Je T'Aime, París

By MELINAR31

7.7K 496 135

Después de tantos años anhelando conocer la ciudad del amor, París cumple su sueño de viajar a Francia para c... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
EPÍLOGO

CAPÍTULO 7

370 28 4
By MELINAR31

Pongo mi cabeza en orden después de estar pensando y analizando. Estoy empezando a ver cosas donde no las hay, pero bueno, ya saben que usualmente las mujeres lo pensamos todo… absolutamente todo, así que mejor le pongo un “stop” a la maquinita que tengo en mi cabeza y decido seguir disfrutando de este día.

Llegamos a un muelle que contiene carteles de tela con la frase “Vedettes de París” donde observo un grupo de turistas esperando en fila. Nos detenemos con ellos y abrazo la cintura de Elliot, provocando que él también lo haga.

Se acerca y me da un beso en la cabeza, exactamente sobre mi boina de lana y mi cabeza comienza a trabajar de nuevo.

“¿Dónde están las vedettes?”

–Ya las vas a conocer– dice de repente Elliot.

–¿Ah?

–Las vedettes, ya las vas a conocer. Hasta aquí escucho la pregunta que tienes en mente.

“¡Ja! Si supieras todo lo que pasa por mi mente te sorprenderías.” Sonrío por mi pensamiento, cuando en eso escucho el sonido fuerte de una bocina.

Me separo un poco de sus brazos y veo que un hermoso barco se acerca al muelle.

–Te presento a las Vedettes de París– dice Elliot en mi oído.

Me quedo impresionada al ver como el barco se acerca lleno de turistas y parejas abrazadas que vuelven de dar un paseo por el Sena.

Hacemos fila para podernos subir a la barcaza de dos niveles y comienza el recorrido.

Un elegante capitán va al frente conduciendo la máquina, y rodeados de una clásica y hermosa música francesa subimos por las escaleras para sentarnos en los cómodos asientos que han sido ocupados por las personas que estaban esperando junto a nosotros.

El barco comienza su recorrido y me dejo llevar por este inesperado paseo sobre las aguas que nos rodean.

Esta es una nueva perspectiva de París.

Sorprendida observo los monumentos y las construcciones mientras que una voz femenina comienza a sonar, explicándonos lo lugares por los que vamos pasando. Esta primero suena en francés y luego es traducida tanto en inglés como en español, haciendo que pueda comprender con mayor facilidad la explicación.

Pasamos al lado de la Torre Eiffel y la estructura se mira intimidante desde esta perspectiva y conforme continúa la navegación, nos encontramos con algunos lugares como la Academia Francesa, el puente Alejandro Primero, el hospital Militar, el museo del ejército y por la cúpula de una iglesia donde se encuentra la tumba de Napoleón tercero.

Durante todo el recorrido, Elliot me lleva abrazada dejando que la ciudad continúe mostrándose ante mi de una forma diferente y romántica.

Las fotografías no pueden faltar en ningún momento, y por momentos me alejo de todo para besarlo. Su compañía me hace sentir llena, tranquila, cómoda. A su lado me siento feliz y con la libertad de ser yo misma.

Cuando regresamos después de aproximadamente 45 minutos, le pido que  nos tomemos una fotografía de recuerdo en el muelle y luego continuamos caminando a pasos lentos.

–¿Y te gustaron las vedettes?

–Han sido las vedettes más hermosas que he visto en mi vida– respondo  con plena seguridad y sonriendo.

–¿Te las imaginabas así?

–Para nada, de hecho, no creí que fueran tan románticas.

Se ríe ante mi comentario y lo acompaño ante el gesto.

–Te dije que te iban a gustar.

–Gracias por traerme Elliot, nunca imaginé vivir esta experiencia. Pero... ¿sabes qué es lo que más me ha gustado?

–¿No?

–Haberlo vivido contigo. Este paseo no hubiera sido lo mismo si lo hubiera hecho sola, así que gracias por traerme y también por ser parte de este momento.

No responde nada, pero se detiene y me acerca a él para darme un beso y luego otro en la punta de mi nariz.

–A mi también me gusta estar viviendo todo esto junto a ti. No sé donde has estado todo este tiempo, pero sea cual sea la razón, sé que ha valido la pena esperar.

Si Elliot pudiera ver la cara de idiota que tengo en este momento, se daría cuenta que siempre logra dejarme muda ante sus palabras. Todo lo que me dice hace que mi corazón lata a mil por hora y sienta maripositas volando en el centro de mi estómago.

Lo observo como si fuera un dios. Él me hace sentir de una forma tan peculiar que no tengo manera de describirlo.

–¿Sucede algo?– pregunta extrañado ante mi silencio.

–No, sólo me preguntaba si acá existe alguna escuela donde los hombres se inscriben para aprender a decirle cosas tan bonitas a las mujeres.

Una hermosa sonrisa adorna su rostro.

–Pues tendríamos que buscarla, aunque creo que tengo esa escuela frente a mi porque eres tú la que despierta mi lado romántico y hace que diga esas cosas. Eres tú la que me inspira París.

Esta vez soy yo la que rodea su cuello y lo besa.

No me canso de sus labios, no me canso de su aliento ni de su piel. Nuestros cuerpos se acoplan de una forma tan perfecta cuando estamos juntos  que creo que cualquier escultor daría lo que fuera por tallarnos en piedra.

Él me pega más a su cuerpo y abre un poco más su boca. Mi lengua traviesa entra en ella y comienzo a degustar su sabor. Un sabor dulce y cálido inunda todo mi ser y el calor se va apoderando de mi.

Nuestras respiraciones comienza a cambiar poco a poco mientras vamos incrementando la intensidad del beso. Por momentos se separa y pasa la punta de su lengua por mis labios y luego se apodera de ellos nuevamente.

Respondo ante cada uno de sus movimientos. Me siento completamente perdida, hipnotizada por su forma de besar. Una forma que definitivamente no conocía y creo que conforme pase el día iré descubriendo más.

Un lento y profundo suspiro sale del interior de mi pecho mientras continuamos besándonos y hace que él se separe despacio.

No abro mis ojos, los tengo cerrados mientras todavía siento su proximidad.

–¿Estás bien?– pregunta casi en un susurro.

–¿Mmmmmm?– gesticulo con ensoñación. Quiero que me siga besando.

–¿Todo bien París?

–Perfecto– respondo abriendo poco a poco los ojos para encontrarme con su rostro cerca al mío. –Cuando me besas haces que me olvide de todo.

–Lo mismo digo. No quisiera dejar de besarte nunca.

–Pues no lo hagas entonces– contesto acercándome para seguir con nuestro asalto de labios, pero al ratito se separa nuevamente.

–Yo no tendría ningún problema en dejar de hacerlo, pero el tiempo se nos va a ir y no podremos seguir con los planes señorita, además quiero que vayamos a otro lugar.

Se separa más de mi y me abraza para continuar caminando.

–Y ¿a dónde vamos ahora?

–Pues ya que hemos ido a desayunar a un restaurante, también seria bueno que conozcas otro tipo de comida francesa que, si bien no es la más elegante, es la más deliciosa.

– Me gusta la idea...

– Entonces imagino que no te molestara comer en la calle. Si no quieres sólo dímelo.

–¿Qué?... Te informo que estás frente a una mujer amante de la comida callejera.

–¿Tú?

–Ajum. Siempre he considerado que la calle le da un sabor diferente a la comida y por eso es tan rica.

–Estoy completamente de acuerdo contigo.

–Perfecto, ahora dime ¿Qué comeremos?

–Te llevaré a comer el mejor pan bagette que hayas tenido en tus manos.

–Mmmm eso suena muy bien.

–Bien es poco. Te va a encantar, te lo puedo asegurar.

–Confío en ti Elliot, y créeme que a donde me lleves estaré bien porque lo estoy viviendo contigo. Tu compañía es el mejor regalo de este día.

–¿En serio te conformas con eso?– pregunta extrañado.

–Eso no es conformarme, es decir la verdad.

–Gracias por considerarme un regalo– dice con un tono de nostalgia en su voz.

–Créeme que te has convertido en el mejor regalo de mi vida.

–Harás que me lo crea.

–Pues créelo porque te lo estoy diciendo en serio. No me hubiera importado quedarme todo el día en un parque o en el lobby del hotel. El estar junto a ti es lo que hace mágico todo.

Veo que se queda pensativo. No responde ante mis palabras y eso me preocupa, sin embargo no lo presiono. Veo que él necesita espacio y se lo estoy dando, pero no entiendo su inseguridad y esa lejanía que se apodera de él por momentos.

–¿París?

–¿Sí?

–No te molesta… o... ¿no te incomoda que no pueda verte? ¿no te molesta estar al lado una persona incompleta?

–¿Incompleta?– pregunto deteniéndome –¿dónde está esa persona?

–París…

–Escúchame bien Elliot. No vuelvas a decir eso. Eres un hombre increíble, bondadoso, divertido y talentoso. Eres la persona más completa que he conocido y haces que yo me sienta de la misma forma. Me haces soñar despierta con tus palabras, con tu presencia, con tu tacto, y sé que puedes ver.

Veo que se queda sorprendido ante lo que le acabo de decir pero continúo.

–Sé que puedes ver porque ves con los ojos del corazón. Una vez me lo dijiste ¿no? y cada minuto que comparto contigo me demuestras que es cierto. Ves más allá de mi cuerpo o de mi rostro. Puedes ver mi alma Elliot. Mi alma se muestra completa ante ti de una forma increíble. Me siento libre contigo, así que no vuelvas a decir que estás incompleto ¿ok?

Asiente con la cabeza y deja salir un suspiro.

Le tomo la mano para seguir caminando pero me detiene de nuevo.

–París yo…– se detiene de nuevo y al verlo me doy cuenta que tiene una lucha interna, como si quisiera decirme algo importante –tú también me haces sentir así. Estás haciendo que me vuelva a sentir como hace mucho tiempo no me sentía.– Toma mi rostro con sus manos y me da un pequeño beso. –Gracias por completarme– otro beso –gracias por llenarme­– un beso más –gracias por haber hecho este viaje y por haberte aparecido en la plaza esa tarde.

Esta vez soy yo quien lo besa por unos cortos segundos.

–No me des las gracias Elliot. Esa tarde fue tu alma la que me llamó, porque eso es lo que haces con tu música, dejas que todo lo que habita en ti salga como un ave Fenix. Fue por eso que me acerqué, porque sentí que cada nota tomaba vida a mi alrededor, así que si hay alguien a quien debes agradecer es ti mismo, porque gracias a lo que transmites con tu música hiciste que tu alma fuera a buscarme y me llevara hacia ti. Y ahora jovencito…­– digo cambiando mi tono para relajar el ambiente –debo informarte que mi estómago estará más agradecido en este momento si lo llevas a disfrutar de ese pan bagette del que me hablaste.

Esa sonrisa que ya extrañaba aparece en nuevamente y me siento tranquila porque ese era mi objetivo.

–Pues bien señorita, vamos a disfrutar de ese manjar para que su estómago también esté agradecido.

Me toma la mano nuevamente y después de decirme por donde debemos ir, comenzamos a caminar hacia aquel punto ubicado en el metro, donde el mejor pan bagette nos espera para culminar la primera parte de nuestra cita.

Continue Reading

You'll Also Like

456K 35.3K 54
El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock. Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que...
36.3K 2.8K 11
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
65.5K 3.1K 45
donde juanjo es un chico que se niega a enamorarse otra vez o donde martin se enamora de su nuevo amigo
604K 26.3K 46
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...