-¡Bueno, lo logramos!- Dijo Fleur, levantando su copa, -¡Por el santuario! Y por nosotros por hacerlo posible!-.
-¡Salud, salud!- proclamó Cedric, mientras todos chocaban sus copas, compartiendo una botella de champán juntos para celebrar su éxito. Menos Harry, por supuesto, que estaba bebiendo zumo de naranja en su lugar, pero tan feliz como el resto por su reciente éxito. Todos se sentaron en la sala de estar, todavía agotados por el duro trabajo.
-Gracias por ayudarme, no habría podido hacerlo sin ustedes-, dijo Harry con seriedad, -Bueno, lo habría hecho pero creo que me habría llevado siete u ocho meses más sin ustedes-.
-Ha sido divertido-, admitió Cho, aunque fuera un trabajo largo y agotador al que no estaba acostumbrada. Pasar el tiempo adecuado con Cedric y los amigos realmente la ayudó a tranquilizarse por completo, realmente se sentía como si fuera uno de ellos ahora. No era una simple intrusa que salía con uno de sus amigos, y eso la llenaba de alegría. Había tardado mucho en llegar, y estaba decidida a asegurarse de que durara incluso ahora que se había construido el santuario. -Sin embargo, ¿crees que el Ministerio nos ayudará?-.
-No van a meter las manos en el santuario, ni siquiera para ayudar-, le dijo Harry inmediatamente, negando con la cabeza. -Seguirá siendo independiente, exactamente como su nombre indica un santuario para todos los hombres lobo, no permitiré que lo eviten porque se sientan recluidos o porque el Ministerio intente obligarlos a inscribir sus nombres en el registro con o sin su consentimiento-.
-Hay santuarios en todo el mundo, se financian de forma independiente y sobreviven gracias a las donaciones y a la ayuda de magos y brujas, y no veo ninguna razón por la que el Ministerio tenga que ayudar a este-. Viktor estuvo de acuerdo con Harry. -Es cierto, creo que si el Ministerio se involucra entonces los hombres lobo se irían-, era mejor dejarlo en terreno neutral, en su opinión, pensó mientras terminaba el champán que se había abierto y comprado para esta ocasión especial.
-¿De verdad es tan malo el Ministerio?- Preguntó Cho, con el ceño fruncido, no lo había pensado hasta ahora.
-Tienen razón, para la mayoría de la gente del Ministerio no son personas... son criaturas, las cosas están cambiando a través pero por ahora nada ha cambiado lo suficiente para los hombres lobo-. Cedric admitió: -Dijiste que querías conseguir a alguien que ayudara a los cachorros con los asuntos escolares... ¿qué vas a hacer con su educación mágica?-.
-Bueno, la mayoría de las manadas tienden a hacer la educación ellos mismos, pero me han dicho de algunos que no saben leer y escribir, que fueron convertidos demasiado jóvenes para recordar algo de eso, y difícilmente hay un lugar para que retengan y continúen su educación prácticamente viviendo en la naturaleza, ¿verdad? Quiero que entre alguien que pueda enseñar tanto a los niños como a los adultos que estén dispuestos a aprender. En cuanto a la educación mágica no tengo ni idea. No estoy seguro de que Dumbledore les dejara asistir, no sé por qué lo hizo con Remus, y creo que es el único que ha tenido el privilegio de una educación-. Harry admitió que los problemas no habían terminado sólo porque la construcción y todo lo demás estaba hecho. Sin embargo, eran problemas que podían resolverse con bastante facilidad.
-Bueno, si necesitan un sanador, sabes que estoy dispuesto a ello-, le informó Lukas. Le había hecho una promesa a Harry y la cumpliría, aunque Harry había aprendido muchos hechizos con respecto a la curación para saber lo que hacía él mismo. Era parte del paquete que venía con ser un Maestro de Pociones realmente.
-Puedo hacerles sus varitas, sólo lo sacaré de mi propio encargo, es lo menos que puedo hacer para ayudarles-, imputó Gary; Harry le había ayudado a abrir su propio negocio, que estaba prosperando. Ollivander se ceñía a dos o tres maderas y núcleos, era un poco más flexible en sus creaciones, y aún no había defraudado a ningún cliente. Le dio una sonrisa a su prometida cuando se acurrucó en él, radiante de orgullo.
-Me aseguraré de hablar del santuario, eso ayudará a que se corra la voz, tal vez ayude a que lleguen las donaciones-, sugirió Viktor.
-¡Es una gran idea, Viktor!- dijo Luna con entusiasmo, -te haré una entrevista para el Quibbler, eso si no te importa-, que se estaba vendiendo más en estos días, le había ido bien desde que empezó a dar consejos a su padre sobre qué poner. Había empezado durante su tercer año, el cuarto de Harry y todo el torneo. Cuando había visto que el periódico hablaba sobre todo de Nick, le había enviado a su padre una foto de los cinco campeones y le había aconsejado que la pusiera en la portada, y así se había hecho. Viktor no era partidario de conceder entrevistas, pero esperaba que hiciera una excepción con el Quibbler; se correría la voz más rápido que el boca a boca.
-Sólo una-, concedió Viktor, -y tú haces la entrevista, la edición de la entrevista y la publicación-.
-No te preocupes, a la gente le encantará-, prometió Luna, sus brillantes ojos azules centelleaban con un conocimiento de otro mundo que sólo ella conocía y estaba al tanto. -¿Y Harry? Habla con Daniel sobre el proyecto y lo que esperas hacer, él te ayudará-.
Harry parpadeó, ¿cómo podría ayudar Daniel? Asintió inmediatamente, sabiendo que no debía dudar de ella a estas alturas. Sin embargo, tenía curiosidad por saber qué podía hacer Daniel, obviamente no era él, ya que estaba embarazado, y actualmente en las nubes, tanto él como Alec lo estaban, habían llegado a comprar una propiedad en algún lugar de Inglaterra, una vieja mansión y actualmente se alojaban en la única ala utilizable mientras el resto de lo propio era renovado. Se carteaban bastante a menudo, pero él nunca había sacado el tema del santuario, sobre todo hablaban de sus miedos y preocupaciones, por mucho que sus parejas lo intentaran... no podían entender lo preocupante que era... lo diferente que era de un embarazo normal les hacía sentir como si algo fuera a salir mal en cualquier momento. Daniel no estaba tan avanzado como él y apenas comenzaba a preocuparse por las cosas que lo aquejaban.
-¿Cómo está?- Preguntó Fleur, ella, Luna y Lukas eran los únicos del grupo que habían conocido a Daniel hasta el momento.
-Emocionado, preocupado y temeroso sigue yendo y viniendo, lo está sintiendo más... emocional que yo- confesó Harry sonriendo irónicamente.
-Es de esperar, el embarazo de cada uno es diferente-, contestó Lukas, -Sin embargo, es fascinante poder estudiarlo, sólo desearía poder publicarlo-, admitió, ya sabiendo que no podía, nunca les haría eso a Harry y Severus.
-Tal vez puedas-, dijo Harry, -Sev se está acercando, o eso o está empezando a frustrarlo-, al ver que Fleur lo miraba sin entender realmente, Harry añadió: -Está pasando mucho tiempo en el laboratorio, el único momento en que lo hace es cuando está cerca de un avance o si se está frustrando por la falta de progreso que está haciendo-.
-¿Crees que será capaz de hacer una poción de embarazo masculina?- Preguntó Cho desde donde estaba sentada.
-Sev puede hacer todo lo que se proponga-, dijo Harry de inmediato, defendiendo a su prometido aunque Cho no lo hubiera dicho de manera irrespetuosa. -Pociones está apenas en su adolescencia, se están descubriendo cosas más importantes que las pociones pueden hacer, más de lo que nosotros, en la comunidad de pociones, sospechábamos cuando empezaron a elaborarse. Tengo toda la confianza en que tendrá éxito, es brillante-, y decía en serio cada palabra. Severus lo había convertido en lo que era, sin él; bueno, no valía la pena pensarlo.
Luna se quedó sentada con una sonrisa en la cara, ella sola sabía lo que Harry y Severus iban a hacer por el mundo mágico. Pensar que no habría sucedido si Harry no hubiera vuelto y se hubiera asegurado de que sobreviviera... Harry nunca habría vuelto a elaborar pociones; todo el potencial se habría perdido. Ella había visto ambos mundos, sospechaba que esto siempre iba a suceder, que Harry volviera, como si estuviera destinado a ello. La pequeña paradoja que se había creado ya estaba resuelta.
-Por cierto, las semillas que me diste, Harry, están floreciendo, enviaré algunos tallos-, le dijo Neville, mientras volvía a llenar los vasos de todos. Tendría que visitar Egipto él mismo, tal vez Luna quisiera ir allí de vacaciones o tal vez de luna de miel. Definitivamente planeaba traer algunas semillas, no importaba el tiempo que le tomara encontrar el mercado al que iba Harry.
-Llama a Dobby, estará encantado de tener algo que hacer-, respondió Harry, sonriendo.
-Muy bien-, respondió Neville sonriendo.
-¿Cómo va tu aprendizaje, Nev?- preguntó Cedric, que esperaba que no fuera tan difícil como su formación de Auror, que había sido un infierno. Sin embargo, había valido la pena, y estaba orgulloso de ser un Auror, a pesar de que el Ministerio no era lo que él deseaba.
-Difícil-, decidió Neville, -pero no me hacía ilusiones de que fuera fácil, a pesar de ser algo que me gusta. Al menos no tendré que idear tres pociones como tuvo que hacer Harry para aprobar-.
-Sí, pero tendrás que trabajar en ello durante tres años, no hay que calificarse antes-, señaló Harry, -Además, yo tenía una razón añadida para querer aprobar antes, no tenía nada que ver con ser el maestro de pociones más joven-, no necesitaba decirles por qué, ellos ya lo sabían. No les ocultó nada a sus amigos, había querido estar con Severus, pero había puesto un límite y no iba a ceder. Lo respetaba por eso, por mantener su palabra, y por pensar en él. Aunque nadie parecía pensar ni por un segundo que había ocurrido algo inapropiado y era algo bueno, Severus se habría vuelto loco si insinuaban algo.
-¿Qué tal Remus? Es un buen profesor, y sería perfecto para los hombres lobo, realmente confiarían en él-, saltó Gary con entusiasmo al darse cuenta de algo.
-No lo sé-, reflexionó Harry, -es cierto que lo harían, sobre todo siendo él el cachorro de Greyback, tendrían un problema: Remus le da asco lo que es, los niños lo captarían y eso crisparía los nervios de los adultos-.
-O podría tener el efecto contrario y ayudarle a darse cuenta de que no hay nada horrible en la condición-. Lukas añadió pensativo: -Podría enseñarles magia, es realmente bueno en eso, sólo significaría encontrar a alguien que ayude con la educación primaria-.
-¡Chicos, chicos, vamos, esto es una celebración!- gritó Cedric, -celebremos una cosa antes de preocuparnos por la siguiente de la lista-, antes de añadir en tono exasperado: -Y sí, Harry sé que te es imposible-, no podía dejar pasar algo hasta que estuviera hecho. Estaba buscando el momento perfecto para proponerle matrimonio y ese había llegado y se había ido ya. Maldiciendo para sus adentros, no pudo evitar pensar que tal vez sería mejor durante la cena... o hacer que Fleur y Luna ayudaran a planear algo realmente bonito que les gustara a las chicas.
Harry se rió divertido, lanzando a Cedric una mirada casi tímida antes de girarse al oír unos golpes urgentes en la puerta. Frunció el ceño confundido, ¿por qué alguien llamaría a la puerta? Si era tan grave, ¿por qué no habían utilizado la red Floo? -Un momento-, dijo Harry a sus amigos y se levantó del sofá y salió del salón, dirigiéndose a la puerta mientras los golpes continuaban. -¡Ya voy!- gritó aún desconcertado, agarró su varita mientras abría la puerta con cautela.
-¿Don?- Murmuró Harry confundido mientras abría más la puerta, tenía un aspecto infernal. -¿Qué esta pasando?-.
-Necesitamos tu ayuda-, Don logró jadear entre respiraciones entrecortadas, -Por favor, prometiste ayudarnos si lo necesitábamos-.
-¿Hay alguien herido?- Soltó Harry de inmediato, aún manteniendo su varita en la mano. Oyó como sus amigos se aventuraban a salir del salón curiosos por saber qué estaba pasando. -Arrodíllate, respira de forma constante-, añadió, antes de volverse hacia sus amigos, -¡Accio bolsa de pociones!- tenía el presentimiento de que alguien estaba herido, no se le ocurría otra razón por la que lo estuviera. Volviéndose para mirar a Don, que había hecho lo que le habían pedido, y por casualidad miró al cielo y se dio cuenta de que la luna estaba bastante llena... lo que podía significar que alguien se había hecho daño durante la luna llena.
-¿Necesitas una poción calmante?- preguntó Lukas, comprobando su pulso para asegurarse de que estaba realmente bien.
-No, tenemos que irnos-, dijo Don, había estado corriendo durante una hora para llegar aquí.
-Muy bien, piensa en la zona donde está tu manada ahora mismo y mírame, voy a usar la Legilimencia no voy a escarbar en tu mente tienes mi palabra-. Harry juró. Al ver que Don lo miraba por unos segundos, juzgando su sinceridad asintió aunque algo lento.
-Yo voy-, declaró Lukas, -soy sanador-, añadió para que Don no protestara ante la idea de que viniera otra persona.
-Ten cuidado-, dijo Fleur, mientras Harry hacía lo suyo.
-¿Te parece bien que venga otra persona?-. preguntó Harry, consiguiendo lo que necesitaba y saliendo de la mente de Don.
-Deprisa-, respondió Don tenso, -Sólo deprisa-. No tenían ni idea de lo que estaba pasando y eso les aterraba.
Harry se aferró a Don, mientras Lukas se aferraba a Harry, con un movimiento de cabeza a sus amigos apareció a los tres lejos de la Mansión Prince y a una zona boscosa, inmediatamente notó que la manada rodeaba a alguien. La presencia de Fenrir era la más notoria, era mucho más grande que cualquiera de los presentes pero por algo era un Alfa. Corrió hacia ellos, asegurándose de agarrarse a los árboles, no quería caerse y herirse a sí mismo o potencialmente a su hijo, por mucho que quisiera ayudar.
-¿Qué pasó?- Preguntó Harry arrodillándose al lado de quien se dio cuenta que era una mujer lobo, que estaba cambiando de humano a hombre lobo gritando en agonía aparentemente incapaz de controlar su cambio de fase. Nunca había visto algo así en su vida, y era francamente aterrador.
-Nosotros volvimos a cambiar de fase, Amelia no lo hizo, al principio no, y luego empezó a ocurrir esto-, dijo Fenrir con un tono cortante, pero Harry pudo ver la preocupación en sus ojos azules. -Estaba embarazada, lo notamos semanas antes... sabíamos lo que iba a pasar-, su tono se tensó.
-¿Es tuyo?- inquirió Harry en voz alta, con la varita fuera lanzando un diagnóstico a Amelia a pesar de los gritos.
-Sí-, admitió Fenrir con gravedad, sin mirar ni una sola vez a los ojos de Harry, en la primera muestra de vulnerabilidad que había encontrado en Fenrir Greyback.
-Todavía está embarazada-, gritó Harry, mirando los resultados, algo sorprendido, no entendía cómo.
-¡Está mintiendo! Eso no es posible, el cambio debería...- escupió uno de los hombres lobo que Harry no conocía.
-¡Basta!- rugió Fenrir, fulminando con la mirada al hombre lobo que había hablado. -Nos está ayudando-, no dijo nada después de eso, pero obviamente estaba transmitiendo algo a toda la manada sin decirlo en voz alta. Luego volvió a mirar con preocupación a la mujer cambiante, que pasó de gritar a aullar en su forma de lobo antes de repetir el proceso una y otra vez.
-Hay algún tipo de protección sobre su vientre, una protección mágica, está manteniendo al feto con vida, está tensa y puede que no dure mucho más-. Dijo Harry después de escudriñar una vez más, Lukas hacía lo mismo asintiendo junto a Harry dándole la razón al cien por cien.
-Harry, si se queda en su forma de lobo... podría ser posible...- Gritó Lukas, -Quiero decir que no habrá ninguna tensión si está en forma de lobo... es mucho tiempo para permanecer como animal pero... se le debería dar una opción al menos-.
-¿Te refieres a bloquear su forma? Cuando se transforme en lobo podría acabar teniendo que pensar como un lobo y actuar como tal durante... ¿ocho meses? Eso no será fácil, especialmente para la manada-. Dijo Harry pensativo.
-El embarazo nunca lo es, pero hay que tomar una decisión, la magia no aguantará para siempre-, gritó Lukas.
-Tendré que entrar en su mente-, dijo Harry, dirigiéndose esta vez a Fenrir, -tengo que saber que es lo que ella quiere-.
Fenrir asintió mudo, incapaz de creer lo que le estaban sugiriendo... que podría tener un hijo en ocho meses. Siendo ambos padres hombres lobo, cualquier hijo sería como ellos dos, pero se dice en la leyenda que los niños de la luna que nacían con la capacidad de convertirse en lobo no lo encontraban doloroso. Era sólo un cuento para dormir que les contaban; él no creía que fuera cierto aunque una parte de él deseaba que lo fuera.
-¡Legilimens!- murmuró Harry, adentrándose en la mente de la mujer, que estaba tan dolorida y caótica como el resto de ella. Rápidamente alivió su dolor, acercando su conciencia a él para poder hablarle. -Hola, Amelia, mi nombre es Harry Peverell, me han enviado para ayudarte. ¿Escuchaste algo de lo que se dijo hace unos momentos?-.
-No, me duele demasiado-, admitió, -ya no-.
-Te estoy protegiendo del dolor todo lo que puedo, necesito hablar contigo ya que esta decisión te afecta a ti más que a nadie-. Harry le informó: -Ahora, sabías que estabas embarazada me dicen-.
-Sí, podía sentirlo, mi magia comenzó a cambiar, a adaptarse-, respondió Amelia entristecida por su más reciente pérdida. No era la primera vez y dudaba que fuera la última.
-Sigues embarazada-, dijo Harry, sin dejarla colgada, -El problema es que el escudo está causando una especie de flujo que te hace cambiar entre dos formas. No sabemos por qué, pero haré todo lo que esté en mi mano para darte una respuesta. Ahora el escudo alrededor de tu vientre no aguantará para siempre, hay una de dos cosas que puedes hacer-.
-¿Yo qué?-, gritó conmocionada.
Harry hizo una mueca de agonía. -Por favor, no grites, me estás dando dolor de cabeza-, admitió Harry. -Sé que esto es un shock, pero tienes que tomar una decisión, puedo extirpar el feto y el dolor cesará-.
-¿O?-, preguntó ella, con la esperanza filtrándose en su voz contra su voluntad.
-O puedo encerrarte en tu forma de lobo durante los próximos ocho meses hasta que estés lista para dar a luz-. le dijo Harry.
-¿Es... ya sabes... humana?- preguntó Amelia.
-Sí, tiene que serlo, si te hubieras quedado embarazada durante la luna llena no habrías vuelto a cambiar de todos modos, no hasta que dieras a luz a los cachorros de lobo-. Explicó Harry. -No estamos seguros de cómo ocurrió ni de si conservarás tu mentalidad, así que realmente depende de ti misma-, cualquiera de las dos formas tenía su propio conjunto de riesgos y complicaciones. Sabía que no podría abortar él mismo a la niña, ni siquiera para salvarle la vida; no, Lukas tenía que hacerlo si se trataba de eso. A juzgar por el sonido de esperanza en su voz, sospechó que ya tenía su respuesta.
-Hazlo, cierra mi forma-, decidió Amelia con tristeza. -Y Harry... gracias-, no era frecuente que los magos les ayudaran.
-De nada-, dijo Harry, -ya me voy-, advirtiéndole que el dolor volvería, con suerte una vez que bloqueara su forma dejaría de dolerle tanto.
Jadeando de repente se aferró a alguien, no estaba seguro al volver en sí, parpadeando rápidamente miró a su alrededor. Descubrió que era Greyback quien había salido disparado para sostenerlo, mientras fruncía el ceño por alguna razón. Harry asintió con un gesto de agradecimiento, volviéndose a mirar a la mujer, hizo un gesto para que todos se alejaran, cosa que hicieron, incluso Greyback.
-¡Cataracta!- Harry hizo retumbar el hechizo saliendo rápidamente de su varita, golpeando a Amelia mientras estaba en su forma de lobo, plata pura con mechones de blanco aquí y allá. Vio que los hombres lobo se tensaban, dispuestos a luchar instintivamente, los instintos de huida o de lucha acudían a su mente antes de que pudieran impedirlo. Él mismo dio un paso atrás, no tenía ni idea de si ella tenía mentalidad humana o de hombre lobo. -He construido un santuario, para toda la clase de lobos, son bienvenidos a mudarse allí, los guardias evitarán que cualquier humano se tropiece con ustedes o los magos llegan a eso, vivirán en paz, ayudarán a la próxima generación a llegar a aceptar su lobo sin miedo y prejuicios de lo que son. Hay abundancia de animales salvajes para que puedan cazar, comer lo que deseen, también hay comida cocinada no carne, ya que se sabe que les gusta cruda, sino alimentos como guisos y demás-.
-Sus crías también tendrán la oportunidad de una educación primaria, así como mágica, tenemos a alguien que se encargará de que tengan varitas si es lo que desean, ¿qué mejor manera de defenderse y defender a su manada que conociendo la magia?- Lukas tratando de convencerlos de que vinieran también. El más joven que pudo ver tenía como mínimo la edad de Durmstrang, la de Hogwarts. Le calculaba al menos once o doce años. No perdió de vista a la loba inconsciente, no quería sorpresas.
-Depende de ustedes, pero estarán a salvo-, terminó Harry, Greyback podría correr la voz más rápido, le creerían, después de todo era el hombre lobo más conocido (por no decir notorio) de Gran Bretaña.
-Es un santuario independiente, no está dirigido por el gobierno-, añadió Lukas, sabiendo que no querrían estar cerca de un lugar sobre el que el Ministerio tuviera control.
-Ya sabes dónde estoy si decides hacerlo-, dijo Harry, sabiendo que necesitarían tiempo para pensarlo, dando un asentimiento se agarró a Lukas y los Apareció lejos del bosque y de las zonas circundantes y de vuelta a la Mansión Prince, directamente a la sala de estar.
-¿Estás bien?- Preguntó Severus de inmediato, acercándose a revisar a Harry sólo para asegurarse por su propia cuenta.
-Estoy bien, un hombre lobo necesitaba nuestra ayuda, eso es todo-, dijo Harry, apoyándose en Severus, contento de estar allí con el hombre que amaba más allá de toda razón.
-Ya veo-, respondió Severus, relajándose aliviado, los amigos de Harry le habían avisado inmediatamente cuando había desaparecido para ayudar a Don. Sabía que era el único que habría venido aquí, él y Remus eran los únicos hombres lobo que conocían este lugar, y Remus habría utilizado la red Floo, así que Don era la única conclusión lógica a la que podía llegar. -Tienes que ir más despacio-, Harry estaba haciendo demasiado, ahora estaba embarazado de nueve meses, y realmente no debería ir a ningún sitio sin él. Había prometido que no lo haría también; no hace falta decir que no estaba muy contento.
-Lo sé-, admitió Harry,
-¿Se han ido los demás?- preguntó Lukas, odiando separarlos pero sintiéndose ligeramente incómodo al estar allí.
-Lo han hecho, envían sus disculpas, Viktor ha pedido que llegues a casa pronto como, quiere asegurarse de que estás bien también si no está en casa ya sabes donde estará-. Severus se rió, viendo como Lukas se sonrojaba antes de asentir, haciendo un gesto silencioso hacia la Red Floo antes de coger unos polvos y utilizarlos para ir a casa. Llevaban casi una hora fuera, la hora del almuerzo había terminado, y por lo tanto habían tenido que volver a la vida cotidiana, por así decirlo. Viktor tenía que hacer un entrenamiento con el resto de su equipo.
-¿Ahora tengo que atarte a nuestra cama para que descanses aunque sea cinco minutos?- regañó Severus.
-Apuesto a que te encantaría-, dijo Harry con la respiración entrecortada, -ciertamente no conseguiría descansar-.
Severus se rió divertido: -A diferencia de ti, yo tengo autocontrol-.
-No lo suficiente-, concluyó Harry, sacudiendo la cabeza. -Es que no sé descansar, Sev-, admitió Harry, con la voz un poco apagada por el hecho de haberse enterrado más en su prometido.
-No lo sabes-, admitió Severus, Harry se había mantenido ocupado durante todo el tiempo que había sabido que estaba embarazado. La única vez que realmente se sentaba un rato a descansar era cuando intentaba dar con algunas ideas de pociones y cosas por el estilo. El santuario había ocupado la mayor parte de sus pensamientos, ahora estaba disminuyendo lentamente, medio se preguntaba qué haría su prometido a continuación. Tal vez era su culpa por tomar un aprendiz a una edad tan temprana, no sabía cómo relajarse y simplemente divertirse. Incluso en las vacaciones pensaba en cosas que podría hacer al llegar a casa. Era una de esas personas a las que les gusta estar siempre ocupadas y no saben tomarse las cosas con calma. Tal vez debería pasar un poco menos de tiempo en el laboratorio de pociones este mes.
-Vamos, siéntense-, dijo Severus, dándose cuenta de que los dos seguían de pie, justo cuando ambos se ponían cómodos en el sofá apareció Dobby con su correo, que hoy llegaba bastante tarde, pero Severus aceptó rápidamente el montón.
-Jacob y Penélope han enviado un regalo para el bebé-, dijo Severus, con la voz llena de asombro, moviéndose ligeramente devolvió la cuna a su tamaño original hipnotizado.
Harry jadeó: -¿Esa mano es...?-.
-Lo es, Penélope es una maestra en su oficio, es la primera vez que hace uno usando esta madera en particular-, dijo Severus admirado, pasando las manos por la suave superficie.
-Madera negra africana, el ébano original-, murmuró Harry asombrado.
-En efecto, no es la más fácil de las maderas para trabajar-, dijo Severus, estaba bellamente diseñado, sinceramente se quedó sin palabras por la consideración que había detrás.
-Me alegro de que no hayamos comprado una todavía-, admitió Harry, no habían podido decidirse y lo agradecía bastante.
-Me temo que sí lo he encargado-, admitió Severus, -Está comprado y pagado-, sólo tendrían que volver a venderlo o decidir qué hacer con él más adelante, no andaban justos de fondos.
-Oh-, murmuró Harry sorprendido, -Um... supongo que podemos quedárnosla para regalársela a uno de mis amigos... uno de ellos podría necesitarla en el futuro-.
-Efectivamente-, contestó Severus, echándose hacia atrás, haciendo que Harry volviera con él, mientras miraban la cuna de bebé magistralmente creada. -¿Me vas a decir qué ha pasado? ¿Está Don bien?-.
-Oh, no te lo he contado, bueno...- y Harry le contó absolutamente todo lo que había ocurrido. Incluso el hecho de que había usado Legilimens con éxito dos veces, y sobre la mujer lobo que estaba embarazada y cómo les habían hablado del Santuario.