INVISIBLE

By jenifersiza

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En esa fiel noche de Halloween, Nick Potter fue aclamado como 'Niño que vivió', su gemelo Harry fue ignorado... More

Capítulo 1: Lord Voldemort's Attack And Nick Sirius Potter A Hero
Capítulo 2: Pissed Of Albus Dumbledore
Capítulo 3: Rescued, Informed, and Mistakes
Capítulo 4: Growing Up and Their Hogwarts Letters
Capítulo 5: Getting A Wand
Capítulo 6: Going To Hogwarts: Year One
Capítulo 7: Year Two
Capítulo 8: Third year
Capítulo 9: Year Four Part 1 - Tri-wizard Tournament Comes To Hogwarts!
Capítulo 10: Triwizard Champions and making friends
Capítulo 11: The Games Begin, A Yule Ball and Figuring Out The Clue
Capítulo 12: The second and third task - Voldemort comes...
Capítulo 13: Lord Voldemort will they survive?
Capitulo 14: things go from bad to worse - Nick lies and Harry's taken
Capítulo 15: Harry get's better
Capítulo 16: Summer Trials
Capítulo 17: Meetings Arrests and Dreams
Capítulo 18: Harry's Summer and Eileen Thinks on Things
Capítulo 19: The Trials of Avery, Macnair, and Malfoy
Capitulo 20: Information and Quizzing
Capítulo 21: Writing Viktor, Eileen Visits and the Potter's Reactions
Capítulo 22: Dumbledore Slughorn and Conferences
Capítulo 23: Potter Humiliation and Patronus
Capítulo 24: Letters, apologies and contemplation
Capítulo 25: Animagus Potion, Training and Surprises
Capítulo 26: Learning and Hogwarts
Capítulo 27: Presents and Conversations
Capítulo 28: Starting Back Up At Hogwarts
Capítulo 29: Nick feels guilty for the first time
Capítulo 30: Christmas, Happiness and Pain
Capítulo 31: A solution To The Problem
Capitulo 32: Wakening Up, Sirius and Nick Repair Their Relationship
Capítulo 33: Conferences and visiting Pyramids
Capítulo 34: Apparation, Fighting and Anger
Capítulo 35: Reaction and Consequences
Capítulo 36: Trials and Sentencing
Capítulo 37: The Situation As It Is
Capítulo 38: Having A Party And A Revelation
Capítulo 39: Turning Points
Capítulo 40: Nick's Epiphany
Capítulo 41: Nick Gives Some Advice To Roxy - Will She Take It?
Capítulo 42: I Was Invisible To Everyone
Capítulo 43: A New Year And Loosing The Plot
Capítulo 44: What To Do
Capítulo 45: Dealing With The Consequences
Capítulo 46: The Consequences
Capítulo 47: The Trial Of Lily Potter
Capítulo 48: Order of Merlin
Capítulo 49: Award Ceremony and Heartache
Capítulo 50: Sadness and exhaustion
Capítulo 51: The After Affects
Capítulo 52: The Aftermath
Capítulo 53: Recovering
Capítulo 54: Musing
Capítulo 55: One Potion Down
Capítulo 56: Times Changing
Capítulo 57: Harry's Second Potion
Capítulo 58: Information Moste Evile
Capítulo 59: The Committee and Conference
Capítulo 60: Conference
Capítulo 61: Partying, Slughorn and Going Home
Capítulo 62: Investigation
Capitulo 63: Not-So-Happy Birthday
Capítulo 64: Reactions and Consequences
Capítulo 65: Healing
Capítulo 66: Daunting News
Capítulo 67: Near Misses
Capítulo 68: Tense Conversations And Revelations
Capítulo 69: The Icing On The Cake
Capítulo 70: Releases, Holiday's & Searches
Capítulo 71: Holiday
Capítulo 72: A Peculiar happenstance
Capítulo 73: Hogsmeade, Horcruxes and Holidays
Capítulo 74: Horcruxes and Holidays
Capítulo 75: Holiday Fun
Capítulo 77: Back Home
Capítulo 78: Newts, Conversations and Surprises
Capítulo 79: Busier Than Ever & The Best Tip Off A Guy Could Get
Capítulo 80: Distractions And Successes
Capítulo 81: Operation Striker - Rescue mission
Capítulo 82: Conversations
Capítulo 83: Ministry and Helpful Information
Capítulo 84: Potions and Wills
Capítulo 85: Late Night Worries
Capítulo 86: Potter's decision
Capítulo 87: Uncertain Futures
Capítulo 88: The Truth
Capítulo 89: Unending Heartbreak
Capítulo 90: Concerns
Capítulo 91: Six Days
Capítulo 92: Father helps
Capítulo 93: It worked!
Capítulo 94: San Mungos
Capítulo 95: Pregnancy
Capítulo 96: Debriefed
Capítulo 97: Between dreams
Capitulo 98: American Visitors
Capítulo 99: Sirius visiting
Capítulo 100: Unicorn blood
Capítulo 101: Graduation
Capítulo 102: Quote with Dumbledore
Capítulo 103: Leaky Cauldron
Capítulo 104: Sanctuary
Capítulo 105: Surprise in childbirth
Capítulo 106: Grandfather? Potter
Capítulo 107: Baby Shower
Capítulo 108: Potion Hunter-Hector
Capítulo 109: Two Months Later - Neville and Luna's Wedding Day
Capítulo 110: Order of Merlin, first class
Capítulo 111: The Wedding
Capítulo 112: THE END

Capitulo 76: Joining The Dots

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By jenifersiza

James Potter - Archivos del Ministerio - Sótano del Ministro de Magia.

James leyó un documento tras otro, llevaba ya diez días en ello. Hacía ocho días que había dejado de ir a su casa, y en su lugar pasaba cada momento rebuscando entre el montón de pergaminos. Normalmente se necesitaba un permiso para entrar en los archivos, pero como él era un auror, no lo necesitaba. Sin embargo, tenía que firmar y hacerles saber que estaba allí. Parpadeando sin brillo, frotándose los ojos con cansancio, estaba agotado de forma incomprensible. Se cambió las gafas y parpadeó un par de veces antes de volver al trabajo. Ni siquiera ayudaba tener las fechas que necesitaba, el sanador había dicho diez décadas, pero seguía sin ayudar. Estaba buscando esa ley de Merlín para entenderla completamente.

Cuanto más antiguos eran los documentos, más difícil le resultaba leerlos, palabras no comunes hoy en día le resultaban extremadamente difíciles de entender. Tampoco eran sólo una o dos, sino masas de palabras desconocidas para él. Había contemplado la posibilidad de acudir a Albus y pedirle ayuda. No lo hizo. Albus tenía demasiado trabajo, entre la Orden, el Wizengamot, Hogwarts y, por supuesto, enseñar a su hijo todo lo necesario para sobrevivir a la guerra. No se preocupó por Nick, ya que Sirius estaba con él, Sirius sabía que no debía dejar a Dumbledore a solas con su hijo. No lo permitiría, no quería que su hijo se viera sometido a una tensión adicional.

-¡Dios mío!- murmuró James gimiendo de exasperación mientras hojeaba otro trozo de pergamino extremadamente viejo. Ahora quería recuperar las palabras de antaño. Las palabras estaban escritas en latín, frotándose la frente gruñó -¿Cuánto tiempo más iba a tener que hacer esto? Respirando profundamente, se calmó. Le habían enseñado latín desde pequeño; era algo vital para los niños de sangre pura. El mundo mágico giraba en torno al latín, así que tenía sentido. Se le apretó el corazón al recordar que todo el mundo se enteraba de que su hijo no había recibido clases con su hermano. Había descuidado a Harry, y se sentía tan avergonzado de sí mismo y de sus acciones pasadas. Deseaba tanto que Harry los perdonara, para que pudieran ser padre e hijo como siempre debieron ser. Sabía que no se lo merecía, pero a pesar de todo estaba muy orgulloso de Harry, que tenía una determinación tan tenaz, especialmente para un Ravenclaw. Al igual que Roxy, que por fin salía de su caparazón y demostraba ser una gatita infernal. Estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera oyó que se abría la puerta de la sala de archivos.

-Toma-, dijo Sirius, entregándole una bandeja con comida. -¿Me vas a decir alguna vez qué es lo que buscas?-.

Golpeado por el hecho de no poder encontrarlo él mismo, finalmente se lo reveló todo a Sirius. -Información sobre la ley de Merlín, Lily la padece-.

-¿Por qué demonios no me lo has dicho?- explotó Sirius exasperado. Él sabía dónde estaba, lo había encontrado hace años, cuando Harry tenía catorce años. James lo mencionó de pasada, que Severus lo había amenazado y podía hacer que lo arrestaran. Sirius se había preocupado lo suficiente como para buscar en los registros, todo esto fue antes de averiguar el resto de la información. Que James había descuidado a su hijo, le había negado la educación. Él mismo no era mejor, y no había pretendido serlo. Sólo se había esforzado por compensar a su ahijado, y se llevaban mejor. No tan bien como él esperaba, pero había acudido a él en busca de consejo. Precisamente a él para pedirle consejo, y sabía que las cosas iban por buen camino. Sólo tenía que acostumbrarse al hecho de que Harry siempre prefería a los demás antes que a sí mismo.

-Odias la investigación-, señaló James distraídamente, mientras engullía el sándwich y luego engullía el zumo. Su estómago se asentó y dejó de refunfuñar. No se había dado cuenta de lo hambriento que había estado, cogiendo la manzana le hincó el diente.

-Sí, lo sé-, coincidió Sirius, -sé dónde está, y te has equivocado de habitación. La ley de Merlín está en el archivo más antiguo que tenemos, al lado, y nadie puede tocarla, está encerrada en una caja irrompible. Ni siquiera se puede hacer levitar, se le han hecho todos los hechizos imaginables, incluidos los encantos a prueba de agua y de fuego, si hubiera sido cualquier otra persona que no fuera Merlín, habría estado en esta sala. Sin embargo, como lo era, había sido protegido, Merlín era el mago más venerado del mundo mágico, incluso la gente del extranjero lo conocía y lo adoraba también-.

James gimió con la cabeza golpeándose contra la pared sintiéndose estúpido, si le hubiera dicho a Sirius todos esos días atrás, ya lo habría encontrado. Su estado de insomnio era obra suya, agitando su varita reemplazó cada uno de los documentos que había leído y los que no también. La bandeja fue colocada en el suelo mientras se dirigía a la puerta en la que no se había fijado en todo el tiempo que llevaba allí abajo.

-De todas formas, ¿para qué quieres la ley de Merlín?- inquirió Sirius, siguiendo a James con curiosidad.

-Es lo que ha estado afectando, Lily- dijo James, la puerta se abrió y vio la habitación vacía, o casi vacía aparte del pergamino encapsulado, tal y como Sirius había descrito. La habitación en sí estaba brillantemente iluminada, mucho más que la otra habitación, lo que casi hizo que a James se le aguaran los ojos. Se acercó a ella y comenzó a leer el pequeño y legible garabato. Había visto una escritura mejor, pero teniendo en cuenta que fue escrita hace mucho tiempo no podía ser demasiado exigente. -¡Creía que era una sola ley!-, gritó exasperado cuando vio varias diferentes.

Sirius se burló de la ingenuidad de James: -Claro que no, ¿acaso tus padres no te obligaron a aprender sobre la ley?- Sus padres lo habían hecho, construyéndolo para que fuera el heredero de los Black incluso antes de que fuera a Hogwarts. Su madre lo había repudiado, no oficialmente por supuesto, nunca supo por qué. Ahora la familia Black estaba prácticamente desaparecida, al menos la principal, él era el último heredero con Black en su nombre y si no tenía un hijo entonces se acabaría por completo. Sólo quedaban él y sus primas, pero todas se habían casado, adoptando los nombres de sus maridos. Draco Malfoy era el único heredero varón que quedaba y que podía tomar el relevo, cuando él muriera, pero eso era sólo si tomaba el apellido Black y dejaba el de Malfoy. Cosa que no haría ya que era el heredero de los Malfoy.

-No, me negué, lo odiaba- admitió James, deseando haberlo hecho ahora.

Sirius puso los ojos en blanco, pero sabía que Charlus y Dorea se habían ablandado con James, ya que lo habían tenido tarde. Dorea había sido una Black antes de casarse con Charlus; quizá por eso se habían apresurado a acogerlo en su casa. La familia era importante para ambas familias, tanto para los Potter como para los Black, aunque parecía menos importante para James. O lo había sido hasta que lo habían descubierto y se había visto obligado a darse cuenta de la gravedad de sus propios actos. Resumía que hasta ese momento todos habían sido magos inmaduros, que no pensaban bien las cosas.

-Ya está, aprendices-, dijo James con entusiasmo, casi apretando la nariz contra el cristal para ver mejor. Sus ojos recorrieron la escritura hasta llegar a la parte que quería. Sus ojos se abrieron imposiblemente mientras seguía leyendo, dándose cuenta por fin de la gravedad de lo que había hecho Lily.

Cerró los ojos; la magia la estaba castigando porque no había aprendido la lección en Azkaban. No se arrepentía, y era el turno de las leyes de Merlín para intentar que se diera cuenta de la magnitud de lo que hizo mal. Merlín era inteligente, sabiendo que no podía eliminar toda su magia, había hecho que ciertos hechizos, maleficios y encantos no funcionaran. Cualquier cosa que se interpretara como peligrosa simplemente no saldría de la varita. El sanador se había equivocado al decir que no eran hechizos defensivos, pero entendía por qué había decidido dejarlo así. Es como él probablemente lo habría descrito también. Cualquier cosa, desde un encantamiento de levitación hasta la maldición asesina, no funcionaría. Lo que probablemente incluía los encantos de aturdimiento e incluso los de desarme, ambos eran peligrosos si lo pensabas. Aturdir a alguien podía afectar a su corazón si se lanzaba con suficiente furia, desarmar a alguien también podía hacerle daño.

-¿Cómo está afectando la ley de Merlín a Lily, de todos modos?- preguntó Sirius, observando la forma derrotada de James.

-Léelo tú mismo, en el apartado 1.6 de dañar a un aprendiz- respondió James, frotándose la cara con cansancio tras quitarse las gafas. Volvió a bostezar cansado, mientras movía el cuello de un lado a otro, se escuchaban crujidos mientras suspiraba suavemente. Bueno, no podía copiarlo exactamente para llevárselo a casa, se preguntó si alguien lo había copiado. Mirando alrededor de la habitación, viendo sólo un gran armario, se acercó. Al abrirlo sonrió un poco, mientras sacaba una copia, después de todo había tenido razón.

-Bueno, no podemos saber si sólo la está afectando ahora, quiero decir que podría haberlo hecho desde el momento en que maldijo a Harry-, dijo Sirius gruñendo por lo bajo. Odiaba el hecho de que Lily hubiera tratado de dañar a su propio hijo, con un hechizo tan horrible. Ni siquiera su propia madre se había enfadado lo suficiente como para lanzarle magia. Y ella había estado completamente loca, enfadada todo el tiempo, pero ni una sola vez había levantado su varita hacia ellos.

-No importa, solo se detiene una vez que la persona se ha arrepentido de lo que hizo- afirmó James en voz baja, apretando el pergamino contra su pecho.

-Tal vez-, murmuró Sirius, sin ganas de hablar del tema. -¿Vienes? Es hora de irse- tenía que ir a la Mansión Potter y enseñarle a Nick lo que pudiera. No tenía mucho más que pudiera enseñarle, lo estaba haciendo bien. Aunque Dumbledore seguro que tenía mucho más que podía, al fin y al cabo era Dumbledore.

-Sí-, asintió James, había pasado días aquí abajo; no podía esperar a salir.
-Vamos entonces-, dijo Sirius, dirigiéndose hacia la puerta por la que habían entrado, cerrándola con fuerza tras ellos antes de salir del sótano. Aquí abajo no había redes Floo; tenían que subir tres escaleras antes de poder llegar a cualquier sitio. El viaje transcurrió en silencio. James pensando en todo lo que había descubierto y Sirius pensando en Harry.

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Mansión Potter - Sirius, James, Nick, Lily y Dumbledore.

-¡Has vuelto!- exclamó Lily, con los ojos verdes llenos de alivio; había pensado que James no volvería. Llevaba semanas evitándola, y ella no entendía por qué. Había intentado hablar con él, rogarle que la escuchara, pero él se limitaba a decir que no tenía tiempo para mantener una conversación. Incluso Dumbledore apenas le hablaba, se sentía tan apartada, y bien podría haber estado todavía en Azkaban por toda la atención que recibía. No estaba acostumbrada, todo el mundo le prestaba atención, podía tener que ver con el hecho de que siempre hablaba de su hijo. Ya no le interesaba a nadie, y ni siquiera sabía qué hacer con su hijo. No le había dirigido ni una sola palabra desde que llegó allí. Entrenaba, comía o dormía y no pasaba ni un segundo de su tiempo con ella. Ni siquiera quiso entretenerse en las miradas que recibía de él, era su madre y no debería mirarla así.

-¿Han comido?- inquirió James, dirigiéndose al grupo en su conjunto. Parecía que Dumbledore acababa de llegar, pero no se preocupó ya que su hijo no parecía agitado. Cosa que siempre hacía cada vez que Dumbledore intentaba acorralarlo a solas para hablar de su "papel en la guerra".

-Todavía no-, dijo Nick, -terminará en un minuto-.

-Ya está, señorito Nick-, dijo Tish, colocando los platos mágicamente en la mesa para que disfrutaran de la comida. Evitando a Lily, que había intentado apoderarse de su cocina y empezar a cocinar para la familia. Ella había ido directamente a James, preguntándose qué había hecho mal y preguntando si ya no la quería. James había cortado rápidamente sus temores de raíz, y le había dicho a Lily delante de Tish que la cocina le pertenecía, y que Lily no debía entrar en ella e intentar cocinar para ellos.

-Gracias, Tish-, dijo James, despidiéndola para que pudiera comer su propia comida.

Tish hizo una pequeña reverencia antes de desaparecer, ignorando la mirada de Lily Era una mezcla entre dolor y asco. Nunca le había parecido bien esclavizar a los elfos domésticos, y por esa razón se había asegurado de que James se deshiciera de ellos. Ahora tenía que soportar a otro, haciendo su trabajo. Ella era la esposa, la madre, era su trabajo cocinar y limpiar y ahora ni siquiera tenía eso. Lo había perdido todo, y lo odiaba, quería que su vida volviera a la normalidad. Deseaba con todas sus fuerzas volver a cuando las cosas habían sido sencillas. Donde ella había dominado todo en su mansión dominado a sus hijos mimándolos. Teniendo el respeto de todos a su alrededor, admirándola, queriendo y deseando ser como ella.

-¿Todo bien, James?- preguntó Dumbledore, sentándose una vez que los demás lo hicieron él era un invitado aquí y sabía cómo funcionaba. James había estado extremadamente ocupado los últimos quince días, sin revelar nunca lo que hacía. Seguía preguntando cada vez que lo veía, esperando que le explicara lo que estaba haciendo. No estaba acostumbrado a que James se mantuviera al margen, pero se estaba acostumbrando rápidamente.

-Sí-, respondió James con firmeza. -Sé lo que le pasa a la magia de Lily-.

-¿Lo sabes?- jadeó Lily, dejando caer su cuchara haciéndola caer con estrépito en el cuenco que estaba utilizando.

-¿Cómo lo has conseguido, hijo mío?- preguntó Albus con los ojos ligeramente abiertos, nunca había pensado que James fuera capaz de hacer algo por sí mismo. Así es como había hecho las últimas generaciones, o al menos lo había intentado, queriendo que acudieran a él en busca de información. Así siempre sabría lo que estaban haciendo, es la mejor manera de lidiar con cualquier... actividad ilícita. No quería que nadie, especialmente de Gryffindor, se viera involucrado en ellas. No quería que Gryffindor terminara con la horrible reputación que aún nublaba a Slytherin.

-Archivos del Ministerio, si me hubiera preguntado se habría enterado hace una semana- dijo Sirius, dándole un ligero puñetazo a James en el brazo.

-Ja, ja- murmuró James, limpiando el derrame que había hecho cuando Sirius le dio el puñetazo.

-¿Te importa iluminarnos?- preguntó Albus, observando a James y Sirius con orgullo, se alegraba de que la pareja se hubiera reconciliado. -Es la ley de Merlín la que está afectando a su magia- dijo James como si estuvieran hablando de algo cotidiano. No algo que había estado tratando de averiguar durante los últimos quince días.

-¿Qué es la ley de Merlín?- preguntó Lily confundida, solo la había oído mencionar una vez: por Severus hace unos años.

-Son las leyes que han regido nuestro mundo, sobre todo antes de que existiera un gobierno- afirmó Albus con calma, -Teníamos que tener cuidado, sobre todo cuando crecíamos y más muggles descubrían nuestra magia. Era una época peligrosa, si se sospechaba que eras una bruja o un mago te condenaban al ostracismo. A veces la gente se reunía y mataba a quien creía que era un peligro para su modo de vida-.

-Recuerda que esto fue antes de que se construyera Hogwarts, y no podían controlar su magia y no tenían un lugar seguro para practicarla-, añadió Sirius. -Obviamente no había libros disponibles, la única manera de que aprendieran era si tenían padres mágicos e incluso en eso no era mucho-.

-¿Por qué una ley afectaría mi magia?- preguntó Lily confundida.

-Merlín fue y sigue siendo hasta el día de hoy, el mago más poderoso que ha visto nuestro mundo. Se especula que tomó todos los aprendices que pudo, para transmitir sus conocimientos a la siguiente generación y así sucesivamente. No todo el mundo estaba dispuesto a dejar que su hijo aprendiera de Merlín, especialmente aquellos que querían tomar sus propios aprendices. Encontró su cuota de adolescentes maltratados y encontró la manera de castigar a aquellos que avergonzaban el propósito de ser un Maestro. Por supuesto, a lo largo de los años añadió estipulaciones a su ley. Incluyendo a los que intentaban hacer daño a los aprendices, desde los padres hasta otros Maestros que intentaban matar o dañar a la competencia-, explicó Albus, mientras todos escuchaban atentamente lo que decía.

Lily tragó grueso, -Entonces, ¿cómo me está afectando? ¿Realmente me quita la magia?- todo su cuerpo temblaba mientras esperaba temerosa una respuesta.

-De eso no tengo ni idea, nunca he visto la ley puesta en práctica-, admitió Albus. Por eso no había reconocido los síntomas de lo que le ocurría a Lily. Fue su turno de encarar a James, y preguntar sobre lo que el sistema haría a la mujer que había herido a su propio hijo. Es algo que no podía consentir, él la había contratado para dar clases a los alumnos, y ella a su vez lo avergonzaba dañando a un niño.

-Toma, esto lo explica todo-, dijo James, entregándole un fajo de pergaminos a Albus antes de volverse hacia su ansioso hijo. Obviamente quería saber más información. -Básicamente, no se ha arrepentido de lo que ha hecho, su magia acaba de empezar a perder fuerza o lo ha hecho desde que fue a Azkaban. No podrá lanzar hechizos como el aturdimiento, el desarme, la levitación, básicamente cualquier cosa que pueda causar el más mínimo daño a alguien. No mejorará hasta que se den cuenta de lo equivocados que estaban. Si no lo hacen... bueno, no volverán a tener un control total sobre su magia-.

-¡Qué!- chilló Lily, la rabia de que se refirieran a ella como "ella" olvidada ante lo último que dijo James. -¿Qué significa eso?-.

-Significa que no puedes salir de la Mansión Potter, si te atacaran no podrías defenderte. Tampoco es sólo de los mortífagos de los que tendrás que cuidarte- dijo Sirius con gravedad.

-¿Qué?- repitió Lily confundida, ¿por qué iban a ser más que mortífagos? ¿Quiénes iban a atacarla?.

-Todo el mundo está muy enfadado por lo que le hiciste a Harry, intentaste lanzar un Imperdonable a tu propio hijo Lily. Hay gente que no puede tener hijos y que es incapaz de comprender lo que hiciste. Además el hecho de que Harry ha salvado la vida de mucha gente, todos le están muy agradecidos. Luego están los que lo adoran, ha hecho algunas pociones muy buenas que también han salvado vidas. Dando a magos y brujas segundas oportunidades con sus seres queridos- dijo Sirius, serio. La poción de Eileen era probablemente la poción más popular en estos días.

Lily dejó su comida olvidada mientras se acurrucaba en sí misma, su mente repitiendo lo que había dicho la Bruja, la que la había sacado de Azkaban. 'El señor Peverell es' como ella había dicho la Poción era más bien un genio, la gente lo amaba. Ella no lo entendía, ¿él hacía unas pociones y su hijo estaba olvidado? Nick había salvado a todo el mundo mágico hace tantos años, si alguien merecía los elogios era él. Cuando derrotara definitivamente a Voldemort todos volverían a venerarlo como el que más, estaba segura de ello. Se olvidarían de Harry y se concentrarían en su hijo, y con suerte eso ayudaría a que la relación entre ella y su marido volviera a la normalidad.

-Es bastante ingenioso-, admitió Albus, volviendo a dejar el pergamino en el suelo tras haber leído lo que quería. -Sin embargo, tienen razón, Lily no deberías salir sola. Tu magia o la falta de ella te ha hecho vulnerable; hasta que no se recupere no puedes ir a ningún sitio. Lo que significa que no puedes venir a las reuniones de la Orden ni participar en las incursiones que tratamos de evitar-.

-De acuerdo-, murmuró Lily, -Disculpen-, declaró antes de alejarse corriendo, incapaz de soportar el olor de la comida.

-Ya que a Nick le va tan bien, me preguntaba James, si considerarías permitir a Nick aprender Oclumancia- preguntó Albus, mirando a James con una mirada esperanzada.

-¿Oclumancia? ¿Por qué?- preguntó James, con el ceño fruncido.

-Sabes tan bien como yo que a Voldemort le gusta hacer vulnerables a sus oponentes. Si sabe Oclumancia está a salvo de que su mente sea invadida durante un duelo. También ayuda a evitar que Voldemort lo posea, lo cual es sólo una posibilidad en este momento- dijo Albus en voz baja para que sólo James pudiera escuchar. No quería asustar a Nick, no con todo el proceso que había hecho hasta ahora. Albus sabía lo mucho que le gustaba a Voldemort poseer a la gente, era una de las hazañas mágicas más fáciles de Voldemort.

-No lo sé-, dijo James inseguro.

-Tengo a alguien en quien confío plenamente, se le puede jurar que nunca revelará lo que ve, ni siquiera a mí- dijo Albus, asumiendo que la reticencia se debía al hecho de que estaba invadiendo la privacidad de su hijo.

-¿Nick? ¿Qué te parece? Te gustaría aprender Oclumancia- preguntó James, incluyendo a su hijo en la decisión. Era lo suficientemente mayor como para decidir por sí mismo; preguntarles lo que querían había funcionado hasta ahora.

-¿Qué es la Oclumancia?- preguntó Nick con cautela. Ya no estaba tan de acuerdo con todo como cuando era niño.

-Es el arte de cerrar tu mente a la penetración externa. Significa que nadie podrá ver tus recuerdos ni influir en tus pensamientos-, dijo Sirius tratando de decírselo a Nick de una manera que él entendiera. Ciertamente no lo había hecho cuando sus padres habían tratado de enseñarle a él y a su hermano cuando tenían diez años.

-¿Por qué tendría que aprender eso?- preguntó Nick.

-Impide que cualquiera pueda entrar en tu mente-, explicó James tomando su propio intento. -Lo que significa que nadie podría poseerte; es algo que a Voldemort le gusta hacer a sus víctimas, debilitándolas en el proceso-.

Albus lanzó una mirada a James, irritado con él, no quería que Nick se asustara y destruyera un año de trabajo. Era tan bueno ahora, excelente duelista; había logrado mantener a raya a los mortífagos. Estaba orgulloso de él, no cabía duda, pero había algunas cosas que sabía que Nick no debía saber, y esa era una de ellas.

Nick se estremeció ante la idea de que eso ocurriera, de repente estaba demasiado ansioso por intentarlo. -De acuerdo-.

Albus miró a Nick sorprendido, ¿había accedido a ello? ¿Así de fácil? Qué raro, no se lo había esperado.

-Quiero estar ahí cuando lo jure-, afirmó James, se aseguraría de que fuera a toda prueba. No es que Nick tuviera realmente recuerdos de los que avergonzarse, eran todas sus acciones hacia Harry las que temía que volvieran a ser noticia. No sólo por él, sino que dudaba que Harry quisiera que su vida apareciera en todos los periódicos. No, él tenía otras razones para estar en primera plana ahora, muy buenas razones - el pasado pertenece al pasado, incluso si eso significaba que él también estaba atrapado allí.

-Por supuesto-, dijo Albus, ligeramente apagado, había esperado que su palabra fuera suficiente. Más que nada porque si surgía algo importante, hubiera querido estar informado. Supuso que ya estaba descartado, al menos había ganado con el hecho de que Nick aprendería Oclumancia.

-Bien-, afirmó James con firmeza, -estaré en Hogwarts mañana para terminar con esto-, luego pasaría lo que le quedaba de vacaciones con su hijo.

-¿Puedo ir?- preguntó Nick, como que extrañaba Hogwarts.

-Por supuesto-, respondieron Albus y James juntos, haciendo que los ojos marrones de James se oscurecieran aún más, eran sus hijos. Que dejara que Dumbledore lo entrenara no significaba que pudiera hacer lo que quisiera.

-Gracias, papá- dijo Nick terminando la sopa.

James se relajó y sonrió a su hijo, sintiéndose mejor al ver que Nick ni siquiera había reconocido que Dumbledore había hablado.

-¿Listos para empezar?- preguntó Sirius, desde donde estaba sentado observando a James con atención.

-Sí-, asintió Nick apresurándose a levantarse, ya era casi lo suficientemente bueno como para ganarle a Sirius. No podía esperar a poder derrotarlo realmente en un duelo, claro que no tenía en cuenta que Sirius no querría hacerle daño por lo que no lo estaba entrenando completamente con toda la fuerza de sus hechizos detrás.

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El Caribe - Harry y Severus - A pocos días de su crucero.

Harry y Severus se alejaron bastante del camino que seguían los veraneantes normales, en su lugar se dirigían a los campos que cultivaban ingredientes para pociones en abundancia. Harry llevaba un par de botas de montaña, pantalones cortos y su chaleco estaba metido dentro de los pantalones cortos tenía demasiado calor para llevarlo. A su espalda llevaba su mochila negra, que estaba llena de frascos, viales y bolsas para cualquier cosa que encontraran. La mitad de ellos ya estaban llenos de todo tipo de ingredientes que habían encontrado en esta caminata.

-Esto es nuevo-, dijo Harry agachándose para ver bien la planta. Era muy colorida, y le recordaba al acónito o más bien a la acónita, como se la conoce más comúnmente. No tocó las hojas, por si acaso era lo suficientemente parecida como para que las hojas también fueran tóxicas. -Parece una nueva versión de la planta de Acónito ¿no es así?- preguntó Harry mirando a Severus con curiosidad. Casi babeando a Severus en lugar de concentrarse en la caminata o en los ingredientes. No estaba acostumbrado a ver a Severus en pantalones cortos y camisetas. Y menos con color en su cuerpo, no era tan moreno como él pero tenía un bonito color dorado que Harry sólo quería tocar constantemente.

-Así es-, asintió Severus, observando la planta aparte del color que es, esta era más clara que el púrpura oscuro que se encontraba en Escocia. Sin pausa abrió la mochila de Harry y sacó un frasco sin usar, pasando por encima de sus guantes de Piel de Dragón y un cuchillo para poder sacarlo. Tal vez era más potente que el que usaba habitualmente; definitivamente valdría la pena investigarlo. -Toma todo lo que puedas-, seguro que lo probaría, aunque eso significaba ponerse en contacto con Lupin.

Harry asintió sin decir nada mientras se ponía los guantes, luego comenzó a recortar, tomándolo desde la raíz hacia arriba, todo era útil. Había cientos de plantas, que crecían en la naturaleza, pero no podía tomar demasiado. Tallo por tallo fue colocado en el frasco que Severus sostenía. Asegurándose de no rozar accidentalmente las hojas tóxicas en las manos de Severus. -Leí que a esto se le llamaba acónito porque solían mojar las flechas en él para matar a los lobos cuando los cazaban para comer. Bueno, a los lobos y a otros animales. ¿No los envenenaba a su vez?-.

-Lo hacían en la Europa Medieval, no creo que siguieran usándolo si los enfermaba o los mataba, es decir, si se comían los lobos que cazaban. Puede que sólo fuera para matarlos y que los lobos no se comieran sus escasas provisiones de comida que habían reunido en alijos. O para evitar que hicieran daño a sus hijos, los bebés y los niños pequeños eran presa fácil para los lobos-, dijo Severus.

-¿Así que la poción de acónito en realidad causa más daño que bien?- preguntó Harry, no había pensado realmente en ello. Recortando otra raíz la colocó en el frasco lleno, satisfecho de tener suficiente. -¿Cogemos una raíz y la plantamos en casa? Si es igual podemos desecharla-.

-Así es, pero todos los que la toman son muy conscientes de ello, pero consideran que es un riesgo que vale la pena correr. El saber que no van a hacer daño a alguien, a infectar a otra persona- dijo Severus su rostro tenso.

-Parece que hablas por experiencia propia-. Afirmó Harry, ladeando la cabeza.

-Lo estoy- reveló Severus, -Sirius Black me mandó a buscar a Lupin en la luna llena, casi me muerde pero tu... James Potter me salvó transformándose en su forma de animago y alejando a Lupin- ¿no se lo había dicho ya a Harry? Estaba seguro de que sí lo sabía, tal vez la explosión había provocado algún olvido.

-¿No fue expulsado?- Preguntó Harry atónito.

-Por supuesto que no, es de Dumbledore de quien estamos hablando- dijo Severus secamente.

-Buen punto-, respondió Harry concediendo sus palabras con gracia. Usando su cuchillo, cavó en la tierra para obtener las raíces de la planta para llevárselas a casa. -Aun así, podría explicar por qué Lupin parece estar a punto de caerse en cualquier momento, parece constantemente enfermo sobre todo después de la luna llena-.

-Así es-, convino Severus, preguntándose qué estaría tramando ahora su amante. Entregándole una bolsa sin usar, para que pusiera la raíz conservándola hasta que volvieran a la Mansión Prince.

-Ya está-, repitió Harry con alegría, cerrándola. -¿Cuánto tiempo tenemos ahora?- se preguntó.

-Treinta minutos-, dijo Severus, hasta que la nave comenzara a moverse, y una vez que lo hiciera... no podrías Aparecer de nuevo. No se podía aparecer en objetos en movimiento, era completamente imposible. Los Squibs probablemente ya estaban en camino de regreso a la nave. Volvió a deslizar el frasco y la bolsa en el bolso, que afortunadamente estaba hechizado como una pluma, tenían un montón de cosas en él.

Volviendo a ponerse de pie, se quitó los guantes y se los entregó a Severus, que los metió también en el bolso. Volviéndose hacia Severus, lo rodeó con sus brazos y lo besó apasionadamente. Como no le gustaban las demostraciones de afecto en público, siempre lo tocaba cuando estaban en lugares apartados. Deseaba tanto que todo el mundo supiera que ese hombre era suyo, pero aceptaría lo que pudiera conseguir. Si no podía mostrarle al mundo, entonces sólo le mostraría a Severus lo mucho que lo amaba. Se separó sonrojado por la excitación, respirando profundamente, antes de volver a por más.

-Eres completamente insaciable- dijo Severus sin aliento, sus habituales ojos negros e insondables llenos de cariño y de algo con lo que Harry no estaba muy familiarizado: el amor.

-Sólo por ti-, susurró Harry, con la barbilla apoyada en el hombro de Severus.

-Hmm-, fue todo lo que dijo Severus como respuesta. Seguía sin ver lo que Harry veía en él, pero se lo cuestionaba menos y agradecía más que lo quisiera. -Estás cansado-, afirmó, mientras Harry intentaba colocar casi todo su peso sobre él. Ahora Harry no era el flaco de catorce años que había logrado levantar en sus brazos cuando estaba inconsciente. Era un joven alto y rellenito y no era un culturista ni mucho menos, no pudo evitar que el peso casi lo derribara.

-Sí-, murmuró Harry bostezando, antes de dar un paso atrás. Era el sol; acababan durmiendo todas las tardes, casi siempre después de alguna diversión placentera. Pensar en eso lo hizo estremecerse, haciendo que Harry apretara las piernas. No tenía espacio en esos pantalones cortos para ocultar nada y mucho menos una erección. Todo el paseo que hicieron bajo el sol, por supuesto no ayudó a su cansancio.

-Ya me lo imaginaba-, dijo Severus con calma. Su mano, distraídamente, pasó por el cabello de Harry, a pesar de que había dado un paso atrás. -¿Deseas volver o continuar?- tenían suficiente para satisfacerlo durante cinco años. Casi dos semanas de búsqueda constante de nuevas hierbas, plantas e ingredientes de pociones. Los baúles estaban llenos de ellos y de otros artículos que Harry había comprado para sí mismo (sorprendentemente, ya que Harry rara vez compraba algo más que libros), así como cosas para sus amigos. El hecho de que hubiera comprado cosas para sus amigos no era una sorpresa, en todos los lugares a los que iba le gustaba recoger cosas para ellos. Supuso que tenía más que ver con el hecho de que tenía amigos que con el dinero, que le gustaba derrochar en ellos.

-Otros veinte minutos no están de más-, dijo Harry, era la última isla en la que se detendrían, así que podría aprovecharlos al máximo.

-Prueba con quince-, corrigió Severus con ironía.

-Será mejor que nos pongamos a ello entonces-, dijo Harry con entusiasmo, olvidando su cansancio al comenzar a caminar de nuevo, nada más que barro bajo sus zapatos y plantas silvestres, hasta donde alcanzaba la vista. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando una mano se enlazó con la suya, tal vez habría un momento en que Severus se sintiera cómodo con que la gente los viera juntos. Le daba esperanzas, y eso era suficientemente fuerte por sí solo sin el amor que sentía.

-Nada, será mejor que volvamos- dijo Harry, después de diez minutos más a pie. La mayoría eran plantas que ya habían visto y recogido. Cómo sobrevivían con este clima no lo sabía, no es que las regaran, estaban en la naturaleza. Estaba deseando descansar un poco, y su mente no dejaba de repasar la larga lista de ingredientes de la poción de acónito. Quería hacer una poción que no les causara daño, el acónito era veneno. Dudaba que pudiera cambiarla, pero es algo que le gustaría hacer. Había muchas cosas que quería hacer, que necesitaba hacer, pero la pregunta seguía siendo: ¿llegará a hacerlo alguna vez? Había muchas ideas dando vueltas en su cerebro, la mayoría de las cuales garabateó en su diario de pociones antes de olvidarlas.

-Efectivamente-, murmuró Severus, aferrándose a su compañero, los Apareció a ambos al lado del barco. Cada vez les resultaba más familiar; ya que ésta era la única zona del barco en la que se podía Aparecer. El resto estaba blindado, por lo que no se podía entrar en la habitación de otra persona ni siquiera por accidente. -¿Qué tal si almorzamos o lo hacemos en la habitación?-.

-Estoy cansado y tengo cosas que quiero añadir a mi diario antes de que se me olviden-. Dijo Harry inmediatamente.

-Pues servicio de habitaciones- afirmó Severus, entrando en la nave con aire acondicionado, suspirando al refrescarse de inmediato. Bajaron a su habitación, después de que Severus pidiera el servicio de habitaciones en la recepción, en un tono cortante. El mismo que utilizaba con los de primer año en Hogwarts. Harry apenas podía recordarlo, aunque sólo había recibido clases de Severus durante un solo año, que eran qué... cincuenta y una, quizá cincuenta y dos clases. Eran muchas cuando lo pensabas en realidad, pero no quería pensar en ello ni sacar el tema.

-¿Qué está pasando ahora por esa mente tuya?-, preguntó Severus, mientras Harry estaba tumbado en la cama abierto de par en par. No habían tardado ni cinco minutos en volver a la habitación. Severus tomó asiento en una de las sillas de la habitación, observando a Harry con fascinación. Harry parecía no poder elegir una poción que quisiera hacer; es como si fuera incapaz de concentrarse en una a la vez.

-Quiero ver si puedo cambiar la poción "Acónito"-, dijo Harry, que ya estaba garabateando. Se sabía los ingredientes y la receta de memoria, así que no le costaba nada escribirla.

-¿Cómo planeas eso?- preguntó Severus con curiosidad, la había alterado un poco, pero ni siquiera él podía hacer más con ella.

-Bueno, estaba pensando más bien en convertir a su licántropo en un animago, si es que es posible-, dijo Harry en voz baja, mordiendo el extremo de la pluma mientras su mente corría a mil por hora.

-Deja de hacer eso-, refunfuñó Severus, abriendo el cajón y lanzando una pluma de azúcar a Harry. Era un hábito repugnante del que intentaba sacar a Harry. No sólo era horrible de ver, sino que la tinta salpicaba por todas partes, por eso le había comprado a Harry una caja grande de plumas de azúcar.

-Lo siento-, dijo Harry tímidamente mientras empezaba a mordisquear la pluma de azúcar, sin ser consciente del efecto que estaba teniendo en su compañero. Mientras su rosada lengua se asomaba para lamerla o chuparla, ya que su mente estaba a kilómetros de distancia pensando mucho. -¿Conoces a alguien que sea un animago lobo?- aunque no había oído hablar de un animago lobo.

-Sí-, respondió Severus inmediatamente, para sorpresa de Harry.

-¿En serio?- preguntó Harry volviéndose con ganas.

-Por supuesto, tú también lo conoces- afirmó Severus, -También tenías la opción de ser lobo si no recuerdo mal- sí, tenía razón; había sido una de las primeras posibilidades, lo que significaba que la personalidad era la más fuerte. Simbolizaba la enseñanza/aprendizaje, la lealtad y, por supuesto, la independencia. El lobo también se apareaba para toda la vida, aunque si era para toda la vida de su actual "pareja de apareamiento" o si sólo tomaba una en punto. No había estudiado la vida de los lobos y tampoco tenía ganas de hacerlo.

-¿Uno de los maestros de Pociones? Déjame adivinar...- dijo Harry pensativo; tratando de decidir cuál tenía más rasgos o personalidad de lobo. -¿Damon?-.

-No, Rick-, dijo Severus con suavidad. Lo llamaba Rick, pero en realidad se llamaba Eric James, pero Eric prefería Rick, así que así lo llamaba. De hecho hasta que su nombre apareció en el libro de Pociones, se olvidaba constantemente de ese pequeño detalle.

-Vive en Estados Unidos ¿no?- preguntó Harry pensativo, quitando la pluma y relamiéndose el azúcar de los labios.

-Sí-, respondió Severus, moviéndose ligeramente. No sabía qué demonios le pasaba; es como volver a pasar por la pubertad. Tal vez era porque había pasado tanto tiempo sin un amante y sin sexo que se encontraba actuando como un adolescente.

-¿Podemos ir a verlo antes de ir a casa?- preguntó Harry, con su libro abandonado mientras miraba a su amante.

-Puedo hacerle un Floo y averiguarlo-, sugirió Severus, hacía tiempo que no los veía, sería bueno volver a verlos. Sabía que Jacob vivía cerca y que acababa de tener un hijo. No le importaría felicitarlos... siempre y cuando no tuviera que sostener al bebé. Nunca había tenido uno en brazos, y no tenía ningún deseo de hacerlo por si les hacía daño. Sin duda, Penélope estaba encantada, al igual que Jacob. Jacob no tendría que preocuparse de que su mujer le molestara fuera de su laboratorio. Penélope tenía alguien con quien pasar el tiempo mientras Jacob elaboraba y creaba pociones.

-Estupendo-, animó Harry, antes de comenzar a escribir con su pluma de nuevo. Eso fue hasta que oyó que alguien llamaba a la puerta, su comida por fin había llegado.

-Yo la traigo- afirmó Severus, poniéndose de pie antes de que Harry pudiera hacerlo.

-De acuerdo-, convino Harry, la creación de una poción de animago para lobos permitiría a los hombres lobo cambiar de forma sin dolor y sin sufrir daños. Al menos les quitaría el dolor de la transformación, lo que les permitiría tener una vida más normal. Sin tener que soportar el dolor después de la luna llena, durante días o semanas. Tal vez con un animago lobo podría darles una mayor comprensión de la mente de un lobo, permitiéndoles mantener su cordura mientras se transforman para la luna. Al menos, sin envenenarlos con la planta de acónito.

Suspirando suavemente, arrojando la pluma sobre la mesa, cerró su libro con una mirada pensativa. No debería estar tratando de crear esta poción; Neville lo estaba buscando para crear una poción que ayudara a sus padres. Pero no se le ocurría nada que pudiera unir la poción. Llevaba casi medio año trabajando en ella, pero no estaba teniendo mucho éxito. Se rascó la barbilla pensativamente, encontrándola ligeramente rechoncha, tendría que afeitarse, se estaba erizando.

-Pareces preocupado-, dijo Severus, entrando de nuevo en el dormitorio, deslizando una de las bandejas sobre la cama, antes de colocar la suya sobre la mesita de noche.

-Sé que no debería empezar con otra poción-, dijo Harry con recelo, -pero no puedo evitarlo, además no estoy consiguiendo nada con ella. Siento que tampoco lo voy a conseguir nunca, no es sencillo-.

-No, no lo es-, dijo Severus, a nadie se le había ocurrido antes. Pero lo mismo podría decirse de todas las demás pociones que se habían creado a lo largo de los años. No eran posibles antes de que se hicieran, se necesitaba tiempo, y Harry había creado más pociones de las que la gente solía crear en su primer año de maestro de Pociones. De hecho, no era normal, como habían dicho los otros Maestros de Pociones; normalmente tomaban trabajos de ayudante de Pociones después de aprobar su Maestría. Normalmente no tenían los recursos, el dinero o la confianza para ir a crear alguna.

-Me estoy obsesionando y me está haciendo polvo la cabeza-, refunfuñó Harry, moviendo su libro hacia el atril antes de acercar la bandeja. El olor de las hamburguesas le hacía rugir el estómago con hambre.

-Exactamente por eso te traje de vacaciones-, dijo Severus con ironía, -Al parecer no funcionó-.

Harry le sonrió mientras destapaba su comida; quitó el tomate por no quererlo en su hamburguesa. Apretando los paquetes de tomate y mostaza en ella antes de dar un gran bocado. Las echaría de menos, eso seguro; estaban tan ricas que deseaba poder llevárselas de vuelta. Tal vez podría pedirle a Dobby que se las hiciera; aunque dudaba que supieran igual. Se dio cuenta de que Sev tenía algo diferente, un filete grande, patatas fritas y espárragos para acompañar.

-Verás que si no intentas obtener respuestas, ellas vendrán a ti-, dijo Severus tranquilizando a Harry. Algo así como que si te concentras demasiado en un objetivo acabas perdiéndolo. Es algo que tenías que aprender por tu cuenta, cosa que Harry probablemente también haría.

-Mmm, me encantan- murmuró Harry, alrededor de su bocado de carne.

-Me he dado cuenta- resopló Severus divertido.

-¿Te has deshecho del Horrocrux? El que tenía Dumbledore quiero decir... el anillo?- cuestionó Harry, aparentemente de improviso.

-Por supuesto, antes de venir de vacaciones- dijo Severus, su mente se trasladó a esa noche, nunca había visto a Harry así. Su madre había dicho que tenía pesadillas de vez en cuando, cuando empezó a quedarse con ella. Incluso le había hablado de ellas la noche que se quedó en el piso con ambos, después de que Harry se curara de las heridas que le habían causado los mortífagos. Sabía que la pesadilla había estado en la mente de Harry constantemente, pero esta era la primera vez que sacaba el tema.

No había podido obtener mucho sentido de Harry; casi había querido usar la Legilimencia para obtener sus respuestas. Luego, cuando Harry volvió a dormirse, había asumido que no lo recordaría. ¿Cuánta gente recordaba realmente sus pesadillas cuando se despertaba bien? Él había tenido su cuota de pesadillas violentas y sabía la respuesta a eso. Se había sorprendido, gratamente, cuando Harry se despertó veinte minutos después hablando con coherencia. Su pesadilla había sido sobre la serpiente de Voldemort, Nagini, había visto a través de sus ojos lo que significaba que habían estado conectados.

Sólo podía significar una cosa, el Horrocrux, lo que significaba que Harry lo había matado cuando mató a Nagini. Eso explicaba por qué Voldemort se había enfadado tanto por su muerte. Debía haber sido creada justo antes de que el Señor Tenebroso regresara, apenas unos meses antes, de lo contrario la habría visto antes. Si estaba creando más, eso era peligroso, aunque tal vez sólo estuviera tratando de redondear los siete Horrocruxes en total que tenía y su cuerpo. Sin saber que algunos de sus Horrocruxes habían sido destruidos, tendrían que hacer un trabajo rápido con ellos o el Señor Tenebroso se enteraría. Era lo último que necesitaban, se desesperaría, iniciaría una guerra total y crearía más que no sabrían.

-Tengo la sensación de que se me escapa algo-, confesó Harry, -Como que no es el primero con el que me encuentro, aparte del diario, quiero decir-.

-¿En Hogwarts supongo?- se preguntó Severus, mientras cortaba su filete con el cuchillo.

-Pues no habrá sido en la Mansión Potter ni en nuestra casa- dijo Harry, era una apuesta segura.

Los labios de Severus se crisparon ante ese pronunciamiento, el hogar, tanto Harry como él amaban la Mansión Prince. Sólo había ido allí después de dejar atrás Hogwarts. No había querido arriesgarse a ir a Spinners End, era inseguro, y ninguna cantidad de guardas habría sido lo suficientemente segura. Lo que le obligó a tomar la decisión de encontrar un hogar en otro lugar, y como había uno fácilmente disponible había tomado la decisión ejecutiva de vivir allí. Nunca pensó que le fuera a gustar tanto, ni que tuviera una pareja que lo amara también. Para Harry era realmente su hogar, probablemente el segundo que había tenido. El piso de encima de la tienda fue el primero, Harry nunca se había referido a la Mansión Potter como algo remotamente parecido a un hogar. -Si lo hiciste, te llegará tarde o temprano-.

-Espero que antes-, murmuró Harry apartando la bandeja vacía mientras se relajaba en la cama, con el lado de la cara hundido en las sábanas.

-Efectivamente-, contestó Severus, asintiendo de todo corazón. -¿Sigues empeñado en no volver a Hogwarts?-
-Sólo voy a hacer mis N.E.W.T. en el Ministerio- dijo Harry negando con la cabeza; debería haberlo hecho desde el principio. En lugar de agotarse sin medida, para intentar completar su Maestría y asistir a Hogwarts al mismo tiempo. En unas pocas semanas habría acabado con ello, lo que le permitiría concentrarse en cosas más importantes. -Además, creo que tenemos que intensificar mi entrenamiento de defensa-.

-No hay mucho que aprender-, admitió Severus. Le había enseñado bien a Harry, aunque no les vendría mal un duelo, para volver a coger el ritmo. Había pasado un tiempo, al final se habían concentrado en su propia Maestría, y probablemente por eso Harry había tomado la decisión de asistir a las clases de Defensa contra las Artes Oscuras. Aunque si estaba en lo cierto no había durado mucho, sin duda se había aburrido mucho. Todo lo que le había enseñado estaba muy por encima de lo que enseñaban en Hogwarts. A Harry le habían enseñado incluso Oclumancia y Legilimencia. Aunque sólo era Legilimencia para principiantes, no se sentía cómodo con que alguien intentara penetrar en su mente. La Oclumancia, aunque era un maestro, intentaba de vez en cuando colarse sin ser detectado, pero aún no lo había conseguido. Harry estaba tan acostumbrado a mantener sus emociones para sí mismo que había dominado la Oclumancia con delicadeza.

-Seguramente tendré mis N.E.W.T. antes de que Hogwarts vuelva a empezar- reflexionó Harry, no necesitaba sentirse culpable por dejar a Luna sola. Neville estaba allí con ella, a pesar de que se llevaban un año de diferencia. Era después de este año en Hogwarts que Neville se iría; por suerte a Luna solo le quedaría un año más.

-Faltan menos de quince días para que Hogwarts comience de nuevo-, dijo Severus sardónicamente, -no creo que ni siquiera tú puedas terminar con todos ellos en ese corto tiempo-.

-¿Quieres apostar?- desafió Harry sonriendo, sus ojos verdes centelleando diabólicamente.

-¿Contra ti?- preguntó Severus, -No, gracias-. Harry no era nada si no era decidido, y no le sorprendería que consiguiera terminar los exámenes en quince días... sólo para demostrarle que estaba equivocado.

Harry hizo un mohín; viendo cómo el deseo llenaba los ojos negros de Severus, la bandeja de comida a medio comer fue abandonada mientras Severus tiraba de Harry hacia él. Harry se rió antes de que se cortara al ser tomado en un beso impresionante.

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