INSUPERABLES [•1]

By HollyGeistt

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Libro 1 de la Bilogía INCONTROLABLES [BORRADOR SIN CORREGIR] Ex's Que aún no se superan. Aunque creían que s... More

Prólogo
Dedicatoria
Capítulo 1: El Ex
Capítulo 2: El nuevo Novio
Capítulo 3: La fiesta de cumpleaños
Capítulo 4: No beses con los ojos
Capítulo 6: Hagamos esto más seguido.
Capítulo 7: llama a emergencias si tienes una urgencia.
Capítulo 8: Sin reglas inútiles
Capítulo 9: Críticas absurdas.
Capítulo 10: Tío Favorito
Capítulo 11: Esposa, amor de su vida
Capítulo 12: Noche de disculpas
Capítulo 13: Demuéstrale que eres digna
Capítulo 14: ¿Celoso, Potter?
Capítulo 15: Cena familiar con familia aleja.
Capítulo 16: Protectores de casa
Capítulo 17: Más amargada de lo habitual
Capítulo 18: Confundido
Capítulo 19: Hipócrita
Capítulo 20: Un tiempo
Capítulo 21: Te extraño
Capítulo 22: Tema delicado
Capítulo 23: Perdidamente enamorada
Capítulo 24: Bomberos
Capítulo 25: Obra de teatro
Capítulo 26: Lo arruiné
Capítulo 27: Incendio
Capítulo 28: Confesiones y aceptaciones
Capítulo 29: Enfrenta al padre exigente
Capítulo 30: Cerrando ciclos
Capítulo 31: Torturador.
Capítulo 32: Acuario
Capítulo 33: Día favorito
Capítulo 34: La familia de Aubrey
Capítulo 35: Delfines
Capítulo 36: Papá libre
Capítulo 37: Por ellos. FINAL
Epílogo

Capítulo 5: Sin arrepentimientos

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By HollyGeistt

AUBREY

John y Jordan me ayudaron a llevar a Liam a un sillón, así fue como quedó desmayado en uno de ellos luego de vomitarse encima y a Robin.

Dominic me pasó un vaso y me lo bebí de un trago, estaba pasando vergüenza gracias al idiota de Liam que no sabe controlarse al tomar.

—¿Puedo apostarte un trago a que tu novio no sabe qué estás aquí?—me pregunta en el oído haciendo estremecer, espero que no se haya dado cuenta.

—Ganaste un trago, él no lo sabe—tomo la botella del centro de la mesa y le sirvo en su vaso.

—¿Y esa cara de culo es porque...?

—Peleamos—no sabía porque le estaba diciendo eso a Dominic pero lo estaba haciendo.

—¿Por qué?

—No es de tu incumbencia.

Veo a Bryce seguir a una chica como una cazador a su presa. Robin aún debe seguir en el baño limpiándose. Jordan y John hablan entre ellos. Hasta que oigo a Jordan hablar por teléfono, veo el pánico en sus ojos.

—Hola abejita—aprieta sus ojos con fuerza lamentándose—, no, estoy en...—se calla y asiente olvidándose que no puede verlo— pero estoy con Nic—murmura—tienes razón, lo siento. Te amo, ¿Lo sabes, no?...vamos, háblame, pronto iré a casa...

—No sabía que tuviera novia—le murmuro a Dominic mirando a Jordan rogarle a la persona con la que habla.

—Esposa—corrige—y si, tienen una hermosa hija.

—¿Jordan padre? Eso sí que no me lo imagino— lo miro sorprendida.

—No es tan malo, eh. A veces se le olvida ir por ella a la escuela, pero lo intenta y, sorprendentemente, es buen padre.

Me río y niego con la cabeza. Tomo un poco más de alcohol y miro la pista.

—Oye, iré a bailar, si Liam se despierta le dices que estoy aquí — le pido y me dirijo a la pista sin dejarlo reprochar.

Me muevo al compás de la melodía. Me gusta mucho salir a bailar y a tomar con mis amigos. Uso esos momentos para relajarme y liberarme. Pero ya hace mucho que no salía tan seguido.

Siento unas manos detenerse en mi cintura, tenía los ojos cerrados y no los abrí, me dejé llevar por el aroma conocido.

Apoyo mi espalda a su pecho y juntos nos movemos en sincronía con la música que suena fuerte por los parlantes. Abro los ojos cuando siento un bulto en mi espalda baja, sonrío. Me pego más y contorneo mis caderas sin poder controlar lo que hago. Debería alejarme, es el novio de mi amiga, es mi ex. No debería hacer esto, pero aún así, con todas los gritos de advertencia que me da mi cerebro, no puedo parar.

Sus labios llegan a mi lóbulo y lo atrapa entre sus dientes, suelto un jadeo que gracias a la música no se oye. Mi mano izquierda viaja a su muslo y lo aprieto.

— Esto está mal — le digo al oído cuando muerde el hueco entre mi cuello y mi clavícula.

— Lo sé.

— Detente.

— Detenme.

Pero yo no puedo hacerlo. Quiero que siga haciéndome sentir esa sensación en mi vientre bajo que hace mucho no siento.

Su mano se cierra en la mía y no coordino mientras me saca de la multitud de personas bailando. Dejo que me guíe al baño de hombres sin detenerse en el camino por nada del mundo.

Estoy caminando directo al pecado y no tengo intención de detenerme.

Me deja afuera un segundo mientras él ingresa, lo veo inspeccionar con la mirada en el interior y yo miro detrás de mí buscando testigos. No hay nadie mirando.

Dominic vuelve por mí y me ingresa al baño, veo a un hombre en los urinarios. Me gustaría que me ponga incómoda pero estoy más excitada que eso ahora.

Dominic abre la última puerta de un cubículo y lo miramos. Está limpio. Entramos ambos antes de que el hombre deje de hacer sus necesidades. Quedamos frente a frente, mirándonos fijamente mientras oímos el sonido del frigo y el agua corriendo en las manos del hombre.

No hacemos nada hasta que se oye la puerta cerrarse.

En un abrir y cerrar de ojos nuestros pechos se chocan por habernos movido a la vez. Nuestros labios se unen con desesperación. Mis manos recorren su pecho hasta detenerse en su nuca para mantenerlo cerca de mi. Sus manos viajan por mi cintura, apretándome con sus dedos causandome jadeos y no de dolor.

Nuestras bocas se mueven al compás, nuestras lenguas se mezclan reconociéndose. Después de cinco años volvemos a besarnos. Y esta vez hay algo nuevo. Un piercing en la lengua que me hace volar la imaginación. Me separo para mirarlo a los ojos.

— Tienes un piercing — digo lo obvio.

— ¿No te gusta?

Me río, tenemos la respiración a mil.

— Me encanta — vuelvo a besarlo dejándome saborear el metal en mi boca. Simplemente, delicioso — ¿Te muestro algo?

Asiente y se apoya en la pared del cubículo, noto su erección que aprieta su pantalón, pero no digo nada. En cambio, tomo mi labio y lo bajo mostrando el interior donde tengo un tatuaje.

"Bite me" dice la tinta en mi piel.

Libero mi labio y veo el brillo de deseo en los ojos de Dominic. Me toma de la cintura y me pega a él otra vez haciéndome sentir su erección en mi estómago. Su mano toma mi nuca y haciendo caso a mi tatuaje, sus dientes atrapan mi labio inferior tirando de él ligeramente. Nadie sabe que tengo ese tatuaje, ni siquiera Erick, él no me besa tan fuerte y demandante.

Me lame los labios y se apodera de mi boca otra vez. Sus manos aprietan mi culo y me sube haciéndome enredar las piernas en su cintura. Mi falda se enrolla y él la sigue subiendo hasta mi cintura. Sus manos acariciaban cada centímetro de mi culo, mi espalda se pegaba al otro lado del cubículo y mis manos se meten por debajo de su camisa manoseando sus duros abdominales.

Siento que me quedo sin aire y me separo. Comienza a besar mi cuello y me muerdo el labio para no gemir, sus dedos se pasean por mi sexo por encima de mi tanga. Ya estoy que chorreo de la humedad que me provoca este ser. Hace mucho que no estaba así de excitada, Erick no logra hacerme sentir ni la mitad de lo que estoy sintiendo ahora.

Bajo mis manos de su abdomen a su pantalón y lo desabrocho. No pienso en nada ni nadie. Mi demonio sexual me domina. Dominic me ayuda a bajarlo un poco liberando a su bestia.

—¿Lista, nena?— me pregunta masajeando mi clítoris por encima de la tela.

Hago un sonido de afirmación y rompe mis bragas. Mete su mano en su bolsillo y abre un preservativo, lo desliza por su miembro y arroja el envoltorio al cesto. La punta roza mi sexo y lo siento más grande de lo que recuerdo. Me sostengo de sus hombros y él dirige su miembro a mi entrada, pero se detiene, roza nuestros sexos provocándome.

—No quiero arrepentimientos — me dice —, lo que pasa, pasa.

—Sin arrepentimientos — repito.

Va introduciéndose en mí de manera lenta y pausada para que me acostumbre al tamaño. Inclino mi cabeza hacia atrás y cuando estoy a punto de gemir me tapa la boca, pues alguien ha entrado al baño.

Ni siquiera metió la mitad cuando se desliza hacia afuera y vuelve a entrar lentamente, esta vez un poco más. Vuelve a salir y repite el proceso. Mis ojos se blanquean cuando vuelve a ingresar y muerdo su mano cuando lo siento por completo dentro de mi.

La persona está orinando a unos metros de nosotros, pero es a lo que menos presto atención.

Dominic comienza a moverse con lentitud tortuosa, y libera mi boca de su mano.

— Recuérdame lo silenciosa que eres— me susurra.

Asiento obedientemente y me abrazo a su espalda, mordiendo su hombro cuando se mueve más y más, ahogo gemidos en su hombro.

Supongo que la persona se fue porque no la oigo más.

Siento el dedo pulgar de Dominic en mi clítoris mientras comienza a moverse con más rapidez. Un gemido se me escapa y él me aprieta una nalga con la mano que estaba ahí.

— Que lindo que volver a hacerte gemir — susurra en mi oído. Me besa frenéticamente.

Siento como mis músculos comienzan a contraerse y sé que estoy cerca del orgasmo. Me separo de su boca y lo miro a los ojos.

— Siéntate — ordeno.

Sale de mi, dejándome en el suelo. Se baja los pantalones un poco más y baja la tapa del retrete para sentarse encima. Me acomodo la falda en la cintura y me siento sobre él. Me froto contra su erección volviéndolo a besar. Después de jugar un rato me deslizo fácilmente por su falo introduciéndolo del todo. Tengo que volver a quedarme quieta unos segundos. Luego comienzo a moverme marcando mi ritmo. Él gruñe y me aprieta la cintura con sus dedos por mis movimientos. Él también mueve su pelvis haciéndola chocar con la mía, causando que lo único que se oiga en el baño sea el choque de nuestros genitales en acción.

Siento como si me elevara al cielo de todas las sensaciones de mi intimidad palpitante.

— Eres la tentación personificada — me dice besando y mordisqueando mi mentón y cuello.

— Y tú eres el pecado andante — clavo mis uñas en su espalda haciéndolo jadear.

Oigo risas y reducimos los movimientos para que no se oigan. Hablan entre ellos mientras orinan, ríen y hacen bromas. Maldita sea, estoy a punto del orgasmo, deben irse o me escucharán gemir. Siento mis músculos contraerse y su miembro está igual.

— ¿Escucharon eso?— dice uno de los chicos que entraron.

Mierda. Miro a Dominic y él a mí, pero no sé detiene, solo reduce el ritmo.

— Miren.

Dominic mira detrás de mí al suelo. Me giro un poco y la veo, mi tanga está rota en el suelo y no hay forma de que no se vea por debajo de la puerta. Miro a Dominic asesinandolo con la mirada, él aprieta sus labios intentando ocultar una sonrisa.

Hay risitas y se acercan a la puerta para tocarla.

— ¿Hay alguien?

Mis piernas tiemblan con la llegada de mi orgasmo, mi cuerpo da pequeños espasmos y clavo mis uñas en la nuca de Dominic. Resisto el gemido pero aún así un jadeo me sale de la garganta, Dominic aprieta mis nalgas con sus manos mientras se libera.

— ¿Hola?

— ¡Largo!— decimos a la vez. Las risitas se oyen más fuertes y se van luego de pedir perdón divertidos.

Tengo la mano enredada en el cabello de Dominic y su cabeza descansando en mi hombro. Tuve un orgasmo arrasador, que me dejó la vagina palpitante y las piernas temblando. Las respiraciones de ambos está más que agitada. Él acaricia mi espalda baja, su respiración caliente en mi cuello me hace cerrar los ojos para relajarme.

— Has mejorado mucho con los años — murmura y sonrío.

— Y a ti te ha crecido unos centímetros.

Suelta una risa que me eriza la piel. Me separo y cuando me levanto me bajo la falda y él se acomoda el pantalón, después de sacarse el condón, hacerlo un nudo y arrojarlo al cesto de basura.

— ¿Y ahora que me pondré?— miro mis bragas rotas en el suelo.

— Nada, aire fresco, linda — palmea mi trasero haciéndome dar un respingo y sale del baño muy tranquilo.

Recojo mis bragas, las hago un bollo y las tiro, tiene suerte de que sean unas cualquieras que encontré, porque si hubieran sido de las buenas, ya estaría con el pito torcido.

Me acomodo la blusa y el cabello, cuando salgo del cubículo lo veo acomodándose la camisa dentro del pantalón. Me lavo las manos y la cara, y salgo del baño sin decirle una sola palabra.

Voy a con los chicos, Liam despertó y está volviendo a beber.

— ¡Oh, miren, ella es mi amagi!— me señala contento —. Te presento a mis amigos nuevos. Él es...

Los nombra a todos terriblemente mal.

— Está bien, Liam, los conozco. Vámonos, te llevaré a casa — lo ayudo a ponerse de pie y casi me caigo cuando me abraza dejando todo su peso en mi, pero alguien lo sostiene para que no me aplaste.

— Te ayudo.

Dominic me ayuda a sacar a Liam después de despedirme de sus amigos y hermano. Acuerdo salir algún día con Jordan para tomar un café o algo.

Metemos a Liam en los asientos traseros de mi auto con mucho esfuerzo, es peso muerto ya que se desmayó.

— ¿Estás segura que puedes conducir?— me pregunta apoyándose en la puerta con los brazos mientras yo me pongo el cinturón.

— Estoy bien, llegaré a salvo — enciendo el motor y la radio, no puedo conducir sin música.

— ¿Estás enojada?

— No.

— ¿Y por qué esa cara de culo?

— Yo siempre tengo cara de culo.

— Touché — reflexiona —. Avísame cuando llegues — palmea el techo del auto y me pongo en marcha.

Lo miro por el espejo retrovisor mientras me alejo y me río. No le avisaré una mierda, ya que no tengo su número.

///

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.

¿En qué diablos estaba pensando? ¿Como se me ocurre tener sexo con el novio de mi amiga?

Que idiota que soy, maldita sea.

Soy una infiel y una traidora. Todo en uno, porque yo no puedo hacer solo una cosa mal, tengo que hacerlo todo mal.

Lo bueno es que si voy a prisión, no tendré que afrontar a mi novio por el engaño ni a mi amiga por la traición.

«Punto a favor de la señora Thompson»

Me dejo caer en la cama dramáticamente luego de volver de mi trote diario, mientras oigo vomitar a Liam en el baño. Se ha quedado muerto en mi cama y he tenido que dormir en el sofá, ahora me duele el cuello y la espalda por la incomodidad que tuve.

Mientras él se ducha me cambio para el trabajo.

— ¿Hice alguna idiotez?— me pregunta desde el baño.

— Lo mismo de siempre.

Sale envolviendo una toalla a su cintura dejándome ver sus abdominales y tatuajes en las piernas.

— Del uno al diez, ¿que tan idiota?

— Diez.

Suspira y me observa mientras me abrocho mi camisa.

— ¿A dónde vas?

— A trabajar.

— ¿No vamos a tener una ronda antes que te vayas?— hace puchero con los labios.

— No.

— Pero...déjame chuparte un poco.

Rodeo los ojos. Liam y yo somos el claro ejemplo de que se puede tener un follamigo sin sentir nada y seguir llevándonos como siempre.

— Vamos, un poquito— me mira con súplica y suspiro resignada.

— Solo diez minutos.

Sonríe satisfecho y asiente. Me acerco abriéndome la camisa y él me saca el sostén para prenderse de mis pechos. Lenguetea las puntas y los tirones que me da me mojan, él sabe cómo mojarme en un santiamén, sabe lo que me gusta y mis lugares más sensibles. Me abro el pantalón y me lo saca sin dejar de darle atención a mis pechos. Entonces, una vez fuera del pantalón y bragas, volviendo a estar otra vez desnuda, me hace apoyar mi pierna en su hombro y, aún estando de pie, mete su cara entre mis piernas. Mi espalda se arquea cuando su lengua me recorre y mis manos aprietan su cabello.

— Más rápido — exijo y obedece, comenzando a penetrarme con su lengua de la manera que siempre logra complacerme.

Su mano comienza a moverse sobre su erección después de abrirse la toalla y me prende más verlo tan deseoso por mi. Pero la vista se me nubla cuando cierro los ojos y recuerdo la noche anterior con Dominic. Sus manos, su aliento, sus penetraciones, su mirada intensa.

Liam me hace venir con su lengua y siempre fuimos sinceros.

—Imaginé a otra persona— le digo mientras él se pasa el pulgar por el labio para saborear el resto de mis fluidos.

— Lo noté, te viniste más rápido — me observa —. No me importa, Brey, no pongas esa cara de "no te enojes".

— No tengo esa cara, solo te quería avisar.

— De acuerdo. ¿Me haces el desayuno?— me sonríe y asiento — ¿Puedes hacer esa masita con dulce que me gusta?

— Veo si tengo ganas.

Ríe y nos vestimos antes de ir a la cocina para revisar mi heladera.

Mi teléfono suena y lo ignoro cuando veo que es Erick. No quiero discutir con él ahora. Sin embargo, insiste durante toda la mañana y me decido atender después de despedir a Liam.

— Nos vemos — me dice besando mi mejilla.

— Adiós— cierro la puerta y respondo—. Erick.

— Cariño, por fin respondes ya estoy yendo a tu casa, me preocupé, creí que algo te había pasado. ¿Estás bien?— habla tan rápido que apenas le entiendo.

— Estoy bien, ¿Qué quieres?

— Hablar, estoy cerca, nos vemos en tu...

— No quiero que vengas, tengo que ir a trabajar ahora.

— Déjame llevarte — ruega.

Suspiro cansada y accedo. Diez minutos más tarde está en mi casa. Busco mi bolso, mis planos y cuando voy a la sala lo veo inspeccionando todo, como si intentara encontrar algo fuera de lugar o algo que me delate.

— Liam durmió aquí — le digo. Me regala esa mirada asesina que tiene —. Se embriagó ayer y fui a rescatarlo.

— ¿Ves lo que te digo? Y luego me dices que soy un paranoico, ¡Cómo no serlo si traes a vagos a tu casa como si fuera un hotel! Dime, ¿te acostaste con él?

Me da gracia que trate a Liam de vago cuando es el productor de televisión más exitoso de la ciudad.

— No te engañé con él, Erick — admito, no lo engañé solo con Liam, lo engañé con Dominic también, pero eso no puedo decirle o perjudicaría vidas. Soy sincera con lo que me conviene.

— ¿Y quién me lo asegura?

— Yo.

Chasquea la lengua y sale del departamento. Lo sigo porque tengo que irme porque sino cerraría la puerta con fuerza para que sepa que me está haciendo enojar.

Bajamos al estacionamiento y a regañadientes subo a su auto.

— No me gusta que me andes controlando y lo sabes — comienzo.

— Es tu culpa, me haces desconfiar.

— ¡Pero si no hago nada!

— ¿No haces nada? Tienes un montón de amigos que quieren contigo, Aubrey — dice como si fuera lo más obvio.

— ¡Ninguno quiere conmigo, solo te haces películas que no existen!— tengo que clavar mis uñas en mi palma para controlarme.

— ¡No son películas, ¿Acaso no has visto cómo te miran?!

— ¿Cómo me miran?

— Como si fueras un pedazo de carne que intentan morder. ¡Ninguno entiende que eres mía! ¡Y tú se los permites!

— Yo no les...

— Cállate cuando hablo — sentencia y mis dientes están tan apretados por la rabia contenida que comienzan a dolerme —. Son unos babosos que no entienden que tú eres mi novia, odio que te miren y ese delincuente a quien tienes de amigo me está molestando con la actitud que tiene contigo.

— Jacob no es ningún delincuente — murmuro.

— ¡Lo defiendes! Más te vale no engañarme Aubrey Channing, sabes lo que puedo hacer si eso pasa, no será bonito ni para ti ni para el resto de las personas involucradas — amenaza cuando nos detenemos en un semáforo.

Si, lo sé.

Siento mi palma derecha humedecerse por la lastimadura que me hice con mis propias uñas esculpidas.

La rabia e ira me está carcomiendo por dentro. Debo mantenerme serena y dejarlo decir lo que quiera para no joderlo todo.

— Quiero que dejes a esos amigos que tienes, son mala influencia para ti. Quédate con Alisa, ella es buena y es mi prima.

— ¿Qué? — lo miro de inmediato creyendo que se volvió loco — No puedes pedirme que me aleje de mis amigos.

— Sí que puedo. No me gustan para ti — me mira y suaviza su expresión, me regala una sonrisa y acaricia mi mejilla —. Solo estoy cuidándote, cariño, no quiero que te hagan daño.

Respiro hondo y asiento. «Está cuidándome», me repito en la cabeza varias veces. Solo está cuidándome.

— ¿Harás lo que quiero?

Asiento.

— Lo sabía, eres la mejor — me besa y arranca cuando se pone en verde.

Apoyo la cabeza y miro por la ventana. ¿Dejar a mis amigos? ¿Estoy dispuesta a eso por él?

Puedo pensarlo por horas sí quiero. Pero siempre será la misma respuesta.

Si, estoy dispuesta a perderlo todo. Lo vale.

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