Sedúceme como quieras #2 ©

By Dartttemisa

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Ella es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3/1
Capítulo3/2.
Capítulo 4.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Esto es serio.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38/1.
Capítulo 38/2.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epílogo.

Capítulo 5.

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By Dartttemisa

El paseo de la vergüenza de Liam.

muchísimas gracias por los 5k de SEDUCIDS #1 

Ainhoa.

Tire a ambos lados los cuerpos que se interponían, pero fui muy estúpida al ir corriendo con los ojos cerrados. Con los tacos tan altos me torcí un pie y caí encima de un chico.

Mierda, mierda.

—Lo siento —me disculpe y me levante lo más rápido que pude.

—¡Ainhoa! ¡Oye, espérame! —grito la voz de Liam a mis espaldas. Tuve el impulso de correr, juro que lo pensé por un minuto.

Si no hubiera visto quien se divertía bebiendo y fumando desde la cocina me hubiera quedado allí, disfrutando un poco más.

Josh se divertía con sus amigos, le gustaba este ambiente, rodeado de chicas a las cual impresionar. Fumar como todos lo hacían y no preocuparse de lo que pasara después. Me sentía tan ajena en su vida, como si fuera la maleta que él tuviera que cargar después de dejar Nueva York.

Así que me detuve, deje que Liam me alcanzara y se pusiera delante de mí. Estaba sin aliento de tanto correr por esa casa gigantesca de fraternidad.

—Casi pensé que no te alcanzaría —tomo exageradamente aire poniéndose una mano en el pecho— correr borracho es aún más difícil que intentar poner la llave en la entrada de casa estándolo. —me hizo gracia, si algo se le daba bastante bien a Liam era hacer reír a la gente sin siquiera esforzarse. Me agradaba. Ladeó la cabeza intentado mantener los ojos abiertos— ¿nos vamos a casa?

Ese ya no era mi lugar.

—Vámonos Liam.

Su rostro se contrajo en una mueca.

—Si... no esperaba esa respuesta —rasco su nuca escapándosele una risita— lo cierto es que estoy borracho, ya es todo un logro que pueda permanecer de pie.

Casi reí por la ironía.

—No me he movido porqué siento que me caeré ¿Qué hacemos? —añado.

Mira a nuestro alrededor con los hombros encogidos y sus parpados vacilantes.

—Podríamos quedarnos parados aquí hasta que se nos pase —le arrugo la nariz negando con la cabeza— o también podrías apoyarte en mí y yo en ti.

Me moví antes que las palabras salieran por mi boca.

—Sí, hagamos eso.

—Antes, tengo que ir a tomar un litro de agua —dice.

Pasa un brazo por mis hombros y yo rodeo su cintura con el mío. Hago una pausa para quitarme otra vez los tacones, Liam me espera.

Le asentí y este comenzó a moverse.

Caminamos a paso torpe tambaleándonos a ambos lados mientras intentamos llegar. Liam se deja apoyar en el borde de la mesa mientras yo maniobré para que el agua cayera en el vaso.

No es tan difícil.

¿Entonces por qué no se llena?

No sé, no me juzgues.

El vaso se llenó y se lo tendí a Liam, se lo bebió de una y me pidió que lo volviera a rellenar. Le serví cuatro y los cuatros se los bebió sin rechistar.

No había rastro de mi novio por aquí, mejor.

—Ya estoy bien, vamos.

Me posicione en el hueco de su brazo que me tendió y lo ayude a caminar, al igual que el evitaba que me cayera.

Alguien me toco el culo y Liam se dio cuenta. Le frunció el ceño a la persona a mi espalda y puso la palma de su mano en la piel descubierta de mi vestido. Le agradecí por eso.

Gracias a su mano no me congele del todo cuando salimos de la casa.

Al llegar al coche Liam se desplomo sobre el capo susurrando que había sido la mejor fiesta que a ido.

—Creo que bebí mucha agua... —dijo sobándose la panza con el ceño fruncido.

—¿Puedes conducir? —le pregunte temiendo por mi vida, si el manejaba en ese estado.

Alzo el pulgar hacia abajo y dijo:

—Si.

Le lance una mirada asesina tratando de quedarme de pie y no caerme. Todo me daba vueltas y los parpados se sentían tan pesados.

—Está bien, puede que no esté apto para conducir —subió su dedo anular— espera.

Se levantó como pudo y rodeo el coche hacia el haciendo trasero, abrió la puerta y se lanzó dentro dejando sus pies volar fuera.

No tardo en volver hacia mí y rodear mis hombros con un suéter que olía a Lexie.

—Es de mi hermana, tienes frio y yo estoy lo suficientemente borracho como para no haberme llevado a esa chica hermosa a casa. Ven busquemos un taxi.

Me deje guiar por el cuándo tomo mi mano, yo solo quería llegar a casa.


Liam.

—Shtt.

Que cálido.

—¡Shttt! Chicos, bájense ya.

Abrí un ojo controlando mis nervios y no golpear a quien sea que me esté despertando tan temprano. Me puse en alerta cuando aquel señor que no conocía tocaba la pierna de Ainhoa para despertarla.

Le quite la mano con brusquedad.

—Ya la despierto yo. —lo fulmine con la mirada hasta que despego sus ojos de mi amiga.

Le pase veinte mil e intente despertar a Ainhoa que dormía con la cabeza torcida contra la ventanilla, se abrazaba a sí misma en busca de calor.

La zarandee un poquito, no despertó. Su vestido se había subido un poco por su muslo y mis instintos de hombre viajaron generándose fantasías en mi cabeza.

Tome el borde de su vestido y lo jale hacia abajo para que no se le viera nada cuando bajara del coche.

—Ainhoa... despierta por favor —no despertó con palabras, opte por tirarle del cabello y las orejas.

Este último funciono, la princesita contrajo su rostro en una mueca y llevo una mano a su oreja.

—Ya llegamos a tu resi, vamos.

La ayude a bajarse y ella me siguió refunfuñando por lo bajo. Entramos con cuidado, despacio para no despertar a nadie.

Yo fui el único que fue cuidadoso.

Ainhoa rodeo el mesón de recepción con tranquilidad y se perdió de mi vista cuando se puso de cuclillas.

El tintineo de cristales chocando entre sí hizo que me girara hacia ella. Sonreí cuando la vi abrazada a una caja de cervezas.

Paso por mi lado sin mirarme. Frente a su puerta, entro con torpeza. Dejo la caja de cervezas en la mesa que había visto antes, la que tenía velas.

Dio saltitos hasta quedar frente a mí, se mordió el labio con nerviosismo. Giro la cabeza hacia su habitación. Volvió a mí.

—¿Quieres comer macarrones con queso? —pregunto sin mirarme y sin dejar de morderse el labio.

Parecía nerviosa y volvía a estar triste, como la había encontrado.

Sea lo que sea que le hubiera pasado hoy todavía la perseguía. Aunque se hubiera olvidado en la fiesta ella seguía igual al volver a su habitación.

—Claro —respondí adentrándome.

Con confianza me senté en la silla frente a la mesa y pude ver como lo tenía todo bien arreglado. Las velas, los dos cubiertos.

—¿Tenias una cita? —le pregunte.

Sus hombros se tensaron, detuvo la paleta que revolvía los macarrones en la olla. Suspiro y me miro con los ojos cristalizados.

—Sí, la tenía.

Le fruncí el ceño a los platos sin entender.

—Los platos están limpios —me reí de ella. ¿Qué cita? ¿Por qué mentía?— ¿con quién dices que tenías una cita? ¿Con tu amigo imaginario? —me burle.

Pero escuche como sorbía por la nariz mientras se escondía de mí. ¿Estaba llorando?

—No, los niños tienen amigos imaginarios Liam —sorbió por la nariz revolviendo con fuerza y rabia— la tenía con mi novio.

Ya la cague. Mierda ya la volví a cagar. Pero...

—¿Y porqu...?

—¡No vino Liam! ¡¿No ves que es obvio?! Me dejo plantada, por eso los malditos platos están limpios. —Se desquito con los macarrones, echándolos con fuerza en unos nuevos platos que ella tenía al alcance— eres tan imbécil Liam.

—Vaya, claro —me levante. No tenía por qué aguantar esta mierda— el puto novio de Ainhoa la deja plantada en su cita ¡pero Liam es el imbécil ¿no?!

Abrió la boca, no supo que contestar.

—Me piro, no estoy para soportar mierda ajena —tome del pomo de la puerta, fije mis ojos antes de salir— deberías controlar tu temperamento princesita, quizá aquí el imbécil no sea yo.

Abrí la puerta y me fui cagando leches.

El noviecito la caga pero yo soy el culpable. Yo siempre era el imbécil para Ainhoa, siempre y ya comenzaba a cabrearme.

Antes de llegar al final del pasillo y salir por la puerta la Ainhoa se interpuso en mi camino con ambas manos alzadas impidiéndome el paso.

—N-no te vayas... —sus ojos estaban cubierto de lágrimas. ¿Cómo llego tan rápido estando borracha?— lo... lo siento, no era mi intención que te enfadaras, pero es que yo... yo...

—Vuelves a hablar de esa forma irritante —la corte. Pareció que sus lágrimas salieron con más abundancia que antes— está bien, pero deja de llorar.

Su pequeña mano tomo mi camiseta y tiro de mí nuevamente hacia el interior. Ya dentro cerró la puerta y tiro el gatillo.

Okey...

—Siéntate, los macarrones están listos.

No le hice caso, no cuando aún tenía dudas.

—¿Por qué lloras? —No respondió— Ainhoa... —me ignoro completamente con la cabeza gacha. La detuve cuando paso por mi lado— Ainhoa ¿Por qué estabas llorando cuando pase por ti? ¿Es por la cita?

Cerro los ojos intentando que las lágrimas no saliesen, entonces me preocupe. Sentí algo feo en el pecho cuando abrió la boca y dijo.

—Hoy es mi cumpleaños —su labio tembló— estaba esperando a Josh para celebrarlo y me dejo plantada —jadeo sin poder contenerse— ni siquiera se acordó que día es hoy, nada. Y lo estuve esperando como una estúpida Liam.

—Por dios princesa —tire de ella hacia mi pecho y la abrace. Que hijo de puta era para hacer esa estupidez.

—Lo estuve esperando Liam... —murmuro contra mi camiseta— y el nunca vino, ni siquiera llamo nada todo por esa estúpida fiesta y sus estúpidos amigos y el estúpido equipo. Y esa chica...

—¿Qué chica?

—Kamila, la rubia no es la hermana de Josh ni nada. Apareció de la nada y yo me siento tan insegura porqué desde que llegue aquí Josh no ha parado de intentar ocultarme en estas cuatro paredes, nadie Liam, nadie del equipo sabe que somos novios. No entiendo nada...

Yo menos.

—Ainhoa, aunque me guste mucho sentir tus tetas contra mi cuerpo tengo hambre —intente bromear para aligerar el ambiente.

No tenía respuesta para todas las preguntas que ella hizo con lo que dijo.

—Estúpido.

—Un estúpido muy guapo.

Logre hacerla reír, se sentó frente a mí y comimos gustosamente los macarrones recosidos con el queso casi inexistente. Pero al menos ella no dejo de hablar, no dejo de contarme como Lex le había hablado y lo tímida que se sentía cuando Zac le contaba mil cosas en una conversación de cinco minutos.

—Oye —llame— te tengo un regalo.

Papeado dos veces para luego fruncirme el ceño. Me levante y fui a su lado.

—Oh no, no. No me gustan los regalos, bueno si, pero nunca me gusta lo que me regalan...

—Esto te va a gustar.

Busque el broche en mi nuca y lo abrí. Me acerque a ella y puse mi collar en su cuello.

—No es mucho dado que acabo de enterarme que estas de cumpleaños, pero tengo esto —termine de abrocharlo. El collar de mi abuela adornaba su cuello— feliz cumpleaños princesa.

—G-gracias —dijo recogiendo su cabello para verlo en el espejo que tenía al lado de la puerta. Pude ver como su oreja estaba repleta de pendientes adornándola. No había ningún espacio que no tuviera una argolla plateada.

—No me había dado cuenta que tenías llena la oreja con piercings.

—Está muy lindo el collar Liam, no me quitare —me frunció el ceño— Liam hace días que nos conocemos y no te habías dado cuenta de esto, ¡mira!

Me enseño la otra oreja idéntica llena de argollas.

—Woow tienes muchos —comente sin poder creerme como podía dormir con eso incrustado.

—Si, en mi pan... —abrió mucho los ojos, trago saliva— soy fanática de los piercings, incluso se hacerlos ¿quieres que te haga el apadravya?

—¿El qué?

Me miro con sus ojos verdes fijamente.

—Mejor no, ¿bebemos? —propuso.

¿Cuánto alcohol puede consumir esta chica tan diminuta?

—¿Quieres seguir bebiendo? —Asintió— ¿es esto una clase de despecho o algo...?

—¡Claro que no!

Si lo era.

Y ahí fue cuando cometí un inmenso error, casi desearía haberme ido cuando tuve la oportunidad.

—Pero tengo que ir casa.

—Puedes quedarte si así lo prefieres, dijiste que hoy no te separarías de mi Liam.

Mierda, así que me quede y bebí por horas con Ainhoa cosa que nunca debí hacerlo. Porqué fue en ese momento cuando me tropecé y caí.

**

—¿Sabes? Me odio a mí misma —escuche lejos y cerca la voz de Ainhoa casi quebrándose por cuarta vez— no me gusta lo que soy... no me gusta en lo que me volví. ¡Yo quiero fiesta y alcohol y...!

—Maldita chica, ¡cállate ya princesa! Ni siquiera sé si estoy a tu lado o estoy botado. ¿Por qué me duele tanto el cuello?

—¡Eso...! Eso es porqué estas botado en el suelo y usas la silla como almohada.

Abrí un ojo y repase el lugar en el que estaba, tenía razón. Y ella la muy cómoda en su cama.

—Ven a acostarte conmigo, súbete, anda.

—¿Estas segura? —Levante las palmas— por qué no me hago responsable de lo que mi yo borracho haga ¿sí? Si intento algo y no lo recuerdo arréglalo con mi yo borracho porqué mi yo sobrio no estaba aquí.

—¿Qué? Súbete ya maldito hijo de puta.

Ahogue un grito mientras me arrastre para llegar a su cama.

—¿Por qué hace tanto calor? —pregunto una muy ebria Ainhoa intentando quitarse el vestido.

Mierda no, si la tenía así no creo poder controlarme.

—No, ¿Qué haces? No te desnudes ¡Ainhoa!

—¡¿Qué?! No grites estoy a tu lado.

—Lo siento, creí que estabas lejos. No te desnudes a menos que quieras tener sexo con mi yo borracho.

Ella se alarmo.

—Te ves tan hermosa y caliente con ese vestido. Ya vi tu piel, así que si no quieres que te folle ahora te recomiendo no desnudarte.

—Voy a ponerme el suéter al revés —¿Qué mierda?

—¿Por qué?

—Mi yo borracha quiere desnudarse Liam, y eres un peligro ahora mismo. ¿Cuándo vas a subirte a la maldita cama?

Ni siquiera me había dado cuenta que aún no lo hacía. Me subí con el cuerpo pesado, pase por encima de Ainhoa hasta quedarme al rincón.

Me di la vuelta y para mi suerte ella estaba recostada para este lado. Pude sentir su fragancia cuando nuestros labios y ojos quedaron a la par.

Use todo mi auto control para intentar besarla, aunque sus labios me lo pidieran a gritos no lo hice. Porqué era tenia novio.

Abrió la boca con torpeza.

—Yo... yo le tengo miedo a las tormentas —comenzó a decir con voz soñolienta— yo les tengo miedo, me hacen recordar esa noche.

La escuche atentamente intentando no dormirme.

—Yo... tuve por dos segundos un cuchillo incrustado en mi espalda... dolió bastante —poco a poco se fue quedando dormida y yo también— le tengo miedo porqué ellos pueden venir en cualquier momento... ellos pueden volver a apuñalarm...

Cerré los ojos y caí rendido. Me quede dormido.


Ainhoa.

Escuche su voz, llamándome. Diciendo mí apellido.

Me amenazaba, siempre amenazó con hacerlo y lo hizo. Me encontró, no pude protegerlo.

A él también lo apuñalo y nunca me perdonaría por esa noche. Era mi culpa, mi culpa.

El sol daba contra mi cara, sentía ganas de vomitar.

No abrí los ojos hasta que intente moverme y no pude, no pude porqué un brazo moreno estaba abrazándome por el estómago con la mano casi tocando mi entrepierna.

Mierda...

Me gire hacia un lado y el rostro adormilado de Liam se interpuso en mi campo de visión. Mis ojos bajaron por su cuerpo desnudo, su torso musculado, su piel deliciosa y su aroma a hombre... ¡pero el maldito estaba desnudo! ¡Solo estaba en bóxer!

¿Acaso...?

"—Ya vi tu piel, si no quieres que te folle..."

¡Mierda! Salte de la cama tan bruscamente que me caí al suelo. ¡Lo habíamos hecho joder! Había engañado a Josh.

—¿Qué haces? Deja de hacer tanto ruido por la mañana... —murmuro contra la almohada.

Lo ignore porqué mi móvil comenzó a vibrar sobre la mesa. Era Josh.

¿Ahora cómo le explico esto? ¿Cómo fui capaz de...?

Josh<3

Si no respondes ahora mismo iré a verte a la resi.

A la mierda voy a verte.

Estoy a cinco minutos.

Necesitamos hablar.

Saltaron todas las alarmas en mi cabeza. Corrí hacia Liam y en el camino me di cuenta de algo, mis bragas no estaban. ¡No estaban mis malditas bragas!

—Liam —lo zarandee— Liam tienes que irte, ahora.

—¿Qué? No, déjame dormir.

Piñizque con mis uñas su piel y tome de su brazo para tirarlo a bajo, tenía que irse ya.

—¡Vete ahora! —Se quedó mirando sin entender— ¡necesito que te vayas ahora! Lo que hicimos fue un error total, yo tengo novio.

—Sí, sé que tienes novio. Te dejo plantada en tu cumpleaños —dijo en tono borde.

—Pero no era razón para lo que hicimos.

Entrecerró los ojos y recorrió toda mi habitación con ellos.

—No te entiendo.

—¡Vete ahora! —lo empuje.

—Mi ropa... —dijo mientras intentaba ponerse de pie, volví a empujarlo. Josh llegaría en cualquier momento.

—Sal.

—Deja ponerme mi ropa.

—Liam por favor vete ahora —le suplique.

Pero él se quedó allí de pie sin moverse. Torturándome por lo que habíamos hecho.

—Hare el paseo de la vergüenza —se quejó— aquí prácticamente todas las chicas entran y salen a esta hora, ya es medio día.

—¡Vete ahora!

Lo empuje con todas mis fuerzas necesarias hasta que cruzo la puerta, me volví rápidamente a por su ropa y se la tire.

—Me las vas a pagar.

—Olvídame. —le dije antes de estamparle la puerta en la cara.

Joder Josh llegaría dentro de nada. Me puse a ordenar todo el desastre que había generado, me cambie de ropa y me tome el cabello en una cola de caballo.

Soy una mierda de persona.

Estaba escondiendo el cinturón de Liam bajo la cama cuando tocaron a la puerta. Mierda.

Trate de controlar mi respiración antes de sentirme lo suficientemente segura para abrir.

Allí de pie con un ramo de flores rojas gigante estaba mi novio con una sonrisa y chocolates.

Nunca me gustaban las flores. Él debía saberlo.

—Lo siento por olvidarme Noah... —su voz estaba ronca— me confundí de día, como estuve entrenando y lo preparativos de la fies...

Tome de sus manos las flores. E hice un ruido de alegría, un Awww.

Le sonreí falsamente y el creyó que le perdonaba por eso. Tome el pomo de la puerta y la cerré de un golpe.

Tire las flores a la basura y me desplome en la cama. Mi móvil vibro contra mi estómago.

Liam.

No sé qué crees que paso, pero no fue nada.

Que irritante.

¿Entonces por qué estoy sin bragas? Te aprovechaste de que estaba borracha.

Recibí respuesta de inmediato.

No sé por qué carajos estabas sin bragas princesita y si algún día llego a follarte créeme que estarás lo bastante sobria como para que cuando termine fantasees con lo que te haga.

No digas esas cosas a la ligera.

Da igual, no tuvimos sexo Ainhoa, nunca me aprovecharía de ti estando borracha. Hasta te traje a tu habitación para que no sucediera nada, por dios.

Y si no me crees, tienes la prueba de que te abrochaste el suéter al revés para que no hiciéramos nada.

Si hubiese querido follarte el maldito suéter al revés no me lo hubiera impedido. Pero no lo hice.

Mierda... ahora la había cagado con él.

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