Si solo fuera Hope -Hosie 1

由 Unplanetadeunicornio

49.7K 4.2K 1.1K

1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre estaban al pie de una guerra, llevaban enemistad... 更多

Libro 1 Capítulo 1
Libro 1 Capítulo 2
Libro 1 Capítulo 3
Libro 1 Capítulo 4
Libro 1 Capítulo 5
Libro 1 Capítulo 7
Libro 1 Capítulo 8
Libro 1 Capítulo 9
Libro 1 Capítulo 10
Libro 1 Capítulo 11
Libro 1 Capítulo 12
Libro 1 Capítulo 13
Libro 1 Capítulo 14
Libro 1 Capítulo 15
Libro 1 Capítulo 16
Libro 1 Capítulo 17
Libro 1 Capítulo 18
Libro 1 Capítulo 19
Libro 1 Capítulo 20
Libro 1 Capítulo 21
Libro 1 Capítulo 22
Libro 1 Capítulo 23
Libro 1 Capítulo 24
Libro 1 Capítulo 25
Libro 1 Capítulo 26
Libro 1 Capítulo 27
Libro 1 Capítulo 28
Libro 1 Capítulo 29
Libro 1 Capítulo 30
Libro 1 Capítulo 31
Libro 1 Capítulo 32
Libro 1 Capítulo 33
Libro 1 Capítulo 34
Libro 1 Capítulo 35
Libro 1 Capítulo 36
Libro 1 Capítulo 37
Libro 1 Capítulo 38
Libro 1 Capítulo 39
Libro 1 Capítulo 40
¡Noticia!

Libro 1 Capítulo 6

1.2K 114 15
由 Unplanetadeunicornio




Durante los siguientes días la joven Delfina de Francia trataba de ocultar el subidón de adrenalina que la inundaba cada vez que Hope, sin intención alguna, rozaba alguna parte de su cuerpo con el de ella. Recuerda con mucha claridad cómo una vez la chica pelirroja, al tropezar ligeramente con una estructura irregular en el pasillo principal de la corte, terminó rozando su hombro derecho y sus mejillas se iluminaron, muy patéticamente, como las intensas luces que muchas veces se encendían cuando la heredera al trono cumplía otro año más de vida.

Estaba segura de que moriría antes de cumplir los diecisiete si Hope seguía siendo así de hermosa y distraída, algo a lo que Josette aún no se acostumbraba. No lograba encontrar una definición para ese acumulo de emociones que su guardia real terminaba por despertar en ella, aunque tampoco era algo en lo que se quería centrar mucho ya que ella era partidaria de no forzar las cosas y de dejar que estas tomaran su propio curso.

Todo terminó por complicarse cuando a Hope, la primera semana de Marzo, se le escapó algo que hizo que el corazón de la castaña saltara de su pecho. Josette, quien se había visto a si misma sumergida en alegres e interesantes charlas con la chica durante todos los días en los que esta llevaba en el lugar, había estado evitando hacer aquello que su corazón tanto gritaba para que hiciera. Tal vez si la Delfina hubiese contenido el impulso, y aquello nunca hubiera tomado lugar, las cosas para Hope habrían sido mucho más simples; tal vez habría podido volver a casa.

- ¿Josette? -La joven pelirroja la buscó por sus aposentos, bastante extrañada de que era su tercera vuelta por el sitio y aún no la encontraba allí.

A finales de Febrero, y probablemente debido al aumento de confianza entre ambas, la princesa de Francia le había pedido saltarse el protocolo para que la pelirroja dejase de llamarla por sus títulos reales. Era a causa de eso que en algunos momentos, principalmente cuando no estaban en presencia de alguien más, Hope había optado llamarla por su nombre.

Una mujer, que la pelirroja reconocía del servicio, se adentró a los reconocidos aposentos de la heredera con el propósito de hacer su cama debido a que esta estaba vacía y toda revuelta.

- Lo siento, no creía que hubiera gente -Detuvo su andar cuando se percató de la presencia de la única hija de Niklaus, excusándose con pena cuando la expresión de la joven denotaba todo menos satisfacción- Puedo volver más tarde, señorita -

- ¿Dónde está? -Por un momento la pelirroja se arrepintió del tono tosco con el que salió aquel comentario, raspando su garganta ante la carencia de educación que su madre tanto desaprobaría.

- La princesa salió hace ya varias horas, eso fue lo que su paje me dijo cuando ha ido a buscarme para que limpiara los aposentos de la misma -La mujer bajó la cabeza y prosiguió a arreglar la cama de Josie cuando Hope le hizo un pequeño ademán para que no se limitara en sus tareas diarias.

Aferró su mano al puño de su espada enfundada a nivel de su cadera y luego prosiguió a dar un fugaz vistazo a la habitación, encontrando la corona de la princesa en el escritorio cercano a la estufa.

¿Dónde estaba?¿Por qué la misma no llevaría puesta su corona?

La heredera al trono inglés siempre pasaba por Josette a esta hora, si bien a la castaña le gustaba madrugar recién estarían por ser las siete de la mañana lo que era, según la princesa Elizabeth, inhumano inclusive para su gemela. Trató de recordar si la joven había negado los servicios de ella este día, incluso si le había comentado que abandonaría su habitación tan temprano en la mañana. No, estaba segura que la Delfina no le había dicho absolutamente nada con respecto al misterio que la envolvía tan temprano en el día.

Salió del lugar como un torbellino, con su ceño fruncido, y prácticamente trotó por los pasillos sin un destino específico.

En el castillo apenas había movimiento, los únicos despiertos eran los guardias y los sirvientes que se esmeraban por preparar el desayuno que pronto sería servido de forma tan elaborada. Hope apostaba que ni siquiera el rey estaba despierto, lo que en un sentido la alivió ya que no sabría qué respuesta otorgarle si este rondaba por los pasillos preguntándole por el paradero de su heredera; heredera de la que Hope bien tendría que saber su paradero.

Caminó hasta uno de los guardias en la entrada principal, rascándose la mandíbula mientras pensaba la mentira que iba a decir a continuación.

- Soldado, ¿ha usted visto a la Delfina? -Preguntó de forma desinteresada, tratando así de no alertarlo.

Tal vez debería haber empezado con el clima o algo así.

- Me temo que aún no nos ha bendecido con su calurosa presencia -El joven, en su impoluta armadura y su cabello dorado, le comentó mientras esbozaba una encantadora sonrisa que bien evidenciaba el pequeño enamoramiento que tenía en su majestad- ¿Ocurre algo con Josette? -

¿Josette?¿La había este llamado por su nombre?

Ladeó su rostro, poniendo mayor atención en la apariencia del muchacho. Su cabello era rizado y sus ojos eran de un color azul, algo que la castaña le había comentado encontraba interesante para un color de orbes. Era alto y delgado, para Hope carecía de atractivo o gracia alguna.

¿Había la Delfina incitado los sentimientos de este joven por ella?¿Era este un amante de la chica?

La castaña nunca le había comentado sobre su vida amorosa, según Hope no creía que esto fuera porque la chica no tuviera sino porque la confianza entre ambas aun parecía no llegar a ese punto. Si debía ser honesta el joven no parecía el tipo de chico con el cual la heredera al trono francés saldría; no por su estatus sino por cosas que no sabría explicar de momento. Excusó sus vueltas al tema con el hecho de que debía saber si la joven tenía o no un amante que pudiera poner en peligro su misión, al final del día debía asesinarla y no podía tener un obstáculo de último momento apeligrando todo su maldito plan.

- No, claro que no -Meneó la cabeza, sus cejas arrugándose con poca gracia.

Por un momento se sintió increíblemente tonta, se había burlado de los guardias por sus incompetentes tareas en su recién llegada al palacio y ahora era ella quien no había logrado cumplir con su única responsabilidad.

- ¿Está segura? -El chico alzó una ceja, una de sus manos descansando en el cinturón de cuero alrededor de su cadera.

¿La estaba cuestionando?

- La Delfina ha ido en busca de algo, el castillo es grande y parece ser que demora más de lo que yo tenía esperado -Se aclaró mi la garganta, mirando el exterior a través de la gran arcada mientras sentía la mirada del muchacho pegada a su pálida nuca. Trataba de respirar hondo, evitar los impulsos que bien sabía podían llevar a su ruina- ¿Cree acaso que estoy mintiendo? -Lo estaba, pero era irrelevante.

Se dió la vuelta, enfrentándolo con una mirada dura y una expresión seria. En su defensa, si es que podía tener alguna para alivianar sus crecientes penas a causa de cosas que no quería enfrentar, ya llevaba mucho tiempo fuera de casa y se encontraba muy estresada.

- No, claro que no -El soldado negó con efusividad, dándole una sonrisa suave para aliviar la tensión que había surgido entre ambos.

- Fantástico -Hope le palmeó el hombro con una fuerza de la que no se arrepintió, esbozando una sonrisa falsa para reconfortar el ceño fruncido del chico- Si ve a la Delfina de Francia, como bien debe llamarle, dígale que su guardia real la está buscando -Corrigió el desliz que el muchacho había tenido al haberle llamado por su nombre y no sus títulos reales; algo que aún picaba la curiosidad de la pelirroja.

Prosiguió a cuestionar, sin alertar, a todos los guardias y sirvientes que se encontró en su camino. Cuando ya había dado su tercera vuelta por el lugar, y su corazón sin consentimiento se había empezado a poner histérico durante los últimos treinta minutos, fue cuando escuchó su voz llamándola de forma armoniosa.

- ¡Hope! -

Venía sonriendo como si absolutamente nada hubiera pasado en la última media hora, esa media hora que había puesto de los pelos a la única hija de Niklaus. Se veía tan feliz que a Hope se le hizo difícil soltar todo su enojo sobre ella que venía trotando alegremente, su precioso vestido bordó acompañándola en la gracia que tenía sus movimientos.

Hope soltó un suspiro y pronto frotó dos de sus dedos contra su sien, apartando la molestia que se había acentuado a lo largo de la mañana. Dios, podría matarla ahora mismo. Josette venía acompañada de dos sirvientes que traían un blanco delantal manchado de algo que Hope no pudo identificar, estos no se detuvieron cuando la Delfina llegó junto a su guardia con una radiante sonrisa muy propia de la misma.

La pelirroja fue a protestar pero antes de que pudiera hacerlo la princesa tomó su mano, tirando de ella para que la acompañara. Sus pies se tropezaron en los primeros tres pasos, hasta que alcanzó el ritmo efusivo de la chica.

- Te he estado buscando por todos lados, Josette -Frunció el ceño, arrepintiéndose de su tono molesto cuando recordó que estaba hablando con nada más ni nada menos que la heredera al trono.

La castaña hizo vista gorda a la forma en la que aquel comentario había salido de forma acusatoria, incluso hasta celosa.

- He madrugado -Sonrió restándole total importancia, aún tomando la mano de Hope pese a que la chica la seguía sin reprochar.

No iba a desperdiciar la oportunidad de sentir su cálido tacto bajo el de ella, su mano hormiguear ahí por donde sus pieles se mantenían juntas por voluntad propia.

- Claramente puedo ver eso -Hope remarcó en medio de una risa cínica, cerrando sus dedos sobre el dorso bronceado de la mayor de las gemelas Saltzman- La próxima vez, alteza, agradecería que me hiciera saber su voluntad antes de ejercerla para no estar toda la mañana buscándola de forma desesperada -Acusó de forma violenta, con ello no solo confesando cosas para la chica sino que también para sí misma.

De todas formas no es que se hubiera dado cuenta de lo que había dicho, mucho menos era consciente de la desesperación que la había abrumado hoy temprano.

- Lo tendré en cuenta, por su salud, pese a que su fastidio resulta adorable -Le comentó con un fugaz vistazo por sobre su hombro, aquel que hizo que Hope tuviera que tragar saliva ante la radiante sonrisa en los labios de la castaña- Le he dicho que me llame Josette, es así como mis amigos suelen hacerlo -

¿Era aquel guardia de la entrada un amigo?

Tuvo que tragarse sus ganas de preguntar, aquellas ganas que bien excusaba con su verdadera misión en Francia.

- ¿Es eso lo que ahora somos? -

Pronto comenzaron a adentrarse a un sector poco concurrido del castillo, acorde avanzaban Hope podía ver como los ojos de Josette se iluminaban cada vez más. Las personas habían quedado atrás, se encontraban a solas en un ala de la corte que la pelirroja no lograba reconocer.

- No lo sé, ¿es eso lo que desea que seamos? -

No, no lo quería en absoluto pero tampoco era tan estúpida como para confesárselo de frente. No quería ser su amiga, no quería encariñarse con la misma porque al final del día sabía que en sus manos iba a estar corriendo la sangre de la Delfina porque si tenía que escoger, escogía a su familia sin vacilación alguna.

- Soy su guardia real -Meneó la cabeza, negando en medio de pensamientos que solo tenían el propósito de convencerla de cosas que quería creer eran las correctas.

Su familia quería a los Saltzman muertos, su familia quería a Josette muerta. ¿Qué era lo que ella realmente quería además de simplemente complacer a aquellos con quienes compartía sangre?

Lo que Hope iba a hacer antes del equinoccio de primavera, a lo que Hope verdaderamente había venido, tenía que ser lo correcto. No, no solo tenía que ser lo correcto sino que también tenía que desearlo con cada parte de su alma. Si este era su destino, ¿por qué entonces no se sentía como tal?

- Y yo soy su futura reina -La castaña le comentó con una risita suave, su pecho cosquilleando.

No, no lo era.

- Dudo que podamos ser cosas que jamás han sido planeadas a ser -

No podían, jamás podrían. Hope no podía cerrar los ojos y creer que había algo más, algo más que no existiría una vez los volviera a abrir. Francia e Inglaterra estaban destinadas a odiarse, a maldecirse por el resto de los siglos. No cabía espacio para una amistad entre ellas, por lo menos no una real.

- Supongo que las únicas dos cosas que no se pueden forzar ni evitar son el tiempo y los sentimientos -La joven se encogió de hombros, subiendo por una de las escaleras laterales mientras aún relucía una cálida sonrisa en su boca. ¿Cómo es que podía ser una joven llena de una sabiduría que Hope había comenzado a apreciar?- Tal vez algún día puedas apreciarme no como reina sino como una joven más de entre miles de otras -

¿A dónde estaban yendo?¿A dónde la castaña le estaba llevando?

- Algunas veces temo que el tiempo sea mi peor enemigo, que este sirva para derribar todo lo que en algún momento creía correcto tan solo para hacerme tomar decisiones de las que tanto temo -

¿Había abiertamente confesado que era una maldita cobarde?¿Que vivía por los deseos de su familia y no los suyos propios? ¡No, estos eran sus deseos!¡Esto era lo correcto y lo que ella quería hacer!

Josette le compartió una mirada curiosa, una mirada que Hope no pensaba responder ni para la castaña ni para ella misma. Había tenido suficiente, había tenido un pequeño desliz pero aquello había sido todo. Ella no era débil, era una Mikaelson que se encontraba en esta misión por voluntad y deseo propio. Asesinar a la Delfina de Francia era su deber, lo que su corazón y mente dictaban.

Al llegar hacia una pequeña puerta de madera la princesa de Francia la abrió impidiendo que la pelirroja pudiera ver directamente en el interior, su propio cuerpo cubriendo la entrada del sitio.

- Tal vez me he pasado pero no pude resistirlo, creí que... -Se hizo a un lado una vez vió que su lengua no cooperaba con su mente, sus mejillas tiñéndose de un tono rosado debido a la intensidad en los orbes celestes de su guardia.

Se encontraban en un despacho lo suficientemente amplio, ubicado en el último piso de la corte, como para que entrara en este un sillón de dos cuerpo, un banquillo alto y un pequeño atril rústico en el que descansaba un lienzo blanco cual espuma.

Josette se desplazó por la habitación hasta alcanzar una mesa repleta de cosas, tomando un par de potecillos que descansaban en la desgastada madera mientras los orbes de Hope aún recorrían el sitio de forma perpleja.

- ¿Pintura? -Hope cuestionó con su rostro siendo preso de la confusión cuando la castaña le tendió pequeños frascos con pintura natural.

- Tal vez no son los mejores colores pero espero que te sirvan, la habitación podría resultarte cómoda si movemos algunas cosas de lugar o incluso si traemos otras de habitaciones que estén en desuso -Le comentó con una risita que buscaba disipar sus propios, señalando algunos puntos estratégicos del lugar- Encontrarás que hay muchas habitaciones que nadie utiliza, más tarde podría mostrártelas si lo deseas -

Hope se puso de pie en el centro del despacho, perpleja mientras daba una vuelta completa sobre sus propios pies para tener así un panorama entero.

Josette había preparado una habitación para ella, por segunda vez en lo que iba de su estadía en Francia, y como si aquello fuera menos había mandado a que realizaran pinturas para que la misma tuviera algo con lo que entretenerse en su tiempo libre.

Sus ojos recayeron en aquellos orbes marrones que vacilaban entre felicidad y preocupación, la única hija de Nikalaus enseguida se arrepintió de la poca calidez con la que la había tratado minutos atrás a causa de la preocupación que tenía con respecto a encariñarse con la misma.

¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?¿Por qué Josette tenía que ser buena?¿Por qué ella sentía que...?

- Jo... -El aliento quedó atascado en la parte posterior de su garganta y enseguida malinterpretó el sobresalto de la Delfina, corrigiendo aquel error en cuanto se dió cuenta del apodo que había formado sin intención alguna- Disculpe, alteza -

- No, está bien -Ella enseguida estiró su mano derecha, posicionándola cerca de los botones de la chaqueta que la pelirroja utilizaba aquel día- Puedes llamarme Jo -

- Sabes que no puedo llamarte así -La chica contradijo, no ocultando la pequeña y amable sonrisa que se le había formado tan involuntariamente.

- Será nuestro secreto entonces -Josette correspondió el gesto, avanzando por el lugar y posicionándose frente al gran atril cerca de la ventana- Siempre me pareció el arte más hermoso, la pintura -Aclaró mirando a Hope por sobre su hombro, aún sonriendo debido a lo relajada que la pelirroja se encontraba después del extraño intercambio de opiniones entre ambas con respecto a su relación.

En ese momento la mayor de las dos recayó en que los dedos de Josette estaban manchados con varios colores de los que Hope había podido observar con rapidez sobre la mesa.

- ¿Has hecho tú las pinturas? -Preguntó consternada, tomando un frasco que descansaba sobre la madera.

Josette se mordió el labio inferior, asintiendo con una timidez que resultaba adorable para cualquiera que pudiera apreciarla.

- Con algo de ayuda, debo admitir -

Los dos sirvientes con los delantales, la pelirroja recordó. Dios, todo tenía sentido ahora mismo.

- ¿Por eso te has levantado tan temprano? -

Josette volvió a asentir, esta vez esquivando aquellos ojos celestes. Tenía miedo que con una sola mirada Hope pudiese averiguar todo aquello que Josette estaba inútilmente tratando de ocultar, todo aquello que poco trataba de negar para sí misma.

- Creí que era algo que bien valía la pena, el brillo en sus ojos -Se aclaró la garganta, fallando cuando Hope tomó su mano de forma inesperada.

Si la esperanzadora mirada de la Delfina pegada a la pálida mano de la pelirroja tomando la suya con tanta calidez y cuidado no la delató, entonces no sé qué fue lo que lo hizo.

- Gracias, Josie. Es lo más lindo que alguien ha hecho por mí en un largo tiempo, no sé cómo puedo agradecerle -Bueno, dejarla viva seguro era un buen comienzo que Hope no podía permitirse.

El corazón de la mencionada retumbaba ensordecedoramente en sus oídos y tenía miedo de no lograr escuchar bien lo que la chica le dijera.

De forma fugaz, por la mente de la princesa, cruzó un pensamiento que bien terminó por aterrorizarla. Pronto sacudió la cabeza, apartando aquel fugaz beso que quería nublarle el buen juicio que tenía.

- He visto que es usted buena con el arco -Dijo captando la atención de la pelirroja, que pronto frunció el ceño debido a que jamás había utilizado tal arma en presencia de la castaña- Es algo con lo que nunca he tenido contacto directo, aun así termina por fascinarme -

Hope sonrió, comprendiendo la emoción que la joven tenía por aquello que Alaric consideraba impropio de una dama. Tal vez no podía dejarla viva pero podía darle esto, sus últimos deseos hasta que la pelirroja tuviera que poner fin a su misión.

- Será un honor enseñarle si así lo desea -

Ambas rieron, tal vez por los nervios o tal vez porque cuando estaban juntas no había lugar para sentimientos desagradables, por lo menos no realmente.

- Complacería mucho a su futura reina con ello, señorita Marshall -

- Es una cita entonces -Hope afirmó y la castaña volvió a su clásico ejercicio de evitar que todo su cuerpo expresara lo que su corazón se moría por gritar.

Era un caos, una mentira de las más bellas. Josie sin conocer a la verdadera Hope, Hope sin conocer los verdaderos sentimientos de Josie. Ambas eran unas mentirosas pero eran fatales en ello, he de suponer que por eso todo les salió mal.

繼續閱讀

You'll Also Like

5.2K 569 9
CB: 🐍 ❝¡¿No podías tirar el teléfono y agarrarte de algo más que no fuera yo?!❞ Tomar un atajo no siempre es la mejor idea. Deb...
9K 652 37
Segunda parte de Mis razones para ODIARTE [Whatsapp] Des la ha bloqueado y Ally ha hecho de todo por cambiar, se enamoró de la persona que nunca se c...
51.1K 4.8K 21
Lo último que tenía pensado Charles era volver a encontrarse con su Omega. Luego de tres años max está de regreso, esta vez acompañado de un pequeño...
33.2K 1.2K 11
Nunca me había enamorado antes. No así. Ella me cambió por completo. De ser la niña rica bajo las ordenes de mi padre me he convertido en la gran muj...