Si solo fuera Hope -Hosie 1

By Unplanetadeunicornio

49.6K 4.2K 1.1K

1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... More

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 6
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 11
Libro 1 Capítulo 12
Libro 1 Capítulo 13
Libro 1 Capítulo 14
Libro 1 Capítulo 15
Libro 1 Capítulo 16
Libro 1 Capítulo 17
Libro 1 Capítulo 18
Libro 1 Capítulo 19
Libro 1 Capítulo 20
Libro 1 Capítulo 21
Libro 1 Capítulo 22
Libro 1 Capítulo 23
Libro 1 Capítulo 24
Libro 1 Capítulo 25
Libro 1 Capítulo 26
Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 30
Libro 1 Capítulo 31
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 39
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 10

1.4K 121 40
By Unplanetadeunicornio


Caos, solo así podría definirse a los cuatro días previos al cumpleaños de las gemelas. Caos para los atareados sirvientes que estaban bajo la muy atenta mirada de la princesa Elizabeth, esta nunca dejaría la organización de su fiesta en manos de alguien más, y caos para todo nobles en la corte que debía buscar un regalo apropiado para las jóvenes en orden de complacer a su padre, el rey de Francia.

La semana, tanto en el palacio como en el pueblo, fue destinada a interminables celebraciones en honor a las muchachas, algo que ocurría por primera. El primer día, faltando cuatro para el cumpleaños de las princesas, hubo un gran desfile en el corazón de la ciudad y este terminó en las puertas de la corte donde Josette y su hermana lo presenciaron desde uno de los balcones. El segundo día, faltando tres para el cumpleaños, la corte real se vio repleta de artistas y estos mostraron a las jóvenes sus habilidades. Desde contorsionista a trovadores, Josette aplaudió a todos mientras que su hermana les ignoraba debido al aburrimiento. El tercer día, faltando dos para el cumpleaños, se realizó una gran caza en el bosque de la propiedad y la castaña, quien claramente no había asistido a la misma, se horrorizó cuando un Conde, pensando complacerla, le regaló la cabeza del ciervo al que habían matado. El cuarto día, donde ahora se encontraban, se trataba de un torneo de caballeros y, sin sorprender a Hope, más de la mitad ya habían peleado por el favor de la Delfina ahora que el rumor de querer casarse había alcanzado a toda Francia.

- ¡Sir Matt de la casa Donovan! -Un hombre, el mismo que llevaba gritando desde temprano en la mañana, informó mientras extendía frente a él un pergamino bastante maltratado donde tenía anotado los nombres de todos los participantes.

Un sirviente, uno que parecía no querer estar ahí, colgó el estandarte de la casa Donovan junto al de Sir Connor de la casa Moreau. Sir Connor, joven al que Hope había visto pavonearse estos últimos treinta minutos, había derribado a tres caballeros y, como todos los otros, había pedido el favor de la Delfina quien le otorgó una sonrisa amable antes de verlo vencer a sus rivales con una maestría envidiable.

- Una de mis tías, Elena Gilbert, salió con Sir Matt durante un tiempo -Josette, sentada junto a su hermana en el palco real, le comentó y ella, para evitar que el resto de los nobles a su lado escucharan, se acuclilló junto a la joven a pesar de su incómoda armadura- No terminó bien, guarda cierto rencor a la misma desde entonces -

La pelirroja levantó la cabeza para encontrar al hombre, notablemente mayor que los otros, aceptando el casco que su escudero le ofrecía a final. Este se montó sobre su caballo, una yegua marrón con manchas blancas, y luego agarró la lanza que el sirviente le tendía para que pudiera derribar a Sir Connor de su caballo.

- Se dice por ahí que los gustos de la Duquesa de Anjou son exquisitos -Hope vociferó en un tono neutro mientras todavía trataba de procesar que la tía de Josette, la famosa Duquesa de Anjou, había salido con un hombre sin gracia como Sir Matt de la horrible casa de los Donovan- No se debe creer todo lo se escucha, parece ser -

La Delfina de Francia se ahogó al tratar de reprimir una carcajada y la pelirroja, escudándola, no pudo evitar el esbozar una pequeña sonrisa a pesar de que Elizabeth, muy agresivamente, había volteado su rostro para descubrir lo que tanta gracia daba a su gemela. Era aquella la segunda vez, tal vez tercera, que Josette se reía durante el torneo y era la segunda vez, tal vez tercera, cuya causa era Hope.

- Lamento temer que Sir Connor decepcione a las damas de la corte si la vida le trata tan mal como a Sir Matt -Josette, solo cuando la gente en el palco dejó de prestarle atención, continuó hablando en voz baja mientras daba un fugaz vistazo al muchacho mientras este se alistaba sobre su elegante caballo.

Estaban cerca de la bahía, la familia real tenía un enorme recinto en madera donde se solían hacer este tipo de eventos por gusto de su majestad el rey. Los estrados estaban repletos de nobles, tal vez unas quinientas personas, y la seda decoraba los balcones y tablados para llenarlos de vida. Cerca del cadalso, donde los jueces estaban, se encontraban un par de músicos ambientando el torneo y dos por tres el cuerpo de ministriles solía tocar alguna trompeta o tambor para advertir a las personas de la llegada de otro competidor.

- Algo me dice que usted no sería una excepción, princesa -Hope, siguiendo la mirada de la joven, comentó con cierta frialdad haciendo que la castaña frunciera el ceño al voltear a verla otra vez.

El palco, donde los miembros de la realeza se encontraban, estaba rodeado de lujos y pocas personas; unas trece o catorce tal vez. El rey yacía sentado un poco más arriba, casi en el medio del palco real, y a su lado estaba la reina en compañía de unas buenas amigas ahora que su majestad le estaba ignorando por platicar con un grupo de duques a los que había permitido acompañarle aquella tarde. Junto a Elizabeth, sentada a la izquierda de Josette, estaba Sebastian y este último, a diferencia de la menor de las princesas, parecía disfrutar mucho de la actividad del día.

- Es atractivo, debo admitir -La castaña, aclarándose la garganta como si no supiera qué responder, confesó antes de moverse sobre su asiento para escapar de los penetrantes ojos azules de su tan hermosa escolta.

Hope, volteando su rostro al frente, observó a Sir Connor mientras este era aplaudido cual campeón. Era, además del caballero favorito de los grandes nobles, joven y rico. De cabello corto y rubio que ahora ocultaba bajo un yelmo plateado, poseía éste tanta destreza como torpeza. No era muy alto pero sí atlético, de ojos verdes y rasgos delicados que, como Josette bien había marcado, hacían babear a las damas de la corte.

- Arrogante y descuidado -La pelirroja, tras extensos minutos estudiándolo, agregó sin atreverse a negar su belleza.

A lo lejos, en los estrados y balcones que rodeaban el campo, podía ver a los hombres apostar por el muchacho y a las hijas de estos gritar por el mismo para que este les diera su atención. Un beso desde la distancia, un guiño, una sonrisa, un favor. Hope creía que con la locura de las mismas les serviría cualquier cosa, un cabello del joven incluso.

- ¿Descuidado? -La princesa, riendo a pesar de que no había nada gracioso en el comentario, preguntó mientras se sentaba más cerca del borde de su silla ahora que los hombres habían comenzado a pelear- El caballero de las tinieblas, como bien le llaman, ha derribado a tres hombres -

Josette estuvo equivocada, Sir Connor no había derribado a tres caballeros sino seis. Sir Matt de la casa Donovan había sido el cuarto, este había caído del caballo como un costal de papas, y Sir Kaleb de la casa Hawkins, un buen amigo de la Delfina de Francia, había sido el quinto a pesar de haber presentado una buena resistencia. Sir Kaleb, quien había pedido por el favor de Lady Cleo Sowande, terminó con una gran contusión mientras que Sir Matt, quien había pedido por el favor de Lady Penny, terminó con un brazo roto.

- ¡Sir Charles de la casa Fontaine! -

Sir Charles, como habían anunciado, era dos o tres años mayor que su oponente, Sir Connor. Era, a diferencia de este último, de cabello oscuro como todo aquel de la casa Fontaine y a pesar de lo que Hope había creído, muchos nobles apostaron por él a pesar de que la suerte no había estado de su lado en los últimos dos torneos.

- Pido por el favor de Josette, la princesa de Francia -El muchacho gritó desde su lugar a los pies del palco real luego de haber hecho, sobre su caballo, una reverencia al rey quien le aplaudió un poco antes de ignorarle en orden de beber su vino.

Hope, que ya había dejado de estar en cuclillas, llevó su vista al cielo y su mano derecha descansó en la empuñadura de su espada mientras esperaba por la respuesta de la joven. No era este el primer hombre que pedía por el favor de la princesa y seguramente, con la increíble belleza de la misma, tampoco sería el último considerando que el torneo duraría todo el día y Elizabeth ya estaba prometida.

Josette, con su asiento a dos metros de la baranda de madera por precaución, se limitó a sonreír como había hecho con todos los otros caballeros que habían pedido por su suerte. A su lado, sobre una pequeña mesa que descansaba entre las gemelas, había un par de coronas de laurel apiladas que las damas utilizaban para coronar a los caballeros a los que ellas otorgaban favor. La reina consorte, Caroline, había coronado a Sir Lorenzo de la casa St John quien había, amistosamente, pedido por su favor pero Josette, cuyos pedidos habían sido innumerables, no había otorgado corona alguna lo que de cierta forma complacía a Hope.

¿Si le agradaba tanto Sir Connor, como parecía ser, por qué no había coronado a este cuando pidió por su favor al comienzo del torneo? Hope pensó mientras Sir Charles, sin nada más que una sonrisa por parte de la castaña, se iba para tomar su puesto.

- Deberías haberle otorgado tu favor -La pelirroja, cuando un sirviente retiraba el destrozado cadáver de Sir Charles de la casa de los Fontaine, vociferó sin darse cuenta del angustiado rostro de la princesa mientras esta era consolada por su hermana. El joven Connor había logrado derribar al hombre de su caballo y la pelea, al parecer por una rivalidad muy grande entre sus casas, había terminado en un duelo con espadas- Debo ir en busca de un baño, volveré en un segundo -

Josette, con su mano entre las de su gemela, le otorgó un pequeño asentimiento y luego se inclinó hacia atrás para platicar con Lady Penelope Park mientras los sirvientes quitaban los sesos de Sir Charles que estaban pegados al suelo para que nadie pudiera olvidarlo luego de aquel día. A diferencia de su padre, también de su cuñado, no gustaba mucho de estas actividades, por lo menos no cuando morían personas, algo muy usual.

- ¿Qué diablos está haciendo? -

La voz de Sebastian, joven que hasta hace unos minutos estaba hablando con su prometida, la hizo mirar en dirección al campo donde los tambores habían alertado al rey de un nuevo participante. Entre tanta gente y tan lejos de la baranda, los pedazos de madera usualmente salían volando, la castaña no podía ver absolutamente nada.

- Quiere morir -Elizabeth, llamando la atención de su gemela, confesó mientras Josette se esforzaba por encontrar a lo que estos dos hacían referencia.

La gente, por algo que la Delfina de Francia todavía no comprendía, empezó a aplaudir como si el mismísimo rey hubiera bajado a pelear, algo que no ocurría en más de quince años, y con ello los caballos comenzaron a ponerse inquietos a pesar de estar acostumbrados al ruido. La princesa buscó el estandarte del nuevo hombre pero ahí, donde debía estar junto al de su rival, no había nada como si nadie supiera qué diablos poner; como si el caballero fuera un fantasma, un sin nombre y títulos.

- ¡Sir Hope de la casa Marshall! -

Cuando Josette, todavía confundida, escuchó aquello su corazón dejó de latir durante unos largos segundos. Sus ojos, presos del terror, volvieron a escanear al campo para encontrar aquello que el hombre bajo el palco real afirmaba mientras sostenía un nuevo pergamino que parecía no tener sentido y su hermana, reconociendo aquel pavor en sus ojos oscuros, le apretó la mano para que se tranquilizara.

No tardó en encontrarla, no llevaba el yelmo puesto por lo que su cabello pelirrojo llamaba la atención en medio de aquel cementerio cubierto de sangre y caca de caballo. Además de ser un guardia real, su armadura lo dejaba en evidencia, era una mujer y aquello era lo que se había llevado todos los aplausos a pesar de que Josie juraba que nadie apostaría por la misma una vez llegara el momento de tener que hacerlo.

- ¿A quién pedirá favor esta tarde, señorita Marshall? -El rey, igual de sorprendido que el resto de los participantes, preguntó al ver que la joven estaba lista para terminar con todo este circo. No tenía estandarte, no tenía un apellido conocido y nunca la había visto participar de estos torneos por lo que, en opinión de Sir Connor, solo era una niña idiota queriendo jugar con los grandes- Todo campeón debe escoger, no existen excepciones -Advirtió cuando esta se ubicó sobre su caballo, lanza en mano y yelmo puesto como su rival.

Juraba que el torneo de caballeros había sido idea de Alaric para encontrar en este un pretendiente fuerte y rico para su heredera por lo que, si era aquella la intención del mismo, Hope le mostraría estar muy equivocado. Tiraría de los caballos a todo hombre para mostrar al rey que ninguno, ni uno solo de todos estos caballeros, era digno de la mano de la bella castaña.

- Esperaba ser bendecida con el favor de la Delfina -Su voz, mientras todos esperaban por su respuesta, puso fin al silencio mientras yacía ubicada a los pies del palco real donde, muy a regañadientes, había hecho una vaga reverencia al monarca quien esbozó una sonrisa igual de falsa.

La mencionada, que había abandonado la mano de su gemela, sorprendió a todos al ponerse de pie para tomar una de las múltiples coronas de laurel a su lado. Era la primera, sería también la última, que entregaba aquel día por lo que Hope, de la desconocida casa de los Marshall, fue rápidamente envidiada.

- Vas a morir -Fue lo que la castaña, en una voz muy baja, dijo cuando alcanzó la baranda para coronar a su guardia real, algo que nunca se había visto a pesar de los miles de torneos en la historia.

Ni una mujer en el torneo, ni una princesa coronando a la misma. Nada, absolutamente nada de lo que ocurría en aquel momento, se había visto antes pero tampoco nada que viniera de Hope Mikaelson o Josette Saltzman era muy normal.

- Nunca me has visto en torneos -La pelirroja, sin poder ocultar una radiante sonrisa a pesar del comentario poco alentador, apuntó mientras dejaba que la castaña colocara aquello sobre su yelmo.

La Delfina, como era usual, llevaba un elegante vestido con los colores de su casa y la sonrisa amable volvía a decorar sus labios a pesar de no estar a favor de la situación. El invierno se había retirado por lo que ahora, deslumbrando a todos, traía sus hombros al descubierto y su cabello recogido en una hermosa trenza que ciertas flores decoraban en honor de su difunta abuela, la madre de la reina.

- Porque nunca has estado en uno -Siseó luego de apartar sus manos del casco, sus orbes oscuros chequeando las hojas verdes que decoraban el yelmo plateado de lo que por momentos parecía ser su amiga y no guardia real.

Ella no solía asistir a los torneos de caballeros pero de haber habido una mujer en estos ella se habría enterado, por nobles o sirvientes la noticia le habría llegado. Era casi tan escandaloso como una mujer no casada a la espera de un bebé, algo que Josette no comprendí mucho y nadie se molestaba en explicarle.

- Siempre hay una primera vez -La primogénita de Niklaus, molestándola, bromeó sin poder dejar de sentirse eufórica por recibir la bendición de la Delfina quien hasta aquel momento había rechazado a todos.

La princesa rodó los ojos y, con sus manos apoyadas sobre la baranda para inclinarse hacia abajo, esperó a por Hope para que esta acercara su cabeza como había visto a muchos hombres hacer antes de ella. Como era costumbre, por lo menos cuando se otorgaba el favor a un caballero, la castaña depositó un suave beso en el yelmo de la pelirroja quien segundos más tarde se retiró para recibir otro comentario poco alentador.

- También una última -

La princesa de Gales esbozó una sonrisa aún más grande y sus ojos azules, bajo la luz del sol, brillaron con diversión cuando tiro de su cabeza hacia atrás para volver a hacer contacto visual con la joven. Desde ahí abajo, con Josette prácticamente flotando sobre su cabeza debido a la altura que tenía el palco, parecía un ángel lo que le hacía imposible negar que era una princesa muy hermosa.

- Para haberme concedido su favor, algo que no ha otorgado a otros caballeros, confía usted muy poco en mis habilidades -Mencionó cuando su caballo comenzó a irritarse, con ello cambiando el peso de su cuerpo de una pata a otra con bastante frecuencia.

Josette, quien hasta aquel entonces había mantenido el contacto visual, levantó la cabeza para mirar los estrados y el cadalso. En realidad no miraba nada, solo escapaba de Hope esperando que esta no pudiera ver sus mejillas sonrojadas ahora que, en efecto, le había otorgado su favor.

- Le deseo suerte, Sir Marshall, porque estos juegos suelen ponerse rudos -Advirtió cuando la gente comenzó a preocuparse de tanta espera.

La entrega de favores solía ser bastante rápida, se coronaba al caballero y se le otorgaba un fugaz beso al yelmo del mismo para medio segundo después verlo partir al campo donde tomaba lugar en uno de los extremos. Con Hope, sin embargo, llevaban sonriéndose y picando hace más de tres minutos.

- No juego de otra forma -La pelirroja comentó cuando Perseo movió la cola y volvió a levantar una de sus patas delanteras para golpear el suelo con la punta de su pezuña. Era como si el mismo, por tanta plática, le estuviera retando al dejar un pozo en la tierra- Para cuando esto termine le traeré el yelmo de Sir Connor, princesa. Será envidiada por las otras damas de la corte -

Sir Connor, el caballero de las tinieblas. Hope no pudo evitar reírse, estaba segura de que este nunca había estado en la vanguardia o siquiera lastimado a alguien fuera de este tipo de torneos. Estaba segura de que, de ser llamado por la corona para asistir a una batalla este se escondería bajo las faldas de su madre esperando que la riqueza de la misma lo salvara de ello.

- ¿No pudo encontrar otra actividad menos sangrienta para demostrarme que es este descuidado? -La castaña, cuando ya no había más para decir, preguntó robándole una sonrisa que la misma no tardó en imitar.

Elizabeth, que tomaba el brazo de su prometido, estuvo a punto de levantarse para obligar a su hermana a sentarse. Estaban llamando mucho la atención, no había ojos que no estuvieran puestos en la extraña pero cómoda interacción entre ambas.

- No habría una mejor oportunidad -

Sir Marshall, sin estandarte o apodo aterrador, se despidió para encontrar su lugar en el extremo opuesto al de Sir Connor a quien, en solo dos vueltas, logró tirar de su caballo para arruinar las apuestas de todo noble en los estrados. La sorpresa, de todas formas, llegó cuando, rechazando el triunfo de la pelirroja, Sir Connor corrió hasta tomarla por la espalda para tirarla de Perseo quien se puso en dos patas hasta que un sirviente logró sacarlo del medio cuando Hope desenvainó su espada para continuar en un duelo.

- ¿Últimas palabras, Sir Marshall? -Connor sugirió al aferrarse a su espada con ambas de sus manos, la misma apuntando a la pelirroja como si la sentencia estuviera marcada y el destino no pudiera ser otro.

Muchos nobles se habían puesto de pie, los jueces incluso, y habían comenzado a alentar la pelea porque en las mismas uno siempre terminaba muerto. Había pasado eso con Sir Charles, también con una docena de caballeros antes de este.

- Prometí ese yelmo -

El muchacho, tan torpe como atractivo, avanzó y Hope se escabulló bajo su brazo hasta alcanzar su espalda para golpearle el trasero con la hoja de su espada. Fue, entre muchas otras cosas, bastante vergonzoso para el joven una vez todos comenzaron a reír para apostar a favor de la chica. Preso de la ira, mucho más de la vergüenza, Sir Connor volvió a atacar y la pelirroja no tardó en golpear su rostro con la empuñadura de su arma hasta que el muchacho, en no más de cuatro minutos, terminó de rodillas mientras ella le tomaba por la solapa de su armadura para que su rostro ensangrentado pudiera ser visto desde el palco real donde Josette esbozaba una sonrisa ante la burlona reverencia que la princesa de Gales le había otorgado tras el gran triunfo.

El día del cumpleaños, el día luego del torneo de caballeros, Hope tuvo que agradecer ser guardia real de Josette y no de su hermana quien no paraba de subir y bajar escaleras dando órdenes sobre la mala elección del decorado o la estatua de hielo ubicada en el ángulo incorrecto. Incluso, cuando la alcanzó en aquel salón, parpadeó con incredulidad cuando la chica pudo diferenciar, algo en lo que Hope no tuvo éxito alguno, entre dos verdes que según ella juraban no eran iguales.

- Alteza -La pelirroja se inclinó en una pequeña reverencia cuando pudo hacerse con una mínima fracción de su atención, lo que había sido todo un logro si debía ser honesta- Feliz cumpleaños -

- Gracias por recordarlo, Hope -La chica agradeció sin prestarle mucha atención ya que observaba como un joven, justo detrás de la pelirroja, colocaba las flores erróneas en un antiguo jarrón griego- Se ha lucido ayer en la tarde, los nobles pronto la querrán en los siguientes torneos -

La Princesa de Gales inclinó su cabeza hacia atrás en un mero reflejo, desconcertada no solo con el hecho de que la misma la llamara por el nombre sino que también se las arreglará para responder en un tono amable pese al notorio malhumor que traía.

Por otro lado Hope ni siquiera creía que pudiera pasar por alto el cumpleaños de la princesa, incluso si lo hubiera olvidado el enorme alboroto en el palacio se lo habría hecho saber en cuanto pusiera un pie en cualquier sitio de la corte.

- ¿Puedo serle de alguna ayuda? -Se ofreció con suavidad, sosteniendo un par de estandartes bordados que estaban a punto de caerse, luego de agradecer el halago, algo poco usual en Lizzie.

Eran telas azules bordadas con la clásica flor de lis que representaba a Francia, probablemente dichas banderas serían colgadas a las afueras de la gran estructura o incluso puestas en el gran salón donde se haría el baile.

- Solo si has visto a mi hermana, las paredes se la han tragado -La chica le informó mientras le daba una mano, ayudándola a colocar las banderas sobre una mesa próxima a la entrada.

Algún soldado se encargaría de colgarlas más tarde, al parecer no era algo en lo que ambas iban a perder el tiempo.

- No, alteza -

Elizabeth una vez captó la atención del chico, aquel de las flores, pasó su dedo índice por su garganta, intimidándolo.

- Hazle saber que la estoy buscando -Fue su escueta orden antes de desaparecer de su lado, su voz aun haciendo eco por la mente de la pelirroja.

Eran las once de la mañana pero Hope no había visto a la otra cumpleañera en lo que iba del día, sabía que probablemente estaba evitando todo este caos que consumía a la planta baja de la gran corte. De hecho se la imaginaba en un pequeño rincón olvidado, ocultándose de todo aquel que la estuviera buscando para pedir opinión sobre el color de las flores o la música que sonaría durante el tan ansiado baile.

La heredera al trono de Inglaterra percibió la forma en la que una de las doncellas personales de Josette se acercaba a su encuentro, ocultándose tras una columna para que Elizabeth no la viera pese a que la misma estaba muy ocupada en la otra punta del salón.

- Buenos días, señorita Marshall. La Delfina me pidió que viniera por usted, requiere de su presencia en cuanto le sea posible -Le comentó arrugando la tela de su propio vestido a causa de los nervios, utilizando el cuerpo de Hope para ocultarse de la menor de las gemelas.

Ya era tiempo, la fiesta iba a llevarse a cabo en un par de horas y la joven princesa aún no había dado señales de vida. No es que Hope la hubiera estado buscado durante todo este rato, de hecho le había dado su espacio mientras acompañaba a Caroline al pueblo ya que la misma debía recoger unos pedidos especiales que había realizado a principio del mes.

- ¿Puedo saber dónde esta se encuentra? -Hope inquirió con una ceja en alto, susurrando como si fuera el mayor secreto de Estado.

Se inclinó hacia adelante, con ambas de sus manos descansando en su cinturón, para escuchar lo que la mujer fuera a decir.

- Si es tan amable haga el favor de seguirme -

La mujer marcó el paso y cinco minutos después se encontraron de pie frente a la puerta de la habitación de Josette, algo que no había esperado.

¿La chica se ocultaba en su propia habitación? Hizo una nota mental de enseñarle cómo esconderse una vez tuviera algo de tiempo para ello, lo que definitivamente no era hoy.

Hope golpeó la puerta, observando a la doncella marchar por el pasillo, y se adentró al lugar una vez escuchó que la princesa le otorgaba permiso.

- Su altez... -Hope desvió su mirada al techo, con una rapidez nunca antes vista, una vez sus ojos habían recaído en la gran tina con agua caliente donde otra doncella le estaba dando un pequeño baño a la joven castaña.

- Puedes retirarte, muchas gracias -

Escuchó la amable voz de la Delfina, aquello siendo apenas un susurro que alcanzo sus oídos.

La pelirroja no tenía que observar para saber que aquel comentario iba dirigido a la doncella y no a ella; no tenía sentido que Josette la mandara llamar para luego obligarla a abandonar la habitación a segundos de haber entrado en la misma.

- Si me necesita vuelva a llamarme, princesa -La mujer, de la que Hope juraba era la primera vez que oía su voz, dijo antes de pasar junto a la pelirroja para abandonar los aposentos de la Delfina; cerrando la puerta tras ella.

- Escuché que saliste con mi madre al pueblo, me hubieras avisado así tenía la oportunidad de huir de aquí con ustedes -

Hope asintió levemente, su interés aún puesto en la simple decoración del techo.

- Lo siento, creía que su alteza quería algo de tiempo a solas -Se aclaró la garganta, reparando en la pequeña grieta en una de las esquinas.

Sentía como sus mejillas volvían a calentarse, algo que la alertó por completo. Ya era la segunda vez que le ocurría, todo en menos de veinticuatro horas y a causa de la misma persona.

- Temo que tu preciado cuello termine por doler en esa incómoda postura -La chica soltó un suspiro divertido, pasándose el trapo con jabón por su antebrazo derecho- No lo has perdido ayer en manos de Sir Connor, no veo que debas hacerlo hoy en manos de la princesa -

- Lo siento -Bajó la mirada, centrándola en Josette por un par de segundos.

La misma lucía una sonrisa radiante y su cuerpo sumergido en el agua estaba cubierto por la espuma, algo que no sabía muy bien cómo hacer sentir a Hope al respecto. Su cabello castaño estaba mojado, un par de mechones pegados contra el contorno de su rostro, y sus manos se aferraban al borde de la tina.

Observaba a Hope, y a diferencia de esta la castaña no vacilaba en su mirada.

- Segunda vez que te disculpas en menos de un minuto -Chasqueó la lengua, su rostro ladeándose ligeramente.

¿Cómo podía verse tan confiada, bromeando con ella, cuando estaba completamente expuesta bajo aquella fina capa de burbujas?

- Feliz cumpleaños, Josie -Le sonrió provocando que un mismo gesto se extendiera por los acolchonados labios de la princesa.

Tenía una boca muy bonita, pero Hope se deshizo de aquel pensamiento a la misma velocidad con el que este había surgido sin permiso alguno.

- Gracias, Hope -Cuando la castaña agradeció, la heredera de los Mikaelson tanteó el objeto que había guardado en uno de sus bolsillos delanteros; retractándose antes de siquiera sacarlo.

- ¿Has pedido por mí? -Se aclaró la garganta, sus pálidos dedos abandonando el objeto para que el mismo volviera a caer al final del bolsillo.

Siendo honesta aún dudaba sobre si aquello podría o no ser una buena idea.

- En efecto, requería platicarte de algo en lo que he estado pensando los últimos días -La chica suspiró, frotándose la sien con algo de cansancio pese a que el día recién comenzaba.

- Compártelo, por favor -

- Es un día muy importante y no... -Aquello se le estaba haciendo más difícil de lo que pensaba, lo que en realidad no tenía mucho sentido- No quiero que estés toda la noche siguiéndome -

Había sido una flecha al pecho que cierta joven pelirroja jamás admitiría, ni siquiera para si misma ni con una daga amenazándola por la garganta.

- Lamento decir esto pero hoy no puedes quedarte sin seguridad, tu padre me lo ha informado esta mañana después de que el mismo tuviera una rápida reunión con sus consejeros -La pelirroja negó, observando sus botas oscuras debido a un sentimiento que no pudo descifrar. Tal vez lo hacía a causa de que algunas burbujas de la tina habían comenzado a desaparecer, lo que apeligraba a que el cuerpo de la castaña se expusiera por completo- Me aseguraré de caminar varios pasos por detrás, prometo que no te darás ni cuenta de mi presencia -

Hope observo la cama revuelta de la Delfina, las sabanas completamente desarregladas. Había varios vestidos, aquellos que suponía la castaña debía probarse luego del baño, descansando sobre algunas sillas junto a la mesa ratona.

La Delfina de Francia soltó una tierna carcajada, negando al tiempo que aferraba sus manos al borde de la tina para sumergirse durante unos cortos segundos. Cuando volvió a la superficie se quitó el exceso de agua en su rostro, tirando todo su cabello hacia atrás.

- Me temo que no has entendido en absoluto lo que he tratado de expresar de forma tan torpe -Aclaró su garganta, apoyando sus brazos en el borde de la madera antes de dejar descansar su mentón en el dorso de su mano- Esperaba que pudieras acompañarme pero no como mi guardia real sino como Hope. Ha sido eso lo que pedí de regalo a la corte en una carta que he enviado por mi paje hace aproximadamente unos treinta minutos. Después de arrebatarme la posibilidad de contraer matrimonio de forma libre han permitido, por mera pena, este deseo de cumpleaños -Y ahí estaba por tercera vez, las mejillas de la pelirroja ardiendo como el color de su cabello sin tener razón aparente- ¿Estás ahí? -La chica se burló nuevamente, chasqueando los dedos.

- Me temo que me he quedado escasa de palabras -Se desabrochó la pequeña tira alta de su camisa color tiza, ¿de verdad hacía tanto calor en invierno?- Será un placer, Delfina -

Lo decía enserio, un sentimiento agradable se extendía por su pecho.

- Terminaré de bañarme y juntas podremos huir de Elizabeth -

Así fue como, con algo de clara privacidad, Josette se colocó un cómodo vestido y tomó la mano de Hope para guiarla hasta el último piso del palacio.

La pequeña puerta de madera crujió cuando la castaña la abrió poco antes de tomar lugar en un pequeño sillón, recostándose plácidamente en este. La luz del sol que entraba a través de la ventana daba directamente sobre su piel, lo que le otorgaba un aspecto mágico. Había traído con ella su libro favorito y no había perdido tiempo en sumergirse entre aquellas viejas páginas que ya bien había leído cientos de veces antes; aun así sentía las mismas sensaciones que la primera vez que se había permitido leerlo tres años atrás.

Hope en cambio se había acomodado frente al atril, dejando volar su alocada imaginación. Su mano automáticamente trazaba figuras en el lienzo, si bien nunca había tomado la decisión se encontró a si misma pintando a la chica que tenía en frente; lo suficientemente sumergida en su lectura como para que dicho panorama resultara fascinante para la única hija de Niklaus.

Estuvieron, salteándose el almuerzo, alrededor de cinco horas haciéndose compañía sin la necesidad de intercambiar palabras. De hecho frente al tentador calorcito que golpeaba de forma placentera su piel, Josette terminó por caer dormida y fue ahí donde Hope pudo hacer hincapié en los pequeños detalles de su marfilado rostro relajado.

Cuando llegó el debido momento la pelirroja despertó a la joven, avisándole que el sol pronto se pondría y con eso la misma debía comenzar a aprontarse para su fiesta.

La acompañó hasta la puerta de su habitación y cuando iba a decirle que vendría a buscarla en dos hora, la castaña negó diciendo que ella iría a por Hope a la habitación de la misma. La chica no refutó aquello, simplemente se encaminó hasta su habitación para tomar un baño rápido.

Al cerrar la puerta recalcó en una pequeña caja cerrada que se ubicaba a los pies de su cama, un moño blanco decorándola. Cautelosamente se acercó a esta, vacilando a la hora de abrirla.

Su corazón latía desaforadamente, por algún extraño motivo su mente había volado hasta la posibilidad de encontrar dentro algo desagradable; estaba segura que su padre no era el único al que le gustaba enviar extremidades para atormentar a sus víctimas.

Su corazón dejó de latir durante un par de segundos cuando al destapar la caja encontró en esta un vestido color vino perfectamente doblado a la mitad, sobre este una pequeña nota con una perfecta caligrafía ladeada.

Creí podría resaltar tus ojos

Con amor, Jo

Una pequeña lágrima resbaló por su pálida mejilla, pero no era a causa de tristeza. Dudaba que se hubiera sentido tan feliz desde que había dejado su país, por unos segundos recordando aquella sensación de estar rodeada de su familia.

Sacó el vestido de la caja, acostándolo sobre la cama para quitarse la camisa mientras lo miraba con cuidado. Comenzó a desabrochar sus pantalones, lista para tomar un baño.

Como Josette había prometido esta se presentó en la puerta de la habitación de Hope poco antes de las siete, su corazón atascándose en la parte posterior de su garganta a causa de las intensas mariposas que hacían un complot contra ella dentro de su inestable estómago.

Hope no pudo notar la acción poca exitosa que hizo Josie, aquella de pasar su antebrazo por su barriga para tratar así de sofocar aquel sentimiento. La agobiaba tanto que parecía que terminaría por sofocarla al menos que esta se decantara por decir o hacer algo; a lo que se rehusaba por completo debido a un miedo evidente.

- Wow -La boca de la chica se había secado, parecía que ninguna parte de su cuerpo quería colaborar con el nerviosismo que surgía al intentar ocultar todo ese despertar de emociones que sentía cuando la pelirroja estaba cerca- Estás...yo...Hope -Parpadeó varias veces antes de que sus ojos volvieran a recorrer el cuerpo de la única hija de Niklaus, su mente tratando de formular algo coherente mientras se tomaba el tiempo de hacer aquello- Estás preciosa, te ves increíblemente preciosa -Cerró fuertemente sus ojos, maldiciendo lo estúpido de su halago- Eres preciosa, el vestido solo... -

La heredera Mikaelson había utilizado cientos de vestidos en su vida, pero era la primera vez que se ponía uno desde que había pisado Francia.

- También estás preciosa, Josette -La chica sonrió con suavidad, colaborando con el extraño nerviosismo de la castaña- Apuesto todos mis chelines a que no podrán dejar de verte, y no hablo solo de hoy -

Josette frunció los labios, lo único que su corazón quería era que Hope la mirara; además, claro estaba, de gritar aquello a los cuatro vientos.

- Gracias -

La joven tendió una mano a la chica de nacionalidad inglesa, quien con gusto la tomó sin siquiera dudarlo dos míseros segundos.

- ¿Me guardarás un pieza? -

La pelirroja no la miró a los ojos tras formular aquello y Josie agradeció eso porque las chispas que brotaron de sus ojos, tras la inesperada propuesta, la habrían delatado por completo.

- Si así lo deseas, podría guardarte una por el resto de los bailes que me quedan -Comentó antes de volver a morder su lengua, maldiciendo internamente.

Estúpida, estúpida, estúpida.

- El vestido es hermoso, muchas gracias -

Josette asintió, inconscientemente frotando con su pulgar el dorso de la chica.

El salón estaba repleto de invitados, para cuando llegaron a este sus manos ya no se encontraban unidas por razones sumamente obvias.

La Delfina de Francia había sido abordada por un montón de personas importantes, aun así sus pensamientos y atención estaban centrados en una sola persona que buscaba darle su espacio para que pudiera interactuar con todo aquel que quería hacerse de su atención.

Elizabeth no había pasado por alto las fugaces y anhelantes miradas de su hermana, incluso pensó en acercarse a esta para comentarle que estaba siendo demasiado evidente; algo que no podía permitirse en absoluto.

La heredera al trono francés había bailado pequeñas piezas con un montón de personas que su padre el rey, sin disimulo alguno, le había presentado con efusivo entusiasmos durante toda la noche. Su estómago incluso se revolvió con nauseas cuando este le presentó, como si no fuera absolutamente nada, a un hombre que le doblaba la edad; gracias a su madre ella no había tenido que bailar con el mismo, lo que habría sido un martirio debido a que era increíblemente patoso.

Era la celebración más importantes del año, la comida rebosaba y la música no se detenía pero aun así lo único que la homenajeada había disfrutado hasta el momento había sido la tarde con Hope en el ático y el pequeño intercambio de regalos que había hecho con su gemela poco antes de que la fiesta tomara lugar.

Al finalizar la noche, cuando ya todos se habían ido y eran las únicas que quedaban en pie, Josette tomó a Hope por la muñeca izquierda de la misma.

- Me ha pisado los pies cuatro veces en un mismo paso -Comentó en medio de una carcajada, dándole un sorbo a su copa de agua.

Deslizó su mano por la piel del antebrazo de la pelirroja, hasta alcanzar sus dedos y estirar su brazo para volver a traerla hacia si con un giro bastante torpe.

Hope chocó ligeramente con su pecho, soltando una carcajada al tiempo que volvía a dar un par de pasos hacia atrás para dejar entre ellas el suficiente espacio como para darle dos vuelta a Josie.

- Lo he visto, el hombre carece de gracia alguna -La pelirroja estuvo de acuerdo, haciendo un pequeño mohín cuando la mitad del contenido de su copa terminó en el suelo a causa de los torpes pasos de baile que habían improvisado en aquel salón completamente desordenado a causa de la multitud que había recibido aquella noche.

- Ni siquiera recuerdo su maldito nombre -La Delfina de Francia comentó con sus ojos diminutos a causa de la incontrolable diversión que estaban teniendo mientras todos dormían.

Observó el líquido bordó en el piso, aquel que correspondía a la bebida de Hope

- Mira -La chica llamó su atención, Josette alzó su vista hasta encontrarla dos metros más adelante- Soy el Lord de a nadie le importa ni recuerda -La joven se burló con fingida seriedad, su ceño arrugado en una forma bastante parecida a la del hombre que venían hablando los últimos cuatro minutos- Ahora, baila conmigo niña -Le comentó con su voz agravada de forma tosca, sosteniendo un mechón de cabello pelirrojo sobre su labio superior para imitar el bigote del mismo.

Josette soltó una estrepitosa carcajada, tomándose la barriga al tiempo en el que su cuerpo se ladeaba hacia adelante por inercia.

- Estoy segura de que nadie lo desposará hasta que se afeite, Lady Jade dice que se parece a un oso -La castaña limpió alguna de las lágrimas que felizmente brotaban de sus ojos, observando como Hope abandonaba su mechón de pelo para darle el ultimo sorbo a su copa de plata.

- Supongo que no lo volveremos a ver, incluso puedo asesinarlo por ti si así lo deseas -La hija de Niklaus comentó mientras daba algunas vueltas en su lugar, volviendo a tomar la mano de la castaña para darle unos giros torpes que casi las deja sentadas en el suelo- Lo que sí sé es que su hermana estaba muy entretenida con el chico que servía el champan -

- ¿El que estaba junto al guardia de la puerta este? -Josie llevó sus manos a la boca, sorprendida de haberse perdido aquello.

- Definitivamente, los vi irse juntos a un pasillo alejado -Alzó sus cejas de forma subjetiva, volviendo a hacer un mohín cuando al beber de su copa la encontró completamente vacía.

- Lord Denix ha preguntado por ti, tuve que decirle que ya estabas casada -La castaña le comentó mientras tomaba un sombrero que había encontrado en el suelo, colocándoselo antes de posar en su dirección.

- ¡¿Casada?! -Hope se escandalizó con una carcajada, tomando un mechón castaño de la chica para alzarlo hasta el rostro de la misma y colocarlo como si fuera una barba- ¿Por qué harías eso? -

La verdad es que de todas formas Hope no estaba interesada, de hecho ni siquiera lograba recordar de quien estaban hablando ahora.

- Hay rumores en la corte, ninguno muy bueno -La princesa arrugó su rostro, convenciendo a Hope con aquello.

Aun así la heredera al trono inglés decidió picarla, solo porque podía y porque de hecho la estaba pasando muy bien.

- ¿Rumores? Eso no significa nada, también hay rumores de ti -

- ¿Sobre mí? -La castaña alzó una ceja con sorpresa, atrapando a la pelirroja cuando la misma tropezó a menos de un metro de ella.

Hope esbozó una sonrisa pastosa, parpadeando con una lentitud que no la caracterizaba.

- Si, sobre ti -La pelirroja asintió con fervor, pasando su brazo izquierdo por los hombros de la castaña- Los sirvientes son muy cotilla, deberías tener cuidado -

- ¿Qué dicen estos rumores sobre mí? -La Delfina de Francia indagó, no por curiosidad sino por tratar algún tema que la hiciera olvidar de la forma en la que sus dedos estaban presionados sobre la cintura de la pelirroja para mantenerla de pie.

- ¿Además de que eres una bella joven? Que tienes un amante que introduces a tu habitación a través de pasadizos secretos en la corte -Soltó en un pequeño soplido que golpeó el mentón de la mayor de las gemelas, dándole un ligero toquecito a la nariz de la misma con su dedo índice.

- Bobadas, no existen pasadizos secretos en la corte -La castaña acompañó el comentario con una risita baja, obviando el contacto visual con Hope debido a la increíble cercanía entre sus rostros.

- Ah, pero no niegas al amante -Hope chasqueó la lengua, apartándose del agarre de Josie para apuntar a la misma con su copa de plata; solo para después darle vuelta y ver como una solitaria gota hacía su camino hasta colisionar en el suelo.

En los labios de Josie nació una sonrisa, meneaba la cabeza en negativa

- Tampoco tengo un amante -Rodó los ojos viendo como Hope entornaba los suyos con sospecha.

- Entonces he de creer que a los sirvientes solo les encanta mentir -Hope puso punto final, sonriendo de forma somnolienta.

¿Qué hora era? ¿Las tres de la madrugada?

Quince minutos después ambas se decantaron por caminar rumbo a sus habitaciones mientras se reían a carcajadas, parloteando de las personas estiradas que habían concurrido al evento.

- Diablos -La castaña maldijo a mitad de camino, tomando la falda de su vestido para poder moverse con más libertad- Me he olvidado de mi corona -Tanteó su cabeza con frenesí, volviendo a comprobar la falta de la tiara- Creo que me la he quitado para ponerme aquel viejo sombrero, vuelvo en unos segundos tu espérame aquí -Pidió al tiempo en el que comenzaba a correr por el mismo pasillo, viendo a Hope bostezar mientras le daba un pequeño asentimiento.

La pelirroja se sentó en el suelo pero al cabo de unos diez minutos, cuando reparó en el tiempo, observó por donde Josette se había ido.

¿Por qué demoraba tanto?

El pasillo estaba a oscuras pero se puso de pie con pereza, tomándose la cabeza a causa de que la misma había comenzado a dar vueltas. Tal vez no debería haber tomado esa botella de vino, esa a la que recurrió para que pudiera apagar todo lo que se negaba a sentir.

Empezó a caminar por el lugar con el propósito de ayudar a la chica a encontrar aquello que había perdido, aunque siendo honesta Hope ni siquiera recordaba si Josette había llevado la corona puesta a lo largo de la noche.

Al llegar al salón encontró que este estaba vacío, tal cual lo habían abandonado varios minutos atrás en medio de risas y tropezones.

Una fina brisa golpeó su espalda descubierta, haciendo que esta notara la pequeña puerta entornada que daba hacia el jardín este de la propiedad. No supo la razón pero su cuerpo fue recorrido por una corriente que pronto la puso en alerta, si es que alguno de sus cinco sentidos se dignaba a cooperar con ella.

Algo iba mal, y Josette no estaba a su lado.

Al acercarse a la puerta observó que la cerradura no estaba forzada pero que un candelabro de bronce yacía a un par de metros de esta; Hope podría estar algo ebria pero estaba segura de que ese candelabro no estaba ahí antes.

Sin pensarlo cogió la espada que decoraba una estatua cercana, que valía recalcar no era más que mera decoración, y con rapidez hizo su camino al exterior, su corazón galopando de forma descontrolada dentro de su pecho.

¿Qué diablos estaba haciendo?

La niebla era espesa, la tenue luz de la luna apenas permitía visibilidad; o tal vez ese era el alcohol, no estaba muy segura a esta altura.

- ¿Josette? -Llamó su nombre con cautela, la brisa siendo la única que le otorgo respuesta alguna- ¿Josette? -Volvió a llamar en un tono más alto, corriendo desorientada tras aquella inquietante sensación de que algo definitivamente no iba bien.

Aferró sus dedos en la empuñadura de aquella espada, dando una vuelta sobre el sitio donde estaba de pie.

¿Esa fuente siempre había estado ahí?¿Dónde diablos estaban los guardias?, No recuerda que les hubiesen dado la noche libre a todos, por lo menos no en un día tan importante como este.

Observó un par de ramas quebradas en la entrada al bosque de la propiedad, no había duda que lo que fuera que ocurría había transitado por ese peligroso camino.

- ¿Josie? -Volvió a llamar pese a que sabía que la posibilidad de una respuesta era muy baja.

Se percató de algunas huellas en el suelo, el barro evidenciándolas en cuanto ella puso un pie dentro del bosque. Pronto se acuclilló ante ellas, solo para comprobar que lo que las bañaba era sangre, sangre que estaba fresca.

Su pecho se cerró y su vista comenzó a nublarse, tampoco estaba segura de si aquello era producto del alcohol o no.

No fue hasta medio minuto después, cuando sus mejillas ya se encontraban húmedas, que se dió cuenta que estaba llorando; probablemente a causa del estrés. Sí, siempre encontraría alguna excusa que no tuviera que directamente ver con Josie.

- ¡HOPE! -

La mencionada se puso sobre sus pies, ajustando su vista a la oscuridad; lo que ya era de por sí bastante difícil estando sobria. Sintió un par de ramas quebrarse, nada más que eso.

- ¿Josette? -Alzó su voz tratando de no sonar desesperada, el vaho caliente de su respiración acompañando aquel esperanzador tono.

- ¡HOPE! ¡Hope! -

Se escuchó su nombre dos veces, la última de estas siendo claramente sofocado por lo que ella creía podía ser una mano.

Mierda

Estaba cerca, solo debía correr más rápido.

Un par de ramas raspó su rostro mientras continuaba adentrándose en el sitio pero ella siguió corriendo como si su propia vida dependiera de aquello, lo que no tenía mucho sentido considerando su verdadera misión. Tal vez podría culpar al alcohol por esta estúpida decisión, esa que su padre jamás comprendía si se enterase. El alcohol, si, mañana culparía al alcohol de haber perdido no la primera sino que la segunda mejor oportunidad que había tenido en menos de dos semanas.

Pudo vislumbrar cinco siluetas varios metros más adelante, sin dificultad diferenció a Josette de entre todas.

Alzó su antebrazo para proteger su rostro cuando decidió adentrarse en la maleza para acortar algo de camino, los arbustos golpeando su cuerpo con brusquedad debido a la velocidad con la que ella se movía para llegar al sitio.

Pateó la pantorrilla del primer hombre que tuvo en frente, este terminó de rodillas en el suelo. La espada que Hope cargaba, que parecía no tener mantenimiento desde hacía tiempo y por ende lucía como un utensilio para untar mermelada, terminó por enterrarse en la espalda de aquel soldado para salir por su pecho. Sin dificultad la quitó del cadáver, blandiéndola hasta la nueva silueta que corría a su encuentro.

Hope esquivó la estocada y con avidez golpeó el rostro de su atacante, sintiendo la viscosa sangre de este ensuciar sus nudillos. No estaba segura de cuantas veces había golpeado su rostro, la ira se había apoderado de ella y fue el grito de Josette siendo arrastrada lo que hizo que la pelirroja optara por enterrar su espada en el cuello del hombre, rápidamente dejándolo atrás.

Tuvo un pequeño encuentro de espadas con uno de los dos últimos hombres que yacían de pie; aquel que claramente no lidiaba con la revoltosa castaña. El hombre logró desarmarla en un minuto pero Hope se las arregló para hacerse camino bajo su brazo y tomar la correa de cuero que este tenía para mantener la vaina de su espada en su lugar; ajustándola a su cuello con rapidez para cortarle el suministro de aire.

Ni siquiera sabía que era tan hábil como para lograr aquello, de seguro su tío Kol jamás le creería que había asfixiado a un soldado con la correa del mismo.

Cuando soltó el cuerpo, que de forma seca golpeo el suelo, se dio la vuelta limpiando la sangre en su barbilla que habían salpicado los primeros dos cadáveres.

Fuego, eso era lo que la mirada de Hope trasmitía y eso era lo que hizo que el último hombre terminara por soltar a la castaña para protegerse del infierno que estaba por caerle encima.

Las manos de la pelirroja estaban vacías y tras esquivar varias estocadas terminó por tomar la cabeza del hombre entre sus manos, ubicadas en puntos lo suficientemente estratégicos como para en unos segundos romperle el cuello de un solo movimiento.

Sus pulmones ardían por aire, había un incendio que la estaba consumiendo por completo pero hasta que sus ojos no encontraron los de Josette esta no permitió relajarse para atender sus necesidades. Fue en ese momento, cuando lo único que le importaba era asegurarse de que la chica estuviera bien, que se dio cuenta de que no había vuelta atrás para aquel sentimiento que había comenzado a desarrollar por la castaña.

Culparía al alcohol, mañana cuando despertara culparía al maldito alcohol.

- ¿Estás bien? -Se tambaleó hasta llegar a su lado, acuclillándose hasta tomarle el rostro para chequearlo más de cerca- ¡Josette! ¿Estás bien?¿Estás herida? -Volvió a insistir, respirando con tranquilidad cuando esta negó ante la última pregunta.

Poco tiempo tuvo para relajarse, a lo lejos escucharon un aullido.

- ¿Qué es eso? -La castaña cuestionó presa del pánico, acurrucándose más cerca de Hope.

- Lobos -Respondió en un pequeño suspiro, observando de soslayo a los cadáveres- Ven, te llevaré dentro -

Paso su antebrazo derecho por el pliegue posterior de las rodillas de la chica, pidiéndole a la misma que ajustara su brazo por sobre sus hombros. Josette lo hizo, en ese entonces Hope se permitió ajustar su otro brazo tras su espalda para cargarla al interior de la corte.

Había corrido tanto que ni siquiera sabía que camino hacer para salir del bosque

- Necesito darme un baño -El rostro y la ropa de la chica estaban repletos de barro y sangre ajena, por sus mejillas corrían calientes lagrimas que Hope se contuvo de limpiar.

Arrastró sus pies por los pasillos, subiendo alguna que otra escalera cargando a cuestas el cuerpo cansado de la futura reina de Francia.

Estaba segura que esto no solo no lo creería su tío Kol, ningún miembro de su familia lo haría.

- Llamaré a tus doncellas -Hope la tranquilizó mientras terminaba de hacer su camino por el pasillo de la segunda planta; esa que dirigía a las habitaciones de las gemelas.

- No -Negó con rapidez, su cabeza cepillando la piel expuesta de la clavícula de Hope a causa de que la misma aún seguía utilizando el vestido que la castaña le había regalado- Nadie debe enterarse de esto, por favor -Le pidió cuando Hope se detuvo frente a la habitación.

- ¿Estás segura? -

La Delfina de Francia asintió, esquivando su mirada con algo de vergüenza.

Al adentrarse en la habitación la pelirroja cargó la tina con agua caliente y luego dejó que Josette se quitara la ropa, dándole privacidad al darse vuelta. La chica le avisó cuando estuvo una vez dentro de la tina, sus músculos acalambrados a causa de la tensión que había vivido.

- Gracias por salvarme ahí fuera -Agradeció en un pequeño su susurro, su vista perdida en el agua.

- Shhh -Hope negó, pasando un paño húmedo por la frente de la joven para limpiar así su rostro con cuidado- Estás bien, estarás bien -No lo decía para tranquilizar a Josie, era más algo que ella misma necesitaba escuchar para poner fin a su propia pesadilla.

Trató de borrar los claros recuerdos de hacía unos minutos atrás, borrando de paso los vividos rostros de los cuatro cadáveres que había dejado tirados en el suelo de aquel inhumano bosque. Seguramente, si es que los lobos no se encargaban de ellos antes, Hope les daría un sepelio apropiado.

- Si, no es la primera vez -La castaña esbozó una media sonrisa que nunca alcanzó sus ojos, Hope recordó el hecho de que no era la primera vez que la joven sufría un intento de asesinato.

La Princesa de Gales volvió a pasarle el paño por el rostro, repitiendo aquella acción un par de veces hasta que sus manos dejaron de temblar. Al cabo de unos minutos, cuando Josette prosiguió a limpiar el resto de su cuerpo mientras Hope le daba la espalda, ambas chicas terminaron exhaustas.

¿Cómo es que habían pasado de estrepitosas carcajadas a este débil silencio que seguía al pánico de casi haberse perdido?

Se miraron durante un par de segundos y Hope suspiró de forma ahogada, conteniendo las lágrimas. Había un sentimiento atascado en su pecho que hacía que le doliera hasta la simple acción de respirar, era algo que jamás había sentido y aquello estaba siendo complicado de lograr explicar, incluso para ella misma.

- Creí que no llegaría -Confesó sentada a los pies de la cama de la primogénita de Caroline, Josette a su lado.

- Estoy aquí, ¿no? -La joven negó, tomando su mano entre las suyas hasta trazar su piel con el dedo pulgar- Llegaste, lo hiciste -

Hope había entrado en un pequeño trance, Josette temía que esta estuviera por tener un ataque de pánico.

- ¿Qué hubiera pasa si...? -Nunca término de formular aquella pregunta, de hecho Josette ni siquiera la dejo hacerlo.

- Quiero bailar contigo -Se puso de pie con prisa, como si temiera que Hope rechazara la propuesta al no hacerlo.

- ¿Bailar? -

A la pelirroja le parecía absurdo que la castaña insistiera en una pieza, incluso cuando no había música y una hora atrás su vida había estado pendiendo de un hilo; de ese que Hope no pudo permitir cortar.

Supongo que fueron estas cosas que terminaron por cautivar a la heredera inglesa que a mitad del baile, cuando sus cuerpos estaban balanceándose cómodamente unidos, tomó el coraje de sacar aquello que por varias horas había estado llevando junto a ella.

- ¿Qué es esto? -

- Tu regalo de cumpleaños -La chica tendió frente a esta un precioso talismán que la castaña, abrumada de emoción, permitió que colocara en su cuello.

- Es hermoso, Hope, pero no tenías que hacerlo -Jugó con el dije entre sus dedos, sin poder dejar de verlo.

- Quería -Fue la escueta respuesta que la Delfina recibió medio segundo después.

- Gracias, de nuevo -Le dio una sonrisa suave que Hope no pudo notar debido a que sus ojos recaían en las clavículas de la joven; ahí donde entre medio de estas dos yacía el colgante.

Ambas se quedaron una frente a la otra, la castaña observó aquel par de orbes celestes que bien había encontrado interesantes desde el primer día; su corazón volviéndose loco en cuanto Hope conectó sus miradas.

- Lame... -

Los labios de Josette se estrellaron contra los de Hope, interrumpiéndola sin pena o duda alguna. En su defensa había estado conteniendo aquello durante tanto tiempo, tantos días, que simplemente ya no podía hacerlo más.

El impulso de la Delfina las tambaleo con fuerza, Hope tuvo que aferrar sus manos a la espalda baja de la joven para evitar que ambas terminaran recostadas en el suelo. Aquella acción, que había sido un mero reflejo producto de sus sentidos, hizo que atrajera las caderas de Josie con una brusquedad de la que pronto fue consiente al estas golpear con las suyas; provocando que torpemente jadeara sobre la boca de la castaña.

No era la primera vez que Hope besaba, pero definitivamente si era la primera vez que un beso le quitaba el aliento.

Josette arrastró las manos que tenía apretadas contra el pecho de la chica, hasta llevarlas hasta el cuello de la misma permitiendo así que se aferraran a la zona de forma bastante necesitada.

Podía sentir como su corazón retumbaba en sus oídos, los labios de la pelirroja calando como una droga por sus sistemas; apoderándose de absolutamente todo a su paso. Su cabeza daba vueltas, no fue hasta que ella jadeó que terminó por separarse de la chica tras encontrarse abrumada con respecto al sonido involuntario que se había hecho paso por su garganta.

Había besado a Hope y la misma ahora la observaba perpleja, casi sin pestañear y con sus labios brillosos entreabierto. Había besado a Hope y se había sentido tan bien que aquello terminó por asustarla de pies a cabeza, por estremecer cada célula de su cuerpo.

- Josette -Había algo en el tono incierto de su voz que pronto hizo que la volviera a callar, incluso con mayor determinación que la primera vez.

No iba a darle tiempo a arrepentirse, no.

Tomo su labio inferior entre los de ella y se permitió hacerse feliz por un par de segundos más en cuanto sintió el labio de la pelirroja temblar en su boca, los pálidos dedos de la misma presionar la piel de su cintura a causa del camisón fino que la Delfina utilizaba aquella madrugada.

Lo merecía, luego valientemente lidiaría con todas las consecuencias que esto traería pero hoy lo merecía.

Hope, por otro lado, tiraría toda la maldita culpa al alcohol pese a que este parecía haber abandonado su sistema una vez había dado su primer paso dentro del bosque.

-------------------------------------------------

Nota de la autora:

¡Llegó!¡Por fin el beso que seguramente estaban esperando!.

Es el capítulo más largo hasta el momento pero creí que dividiéndolo en dos, como bien tenía pensado en un principio, terminaría por cortar con la adrenalina del momento.

Espero disfruten y tengan una buena noche

Continue Reading

You'll Also Like

85.8K 10.3K 13
En donde Derek recibe notas anónimas.
337K 21.2K 29
Chiara y Violeta son compañeras de piso, y no se llevan bien. Discuten a menudo, y cuando no lo hacen, se ignoran. Cuando se adelanta la boda de su h...
10.3K 571 36
toni topaz, hermanastra de Chery blossom y hijastra de penelope blossom, Julián topaz, el padre de toni, hace poco inició una relación con la señora...
48.9K 2.1K 60
ACTUALIZACIÓN:Todos Los Personajes Son Mayores de 18 Años Como Dirias Que Eres Lesbiana?.......Decir Una De Esas Cosas Es Verdaderamente Dificil De E...