CURSED LINEAGE ยซthe witcherยป

By a-andromeda

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๐•ฎ๐–š๐–—๐–˜๐–Š๐–‰ ๐•ท๐–Ž๐–“๐–Š๐–†๐–Œ๐–Š | LINAJE MALDITO ยซ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ข๐˜ณ ๐˜ญ๐˜ฐ ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ฏ... More

CURSED LINEAGE
I
II
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VIII
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XIV
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XXV
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XXX
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XXXIII
XXXIV
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
รREA GRรFICA
CONร“CELOS
AGRADECIMIENTOS

XXXV

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By a-andromeda


" Como si se pudiese elegir el amor,
como si no fuera un rayo
que te parte los huesos. "
—Julio Cortázar.






                    Geralt frunció el ceño y se levantó de su sitio para caminar hacia la fogata, que estaba ubicada al centro del campamento. El sol apenas se estaba dejando ver en el horizonte, sin embargo, el frío de la zona no era misericordioso y el fuego se había apagado hacía rato. No entendía por qué ella estaba ahí afuera, con su mirada pegada en la caída figura de Danek, justo donde él lo había dejado momentos atrás después de noquearlo.

Sin poder realmente controlar sus movimientos, pronto se encontró a sí mismo caminando directo hacia la princesa. La tensión de la guerra y las luchas que venció la noche pasada bajaron de manera gradual en el cuerpo del brujo mientras se sentó a su lado, en completo silencio, sus acciones siendo el único sonido llenando el espacio. No se había permitido respirar en verdad hasta ese instante. Con saber simplemente que ella estaba a salvo, al alcance de la mano, era una catarsis que nada más podía darle y que no creyó se capaz de experimentar en sus largos años de vida.

—Deberías estar descansando.

—No puedo dormir —dijo Margery sin voltear a verlo, concentrada en tener la mirada fija en el Cuervo caído —. Creí que jamás... —Las palabras se le ahogaron en la garganta y tuvo que respirar profundo antes de poder volver a hablar —. Creí que jamás saldría de ahí; que jamás te volvería a ver.

—No debí haberme ido —gruñó el hombre con el ceño fruncido y bajando la mirada hacia la madera quemada y las cenizas —. Debí haber desafiado tus órdenes.

—Ciri... ¿Ella está a salvo? —Preguntó girando la cabeza hacia él para verlo asentir —. Entonces eso es lo que importa —determinó, sus ojos yendo a parar una vez más en el pelinegro inconsciente.

El silencio se asentó y solo se escuchaba el suave silbido del viento entre las hojas de los árboles, apenas removiendo el cabello de ambos. Los primeros pájaros de la mañana comenzaron a cantar y el sol, sin detenerse a darles tregua, empezó a calentar la tierra, no obstante, ninguno de los dos hizo amague de retirarse. Solo permanecieron uno a lado del otro. La princesa ni siquiera recostó su cabeza en el atrayente hombro del rivio y él tampoco se permitió hacer algún otro movimiento para tocarla. Ambos contentándose con el pequeño roce donde sus lados se encontraban de vez en cuando.

Aunque quisieran algo más, había una energía entre los dos que detenía sus deseos y los mantenía a raya, controlados. Aquel era de los más inocentes momentos que compartían, y aun así, también era de los más significativos. La presencia del otro resultaba reconfortante, esperanzadora y poco merecedora. Como siempre, un privilegio que tomaban en sus manos, pero que no sabían cómo mantener intacto.

Al cabo de un tiempo, la pelirroja se dio cuenta que lo que apretaba su pecho eran palabras. Por más que no pudiera saber qué recibiría a cambio en lo que pudiera decir Geralt a continuación, sintió la repentina necesidad de hablar la plaga de culpa que consumía su mente y su corazón. Era mortificador saber que la mayor parte del mal sucedido tenía que ver con lo que ella había aceptado hacer.

Si existía un "acepto" más erróneo en la tierra, de seguro era ese que Margery le concedió a Ivo en los jardines del castillo.

—Fue mi culpa.

Un ligero tirón en el cuello del peliblanco, que medio movió su cabeza hacia ella, fue más que suficiente para saber que tenía su atención.

—Claro que no. Era imposible saber que esto sucedería.

Pero la fémina ignoró sus palabras y prosiguió a recriminarse en su cabeza. ¿Cómo no pudo darse cuenta de las conexiones que debió haber hecho hace semanas? Si ella misma fue la que firmó su captura junto con la muerte de Sybilla al hablarle todo al rey de Timatand. ¿Cuántos más habrían caído ante una espada de Alysion que ella indirectamente dirigió?

—Es mi culpa que el rey Eustace haya encontrado la manera de despistarnos a todos —continuó, pasando por alto el sonido de negación por parte del brujo —. Es mi culpa que la guardia personal del rey Damien esté muerta.

—No lo es —insistió el hombre antes de que ella pudiera continuar —. Cada persona hace sus sacrificios por su propia cuenta. Es nuestro deber honrarlos y respetarlos.

—¿Cómo un sacrificio vale la pena si lastima a otros? ¿Cómo una decisión de tal índole puede ser correcta? —Cuestionó comenzando a impacientarse, su pie derecho pisando la tierra numerosas veces —. Sybilla tomó una decisión. Mis padres tomaron una decisión. Yo tomé una decisión, yo...

Los traicioné y provoqué esto, pensó aterrorizada, mas prefirió callar. No podía decirlo en voz alta, no quería hacerlo. Esa también era una decisión y no estaba lista para tomarla.

—Eso no quiere decir que tengas que prever todo —argumentó Geralt con paciencia —. Los errores son inevitables.

Margery negó con la cabeza y la agachó. No existía ni un alma en el continente que pudiera comprenderla, además dudaba que hubiese una que pudiera perdonarla. Estaba sola y debía enfrentarlo así. La consecuencias serían grandes, lo sabía, al igual que su cargo de consciencia. Incluso comenzaba a creer que era mejor haberse quedado perdida en la oscuridad de la torre que darle cara a los daños que causó.

—¿Cómo sabes cuando una persona merece ser salvada? —Preguntó de un segundo a otro, girando todo su cuerpo hacia él —. No puedo dejar de pensar que, si yo no fuera quien soy, una princesa, me podrías estar cazando por el bosque. Igual que a un monstruo —trató de bromear con sus ojos cerrándose un segundo en el proceso, fingiendo una risa para no llorar, queriendo aligerar el peso de sus palabras.

El rivio la observó con confusión, no entendiendo a dónde quería llegar ella con lo dicho. No entendiendo nada y estando en total desacuerdo.

—No hay nada monstruoso en ti, Margery —determinó con firmeza.

Esa era la segunda vez usaba su nombre.
La princesa parpadeó, tratando de controlar los golpes de su corazón.

—La gente puede ser mala sin la necesidad de agentes externos —reconoció encogiéndose de hombros.

—Pero tú no eres malvada. ¿Cómo una maldición sobre la que no tienes control te haría así?

¡Porque no me refiero eso!, quiso gritarle, pero una vez más se contuvo de hacerlo y guardó silencio.

Hubo un tiempo en el que creyó que podría decirle de todo a él. Que no tendría que tener miedo de hablar porque sería escuchada, pero sobre todo, comprendida. Hubo un tiempo en el que creyó que sus acciones no tendrían consecuencias tan grandes y que sus palabras serían olvidadas en el viento.

Cuán cuidadosa sería la gente si supiera qué palabras importarían, qué palabras serían recordadas, qué palabras serían las últimas. Qué palabras serían una despedida y la última. Cuando creyó que nunca saldría de aquella fortaleza, ella no pensó en sus últimas palabras, quizás no habría podido hablarlas si alguien le preguntaba. Ella lo que hizo fue pensar en una persona. Margery pensó en él.

Cuán cuidadosa habría sido ella si hubiera sabido que se enamoraría. Ni siquiera recordaba en qué momento sucedió eso; solo pasó.

Pero ya era demasiado tarde para tener cuidado. Ya su corazón estaba roto y creía imposible enmendarlo, no solo por amor, sino también por confianza, lealtad y honor. Tal vez nunca curara del todo, porque existían algunas heridas que nunca dejaban de doler de vez en cuando después de curadas. Como aquella cicatriz que Geralt de Rivia había dejado en su interior, de la cual ella era muy consciente, pero que no quería olvidar jamás.

—Sé que debería rendirme y empujar lo que siento por ti al fondo de mi corazón hasta que desaparezca, pero no sé cómo hacerlo —dijo levantándose de su sitio y cruzándose de brazos bajo la sábana que la rodeaba —. Creí que moriría, creí que jamás saldría de ahí con vida; perdí la esperanza, pero tú llegaste.

Él también se alzó y la miró con ojos suplicantes, pidiendo por algo que no sabía si quería evitar o no. Sus orbes ambarinos parecieron mirar directamente a través de su alma. Margery se sintió como un libro abierto para que él lo leyera, pero no la hizo sentir vulnerable o asustada. Más bien... libre, de alguna manera. Como si finalmente se las pudiera arreglar para contarle a alguien un secreto que había estado guardando tanto en su corazón. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que pase lo que pase, ese fuerte sentimiento no dejaría su alma. No era odio, dolor o rencor. Era amor. Amor verdadero y apasionado.

Ante esa realización, la sintió como una iluminación, pensar en todo lo anterior de esa manera. Y pensar que lo había estado sintiendo durante días sin darse cuenta o ser verdaderamente consciente de ello.

—Princesa...

—Geralt, te amo.

El brujo se quedó en silencio, observándola con una expresión cercana al sufrimiento que ella no comprendió. Sin embargo, volvió a hablar. Ser cuidadosa nunca fue su fuerte.

» Y no lo digo porque espero algo de ti devuelta; lo digo porque es la verdad y lo hago porque prefiero quemarme amándote que vivir el resto de mi vida en arrepentimiento por quedarme callada. —Sus ojos se cristalizaron, adoloridos de tanto llanto, empero teniendo todavía lágrimas para regar —. Mis palabras tal vez no sean adecuadas. Probablemente jamás lo sean —aceptó encogiéndose de hombros —, pero no quiero volver a esperar por un inminente desastre para decir lo que siento.

En el segundo en el que comenzó a girarse para dirigirse a la tienda, Geralt reaccionó y la tomó entre sus brazos, acercándola a él. Su cuerpo parecía estar luchando en contra de algo que los dos desconocían. ¿Incredulidad? ¿Emoción? Tal vez confusión, miedo y aquello que tanto temía nombrar en palabras, pero que estaba ahí presente, latiendo con fervor y fluyendo en su respiración. Estaba perfectamente dibujado en sus ojos y su agarre.

Pegó su frente con la de ella, cuidadoso de las heridas todavía presentes e inhaló con fuerza.

—Yo...

—Está bien, Geralt —calmó Margery, poniendo las palmas de sus manos en el pecho de él para generar distancia y conectó sus ojos con los del peliblanco —. No tienes que decir nada. No espero una respuesta porque yo no hice una pregunta.

Y era verdad. No lo necesitaba. Ella había llegado a un acuerdo con esa parte de su corazón. Ahora tenía que terminar de enfrentarse con el resto, por más mal que le pesara.



Después de que llegó el ejército del rey Damien, comenzaron el trayecto y el brujo permaneció en alerta máxima durante el resto del viaje de regreso al castillo de Mercibova.

Geralt había traído a Heron con él y la maga para Margery, pero ella estaba demasiado débil como para cabalgar sola, así que Blanche fue quien la acompañó sobre el ejemplar, tomando las riendas. El rivio tuvo que encargarse de Danek, montando su cuerpo horizontalmente sobre el lomo y amarrándolo a la silla de montar del caballo que la morena había dejado vacante, mientras que él estuvo sobre Roach. Ellos cuatro fueron hasta el comienzo de la compañía para ser los primeros, siendo escudados por los soldados amcottenses.

El sol estaba pegando fuerte esa mañana, lo que colaboró con el friolento cuerpo de la pelirroja, quien permaneció con una nueva capa puesta sobre ella y recostada contra la espalda de la pelinegra. Aunque hubiera deseado ir con el peliblanco, sabía que no era posible por el tema de el Cuervo, así que se obligó a conformarse con estar con alguien de confianza, pero todavía le costaba.

Margery se sintió ansiosa e irritada todo el tiempo. La realidad de lo que podría haber ocurrido se había asentado finalmente, ahora que sabía que estaba a salvo. Había sido secuestrada, golpeada, vio a una amiga ser ejecutada y vuelto a ser encerrada en una torre con Danek, casi obligada a casarse con un hombre malvado que parecía querer tener la maldición para sí ... un hombre que seguramente la habría violado y habría hecho lo que quisiera con ella por el resto de su vida.

Lo único que creía que podría calmarla sería estar viajando con Geralt, pero sabía que no era posible en esos momentos. Por lo que solo pudo dirigir una corta mirada al atractivo perfil del hombre que cabalgaba a su lado izquierdo, mientras que ella tenía apoyada su mejilla derecha en sobre el músculo trapecio de Blanche. Luego dejó caer sus orbes hacia cualquier otro punto.

Él correspondió su mirada también, por unos segundos. El estómago del rivio se sintió anudado como si estuviera atraído por la princesa, como si su corazón tuviera una cuerda conectada al de Margery. Supo percibir que la mente de ella no estaba exactamente en la actualidad, pudiéndolo haber visto en sus ojos perdidos sobre el camino que trazaban con los caballos. Él mismo estaba intranquilo, al tanto de lo que pasó y lo que su cabeza estaba haciendo, generando desagradables escenarios de lo que pudo haber pasado, si no hubiese llegado a tiempo.

Cuanta más distancia había entre ellos, más enfermo se sentía. No podía decir que no reconocía la razón detrás de lo que sentía, porque sí la sabía, pero no era lo suficientemente valiente como para hablarla. Lo único que lo hizo sentir cerca de ella fue ver su capa que la fémina abrazaba con fuerza a su cuerpo, protegiéndose del sol y aprovechando a su vez la calidez.

Cuando el sol estuvo en su punto más alto, fue cuando por fin llegaron a las tierras del castillo. Había incluso más caballeros y lacayos alineados alrededor del área, todos haciendo sus trabajos sin cesar. Margery se quedó sin aliento cuando vio los cientos y cientos de tiendas de campaña que se extendían por los campos, los distintos lugares destruidos y el movimiento infinito alrededor. Aquello fue otro cruel recordatorio de la guerra que aún no se había ganado.

Un ataque a la princesa era un ataque a Mercibova, y era claro que el rey Eliastor no mostraría otra vulnerabilidad.

Blanche detuvo a Heron una vez llegaron a las puertas. Se bajó del caballo y ayudó a la princesa a bajarse también.

—Necesitas descansar —le recordó con suavidad, a lo que la contraria asintió en acuerdo.

—Estaré bien —trató de restarle importancia, dando un paso lejos de la mujer.

Pero estaba mucho más débil de lo que pensaba. Sus rodillas temblaron por el trauma del último día y medio, recordando al tiempo que todavía quedaba mucho más por enfrentar. Geralt corrió hacia adelante, luego de dar instrucciones a unos soldados para aprisionar a Danek, y atrapó a la princesa antes de que ella pudiera caer. La levantó por detrás de las rodillas y la cargó. La cabeza de la fémina fue a parar directamente al espacio que permitía el cuello y hombro del brujo y se hizo un hogar ahí, demasiado agotada como para mantener su rostro en alto.

De repente, la familia real entró irrumpiendo en el patio.

La reina rompió a llorar al ver a su hija en tal estado, temblando y caminando hacia ella sin pensarlo dos veces. Una vez se detuvo ante el brujo, quien dejó de caminar también con la pelirroja aun en sus brazos, los ojos maternos escanearon todo lo que pudiesen ver de Margery. El rostro de Caitriona se contorsionó en preocupación y miedo total, pero también se combinó con alivio, al saber que la princesa estaba de vuelta en casa.

—¿La maldición? —Preguntó la mujer una vez cayó en cuenta que la piel del rostro de su hija hacía contacto con la del brujo. Observó con cuidado la manera en que la princesa pareció buscar la seguridad del abrazo y la forma en que el hombre la sostuvo como si fuera el tesoro más preciado.

Geralt negó con suavidad con la cabeza.

—Es letal para los que no tienen magia —aclaró —. Es letal para los humanos.

La reacción de la mujer no pasó desapercibida por nadie, mas el silencio terminó por dominar el momento. Mientras que la progenitora de Margery se hizo a un lado para indicarle a Geralt que la llevara a sus aposentos, sin dejar de mirarlos con ojos crítico, Tom se pasó sus manos por la cara. Se veía pálido y cansado, ojeras marcadas bajo sus ojos rojos, por la falta de sueño y las lágrimas contenidas. Su Mary estaba devuelta, pero no en buenas condiciones, algo que solo hizo doler su pecho con impotencia.

El monarca lucía tenso y hecho una estatua, de seguro tratando de comprender en qué momento dejó que su hija pasara por tal atrocidad bajo su mandato, bajo su manto como rey y como padre. Había fallado en ambos ámbitos. ¿Y quién era él si no podía proteger a los que amaba?

Damien también estaba presente todavía y no parecía verse mejor que el resto de la familia de la princesa. Tenía el ceño fruncido y también se le veía desgastado. Siguió a la mujer con la mirada esmeralda y las palabras atrancadas, entre tanto Geralt pasó por su lado al interior del palacio.

Pero lo único que importó en ese instante fue Margery. Ella por fin estaba a salvo.






El rey y la reina, Damien, Geralt, Blanche e incluso Ivo, estaban todos reunidos en una habitación privada. El resto del Consejo no había sido permitido entrar en aquel encuentro improvisado, todos llegando a un acuerdo de no dejar que más palabra se filtrara por el castillo. Estaba claro que tenían un traidor entre ellos, comenzar a sospechar de todos era el primer paso y quizás el único que los salvaría de una nueva desgracia.

Ya era más de medio día, pero nadie parecía dispuesto a siquiera tomarse un respiro. Todos estaban todavía muy agitados por el secuestro de la princesa y el reconocimiento de alguien a quien creyeron muerto.

—Su plan debe haber sido casarse con Margery en contra de su voluntad —pensó el príncipe mercibonense en voz alta —. Presionarnos para que cedamos por temor a que fuera a lastimarla.

—Se habría forzado en ella para asegurar un heredero que fuera tanto de Alysion como de Mercibova —agregó Damien, su rostro sombrío y centrado sobre la mesa que rodeaban —. Debe haber sabido de mis afectos —resopló. La última vez que había sido atacado tan personalmente, fue cuando sus padres fueron asesinados.

Aquello se ganó la mayoría de las miradas de los presentes hacia el rey amcottense, incluyendo la del rivio, quien trató de mantener un expresión neutra en la cuestión. Pierstom inhaló de golpe y sus orbes azulinos en realidad fueron a parar en el peliblanco, cuidadoso de la reacción.

El brujo siguió cambiando su peso de un pie a otro, sintiéndose incómodo, no solo por las transparentes palabras del hombre de cabellos castaños dorados, sino también al estar en un entorno tan íntimo con la realeza. A veces no lograba entender cómo era que terminaba en medio de estos asuntos familiares y humanos, contando lo mucho que le afectaba. Todo por la princesa.

Caitriona hizo un suave sonido con la garganta, su rostro palideciendo ante la gran posibilidad que representaban las palabras de los dos hombres que habían hablado hasta ahora. Con manos temblorosas, agarró el espaldar de la silla más cercana para así tomar asiento.

—¿Qué hay de ese hombre? —Exigió el rey mercibonense, clavando su mirada en la maga y el brujo.

—Según él, la hechicera está muerta —contestó la morena.

—Carajo —gruñó Tom entre dientes, mientras que su progenitor se pasó una manos por el rostro con exasperación.

—No trata de romper la maldición, trata de transferirla a alguien más —agregó Geralt, sin hacer intento de acercarse más a la mesa, permaneciendo en su sitio a unos cuantos pasos por fuera del círculo formado.

—De seguro a ese infeliz —concluyó Damien, también su rostro arrugado en molestia, a lo que los demás le dieron la razón.

—Para qué demonios querrá eso... —murmuró el hermano mayor de Margery.

—Para ser invencible e intocable —iluminó la pelinegra con simpleza —. Si la maldición se puede transferir, se puede modificar casi que por completo.

Una nueva y peligrosa posibilidad se abría en la conversación, dejando una energía inquieta y preocupante en la mente de todos. Quizás al final las acciones del rey alysiano iban más allá que la simple y básica venganza. Iba por una victoria y conquista de toda esa parte del continente, dejando en claro que ser rey no era suficiente, quería más y estaba listo para obtener más. Los precios a pagar eran mínimos cuando podía tener de su lado el control de una maldición que podía terminar con quien deseara con tan solo rozar la piel ajena.

La reina soltó un pesado suspiro, enderezándose en su lugar y pasando sus ojos pardos por cada uno de los rostros de los demás.

—Si la hechicera existió, entonces sí hay posibilidad de romperla, ¿verdad? —Cuestionó, haciendo un esfuerzo por mantener la voz pareja.

El último día y medio había sido un total infierno para ella. Si tan solo hubiera confiado en sus instintos, aquellos que le indicaban que algo saldría mal una vez Margery saliera de los terrenos del castillo, tal vez muchas cosas se habrían evitado.

» Mi hija todavía puede dejar de estar en medio de todo esto —agregó para finalizar.

Blanche asintió, a pesar de no sentirse del todo segura con ese gesto afirmativo.

—Solo hay una persona que lo puede confirmar y no podemos confiar en ella.

—Le harán hablar —siseó Eliastor —. No me importa cómo sea, pero harán que ese desgraciado abra la boca.

Geralt asintió en acuerdo a las palabras del rey

—Tenemos que eliminar las ventajas del rey de Alysion y el problema es que están ocultas. Es muy astuto —intervino por primera vez Ivo de Timatand.

—Una de las ventajas es Danek —informó el brujo moviendo su cabeza con ligereza hacia las puertas cerradas que daban a los corredores.

—¿Por qué un rey confiaría en un simple hechicero y alquimista? —Contraatacó el timatenense con altanería, mirando con disgusto al brujo.

—Por la promesa de más poder —respondió Damien con seriedad, no apreciando el tono que usó el pelinegro —. Eso es lo único que le importa a Eustace. Lo ha demostrado.

Unos golpes se hicieron presentes en las puertas, acallando a los reunidos. Blanche se adelantó para abrir y ver quién aguardaba al otro lado. A los pocos segundos se hizo a un lado y dejó entrar al médico y sanador de la familia real, Gauvain.

—¿Cómo se encuentra? —Preguntó el Eliastor.

—Ella está exhausta y todavía en estado de shock —explicó el hombre —. Su cuerpo está cubierto de hematomas, algunos cortes y quemaduras, pero nada que no se cure en unas semanas. La princesa es más fuerte de lo que parece. Sin embargo, debería quedarse en cama durante los próximos días.

Un suspiro de alivio que parecía haber estado contenido, se exhaló en medio de la estancia, a la vez que Gauvain recorrió con cuidadosa mirada las figuras de todos.

» Les aconsejo a todos que descansen también, especialmente a usted, mi reina.—Centró sus ojos en ella, a lo que Tom achicó los ojos con confusión y preguntas se comenzaron a formular en su cabeza —. Han sido unos días largos y difíciles. No hay nada bueno que venga de evadir el reposo mental y físico.






AAAAAHHHHHH MARGERY DIJO LAS DOS PALABRAS
Y LO HIZO DE UNA FORMA MUY MADURA LPM!!!!!!!!!!

Alcen la mano quienes no esperaban que la conversación tomara ese camino:

Después de mi sufrimiento escritor con el anterior capítulo,
este literal salió en cuestión de horas xdd

Ahora que Margery está devuelta, Ivo parece haber hecho nido en el castillo,
Damien ya confesó que se siente atraído hacia la princesa delante de sus padres y GERALT,
por lo que yo solo veo venir más problemas ^^ ¿Listos para más drama?

Como siempre espero que les haya gustado el capítulo.
No olviden dejarme sus votos y encantadores comentarios (:

Instagram: andromeda.wttp

¡Feliz lectura!






a-andromeda

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