🌊 Umi no itachi 🌊 [ShiIta]

By Daisy_in_lazy_eyes

9.2K 1.2K 658

Shisui hace un amigo inusual durante su proceso de divorcio. «¿Cómo puedes llamarte Itachi?» «¿Qué tiene d... More

🌊 [PRÓLOGO] 🌊
🐚 [1~ Caracola] 🐚
🍡 [ 2 ~ Dangos ] 🍡
🍜 [ 3 ~ Ramen ] 🍜
🧸 [ 4 ~ Cachivaches ] 🧸
🌊 [ 5 ~ Efervescencia ] 🌊
🐬 [ 6 ~ Delfines ] 🐬
💧[ 7 ~ Gotas de mar ] 💧
🍂 [ 8 ~ Muelle ] 🍂
🌷 [10 ~ Espuma ] 🌷
🌸 [ 11 ~ Estela ] 🌸
🌻 [ EPÍLOGO ] 🌻

🥀 [ 9 ~ Distancia ] 🥀

392 80 53
By Daisy_in_lazy_eyes

All I can see before me is the darkest blue

Because I slip to the depths without you

[ Interpol, The Depths ]

🥀

Algo está mal.

Si te soy sincero, todo ha estado mal desde que me abandonaste. Pero hay algo más, algo que me asusta. No puedo nombrarlo, mucho menos describirlo. Me hizo regresar a esta playa un sabiendo que solamente me toparía con un montón de rocas y arena desierta.

—¿Dónde estás? —murmuro, como si fuera a obtener respuesta.

No, maldición. Qué estúpido de mi parte. ¿En qué estaba pensando? Tú no estás aquí.

No estás esperándome, Shisui. Y, de todos modos, eso no me basta para irme. Me impulso fuera del agua, sentándome en nuestra roca favorita. Ahí donde tú te entretenías trenzando mi cabello húmedo al tiempo que me adormecías con el tatareo de esas canciones tan raras que escuchan los humanos.

Las luces de tu casa están apagadas y eso solo aumenta mi inquietud. No piensas despedirte de mí, ¿verdad?

¿Siquiera sigues ahí?

¡Jódete! Te lo voy a decir mil veces, aunque sepa muy bien que no tengo ningún derecho a culparte cuando yo también he estado evitando este lugar; perdido en arrecifes vacías, a veces en compañía de las medusas, pero casi siempre solo.

Acostumbrándome a estar sin ti.

Quiero ser optimista y pensar que el tiempo, en lugar de condenarme, me ayudará a lidiar con tu ausencia. Quizá te conviertas en una mancha difusa, un recuerdo que llega a medias cuando estoy durmiendo y que olvidaré al despertar. Un nombre que alguna vez pronuncié, o esa certeza de que alguna vez conocí a un humano, pero olvidé todo sobre él.

¿Puedes ser eso para mí, Shisui?

¿Puedo creer que lo serás?

¿Entonces por qué volví? ¿Por qué siento que voy a morir si no te veo? ¿A qué le tengo tanto miedo?

Quiero verte. Al menos para saber que estás bien.

Me recuesto sobre la superficie dura y presiono los párpados, limpiando esas molestas gotas saladas que brotan de mis ojos cada que pienso en ti.

Normalmente me perdería el sonido del oleaje, pero hoy la marea es inusualmente tranquila. Gracias a eso, me resulta fácil advertir el sonido de unos pies trastabillando en la arena, justo como lo hacías tú cada que llegabas tarde a nuestros encuentros.

—¡Mierda! ¿Cómo voy a asegurarme de que la va a leer?

El corazón se me hunde en el estómago y me incorporo de inmediato. Una figura se aproxima a la orilla de la playa con algo en la mano, luego retrocede y se acerca de nuevo. Estoy a punto de gritar tu nombre cuando él se quita las manos del rostro y la luz de la luna me permite reconocerlo.

Obito.

Sus ojos se clavan en mí, él se pone lívido. Los colores se disparan en mis aletas, así que regreso al agua y me escondo tras la roca.

—¡Espera! —chilla él, precipitándose al mar como una tortuga bebé, torpe e inexperta —. ¡Tú, ah, Itachi!

Obito apenas sabe flotar. Debería ayudarlo (sería bastante malo que se ahogara), no obstante, mantengo mi distancia.

¿Por qué sabe mi nombre? ¿Acaso tú...?

—¡No te atrevas a marcharte, atuncito! —exclama al tiempo que agita los brazos con torpeza —. ¡Shisui quería darte algo!

Obito nota el destello en mis ojos y traga saliva. Se queda quieto, observándome nadar hacia él. Forma un círculo perfecto con su boca, pero luego reacciona y regresa hasta la orilla. Yo me detengo a un metro.  La mitad de mi rostro es lo único que sobresale del agua.

—Vaya... tus... —farfulla, todavía alelado, tocándose sus orejas sin saber cómo terminar su oración —. Tienes aletas en lugar de oídos.

—¿Dónde está Shisui?

Su cara se ensombrece, sus labios son una fina línea al extenderme una botella de vidrio.

—Él me pidió que te diera esto.

La tomo y quito la tapa rápidamente. Los latidos de mi corazón me golpean el pecho, haciendo que el azul fluctúe por todo mi cuerpo y que mis manos tiemblen al desdoblar el papel. Las gotas saladas vuelven a salir. Lo que dice ahí me nubla la vista, acentúa el nudo en mi garganta y el vacío voraz que amenaza con engullirme en las profundidades.

¿Quién demonios te crees, Shisui? ¿De qué me sirven tus palabras y justificaciones? No necesito esto. Te necesito a ti, mierda. Si te vas, al menos ten la decencia de aparecer por última vez. Si realmente te perdí tan rápido, ¡entonces ven, muéstrame tu cara y despídete de mí, maldita sea! Quiero recordarte sonriéndome, mirándome con esos ojos tan cálidos. Bésame, abrázame. Húndeme en tus brazos, pero no te atrevas a decirme que desperdicié mi corazón contigo.

¿De qué me sirve tu amor si no puedo estar cerca de ti?

—Oye... Itachi...

—Dile que venga, por favor —suplico, arrugando el papel y presionándolo contra mi pecho. El agua lo deshace entre mis manos —. ¿O ya se ha ido?

Obito se muerde los labios. Él también tiene los ojos rojos.

—Shisui no tomó el avión.

—¡Entonces dile que-!

—¡Tuvo un accidente! ¡Se estrelló contra un auto mientras iba en la motocicleta y se golpeó la cabeza!—declara, mandando a callar el mar de pensamientos dentro de mi cabeza —. No está bien, él entró en estado de coma. Oh, Dios. ¿Ustedes saben lo que es eso? No despierta. No sabemos si lo hará. Dicen que pueden pasar días, o meses, ¡incluso años! ¿Pero cómo podemos saberlo? Lleva casi una semana así —él hace una pausa. Lo que dice penetra mis oídos al igual que el pico de un pez espada. Lo veo tallarse la cara frenéticamente —. Se enfadará conmigo si se entera que te dije (carajo, me correrá de su casa), pero pensé que debías saberlo porque a él de verdad le importabas... Quiero decir, le importas.

» Eres consciente de eso, ¿verdad?

Mi voz está muerta. Duele siquiera intentar hablar. Me siento mareado. ¿En qué momento la corriente me arrastró hacia aguas tormentosas?

—Quiero ir con él. Por favor—consigo murmurarle al humano frente a mí. Tu primo expande la mirada al ver mis ojos rojos —. Ayúdame a llegar con él, Obito.

—¡Estás loco! ¿Cómo voy a llevarte al hospital sin que nadie se percate de la enorme cola de pescado que tienes! ¡Y tus orejas; tus ojos están brillando! ¡Tienes dientes de tiburón!

—Nadie se dará cuenta.

Y si lo hacen, ¿qué rayos importa?

—No me tomes por...

—Por favor —insisto, maldición. Lo haré hasta el fin de los tiempos.

Sabía que algo estaba mal, Shisui.

Ojalá me hubiese equivocado.

🥀

El niño observa el océano, preguntándose si con sus lágrimas será capaz de duplicar su tamaño. Está seguro de que sí, pero el pensamiento es efímero y se esfuma tan pronto como recuerda la razón por la que está ahí.

«Mamá finalmente está descansando.»

Se talla los ojos, sus lágrimas enjugándose de nuevo y haciéndolo presa del llanto. Qué bonita forma tenía Izumi para maquillar las palabras, aunque sería mejor si simplemente hubiera dicho que su madre estaba muerta; Shisui lo iba a entender. Hacerlo sonar menos crudo no iba a atenuar el dolor.

—¿¡Y dónde demonios estás tú!? —su voz se desgarra. Patea la arena como si estuviese decidido a quebrar cada grano, luego agarra un puñado, lo avienta al mar y el viento se lo devuelve en la cara —. ¡Púdrete, púdrete, púdrete! ¡Me prometiste que nuestra familia no se rompería!

Él no grita el resto de sus reclamos, pero los piensa. Se acumulan en su mente infantil al caer sobre sus rodillas. Sus codos se hunden en la espuma de las olas y sus lágrimas se mezclan con el agua del mar.

Conozco todas las groserías que le recita a su padre en silencio. Entiendo lo furioso que está, por supuesto que sí. Lo veo todo el tiempo.

Este es un ciclo que no para de repetirse desde que estoy aquí.

(¿¡Por qué no puedo arrancarme este sentimiento de culpa!?)

El día que descubrí la infidelidad de papá, no comprendí nada. ¿Era normal que besara y abrazara a la enfermera de mi madre con tanta ternura? ¿Fue correcto que yo guardara su secreto porque él me prometió que, si lo hacía, nuestra familia volvería a ser la misma una vez que mamá superara la maldita leucemia?

«Enterarse de esto no le hará bien a su salud, Shisui.» Me había dicho él, revolviéndome los cabellos como si hablara con un recién nacido.

«¿Entonces por qué lo hiciste?» Pregunté yo. Y no era un reclamo; realmente luchaba por entenderlo.

En aquel momento no lo noté, pero su mirada estaba cargada de culpa, arrepentimiento e indecisión. Luego abrió la boca para hablar, aunque estoy seguro de que no me dijo ni la mitad de las cosas que pasaba por su mente. 

«Lidiar con todo esto no solo es difícil para tu madre. Han sido años y a veces uno necesita despejarse de los problemas, Shisui. Pero eso no significa que mis sentimientos por ella hayan cambiado. Tú no lo entiendes porque todavía eres muy joven.»

Solo estaba mintiendo (Izumi se habría dado cuenta de estar en mi lugar). Cuando mamá entró en estado crítico, él se marchó con aquella enfermera y nunca volvió a aparecerse por aquí. No regresó por más que mi tío Madara intentó convencerlo. No estuvo ni en el sepelio de su esposa, ni para hacerse cargo de sus dos hijos.

Ojalá yo hubiese podido ser fiel al niño que aquella tarde escapó a la playa para llorar. Ojalá le hubiese dicho la verdad a mi madre, y así ella no habría muerto creyendo que el hombre que juró amarla se había ido por un simple viaje de negocios. Quizá yo sería una persona diferente, Itachi (y quizá no estaría encerrado en un limbo donde no escucho nada más que voces confusas y el pitido del monitor que marca mi ritmo cardiaco).

Tras la muerte de mamá, Izumi y yo nos mudamos al departamento de mi tío en el centro de la ciudad. En realidad, daba lo mismo que quedarnos en la casa del acantilado; Madara tenía buenas intenciones, sí, pero su trabajo no le permitía hacerse cargo emocionalmente ni de Obito, ni de unos niños que recién entraban a la adolescencia.

Durante mis años de preparatoria, terminaba involucrado con todo hombre o mujer que tuviera una sonrisa bonita. Ya sea que me los topara en la escuela, en la estación o en la calle. En las fiestas o en los bares. Estaba acostumbrado a despertar entre sábanas pegajosas, rendido al calor de cuerpos por los que no sentía afecto alguno.

Y entre tantos así, conocí a Mei.

Realmente no puedo decir que todo lo que pasé a su lado fue culpa mía, Ita. Te lo dije alguna vez: ella misma era caótica. No teníamos ni un mes de habernos conocido y ya habíamos cogido sin condón. Todavía recuerdo la forma en la que encogió los hombros al decirme que estaba embarazada.

«¿Y si nos casamos?» sugirió, como cuando alguien sugiere tomar un par de cervezas un viernes por la noche.

«¿Y por qué no?», le seguí el juego. ¿Qué era lo peor que podía pasar?

Claro que luego nació Gaara e, irónicamente, yo comencé a tomar las cosas en serio.

Quise ser un buen padre para él, a pesar de que mi matrimonio era un desastre (romper y volver con la misma persona es bastante fácil cuando no hay actas ni hijos de por medio). Puse toda mi atención en eso. Ni siquiera intenté involucrarme con nadie más después de ella.

No, ¿para qué? ¿Para volver a lo mismo? ¿Para jugar a decir te amo un día y al otro amanecer (o huir) con otra persona?

"Shisui".

Honestamente, estaba harto. A esas alturas, el amor era lo último que pasaba por mi cabeza. Creí que era imposible enamorarme en serio.

Pero entonces llegaste tú y lo hiciste posible. Me encontraste, me recogiste, me salvaste. Te contemplé recostado sobre esa roca con tus aletas fluctuantes iluminadas por los rayos del crepúsculo y tus labios tiernos, mágicos.

"¿Me estás escuchando?"

Eras (eres y serás) la criatura más maravillosa que han visto mis ojos, comadreja.

"Eres un estúpido".

Hay un calor suave, tenue. Lo siento en mi mano, aunque en realidad no puedo sentirla. El niño en el mar se ha ido, los recuerdos se desvanecieron y ahora todo es oscuro. Pero eso no está mal. Es como si estuviera en mar abierto y no tuviera necesidad de abrir los ojos porque sé que tú estás sujetándome la mano, aquí, a mi lado.

"¿Tanto quieres saber por qué me aferro tanto a esta playa?"

Tu voz es un sollozo, un eco en las profundidades. Miro alrededor, pero no hay nada. Sin embargo, te sigo escuchando. La calidez abandona mi mano y cae sobre mis mejillas. Siento que los mechones de mi cabello se enroscan. Te llamo, pero evidentemente no obtengo respuesta.

"No es porque me estés obligando. Te dije desde un principio que mis sentimientos no tienen nada que ver con lo que hagas o dejes de hacer".

Eso es muy idealista, ¿no crees? Yo me enamoré de ti por lo que eras y lo que hacías. Te amé cuando me escuchabas, cuando me contabas cosas sobre el mar y por la forma en la que tus ojos brillaban cada que mordías una bolita de dango. Te amé por lo que sentía cuando estaba contigo.

En cambio, lo que yo te hice...

"Sí, tienes razón. A veces extraño a mi familia, a mí hermanito. Pero eso no es nada comparado a lo que voy a sentir cuando tú..." una pausa. Te escucho exhalar, casi siento el vaho sobre mi rostro. Camino entre la nada, extiendo los brazos. Estoy solo.

"¿Sabes por qué me dio tanto miedo saber que me enamoré de ti? Que no me correspondieras solo me asustó al principio. Incluso pensé que estaría bien si al menos te tenía como amigo. Yo quería seguirte a donde fueras y verte feliz, Shisui... Sin embargo, si te pierdo ahora... si tú mueres..."

La máquina del hospital interrumpe lo que dices con su molesto sonido. Siento un vacío en la boca del estómago. Miro alrededor, te busco entre las sombras. ¿De verdad estás aquí? ¿Estás en el hospital?

"¡Maldición! ¡No te entiendo! ¿Cómo puedes decir que me amas y quererme lejos de ti? ¿Por qué? ¿Tan superficial es el amor de los humanos?".

¡No! Jamás te querría lejos de mí, pero la vida no es justa, Itachi. Así funciona aquí. A veces tenemos que tomar decisiones que son lo opuesto a lo que deseamos.

"¿Por qué? ¿Por qué estás dormido, Shisui?"

—¡Estoy aquí! —por más que grito, mis pulmones no se sienten vacíos ni me arde la garganta... ¿Es así como se siente ser un fantasma? —. ¡Itachi, estoy aquí!

"Me aferro a esta playa porque nosotros vivimos más tiempo que los humanos". Haces un hipo, tu voz se entrecorta. Se atora en tu lengua. "Tengo casi un siglo de vida. ¡No quería enamorarme de ti porque sé que en algún momento te voy a perder y nunca podré volver a sentir lo mismo que cuando estoy contigo!"

Son tres lágrimas las que caen sobre mis mejillas. No son mías; lo sé porque esas apenas están acumulándose en el rabillo de mis ojos.

"Pero ¿qué más da? Si quieres irte, entonces despierta y vete. Si no quieres volverme a ver, entonces abre los ojos y me perderé en el océano para siempre. De todas formas, sabía que tendría que lidiar con esto tarde o temprano. Así que ya no importa. Por favor despierta".

¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué no puedo alcanzarte? ¿¡Por qué no puedo romper esta maldita distancia!?

"¿Me estás escuchando? ¡Despierta!"

Escucho tu voz, pero aquí dentro estoy perdido.

¿Por qué hice todo mal, Itachi?

🥀🥀🥀

¡Hola!

En serio lamento la tardanza. Sin embargo, no me excedí más de un mes y eso para mí ya es un logro personal :D

Tengo algunas cositas qué decir:

1) Pensé que este sería el penúltimo capítulo, pero el último me está quedando muy largo y decidí dividirlo, así que todavía habrá otro capítulo antes del último (mas un epílogo, probablemente).

2) ¿No les dije? Hice un fanart de esta cosa (:v). Si gustan verlo, está en el librito de dibujos que publiqué aquí en Wattpad (>.<)

3) ¡Muchas gracias por leer! 🖤

Continue Reading

You'll Also Like

106K 16K 35
"Sergio Pérez siempre ha sabido que no es suficiente para Max Verstappen. Desde su compromiso hasta sus actuales años de matrimonio, sabe que el Alfa...
34.4K 4.1K 14
-Cuéntame, Seokjin. ¿Por qué tus padres te trajeron conmigo? -Ellos dicen... que tengo que superarlo.
8.9K 1K 8
@LiveKzMaxii en twitter la artista de la portada.
45.5K 5.1K 20
La vida del jóven Sebastian/ Glam cambia drásticamente al conocer a una chica tan ruda y dura como un Vikingo. Don hecho por: @applepiewinry en Insta...