DADDY ISSUES, park sunghoon.

Bởi jjaewonis

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Ella era menor. Él era mayor. Ella tenía popularidad. Él tenía mala reputación. Ella no cree en el amor. Él s... Xem Thêm

Prólogo + Advertencias
Capítulo 1
Capítulo 2
⌕ Recuerdo: Monstruo
Capítulo 3
Capítulo 4
⌕ Recuerdo: Hermana mayor
Capítulo 5
Capítulo 6
⌕ Recuerdo: Volumen alto
Capítulo 7
Capítulo 8
⌕ Recuerdo: Eso es el amor
Capítulo 9
⌕ Recuerdo: La fiesta
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Final
Epílogo
Agradecimientos + Anuncio
Recuerdo : Capítulo 1
Recuerdo : Capítulo 2
Recuerdo : Capítulo 3
Recuerdo : Capítulo 4
Recuerdo : Capítulo 5
Recuerdo : Capítulo 6
Recuerdo : Capítulo 7
Recuerdo : Capítulo 8
Recuerdo : Capítulo 9
Recuerdo : Capítulo 10
¡ Segunda Temporada!

Capítulo 10

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Bởi jjaewonis

10. Hermanas

"─¡Jaesun! Ven aquí. ─su padre gritó detrás de ella riendo─. ¡No escaparás!

La pequeña no hizo caso y siguió corriendo por toda la casa esquivando con agilidad los sofás y mesas decorativas. Se escondió detrás de las cortinas del comedor esperando a que su padre fuera a por ella sabiendo que sus pies eran visibles pese a su escondite, pero cuando escuchó la puerta abrirse junto con un grito de una voz reconocida, la sonrisa de la menor fue desapareciendo poco a poco.

─¡Papá! Llegó tu hija favorita. ─Jae-Eun fue hacia su padre que se detuvo para ir a abrazarla y darle vueltas por los aires. Mientras su madre, cerraba la puerta riendo de la adorable escena.

─¡Jae-Eun, bienvenida! ¿Qué tal te fue en tu competencia? ─la mencionada mostró a su padre la medalla del segundo lugar con orgullo─. ¡Muy bien, hija! Ven, pediremos pizza para festejar.

Jaesun salió de su escondite y se quedó quita, viendo como su padre y hermana desaparecían al irse a la cocina pero, aún eran perceptibles en el aire sus risas. Ella no entendía porqué su padre aparentaba tener una preferencia con su hermana menor, inocentemente pensó que era porque Jae-Eun había heredado los bellos ojos azules de su padre, pero de hecho, Jaesun era la réplica exacta de él. Ella debería tener el mismo favoritismo.

Jaesun, hija ─llamó su madre sacando de su abrigo una pequeña caja─, toma.

La menor frunció el ceño. ─¿Por qué? ¿Qué es esto?

─Es un pequeño regalo, tal vez no sea mucho pero, quería al menos traerte algo. ─su madre rio apenada─. Jae-Eun parece llevarse todos los regalos, ¿no?

Jaesun asintió insatisfecha, pero no se quejó. No tenía caso hacerlo, sería un desastroso intento demostrar su molestia.

─No te preocupes, madre. ─sonrió con altanería─. Algún día seré yo quien reciba todos los regalos y mucho más."

El sueño de la mayor se vio interrumpido por el enfadoso ruido del despertador perturbar en el cómodo silencio de su habitación. Sin embargo, luego de desactivarlo, talló sus ojos recordando el sueño que acababa de tener tan solo hace unos minutos. En realidad no era un sueño, era un recuerdo que se había encargado de bloquear desde que logró lo que tanto aspiraba a obtener desde pequeña: la atención de su padre.

Posó su vista en el reloj, faltaba una hora para que Jae-Eun se despertara. Salió de su cama, se dio una ducha rápida y se vistió con su uniforme revisando por última vez en su espejo que este estuviera impecable, al igual que su rostro y peinado. Pero al ver de reojo su caja de maquillaje sintió una pequeña pizca de envidia hacia su hermana, Jaesun quería darle color a su rostro así como Jae-Eun lo hacía pero, no quería ganarse un regaño de su padre.

Al menos, Jae-Eun era un poco más libre y eso la aliviaba de algún modo.

No le dio más importancia y se dispuso a bajar hacia la cocina para realizar un simple desayuno. Los rayos del sol apenas comenzaban a ser perceptibles, Jaesun rio imaginando que estos golpearían el rostro de su hermana y la despertarían de mal humor. Luego de comer, revisó sus redes sociales y de pronto una notificación saltó entre algunas que no le llamaron tanta la atención como esta.

Park S.
¿Tu hermana es alérgica a algo? Me gustaría llevarla como mi acompañante a la fiesta del equipo de fútbol :)
Es para que me dejen entrar gratis, ¡no me ignores!

Jaesun se quedó perpleja, no comió más después de ver esos mensajes. Su apetito se fue siendo sustituido por una amarga sensación que inundaba su cuerpo produciendo que unos desagradables escalofríos recorrieran su cuerpo y juntos estos atrayendo más malos recuerdos.

Ella estaba a punto de llamar a Sunghoon, dispuesta a gritarle todo lo que en ese momento permitiéndole a su ira actuar por ella, pero la llegada de su padre la detuvo.

─Buenos días.

Jaesun se reincorporó en su asiento limpiando los rastros de comida de sus comisuras. ─Buenos días, padre.

─Deja el celular y termina de desayunar, anda. ─Jaeyang tomó una manzana a la par que acomodaba su corbata bien hecha.

─Si, padre.

Ella apartó su celular apagando la pantalla de este, pero su mirada permanecía sobre el dispositivo. Su mente se encontraba repleta de pensamientos contra Sunghoon y sobre cómo proteger a su hermana, lo cual sería una tarea difícil. El leer las palabras "alergia" y "fiesta" juntas en una misma frase causó un efecto terrible en Jaesun, no deseaba volver algo parecido como lo que sucedió en la fiesta de Jake hace dos años. El arrepentimiento y culpabilidad de haberla dejado ir sola no se esfumaba de ella.

Se supone que una hermana mayor debía proteger a su hermana menor, casi como una madre. Pero Jaesun hacia todo lo contrario, era como si ella misma llevara a Jae-Eun a la boca del lobo y se quedara ahí quieta, esperando.

─Jaesun ─la voz grave de su padre la sobresaltó sacándola de sus pensamientos─, vámonos.

Ella asintió recogiendo sus platos. Tomó su mochila pero, antes de salir de la casa detrás de su padre, escribió en un pequeño pedazo de papel "Desayuna, buen día" y lo dejó en el plato con dos tostadas que había hecho para su hermana. Ahora Jaesun esperaba que su madre no terminara comiéndose el desayuno de Jae-Eun.

Al cerrar la puerta, Jaesun echó un vistazo a sus espaldas a la ventana de Jae-Eun, viendo que su cortina de color rojo tenía un suave movimiento. La mayor supuso que ya se había despertado. Por otro lado, su padre cerró la puerta del auto de un portazo poniendo el auto en marcha a lo que Jaesun se apresuró para adentrarse al vehículo en el asiento del copiloto.

─Bien, vámonos.

Jaeyang empezó a dirigirse al colegio de su hija, durante el trayecto empezó una conversación que honestamente la chica prefería evitar pero, no podía.

─Jaesun, esta semana tienes una nueva competencia. Debes prepararte muy bien, sin descansos.

Ella lo miró angustiada. ─Padre, también esta semana son los exámenes finales. ¡De estos depende mi futuro!

─Lo sé, y por eso espero que organices tu horario para poder estudiar y practicar arduamente. Nada de fiestas, ni salidas.

─El profesor dijo que si era necesario, puedo dejar la competencia y participaría hasta el siguiente mes. ─agregó Jaesun con esperanzas de cambiar la opinión de su padre, pero este negó.

─No, necesitas controlar varios planes al mismo tiempo con eficiencia. ─Jaeyang se detuvo cuando el semáforo indicó el color rojo─. Debo prepararte para cuando llegué el momento en el que trabajes en mi empresa.

─¿Siendo abogada?

La voz de Jaesun había sonado tan devastada, además de aparentar más una afirmación que una pregunta. Ella no deseaba ser abogada, aunque tampoco sabía mucho lo que deseaba ser. Para Jaesun el esperando momento era el día en el que se enfrente a la universidad y diga con seguridad su profesión añorada, pero por ahora el oficio de abogado era su última opción.

En cambio Jaeyang, asintió con felicidad dejando asomarse una sonrisa llena de altanería y satisfacción. Él puso de nuevo el auto en marcha, conduciendo sin que esa sonrisa desapareciera.

─Así es, serás una gran abogada.

Jaesun frunció el ceño. ─Como lo has sido tú, el tío, el abuelo y casi todos los hombres de la familia.

─Sí, agradece que estamos en nuevos tiempos y puedes ser lo que desees. ─Jaeyang rio─. Tu abuelo se hubiera puesto loco al ver una mujer abogada.

─Claro. ─la chica ignoró el último comentario de su padre, aún recordaba las veces que visitó a su abuelo y solo escuchaba tonterías con esa voz ronca por el tabaco─. Pero, ¿por qué no puedo explorar otros trabajos? Quizá me desempeñe mejor en más cosas.

─No, por supuesto que no. El futuro de nuestra agencia depende de ti.

─También está Jae-Eun, a ella le gusta leer así que seguramente se interesaría por derecho para leer esos largos documentos con leyes.

Jaeyang rio sin una pizca de gracia, era como si le hubieran contando el peor chiste del mundo. Lo que causó la molestia y confusión de la chica, quien se cruzó de brazos.

─Por favor, hija, sabes como es tu hermana. ─Jaeyang chasqueó la lengua─. Con suerte terminará sus estudios.

─Ella es muy inteligente, desde niña lo ha sido. ¿Por qué no crees que será una grandiosa abogada?

─No quiero confiarle mi empresa a una chiquilla que solo piensa en fiestas, maquillaje y libros de fantasía. Sería algo irresponsable, e imperdonable.

─Padre, está disfrutando de su adolescencia como cualquier otra chica y aunque tenga algunos tropiezos, es entendible. ─Jaesun suspiró pesadamente─. Es inteligente, sabe lo que hace.

─¿En serio? Entonces dime, hija, ¿por qué la drogaron hace dos años en esa fiesta? ¿sabía lo que hacía?

Jaesun se quedó callada sin saber qué hacer, había recibido un balde de agua fría que por suerte la hizo reaccionar rápidamente pese al agridulce sentimiento que las frías palabras de su padre provocaron en ella. Lo que más le sorprendió fue la facilidad con la que su padre hablaba de ello, se trataba de su hija.

Otra risa incrédula salió de la garganta de Jaeyang mientras negaba con su cabeza.

─No lo creo. ─respondió a su propia pregunta─. Solo mírala, Jae-Eun no está preparada para nada.

─Definitivamente lo está, sin duda.

Jaeyang aparcó el auto cerca de la acera, observando a su hija con seriedad y unos ojos azules oscuros que parecían ser como una caverna helada. Era intimidante, pero Jaesun no demostraría ningún tipo de temor ante el hombre. Después de tantos años siendo la preferida, siendo la hija en donde recaían todas las exigencias, regaños y hasta golpes del hombre, aprendió a mantener la mirada fijamente en él sin apartarla ni un segundo. Era como entrar en una especie de reto donde solo uno saldría ganador.

─¿Cómo estás tan segura de ello? ─preguntó su padre frunciendo ligeramente su ceño.

Jaesun se encogió de hombros victoriosa y una sonrisa sarcástica en sus labios─. Estoy segura que mi hermana ha aprendido mucho más de la vida que tú, y lo ha hecho a las malas.

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