INVISIBLE

By jenifersiza

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En esa fiel noche de Halloween, Nick Potter fue aclamado como 'Niño que vivió', su gemelo Harry fue ignorado... More

Capítulo 1: Lord Voldemort's Attack And Nick Sirius Potter A Hero
Capítulo 2: Pissed Of Albus Dumbledore
Capítulo 3: Rescued, Informed, and Mistakes
Capítulo 4: Growing Up and Their Hogwarts Letters
Capítulo 5: Getting A Wand
Capítulo 6: Going To Hogwarts: Year One
Capítulo 7: Year Two
Capítulo 8: Third year
Capítulo 9: Year Four Part 1 - Tri-wizard Tournament Comes To Hogwarts!
Capítulo 10: Triwizard Champions and making friends
Capítulo 11: The Games Begin, A Yule Ball and Figuring Out The Clue
Capítulo 12: The second and third task - Voldemort comes...
Capítulo 13: Lord Voldemort will they survive?
Capitulo 14: things go from bad to worse - Nick lies and Harry's taken
Capítulo 15: Harry get's better
Capítulo 16: Summer Trials
Capítulo 17: Meetings Arrests and Dreams
Capítulo 18: Harry's Summer and Eileen Thinks on Things
Capítulo 19: The Trials of Avery, Macnair, and Malfoy
Capitulo 20: Information and Quizzing
Capítulo 21: Writing Viktor, Eileen Visits and the Potter's Reactions
Capítulo 22: Dumbledore Slughorn and Conferences
Capítulo 23: Potter Humiliation and Patronus
Capítulo 24: Letters, apologies and contemplation
Capítulo 25: Animagus Potion, Training and Surprises
Capítulo 26: Learning and Hogwarts
Capítulo 27: Presents and Conversations
Capítulo 28: Starting Back Up At Hogwarts
Capítulo 29: Nick feels guilty for the first time
Capítulo 30: Christmas, Happiness and Pain
Capítulo 31: A solution To The Problem
Capitulo 32: Wakening Up, Sirius and Nick Repair Their Relationship
Capítulo 33: Conferences and visiting Pyramids
Capítulo 34: Apparation, Fighting and Anger
Capítulo 35: Reaction and Consequences
Capítulo 36: Trials and Sentencing
Capítulo 37: The Situation As It Is
Capítulo 38: Having A Party And A Revelation
Capítulo 39: Turning Points
Capítulo 40: Nick's Epiphany
Capítulo 41: Nick Gives Some Advice To Roxy - Will She Take It?
Capítulo 42: I Was Invisible To Everyone
Capítulo 43: A New Year And Loosing The Plot
Capítulo 44: What To Do
Capítulo 45: Dealing With The Consequences
Capítulo 46: The Consequences
Capítulo 47: The Trial Of Lily Potter
Capítulo 48: Order of Merlin
Capítulo 49: Award Ceremony and Heartache
Capítulo 50: Sadness and exhaustion
Capítulo 51: The After Affects
Capítulo 52: The Aftermath
Capítulo 53: Recovering
Capítulo 54: Musing
Capítulo 55: One Potion Down
Capítulo 56: Times Changing
Capítulo 57: Harry's Second Potion
Capítulo 58: Information Moste Evile
Capítulo 59: The Committee and Conference
Capítulo 60: Conference
Capítulo 61: Partying, Slughorn and Going Home
Capítulo 62: Investigation
Capitulo 63: Not-So-Happy Birthday
Capítulo 64: Reactions and Consequences
Capítulo 65: Healing
Capítulo 67: Near Misses
Capítulo 68: Tense Conversations And Revelations
Capítulo 69: The Icing On The Cake
Capítulo 70: Releases, Holiday's & Searches
Capítulo 71: Holiday
Capítulo 72: A Peculiar happenstance
Capítulo 73: Hogsmeade, Horcruxes and Holidays
Capítulo 74: Horcruxes and Holidays
Capítulo 75: Holiday Fun
Capitulo 76: Joining The Dots
Capítulo 77: Back Home
Capítulo 78: Newts, Conversations and Surprises
Capítulo 79: Busier Than Ever & The Best Tip Off A Guy Could Get
Capítulo 80: Distractions And Successes
Capítulo 81: Operation Striker - Rescue mission
Capítulo 82: Conversations
Capítulo 83: Ministry and Helpful Information
Capítulo 84: Potions and Wills
Capítulo 85: Late Night Worries
Capítulo 86: Potter's decision
Capítulo 87: Uncertain Futures
Capítulo 88: The Truth
Capítulo 89: Unending Heartbreak
Capítulo 90: Concerns
Capítulo 91: Six Days
Capítulo 92: Father helps
Capítulo 93: It worked!
Capítulo 94: San Mungos
Capítulo 95: Pregnancy
Capítulo 96: Debriefed
Capítulo 97: Between dreams
Capitulo 98: American Visitors
Capítulo 99: Sirius visiting
Capítulo 100: Unicorn blood
Capítulo 101: Graduation
Capítulo 102: Quote with Dumbledore
Capítulo 103: Leaky Cauldron
Capítulo 104: Sanctuary
Capítulo 105: Surprise in childbirth
Capítulo 106: Grandfather? Potter
Capítulo 107: Baby Shower
Capítulo 108: Potion Hunter-Hector
Capítulo 109: Two Months Later - Neville and Luna's Wedding Day
Capítulo 110: Order of Merlin, first class
Capítulo 111: The Wedding
Capítulo 112: THE END

Capítulo 66: Daunting News

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By jenifersiza

Severus se despertó bruscamente de su sueño, su puerta se dio cuenta; que había sido golpeada lo que lo había despertado. Recordando que la Mansión Prince estaba a salvo, nadie podía atraparlo aquí, y soltó el agarre mortal que tenía en su varita. Había algunas cosas a las que Severus no podía quitarles el hábito; dormir con la varita bajo la almohada era una de ellas. Lo había hecho todas las noches en Hogwarts, a pesar de que todos decían que era el lugar más seguro del mundo, Severus no lo creía. Harry seguía demasiado enfermo como para levantarse, así que supuso que tenía que ser su madre. Asegurándose de estar completamente cubierto por su edredón bostezando al hacerlo.

-Pasa-, dijo Severus, estaba sentado mirando la puerta; su habitación estaba como siempre en completa oscuridad. Después de tanto tiempo en las mazmorras, tanto en el colegio y como profesor, no podía dormir con ningún tipo de luz en su habitación.

Cuando Eileen abrió su puerta, la luz del pasillo se derramó dentro, haciendo que Severus gimiera, aún estaba agotado. No estaba seguro de cuánto tiempo había estado dormido, curioso ahora, sacó su varita y la fecha así como la hora aparecieron en letras rojas sobre su varita. Se sorprendió al ver que era tan tarde, sobre todo teniendo en cuenta que se sentía como si acabara de dormirse.

-¿Harry está bien?- preguntó Severus, saliendo de la cama preocupado por la emoción más destacada de su rostro.

-Lo he comprobado, está bien- dijo Eileen rápidamente, tranquilizando a su hijo. -Sigue durmiendo a pierna suelta, no quería molestarle así que no me entretuve-.

Severus dejó escapar un suspiro de alivio, contento de saber que Harry seguía bien, no sabía por qué seguía preocupado. Sin embargo lo hacía, le aterraba que le pasara algo más. Era ilógico por supuesto, pero cuando las emociones entraban en juego, no eran lógicas. De todos los que conocía eso, desafortunadamente ningún humano podía evitar sus emociones, no podía suprimirlas al menos no completamente. 

-¿Querías algo, mamá?- preguntó Severus, dándose cuenta de que debía haber una razón para que ella viniera. Ella nunca entraba en su habitación; bueno, no desde que él tenía once años, en todo caso. Rezó para que no estuviera aquí para obtener respuestas de él; siempre estaba de mal humor antes de su tercer café negro de la mañana. Sin el sueño normal, estaba aún más gruñón; por suerte, estaba demasiado preocupado para gritar a nadie. Ahora que Harry se estaba curando, volvería a la normalidad en poco tiempo. De todas formas, no quería arremeter contra su madre.

-Estaba pensando que Harry todavía está débil y dolorido, ¿no?-, preguntó Eileen, pensativa, entrando en la habitación. Tenía el café entre las manos, manteniéndolas calientes mientras daba un pequeño trago. Se sentó en la silla, a pesar de que la ropa de su hijo estaba sobre ella.

-Sí, tomará unos días' tal vez semanas para que vuelva a la normalidad, incluso en eso todavía se debilitará fácilmente- dijo Severus agarrando su bata de baño negra, el olor a café lo estaba desesperando por uno propio. Al ponérsela se levantó por completo de la cama, observando a su madre con curiosidad preguntándose por qué preguntaba cosas que ya sabía.

Bajando los peldaños Severus llamó a Dobby, exigiendo una cafetera en el salón. Sentándose en la silla junto al fuego encendido, calentándose de nuevo. Una vez que Dobby le trajo lo que había pedido, Severus cogió una taza y se sirvió un poco de café. Por una vez puso un poco de leche para que se enfriara más rápido y pudiera beberlo antes.

-No podía ser todo lo que querías pedir-, afirmó Severus sentándose, bebiendo su infusión ya sintiéndose mucho mejor con la cafeína en la mano y en la boca. Observando a su madre, preocupado por su extraño comportamiento.

-No lo es, sólo estoy contemplando por qué no le diste a Harry la poción de Eileen, se aseguraría de que se mejore rápido sin daños permanentes- dijo Eileen.

Severus se sentó hacia adelante, cerrando los ojos la incredulidad lo envolvía, ¿por qué no había pensado en eso? Seguro que no habría ayudado a la infección, ya que no ayudaba a la sangre sino a los huesos y órganos. Sin embargo, le ayudaría ahora, en lugar de semanas estaría mejor en pocos días. A decir verdad, desde que se lo dio a su madre se había olvidado de él. Aparte de cuando tenía que prepararlo, entonces se detenía en él, desafortunadamente no lo había estado preparando últimamente. No, en su lugar había estado preparando casi todo lo demás para San Mungo. Curiosamente no había recibido ninguna demanda del hospital últimamente. Debían de estar al tanto de su demanda, lo cual era un alivio. 

Le encantaba pociones, no lo malinterpreten, pero la exigencia lo había mantenido ocupado durante días. Eso con su madre y Harry ayudándole, no estaba acostumbrado. En Hogwarts tenía todo el verano para elaborar la demanda de suministros que el colegio necesitaría durante todo el año. Rara vez tenía tiempo para trabajar en pociones experimentales, aunque había hecho mucho de eso en los últimos años desde que se fue. A Dumbledore no le había gustado perderlo; había intentado por todos los medios que lo reconsiderara. Desgraciadamente había sido muy serio, y Albus al final había cedido, aunque siempre preguntaba por cómo iban sus pociones y al final le deseaba lo mejor.

-Ni siquiera había pensado en eso-, suspiró Severus, sacudiendo la cabeza con gesto adusto.

-No me sorprende, te has agotado, Severus- dijo Eileen. Estaba segura de que a su hijo se le habría acabado ocurriendo. Se sentía mal por haber despertado a Severus, pero no podía administrar la poción a Harry ella misma. No sabía lo suficiente sobre las pociones como para saber si era segura o no.

Severus no contestó, simplemente siguió bebiendo su café. No tenía que esperar que la poción no se hubiera destruido durante la explosión. Ya que tenía dos botiquines de pociones, uno de emergencia y otro que llevaba consigo a todas partes. Había colocado una en cada uno de ellos, aunque no se consideraba realmente una poción de emergencia. Tenía en sus botiquines las siguientes pociones, reponedores de sangre, analgésicos de nivel 1 a 10, anestésicos, una variedad de bálsamos y una poción para ayudar a retejer la piel, así como una gran botella de dittany que hacía lo mismo pero diez veces más rápido. También tenía pociones de nutrición y similares, pero apenas vale la pena mencionarlas ya que no se consideraban realmente de emergencia. 

-Volveremos a tener invitados después de la comida-, dijo Eileen la mansión estaba tan llena últimamente; era como una ráfaga del pasado. Sus padres celebraban grandes fiestas en el salón de baile del vestíbulo, todos los fines de semana, a la altura de lo que consideraban su estatus. No era tan malo una vez que ella iba a Hogwarts, ya que no tenía que soportarlo. Aparte de las vacaciones de verano, por supuesto, que era lo peor. Sus padres habían intentado emparejarla con cientos de hombres diferentes, todos ellos al menos diez años mayores que ella. A espaldas de sus padres, todos se burlaban de su falta de magia y de las cosas que le interesaban, o bien se burlaban de ella con la esperanza de elevar su propio estatus y entrar en el linaje de los Prince. A los diecisiete años ya había tenido suficiente y había huido del mundo mágico. No había sido su movimiento más inteligente, pero nunca, nunca se arrepentiría de su hijo, tenía muchos otros arrepentimientos pero Severus no era uno de ellos. Sólo se alegraba de haber sobrevivido a Tobías y poder compensar a su hijo, o al menos arreglar su relación.

-Lo sé-, dijo Severus sonriendo a medias, terminando su primera taza y empezando la segunda enseguida. Se resistía a despertar a Harry, incluso a darle la poción de Eileen. No porque no quisiera que Harry mejorara, sino porque realmente no quería contarle lo del Horrocrux. No estaba seguro de cómo afectaría a Harry; había recibido golpe tras golpe al crecer con sus malditos padres ignorantes y negligentes. Soportar que lo ignoraran en la escuela, someterse a su Maestría y permanecer en Hogwarts para demostrar su valía... ocultando su verdadera naturaleza, y el hecho de que había sido él quien derrotó al Señor Oscuro por miedo, esto... podría resultar demasiado para él. Al menos ya no tenía que sufrir el conocimiento de que estaba dentro de él, eso era, ciertamente, lo único bueno que salía de esto. 

Permanecieron sentados, disfrutando de la tranquilidad mientras se permitían despertar adecuadamente. Desgraciadamente Severus no podía aplazarlo eternamente, iban a dar las nueve y Harry se despertaría pronto. De hecho era raro que durmiera tan tarde, normalmente se levantaba al amanecer. Suspirando con resignación, colocó su taza vacía en la bandeja y se levantó.

-¿Puedo ir, Severus?- preguntó Eileen, esperando que su hijo dijera que sí, la espera y el misterio que había estado ocurriendo la estaban poniendo ansiosa y temerosa.

-Muy bien-, dijo Severus su exasperación evidente, mientras continuaba subiendo las escaleras, deteniéndose en su propio dormitorio por unos segundos. Recuperando la poción, que estaba encima de su cómoda, donde siempre la colocaba cuando no la tenía en el bolsillo. Severus no se entretuvo, cerrando la puerta de su habitación entró en la de Harry, que como dijo Eileen seguía durmiendo.

Se dirigió al otro lado de la habitación y se sentó al notar que las otras sillas que habían estado presentes los últimos días no estaban por toda la habitación. Estaban apiladas en un rincón de la habitación; los elfos habían estado ocupados los últimos días. Se sintió muy mal; ellos tampoco habían podido descansar. Tendría que darles unos días de descanso; era lo mínimo que se merecían después de su duro trabajo. Lo que más le conmovió fue el hecho de que también se habían preocupado por Harry. No era de extrañar, Harry los trataba como iguales, y había intentado darle a Dobby un porcentaje de la poción de Eileen. Desgraciadamente, a Dobby no le había interesado. Al final Harry se había limitado a comprarle material, telas, algunos de los diseños más extravagantes que había visto, botones y hasta zapatos. 

-¿Harry? Despierta, Harry... eso es, buenos días, ¿cómo te sientes?- inquirió Severus, observando a Harry con atención. Si la mueca de su cara era algo que había que tener en cuenta, sabía que todavía no estaba cubierto al cien por cien.

-Dolorido-, dijo Harry con una mueca de dolor, mientras se incorporaba, le dolían lugares que no sabía que existían.

-Toma, bebe esta poción-, dijo Severus entregándosela, sin molestarse en decirle lo que era. Harry era ahora un maestro de Pociones y conocía la mayoría de las pociones por su color; osea que sabía lo que era sin que él dijera lo obvio.

-¿Realmente necesito tomar esa poción?- preguntó Harry sorprendido, mientras la tenía en la mano.

-No, puedes mejorar por ti mismo, tardarás de unas semanas a unos meses- dijo Severus, diciéndole a Harry la verdad.

Harry enroscó la cara, odiaba estar confinado en la cama, e incluso enfermo se limitaba a tomar pociones y seguir adelante. O más bien lo intentaba, desgraciadamente la vez que había cogido la gripe Eileen y Severus prácticamente le habían obligado a quedarse en su habitación y curarse. Encogiéndose de hombros, abrió el corcho con los dientes y lo escupió. Se bebió la poción, haciendo una mueca por el sabor, era jodidamente horrible y él había tenido su cuota de pociones que sabía de lo que hablaba. Eso significaría que podría mejorarse rápidamente, y volver a su rutina normal, con suerte antes de que Hogwarts volviera a empezar.

-¿De dónde sacaste la sangre de unicornio?- preguntó Severus, consiguiendo por fin hacer la pregunta que tenía en mente. Sus dedos, distraídamente, recogieron el corcho y el recipiente de la poción, colocándolo de nuevo sobre la mesa. El corcho no se volvería a utilizar, pero el frasco de la poción sí, sólo había que limpiarlo bien y esterilizarlo. 

Harry frunció el ceño: -La obtuve durante mi primer año en Hogwarts. El castigo que me dio, tuve que ir a Hagrid con Draco Malfoy, Nick Potter y creo que Ronald Weasley también estaba allí... Me quedé helado de dolor cuando la sombra del Señor Oscuro apareció. Iba por Nick pero no por mí, sino fuese por Firenze; el centauro acudió al rescate espantando la sombra-.

-¿Lo castigaste, Severus?- preguntó Eileen sorprendida. -¿Por qué?- era extraño pensar que había estado enseñando a Harry durante un año en Hogwarts antes de dejarlo.

-Tenía mis sospechas sobre él, algunas cosas no me cuadraban, y también estaba seguro de que escondía algo... incluyendo mi libro de pociones de sexto año- dijo Severus con ironía, -había hecho preguntas que sólo alguien con ese libro sabría. Sabía que no era Nick Potter, sólo era cuestión de averiguar quién era, Granger, Weasley o Harry. Lamentablemente no tuve la oportunidad de interrogarlo, Dumbledore quería hablar conmigo esa tarde y le pasé su detención a Hagrid-.

-Firenze le habló a Nick de alguien que mataba unicornios, y de lo malvado que era matarlos... y quien bebiera la sangre de un unicornio tendría una media vida, una vida maldita- dijo Harry en voz baja, recordando su primer año con dolor. -Yo lo descubrí... Nick sin embargo permaneció ajeno a ello... al menos hasta que lo descubrió por su cuenta-.

Eileen y Severus asintieron en señal de comprensión, queriendo que continuara.

-Encontré al unicornio cuando intenté hacer el camino de vuelta, usé un hechizo para curarlo, pero no funcionó muy bien. Así que vertí una poción que preparé sobre su herida y se cerró-, dijo Harry.

-Esa es una poción de sexto año-, dijo Severus, sin sorprenderse, Harry era brillante en pociones había pocas dudas al respecto.

-Lo sé-, dijo Harry asintiendo con la cabeza. -La había preparado siguiendo las instrucciones de su libro. Me alegré de tenerlo conmigo, de lo contrario el unicornio podría haber muerto. El unicornio me dejó acariciarlo, durante un rato, antes de cortarse un poco la pata con las pezuñas y dejarme tomar un poco de su sangre. Por suerte tenía un frasco conmigo, y tomé un poco de él, antes de curarla de nuevo. Acababa de guardarlo en el bolsillo cuando Hagrid hizo su aparición. Le conté lo del unicornio, pero ella se levantó y se alejó trotando antes de que Hagrid pudiera acercarse mínimamente. Después de eso se acabó el castigo. Odié ese año, la constante mirada decepcionada de Dumbledore y tú buscando uno-.

-No me gustan los misterios-, dijo Severus, sin disculparse. -¿Significa eso que tuviste algo que ver con lo que pasó durante el debacle de primer año?- no se sorprendería, parecía que las contribuciones de Harry, aparte del fiasco de la cámara, eran constantemente pasadas por alto. Harry les había contado sobre su derrota de Voldemort y su vuelo acreditado a Nick y lo herido que estaba hace unos años.

-Aturdí y encerré a Quirrell en una parte no utilizada de Hogwarts-, admitió Harry, -sabía que Nick estaba tratando de conseguir lo que fuera allí abajo, gracias a las manipulaciones de Dumbledore-.

-Había informado a Dumbledore, sospechaba que había algo más en él de lo que parecía- dijo Severus frunciendo el ceño, era parte de su razón para irse.

-¿Qué pasó con él?- preguntó Eileen.

-Un elfo doméstico nos informó de un sombrío descubrimiento, encontramos a Quirrell en un aula sin uso con la parte posterior de su piel limpia de la cabeza. Encontramos residuos de Magia Oscura; Albus pudo deducir que es más que probable que haya sido poseído por el Señor Oscuro. Que evidentemente huyó de Hogwarts... ya que no vimos ni oímos nada remotamente aterrador-, dijo Severus. -Sin duda, cuando Harry lo aturdió, el Señor Tenebroso se enfureció y huyó del mago sin importarle las consecuencias de lo que le sucediera-.

Harry hizo una mueca; no había pensado realmente en Quirrell desde que lo había aturdido y dejado en aquella aula. Intentó sentirse mal por eso, pero la verdad es que no pudo encontrar en él el sentimiento de remordimiento más remoto. Haría cualquier cosa que tuviera que hacer, sólo para asegurarse de que el Señor Tenebroso no ganara.

-Hay algo más que debo divulgar-, dijo Severus, acercando su silla a Harry.

-¿Qué me pasa?- preguntó Harry alarmado con sus ojos verdes muy abiertos y temerosos.

-No te pasa nada-, dijo Severus con firmeza.

Eileen frunció los labios, preguntándose qué estaba pasando, ella misma estaba empezando a sentir pánico ahora. Severus nunca había sido un hombre que se anduviera con rodeos. Le decía la verdad y sin permitir que le afectara. Ni siquiera había dudado tanto en contarle la muerte de Harry cuando se daba por hecho que había muerto gracias a su odioso hermano.

-Cuando la poción explotó, fuiste arrojado de nuevo contra la habitación-, dijo Severus en voz baja, sintiéndose extremadamente tenso. -Tenías sangre de unicornio en la mano, y de alguna manera se te metió en la cicatriz...-

Harry se tocó la frente, preguntándose qué demonios estaba pasando, el desconcierto era evidente en cada línea de su rostro. La cicatriz se sentía más suave, como si por fin se hubiera curado, se preguntaba si todavía estaba allí, si la gente aún podía verla. La mayoría de las veces se olvidaba de que estaba ahí, ya que tenía el pelo largo y nadie se interesaba por verla. -¿Se ha curado?-

Severus frunció los labios: -Cuando bajamos al laboratorio, comencé a escanearlo para ver la gravedad del daño. Entonces un fuerte chillido rasgo el aire, mientras un espectro comenzaba a desprenderse de tu cuerpo... no cualquier espectro... era el rostro del Señor Tenebroso- respondió Severus con cautela, su corazón latía con fuerza ante la mirada de Harry.

Harry sintió que su corazón se detenía cuando Severus finalmente terminó de hablar, el horror ante lo que nunca había sentido lo envolvió. Ni siquiera enfrentarse al Señor Tenebroso había sido tan temible, tan aterrador. ¿Había sido un Horrocrux? ¿Un maldito Horrocrux? Querido Merlín, no podía ni pensar, se sentía literalmente aturdido. Había tenido a ese malvado mago en su cuerpo durante dieciséis años; un gran escalofrío le recorrió el cuerpo.

-¿Qué significa?- preguntó Eileen preocupada, Harry parecía a punto de sufrir un infarto. Obviamente entendían lo que era, pero ella no tenía ni idea.

-Harry recibió libros de Sirius Black, unos que habían estado en la familia Black durante generaciones. Creo que la mayoría eran libros de pociones, ¿no?- inquirió Severus, mirando fijamente a Harry, intentando sacarlo de su estupor.

-Sí-, admitió Harry automáticamente, ¿realmente habían pasado de decirle que era un Horrocrux a hablar de libros de Pociones? En realidad prefería eso, sacarlo de su mente, no quería pensar en lo que acababa de aprender. Era mejor así, por desgracia no dejaba de pensar en ello, fuera cual fuera la conversación.

-En uno de ellos había restos de una especie de misiva en la que la tinta había traspasado el pergamino que usaban y había llegado al libro. Pudimos leer la mayor parte y descifrar lo que significaba... o mejor dicho, Harry lo hizo al principio y luego yo lo descubrí-, dijo Severus a modo de explicación. Dejando de lado cómo había reaccionado ante la noticia, sin duda era así como se sentía Harry en ese momento.

-¿Qué decía?- preguntó Eileen y ¿qué tenía esto que ver con el espectro que salía de Harry?

"Al Señor Tenebroso, sé que estaré muerto mucho antes de que leas esto, pero quiero que sepas que fui yo quien descubrió tu secreto. He robado el verdadero Horrocrux y tengo la intención de destruirlo tan pronto como pueda. Me enfrento a la muerte con la esperanza de que cuando te encuentres con tu pareja vuelvas a ser mortal. Suspiró R.A.B.", dijo Severus.

-¿R.A.B.?- dijo Eileen pensativa.

-Regulus. A. Black-, dijo Harry en voz baja. El libro no decía nada sobre Horrocruxes humanos, ¿y si todavía estaba allí? ¿Y si se equivocaban y no lo habían eliminado? No, tenía que estarlo, de lo contrario los escaneos que hizo el sanador lo habrían hecho notar, seguramente. Su respiración se volvió extremadamente errática mientras intentaba evitar que el pánico se apoderara de él.

-Sólo una pregunta más... ¿qué es un Horrocrux?- preguntó Eileen con cautela, respirando profundamente preparándose para algo extremadamente maligno o malo.

-Harry, cálmate, cálmate- dijo Severus, con sus manos a cada lado de la cara de Harry, tratando de calmar al angustiado adolescente. -Tranquilo, vamos, respira, eso es, tranquilo-.

Eileen tragó retorciéndose las manos quizás su hijo tenía razón, quizás no debía saberlo. La ignorancia era una bendición, como siempre se decía.

-Toma, bebe, despacio- dijo Severus entregándole un poco de zumo de naranja ayudándole a beber, ya que las manos le temblaban ligeramente.

-¿Y si no se ha ido?- susurró Harry aterrado.

-Harry, confía en mí, se ha ido, te lo prometo- dijo Severus con firmeza. -Se ha ido- repitió tranquilizadoramente pasando el pulgar por su mejilla. La otra mano colocó la copa sobre la mesa donde yacía el desayuno de Harry, aún sin tocar.

Tragando grueso, Harry asintió con la cabeza calmándose, confiando plenamente en Severus.

-Muy bien, ¿quieres un trago calmante?- preguntó Severus.

Harry asintió con la cabeza, seguía sintiendo pánico a pesar de las seguridades de Severus.

Severus agitó su varita, invocando la poción hacia él sin hablar. La sacó de la nada, cuando silbó en el aire. Abriendo el corcho, se la pasó a Harry y éste se la bebió rápidamente. Una vez que terminó, Severus le entregó su desayuno, eran gachas de avena, sustanciosas y suaves, exactamente lo que el sanador había ordenado. Le había dado a Harry una mezcla de una bebida calmante y un calmante estomacal, de esta manera debería poder comerlo sin sentirse mal.

-Intenta comerla Harry, necesitas mantener las fuerzas, si la poción hace su trabajo podrás disfrutar de una cena en condiciones esta noche- dijo Severus, frotándole la espalda.

Harry se quedó mirando las gachas su estómago y su respiración se acomodaron realmente no quería comer con este nuevo conocimiento. Sin embargo, sabía que para mejorar tenía que comer, quería recuperarse para poder empezar a cazar el resto de los Horrocruxes, especialmente el que Regulus había robado. No podría destruir al Señor Tenebroso hasta encontrarlos o arriesgarse a que volviera una y otra vez.

-¿Prefieres que te dejemos en paz?- preguntó Severus, sin duda los Horrocruxes era lo último de lo que Harry quería hablar o escuchar ahora mismo. Lo había manejado con mucha más gracia de la que esperaba, y estaba orgulloso de Harry por ello. En su mayor parte había mantenido la compostura, el pánico no había sido demasiado intenso.

-Está bien, díselo-, dijo Harry sacudiendo la cabeza, había sabido que tendrían que decírselo a Eileen en algún momento. Era algo demasiado grande como para mantenerlo en secreto, sobre todo mientras intentaban averiguar más cosas sobre ellos. -Espera... sangre de unicornio... ¿así es como los destruimos?-.

Los labios de Severus se crisparon: -Ciertamente lo hizo para uno de ellos. Supongo que la oscuridad no pudo soportar la salubridad de la sangre- el lado positivo y Harry no había tardado en darse cuenta. Eran demasiado malvados para soportar la pureza de la sangre de unicornio entregada voluntariamente.

-¿Significa eso que se deshará de tu Marca Tenebrosa?- preguntó Harry después de tragar la fresa y las gachas. Sabía lo mucho que Severus odiaba la marca, ni siquiera quería que la viera a pesar de que sabía que estaba allí. Siempre llevaba camisas largas para mantenerla alejada, la única vez que habría tenido esa oportunidad fue cuando se habían duchado juntos; pero había estado demasiado fuera de sí como para recordarlo para su consternación.

Severus se giró para mirar a Harry, con la sorpresa escrita en su rostro, ya que la idea ni siquiera se le había pasado por la cabeza. -Debo admitir que la idea ni siquiera se me había pasado por la cabeza- respondió Severus, expresando sus pensamientos.

-Supongo que ya no importa-, suspiró Harry con tristeza, -Si mi poción explotó... todo está destruido, ¿no?-.

-En realidad pude salvar la mitad del frasco-, dijo Severus, y por eso estaba eternamente agradecido, la idea de que eliminara su marca... era más de lo que había esperado. Había intentado durante años quitarla, a pesar de que sabía que el Señor Tenebroso volvería. Se negaba a hacerse ilusiones, lo intentaría, pero hasta que no funcionara o no lo hiciera no iba a pensar en ello.

-Gracias a Merlín-, dijo Harry aliviado de sobremanera. No había ninguna posibilidad de que le dieran otro frasco de sangre de unicornio, era algo que ocurría una vez en la vida, sabía lo bendecido que era por haber recibido un poco en primer lugar. El cuerno de unicornio está bien, por lo general se tomaba de los muertos, así como su pelo, pero la sangre de unicornio dada voluntariamente era algo extremadamente difícil de conseguir. Harry había estado tentado de venderlo, de ponerlo para su maestría cuando dejara la escuela... por suerte no se había visto obligado a tomar esa decisión.

Eileen escuchaba la conversación, rezaba para que la sangre de unicornio pudiera ayudar a eliminar la marca, sabía lo mucho que su hijo detestaba llevar la vil marca de los magos. Sin embargo, ¿qué era el Horrocrux? Obviamente era algo muy maligno si no podía sobrevivir a la sangre de unicornio en él. También tenía algo que ver con el Señor Tenebroso, a juzgar por la conversación que estaba escuchando. Se frotó las sienes, sintiendo que le venía una migraña, ¿qué demonios iba a hacer?.

-Horrocruxes es un término para un objeto, cualquier objeto que alberga un trozo del alma de alguien, requiere un ritual... pero lo fundamental es que requiere un asesinato para lograr la capacidad de dividir el alma- dijo Severus, no le dijo qué requería exactamente el ritual, ni siquiera él lo había leído completo. Le había dado asco hasta la médula, a las pocas líneas había cerrado el libro.

Eileen miró a Severus sin apenas poder comprender lo que decía.

-Ahora mismo, el Señor Tenebroso es a falta de mejores términos... inmortal, y hasta que no los encontremos y destruyamos a todos... no hará más que volver para sembrar el terror en el mundo mágico- dijo Severus con voz hueca.

-¿Más de uno?-, graznó Eileen, sorprendida por la información. El estómago se le retorcía incómodamente; se sorprendió de que su café no hubiera hecho una reaparición. Ahora entendía por qué Harry había estado en ese estado, a ella le resultaba difícil, no importaba que tuviera diecisiete años. Definitivamente, Harry era más sabio que su edad, y ella se sentía asombrada por él. No era de extrañar que no quisieran revelarle esa información, ella medio quería retroceder en el tiempo antes de escucharlo y decirles que no quería saberlo.

-Más de uno-, confirmó Severus, más de lo que habían previsto en todo caso.

-¿No sabes el número exacto?- preguntó Eileen cerrando los ojos cansados.

-No lo sabemos- dijo Severus confirmando sus sospechas.

-Sev... nunca llegué a preguntar... ¿de qué hablaste con Slughorn?- preguntó Harry, usando su varita para colocar la bandeja en su mesa de trabajo. La comida fue consumida y Harry realmente la había disfrutado a pesar de la conversación. Hacía mucho tiempo que no comía algo así, normalmente tenían desayunos ingleses completos. De hecho contempló la posibilidad de pedir a los elfos que se lo hicieran, aunque fuera sólo en determinados días.

-No hablamos mucho, mañana vendrá aquí-, dijo Severus sus ojos negros se iluminaron, se había olvidado de la cita que había concertado con Slughorn. Esperaba sacarle más información, Slughorn era un coleccionista, con suerte daría la información con Harry allí, si no tenía otras cosas para persuadirlo.

-Oh-, dijo Harry parpadeando sorprendido.

-Nunca llegué a decirte Feliz Cumpleaños, Harry-, dijo Eileen, entregando su regalo después de rastrillar el gran montón que se desplomaba.

-Oh-, dijo Harry, por supuesto, ¡tenía diecisiete años! Se había perdido su cumpleaños... y sus planes también habían sido destruidos. Demasiado para tratar de seducir a Severus, y conseguir que el hombre tuviera sus perversas costumbres con él. Se recostó contra sus almohadas empezando a sentir sueño. Al abrir el regalo, encontró doce grandes diarios, todos de diferentes colores y con su nombre. Diario de Pociones de Harry Peverell. Eran más grandes que los suyos habituales y, por el olor, de cuero auténtico. -Son hermosos-, contestó Harry tocándolos con los dedos de forma reverente. Debajo de los diarios había un conjunto de diez frascos de tinta en una caja de madera de roble en la parte superior. Sacando uno a la vez, encontró dos negros, morados, rojos, verdes y azules, naranjas, lilas, amarillos y, por supuesto, marrones. La caja de roble era lo suficientemente grande para todos sus diarios, y tenía un portaobjetos que se movía hacia arriba, para poder escribir en él. En el fondo también había un espacio para sus plumas, presumiblemente.

-Gracias, Eileen, esto es maravilloso-, dijo Harry sonriendo abriendo los brazos y permitiendo que lo abrazara. Como no podía moverse, Eileen tenía que acercarse a él, lo cual no era una tarea; estaba mucho más activa desde que había mejorado. Su regalo no podía ser más oportuno; él había agotado todos los libros que tenía hasta ese momento. Las pruebas estaban por toda su mesa de trabajo, nunca tiraba nada.

-No hay problema, cariño-, dijo Eileen feliz de que Harry estuviera mejor.

-Sobre ese tema, aquí está el mío- dijo Severus entregándole el sobre.

Harry abrió el sobre con curiosidad, sus ojos se abrieron de par en par, ¡una quincena de vacaciones en el Caribe! Una sonrisa socarrona se abrió paso en su rostro; no tenía ninguna duda de por qué Severus quería llevárselo. Ahora definitivamente quería mejorar, esto iba a ser brillante. La primera oportunidad que tendría de relajarse y pasar un tiempo adecuado con Severus como su compañero y no como su aprendiz.

Severus puso los ojos en blanco, y se quedó sin aliento cuando esos ojos verdes se clavaron en los suyos. Un escalofrío lo recorrió, oh; no creía que fueran a ver mucho si el adolescente se salía con la suya. Severus no estaría en condiciones de discutir, aunque quisiera. Incluso la posibilidad de conseguir ingredientes raros para pociones palidecía en comparación con pasar tiempo a solas con Harry.

-Todos tus amigos han dejado sus regalos aquí también, están entre las tarjetas de felicitación y los regalos que la gente te envió. Todos han sido revisados, incluso los chocolates, para asegurarnos de que no han sido manipulados- dijo Severus con gravedad. Se tomaba muy en serio su seguridad, no sería la primera vez que el Señor Tenebroso enviaba algo por correo para llegar a alguien difícil de encontrar o a alguien que quería muerto. Si alguien tuviera algún sentido de la autopreservación lo comprobaría.

-Las flores han sido puestas en el salón, pero si quieres algunas aquí arriba podemos trasladarlas- dijo Eileen sumándose a la conversación.

-Está bien-, dijo Harry negando con la cabeza, aunque era agradable que la gente pensara en él, no tenía ningún interés en las flores, y menos en su habitación.

-Está bien, cariño- dijo Eileen dándole la razón.

Eileen le entregó el regalo de Viktor y Lukas, al abrirlo se quedó boquiabierto. Las mejores túnicas de batalla azules que había visto yacían cubiertas de papel verde. Las zonas más vulnerables estaban cubiertas de piel de dragón, protegiendo al portador de la mayoría de los hechizos que llegaban a sus "puntos débiles".

-¡Dios mío, son preciosas!-, dijo Eileen asombrada. Debían de costar mucho dinero, pero conociendo a Viktor como lo conocía, sabía que tenía más de lo que podría gastar en su larga vida. No sólo su padre era rico por derecho propio, Viktor también lo era, ya que llevaba años jugando al Quidditch.

-Lo son-, dijo Severus de acuerdo. Harry tenía algunos amigos leales, aunque sabía que Krum y Harry habían sido más que amigos. Era algo que tenía que aceptar, no es que pudiera hacer nada al respecto.

Al abrir la otra caja adicional, encontró un par de botas de piel de dragón azul, obviamente teñidas ya que no había dragones azules, por supuesto. Harry se sintió abrumado por su generosidad, no podía esperar a verlas, y las había extrañado más que nada en el mundo. Eran de su talla como era de esperar, a Viktor le encantaba regalarle ropa y cosas, más que nada porque le había confesado que no tenía nada que le gustara. Acababa de conseguir lo mismo que Nick, ya que iban de compras con él y compraban la suya junto con la de Nicks al mismo tiempo.

-¿Quieres que lo coloque en tu armario?- inquirió Severus.

-Sí, por favor- dijo Harry entregándoselo, los zapatos también que fueron a parar al suelo en la puerta del armario.

-Esto es de Luna y Neville- dijo Eileen, entregándole otro gran paquete.

Harry rasgó el paquete, y desenterró el estuche negro, y lo abrió con curiosidad. Jadeando, se descubrieron cinco dagas, con joyas incrustadas y pequeñas bolsas sobre ellas. Al coger la nota, sus ojos se abrieron de par en par, eran antiguas dagas arrojadizas, imbuidas de veneno de basilisco con más de mil años de antigüedad. Apenas podía creerlo; esto tenía que ser lo más antiguo que había visto... al menos en estas partes del mundo mágico. Recoger uno, manejarlo con delicadeza, ¡después de todo un corte podría matarlo! Estaban impregnadas de veneno de basilisco, ¡eran más antiguas que Hogwarts!

-Creo que te serán útiles en tu búsqueda, sea cual sea, y buena suerte-, dijo Harry, leyendo la letra de la nota. No cabía duda de que Luna había escrito esto, ella era la que siempre hablaba con acertijos. Debía saber lo que estaban tramando, o tenía la sensación de que era importante.

-¿Se lo has dicho?- preguntó Severus confundido.

-No-, dijo Harry negando con la cabeza.

-¿Entonces cómo lo sabe ella?- preguntó Severus con cautela, y entonces lo golpeó como una tonelada de ladrillos. -¿Es una vidente?-.

-Cada año es más fuerte-, dijo Harry, -Sólo Neville y yo lo sabemos, y bueno ahora ustedes dos también. A veces sólo recibe sensaciones, de cosas que podrían ser importantes-.

Severus sacudió la cabeza en silencio, maravillado.

-Esto es de Fleur y Gary- dijo Eileen entregando otro regalo más.

Harry lo abrió con curiosidad, debía ser alguna joya, al abrir la caja soltó una sonora carcajada de diversión. Era un colgante, un amuleto de protección contra explosiones de pociones, maleficios, maldiciones y gafes. El diseño era intrigante, era obvio que lo había mandado hacer especialmente. Una varita envuelta en una serpiente, de cuya cola colgaba un caldero.

-Lástima que tu cumpleaños no fuera unos días antes, seguro que te habría venido bien-, dijo Severus, encontrando también diversión en el regalo.

Harry soltó una carcajada, hasta que le dolió el estómago, lo que le obligó a detenerse o a sufrir por la puntada en el costado. -Oh, maldita sea-, jadeó tratando de recuperar el control de su respiración. Aunque si hubiera conseguido el colgante... aún tendría el Horrocrux dentro de él. Se le puso sobrio el ánimo cuando se dio cuenta de eso, no era algo en lo que quisiera pensar.

Severus se limitó a asentir con gesto adusto, sin duda tenía los mismos pensamientos que Harry.

-¿Quieres abrir tus cartas?- preguntó Eileen.

-Sí, por favor-, dijo Harry mirando con los ojos muy abiertos cómo Eileen movía el montón sobre su cama, sus piernas estaban completamente cubiertas por todas ellas. Al abrir una, la encontró de Parvati Patil; al menos no era una completa desconocida. Era una simple tarjeta de felicitación, de las dos gemelas en realidad. Al final, Harry se dio cuenta de que la mayoría eran de gente del colegio que le deseaba lo mejor. Incluso recibió una de Albus Dumbledore. Dentro había un paquete de gotas de fresa. Harry sonrió un poco al oír eso, recordando su primera conversación con el anciano mago. Harry había pedido una tarta de fresa, y Dumbledore le contó que le encantaban los caramelos de limón y los limones de sorbete, que eran sus preferidos... o cualquier cosa de limón. Escribió que Hogwarts esperaría a que mejorara, que no se preocupara porque el colegio también lo felicitaba por su maestría.

Harry sacudió la cabeza al leer otra, esta era de James, había una carta entera escrita en la tarjeta. Suplicándole que se pusiera en contacto cuando pudiera, para hacerle saber cómo estaba.

-¿Todo bien?- preguntó Severus, no queriendo invadir la privacidad de Harry.

-Es James-, dijo Harry, pasando la tarjeta sin tener ninguna reserva en compartirla con Severus.

-Ah-, dijo Severus, comprendiendo la exasperación de Harry.

-Tengo una de Dumbledore-, dijo Harry, -A veces crees que le entiendes... entonces hace algo que te confunde... ¡y luego hace que te vuelva a gustar! No es justo, de verdad-.

Los labios de Severus se crisparon, -Lo sé-, respondió Severus, es lo que sentía por Dumbledore todo el tiempo. Sus emociones iban de arriba a abajo cuando se trataba de Albus también. Sabía que Albus sólo trataba de hacer lo mejor, pero la mejor manera no siempre era la correcta. Al tratar de ganar la aprobación de Nick Potter, por razones que no entendía, la profecía no era lo suficientemente buena desde su punto de vista, había alienado a casi todo Hogwarts, los Cuervos, los Hufflepuff y Slytherin que no tenían ya una buena opinión de él. Había visto las miradas en sus caras ese año, él mismo se había escandalizado. Sin embargo, cuando se había controlado, había visto que las casas no estaban contentas con el anuncio de Dumbledore (aparte de Gryffindor) y compartía la opinión de los Slytherin sobre lo injusto que era.

Lo que le hizo recordar la carta que Albus le había enviado, colocando la tarjeta de James Potter sobre la cama.

-¿Qué crees que debo hacer?- preguntó Harry evidentemente conflictuado ya que normalmente se ocupaba de esa parte de su vida solo.

-Haz lo que te diga tu corazón-, dijo Eileen.

-Mi corazón me dice que lo rompa por despecho-, dijo Harry sin rodeos.

Eileen se rió suavemente, -Depende totalmente de ti, Harry- dijo Eileen, no lo culparía si le prendía fuego o lo rompía. James Potter había ignorado a Harry, lo había hundido hasta dejarle sin autoestima y le culpaba de cualquier cosa que saliera mal.

-Efectivamente-, dijo Severus abriendo la carta de Albus y leyéndola. Sus ojos se abrieron de par en par, mejorando a medida que leía más abajo. Levantándose bruscamente, les dijo a ambos: -Voy a salir media hora, volveré lo antes posible, traten de no preocuparse-.

-¿A dónde vas?- gritó Harry, preocupado.

-Voy a ver a Albus, te lo contaré cuando vuelva, es vital que me vaya ahora- dijo Severus con sinceridad antes de desaparecer, tras aparecerse de la mansión. 
Harry siguió mirando el lugar, con el estómago revuelto.

-Severus sabe lo que hace, cariño- dijo Eileen, tratando de tranquilizar a ambos. -Volverá y cuando lo haga, tendrás tus respuestas-.

-Eso espero- dijo Harry, tenía diecisiete años y estaba a punto de comenzar una relación con Sev, no quería que le pasara nada. Ni ahora, ni nunca, por eso estaba tan desesperado por acabar con esta guerra.

-¿Por qué no duermes un poco? Deja que la poción siga su curso-, sugirió Eileen.

-Estoy cansado; tal vez debería descansar los ojos un rato. Despiértame cuando vuelva Severus, por favor- dijo Harry, con los ojos caídos.

-Lo haré- prometió Eileen, viendo como Harry finalmente sucumbía a la llamada del sueño que le gritaba desde hacía media hora.

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