-Buenos días, Siri-, dijo Remus en voz baja al entrar en la cocina y tomar asiento, bostezando cansado, acababa de ser luna llena y estaba francamente agotado. Siempre lo estaba después de una noche de correr de un lado a otro, aunque ahora estaba mucho mejor de lo que nunca había estado debido a los retoques hechos en la poción de acónito. Sirius siempre estaba con él, pero siempre parecía tan... despierto a la mañana siguiente de la noche de luna llena, incluso cuando estaban en Hogwarts. Como ya nadie usaba Grimmauld Place, tenía libre acceso al lugar cuando estaba en forma de lobo. Se quedaron la mañana siguiente antes de dirigirse al nuevo piso que habían comprado una vez que supieron con certeza que los peligros habían pasado.
-Buenos días, ¿cómo te encuentras?- Inquirió Sirius como siempre preocupado por su amante después de la luna llena.
-Estupendamente-, dijo Remus reflexionando, -¿O es que dudas de las habilidades de Harry en pociones?-, añadió burlonamente.
Sirius ordenó: -Nunca lo he hecho, de lo contrario no habría probado su poción animaga-, era increíble poder convertirse en otros animales, pero la mayoría de las veces se mantenía en su negro sombrío por costumbre. Sin embargo, cada vez que se convertía en otra cosa, en las ocasiones en que lo hacía, le parecía increíble que fuera capaz de hacerlo sin problemas. No, nunca dudó de Harry cuando se trataba de sus pociones, realmente era un genio.
-¿Sabes algo de él últimamente?- Preguntó Remus que no lo habían visto en unos meses.
-Sí, sus cartas son extremadamente alegres, no es propio de él en absoluto, sigue añadiendo que se alegra de poder volver a preparar pociones... ¡aunque no sé muy bien por qué!- Sirius parecía desconcertado por esto. -Tal vez Snape no le permitió volver al laboratorio después de su accidente... pero estoy bastante seguro de que elaboró pociones después del incidente-.
-¿Tal vez ha estado demasiado ocupado? Tuvo que matar a alguien para sobrevivir, y con lo fuerte que es Harry... no debe haber sido fácil-. Señaló Remus sombríamente.
-Sí, muy cierto-, contestó Sirius con gesto sombrío, mientras le servía a Remus el café como a él le gustaba, extra fuerte sobre todo esta mañana y se lo deslizaba. -Aun así, cada vez que me pongo a hablar con él por Floo parece cansado y eufórico-.
-Hmm-, murmuró Remus sin compromiso. -¿Ya ha llegado el periódico?- miró a su alrededor con curiosidad, pero no lo vio.
-No, te has levantado diez minutos antes de tiempo-, respondió Sirius con prontitud, sin necesidad de mirar la hora. -Aunque normalmente duermes unas horas más, hoy debes sentirte muy bien-.
-Así es-, dijo Remus, -Cada mes que pasa... no puedo creer que tuvieran razón-, se sentía como un idiota pero también sabía que no habría cambiado nada.
-¿Qué quieres decir?# Sirius frunció el ceño sin seguir la cadena de pensamientos de Remus.
-La poción que tomaba antes... me envenenaba, por eso cada mes era tan duro, sin tomarla las transformaciones son mucho más fáciles, cada mes se vuelve más y más... simplemente no hay palabras para describirlo- terminó irónicamente, negando con la cabeza. -Harry y Don trataron de decírmelo, pero me negué a escuchar, es en parte por lo que la comunidad de hombres lobo de aquí no me soporta-, pensar que pasó tantos años convenciendo a otros en el extranjero de tomar la poción... que los estaba matando lentamente le horrorizaba realmente. Ellos habían sabido lo que él había ignorado.
-No todos te odian-, le defendió Sirius con vehemencia.
Remus se limitó a sonreír con amargura, Sirius no sabía lo que había pasado para intentar poner a los hombres lobo de su lado. La palabra clave era intentar ya que había fracasado estrepitosamente, de hecho nadie sabía lo mal que había ido cada reunión, le daba demasiada vergüenza informarles, ni siquiera Dumbledore. Se limitó a dar una versión embellecida y lo dejó así, temiendo que le preguntaran de nuevo, cosa que hizo una y otra vez. Por suerte los hombres lobo no se relacionaban con los magos, así que nunca lo descubrieron. -¿Cómo está Nick?- Remus cambió totalmente de tema, NO quería pensar en eso así que la mejor solución posible era sacar el tema de los ahijados de Sirius, siempre lo distraía.
-Le va muy bien, está disfrutando de su nuevo aprendizaje, se le trata con justicia y Nick parece disfrutar de ello. Creo que va a proponerle matrimonio a Susan, últimamente lo menciona con más frecuencia. Le he ofrecido una de las joyas de la caja fuerte de los Black, tuve que convencerle de que tenía derecho a ella, ya que su abuela había sido una Black. También añadí que Susan se merecía algo más que un anillo barato que le llegara, así que va a organizar una visita pronto-. Dijo Sirius, -Aunque quiere presumir de su apartamento, o mejor dicho, del apartamento que Harry le regaló permanentemente-.
-Creo que nunca lo entenderé-, admitió Remus sacudiendo la cabeza divertido. -Quiero decir que un minuto puede sonar tan duro y frío al siguiente simplemente se da la vuelta y hace algo insondable, ¿alguna vez Nick entró en detalles?- había querido preguntar la última vez pero sinceramente se quedó sin palabras.
-Nick tampoco dijo mucho, ahora que lo pienso-, admitió Sirius, -Sólo que se conocieron y bueno obvio el piso es el resultado de eso-.
-Ah-, dijo Remus, -Si le dio un piso entonces es seguro decir que obviamente han resuelto sus diferencias al menos...-
-Tal vez-, dijo Sirius sin estar del todo de acuerdo o en desacuerdo. -¿Crees que tendrás suficiente confianza para dejar de usar su casa ahora?-.
-No lo sé, me he acostumbrado tanto a ella... y además está segura y protegida-, Remus frunció el ceño, -¿supongo que quieres venderla?-.
-Bueno, me va a llevar un tiempo sacar todo lo mágico de ella, calcularía al menos treinta galeones en total sólo por las escaleras de abajo... el piso de arriba no está tan mal, así que diría que quizá sólo otros diez o veinte galeones por el resto. Una vez que esté hecho, podré contratar a decoradores para que el lugar tenga una apariencia decente y se pueda vender-. Le dijo Sirius. Todavía quedaban muchos artefactos oscuros en la casa, y habría que quitarlos antes de poder venderla.
-¿Por qué no le pides a Molly que la decore después? Estoy seguro de que le encantará la oportunidad de ganar dinero- dijo Remus. -Y tal vez a Bill, estoy seguro de que como favor trabajaría por la mitad de cualquier empresa o el Ministerio aceptaría. Con un hijo en camino seguro que quiere ahorrar todo lo que pueda-.
-No sé, es mucho pedirle a cualquiera, sobre todo a un precio rebajado-, dijo Sirius, -Sólo unas pocas habitaciones están realmente libres de la mancha-.
-Entonces dale el precio completo-, se encogió Remus, no era como si no pudiera pagarlo, tenía toda la hacienda de los Black en el bolsillo. Aun así era mejor ayudar a los amigos que al Ministerio o a una empresa. -Puede que no esté de acuerdo, así que no tiene sentido seguir pensando en ello. Si quieres venderlo, Siri, hazlo, a mí no me importa, nuestro apartamento es más que suficiente. Si pasa algo también tienes el pequeño apartamento de tu tío, puedo usarlo hasta que encuentre algún sitio-. Dijo Remus siempre la voz de la razón.
Sirius puso los ojos en blanco, sí que tenían sus discusiones, que acababan con ellos en forma de tormenta para calmarse, pero nunca duraban mucho, como mucho unos días. Nunca habían tenido una discusión importante que les hiciera separarse durante algún tiempo. Aun así, probablemente era algo tan propio de Remus, siempre el más lógico del grupo. -No hace daño preguntar, supongo-, se encogió de hombros Sirius, justo cuando se oyeron unos insistentes picotazos en la ventana de la cocina. Seguidos muy de cerca por otras dos lechuzas, ambas también picoteando para entrar.
-Eso es el periódico ahora-, dijo Sirius, levantándose distraídamente mientras Remus se servía otro café. -Y las cartas, qué raro... eso parece una invitación oficial, va dirigida a los dos, ¿conoces a alguien que esté celebrando algo?- inquirió mientras aceptaba los paquetes, dejando la ventana abierta y esparciendo algunas semillas en el alféizar y añadiendo un poco de agua al recipiente metálico vacío.
-¿Tal vez Nick lo está haciendo oficial?- Dijo Remus curioso ahora.
Sirius lo abrió ansiosamente para averiguarlo, sólo para ponerse completamente rígido, parpadeando rápidamente mientras trataba de entender lo que estaba viendo. Se quedó con la mandíbula desencajada mientras Remus se preguntaba si reírse o ser precavido, después de todo Sirius no se pondría así sin motivo. -Er... ¿Sirius?- Dijo Remus poniéndose él mismo en pie, intentando coger la misiva de Sirius pero su agarre era fuerte para alguien que estaba prácticamente en coma. -¡Sirius!- ladró tirando del sobre y la tarjeta, consiguiendo arrancarla del aturdido agarre de Sirius.
Remus le dio la vuelta y leyó la misiva, sus ojos se abrieron de par en par, la única razón por la que tenía aunque sea una pequeña cantidad de su ingenio se debía a las pociones que había tomado antes, el analgésico tenía propiedades relajantes las mismas que iban a hacer en una poción calmante. Buscó a ciegas su asiento antes de desplomarse sintiéndose muy desconcertado.
-Harry había...- Murmuró Sirius sorprendido.
-Sí, ya lo veo-, dijo Remus en voz baja mirando la invitación realizada, de forma pensativa.
-Pero Snape no se quedaría con él si...-
-Dudo que Harry lo engañara-, señaló Remus irritado, era gay por el amor de Merlín, era imposible que hubiera copulado con una mujer.
-Pero Snape...- repitió sonando como un disco rayado.
-Obviamente lo ama lo suficiente como para permitirlo-, suspiró Remus negando con la cabeza.
-Pero es Snape a quien odia...- Sirius intentó argumentar débilmente, ¡Snape odia a los niños! Ni siquiera soportaba a los niños de once años... Harry lo sabía así que ¿por qué iba a plantearse tener un hijo y que Snape le ayudara a criarlo? O a ellos, ya que había tenido gemelos.
-Obviamente no del todo-, dijo Remus de forma tranquilizadora, -Es algo inteligente en realidad, mantiene las líneas, aunque uno pensaría que Severus lo haría, es el último de los Prínce-.
-Me pregunto quién era el sustituto-. Dijo Sirius, arrebatando la invitación, -¿Por qué se lo calló?- ¿Por qué no se lo dijo? Sin duda se había enterado a pesar de que se había redactado de otra manera.
-Sirius... ahora se está acercando a ti, ¡no hagas ninguna estupidez como exigirle que te explique por qué no te ha informado de esta novedad!- Le advirtió Remus con cautela. La relación entre él y Harry era, en el mejor de los casos, amistosa, pero nada como debería haber sido y él solo tenía la culpa, pero así era la vida. Se limitó a aceptar lo que podía obtener del adolescente y esperó que su relación mejorara con el tiempo.
-No te preocupes, no lo haré- dijo Sirius con tristeza, con una pequeña sonrisa de dolor en su rostro, al menos estaba invitado al baby shower, podría haberse enterado en el periódico o algo así cuando se enteraran. Tarde o temprano lo harían; con suerte no se desgarrarían con Harry por ello. Teniendo en cuenta que le querían, sabía que no harían nada demasiado malo; además, Harry les demandaría hasta el infierno por calumnias si sacaban algo, él no era como los Potter, que lo toleraban y no hacían nada cuando salía a la luz una información menos que estelar.
-Bien-, dijo Remus relajándose. -Son preciosos, ¿verdad?- admitió, contemplando a los bebés en la foto.
-Sí-, admitió Sirius, acercándose para que pudieran verlos, -¿Crees que James lo sabe?-.
Remus resopló ante la pregunta, era la más idiota que había escuchado de Sirius en mucho tiempo.
-Sí, una pregunta estúpida, lo sé-, dijo Sirius desconcertado, por supuesto que James no lo sabía, ¿por qué se lo diría Harry? -¿Crees que deberíamos decírselo?-.
-No lo sé-, dijo Remus tras unos segundos de pausa, -supongo que es mejor que venga de nosotros y no del periódico-, qué manera de enterarse de que eres abuelo, pero James había ignorado a Harry la mayor parte de su infancia, una parte de él reconocía el razonamiento de Harry sobre por qué no estarían cerca. Eso no significaba que no sintiera nada por su mejor amigo, pero al menos seguiría teniendo dos hijos que tendrían hijos y le dejarían formar parte de sus vidas y de las de sus nietos. Pensó para sí mismo; no olvidemos a Nick que iba a ser tío y a Roxy que iba a ser tía... y Lily iba a ser abuela. Roxy sería la que menos lo entendería, tenía catorce años, casi quince, e iba a ser tía y no llegaría a verlos. Roxy era tan víctima como Harry y Nick, pero señalárselo a Harry no serviría de nada. Algunas heridas eran tan profundas que no importaba quién era realmente la raíz del problema.
-Tienes razón, deberíamos decírselo-, dijo Sirius asintiendo, -Pero primero deberíamos responder que estaremos allí-, deslizó la hoja de respuesta y marcó la casilla antes de ponerla sobre la mesa, la foto la colocó en su bolsillo, iría en el panel de su nuevo piso junto a los otros logros de los que estaba orgulloso de sus ahijados. Por supuesto, los de Harry superaban sin duda a los de Nick con creces, ya que había hecho mucho en los últimos años. No podía esperar a conocerlos, tenía que conocer toda la historia, y con suerte Harry se la contaría. -No dio mucho tiempo, ¿verdad?-.
-No, supongo que no, pero tampoco es que tengamos una agenda muy apretada-, concedió Remus.
-No, y yo no trabajo mañana por la noche-, reflexionó Sirius, no es que importara si lo hubiera hecho, simplemente habría pedido tiempo libre. -Venga, vamos a decírselo y luego volvemos al piso- quería hablar con Harry y pronto.
Remus se limitó a lanzarle una mirada que le decía que sabía lo que estaba pensando, lo conocía desde los once años así que por supuesto que lo sabía. Con eso se levantó, cogiendo el periódico y todo mientras usaban la chimenea para ir por Floo a la mansión Potter para informar a James de este último y sorprendente suceso.
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Mansión Potter.
Sirius y Remus salieron de las llamas verdes que los rodeaban y de la zona de estar de la Mansión Potter. Automáticamente miraron hacia la mesa del comedor que estaba al otro lado de la sala, y encontraron a James sentado desayunando como siempre lo hacía a excepción del día que visitaba a Lily. James nunca comía la mañana que tenía que visitar a Lily, siempre se sentía mal al ver lo que había sido de la mujer con la que se había casado hace tantos años. Sirius y Remus tenían que admitir que seguían anonadados por lo que le había pasado, solo podían pensar que o bien lo había ocultado bien, o el ataque la había dañado más de lo que podían llegar a comprender. -Hola, no te esperaba hoy, ¿está todo bien?- dijo dejando el periódico en la mesa contento por la interrupción, todavía estaba tratando de acostumbrarse a estar solo después de que su hijo se había mudado. Nunca lo admitiría pero estar solo en un lugar tan grande era deprimente, quería a alguien en su vida, pero no podía hacerle eso a sus hijos o a Lily... no era justo que se divorciaran o no.
-¿Has recibido algún correo hoy?- Inquirió Sirius, mirando fijamente a la mesa como si ésta tuviera la respuesta que buscaba.
James se puso inmediatamente en guardia, la voz de Sirius había sonado bastante reservada. No veía nada bueno en ella, al menos ya no, en su día sabía que habría sido contra otra persona. -Um, unas cartas, ¿por qué?- preguntó sus ojos entrecerrados levemente, -¿Ya desayunaron?- sabía que normalmente lo hacían más tarde de lo normal en la noche de luna llena.
-Todavía no, pensábamos volver primero al piso- dijo Remus negando con la cabeza.
-Siéntate, puedes tomar un poco aquí, como siempre hay demasiado-, dijo James con ironía, teniendo que morder el impulso de exigirles respuestas a ambos que no estaba seguro de querer saber, sinceramente.
Sirius se limitó a encogerse de hombros y a sentarse antes de servirse, eso les ahorraba cocinar a cualquiera de los dos, o más bien a Remus, ya que él no cocinaba, quemaba hasta las tostadas, las dotes culinarias nunca iban a ser las suyas. Remus le siguió la corriente después de dudar unos segundos, al volverse hacia su otro mejor amigo pudo ver que se moría por saber "qué estaba pasando" pero obviamente estaba preocupado por la información que recibiría. Se preguntó distraídamente cuánto tiempo duraría antes de preguntar. ¿Debería acabar con su sufrimiento?
Los siguientes diez minutos transcurrieron en relativo silencio, mientras se acababan rápidamente el desayuno en sus platos y James llenaba las tazas con café, preguntándose si necesitaría algo más fuerte. Sólo una vez que Tish hubo retirado los platos vacíos, James habló: -¿Qué está pasando? ¿Qué debo saber?-.
-¿Te han invitado?- Preguntó Sirius, que ya sabía que la respuesta era un rotundo no.
-Sirius-, advirtió James, -sólo dime de qué se trata y deja de irte por las ramas, ¡YA!-.
-Harry es padre, ha tenido gemelos, la invitación de la que hablamos Sirius y yo es la del baby shower- le dijo Remus a James viendo que Sirius no iba a hacerlo.
James se quedó con la mirada perdida, preguntándose si se trataba de una broma, de Sirius podía sospechar que lo hacía pero ¿de Remus? No, él no bromearía con algo así. -Mi hijo es gay, tiene una relación comprometida por lo que parece-, les dijo con calma, -¿Seguro que alguien no te está tomando el pelo?-.
-No lo creo-, dijo Sirius negando con la cabeza; -Definitivamente era la letra de Harry-, con eso Sirius sacó la foto de los gemelos y se la pasó con una mirada solemne.
James la cogió, con la respiración entrecortada al ver a los dos preciosos bebés, su cara se deslizó hacia el retrato familiar que tenía en la chimenea, los gemelos tenían poco menos de cuatro meses cuando había sido tomada. Lo miró fijamente, o más bien a los gemelos, antes de volver a mirar la foto, era difícil de decir realmente, no era como si se pudiera saber a quién se parecería un niño cuando era bebé. Le gustaba pensar que Nick y Harry se parecerían a él cuando nacieran, pero eso era sólo una expectativa. Cuando nacieron sólo eran ciruelas arrugadas. En la foto de los gemelos de Harry estaban durmiendo, no se podía ver el color de sus ojos, si es que ya estaban cambiando, parecían tener unos pocos meses así que probablemente no. Era un abuelo se dio cuenta tarde, y le dolía, le dolía más que todo lo que había hecho hasta ese momento de su vida. No debería enterarse de sus propios nietos por Sirius y Remus, pero no tenía a nadie más que a él mismo para culparlo, pensó con amargo desagrado.
-No entiendo...- James admitió: -Creía que estaba con Snape...- los periódicos comentaban la "pareja" con bastante frecuencia. A no ser que se hubieran equivocado y no estuvieran saliendo y Harry y Snape simplemente no se hubieran molestado en corregirlos.
-Oh, lo es-. Dijo Sirius con firmeza, no tenía absolutamente ninguna duda después de verlos juntos. Si hubiera sido cualquier otra persona que no fuera Harry, admitió libremente que habría llamado a Snape todos los nombres lascivos bajo el sol, especialmente antes de verlos juntos, pero de alguna manera la pareja funcionaba, era bastante incómodo ver cómo estaban siempre en la misma longitud de onda, encontraban las mismas cosas divertidas y simplemente parecían congeniar. Nunca había pensado en Snape en ninguna capacidad romántica, nunca había estado con nadie en Hogwarts y nunca lo había visto con nadie después de Hogwarts, pero no eran amigos, no era como si él estuviera al tanto.
-¿Sustituto?- Adivinó James.
-Esa es nuestra apuesta-, dijo Remus asintiendo en confirmación de que ese era su pensamiento también.
James se limitó a sacudir la cabeza, preguntándose si las cosas podrían volverse aún más extrañas: ¿Snape con hijos? Nunca había pensado que vería ese día. No sólo niños, sino criar a sus nietos con su hijo. Llegar a verlos, quererlos, mimarlos... la envidia y los celos surgieron a través de ellos sumándose a la amargura de sentirse realmente celoso de Snape de todas las personas.
-Puedes copiarlo si quieres-, dijo Sirius en voz baja, sin decir que realmente lo quería de vuelta, dándole breves palmaditas en la espalda como consuelo. -No podemos quedarnos mucho tiempo, tenemos que volver-.
-¿Si quieres irte ahora, y luego nos vamos, nos encontraremos más tarde?- Dijo Remus que podía sentir que James realmente necesitaba alguien con quien hablar.
-De acuerdo, nos vemos luego-, dijo Sirius, poniéndose de pie, y retorciéndose en el lugar salió por Aparición en lugar de ir por la red Floo.
-Va a ver a Harry y a los niños, ¿verdad?-. James suspiró mirando con envidia el lugar donde acababa de estar Sirius.
-Sí-, Remus no vio razón para mentir.
-¿Sabe... sus nombres?- Preguntó James esperanzado.
-Todavía no, el baby shower es mañana si Sirius no se lo saca-, Remus rió divertido; Sirius no era nada si no era decidido cuando se trataba de ciertas cosas.
-No puedo creer que sea abuelo-, susurró James con el corazón roto.
-Oh, James-, suspiró Remus con tristeza, sin saber qué podía decir para ayudarle.
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Mansión Prince.
-Maestro Severus, Maestro Harry, el Señor Black está en las salas deseando hablar con ambos-. Dijo Rose apareciendo frente a los dos.
-Te lo dije$, dijo Severus con ironía, sonriendo a Harry a pesar de la punzada de molestia que le causó el hecho de traer a Black.
Harry se rió ligeramente para no despertar a los bebés y puso los ojos en blanco. Es por eso que había esperado hasta el último minuto para enviar esas malditas tarjetas, las de todos los demás habían sido enviadas hace años, especialmente las que iban hasta América a los maestros de Pociones de los que Severus era buen amigo. Le sorprendió que Remus no hubiera venido con él, sinceramente.
-¿Dobby?- Llamó Harry, como siempre hablando en voz baja habiéndose acostumbrado a ello después de decenas de veces en las que accidentalmente despertaba a sus hijos de sus siestas. -Ya hemos terminado el desayuno, ya puedes llevártelo-, normalmente se sentaban en el sofá estos días para comer, demasiado agotados para querer sentarse en una silla dura.
-Dobby lo hará-, contestó Dobby en voz baja, chasqueando los dedos y todo desapareció antes de que lo hiciera el elfo doméstico después de dedicar a los bebés una mirada de absoluta adoración. Todos los elfos se sintieron decepcionados por no haber podido cuidar a los gemelos, pero al mismo tiempo se sintieron ligeramente asombrados. No era frecuente que los magos o las brujas se encargaran de la crianza por la noche, sino que preferían dejar que los elfos domésticos lo hicieran. Dobby prácticamente había criado a Draco Malfoy durante el primer año de su vida. Así que fue un shock ver una faceta totalmente diferente, incluso Rose y los demás habían ayudado a criar a Eileen (alimentándola todas las noches, etc... definitivamente fue un giro inesperado para ellos.
-Gracias, Dobby-, respondió Harry, sabiendo que lo escucharía a pesar de no estar cerca.
-Señor Black, señores-, dijo Rose, presentando a Sirius antes de que ella también se fuera.
-Hola-, dijo Harry, dándole a Sirius una sonrisa casi tímida.
-Oye, ¿puedo verlos?- Preguntó Sirius emocionado.
Harry sonrió hinchando el pecho con orgullo, eran su orgullo y no llegaba a mostrarlos... pero era por su seguridad. -Por supuesto, ven a sentarte, ahora mismo están durmiendo así que estate tranquilo-.
Sirius se acercó uniformemente, asegurándose de no patear nada accidentalmente en su camino y se sentó, su mirada se dirigió al bebé más cercano a él en su cesta de mimbre. Eran adorables, incluso más en persona que en foto; la foto no le hacía justicia en absoluto. Su dedo rozó distraídamente su mejilla. -Es adorable, ¿qué edad tienen? Cómo se llaman?- Preguntó Sirius en voz baja pero con el entusiasmo adecuado.
-El que está al lado es Héctor Severin Prince-Peverell, nuestro segundo hijo nacido es Hunter Kane Prince-Peverell-, dijo Harry su cara parecía que se estaba partiendo en dos de tanto sonreír.
-¿Ya los adoptaron?- Dijo Sirius dando una rápida mirada a Snape antes de volver a mirar al niño sin saber que todos sus pensamientos y sentimientos se habían mostrado en su rostro en ese momento.
Harry y Severus compartieron una mirada divertida, teniendo que evitar estallar en carcajadas. -Yo no los adopté-. Respondió Severus con facilidad.
-Pero... no pueden tener tu nombre... como legalmente sin adoptarlos- señaló Sirius desconcertado, sentado mirándolos como si ellos fueran los extraños.
-Nuevamente, yo no los adopté-, respondió Severus de manera uniforme, su labio se movió tan levemente que sólo Harry lo vio.
-Severus-, reprendió Harry con los labios fruncidos mientras trataba de contener su propia diversión. -Parece que está a punto de reventar-.
Severus no pudo contener su resoplido de diversión, -Son míos, Black-, volvió a despistar deliberadamente, para diversión de Harry, que tenía la cara oculta y le temblaban los hombros mientras trataba de contenerse.
-¿Tuyos?- Sirius graznó sus ojos saliéndose de sus órbitas deslizando a Harry confundido fuera de su ingenio un poco dolido de que estuvieran jugando con él.
-Severus inventó una poción para el embarazo masculino-, Harry finalmente cedió y le dijo, con el orgullo y el amor brillando en sus ojos. -Yo mismo y Daniel somos los probadores de esa poción en particular. Yo fui primero obviamente, Daniel está cerca de dar a luz cualquier día de estos, Sev ha enviado el aviso a la conferencia, que afortunadamente es en Escocia este año, y así podemos ir sin dejar el país o los gemelos por mucho tiempo-.
Sirius se quedó mirando atónito sin poder creerlo.
-Creo que lo hemos roto-, comentó Harry, agitando la mano frente a la cara de Sirius.
-El mejor aspecto que le he visto nunca-, replicó Severus con ironía, sonriendo cuando Sirius le fulminó con una mirada indignada, el insulto le sacó de su asombro aunque temporalmente. -¿Los has parido tú?-, tartamudeó.
-Lo hice, sí-, le dijo Harry. -No queremos que se sepa, así que los he mantenido fuera de los focos-.
-Eso no funcionará siempre...- Dijo Sirius en voz baja y pensativo.
-No, pero una vez que la poción se publique no será algo tan grande-, dijo Harry encogiéndose de hombros. Mientras no se enteraran de la verdad no le importaba, estaba muy contento de que Severus hubiera creado con éxito la poción; el momento no podía ser más oportuno. La conferencia en Escocia era dos días después de la fiesta del bebé, así que los chicos iban a prolongar su estancia para luego marcharse. Incluso Penélope iba a venir con su pequeño; iba a ser estupendo volver a verlos y de una manera menos profesional de trabajo. Los únicos que iban a saber la verdad eran los que sí, y todos habían jurado no revelar nunca la información.
-Héctor Severin y Hunter Kane-, dijo Sirius mirándolos de nuevo, el impulso de cogerlos era fuerte y apenas podía creer lo que le habían dicho. Se preguntó cómo sería la reacción de Remus.
Desde luego, tenían buenos y fuertes nombres.