Serokami week 2021

Von Tori_Lovegood

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ยกTercera ediciรณn de la serokami week! Dedicada por completo a Hanta Sero y Denki Kaminari, de Boku no Hero Ac... Mehr

ใ€ŽIntroducciรณnใ€
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Von Tori_Lovegood

Ruptura

—No me puedo creer que no me lo hayas dicho antes Hanta —El pelinegro escuchaba el regaño de su pareja, sentado en el sofá mientras terminaba unos informes sobre una misión que había tenido que hacer el día anterior. Trataba de concentrarse pero las quejas de Kaminari no hacían más que desconcentrarle más.

—Denki no es algo que haya elegido. Además no te lo dije precisamente para que no montases el drama que estás haciendo ahora. Estoy intentando trabajar —le cortó de golpe, mirándole enfadado y con el ceño fruncido.

No quería ser brusco con su rayito; también le dolía tener que irse del país a trabajar y dejarle solo. No le habían dicho por cuánto tiempo, tan solo que serían un par de años, y que era importante que fuese. Por mucho que había intentado escaquearse de su labor, no se le fue permitido, y solo le quedaba aceptarlo.

Kaminari frunció el ceño, y salió del salón dejando a Sero solo. Pocos minutos después el joven escuchó un portazo, y supo que su novio se había ido del apartamento en el que vivían los dos. Dejó de teclear un momento en su ordenador, y sintió que algo se posaba en su regazo. Al bajar la mirada vio a Charlie; el pequeño gatito le miraba serio, tratando de decirle que lo había hecho mal.

—No puedes mirarme así pequeño, tu papi y yo lo arreglaremos... No te preocupes —Sus palabras trataron de sonar convincentes. Se levantó con el animalito en brazos y lo dejó en el sofá, saliendo también del departamento para ir a buscar a Denki.

No tardó en encontrarle, sabía todos y cada uno de los lugares favoritos del rubio, y tras unos minutos llegó al parque que había cerca de su barrio. Siempre iban a pasear allí con sus mascotas, y a Kaminari le gustaba porque había muchos girasoles. Sero buscó por el lugar; no es que hubiese muchas personas ese día, y fue fácil divisar una cabellera dorada sentada en un banco.

Denki miraba el lago del que disponía el parque, viendo como unos pequeños patos nadaban en el agua acompañados de su madre, cuando sintió que alguien se sentaba a su lado. Sabía bien quién era, reconoció los pasos acercándose al banco antes de girar su rostro para comprobar que, efectivamente, se trataba de su pareja.

—Siento haberte hablado así. A mí también me enfada irme Denks, si no te lo conté antes fue porque pensaba que podría cambiarlo.

—Tranquilo... Sé que es tu trabajo, pero aun así, no puedo evitar odiar la idea. ¿Sabes cuánto tiempo vamos a estar separados? Además, ya sabes lo que dijo Bakugo, las relaciones a distancia nunca funcionan.

Sero notó el miedo en la voz de Kaminari, y trató de calmarle. Tomó su rostro y dejó un pequeño beso en su nariz, sonriendo como siempre lo hacía. Normalmente podía ser más racional que Denki en ese tipo de situaciones, porque el rubio era un más emocional que él. Notó que el mayor se relajaba un poco y siguió dándole caricias.

—Bakugo es pesimista, ya lo sabes. Además no voy a dejar de quererte aunque estemos a mucha distancia. Y no será para siempre, volveré en cuanto acabe mi misión. Mientras tanto podemos hacer videollamadas, y escribirnos cada día. Así no notaremos tanto la ausencia del otro.

Denki asintió levemente, tratando de convencerse de que era la decisión correcta, y se abrazó a Sero. Se mantuvieron así por varios minutos antes de separarse y volver a su casa. Kaminari no quería pensar en la idea de que dentro de unos días se vería solo en su apartamento, por lo que pasaron la tarde juntos viendo películas con sus mascotas. Sero aprovechó para despedirse también de su perrito y de Charlie, ya que los dos se quedarían en Japón. Sabía que era mejor no separar a Himawari y al gatito, y era más fácil que se quedasen en su casa.

La despedida definitiva llegó antes de lo esperado. Sero tardó un buen rato en separarse de Himawari y Charlie antes de que saliese con su novio de la casa. Kaminari conducía en silencio y temblando; no quería separarse de Hanta por tanto tiempo, habían estado juntos años, y vivir sin él iba a ser demasiado horrible.

Cuando llegaron Sero cogió su maleta, las cosas que le faltaban ya habían sido enviadas días antes a Estados Unidos, por lo que no debía preocuparse por nada más. Fueron juntos hasta el control donde ya debían decirse adiós, y se quedaron un momento quietos hasta que Sero dio el primer paso.

—Te prometo que te llamaré todos los días, ¿de acuerdo? Solo será un tiempo pero volveré Denks. Mientras tanto intenta no matar a Mineta —Denki rio débilmente, sintiendo como Sero le tomaba de las mejillas para darle un beso en los labios.

Dejó escapar una pequeña descarga, correspondiendo el roce de inmediato y abrazándole. Quería prolongar todo lo posible ese contacto, saborear la boca ajena antes de tener que decirle adiós por tantos meses. Iba a ser duro, demasiado, pero quería poder mantener esa esperanza de que todo saliera bien.

No dudaron mucho así, porque dieron el primer aviso para el avión de Sero, y éste tuvo que despedirse. Como siempre, dejó un beso en la frente de su novio, y Denki se quedó allí quieto hasta que la silueta del otro joven no fue visible una vez cruzó el control. Apretó su camiseta, sintiendo ya la falta del pelinegro, pero emprendió el camino a casa.

Al llegar notó un espantoso silencio, siendo recibido únicamente por sus mascotas, que parecían saber que Hanta no regresaría con Denki, y fueron a consolar al rubio. Éste les dio muchos abrazos, y se acurrucó en el sofá con ambos encima suya. Normalmente Sero sostenía a Hima y él a Charlie, pero parecía que ahora lo haría solo.

Las primeras semanas fueron duras para ambos. Hanta llamaba por la mañana y por la noche, igual que Denki, y trataban de hablar todo el tiempo posible, pero siempre uno de los dos debía ir a trabajar, por lo que no era mucho el rato que tenían para ponerse al día. Por eso se escribían todo lo que podían, siempre mensajes cariñosos pero plagados de memes que sabían que harían reír al otro.

Denki había sentido que de verdad podría con la situación, después de todo si al menos podía hablar con Sero, no iba a sentir tanto la falta de no tenerle a su lado. Por suerte sus mascotas se portaban la mar de bien, y podía dejarles solos todo el día mientras iba a trabajar, sabiendo que no iban a destrozar su apartamento.

Himawari sobre todo extrañaba a Sero, y Kaminari lo comprendía. La perrita era realmente mascota de su novio, y era al que más tenía cariño, así que la sacaba a pasear y le compraba muchos juguetes para así mantenerla distraída. Tal vez no debería haberlo hecho porque, cuando antes pagaban todo a la mitad, ahora él debía encargarse de todos los gastos para que Sero tuviese dinero suficiente para vivir en Estados Unidos. Había sido bastante difícil para él hacer cuentas de lo que podía gastar y lo que no, pero por el momento se apañaba bien.

—¿Cómo va la misión, habéis logrado más pistas? —esa noche estaba cocinando la cena mientras tenía en su portátil a su novio, que se estaba preparando para ir al trabajo.

—Por ahora nada, dicen que esto puede alargarse y yo ya no puedo más... Han sido tres meses, y nos ponen cada vez más trabajo a los ayudantes. Edgeshot podría haber escogido a otra persona —Kaminari dejó de lado la comida, para mirar a su novio.

—No digas eso, de los que podían haber ido tú eras la mejor opción. Aunque desde que te fuiste nos han doblado un poco el trabajo. Por suerte pronto llegarán estudiantes de U.A. así que podremos relajarnos. Me van a encargar a dos que vienen juntos.

—Vaya... —Sero sonrió feliz al ver que eso le gustaba a Denki—, entonces son como nosotros. Es bueno tener a alguien de confianza en la agencia a la que vas, a mí me fue de gran ayuda.

Kaminari sonrió cuando dijo eso, y quería seguir hablando pero escuchó un ruido en el salón seguido de varios maullidos, y tuvo que despedirse de su novio. De todas formas Sero debía irse, así que habrían tenido que colgar igualmente.

Denki fue hacia el lugar y notó que, jugando, a Charlie se le cayó un libro encima. Por suerte estaba bien, pero de todas formas se lo llevó a él y a Himawari a la cocina para que no se hiciesen más daño. Al final tendría que poner algo de seguridad, porque aunque su apartamento no sufriese desperfectos, tampoco quería que los animalitos se hiciesen daño.

Siguió cocinando, pensando en la idea de levantarse lo más temprano posible para escribirle a Sero de inmediato, y ver si podían llamarse antes de que tuviese que ir a la agencia. Algunas mañanas no podía y por eso siempre intentaba preguntarle antes de iniciar una, por si estaba ocupado.

Cuando terminó, se llevó la comida al salón y se puso la televisión, viendo aburrido un programa de reformas que a Hanta solía gustarle. Estaba demasiado cansado a esas alturas del día, pero no olvidó dejar un mensaje de buenas noches, junto a una foto de sus mascotas para Sero en su teléfono. Así al menos podría verles cuando tuviese un momento libre.

A la mañana siguiente se despertó como siempre más temprano de lo habitual, para inmediatamente ver si tenía algún mensaje de su novio. Pero le extrañó no ver nada en su chat, que tenía fijado para no perderlo. Ni si quiera había abierto los mensajes de la noche anterior, y eso le preocupó un poco, pero intentó no pensar en nada negativo.

Mientras se hacía el desayuno le dejó otro mensaje, mas ese ni si quiera le fue enviado. Viendo que solamente tenía un tic, y sabiendo que ya no le daría tiempo a hablar nada antes de ir al trabajo, dejó a los animales en su habitación y se fue a la agencia. Con un poco de suerte allí tendrían noticias de Sero.

—Oye Kaminari... Estás raro hoy —Mineta le miró confundido mientras patrullaban por la ciudad, y observó que el chico solo estaba pendiente de su móvil.

—Lo sé... Perdón, es que es difícil. Hanta no ha contestado; puede que llegase cansado, ¿pero y si resulta que no es así y en realidad le ha pasado algo grave? No tendría forma de saberlo.

—Vamos bro, tienes que tranquilizarte. Seguro que está frito en su cama, y cuando despierte te hablará —restó importancia al asunto para no preocuparle de más, y por el resto del día intentó distraerle para que dejase de lado el tema de los mensajes.

Mientras estuvieron juntos, Kaminari realmente consiguió despejarse, y no pensó nada más que en lo divertido que fue ese día de patrullaje, y sin tener que hacer informes gracias a que no ocurrió nada sospechoso. Desde lo de la liga, había bajado poco a poco el índice de villanos, gracias en parte a Midoriya, que ya era un gran héroe para todos, y que como All Might mantenía a los villanos a raya.

Denki pensó en eso mientras volvía a su hogar. A él no le gustaría tener esa responsabilidad, prefería mil veces estar con su novio. Sonrió de forma boba al pensar en él, y abrió la puerta de su casa, recibiendo primero a sus precisos hijitos antes de mirar si Sero por fin había contestado. Pero no, se llevó otra desilusión al ver que seguía igual. Su rutina se repitió, dejando de nuevo mensajes, no demasiados para no sonar desesperado, en el móvil de su novio y yéndose a dormir.

Estuvo tal vez dos semanas así, sin ningún tipo de noticia de Sero, hasta que una mañana su móvil comenzó a vibrar, y la canción de Electric love llenó por completo su cuarto. Esperaba que pudiese ser Mina, tal vez Kirishima, y lo cogió con pereza porque estaba recién despierto. Sin embargo al ver el nombre de su novio en la pantalla descolgó de inmediato.

—¡Hanta! —había esperado para verle muchísimos días, pero en cuanto notó el estado en el que se encontraba, casi hubiera preferido no hacerlo.

El pelinegro estaba completamente exhausto, con unas ojeras más grandes que las de Shinsou y la piel más pálida de lo normal. No les gustó verle de esa forma, mucho menos al notar que también estaba más delgado. ¿Qué le había pasado esas semanas?

—Hola Denks... —Sero bostezó, sonriendo a la cámara y tratando de aparentar que todo estaba bien—. Perdón por no haber estado muy activo. Se nos complicó todo un poco y... Bueno, no fue como esperábamos.

—T-tranquilo pero... ¿Has dormido algo Han?

—No yo... Quería llamarte cuando volviese a casa, aunque creo que fue mala idea. No quería preocuparte.

Kaminari quería ir y abrazarle, decirle que todo estaría bien, pero no era así. Sero no podía llegar y llamarle, cuando necesitaba descanso y una ducha. No, por mucho que desease hablar con él, su novio necesitaba un sueño urgente.

—Han, deberías ir a dormir de inmediato. Sabes bien que yo puedo esperar a que estés más lúcido. Ahora lo que necesitas son largas horas de sueño, y después comer algo que te llene de energía.

—Lo sé... Aunque tampoco podré dormir mucho, debo levantarme en seis horas. Pero al menos quería verte y escuchar tu voz. Eres demasiado adorable con el pelo revuelto.

Denki se sonrojó y trató de peinar su cabello sin éxito, hablando un rato más con Sero antes de mandarle a la cama. Si por él fuera estaría todo el día en una llamada con él, pero con la diferencia horaria, y el estado de salud de su novio, no podía pedirle eso. Solo cuando ya estuviese mejor, podrían hablar mucho más tiempo.

Pero eso no pasó; Sero seguía a veces semanas sin contestar los mensajes, demasiado ocupado con el trabajo. Kaminari sabía que solo lo hacía para poder volver cuanto antes, pero al final estaba llegando a un punto demasiado enfermizo. Estuvo dando vueltas al tema demasiado tiempo, hasta que se le ocurrió algo; algo que no le atraía hacer, pero que en su última llamada tuvo claro. Ver a Sero cada vez peor, y sobre esforzándose, le partía el alma; tuvo que calmarse varias veces abrazado a Charlie, hasta que se lo dijo antes de cortar la llamada.

—Han... Esto no va bien —esa frase confundió al menor, pero dejó acabar al chico—, te amo, y sé que tú me amas a mí. Pero no puedo seguir viendo cómo te matas por resolver la misión demasiado rápido. Estás descuidando tu salud y a ti mismo.

—Eso no importa Denks, cuanto más pronto cerremos este caso, antes podré volver contigo. Eso es todo lo que me importa —Denki estuvo a punto de echarse atrás, pero no podía. Lo había hablado largo y tendido con Mina, y sabía que aunque seguramente no lo iba a pasar bien, tenía que hacerlo.

—Han, cortemos —antes de que pudiese hablar, Kaminari terminó su frase—. No quiero que sigas haciéndote daño por todo esto... Dejemos nuestra relación, tarda lo que necesites sin que te sientas atado. Y cuando vuelvas, si todavía quieres seguir, yo te estaré esperando.

Intentó no llorar cuando vio el rostro atónito del pelinegro, e intentó mantenerse en su postura a pesar de ver al contrario derramar las primeras lágrimas. No podía permitir que Sero hiciese todo eso por ellos, necesitaba sentir que no le estaban metiendo prisa por volver, y entonces a lo mejor avanzarían más rápido.

—Denks por favor... Rayito no quiero que se acabe. Sabes que no quiero esto. —le suplicó, limpiando de su piel el rastro de las lágrimas, pero Kaminari negó.

—Ambos sabemos que es lo mejor. Yo seguiré aquí Han, no voy a irme. No debes tener prisa por regresar, porque no voy a querer a nadie más que a ti. Pero por ahora, dejemos estar nuestra relación.

No pudo soportar ver así de destrozado a su novio, y cortó la llamada permitiéndose llorar mientras Charlie le consolaba. Si se hubiese quedado cinco minutos más se habría retractado, y no podía hacer eso. Le escribió un mensaje a Mineta de que ese día no iría a trabajar, y fue directo a la cama para procesar que su relación de siete años había acabado, hasta que Sero volviese, y decidiese si quería retomarla o no.

Esa noche Mineta llegó a su casa después del trabajo, sin si quiera quitarse el traje de héroe, y trayendo consigo un videojuego, películas de pokemon y bastante helado. Denki no esperaba eso, sin duda tenía el mejor amigo del mundo, y pasaron la noche viendo lo que Kaminari quiso, hasta que se quedó dormido en el sofá. Minoru le dejó allí con una manta, para después retirarse y así no molestar.

Las semanas fueron pasando, y con ello los meses. Denki no había llegado a recuperarse de la situación, tampoco sabía nada de Sero porque le heriría más, así que se dedicó a seguir con sus horarios normales. Ir a trabajar y pasar la noche con sus hijos. Estaba nervioso siempre, porque Mina era la única que sabía algo de su ex gracias a que una amiga suya también estaba en su equipo, pero no le habían comunicado si acabaron la misión o no.

Lo que sí sabía, y le había aliviado, es que desde que rompieron Hanta se preocupó mucho más por su salud. Había vuelto a comer y dormir, y estaba igual de centrado que al inicio. Al parecer la ruptura le había ayudado, e incluso había comenzado a vivir una vida normal en ese país. Eso alegró a Kaminari más que a nadie, y prefirió quedarse con esa información nada más, antes que saber algo que pudiese hacerle daño.

Esa mañana estaba en su casa tomando chocolate, cuando recibió la llamada. "Sero va a volver, estará mañana por la noche aquí", eso es todo lo que le dijo Ashido antes de colgar, y el rubio tardó unos minutos en asimilar todo. Habían pasado unos catorce meses desde que su relación había terminado, contando los meses que habían estado casi sin hablar debido a la sobrecarga de Hanta, hacían dos años y tres meses que no veía a su exnovio. Y ahora por fin iba a volver.

Repitió eso una y otra vez en su cabeza, feliz de que por fin pudiese verle de nuevo. Iba a regresar, volvería a su lado para no irse nunca más, y la felicidad no le hizo pensar al momento en la idea de que Sero ya no quisiese estar con él. Por su parte ni si quiera había intentado algo con nadie más, tan solo se había dedicado a pensar en cómo estaría el pelinegro, y en cuidar a sus animalitos.

La duda llegó al día siguiente, cuando ya había limpiado toda la casa para la llegada de Sero. Fue entonces que pensó en la posibilidad de que ya no quisiese una vida a su lado. Después de todo, habían pasado muchos meses y aunque él lo tuviese claro, tal vez Hanta no.

Esa posibilidad le mantuvo nervioso todo el día, logrando que se mordiese sus uñas y dando vueltas por la casa, hasta que la hora de ir al aeropuerto llegó. Mina le había enviado varios mensajes, diciéndole que ya estaba toda la clase en la salida para cuando el pelinegro llegase y le preguntaba si al final iba a ir, pero Denki no lo tenía nada claro.

Sero tomó nervioso su maleta, y caminó hacia la puerta de salida de la terminal, donde podría tomar un taxi para irse a su casa. No esperaba que nadie estuviese allí para recibirle, y grande fue su sorpresa al ver a todos los compañeros de la clase esperando a que llegase. Tenían una pancarta con girasoles, y nada más verle corrieron como si todavía fuesen adolescentes hacia él, llenándolo de abrazos.

Sero disfrutó cada uno de ellos, dando las gracias por la bienvenida y tomando algunos dulces que Sato había hecho para él, con los colores de su traje de héroe. Todo era perfecto... Bueno, casi perfecto. En cuanto la alegría inicial desapareció, Hanta preguntó por Kaminari. Llevaba todos esos meses esperando para poder verle, pero ahora no estaba allí y sentía eso como una mala señal.

—Le he dejado varios mensajes pero los ha dejado en visto... Tal vez, está esperando en vuestro apartamento Sero.

—Claro... Yo, tomaré un taxi si no os importa. Quiero relajarme antes de llegar.

Todos comprendieron la decisión del chico, haciendo planes para la noche siguiente, y así poder celebrar que su compañero había vuelto ileso de la misión. Hanta aceptó la invitación, y se despidió de todos saliendo del aeropuerto para ir a la zona de taxis.

Cuando llegó no había absolutamente nadie; era entendible, después de todo ya era de noche, pero esperaba que al menos hubiese uno. Demasiado agotado como para esperar, decidió llamar al servicio de taxis, hasta que escuchó unos ruidos extraños en el interior del edificio... y de pronto tenía la cara en el suelo.

Himawari le estaba ladrando feliz, y en cuanto pudo darse la vuelta la perrita le lamió la cara, moviendo su cola entusiasmada porque por fin podía ver a su papi. Pronto llegó Charlie también, acurrucándose en los brazos de Sero, que no podía creer que estuviesen allí hasta que vio a Kaminari correr hacia él.

Dejó con cuidado a los animales en el suelo y echó también a correr, entrando por las puertas de nuevo hasta que se chocaron, y cayó sobre Denki llorando al poder oler la esencia a vainilla que siempre tenía el rubio. Se negó a levantarse, y se aferró a Kaminari desesperado, diciéndole lo mucho que lo había echado de menos, y que le había necesitado a su lado esos meses.

Tardaron un rato en poder si quiera mirarse a los ojos, y cuando lo hicieron Sero no dudó en besar sus labios como si fuese la primera vez que lo hacía; degustando cada segundo de ese efímero contacto, y redescubriendo lo mucho que le encantaban los labios de su rayito.

Duraron así varios minutos, besándose en el suelo frío del aeropuerto, hasta que se sintieron mínimamente satisfechos como para al menos ponerse de pie, y salir de allí tomados de la mano, por supuesto con sus mascotas también.

—Yo pensé... Que te habías arrepentido —Sero le habló mientras caminaban hacia el coche de Kaminari, que estaba aparcado bastante alejado de esa entrada.

—Yo pensé lo mismo de ti pero... También pensé que debía venir a decirte que todavía te amaba, esperando que no te hubieses dado por vencido. Pero cuando llegué no vi a nadie, y creí que ya no estabas aquí hasta que Hima echó a correr y te encontró. Resulta que había entrado por otra terminal, por eso llegué tarde.

Sero rio, sabiendo que es algo que sin duda podría pasarle a su dulce rayito y no le tomó importancia, besando su mejilla para hacérselo saber. Tanta espera al final había valido la pena, y ambos decidieron esa noche volver a retomar su relación, sabiendo que seguían incluso más enamorados el uno del otro.

Bueno... Me decanté por el final feliz.

Se suponía que Kami sufría un accidente de coche camino del aeropuerto porque estaba nervioso y acababa falleciendo, pero habiendo ya matado a Sero en uno de los días no me vi capaz.

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