Halou sensuales seguidores, pedimos una disculpa por habernos ausentado durante tanto tiempo sin previo aviso, pero queríamos informarles que ya estamos de regreso y las dinámicas volverán a volver.
A continuación, dejamos los tres ganadores del último desafío que publicamos ¡Nos vemos el viernes!
***
—¡Demonios Ryan! ¿Qué parte de que nunca le toqué ni un cabello a ese idiota no entiendes? No tengo la culpa de que tenga una masculinidad frágil y haya mentido para no admitir que su novia le pateó el trasero por andar de acosador, aunque si me lo preguntas, se lo merecía y me habría encantado ser yo, así al menos tendría el gusto y lo que recibo sería lo que merezco.
Me ve inseguro.
—No lo sé Damien, escucha, sé que somos algo así como amigos, pero en serio no quiero meterme en problemas por estar contigo, ya sabes lo que todos dicen sobre ti en la escuela y si quiero postularme para presidente necesito estar con personas de buena reputación.
—¡Precisamente! Dime, ¿quien tiene los mejores grados en la clase? Soy yo, y antes de que esa estupidez pasara tenía una reputación impecable, ¡solo necesito la ayuda de alguien para poder limpiarla de nuevo! Solo piénsalo, por favor, podría ayudarte con tus materias e incluso colaborar en tu campaña para presidente —suplico juntando las manos.
Me ve durante unos segundo como evaluando mi proposición hasta que finalmente asiente.
—Bueno, ¿y cuál es el plan?
Admitiré que no esperaba que Ryan aceptara mi proposición en primer lugar, pero esperar que apoyara mi descabellado plan era absurdo. Suspiro, él tiene razón, lanzar un animal frente a un auto y luego lanzarme a recatarlo para quedar como héroe no es la mejor idea, es riesgoso para ambos y seguramente termino atropellado por el auto; aunque he de admitir que la idea de lucir como un personaje de película de acción es tentadora.
Al menos ofreció ayudarme cuando tuviera un plan verdadero.
¿A quien engaño? La planeación nunca ha sido mi fuerte, pero no puedo darme por vencido tan fácil, estoy cansado de todos evitándome y temiéndome como si fuera alguna clase de peligro cuando la verdad es que una mosca me mataría primero que yo a ella.
Debe haber algo que pueda hacer, solo debo pensarlo bien.
Finalmente el día ha llegado, mi plan —en realidad es el plan de Ryan— fue grabar un vídeo donde explicaba que todo lo que había ocurrido fue un malentendido, él se encargaría de editarlo y pedirle a la exnovia del idiota que "golpeé" que testifique la verdad y luego lo publicaría para que todos se dieran cuenta de que soy inocente.
Es por eso que no comprendo por qué el vídeo que estoy viendo solo me hace lucir peor de lo ya lucía. Todo lo que dije fue totalmente editado para parecer que confieso haber lastimado a aquel chico, y la confesión de su ex solo apoya cada palabra manipulada que sale de mi boca.
Le escribo un mensaje exigiendo respuestas y su respuesta es casi inmediata:
—«Gracias por ayudar en mi campaña, ahora limpié tu imagen, la pulí para que todos se dieran cuenta de quién eres en realidad, alguien patético y malvado, esto se llama Karma, y va por cada vez que me reemplazaste».
***
»Deja de ignorarme, Amelie«
Si de por si crees que ser el nuevo en una escuela es malo, imagina que la ex que te tiene rencor difunda un rumor que tiene a todos aterrados respecto a ti.
"Golpeó a un tipo que coqueteó conmigo hasta dejarlo en coma"
No hago fila para comprar en el almuerzo, ni tampoco en el detector de metales de la entrada, no tengo compañero de banca de clase o mesa de cafetería. Porque todos salen corriendo apenas me ven.
No literal, pero se siente así.
Mi hermano menor, Leo, me aconsejó hacer todo lo posible por pasar desapercibido, y que las cosas se calmarían. Pero ya pasaron dos meses y siguen.
Así que me dije a mí mismo, "Luca, eres mejor de lo que piensan" y se me ocurrió un plan.
Hacer que confesase la mentira.
Pero nada estaba saliendo según lo planeado, porque Amelie me está ignorando.
Presiono el icono de llamada y llevo el celular a mi oído, esperando.
Suena tres veces antes de que corte.
—¿Sigue clavándote el visto? —el pequeño Leo de 14 años entra en mi habitación, seguido de su "mejor amiga" Mía.
Los shippeo desde que se conocieron, y Mateo (el hermano de Mía) y yo hasta hicimos una apuesta de cuánto tardarían en salir. Pero ellos no tienen que enterarse, je.
—Sí —me eché hacia atrás dejando el celular en mi estómago y tomándome del cabello.
Escuché carcajadas y me enderecé un poco, observando a Mateo comer doritos desde un bol y acostado sobre mi puff.
—Gracias por el apoyo —espeté.
—A ver, déjame a mí —Mia, probablemente la única con más de cinco neuronas entre nosotros, tomó mi celular.
La observé teclear un momento, y después salté hacia ella de emoción al escuchar el sonido de una respuesta.
Fruncí el ceño.
»¿Si te paso mi pack lo desmientes?
Había puesto Mia.
Retiro lo de tener más neuronas.
»No«
Respondió Amelie.
Abrí la boca ofendido. Quiero decir, hablamos de mi lindo cuerpito. ¿COMO DECIR QUE NO?
Sacudo la cabeza, resignándome.
—Si le dijo que no a mi pack, entonces no hay nada que hacer para convencerla.
—Estoy seguro de que sí hay muchas otras opciones —dijo Leo.
—Yo también —lo apoyaron los hermanos Lincon.
Pero seguí con mi drama.
—Me rindo. Si quieren a un fuck boy, les daré eso mismo.
Lo primero que escucho al caminar por el pasillo son las cientos y cientos de carcajadas.
Los entiendo, no todo el tiempo se ve a tremendo espécimen como yo vistiendo camisa por dentro del pantalón, chaleco a cuadros, pantalón de vestir, cabello repleto de gel y zapatos de abuelo en una escuela.
Querían a un fuck boy, les di un good boy.
Así que sonrío a todo mundo, ayudo a los que puedo e intento no ir al baño para evitar mirarme al espejo.
Y, ¿saben qué? Lo logré.
Ya no soy el fuck boy, soy el ridículo.
Pero está bien, al menos no huyen cuando paso.
***
No entendía cómo es que había terminado en medio de aquel embrollo en su primer día de clases. Vió al chico en el suelo, con la nariz ensangrentada, y a su alrededor, un montón de espectadores. Los miró a todos, luego miró al chico, que permanecía inmóvil, con el miedo plasmado en el rostro. Nadie entendía lo que estaba pasando, pero no tardaron en comenzar a sacar sus propias conclusiones. Andrés tuvo la intención de aclarar todo, pero en ese momento, cuando uno de los profesores se acercó para frenar la supuesta pelea, un par de chicos fueron los primeros en señalarlo, y a ellos se sumaron todos los demás.
Estaba tan sorprendido que ni siquiera atinó a decir nada para defenderse de las mentiras. Todo terminó cuando se lo llevaron a la dirección, y por más que intentó excusarse, no hubo forma de hacerles creer que él no había tenido la culpa.
Durante el resto de la semana luego del incidente, todo lo que escuchaba era los comentarios de sus compañeros. Para todos era un matón de cuarta que se aprovechaba de los más débiles. Necesitaba pensar en algo urgente para revertir la situación y demostrar que todo aquello no había sido más que un desafortunado malentendido.
Esa mañana salió de su casa decidido. Él siempre fue partidario del diálogo; gracias a eso se había librado de varias peleas en el otro colegio, así que suponía que podía volver a hacer uso de su habilidad para convencerlos a todos de su inocencia.
Una cuadra antes de llegar al colegio, vio al protagonista del incidente. Pensó que era el momento perfecto para acercarse a hablar, pero cuando apuró el paso para alcanzarlo, vio a esos dos chicos doblando la cuadra para interceptarlo. Pararon al muchacho de un empujón, y entre los dos comenzaron a meterse con él. Lo primero que atinó a hacer Andrés fue sacar su teléfono para comenzar a grabar, pero cuando las cosas se salieron de control, supo que debía hacer algo para ayudarlo.
—¡Déjenlo tranquilo! —les gritó, levantando el teléfono para enfocarlos—, Tengo todo grabado, si no lo dejan en paz voy a difundir este video por todos lados.
Los chicos se alejaron de inmediato del muchacho, que había caído de bruces al suelo. Andrés se acercó a él para ayudarlo a levantarse, y entre gritos e insultos, lograron escabullirse y llegar al colegio.
—Vamos a mostrarle el video a la directora —comenzó Andrés, pero el chico lo interrumpió.
—¿Qué no son tus amigos?
—¡No! —exclamó—. Lo del otro día... Yo estaba llegando tarde a mi primer clase y todos esos chicos estaban bloqueando el paso, así que me metí en medio de la ronda y fue así como terminé golpeándote accidentalmente con mi botella. Lo siento.
El muchacho esbozó una sonrisa.
Finalmente, los dos llegaron a la dirección, y le enseñaron el video a la directora. Andrés consiguió probar su inocencia, los dos chicos fueron castigados y además, hizo un nuevo amigo.