INVISIBLE

By jenifersiza

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En esa fiel noche de Halloween, Nick Potter fue aclamado como 'Niño que vivió', su gemelo Harry fue ignorado... More

Capítulo 1: Lord Voldemort's Attack And Nick Sirius Potter A Hero
Capítulo 2: Pissed Of Albus Dumbledore
Capítulo 3: Rescued, Informed, and Mistakes
Capítulo 4: Growing Up and Their Hogwarts Letters
Capítulo 5: Getting A Wand
Capítulo 6: Going To Hogwarts: Year One
Capítulo 7: Year Two
Capítulo 8: Third year
Capítulo 9: Year Four Part 1 - Tri-wizard Tournament Comes To Hogwarts!
Capítulo 10: Triwizard Champions and making friends
Capítulo 11: The Games Begin, A Yule Ball and Figuring Out The Clue
Capítulo 12: The second and third task - Voldemort comes...
Capítulo 13: Lord Voldemort will they survive?
Capitulo 14: things go from bad to worse - Nick lies and Harry's taken
Capítulo 15: Harry get's better
Capítulo 16: Summer Trials
Capítulo 17: Meetings Arrests and Dreams
Capítulo 18: Harry's Summer and Eileen Thinks on Things
Capítulo 19: The Trials of Avery, Macnair, and Malfoy
Capitulo 20: Information and Quizzing
Capítulo 21: Writing Viktor, Eileen Visits and the Potter's Reactions
Capítulo 22: Dumbledore Slughorn and Conferences
Capítulo 23: Potter Humiliation and Patronus
Capítulo 24: Letters, apologies and contemplation
Capítulo 25: Animagus Potion, Training and Surprises
Capítulo 26: Learning and Hogwarts
Capítulo 27: Presents and Conversations
Capítulo 28: Starting Back Up At Hogwarts
Capítulo 29: Nick feels guilty for the first time
Capítulo 30: Christmas, Happiness and Pain
Capítulo 31: A solution To The Problem
Capitulo 32: Wakening Up, Sirius and Nick Repair Their Relationship
Capítulo 33: Conferences and visiting Pyramids
Capítulo 34: Apparation, Fighting and Anger
Capítulo 35: Reaction and Consequences
Capítulo 36: Trials and Sentencing
Capítulo 37: The Situation As It Is
Capítulo 38: Having A Party And A Revelation
Capítulo 39: Turning Points
Capítulo 40: Nick's Epiphany
Capítulo 41: Nick Gives Some Advice To Roxy - Will She Take It?
Capítulo 42: I Was Invisible To Everyone
Capítulo 43: A New Year And Loosing The Plot
Capítulo 44: What To Do
Capítulo 45: Dealing With The Consequences
Capítulo 46: The Consequences
Capítulo 47: The Trial Of Lily Potter
Capítulo 48: Order of Merlin
Capítulo 49: Award Ceremony and Heartache
Capítulo 50: Sadness and exhaustion
Capítulo 51: The After Affects
Capítulo 52: The Aftermath
Capítulo 53: Recovering
Capítulo 54: Musing
Capítulo 55: One Potion Down
Capítulo 56: Times Changing
Capítulo 57: Harry's Second Potion
Capítulo 58: Information Moste Evile
Capítulo 59: The Committee and Conference
Capítulo 60: Conference
Capítulo 61: Partying, Slughorn and Going Home
Capítulo 62: Investigation
Capitulo 63: Not-So-Happy Birthday
Capítulo 64: Reactions and Consequences
Capítulo 65: Healing
Capítulo 66: Daunting News
Capítulo 67: Near Misses
Capítulo 68: Tense Conversations And Revelations
Capítulo 69: The Icing On The Cake
Capítulo 70: Releases, Holiday's & Searches
Capítulo 71: Holiday
Capítulo 72: A Peculiar happenstance
Capítulo 73: Hogsmeade, Horcruxes and Holidays
Capítulo 74: Horcruxes and Holidays
Capítulo 75: Holiday Fun
Capitulo 76: Joining The Dots
Capítulo 77: Back Home
Capítulo 78: Newts, Conversations and Surprises
Capítulo 79: Busier Than Ever & The Best Tip Off A Guy Could Get
Capítulo 80: Distractions And Successes
Capítulo 81: Operation Striker - Rescue mission
Capítulo 82: Conversations
Capítulo 83: Ministry and Helpful Information
Capítulo 84: Potions and Wills
Capítulo 85: Late Night Worries
Capítulo 86: Potter's decision
Capítulo 87: Uncertain Futures
Capítulo 88: The Truth
Capítulo 89: Unending Heartbreak
Capítulo 90: Concerns
Capítulo 91: Six Days
Capítulo 92: Father helps
Capítulo 93: It worked!
Capítulo 94: San Mungos
Capítulo 95: Pregnancy
Capítulo 96: Debriefed
Capítulo 97: Between dreams
Capitulo 98: American Visitors
Capítulo 99: Sirius visiting
Capítulo 100: Unicorn blood
Capítulo 101: Graduation
Capítulo 102: Quote with Dumbledore
Capítulo 103: Leaky Cauldron
Capítulo 104: Sanctuary
Capítulo 105: Surprise in childbirth
Capítulo 106: Grandfather? Potter
Capítulo 107: Baby Shower
Capítulo 108: Potion Hunter-Hector
Capítulo 110: Order of Merlin, first class
Capítulo 111: The Wedding
Capítulo 112: THE END

Capítulo 109: Two Months Later - Neville and Luna's Wedding Day

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By jenifersiza

-Realmente hemos dejado que sea demasiado tarde para conseguir un regalo para Luna y Neville, ya sabes-, logró jadear Harry desde donde yacía despatarrado sobre Severus en su nueva cama king-size jadeando y sudando por sus recientes actividades. Era muy temprano, pero estaban acostumbrados a levantarse a esa hora, a pesar de que los gemelos acababan de empezar a dormir toda la noche. Jacob había tenido razón, la primera noche había sido increíble, pero todas las noches desde entonces se habían despertado, estaban demasiado acostumbrados. Nueve de cada diez veces podían volver a dormir un rato, hoy no era una de esas. No es que fueran a poder holgazanear todo el día, ya que Luna y Neville se casaban hoy.

-Tú los conoces mejor que yo-, señaló Severus, que además era el padrino. Habían tenido una pequeña reunión en el Caldero Chorreante para una "despedida de soltero" hace unas noches, prefiriendo no esperar hasta la noche anterior a la boda real. Fleur había organizado una noche de chicas (despedida de soltera) para Luna en la misma noche, pero lo habían celebrado en su ala de la mansión Longbottom, pero planeaban mudarse a una de las otras propiedades una vez que volvieran de su luna de miel. Era mucho más pequeña (sólo cinco habitaciones) que la mansión Longbottom un día Neville probablemente volvería, después de la muerte de sus padres ya que era el heredero y era suya, pero podría acabar cediéndola a su hermano.

-Lo sé, lo he ido posponiendo, aún no sé qué regalarles... ¿Qué es lo apropiado para regalar a alguien cuando se casa?-. Preguntó Harry, estremeciéndose ligeramente mientras Severus limpiaba su desorden mágicamente.

-Antiguamente se les regalaba algo con su escudo, candelabros, cubiertos, copas, artículos de papelería-, intervino Severus tras unos segundos de silencio pensativo. -No creo que la gente se preocupe ya por artículos como esos, además creo que la gente que no los conoce tan bien como tú tendrá esas ideas. El regalo debe venir de ti, de lo que crees que debes regalarles, al fin y al cabo lo que cuenta es la intención-.

-Pensé en algo que tuviera que ver con Herbología, pero creo que es demasiado común, quiero decir que ya le he regalado tantas cosas que tienen que ver con eso... creo que me enojaría si sólo me regalaran cosas de pociones... y a Luna no le gustan las plantas tanto como a Neville, así que no es realmente factible-. Admitió Harry, acurrucándose más en el calor de la cama y de Severus. Quién sabía cuánto tiempo tenían antes de que los gemelos empezaran a despertarse para tomar sus biberones.

-¿Hay alguna actividad que ambos disfruten juntos?- Sugirió Severus, -Con la obvia excepción-, no quería oír hablar de la vida amorosa de Neville y Luna, muchas gracias.

-Cocinar, aunque Luna hace los platos más escandalosos- reveló Harry soltando una leve risa al recordarlo. -Neville se las arregla para calmar su exuberancia-, aunque sólo un poco.

-Lo tendré en cuenta-, haciendo una nota mental para inventar cualquier excusa que pudiera si alguna vez le invitaban a cenar con ellos, el cielo no lo permita.

Harry se rió muy consciente de lo que pasaba por la mente de su prometido. -No puedo darles dinero sin más, así que voy a tener que ir a buscar antes de que nos vayamos, sólo tengo unas horas-, se sentía tan avergonzado de sí mismo por dejarlo tan tarde y, peor aún, por no saber qué regalarles. También eran sus mejores amigos, pero no se le ocurría qué regalarles.

-Mantendré a los gemelos ocupados-, se ofreció Severus, o más bien declaró en realidad.

-De acuerdo-, Harry asintió con la cabeza; sería más fácil mirar a su alrededor sin un bebé inquieto al que todos querían arrullar con él. No es que le importara, excepto cuando tenía prisa, y hoy la tenía.

-Vamos entonces-, instó Severus a Harry a moverse, en menos de dos horas tendrían que estar listos y en la iglesia.

-Estoy demasiado cómodo-, se quejó Harry en voz baja, esto era agradable, sólo conseguir acostarse en la cama aunque fuera temprano. Incluso mientras se quejaba, se arrastró fuera de la cama, cogiendo un par de pantalones de la pila de ropa que aún no había sido guardada en el arcón al pie de su cama, donde la elfa doméstica probablemente lo había puesto para ellos. Habría utilizado la ropa de ayer, ya que sólo iba a llevarla durante una hora y luego sería el momento de vestirse para la boda, pero ya se habían ido, los elfos domésticos no perdían el tiempo. -Nos vemos pronto-, añadió Harry dándole otro rápido beso antes de obligarse a alejarse antes de que se calentara de nuevo, no podían dar otra vuelta, tenían demasiado que hacer hoy.

Severus se rió al ver el mohín en la cara de Harry, pero antes de que se diera cuenta, estaba recibiendo un saludo mientras Harry salía del dormitorio presumiblemente para ponerse la capa, coger la llave e ir al callejón Diagon en busca de los regalos de boda. No culpó a Harry por no querer salir de la cama, era tan temprano que la mansión aún estaba fría a pesar de que los elfos domésticos habían encendido los fuegos al despertarse. Unos instantes después sintió que los pabellones se movían con la aparición de Harry dentro de los pabellones, se oían suaves sonidos a través del cristal, parecía que los gemelos también se estaban despertando. Salió de la cama, cogió el albornoz, se puso las pantuflas y se dirigió a la habitación de sus hijos, con la esperanza de llegar allí antes de que los suaves sonidos se convirtieran en llantos y tuviera que atender a dos hambrientos al mismo tiempo, algo que ocurría con demasiada frecuencia.

Entrando en la habitación de los niños, se inclinó sobre la cuna de su hijo que se estaba despertando, Hunter, cuyo rostro se iluminó al verlo como siempre. Todavía hacía que algo en el corazón de Severus se apretara al verlo. Sus hijos, sus pequeños lo amaban incondicionalmente; no les importaba su aspecto, cómo era con los demás o lo que había hecho en el pasado. Mirando a Héctor, sólo para verle sonar un sueño, recogiendo a Hunter, lo dejó recostado contra su pecho mientras salía de la habitación, invocando no verbalmente el cristal del dormitorio y llevándolo consigo.

Apenas llegó a la sala de estar cuando Rose, su Ama de Casa le entregó una botella a la temperatura exacta. -Gracias, Rose-, dijo Severus mientras tomaba su asiento habitual, con su hijo a salvo en los brazos, que ya agarraba ansiosamente el biberón caliente.

-¿Quieres un desayuno completo o esperas a que vuelva el maestro Harry?-. Preguntó Rose con los ojos muy abiertos y serios.

-Esperaré hasta que Harry regrese, pero un café no estaría de más-, respondió Severus sin apartar la mirada del rostro apacible de su hijo.

-Rose lo hará-, dijo ella, alejándose para cumplir la orden de Severus.

Harry suspiró frustrado, ya llevaba dos tiendas buscando algo, cualquier cosa para regalar a Neville y Luna y no encontraba nada que le hablara de ellos. Justo cuando estaba a punto de rendirse, se fijó en una caja que había en una de las estanterías, se acercó, la sacó del estante y miró dentro. Era de metal, pesada y con un diseño extremadamente intrincado, con flores y pequeños ópalos en racimos en las esquinas, era única tal y como le gustaría a Luna. En la parte superior no estaba diseñado, ¿podría tener algo grabado?

-¿Puedo ayudarle con eso?- preguntó la dependienta, acercándose.

Harry puso los ojos en blanco, odiaba eso de algunas tiendas, y es que no te podían dejar en paz para decidir qué hacer o comprar sin que te interrumpieran los dueños o trabajadores de las tiendas entrometidos. -Creo que puedo arreglármelas-, respondió Harry con firmeza, deteniéndola en su camino. No estaba siendo horrible con ella; sólo dejaba claro que no quería que respirara por encima de su hombro. Guardando la caja bajo el brazo, se paseó por el resto de la tienda por si tenían algo que mereciera la pena, pero no tuvo suerte, parecía que el cofre era lo único que le llamaba la atención. Definitivamente iba a comprar la caja, que para ser sinceros parecía más bien un cofre en miniatura, ahora a decidir un grabado... ¿preocupado o de broma? No, de cuidado, el matrimonio no era el momento para bromas no creía.

-¿Haces grabados?- Preguntó Harry mientras se acercaba a la caja y colocaba la caja en el mostrador. Si no, estaba seguro de que podría encontrar algo en la Biblioteca Prince para ayudarle con eso.

-Eso puedo hacerlo-, dijo ella asintiendo con la cabeza, -Por sólo tres sickles extra-.

-Por supuesto-, murmuró Harry absteniéndose de poner los ojos en blanco, al fin y al cabo sólo eran tres sickles, además le ahorraba buscar en la biblioteca un hechizo que lo hiciera por él. -Escribe a Luna y Neville: Para siempre. Luego la fecha de hoy debajo-.

Harry la vio sacar su varita y comenzar a cantar en voz baja, y lenta pero seguramente, la escritura comenzó a aparecer en el cofre; poco a poco las virutas de metal cubrieron la parte superior hasta que el hechizo se detuvo. Ella movió la varita retirando los restos y dejando al descubierto las pulcras letras que había debajo. Miró su trabajo completamente satisfecha y asintió con la cabeza antes de levantar la mirada expectante.

-Estupendo-, le dijo Harry, -¿Cuánto cuesta?- Tenía más que suficiente en la bolsa de galeones que había sacado de Gringotts para comprar lo que necesitara hoy aquí. Más que suficiente para gastar en Luna y Neville en todo caso.

-Diez galeones y tres sickles, por favor-, le informó, haciendo sonar la caja registradora con la mano extendida.

Harry rebuscó en su bolsa sin siquiera pestañear al ver el precio, reuniendo rápidamente los galeones necesarios y entregándolos rebuscando en su bolsillo los tres sickles, estaba seguro de haberlos puesto allí desde una tienda anterior la noche anterior, y tenía razón, se los pasó antes de murmurar una silenciosa pero respetuosa despedida y salir del local. No estaba seguro de qué otra tienda visitar, no había muchas aquí, no comparadas con los mercados y tiendas de las ciudades americanas o egipcias. No estaba seguro de por qué Daniel y Alec querían quedarse aquí de vez en cuando; a veces estaba tan atrasado. Un par de librerías, tiendas de pociones, y el resto eran tiendas de segunda mano o de cosas raras.

Hablando de tiendas de segunda mano, entró en la de al lado y encontró algo enseguida, no mucha gente lo sabía pero a Luna y a Neville les encantaba beber Bourbon y Whisky de vez en cuando, cuanto más viejo mejor, de hecho. Los decantadores y vasos de cristal encerrados en una caja de gamuza azul eran absolutamente perfectos, al mirar el precio asintió pensativo, diecinueve galeones, seguramente treinta galeones era más que suficiente para alguien que se iba a casar. No tenía ni idea, no había visto a nadie casarse, era una experiencia totalmente nueva para él.

Encogiéndose de hombros, cogió el juego y se dirigió hacia él, se alegraba de haber conseguido algo. Se habría sentido como un pésimo amigo si hubiera entregado un cheque regalo o algo así, después de todo era uno de sus mejores amigos. Puso el dinero en el mostrador justo antes de que el tipo se lo pidiera, logrando apenas evitar un bostezo; se estaba cansando y sólo llevaba levantado, diría, una hora y media.

-Gracias-, dijo Harry, aceptando el paquete envuelto en papel marrón.

-De nada-, dijo el tendero con voz grave.

-Adiós-, dijo Harry mientras se daba la vuelta, sin molestarse en mirar qué más había disponible, ya había conseguido lo que quería. Colocó el paquete en la bolsa que había traído, uniéndose al gran cofre. Ahora podría volver a casa con su familia, a la que pertenecía.

O eso esperaba.

-Harry-, dijo una voz desgraciadamente familiar que sonaba aturdida.

-Hola, James-, dijo Harry con frialdad, mirando fijamente a su padre biológico, tendría que acostumbrarse a él por ese día, ya que estaba invitado a la boda de Luna y Neville gracias a Frank y Alice. No podía culparlos del todo ya que entonces habían estado unidos desde antes de que él naciera si las fotos eran una indicación. Incluso después de que todos tuvieran hijos, Nick y Roxy estarían en la mansión Longbottom todo el tiempo mientras él se quedaba solo. Al igual que Sirius y Remus estarían al lado de James.

-Um... ¿cómo estás?- preguntó su tono esperanzado. -¿Cómo están tus... hijos?- sabía sus nombres, Sirius los había compartido con él, pero no quería decirlos en voz alta por si Harry se enfadaba por saberlo.

Harry no pudo evitar la sonrisa inconsciente que apareció en su rostro con la mención de sus hijos, -Estamos bien-, le informó Harry, -¿Cómo le va a Nick con su aprendizaje?-.

-Ya no está de aprendiz, tiene un trabajo junior allí bajo bases de prueba, lo está haciendo muy bien-, le dijo James con una amplia sonrisa de orgullo en su rostro. -Está preparado para casarse con Susan Bones; pronto fijarán una fecha. A Roxy también le va muy bien en Hogwarts; sabes que no tiene nada que ver con lo que pasó... te echa de menos. ¿Sabes que nos recordó que no estabas cuando estábamos subiendo a Nick al tren para tus primeros años? A ella le importaba, todavía le importa, si puedes encontrar un espacio en tu corazón para ella... podría ayudarlos a ambos- era difícil creer que Roxy se graduaría pronto; al menos no planeaba establecerse pronto. Había conocido a tres de sus novios, desgraciadamente no había podido ahuyentarlos del todo pero parece que ella se conformaba con jugar al despiste y buscar una pareja realmente adecuada. No le gustaba pero había un momento en la vida de un padre en el que tenías que aceptar que tus hijos crecían.

Harry se limitó a mirarlo fijamente, no tenía derecho a sugerir siquiera una cosa sobre él, no sabía casi nada de él. Ya no sentía nada por los Potter, ni rabia, ni dolor y definitivamente ningún anhelo de que lo quisieran. Ahora tenía su propia familia, y era feliz, la particular lata de gusanos que tenía el nombre Potter pegado en ella estaba firmemente cerrada y seguiría estándolo. -Tengo que irme-, dijo Harry, y antes de que James pudiera despedirse, Harry se apareció. No iba a dejar que su buen humor se arruinara.

-¿Has encontrado algo adecuado?- Preguntó Severus, al ver que Harry se asomaba al salón. Normalmente tampoco lo hacían, normalmente aparecían en el salón, pero eso era porque no querían molestar a los gemelos, pero teniendo en cuenta la hora era obvio que estarían despiertos. El correo que había estado revisando antes de aparecer se olvidó temporalmente.

-Sí, espero que les gusten-, dijo Harry sonriendo, dejando su bolsa a un lado antes de levantar a Hunter de su silla, nada podía hacerle sentir mejor más rápido que abrazar a sus hijos contra su pecho.

-¿Qué les has comprado?- preguntó Eileen desde donde mantenía ocupado a Héctor, sus ojos oscuros observaban todo lo que le rodeaba. Los ojos de ambos se habían oscurecido considerablemente, aunque Harry sospechaba que Héctor se parecería a Severus en el color de los ojos y que Hunter adoptaría el suyo propio, verde pero un poco más oscuro que los verdes claros.

-Dos magníficos decantadores de cristal y cuatro copas de cristal, así como un baúl en miniatura con una inscripción-, les dijo Harry, -estaba pensando en añadir un bourbon y un whisky, pero no tengo tiempo de ir hasta el mundo muggle para conseguir lo realmente decente-.

-Nuestra bodega tiene exactamente lo que necesitas-, señaló Severus mientras leía una carta antes de dejarla a un lado, -Toma dos de ellas hazlo de mi parte y las reemplazaré solo no tomes nada de la alacena cerrada-, las de la alacena eran extremadamente raras, ni siquiera él quería desprenderse de ellas, se requeriría una ocasión muy especial para abrir esas botellas. No todas eran de Whisky o Bourbon, sino que muchas eran también de vino. De hecho, aquel armario albergaba una de las primeras botellas producidas de whisky de fuego que Ogden's había fabricado.

-Con eso bastará-, asintió Harry, al ver que su hijo se quejaba miró hacia abajo y encontró su chupete fuera de la boca, lo recogió y se lo volvió a meter en la boca.

-¿Quieres que te los envuelva?- preguntó Eileen dando unas palmaditas en la espalda de Héctor para calmarlo, con su rodilla sacudiéndose de vez en cuando. -Tengo más papel del que necesitaba para lo que decidí regalarles-, por supuesto la habían invitado, y no iba a rechazarla, eso sería extremadamente grosero, además le gustaban los dos por cómo habían apoyado a Harry cuando más necesitaba a alguien. Por eso tendrían su eterna gratitud.

-Aceptaré el papel-, dijo Harry tímidamente, -lo olvidé por completo, pero puedo envolverlos-.

-No tendrás tiempo si no te duchas y te vistes ahora-, comentó Severus, abriendo uno del Ministerio que, de alguna manera, había sido puesto en el montón de correspondencia no importante.

-Cierto-, concedió Harry mirando la hora; había estado fuera más tiempo del que había previsto.

-Maldito Ministerio-, Severus frunció el ceño al ver la carta en sus manos.

-¿Qué pasa hijo?- preguntó Eileen preocupada.

-Me dan otra Orden de Merlín de primera clase esta vez por servicios a la Magia-, hizo Severus una mueca, posiblemente la única persona que podía rechazar un premio tan prestigioso. Nadie había recibido ese premio desde que los fundadores obtuvieron uno por construir Hogwarts y dar a la comunidad mágica un lugar seguro. Los únicos que se habían acercado eran los que obtuvieron la Orden de Merlín de segunda clase por acabar con las epidemias que aplastaban a la sociedad de magos, como la de detener la viruela de dragon y otras similares.

-¡Oh, Severus!- Dijo Eileen, con los ojos llorosos, Merlín no podía estar más orgullosa de él. Sabía que armar un gran escándalo por ello tampoco sería del todo bueno. -No te jode esto, hijo; este es el legado que algún día dejarás a tus hijos, algo de lo que podrán estar inmensamente orgullosos. Estoy tan orgullosa de ti, después de todo lo que has pasado... este es sin duda el top tres de las cosas de las que estoy más orgullosa en mi vida, la primera es el día en que naciste, la segunda fue cuando aprobaste tu maestría en Pociones tan joven- se tragó el nudo en la garganta, sus ojos negros brillaban con lágrimas no derramadas.

Al ver a Severus abrumado, Harry se levantó colocando a su hijo en su silla, se acercó, apretándose a Severus y sólo dándole un apoyo silencioso. La pobre Eileen parecía demasiado abrumada por la emoción como para poder hablar. -¿Quieres ir a prepararte primero?- Preguntó Harry tras unos instantes de silencio mientras Eileen se recuperaba, no eran personas emocionales, pero a veces sus emociones les superaban y no podían manejarlas preferían reprimirlas. Le resultaba extremadamente difícil no cantar las alabanzas de Severus también, no pudo estar más agradecido cuando Severus asintió con firmeza, decidiendo que sí, que él iría primero.

Al ponerse de pie, Harry adelantó a su prometido utilizando la mano que tenía en la nuca e impulsándolo hacia él, dándole un largo y apasionado beso que transmitió todos sus sentimientos en un momento aceptable que Severus pudo aceptar. Harry tenía la sensación de que Severus estaba aturdido por el ofrecimiento del premio y no por el hecho de que se lo fueran a entregar. Necesitaría tiempo para ordenar sus propios sentimientos antes de ser bombardeado con los de ellos. Se separó de muy mala gana, cerrando los ojos y sólo apoyando su frente contra la de él. En apenas dos meses se casarían, entonces Severus sería suyo para siempre. Sonriendo con suficiencia, reclamó el asiento de Severus como propio y volvió a coger a su pequeño para cuando miró a la puerta, Severus ya se había ido. Volviéndose hacia Eileen se sorprendió por la expresión de intenso dolor en su rostro.

-¿Qué pasa?- preguntó Harry, con el ceño fruncido, sin saber por qué Eileen parecía tan dolida.

-Es nuestra culpa que Severus esté así, por qué no quiere tomar felicidad y satisfacción por lo que ha hecho-. Confesó Eileen con tristeza. -Nunca debí quedarme con Tobías, le hice daño a Severus por mi debilidad- porque no se creía capaz de hacerlo sola, porque tenía miedo, eran muchas las razones todas palidecían ahora sobre todo en lo que respecta a su hijo.

-No fue solo eso, lo sabes, fue ser un espía lo que hizo la mayor parte de ese daño- insistió Harry, y no lo decía solo porque amaba a Eileen realmente creía en sus propias palabras. -Incluso sin eso... algunas personas son incapaces de manejar las emociones, yo soy igual- solo que un poco mejor para mostrar las emociones que Severus porque no era tan viejo como él ni había pasado por tanto. -No te preocupes por eso, es orgulloso solo que no quiere que se haga un escándalo con él- rió irónicamente negando con la cabeza, besando la parte superior de la cabeza de su bebé.

-Lo intentaré- dijo Eileen en voz baja, pero sabía que nunca dejaría de preocuparse de verdad por Severus, o por Harry o incluso por los gemelos ahora que eran todo su mundo y si algo intentaba hacerles daño Merlín les ayudaría porque ya no era la misma chica débil que había sido entonces.

-Deberías prepararte-, sugirió Harry que sabía que las mujeres tardaban una eternidad en arreglarse y elegir qué ponerse, a Eileen le pasaba lo mismo. Casi había llegado tarde a la reunión del Ministerio que celebraba su primera clase de la Orden de Merlín para la Poción de Eileen. Se había visto muy bien vestida, sobre todo teniendo en cuenta que él no estaba acostumbrado a verla con trajes de noche. -Estaré bien con ellos sola, ya sabes-, añadió burlonamente.

-Ven entonces pequeño, vamos a ver a papá-, dijo Eileen entregando con cuidado al pequeño a su papá. Harry era papá por el momento y a Severus le solían llamar papá, era lo único que se les había ocurrido. Harry no iba a querer que le llamaran mamá después de todo y portador no era un término adecuado para que tus hijos te llamaran así que por ahora era lo que habían decidido.

-¡Eileen estás absolutamente encantadora!- chilló Fleur encantada cuando la familia Prince hizo su aparición en el lugar, acercando a la anciana para abrazarla, completamente exuberante como dama de honor, estaba haciendo que todos se sintieran muy bienvenidos. Eileen llevaba un hermoso vestido marrón que le llegaba a las rodillas, con lentejuelas que adornaban un diseño antiguo que de alguna manera no deslumbraba del todo a quien lo miraba. Si uno se fijaba bien, descubriría que, en realidad, estaba diseñado como una serpiente que envolvía el vestido con la cabeza en la parte superior del hombro izquierdo. Su pelo de color sal y pimienta estaba liso y recogido en un moño con un sombrero colocado encima del moño, era una tradición muggle y ella deseaba hacerlo sin destacar demasiado, así que el sombrero era muy pequeño, apenas mucho más grande que el propio moño.

-¡Gracias, cariño, tú también estás impresionantemente elegante!- Dijo Eileen, el vestido de Fleur era de raso plateado, abrazaba su figura muy cómodamente y la hacía lucir aún más hermosa que nunca a juzgar por las miradas que su prometido Gary le lanzaba desde donde estaba sentado, a él también le parecía así.

-Hola, Severus, Harry está con Neville pero seguro que no tardarán en salir-, saludó Fleur a Severus, agachándose para ver a los gemelos, una gran sonrisa casi le partía la cara en dos mientras les hablaba en su cochecito. -¡Se ven tan lindos!- agregó a Severus, ambos estaban vestidos para el día con camisas, pantalones de vestir y capas, diablos guapos que hacían nada podía hacerlos ver menos adorables.

-¿Verdad que sí?- Dijo Eileen casi arrullando ella misma sobre ellos.

-Gracias-, dijo Severus, sus labios se movieron con suficiencia, estaba más orgulloso de ellos que de cualquier otra cosa en su vida.

-Ya casi vamos a empezar, ¿por qué no toman asiento? Yo me voy a ver a Luna otra vez!- Les dijo Fleur, alejándose rápidamente, con suerte sus ojos llorosos se habrán secado, Xenophilius la había hecho estallar en lágrimas de felicidad diciendo lo orgullosa que estaría su madre, y lo mucho que se parecía a ella, sobre todo con su vestido de novia, le había pedido un momento a solas con su hija así que había salido para hacer precisamente eso. Debía ser un día tan agridulce, no podía imaginar que su propia madre no estuviera aquí para su gran día.

Saludó a los que escuchó decir su nombre, pero no se detuvo a hablar con ellos; finalmente se alejó de la multitud principal y entró en el vestíbulo. Una vez que estuvo en las puertas dobles, tocó un poco vacilante, no deseando perturbar su momento, pero la voz de Luna sonó con fuerza dentro diciendo -Entra, Fleur-.

-¿Está todo bien ahora?- Preguntó Fleur, entrando con brusquedad, asintiendo con la cabeza en señal de aprobación cuando vio que su maquillaje había sido corregido. Su vestido había sido el de su madre, era blanco como los vestidos de novia tradicionales, pero Luna le había dado sus propios toques, haciéndolo único sin alterar ni un poco el vestido. Llevaba su collar de corcho, algo antiguo, y algo que ella y su madre habían hecho cuando era una niña, una de las últimas cosas que había recibido de su madre antes de que muriera. Llevaba un par de pendientes azules, Harry se los había regalado, y tenían forma de media luna idéntica al par de ópalos que Harry también le había regalado al mismo tiempo.

Y alrededor de la cintura había algo en lo que Luna había trabajado mucho, por su cuenta, decidida a conseguirlo. Un cinturón atado con margaritas, con seis o siete cabezas de flores de luna que se deletreaban justo cuando estaban en plena floración, unidas a los tallos de las margaritas, lo que hacía que una maravillosa fragancia flotara a su alrededor, con una pluma de lechuza aquí y allá que se sumaba a su encanto único que era singularmente Luna. Sobre su cabeza rubia, como un halo, había otra mezcla de coronas de margaritas, flores de luna y un surtido de cosas que Fleur no podía identificar, pero que olía divinamente. Luna también llevaba el pelo enrollado, y en sus pies había unos sencillos zapatos blancos planos.

-Tengo algo para ti, lo vi hace semanas y no pensé nada hasta que te vi haciendo esto y esto-, Fleur señaló el cinturón y la pequeña aureola que se había hecho. Eran dos personas diferentes, cuando conoció a Luna no pensó que sería capaz de tolerar a la chica, que era tan extraña para ella. Sin embargo, una vez que se abrió como la flor de la luna... por fin había encontrado una amiga, que sí, tenía deseos diferentes a los suyos, pero Luna era inteligente, dotada, hermosa, cálida y siempre, siempre acudía a una amiga necesitada. -Puede ser tu algo nuevo-, aunque los pendientes de Harry probablemente contaban, nada coincidía en joyería pero a Luna no le importaba... y a Fleur por qué le gustaba Luna o lo que era, no lo que llevaba. Sacó el estuche de su bolso y abrió el cierre y se abrió de golpe. En su interior había una pulsera de plata con cadena de margaritas. -Tenía que traerte esto; ¡creo que va bien con el resto del conjunto! ¿No crees?-.

Luna sonrió casi misteriosamente. -Es perfecta-, dijo mientras Fleur la cogía.

-¿Lista para salir?- Dijo Fleur, mientras lo ataba al brazo de Luna dando un paso atrás para inspeccionarla por si había algo raro. -Estás absolutamente impresionante, Luna, ¡la mandíbula de Neville va a caer cuando te vea!-.

-¡Ese es el plan!- Luna soltó una risita, apareciendo un rubor en su rostro, no recibía cumplidos muy a menudo, y menos por sus trajes.

Un golpe en la puerta los interrumpió. -Ya está todo el mundo en su sitio-, se escuchó a través de la puerta por una voz desconocida debía ser la coordinadora del evento.

-Nos vamos ya-, dijo Fleur, instando a Luna a salir de la habitación, cogiendo su ramo de flores mixtas, pero sin ir demasiado rápido, mientras caminaban hacia el extremo opuesto del pasillo donde Xeno la esperaba radiante con el pelo recogido y con un atuendo de mago apropiado para la boda. Camisa blanca, pantalón negro de vestir, chaleco negro con una capa sobre el cuello y los hombros y zapatos negros de vestir. Llevaba una flor lunar pegada al chaleco, algo que Luna había insistido en que llevara. Fleur asintió y las puertas se abrieron y ella salió a la vista, con ambas manos agarrando el ramo se paseó por el pasillo sonriendo a la gente que estaba aquí para celebrar el gran día de Luna y Neville. Varias personas empezaron a tomar fotos, antes de que ella llegara a la cima, y se hizo a un lado, mirando hacia abajo esperando que Luna y su padre hicieran su gran entrada.

Y la entrada se produjo, una música suave y melosa tocada por un arpa de espelta en un lateral de la sala cuando Luna y su padre entraron en ella. Todo el mundo se puso de pie como un solo hombre, tomando fotos, Frank y Alice observaron con lágrimas corriendo por sus rostros, el orgullo y la gratitud escrita en sus rostros, sabían lo afortunados que eran de estar aquí para este maravilloso día, todos y cada uno de los días que estaban aquí en realidad. Su hijo menor se encontraba junto a ellos, con Roxy, que llevaba un vestido amarillo.

Una vez allí, Xeno colocó la mano de Luna en la de Neville casi abrumado por la emoción, ahora le tocaba a otro cuidar de su pequeña. Al menos sabía que Neville podría darle todo lo que ella podría esperar tener, seguridad, un hogar, dinero y lo más importante, amor. Podía ver que Neville adoraba el suelo que pisaba su hija, y por eso esto era soportable. Apretó las manos de ambos, dándole a Neville una advertencia sin embargo, más le valía cuidarla antes de hacerse a un lado, parándose junto al mejor amigo de Luna y padrino de Neville, Harry.

-Queridos hermanos estamos aquí reunidos hoy para unir a este hombre y a esta mujer en sagrado matrimonio- y con eso todos se sentaron, listos para observar la boda, se escuchó un ocasional resoplido. -Para entrelazar siempre sus vidas, creciendo y floreciendo como una sola hasta que sus almas se unan como una sola para toda la eternidad-, habló la suave voz del Ministro, vestido completamente de negro.

Neville sólo tenía ojos para Luna, había sido así desde que ella apareció por primera vez en la puerta, no tenía ni idea de lo que elegía, lo había mantenido como un secreto muy bien guardado, incluso trabajando en ella en la casa de su infancia, y dejándola allí. Ella era absolutamente impresionante, y él por fin estaba controlando su respiración. ¿Quién habría pensado que tendría esta suerte? Ella era su roca, su todo, la amaba hasta la luna y de vuelta.

-Si alguien tiene alguna razón por la que esos dos no deberían estar unidos en santo matrimonio, que hable ahora o calle para siempre-.

Como era de esperar, todo el mundo permaneció en silencio, con algún que otro resoplido de los orgullosos padres.

-Luna, ¿aceptas a este hombre como tu esposo, para amarlo, consolarlo, cuidarlo, honrarlo y permanecer fieles hasta que la muerte los separe, hasta que se encuentren en la otra vida?- cuestionó el Ministro.

Luna no apartó sus ojos de los de Neville mientras hablaba con seguridad: -Sí quiero-, declaró con orgullo.

-Neville, ¿aceptas a esta mujer como tu esposa, para amarla, consolarla, cuidarla, honrarla y permanecer fieles hasta que la muerte los separe hasta que se encuentren en la próxima vida?- preguntó entonces el Ministro a Neville. Los magos creían plenamente en la reencarnación y en tener una sola alma gemela.

-Yo sí-. Declaró Neville casi con suficiencia.

-¿Y todos ustedes, como testigos, harán todo lo posible para asegurarse de que hacen todo lo posible para mantener a estos dos en su unión?- el Ministro miró entonces al mar de gente feliz que estaba allí para verlos unidos en matrimonio.

-Lo hacemos-, respondieron solemnemente como uno solo.

El ministro les dio a Neville y a Luna una rápida inclinación de cabeza, dándoles el visto bueno para los votos. Harry se adelantó, dándole a Neville el anillo, que casi se le cayó torpemente pero Harry salvó el día, y evitó que se pusiera la cara roja de vergüenza. Neville le dirigió una tímida mirada de agradecimiento antes de volver a mirar a Luna.

-"Me siento atraído por ti como una flor por el sol: eres la fuerza imparable de la naturaleza, intemporal en la sinceridad, inquebrantable en tu devoción. Eres mi suave brisa de verano, fuerte como las raíces de una secuoya antigua, hermosa como un arco iris brumoso; eres la única mujer en este ancho mundo para mí. Es en este día que juro apreciar tu bondad, tu aguda inteligencia, tu gentil alma mientras ambos vivamos. Es este día el que recordaré para siempre cuando nos leamos en voz alta el uno al otro en las noches frías, cuando paseemos por el bosque prohibido de la mano y cuando pedaleemos codo con codo hacia todos los atardeceres que vendrán con risas y alegría para iluminar nuestro camino. Es en este día cuando me entrego por completo a ti y tú a mí a cambio de toda una vida de aprendizaje, de amor y, sobre todo, de felicidad. Para mí, el amor no hace girar el mundo. El amor es lo que hace que el viaje valga la pena y tú, Luna, lo haces. Eres mi roca, como yo prometo ser la tuya en los momentos de necesidad y este anillo te ayudará a recordarlo"-. Dijo Neville, ahogado por la emoción mientras desnudaba su alma a la que pronto sería su esposa. Los ojos de Luna brillaron ante su declaración, cómo lo amaba por esto. Deslizó el anillo en el largo y delicado dedo de Luna, ella era suya ahora, para siempre. La magia se encendió ligeramente, atándola en su palabra.

-"Hoy prometemos dedicarnos completamente el uno al otro, con el cuerpo, la palabra y la mente. En esta vida, en cualquier situación, en la riqueza o en la pobreza, en la salud o en la enfermedad, en la felicidad o en la dificultad, trabajaremos para ayudarnos mutuamente de forma perfecta. El propósito de nuestra relación será alcanzar la iluminación perfeccionando nuestra bondad y compasión hacia todos los seres sensibles, grandes y pequeños, que encontremos en nuestros viajes. Eres mío, como yo soy tuya, para siempre y siempre te amaré y te doy este anillo como símbolo de ese amor"-. Dijo Luna sonriendo, sin prestar atención a los soplidos y olfateos; rápidamente aceptó el anillo de Fleur que parecía a punto de romper a llorar ella misma. Se había emocionado mucho con las palabras de Neville. Luna deslizó el anillo en los dedos verdes de su ahora marido, hoy en sentido figurado, por supuesto.

-Qué hermosos votos, Severus-, dijo Eileen ahogándose de felicidad mientras sonreía a la pareja.

Severus no los miraba del todo, no, miraba a Harry. -Efectivamente-, dijo, hace unos años se habría mofado de tan patética muestra de emociones. ¿Ahora? Los comprendía de una manera que nunca se había permitido esperar. Pondría su alma en el suelo sólo por ver a Harry mirándole como lo hacía Luna con Neville con tanto amor y devoción. Tal vez se estaba haciendo viejo, pero tener una familia le estaba cambiando de una manera que nunca había creído posible. Tal vez cuando les tocara estar allí arriba, debería hacerle saber a Harry lo mucho que lo amaba, desnudar una parte de su alma, aunque fuera un poquito para que no se confundiera lo que sentía, pero sin momentos ñoños, como Harry había exigido y él cumpliría su palabra. Sabía que Harry había dicho eso porque sabía cómo era él y que no era de los que se soportan y se hacen vulnerables.

-Ahora que Luna y Neville han compartido sus solemnes votos con nosotros hoy, con la unión de las manos y la recepción de los anillos de unión, los anuncio ahora como marido y mujer, unidos para siempre que nadie ni nada los separe- dijo el Ministro en voz alta, sonriendo a la pareja de recién casados, -Ya puedes besar a la novia- le dijo a Neville.

Y en el momento en que la pareja se besó, los vítores, los silbidos y las felicitaciones comenzaron a rodear ruidosamente la sala. Severus miró automáticamente a los gemelos ante el fuerte ruido, pero se calmó cuando recordó los hechizos silenciadores alrededor de la calesa, que impedían que cualquier ruido les molestara pero que podrían escuchar si los gemelos los necesitaban. Volviendo a mirar hacia arriba, vio a Neville y a Harry abrazados, seguidos por los demás del apretado grupo.

Bueno, era la hora de la comida, lo cual era bueno, en realidad tenía bastante hambre, y ni él ni Harry habían comido mucho de sus desayunos esta mañana. Habían estado demasiado ocupados como para almorzar, aparte de comer un sándwich rápido, justo cuando uno de los gemelos se puso inquieto mientras él mecía el cochecito de un lado a otro tratando de calmarlo un poco, y funcionó, afortunadamente. Esperó que se quedaran contentos hasta un poco más tarde.

-¿Listos para ir al restaurante?- Preguntó Harry una vez que estuvo lo suficientemente cerca, frotando su brazo tranquilamente, con una brillante sonrisa en su rostro.

-Por supuesto-, Severus asintió con la cabeza.

-Bueno, si quieres esperar unos momentos podemos ir con Neville y Luna, el Traslador se activará pronto-. Les dijo Harry tanto a Severus como a Eileen, mientras se apoyaba en Severus en una muestra de soledad y solo deseando estar cerca de él.

-Probablemente sea lo mejor-, asintió Severus; no le apetecía casi ser pisoteado por la gente. Observó cómo James Potter y Roxy salían por la puerta doble, antes de que todos se dirigieran al grupo principal que utilizaría el Traslador para llegar al restaurante. -Felicidades a los dos-. Informó Severus a Luna y Neville una vez que estuvo lo suficientemente cerca mientras Eileen los abrazaba con lágrimas en los ojos diciendo que sus votos matrimoniales eran los más sentidos que había escuchado y que se veían guapos y hermosos.

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