Fieles a la palabra de Severus, se desviaron rápidamente hacia el departamento de criaturas peligrosas antes de su cita con Moody. Severus había enviado un mensaje de patronus por adelantado, haciéndole saber que estarían allí lo antes posible. Estaba a pocos pisos de la oficina de los aurores, así que no tardarían mucho en llegar. Al menos ambos esperaban que así fuera, ya que no querían demorarse demasiado. Harry aún se estaba recuperando de lo sucedido y Severus quería asegurarse de que descansara un poco después de que llegaran Black y Lupin. Sentía una innegable curiosidad por saber qué querían y por qué lo habían convertido en una reunión oficial. La sensación de que sabía que la única razón por la que lo habían hecho oficial era porque sabían que él no habría accedido de otra manera. Lo que, por supuesto, le quitaba el misterio, para su consternación.
-¿Puedo ayudarle?-, preguntó una voz servicial, mirando a Harry expectante desde detrás del escritorio.
-¿Han traído una serpiente desde la mansión Carrow esta mañana?- preguntó Harry, sin reaccionar cuando ella palideció; a algunas personas simplemente no les gustaban las serpientes. Él mismo no podía entender ese miedo, pero podía comprenderlos cuando otros no podían.
-Siento no poder decirlo-, dijo Amy.
-Mira, no tengo todo el día, estuve allí, sé que había una serpiente en la mansión Carrow, ahora, por favor, sólo consigue a alguien que pueda decirme la información relevante-, dijo Harry con firmeza, -tengo que estar en el departamento de Aurores para hablar con Alastor Moody en menos de diez minutos, así que cualquier cosa que acelere esto sería apreciada-.
-¿A menos que quieras que Alastor Moody baje aquí?- añadió Severus con frialdad, sus labios se movieron mientras ella palidecía aún más, parecía que la reputación de Alastor Moody le precedía.
-Espera aquí, por favor- dijo Amy, poniéndose de pie y acercándose rápidamente a la puerta que estaba a su derecha. Llamó dos veces antes de entrar, dejando su escritorio desatendido.
-Es muy diferente de lo que solía ser, ¿no?-, dijo Harry, mirando a su alrededor con curiosidad. Este era el nivel en el que habían estado, para asistir a la fiesta, pero nada le resultaba familiar, especialmente la distribución de sus recuerdos al tratar de ayudar a todos los heridos.
-Lo es, mucho más simple también- afirmó Severus de acuerdo. Era como si el original se hubiera construido de a poco, poniéndole un nombre a la zona y listo. Este diseño tenía mucho más sentido, y la distribución era mucho más simplista, las oficinas de los agentes de la ley estaban justo al lado de la oficina de los aurores en lugar de tres pisos más abajo. Realmente no se parecía en nada al antiguo edificio, el ataque había servido para algo al menos... pero la pérdida de vidas nunca, nunca podría valer la pena. Había una fuente, con una inscripción para los que habían muerto, el dinero colocado en ella se entregaba a las familias que habían perdido a un ser querido en el trágico ataque. Como la mayoría eran adultos, el dinero se destinaba a las esposas, maridos e hijos huérfanos.
-El Sr. Shaw le verá ahora-, dijo Amy saliendo del despacho y sentándose de nuevo en el asiento que le correspondía.
-Ve, yo esperaré aquí- dijo Severus, sentándose en las sillas esparcidas a lo largo de la pared para que la gente esperara.
Harry asintió con la cabeza, antes de acercarse a paso ligero al despacho y entrar en él.
-Gracias por tomarse el tiempo de verme, señor Shaw- dijo Harry, cerrando la puerta pero sin cerrarla del todo. La varita de Harry, como siempre, cerca de sus manos por si acaso se veía en la necesidad repentina de usarla. En tiempos de guerra no te podías fiar de la gente que no conocías, por muy amables y complacientes que fueran.
-Mi ayudante me ha dicho que estuviste en la mansión Carrow y que una serpiente que se recuperó allí te pertenece-, preguntó Shaw yendo directamente al grano.
-Sí-, dijo Harry asintiendo con la cabeza en señal de respeto porque no se andaba con tonterías.
-¿Tiene pruebas de que la serpiente le pertenece? ¿Fotos de la serpiente? ¿Un recibo? ¿O quizás dónde la compraste?-, preguntó Shaw.
-No, nada de eso, se conjuró durante la pelea, le prometí a la serpiente que me encargaría de ella-, declaró Harry tajantemente, no gustándole el hecho de que Shaw prácticamente lo estuviera acusando de intentar robar cosas que no le pertenecían.
-¿Cómo lo has conseguido?-, preguntó Shaw, mirando al adolescente con incredulidad.
-Soy un hablante de parsel, señor, puedo comunicarme con las serpientes-, dijo Harry, sin avergonzarse en absoluto de su don.
-¿Eres Harry Peverell?- jadeó el mago mirándolo con asombro.
-Sí, señor, lo soy-, contestó Harry, moviéndose ligeramente ante la mirada, no importaba que lo miraran así, lo encontraba desconcertante.
-¿Fue usted quien lo conjuró?- preguntó Shaw, volviéndose profesional una vez más, ignorando su desliz.
-No-, respondió Harry, moviendo la cabeza negativamente.
-Por derecho pertenece a quien lo hizo-, dijo Shaw.
-El mago que la conjuró está muerto, la serpiente lo mató por orden mía, por eso quiero encargarme de ella- declaró Harry tajantemente, el tiempo pasaba rápido, no había esperado todo este problema por una pequeña serpiente.
-Muy bien-, dijo Shaw, antes de remover papeles en su escritorio, rebuscando en ellos hasta encontrar los papeles adecuados. -Firme estos tres documentos y luego podremos ir a recuperarlo para usted-.
- ¿Me prestas una pluma?- preguntó Harry, aceptando el objeto cuando Shaw le pasó una. Su nombre fue garabateado rápidamente en tres documentos, después de que Harry los leyera para asegurarse de que estaban a punto de conseguir la posesión de la serpiente. Puede que sus padres le dijeran a Nick lo de firmar cosas, pero no le habían advertido, pero él lo había escuchado y se lo tomó a pecho.
-Puedes quedarte con esta copia para tus registros-, dijo Shaw, entregando una, pero dos de ellas fueron selladas con un movimiento de su varita y colocadas de nuevo en una bandeja para ser archivadas más tarde ese día. -Sígame-, añadió, poniéndose de pie, juntos ambos se dirigieron por el pasillo hasta llegar a una puerta con la lista "S", que Harry supuso que era para todas las criaturas peligrosas que empezaban con "S" Harry no se sorprendió lo más mínimo de que sólo hubiera serpientes allí. La cantidad, sin embargo, era asombrosa, la única gracia salvadora era que las cuidaban adecuadamente, tanques limpios, mucha comida por lo que se veía y la habitación estaba a la temperatura perfecta para ellas.
-¿Por qué no los envían a una tienda para revenderlos?- preguntó Harry, -Esta no es precisamente una buena vida para ellos, atrapados aquí-.
-No pueden ser retiradas hasta que sus dueños hayan muerto, o hayamos verificado que no hay nadie más en la familia que pueda tomarlas-, dijo Shaw, -Eventualmente, la mayoría de los animales son adoptados de nuevo, pero las serpientes son las peores para ser reubicadas, ninguna de las tiendas de reptiles acepta serpientes viejas, ya que es casi imposible que vendan las que tienen - al menos aquí-.
-¿Por qué no las sueltan en la naturaleza?- preguntó Harry, mirando a su alrededor al escucharlos hablar.
-Porque pertenecen a la gente, sean buenos o malos, es la ley-, dijo Shaw. -El que está en el tanque veintidós es el que se retiró de la Mansión Carrow esta mañana-.
-Hola-, siseó Harry acercándose al tanque, ignorando el hecho de que todas las cabezas de las serpientes se habían levantado en estado de shock y asombro al tener un interlocutor humano entre ellas.
-Has vuelto-, siseó la serpiente sorprendida.
-Lo prometí-, le dijo Harry, todavía siseando y sintiéndose muy divertido, mientras levantaba la tapa de su recinto, y colocando la mano en el interior, permitió que se enrollara alrededor de su brazo y se deslizara hacia arriba. Continuó hasta que se enroscó libremente alrededor del cuello de Harry siseando con satisfacción, feliz de que Harry estuviera cumpliendo su promesa.
-¿Supongo que sabes cómo salir?- preguntó Shaw, manteniendo la distancia con la muy venenosa serpiente.
-Sí la conozco, gracias por toda su ayuda- dijo Harry, antes de salir de la habitación, encontrando difícil ignorar a todos los que le pedían que los llevara también. No podía salvar al mundo entero, era imposible.
-Veo que tuviste éxito- dijo Severus sonriendo divertido, para nada intimidado por la gran serpiente enredada en el cuello de su amante. Le divertía mucho pensar en el terror de todos; después de todo, tenían que ir hacia la oficina de los Aurores. Se preguntaba si los Aurores endurecidos chillarían como niñas pequeñas, oh, estaba deseando que esto ocurriera -esperaba que no lo defraudaran.
-Es malditamente pesado-, murmuró Harry, mientras comenzaba a caminar codo a codo con Severus hacia el nivel de los "Aurores".
-Entonces dáselo a Dobby para que lo lleve de vuelta a casa- sugirió Severus, abriendo la puerta para que ambos pudieran subir las escaleras, evidentemente Harry no iba a preguntar por Dobby ya que continuaron su corto viaje en silencio. Sin embargo, Harry empezaba a resollar en silencio, no lo habría notado si no estuvieran en el hueco de la escalera, que hasta el más mínimo ruido hace eco en las paredes haciendo que todo parezca más fuerte de lo que realmente es.
-Creo que la poción de pimienta que me tomé está haciendo efecto-, dijo Harry, respirando profundamente, sonriendo agradecido cuando Severus abrió la puerta. Lo que significaba que no podría tomar otra durante al menos una hora, ya que le habían diluido la poción. Habría sido más tiempo si hubiera tomado un frasco entero.
-Tal vez deberíamos haber aparecido-, dijo Severus, profundamente preocupado, sin encontrar la diversión que había deseado unos minutos antes, cuando la gente retrocedió al ver la serpiente que envolvía a Harry. -¿Estás seguro de que estás preparado para esto? Puedo pedirle a Moody que reprograme la cita mientras tú vuelves a descansar un poco más-.
-Prefiero acabar con esto-, admitió Harry, bostezando cansado. Definitivamente se iría a dormir muy temprano esta noche, nada de preparar pociones para él. Había aprendido la lección de la manera más dura de no preparar pociones cansado. La última vez que lo hizo, provocó una gran explosión y casi se mata en el proceso. En lugar de eso, había descubierto que era un maldito Horrocrux al ser retirado, se alegraba de haberlo descubierto después y no antes... sinceramente, no podía imaginar cómo se habría sentido al conocer esa información con él dentro.
-Kingsley te verá, Severus, está por allí-, dijo Moody, señalando al mago, que había vuelto en contra de los deseos de sus superiores, pero que por ahora estaba de guardia en el escritorio, tomándoselo con calma para no agobiarse. A veces un trabajo era lo único que tenía la gente, así que sólo querían volver a él, intentar seguir con sus vidas con normalidad. Lo estaba vigilando de cerca, buscando cualquier signo de adición a las pociones para dormir especialmente. Si eso ocurría no sabía qué haría, a Shack le devastaría perder su trabajo, pero como su superior debía informar si ocurría. Ciertamente no podría estar en el campo si tomaba una adición a las pociones para dormir. Sin embargo, era fuerte, uno de los magos más fuertes además de él mismo que conocía. -¿Cómo está Cedric?- preguntó Harry, tomando asiento con gratitud, relajándose contra él con un suspiro de satisfacción.
-Se está tomando el resto del día libre, está perfectamente bien, San Mungo le ha curado la herida y sus huesos están volviendo a crecer- afirmó Moody; el testarudo muchacho no había querido quedarse en el hospital. En cambio, había llegado apenas una hora después de recibir las pociones, había dado su declaración y sólo se había ido a casa cuando le dijo al chico que se fuera a descansar. No le extrañaría lo más mínimo que el chico estuviera de vuelta mañana por la mañana. La única razón por la que le decía esto a Harry era porque sabía que Harry y él eran amigos, buenos amigos por lo que había oído.
-Bien-, dijo Harry, esbozando una pequeña sonrisa de alivio, en veinticuatro horas estaría curado y perfectamente bien. Aunque el brazo estaría un poco sensible durante unos días, lo mejor para eso era tomar pociones nutritivas y beber mucha leche y productos lácteos. En San Mungo le habrán dicho eso, para que sus nuevos huesos se fortalezcan. Por lo que recordaba había sido su brazo izquierdo, así que su brazo varita estaba perfectamente bien.
-Bien, pasemos a los asuntos oficiales, cuéntame lo que pasó desde que te apareciste en la Mansión Carrow, desde cada hechizo que lanzaste hasta todo lo que viste a tu alrededor- declaró Moody, con la pluma y el papel preparados para empezar a anotar todo lo que Harry dijera. Comenzó a escribir la declaración de Harry James Peverell - diecisiete años antes de detenerse una vez más.
-Empecé con stupefy a un mago que no conocía, luego me di cuenta que era Carrow, Amycus Carrow. Lanzó un hechizo Confringo, antes de que yo lanzara Conjuntivitis, después de eso siguió lanzando Maldiciones Cruciatus sobre mí. Entre ellos lancé un Defodio, un Cruciatus me golpeó en la espalda antes de que lanzara Sectumsempra, y le golpeó y lo derribó. Cedric me ayudó a levantarme después de eso; pasé unos segundos recuperándome antes de que entraran más mortífagos junto con Voldemort. Entonces empecé a luchar contra otro mortífago, aún no sé quién es, le lancé Levicorpus y un Expelliarmus, me lanzó dos Unforgivables antes de que lo desarmara... justo cuando otro mortífago se batió en duelo conmigo, Rowle, cometió el error de lanzarme un hechizo Serpensortia, le dije a la serpiente que lo mordiera y que yo me encargaría de ello. Eso fue exactamente lo que hizo la serpiente y cayó- dijo Harry, sonaba tan simple cuando lo decía, pero todo había durado más de cuarenta y cinco minutos. -Voldemort debió sentir que perdía, ya que se apareció y los mortífagos que estaban libres lo siguieron. Después de eso lo arregló todo, lo hirió hasta San Mungo y los que habían sido secuestrados fueron llevados allí también-.
Alastor arrancó la pluma del aire una vez que terminó de escribir, y firmó con su nombre al pie antes de pasársela a Harry, sin necesidad siquiera de indicarle que la firmara, ya que lo hizo enseguida.
-¿Estaban bien los que fueron heridos en la mansión Carrow? ¿Sobrevivieron?-, preguntó Harry.
-No, uno no sobrevivió, dos ni siquiera eran magos, fueron Obliviados y enviados a un hospital muggle para que se recuperaran- dijo Moody, en cierto modo eran afortunados, no necesitarían recordar todo lo sucedido. Para ellos simplemente sufrían de amnesia y seguramente no recuperarían sus recuerdos. Sólo Ollivander había sido mago, estaba en vías de recuperación, tardaría un poco, y estaba muy demacrado. Desde luego no sería una visita de un día a San Mungo y vuelta a casa; no Ollivander estaría allí durante dos semanas por lo menos. No le costaba nada contárselo a Harry, ya que mañana saldría en el periódico, la prensa estaba encima de esto... como todo lo que ocurría.
Harry asintió con la cabeza.
-¿Seguro que no quieres hacer carrera en el Ministerio? Serías un excelente auror, muchacho-, dijo Moody con sinceridad.
Harry sonrió: -No, prefiero preparar pociones-, respondió.
-Sí, has hecho buenas pociones-, coincidió Moody, él había probado las pociones de Eileen y le habían aliviado todos sus dolores, especialmente la artritis que tenía en las manos y en la pierna. Todavía no había vuelto, definitivamente era una poción que le gustaba eso es seguro.
-Gracias-, dijo Harry, sabiendo que viniendo de Moody, era bien merecido y no un tópico vacío.
-Ya está hecha la declaración, eres libre de irte-, dijo Moody, el chico parecía agotado, teniendo en cuenta que le habían lanzado dos rondas de la Maldición Cruciatus, no le sorprendía. Era fuerte, resistente, pero teniendo en cuenta todo lo que le habían hecho, no le sorprendía que Harry nunca considerara un trabajo como Auror. Algunas personas simplemente vieron demasiada violencia cuando eran adolescentes como para considerar que eso fuera todo lo que conocieran en la vida.
-Gracias-, murmuró Harry agradecido, mirando a Shacklebolt y a Severus, para verle firmar el papeleo. Poniéndose de pie, levantó la serpiente sobre sus hombros de forma más equitativa, para que su hombro izquierdo no soportara todo el peso. Ignorando el gruñido que hacía, sinceramente, acababa de salvarle el cuello y ahora se quejaba de que la movieran un poco? Harry sonrió irónicamente, negando con la cabeza: las serpientes, sinceramente.
-Puedes usar el Floo aquí dentro si lo deseas-, dijo Moody, notando la tensión en los hombros de Harry. Normalmente, los civiles no podían utilizar la red Floo aquí dentro, pero había alguna que otra excepción. De todos modos, nadie podía llamarle la atención, ya que no sólo era el jefe del departamento, sino que su actitud sin tonterías hacía que nadie se quejara de él. Ya que bastaba una sola palabra suya para que los degradaran, los despidieran o los devolvieran a la formación o los pusieran en la tarea más cutre que todos los aurores odiaban hacer.
-Aceptaré tu oferta si no fuera por la serpiente-, dijo Severus inmediatamente, -Apareceremos desde aquí-.
-Nos vemos luego-, dijo Moody, asintiendo con la cabeza mientras Severus rodeaba con sus brazos la sección media de Harry y los aparecía.
-Impresionantes, ¿verdad?-, dijo Shacklebolt, mirando el espacio donde los dos acababan de estar.
-Sí, veremos muchas cosas buenas de ellos dos, recuerda mis palabras-, dijo Moody. -¿Crees que alguien lo sabe?-.
-¿Que están enamorados? No, las noticias se habrían enterado antes de esto- susurró Shacklebolt, saliendo de su ensoñación.
-Cierto-, reflexionó Moody, antes de ponerse él también a trabajar, haciendo el papeleo mientras tenía oportunidad 'nunca se sabía cuándo podía entrar un Floo de emergencia', lo cual era cada vez más frecuente, Voldemort estaba dejando de hacer ataques completos y sólo atacaba a las familias de una en una.
-He encontrado un denominador común en todos los ataques-, dijo Sirius, entrando a toda prisa, con las manos llenas de papeles. Había estado trabajando sin parar tratando de averiguarlo, y se sintió extremadamente estúpido cuando se dio cuenta. Se dirigió al gran escritorio del fondo de la sala y extendió todo el papeleo.
-¿Qué es?- preguntó Moody, moviéndose de un lado a otro, mirando el papeleo, tratando de averiguar lo que fuera que tuviera Black.
-¡Soy un idiota por haber tardado tanto!- gritó Sirius; cada sección con un nombre tenía cinco círculos. -Los últimos cinco ataques son aparentemente aleatorios pero todos tienen algo en común. Un niño de once años, marcado para ir a Hogwarts, nacido de muggles; mueren en el ataque-.
-¿Y los otros dos?- preguntó Moody, señalando hacia dos ruinas ahumadas. -No había ningún niño de once años-.
-Sí, los había. Uno de ellos pasó la noche en casa de unos amigos, el otro ha estado desaparecido desde entonces... ahora en todo el alboroto encontramos una firma mágica poco común, y creo que el niño de once años logró aparecerse de la casa. Si podemos ponerle las manos encima y rastrearlo, lo encontraremos. Seguro que está acojonado, no sólo su familia fue atacada con magia, sino que ni siquiera conoce el mundo mágico y probablemente se dé cuenta de que él también lo es-. Dijo Sirius, entregando la declaración de los amigos del niño de la primera casa que fue atacada, y la denuncia de niño desaparecido que los muggles habían presentado sobre el niño de la segunda propiedad.
-¿Podrían haber conseguido el libro mágico?- preguntó Shacklebolt más pálido de lo normal.
-Eso es imposible-, negó Moody, -Albus lo tiene bajo llave-.
-Si es concebible tenemos que preguntarle a él-, dijo Sirius, -Si no... entonces tenemos un traidor en el Ministerio-.
Moody refunfuñó en voz baja, no le gustaba ninguno de los dos pensamientos si era sincero. -De acuerdo, le preguntaré, pero si sigue ahí... tenemos que averiguar quién es y rápido-.
-Sobre todo porque no tenemos los recursos para cubrir a todos los nacidos de muggles que van a asistir a Hogwarts-. Convino Shacklebolt, mientras Moody se acercaba a la chimenea.
-¡Accio registros mágicos accidentales de hijos de muggles en los últimos cinco meses!- gritó Sirius, moviendo el papeleo a un lado, manteniendo los documentos más relevantes en la parte superior.
-Muy bien, vamos a ver si podemos resolver esto-, dijo Shacklebolt, sentándose a la espera de que llegaran los documentos pertinentes. Recogió los papeles con los nombres de las familias, buscando especialmente a los niños de once años. No tardó mucho en aparecer ante ellos una enorme oleada de documentos, que aterrizaron de uno en uno frente a Sirius ordenadamente sobre la mesa.
-Espero que pronto, tengo que salir en media hora-, dijo Sirius, -¿Cómo se llama la familia del primer ataque?-.
-Samantha Brown-, dijo Shacklebolt, después de haber revisado los documentos en busca de las fechas del primer ataque.
-Muy bien-, dijo Sirius, hojeando los documentos en busca de uno en particular, -Ahí, Samantha Brown, bastantes casos de magia accidental...- dijo mirando la lista, había que despachar al Ministerio, así que la familia ya sabía de sus habilidades antes del ataque.
Sirius tomó el documento de Shacklebolt y colocó ambos juntos en la parte superior del escritorio.
-¿El chico que ha desaparecido?-, preguntó.
-Aaron Hank-, dijo Shacklebolt.
-Otro con altos usos de la magia, pero inofensivos que el Ministerio nunca despachó a la casa- dijo Sirius, aceptando el documento de Shacklebolt y poniéndolos al lado del primero.
-El libro sigue ahí, perfectamente custodiado no ha sido accedido por nadie- dijo Moody, volviendo hacia el escritorio. Recogiendo los dos que tenían hasta el momento, encontrando a Archibald Carter que había sido enviado para ocuparse de su magia accidental. Había perdido a sus padres y hermanos menores a manos de Voldemort; dudaba que el mago se uniera a Voldemort. "Cuaderno de registro y grabador de firmas mágicas para la habitación dos-cero-tres", podrían necesitarlo.
-El tercero es un chico llamado Jason Smith-, añadió Shacklebolt.
-Lo tengo, ¿los registros mágicos accidentales son siempre tan altos?- preguntó Sirius, mirando otra larga lista; se la pasó a Moody.
-No, pero no es habitual- gruñó Moody, devolviéndosela. Viendo como Sirius y Shacklebolt pasaban todo el papeleo con bastante rapidez. Era bastante cierto; cada casa que había sido atacada parecía tener un niño con un historial de magia accidental bastante intenso.
-Todos ellos fueron supervisados por Archibald o Rachel-, dijo Shacklebolt, eran miembros del AMRS, escuadrón de reversión de magia accidental. Su departamento era el más grande del Ministerio, junto al Departamento de Policía, por lo que sería casi imposible señalar a un autor real.
-Me tengo que ir-, dijo Sirius, mirando la hora, ahora iba a fichar, cosa que odiaba hacer ahora que tenía toda una pista por delante.
-Yo me encargo-, dijo Shacklebolt, cogiendo todo el papeleo, incluidos los libros de registro de Moody, y dirigiéndose a su escritorio, decidido a solucionarlo.
Justo cuando Sirius se aparecía, un Inefable entró en el despacho de los aurores (lo cual era de por sí muy raro).
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Mansión Prince
-¿Está bien?- preguntó Sirius, mirando a Harry preocupado, estaba dormido en el sofá, con una manta puesta encima. Parecía tan joven e inocente dormido. Sin embargo, despierto tenía una presencia intensa a su alrededor, algo así como lo que había sido Dumbledore. Era extremadamente apasionado en todo lo que hacía, y estaba decidido a superarse. Agradecía cada día la segunda oportunidad que le había dado Harry. Teniendo en cuenta que nunca perdonaría a James, Lily o Nick, sabía que el perdón sería una rareza cuando viniera de Harry.
-Sólo cansado-, respondió Severus, -¿Y ahora qué es lo que quieren?-, preguntó a ambos magos, que se pusieron de pie repentinamente incómodos ante la pregunta.
-Queremos ver si podemos ayudar, con los Horrocruxes y demás- dijo Sirius, acercándose al asiento y sentándose justo enfrente de Harry.
-¿Puedo?- preguntó Remus, haciendo un gesto hacia el asiento, teniendo el sentido común de preguntar - para no irritar más a Severus.
-Muy bien-, suspiró Severus, era obvio que no iba a deshacerse de ellos pronto.
-¿Cómo va la caza?- preguntó Sirius.
-Harry, despierta, ya están aquí- dijo Severus, sacudiendo al cansado mago para que se despertara, no le gustaba pero Harry había dejado claro que quería que lo despertaran cuando llegaran.
-Más vale que esto sea bueno- murmuró Harry, con la voz llena de cansancio mientras abría los ojos cansados y se sentaba de mala gana. Mantuvo el cobertor sobre él, demasiado cómodo para moverse.
-Quieren saber sobre los Horrocruxes- le dijo Severus, poniendo los ojos en blanco mientras se sentaba a su lado, no era necesario fingir con Remus o Sirius, ya que ellos sabían de su relación con Harry. Ambos habían estado allí cuando Harry estaba más enfermo, y cuando había estado más preocupado que nadie. A su entender, Remus y Sirius también habían estado allí cuando Harry les había contado a sus amigos que estaban juntos.
-¿Y qué pasa con ellos?- preguntó Harry, mirando fijamente a los dos, arqueando una ceja.
-Bueno, tenemos que destruirlos a todos... pensé que tal vez podríamos ayudar-, dijo Remus, con sus ojos ambarinos encendidos de pasión. Se le daba bien la investigación; podía encontrar cosas y percibir la magia si tenían siquiera una idea aproximada de la zona.
-No tenemos ni idea de si hay más por ahí-, dijo Severus con sinceridad, -sospechamos que puede haber uno o dos más, el Señor Tenebroso habló de la posibilidad de crear siete-.
-¿Cuántos han destruido hasta ahora?- preguntó Remus, sentándose hacia adelante.
-Seis, pero hemos resumido que uno de esos seis podría haber sido accidental-. Les dijo Severus.
-¿Qué eran todos? Yo sé de uno, el relicario de Slytherin- dijo Sirius; ese lo había encontrado con Remus mientras estaban de vacaciones. Escondido a la vista durante años, sin que nadie supiera lo que realmente era, no podía creerlo realmente.
-Un diario, la diadema de Ravenclaw, el medallón de Slytherin, Nagini y el anillo de Gaunts-, dijo Severus.
-Son sólo cinco-, dijo Remus, señalando una incoherencia.
-El otro, francamente, no es de tu incumbencia-, dijo Severus con gesto adusto. -Sólo hay que saber que otro fue destruido, sin preguntas-.
-De acuerdo, parecía favorecer los objetos personales o los de los Fundadores, cómo encontró la Diadema de Ravenclaw es curioso...- admitió Sirius; después de todo, había desaparecido desde la época del fundador.
-Era inteligente, encantador y peligroso, una combinación letal-. Severus dijo que debería saber que había caído en la trampa, en el anzuelo.
-Entonces, ¿qué otros objetos del fundador hay? La espada de Gryffindor, ¿verdad?- se preguntó Sirius en voz alta.
-Y la copa de Hufflepuff, se dice que el cáliz curaba a los que estaban incluso gravemente heridos, pero otros relatos dicen que se desconoce la naturaleza de las propiedades mágicas de la copa. Helga también fue la que perfeccionó el encantamiento para llevar la comida de la cocina al Gran Comedor, así que podría ser algo que ella eligió para beber-. Harry añadió: -He rastreado la línea principal de Hufflepuff hasta los Smith, Hepzibah Smith fue la última persona en tenerlo, fue asesinada supuestamente por su elfo doméstico. Su familia se dio cuenta de que los dos objetos habían desaparecido; había una gran recompensa para quien se presentara con las preciadas reliquias. La copa de Hufflepuff y el relicario de Slytherin, nunca fueron devueltos a la familia ni encontrados-.
-Ya que tuvo el medallón en algún momento... obviamente tiene la copa-, dijo Sirius.
-No necesariamente, el relicario era suyo, era descendiente de Slytherin, la copa podría haber sido simplemente desechada- sugirió Harry.
-Lo dudo, estaba obsesionado con todo lo que tuviera que ver con los fundadores, y lo habría conservado-. Le dijo Severus.
-¿Tenemos entonces un posible Horrocrux? La copa de Hufflepuff-, dijo Remus. -¿Dónde estaban las ubicaciones de los otros?- preguntó Remus, sacando un papel de su bolsillo y garabateando información.
-No te molestes, ya tengo todo anotado- dijo Harry, poniéndose de pie y acercándose a su escritorio. Sacando un diario rojo que se utilizaba exclusivamente para los Horrocruxes antes de sentarse de nuevo y lanzar el libro sobre la mesa con ligereza. Afortunadamente no había nada allí sobre él, no es que tuviera prisa por poner lo que había sido en cualquier lugar.
Remus lo abrió y encontró viejos recortes del Daily Prophet y cada una de las líneas del fundador hasta donde Harry fue capaz de llegar. Lo cual era bastante lejos, era impresionante, teniendo en cuenta todo lo demás que tenía en marcha. Todo esto estaba disponible en los registros públicos, pero recorrer todos esos años y años de historia y encontrar lo que buscaba era más que impresionante. Era determinación, nunca había visto a nadie así, y aunque estaba seguro de que Severus había ayudado mucho. La ubicación de ellos la encontró, y estaban dispersos por todo el lugar, desde Hogwarts: Escocia, Londres y Little Hangleton. Todos tenían alguna importancia para Voldemort, no sabía nada de él, al menos nada del pasado de Voldemort que ayudara a la búsqueda.
-Siento molestarle, señor, pero hay una carta en el borde de los pabellones, no me deja sacarla de la pata, es para Sirius Black- dijo Dobby, apareciendo ante ellos.
-¿Yo?- preguntó Sirius sorprendido, se preguntaba quién lo quería.
-Trae la lechuza- dijo Severus, tenía que ser oficial para que la lechuza no permitiera ni siquiera al elfo doméstico quitársela.
-Sí, señor-, dijo Dobby, desapareciendo tan rápido como llegó.
-Tienes bastante información sobre Voldemort- dijo Remus, aún hojeando toda la información. Se dio cuenta de que si no podían pensar en ninguna localización la posibilidad era... ellos tampoco.
-Todo lo que pude encontrar-, dijo Harry, -La mayoría es información que Sev ya tenía-.
-Difícilmente-, dijo Severus con sequedad, -Yo simplemente contribuí-.
-Entonces, ¿dónde crees que está la espada de Gryffindor?- se preguntó Sirius, -No me sorprendería que estuviera usando las cuatro-.
-Es posible, quiero decir que encontró la Diadema de Ravenclaw-, coincidió Remus, -Pero no se menciona en la historia de Hogwarts, tal vez se quedó en la familia-.
-No lo hizo-, dijo Harry bruscamente.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó Sirius, mirando a Harry pensativo.
-Mira el árbol genealógico, Gryffindor se convirtió en Peverell antes de cambiar a Potter más adelante-, dijo Harry, -No se ha mencionado una espada en ningún inventario. Pedí un inventario para ver, y nunca hubo un Gryffindor o una espada sacada de las bóvedas-.
Sirius y Remus se quedaron boquiabiertos, -Oh-, chilló Sirius, eso era definitivamente una sorpresa.
-¡Pájaro estúpido!- dijo Dobby reapareciendo, su dedo sangraba constantemente por una mordida, sin duda cortesía de la lechuza. Una vez que hizo su trabajo se fue inmediatamente, con suerte para conseguir algo en ese dedo antes de que se infectara.
-Oh no-, dijo Remus, era un pájaro negro, sello oficial del Ministerio, en otras palabras no eran buenas noticias... en absoluto.
Sirius desató la cuerda que rodeaba la pata de la lechuza, un poco cansado, no quería perder un dedo él mismo. Había dos cartas, una de Gringotts y otra del Ministerio, ambas obviamente del mismo lugar. La mente de Sirius daba vueltas preguntándose qué demonios estaba pasando, esto solo pasaba cuando se recibía una herencia. Había sucedido cuando su padre y su madre murieron, con Regulus muerto él había sido el principal heredero. Al leer el contenido sus cejas comenzaron a subir lenta pero inexorablemente.
-¿Qué está pasando?- preguntó Remus, sin poder ver lo que Sirius estaba leyendo.
-Bellatrix, Rodolphus y Rabastan Lestrange están muertos, intentaron huir de la prisión de Azkaban y se ahogaron intentando llegar a tierra firme- dijo Sirius, no habrían llegado a ningún sitio aunque hubieran conseguido llegar a tierra firme. El encantamiento Fidelius les habría impedido escapar, los Inefables lo habían hecho funcionar así, según los rumores que se inclinaban a creer. -¿Por qué ahora?- dijo Severus entrecerrando los ojos con desconfianza.
-Alguno de los nuevos internos debe haberles dicho que Voldemort ha vuelto- dijo Remus, pero era más bien una sugerencia.
-Lo más probable-, convino Severus pensativo, ¿qué les hacía pensar que estaban en condiciones de nadar hasta la orilla? Era pura locura, Bellatrix debía ser la que los convenciera, los demás no lo habrían sugerido, y le sorprendía que incluso hubieran accedido a ello. Habían sido los más cuerdos en comparación con Barty y Bellatrix como mínimo.
-¡SANTAS BOLAS DE MERLIN!- gritó Sirius, haciendo que Remus y Harry dieran un salto, Remus más notablemente.
-Qué demonios...- refunfuñó Remus. -¿Qué es?- le preguntó a Sirius.
-La copa... mira está en el inventario de las bóvedas de los Lestrange-.
-¿Por qué las has cogido? ¿No deberían haber ido a parar a Narcissa o a Andrómeda? Son parientes más cercanos que tú- preguntó Remus, confundido.
-Están casados con bóvedas propias, y femeninas, no recibirán nada más que lo que Bellatrix les dé... en un testamento si es que tiene uno- dijo Harry, antes de que Sirius o Severus pudieran responder. Lo sabía por haber leído todo lo que pudo conseguir, antes de emanciparse. -Deberías conseguir la copa antes de la lectura del testamento, por si acaso piensa dársela a su hermana, que sería lo que yo haría-.
Severus y Harry se miraron sin poder creer su buena suerte. Parecía que el hecho de que Black supiera lo de los Horrocruxes había sido algo bueno después de todo. No habrían encontrado los dos si no fuera por él, bueno puede que acabaran de encontrar el último. No lo sabrían hasta que le diera el golpe de gracia a Voldemort, si la marca desaparecía estaban libres... si permanecía tenían un infierno de búsqueda en sus manos.