás?

—Muy bien, tío, ya tenía mucho rato sin verte, qué raro encontrarte por aquí.

—Estoy de vacaciones —explicó. Mateo era gerente de una empresa dedicada a la construcción, así que pasaba mucho tiempo en el trabajo. Rita, por su parte, vendía productos de belleza.

—Oh, bueno, en ese caso aprovéchalas.

—Por supuesto, disfruto cada rato que tenga con mis chicas. —Señaló a su esposa e hija, que pusieron un gesto de ternura en sus rostros.

Platicaron un rato pero Víctor se excusó, diciendo que tenía que llegar temprano a casa para limpiar todo antes de que sus padres volvieran. Después de despedirlo, la castaña se duchó con rapidez y después fue a su habitación, donde se encerró para pensar en lo sucedido. Se afligió al darse cuenta de que los chicos siempre la hacían a un lado por alguna chica más bonita o simpática que ella. Ella y Víctor habían sido uña y mugre, hasta que Eva apareció en sus vidas. Creyó que tenía algo especial con Enrique, pero no la esperó, consiguió novia sin importarle que ella estaba aguardando por él. Ni siquiera Jaime hizo el intento de suplicarle una vez más, en cuanto Ariana le habló, se olvidó por completo de ella. Se preguntó si en algún momento iba a ser la persona más especial para alguien que no fuera de su familia.


***


El viernes, Ximena invitó a Ariana a su casa para contarle todo. La morena la escuchó con atención y se indignó al enterarse de que Enrique tenía novia.

—¡Qué patán! No creí eso de él.

—Ni yo —murmuró la castaña.

—No vale la pena —le aseguró. Ambas se sonrieron y Ariana decidió cambiar el tema—. Por cierto, ¿vas a ir con Víctor a la plaza?

—¿Tú irás?

—No, quedé de salir con Jaime —respondió con una sonrisa de tonta enamorada.

—Iuu. —Hizo una mueca de disgusto—. Por cierto, sé que quieres adoptar un gatito, ¿cómo le piensas poner de nombre?

—Ammm... ¿Tú irás a la plaza?

—¡No me cambies el tema!

—Te respondo si tú me respondes.

—Agh, está bien. No iré.

—¿Por qué?

—Va a ir con Eva, no quiero ser mal tercio. —Se cruzó de brazos.

—Creo que también van a ir Erick y Amanda.

—¡Con más razón me quedo en mi casa! —Exclamó Ximena—. No quiero ver a Erick.

—Oh, vamos, sé que Erick no te agrada pero no es tan malo.

Ambas se quedaron calladas un momento.

—No es por eso —dijo Ximena luego de unos segundos.

—¿Entonces?

—Hay algo que no te conté. —La vio a los ojos.

—¿Qué sucede? —Preguntó Ariana.

—El día de la fiesta de Víctor, después de enterarme del engaño de Enrique, encerrarme y acabarme yo sola una botella de licor, Erick entró al cuarto.

—Oh...

—Me vio llorando y...

—¿Qué pasó? —Preguntó intrigada.

—Le vomité encima —dijo finalmente. Ariana abrió los ojos con impresión.

—¿En serio?

—Sí —respondió abochornada.

—No es tan malo, una vez él se embriagó y tuve que cuidarlo.

—¿Te vomitó encima?

—A mí no.

—Entonces no fue vergonzoso. Lo mío fue lo que le sigue de humillante.

—No creo que haya sido tan malo. —Quiso tranquilizarla.

—¡Se me salió el vómito por la nariz! —Ariana aplanó los labios—. ¡Y eso no es lo peor, no! Me puse pesada al no querer acostarme de lado, le confesé en su cara que me cae mal y tuve el descaro de decirle que era ardiente y que podía pasar mi lengua por todo su abdomen, ¡su abdomen!, ¿entiendes la gravedad del asunto?

—Vaya...

—¡Es tan bochornoso! —Colocó el dorso de su mano en su frente con dramatismo. Mezclar su mala suerte con el alcohol no era buena idea pero eso ya le había quedado claro para futuras ocasiones.

—No creo que se acuerde. —Ximena entrecerró los ojos.

—Ariana, eso es algo que va a recordar durante toda su vida, ¡toda! —Exclamó.

—Ah... —No supo qué decir.

—Pero bueno, volviendo al tema, ¿cómo le quieres poner de nombre al gatito?

—Jaime Junior —rio un poco avergonzada.

—Ay, pobre gato. —Puso una expresión de disgusto—. Lo vas a arruinar con ese nombre.

—Hablemos de otra cosa, ¿quieres? —Suplicó.

—Está bien, está bien.


***


Después de que Ariana se fue de su casa, Ximena decidió prender su laptop para ver alguna serie. Desde que entró a la universidad, no tenía tiempo para relajarse más que en vacaciones. Se recostó en su cama y abrió una bolsa de frituras pero en ese momento tocaron la puerta de su habitación.

—Pasa —dijo, creyendo que era su madre. Alzó una ceja al ver entrar a su mejor amigo—. Oh, Víctor, ¿qué haces aquí?

—Vámonos.

—¿Eh?

—Vamos a ir a la plaza, ¿no? —Dijo con obviedad.

—¿No recibiste mi mensaje?

—¿Cuál mensaje? —Tomó su celular y abrió el chat de Ximena, donde le explicaba que no iba a ir porque tenía cosas que hacer—. Oh, lo acabo de ver. Pero no estás haciendo nada.

—¡Claro que sí! —Reclamó—. Estoy a punto de empezar una serie.

Víctor entrecerró los ojos.

—Oh, por favor, deja eso y vámonos.

—No.

—¡Ximena, no seas así!

—No voy a ir —sentenció.

Al escucharlos discutir, Rita entró a la habitación.

—¿Qué sucede aquí?

—Ximena prefiere quedarse a ver series como una asocial en vez de salir con sus amigos —la acusó como un niño pequeño.

—¡No quiero ir! —Exclamó—. Ve tú.

—Ximena, me preocupa que pases todas tus vacaciones encerrada —se entrometió su madre—. Deberías salir de vez en cuando.

—¡Y con tus amigos! —Víctor puso cara de cachorrito triste, era difícil decirle que no a esos hermosos ojos como el cielo.

—Pero...

—Pero nada, Ximena, ve con Víctor.

La castaña suspiró con fastidio. Si su padre hubiera estado ahí, les habría dicho que la dejaran hacer lo que quisiera, pero no se encontraba para apoyarla y le costaba negarles algo a su madre y a su amigo, así que se apagó la laptop y se levantó de la cama.

—Está bien, está bien, salgan para que me ponga algo decente —pidió.

Ambos salieron. Decidió usar unos jeans ajustados, una blusa roja de tirantes y tenis para salir negros. Después de peinarse un poco, salió de su habitación, se despidió de su madre y se subió al auto de Víctor para ir a la plaza.

—¿No vas a pasar por Eva?

—Ella y Erick nos alcanzarán allá.

—Oh... ¿No va a ir Amanda? —La chica tampoco le agradaba mucho y sabía que era mutuo, le caía mal a la pelirroja desde que le pidió el número de Ariana y no se lo quiso dar.

—No, va a ir con su familia a visitar a su abuela.

—Ah, mira —añadió sin mucho interés.

Una vez que llegaron a lugar acordado, divisaron a los Quintana en la lejanía. Víctor caminó con rapidez hacia ellos mientras Ximena lo hacía con lentitud.

—¡Chicos! —Víctor los saludó con su buen humor de siempre—. ¡Mi amor! — Abrazó y besó a Eva—. Hola, Erick.

—Hey.

Ximena llegó hasta ellos y saludó en voz baja.

—Buenas tardes.

—Hola, Ximena —le respondió la pelinegra—. ¿A dónde quieren ir?

—Oye, ¿no vamos a esperar a Vanesa? —Preguntó Erick. Esa hermosa chica era hermana de Evelyn y amiga cercana de su hermana y él había ido sólo para verla, ya que tenía conocimiento de que Amanda no iba a llegar.

—Es cierto —concordó Víctor.

—¿Quién es Vanesa? —Preguntó Ximena en un susurro.

—Una amiga de Eva —respondió su amigo en el mismo tono.

—Ah, hace rato me avisó que no va a poder llegar. —Eva se encogió de hombros—. Ya para la otra.

—¿Qué? ¿Por qué no me dijiste? —Reclamó.

—Porque me avisó hace poco.

—¿Hace cuánto?

—Una media hora. —Le restó importancia.

Erick se pasó una mano en la cara con frustración. A él le gustaba Vanesa, sabía que tenía novio pero no le importaba, no conocía al chico y tenía la esperanza de que ella lo dejara para fijarse en él, pero al parecer el destino no quería que estuvieran juntos. Incluso el chico no invitó a Evelyn porque se le hacía incómodo coquetearle a su hermanita menor enfrente de ella.

—Agh, y yo vine por Vane —susurró molesto.

Eva le dirigió una mirada significativa.

—¿Qué dices? ¿No viniste por mí? —Preguntó con indignación. Víctor alzó una ceja y Ximena desvió la mirada.

Erick tuvo ganas de contestarle que no para irse de allí, estuvo a punto de hacerlo pero se enfocó en Ximena, que miraba el suelo con incomodidad. Si se largaba, la castaña se iba a quedar haciendo mal tercio. <<Solo me quedaré un rato>> pensó, suspirando con resignación.

—Está bien —masculló—, me quedaré un rato.

—¡Qué bien!

Estuvieron caminando unos minutos en lo que decidían qué hacer, cuando Eva pareció recordar algo.

—Ahora vuelvo —dijo.

—¿A dónde vas? —Preguntó Víctor con curiosidad.

—Acabo de recordar que aparté un trajecito de ovejita para Emilia — respondió. Le encantaba disfrazar a su hermana de animalitos bebés para después tomarle muchas fotos, era como su muñeca de carne y hueso.

—Vamos —dijo Erick.

—No, yo iré sola... —dijo decidida—. Bueno, no. Víctor, acompáñame. —Lo tomó de la mano.

Ximena se alarmó, estuvo a punto de decirle que ella la acompañaba pero Eva comenzó a caminar con velocidad, jalando a su novio, que no tardó en seguirle el paso.

<<No, no, no... Sabía que era una mala idea venir>>. Bajó la mirada. El problema no era que Erick le caía mal, no, el problema es que seguía avergonzada por lo sucedido en la fiesta de Víctor. Ambos se desagradaban por diferentes motivos, a Ximena le caía mal el chico porque fue novio de su amiga y se atrevió a terminarla por teléfono, además de que la ignoró y la hizo sufrir. A Erick le desagradaba la castaña porque sabía que, en su momento, fue una hipócrita con su melliza y estaba enamorada de su novio mientras fingía ser una de sus mejores amigas. Ese hecho Eva ya lo sabía pero decidió hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero su amistad con Ximena, total, ella ya no amaba a Víctor de esa manera.

La chica sacó su teléfono celular para ver cualquier cosa que no fuera la cara de Erick. Él hizo lo mismo. Los esperaron pocos minutos pero al ver que no llegaban, el chico se desesperó. <<Si ya los conozco>> pensó, guardando su celular en el bolsillo de su pantalón, <<obvio no se iban a tardar poco, siempre se quedan comprando cosas innecesarias en todos los locales por donde pasan>>.

Volteó hacia la chica, que seguía con la vista fija en su celular. Chasqueó la lengua y decidió hablar.

—Hey, ¿no quieres un café? —Cualquier cosa era mejor que estar ahí parados, esperando a dos personas que no se dignaban en aparecer.

Ximena alzó la mirada hacia él, incrédula de que le estuviera hablando. Cuando notó que, en efecto, se había dirigido a ella, contestó.

—Sí, ¿por qué no?

Erick le hizo una seña para que lo siguiera a una cafetería dentro de la plaza que se encontraba unos locales más adelante. Una vez que entraron, se dirigieron a una mesa desocupada. El lugar tenía estilo americano, los sillones eran de cuero y respaldo alto. Ximena se sentó delante de él y tomó la carta para decidir qué iba a pedir. Cuando el mesero se dirigió a ellos, Erick pidió un café moca y ella un batido de fresa.

En lo que traían sus pedidos, se formó un silencio incómodo en torno a ellos. Ninguno quería hablar, ya que no conocían lo suficientemente al otro como para iniciar una plática, y lo peor que un silencio incómodo es una conversación incómoda.

El mesero les llevó sus pedidos y les preguntó si se les ofrecía algo más, a lo que respondieron que no. Una vez solos, Erick sacó su celular y se enfocó en él mientras le daba sorbos a su bebida de vez en cuando. Ximena agradeció internamente que el chico no mencionara nada de la fiesta.

Cuando iba a la mitad del batido, se quedó paralizada al ver llegar a Enrique junto con su novia, que se sentaron unas mesas alejadas de la de ellos. <<Este sinvergüenza>> pensó molesta. Se colocaron de manera que él le daba la espalda y la chica le quedaba de frente. La observó con detenimiento, se veía simpática, tenía el cabello cobrizo y ojos expresivos.

Se inclinó a su izquierda para escrutar mejor su rostro, sosteniéndose con su mano, pero como su extremidad se encontraba en el borde, sin querer se le fue y estuvo a punto de caerse de lado, atrayendo la atención de las personas que se encontraban en la mesa de junto. Se enderezó en seguida.

—¿Qué sucede contigo? —Le preguntó Erick. No es que le importara que la chica estuviera haciendo el ridículo frente a otras personas y sabía que ella era una persona enérgica, pero aun así no pudo evitar sentirse intrigado.

—Nada... —respondió sin prestarle mucha atención. Sin poder controlarse, tomó su celular y decidió mandarle un audio a Ariana—. Nena, lamento molestar, pero no vas a creer a quién estoy viendo...

Erick la ignoró y Ariana tardó unos minutos en responder.

Nena <3: ¿A quién?

—¡Al idiota de Enrique! —Respondió en seguida en otro audio—. ¡Y vino con su novia! No puedo creerlo... Maldito cínico —masculló.

Erick, que la escuchaba sin poder evitarlo porque literalmente estaba hablando justo enfrente de él, se mantuvo impasible. Sabía que Enrique estuvo enamorado de Ximena durante mucho tiempo, o todavía lo seguía estando, aunque no tenía conocimiento de que tenía novia... En cualquier caso no era de su incumbencia.

Nena <3: No vale la pena, amiga, no le hagas caso. No dejes que te afecte.

—¡Ariana, ¿cómo no quieres que me afecte?! Debió decirme que tenía novia antes de meterme la lengua en la garganta... —Pareció recordar que estaba frente a Erick, así que volteó hacia él y notó que tenía la mirada fija en ella, además de una ceja alzada. Le sonrió con incomodidad pero lo volvió a ignorar—. Como sea, es un desvergonzado.

Nena <3: Ya lo sabemos, pero por favor, deja de torturarte.

Yo: Está bien :(

Ximena recargó su barbilla en sus manos entrelazadas y suspiró con tristeza. Al sentir la mirada de Erick sobre ella, lo enfocó.

—¿Qué escuchaste?

—Todo —respondió con obviedad.

—Oh... Bueno, Enrique fue tu amigo mucho tiempo, pero es un asno —le dijo. No sabía por qué se estaba desahogando con él pero no le dio vueltas al asunto—. Y yo aquí me estoy sintiendo la chica más miserable del planeta y él está como si nada. —Su voz se quebró al final de la oración. Limpió una lágrima que resbaló por su mejilla y le sonrió al chico delante de ella—. Pero ya no importa, esto pasará. —Y claro, si había superado a Víctor, Enrique iba a ser mucho más fácil.

Erick la miró con atención y se sintió mal por ella. No es que le tuviera afecto pero no le agradó el hecho de verla llorar por un idiota, ni podía juzgar a Enrique ya que él también hizo sufrir a una gran chica, pero tampoco fue tan cínico como para coquetear con una persona y salir con otra.

—Lo siento.

—No te disculpes, tú no eres el desvergonzado que hizo eso. —O sea, a veces sí pensaba que lo era pero no tanto—. Aunque me duele el hecho de que ni siquiera le importé lo suficiente como para que me esperara... ¡Y para colmo me embriagué por él! Y tú lo pagaste —rio un poco. No quería que él sacara el tema pero ahora que ella lo hizo, descubrió que no era tan malo. Sí seguía siendo vergonzoso pero era tolerable.

—Oh. Si te vas a embriagar hazlo porque quieres, no por idiotas que te lastiman.

Ximena rio al oír eso.

—Créeme que no lo vuelvo a hacer.

—Ni yo, es horrible.

—Lo sé.

Se vieron a los ojos y sonrieron. En ese momento a Erick se le ocurrió una idea descabellada, la quiso apartar de su cabeza pero al final decidió hablar, tomando las palabras de la chica como justificación.

—¿Entonces quieres que él sienta lo mismo que tú? —No lo hacía por ella, sino porque él también había salido afectado. Ximena lo miró sin entender.

—¿A qué te refieres?

—Tengo una idea pero tienes que seguirme la corriente.

—Te escucho —respondió intrigada.



Hey, segundo capítulo :D espero que les guste.

Ustedes saben, sus votos ayudan a posicionar mejor la historia y sus comentarios me encantan.

Por el momento Erick y Ximena se toleran xD esperemos a ver qué tal continúa su relación.

¡Les mando un abrazo muy fuerte! Nos vemos la siguiente semana.




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