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By propetyOfNegan

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By propetyOfNegan


𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖚𝖓𝖔

Dedicado a: victoriaaCZz
Para q te pongas feliz bb <3

Scarlett masticó con lentitud el ultimo pedazo de carne, saboreando las especies con las que el famoso chef cocino, disfrutando lentamente mientras miraba divertida al hombre frente a ella.

No esperaba verlo en aquella situación, muchísimo menos que viniese acompañado de la esposa de James, quien intentó verse indiferente cuando Hopkins la presento como una vieja amiga, sonriendo a la vez que trataba de forma inferior y repugnante al Shelby.

Escuchó lejanamente a ambos hombres, quienes tenían un pequeño debate que no le importaba, centrándose en cómo había ido su día hasta el momento y como continuaría durante la noche.

Ya tenía en su poder los permisos del otro día, James se lo entrego todo cuando finalizo el paseo por los jardines, usando una faceta que no demostró mientras caminaban con tranquilidad, una de cazador, acariciando su mejilla, mordiendo con suavidad los belfos propios para acercarse con lentitud, hablando en susurros conste más se acercaba.

La había besado, y ella respondió el beso como muestra de agradecimiento, no lo disfruto ni tampoco gozó de como susurraba el estúpido apodo una vez separados, sentándose en una de las sillas de invitados que tenía el hombre, simulando haber quedado sorprendida y sin palabras, agradeció mentalmente que el pequeño viejo que la dejo entrar interrumpiese para avisar que todo estaba listo, los platos en la mesa y la cena caliente.

Sabía que quería follar con ella después de entregarle los permisos, era notorio, se apreció más cuando toda su personalidad cambio, o como dejaba una mano en la espalda de Scarlett, sin querer dejar de tocarla de una forma u otra.

Entraron al gran comedor con un James satisfecho, señalando cuan grande era la habitación, las sillas elegantes y la mesa alargada, preparado para engatusarla durante la velada. Todos sus planes se arruinaron cuando dos puestos ya estaban ocupados por su esposa y un hombre que no conocía, incomodándose por la presencia de ambos.

Él podía engañar consecutivas veces a su esposa, que ella supiese de sus amantes, pero no disfrutaba de sentir la mirada apenada de May sobre él cuando susurraba cosas indebidas o tocaba de forma erótica a otra mujer.

No podía con esa culpa.

-por lo que veo, Thomas, sabes demasiado sobre política, ¿a qué te dedicas?- cada vez que se dirigía a él era de forma despectiva y superior, ahora parecía levemente interesado.

-oh, hago cosas malas, jodidamente malas- susurro bebiendo del whisky en el pequeño vaso, desvió la mirada para sorprenderse de que Scar estuviese mirándolo a él y no al estúpido sir.

-en ese caso, me veo muchísimo más interesada en usted, señor Shelby- con la servilleta de seda limpio cualquier resto de comida, logrando que el gitano se fijase en su acción de forma inmediata.

No hablaron mucho, pareciendo verdaderos desconocidos, sin embargo, las miradas no podían simular desconocerse, chocando el dulce chocolate de Scar con el hipnotizante azul de Thomas, ambos intercambiando palabras y sentimientos con solo mirarse.

Lo que coloco celoso a Hopkins, quien no era el centro de atención de la judía, a pesar de que respetase a May al no coquetear frente a ella, no le gustaba no tener la atención de su presa, lo descolocaba y dejaba aparentemente indefenso al no saber cómo retomar el poder de la conversación, incluso cuando él está hablando de algo en lo que de verdad se luce.

-puede llamarme Thomas, Scarlett- rozó de forma suave el borde del vaso con sus labios, sonando exquisito en los oídos femeninos.

May hizo una mueca al otro lado de la mesa, sabiendo que nuevamente sería aplazada por otra mujer mucho más bonita que ella, una parte oscura dentro de Carlton deseaba verdaderamente que esta vez ella pudiese tener una aventura con un hombre interesante y coqueto, a tal punto no le importaba lo que James le dijese una vez acostados en la misma cama.

-bien, me tengo que ir, James- el mencionado negó simulando preocupación por la hora- antes de que sea más tarde, es una hora para llegar al centro de Londres, media hora más en llegar a casa.

-esperaba que pudieses quedarte a dormir, hablar de anécdotas del pasado en la sala, de hecho, lo habíamos conversado antes- se levantó golpeando dos veces la madera fuerte de la mesa, de inmediato sirvientes llegaron a buscar los platos sucios- espero no sea un problema para ti el pasar la noche aquí.

-oh...- inevitablemente miro al Shelby, pensando en que no quería pasar la noche sola, menos en aquella casa, podría retirarse con los permisos en su poder y no dar vuelta atrás, pero claro, no tenía quien la llevase devuelta a Londres.

Y una parte de ella sabía que Hopkins no la dejaría ir tan fácil, aquella fue su intención, el queda atrapada con él, pero la presencia de Tommy y May dificultaban el plan de huida que planeó horas antes.

-mañana podría acercarla a la estación de trenes más cercana, si es lo que desea, por la hora también me quedaré a dormir- hablo Thomas, asintiendo con lentitud a la pregunta no formulada.

-pero no creo poder quedarme a hablar, después del paseo quede exhausta, espero no incomodar a May con mi presencia, no me gustaría ser una molestia-la mujer experta en caballos negó suavemente, sintiendo la mirada de advertencia de su esposo sobre ella.

-no lo eres, Scarlett, no te preocupes por ello- dejo de ver a la judía para buscar a una de sus sirvientas- Lauren, ya que todos hemos terminado de comer, ¿podrías enseñarle al señor Shelby y a la señorita Scarlett donde dormirán? James y yo vamos a hablar en privado.

-sí, señorita May, por favor, acompáñenme- los dos nombrados se levantaron, siguiendo a la mujer con uniforme.

Agradecieron la comida de forma amable, regalando sonrisas y palabras de buenas noches, saliendo del comedor extravagante para dar con la poca luminosidad de los pasillos largos, con pinturas en las paredes cada ciertos pasos.

Lauren no sabía cómo rellenar el silencio que se formó mientras caminaban hacia el segundo piso, jugando con sus dedos sin dejar de avanzar con velocidad constante y nerviosa.

Thomas suspiro pensando en cómo escabullirse hasta la habitación que le asignarían a ella, recordando cuadros y muebles para llegar con facilidad. Ambos alejados simulando incomodidad.

-he aquí su habitación, señorita- Lauren señalo la puerta blanca mientras daba media vuelta, sonriendo por costumbre- si necesita de cualquier cosa tendrá una pequeña campana con la que podrá llamar a una de las sirvientas que se encuentren cerca, no importa la hora que sea, simplemente hágala sonar y vendrán de inmediato.

Alzo ambas cejas, asombrada de cómo lo decía de forma casi robótica.

-no tengo con qué dormir- tomo la perilla reluciente girándola para sentir el abrazador aroma a lavanda, detallando con rapidez la habitación.

-el señor Hopkins se encargó de eso, tiene prendas en la esquina de la cama para que pueda cambiarse y dormir a gusto, ¿alguna otra duda?

Se giró a ver a Tommy, quien esperaba tranquilo.

-buenas noches, Thomas, espero mañana poder hablar más con usted- asintió luciendo reservado delante de la sirvienta, sin querer que los viese interactuar más de lo necesario- y gracias, Lauren, si necesito de algo lo avisaré.

-de nada, señorita. Por favor, Señor Shelby, continuemos- la mujer avanzo, con el presentimiento de que el Shelby la seguía.

-¿vendrás?

-¿qué te hace pensar que no lo haré?

Cerró la puerta para fijarse en los detalles ostentosos de la habitación que le asignaron.

Muebles de madera pintados de color café suave, dos pequeños sillones de igual color y cortinas crema. Se acercó con cautela hasta llegar a la enorme cama, sentándose para sentir de inmediato molestia.

Era demasiado, los detalles de oro en algunas figuras, el comedor gigante con decoraciones de cristal delicadas, cubiertos de plata que pesaban un poco y los automóviles de último modelo en la entrada. Se sentía abutagada de tanta riqueza y demostración de esta.

Saco del bolsillo interior del abrigo los permisos, dando un repaso rápido por todos, riéndose bajito cuando se dio cuenta que James ni siquiera había leído el propietario de los papeles, el permiso de Tommy, sobre la venta de ginebra, pasaba desapercibido entre las licencias que decían su nombre y el de Alfie.

Aprovecho de leerlos, queriendo distraerse de aquella inquietud, además, leer los permisos cuando llegaban a sus manos se volvió una costumbre que esperaba nunca perder.

-se le concede al señor Alfred Solomons y a la señorita Scarlett Solomons vender y distribuir...- murmuró.

A los pocos minutos termino de asegurarse de que todos estuvieran en orden, sin ninguna restricción estúpida por parte del ministerio, guardándolos en el abrigo mientras se deshacía de los anillos en sus dedos, dejándolos sobre el velador.

Estiro los brazos comenzando a desvestirse, viendo de reojo el pijama durazno suave, ni siquiera se había dignado a desdoblarlo para detallar como era o la textura de la tela, le repugnaba la idea de que James ya tenía todo planeado, con la alternativa de que la habría obligado a tener algo si es que se hubiese negado desde el principio.

Desordeno su cabello, suspirando pensante, deseaba con todas sus fuerzas que, si alguien tocaba su puerta, fuese Tommy.

Sin aguantar la espera, prendió un cigarrillo. Paseando por la habitación, viéndose unos segundos en el espejo de cuerpo completo, apreciando por segundos largos su físico, usó uno de los ceniceros de cristal para depositar las cenizas, aprovechando de acariciar su torso y sentirse genuinamente hermosa.

Dos golpes en su puerta incrementaron los nervios, mordiendo su labio antes de dejar el cigarro y abrir la puerta al desconocido, subiendo con lentitud desde el pantalón de tela, los tirantes azules con una camiseta suelta y finalmente los cálidos ojos contrarios.

-hola, cariño- susurró con voz grave, sonrió dejándolo entrar.

En seguida se tranquilizó, aunque estuviese frustrada por sus ideales, era muchísima mejor compañía que el sir, agregando el hecho de que no entrarían en silencios incomodos donde no sabría como continuar sin fingir una historia o hacer preguntas aburridas.

Cerró la puerta con delicadeza, sin querer que se escuchase nada, sintiendo rápidamente las manos de Tommy ir desde su cintura hasta parar en la nuca, donde hizo que se diera la vuelta para besarla de forma sorpresiva e intensa.

La apegó a la puerta mientas separaba sus piernas con la rodilla, dando un acercamiento íntimo en cuestión de segundo, logró que se estremeciese solo por aquella acción. Moviendo con fluidez los labios, las manos masculinas sin dejar que se moviese mientras dominaba la situación.

Jadeo cuando se separaron, dejándose llevar por el Shelby, quien comenzaba a jugar con el borde del escote del pijama parecido a un vestido.

-Cálmate- susurró riendo, viendo los ojos celestes juguetones.

Aunque claro, aquel color podía demostrar algo positivo y tierno, pero si sus cejas y mandíbula no acompañaban el gesto, podía ver cuan enojado o tenso se encontraba.

Cosa que demostró cuando se fijó en el resto de su rostro.

-¿qué sucede?- negó queriendo acercarse nuevamente, en silencio absoluto- Tommy- la palma izquierda envolvió su cuello y la obligo a acercarse a él, volvió a besarlo por instinto.

Subió las manos por el pecho del Shelby, sintiendo la suavidad de la piel contraria a pesar de la delgada tela que lo cubría, el corazón contrario latía con rapidez.

-Sir Hopkins me amenazó- soltó la información con falsa gracia, moviendo las cejas en afirmación, recordando los minutos anteriores donde el hombre se creyó con el poder de reclamarle algo- me dijo que tú eres suya, que no tenía oportunidad contigo, que te había visto primero y el monologo más aburrido que podrías escuchar. No sabe con quién mierda está hablando, ¿no, cariño?

Voz grave y enojada, respirando aceleradamente después del beso y mirando fijamente a Scarlett, quien soltó una risa incrédula.

-¿y qué le dijiste?

-que era un bastardo infiel- acaricio la mandíbula femenina con delicadeza- de hecho, venía a conversar mientras él está follando con May, pero mientras buscaba tu habitación me pregunte que le hizo pensar que tú le pertenecías. ¿Le ofreciste acostarte con él a cambio de los permisos?

-no soy una puta- respondió con calma, pudo haber coqueteando con él, pero fue simplemente por diversión, además de no fue honesta con las oraciones de flirteo- ¿tú qué haces aquí con May?

-negocios- le quitó importancia al asunto, alejándose para sentarse en uno de los sillones, dando un vistazo rápido por si había algo de beber.

-¿venías a acostarte con ella?- negó en un movimiento fluido.

-¿hubieses aceptado follar con él?- imitó la repuesta que él le dio.

Se dio el tiempo de verla pasear por la habitación en busca de los cigarros y algo que abrigase mejor su cuerpo. Detallo con especial cautela como la tela se amoldaba a los atributos de Scarlett, notando cuan coqueta se veía por la combinación de color entre su piel y el durazno del pijama, su cabello ahora desordenado y los labios con un labial rojo suave.

-estuve pensando, que subas los sueldos a ocho chelines a cada fábrica que está en huelga, con el permiso de Ginebra iríamos buscando trabajadores que reciban los miseros cuatro chelines de ahora. Como será un licor que estará asociado a mí, conseguiría fama con rapidez, cubriríamos los gastos que tanto miedo te da perder y en cuestión de un año y medio tendrías el triple de lo que ganas actualmente- tomó el cigarro consumiéndose para acercarse a él y quedarse en el espacio que dejo entre las piernas.

-¿me estas ordenando hacerlo?- pregunto un poco más relajado por la respuesta relacionada con Hopkins, sin embargo, lo que decía no era un tema que le gustase tratar ahora.

-es una solución a la pelea del otro día, no creas que me he olvidado solo por un beso- puntualizó dejando la colilla del cigarro entre los labios carnosos, acariciándolos durante el proceso, bajo la mirada calculadora que ahora tenía el Shelby.

-la otra vez dijiste que debía de compartir mis riquezas porque había vivido la misma situación que ellos, el pasar hambre y trabajar por un salario de mierda- tensó la mandíbula, no daría su brazo a torcer con facilidad- que fuese atento con aquellos que lo merecían, pero no se me caracteriza por ser alguien amable y solidario, modesto.

-no te estoy obligando a hacerlo, pero piensa en que hay personas a las que no les alcanza para comer- recalcó el punto que más le molesto de aquel día, la frialdad con la que trataba a sus trabajadores

-mala gestión del dinero de su parte.

Puso los ojos en blanco mientras prendía el fosforo, acercándolo a Thomas, quien se relajó ante su silencio. La nicotina fue recibida con gusto, con la normalidad a la que estaba acostumbrado, dio una larga calada viendo como la mujer se alejaba y se sentaba con las piernas cruzadas.

Ella no quería ceder ante la respuesta llena de soberbia, con la voz seria y rechazando cualquier alternativa que le entregase.

-a finales del próximo año con una libra y dos chelines, se sentirán afortunados y no estarían endeudándose tanto contigo, entrar a Small Heath significa quedarse atrapado allí, con favores que deben cumplir y familias temerosas- Tommy lo sintió como un ataque a su persona, alejando el cigarro de los labios para comenzar a jugar con él, pensando una respuesta para dejar el tema cerrado- es justo después de tantos años con el mismo sueldo.

-si me centro en cada maldita familia en Birmingham que esta endeudada, no pararía de hablar por una hora, ellos no saben usar bien sus cartas- sonrió ladeando la cabeza- he logrado todo lo que tengo pensando primero en mi familia y en mí, no en otras personas que intentan aprovecharse de nosotros.

Apoyo los codos en las rodillas, viendo fijamente a la Solomons, con el pensamiento de que podría distraerla fácilmente si es que la provocaba, ambos disfrutarían del momento y sin duda no se hablaría más al respecto.

Que imbécil de parte del dios del inframundo.

-estabas de acuerdo conmigo, de que lo más importante y en lo que se debe pensar siempre es en la familia, ¿qué te hizo cambiar de opinión?

-Tyler y su hermanita- soltó directamente- cualquier hombre que va al Garrinson para hablar contigo y pedirte piedad, las primas de Esme que ni siquiera han disfrutado de las fiestas que Arthur hace, cualquier persona que no pertenece a Small Heath y no tiene la valentía de mirarme.

Cruzó los brazos mientras se recostaba un poco en el sillón, moviendo los dígitos para jugar con el humo del cigarrillo, notando como ella se centró en sus movimientos explícitos.

-no puedo culpar a la gente por tener respeto, no los obligue a eso.

-miedo y respeto son dos cosas diferentes, esas personas no me tienen respeto, tienen miedo de mí y de lo que tu puedas llegar a hacer si no actúan de la forma que quieres- alzó ambas cejas dándole la razón- no es la vida que quiero tener, no me gusta ver como tienen tanto temor de mí que responden en monosílabos. No quiero seguir así.

-¿y qué mierda quieres?- sus ojos fríos mirándola, esperando una respuesta rápida.

Realmente quería saber qué tipo de vida quería, guiar sus intereses y planes hacia un futuro juntos donde no se sintiese desesperada como demostró en su última oración, ansiaba saberlo para ahuyentar la nube de oscuridad que lo envolvía con familiaridad.

Lástima que la pregunta salió con demasiada hostilidad, incomodando a Scar, quien suspiro intentando no responder de forma impulsiva, dio segundos de calma para volver al tema principal.

-esto es muy sencillo de solucionar, estoy intentando ayudar para que no haya una revolución en tu propia ciudad, ¿Por qué no lo aceptas simplemente?

Había una vocecita en su cabeza que le reclamaba que Scarlett tenía razón, qué recibían muy poco por un sueldo extremadamente bajo que él impuso hace dos o tres años atrás, simplemente debía de admitir que tenía razón y subir los malditos salarios, pero el hecho de que se lo haya dicho, con voz dominante y mirada desafiante, fue lo que hizo que se negase en seguida.

-porque no es un tema que sea de gran relevancia, especialmente si todo comenzó por una queja de la maldita Jessie Eden, los sueldos se subirán cuando yo lo diga, no porque ella mando una carta que logró conmoverte- no le gustó como hablaba, denotando arrogancia y orgullo.

-cuidado con la forma en la que te expresas- advirtió con voz tranquila, viendo como los músculos de su brazo se tensaban y lograban distraerla por unos segundos- ¿y quieres que me quede callada mientras veo a hombres llorando por miedo a ti? ¿Qué este en silencio mientras veo como prometes liberarlos de deudas cuando hagan algo violento en tu nombre?- mencionó implícitamente al chico Castle, recordando las emociones que tuvo cuando Arthur le explico quién era y qué haría.

Estuvo en desacuerdo desde el comienzo, pero no por el castigo impuesto por Tommy, sino porque Tyler no se veía como el típico hombre que trabaja para los Shelby, era alguien tranquilo y esporádico, percibió que estaba ahí por obligación apenas entabló una conversación con él.

-están desesperados, conseguimos lealtad y hombres, obedecerán a quien les dé el sueldo.

-si el sueldo es insuficiente y los tratas como objetos, obedecerán a cualquier hombre que les dé el doble o el triple.

-no llegaran muy lejos si lo hacen- voz llena de advertencia y seriedad, sintiendo tensión conste más insistía la Solomons, viéndola retarlo con la mirada.

-claro, los amenazarás y tendrán miedo. Una multitud que tiene miedo se ira contra ti antes de que puedas anticiparlo, no los podrás controlar si es que sucede.

Mordió su labio inferior, sintiendo el pecho arder entre más lo desafiaba, descontrolándose con la idea de una Scarlett dominante, más por le hecho de que le estaba ordenando hacer algo, creyéndose con el poder de persuadirlo si fuese necesario. Quería llegar a ese punto, al momento donde ella bufaba, caminaba hasta él y se sentaba en sus muslos, comenzando a besarlo para dejarlo vulnerable.

-lo dejaré en cinco chelines- respondió apagando el cigarro, acariciando distraídamente la rodilla propia.

Scar soltó una queja audible, con los ojos en blanco y adentrando los dedos a su cabello, queriendo relajarse ante la testarudez del contrario.

Había hecho los cálculos, sacó cuentas y una estimación, probabilidades dentro de los dos próximos años, y le frustraba que no hiciese algo tan fácil como generar una confianza resistente, tal cual ella hizo en Londres, Southam y los pequeños pueblos alrededor de la capital.

-un maldito chelín, subiste un misero chelín- se tensó cuando alguien golpeo la puerta, tres golpes suaves que lograron ponerla ansiosa.

Sabía que era James, tenía que ser él.

-Scarlett, ¿podemos hablar un momento?- su reputación le impedía entrar directamente, porque si no lo hubiese hecho desde el comienzo.

-en seguida- habló con fuerza, logrando que el Shelby suspirara fuerte.

Entendió su plan cuando la mano derecha del hombre comenzó a descender desde el cuello hasta parar en el botón del pantalón, el cual desabrocho con normalidad.

La tensión entre ellos incremento cuando Tommy sonrió tentativo.

-¿irás con él?- en su mente escenarios eróticos se produjeron.

Thomas Shelby enojado era algo que le gustaba, sus facciones endurecidas y la forma aparentemente desinteresada con la que respondía. No pudo evitar imaginárselo siendo brusco, maldiciendo al aire y diciendo cosas que harían sonrojar hasta la mujer más fría del mundo.

Dudó, y eso hizo que Hades sonriera, Persephone siempre caería ante él, era natural.

-sí, quizás vaya a su oficina y vaya a hablar de "negocios"- repitió con burla antes de ir hacia la puerta y abrirla sin mirar al Shelby, sabiendo que lo dejo indefenso ante su retirada repentina.

-perdón por la hora, creo que se me olvido mencionar algo acerca de los papeles que te entregue, ¿podríamos discutirlo en mi oficina?- el hombre con rizos rubios pregunto con amabilidad, sus ojos claros demostraban sinceridad.

Y aunque ella hubiese leído dos veces cada permiso, acepto, diciendo que iría a buscar sus botas, al estar descalza sintió la frialdad de las losas por lo que Hopkins asintió diciendo que la esperaría.

-para querer follar conmigo, es bastante cortes al no entrar en la habitación, ¿no, Tommy?- se acercó nuevamente a él, alzando su rostro por la mandíbula, aún estaba tenso.

Subió una de las manos por los fornidos hombros, acercando los dientes hasta el labio inferior contrario, el cual atrapo con coqueteo, sus respiraciones se mezclaron y el gitano jadeo alzando la cadera, podía imaginarse besando a Scarlett mientras la recostaba en la gran cama.

-espero reflexiones sobre tu empresa- susurró antes de marcharse, sin ningún resentimiento al dejarlo solo.

Shelby observo la puerta cerrándose, escuchando cada vez más lejana la voz de su diosa, quedando en soledad que no esperaba tener ahora. Y tuvo un presentimiento mientras observaba la ropa perfectamente doblada.

Ella no se acostaría con Hopkins, simplemente lo decía para enojarlo, para causarle celos. Sonrió sabiendo que respuesta podía darle ante su recién acción de dejarlo en medio de una discusión.

Disfrutaría demasiado de su viaje hasta la estación de trenes.

...

-pero... ah, sí, ya sé en qué estación estás- Ollie hablaba con nerviosismo, cosa que en un principio le desconcertó, más sabiendo el hecho de que se supone ya estaban bien- ¿tomarás el tren de las 10 o el que sale media hora después?- pensó unos segundos con el teléfono cerca del oído, viendo de reojo a personas caminar apresuradas y otras leyendo el periódico, sin importarles el mundo a fuera de esas páginas.

-el de las 10, Ollie, si va Harry o tu estaría bien, tengo que hablar urgentemente con Alfie- el chico hizo un sonido de afirmación- me bajare en King's Croos, no te olvides.

-anotado, nos vemos, Scarlett- se despidió aceleradamente, sin dejarla hablar más de lo necesario.

Le restó importancia, quizás también podía ser porque Alfie mando el paquete y el chico no sabe mentirle, hablando poco y tartamudeando algunas veces.

-¡veinte minutos para que salga el tren destino a Londres!

La estación era similar a las otras donde ha estado, espacios gigantes con una inclinación a los matices rojos, personas gritando distintas cosas y otros viendo el reloj que había en la caseta central, donde ella ya se había asegurado de comprar el respectivo ticket.

Busco la salida para caminar hasta ella, sonriendo mientras recordaba la noche anterior y los momentos de despedida después del desayuno.

Insultó a James cuando explícitamente le dijo que quería un pago real por su esfuerzo, dándole una cachetada que volteo su rostro e hizo que se quedase durante varios segundos callado, sin saber qué hacer ante el rechazo, no estaba acostumbrado a que lo hicieran con tan poco disimulo.

Confesó que siguió el beso por consuelo, arrepintiéndose de haber respondido algunos coqueteos cuando se dio cuenta que estaba su esposa en el pequeño palacio, sintiéndose un asco por siquiera aceptar su invitación.

Antes de irse, volvió a encararlo, solo que delante de May, cosa que ahora se arrepentía de haber hecho. Pensaba firmemente que Carlton no merecía aquel trato, y que ella lo restregara en su cara fue peor.

-¿dirás algo o te quedarás callado?- dijo viendo como Shelby se despedía de la mujer con un abrazo.

-quisiera volver a disculparme por lo de ayer, fue una equivocación. Me gustaría que fuese algo privado- apretaba las manos en puños queriendo controlarse, cerrando la boca cuando May se acercó con una pequeña sonrisa.

Actuó por enojo.

-si no respetas a tu esposa en cosa tuya, pero yo no seré una de tus amantes solo porque me hiciste un favor, favor que te pedí explícitamente que no hicieras porque son cosas que no te incumben, porque podía perjudicar tu reputación- había recalcado cada palabra, sabiendo que era verdad- ahora te veo y no eres el hombre que alguna vez conocí, Hopkins, siendo un imbécil infiel que no puede evitar pensar siempre en su miembro, me repugnas.

-lamento muchísimo lo de ayer, de verdad.

-deberías demostrarlo más.

Después le entregó ánimos a la mujer, mirándola apenada, deseándole buena suerte para que ganase el Derby, diciendo de forma amable que algún día podrían volver a hablar para conocerse mejor, sin la presencia de terceros. Otro punto que le dolió al sir, saber que su esposa se relacionaría con una de las pocas mujeres que lo han rechazado.

Respiro aire fresco cuando salió del edificio moderno, con el corazón acelerado, sabiendo aun sin divisarlo que Tommy la miraba con un cigarro entre sus labios. Viéndose malditamente bien.

Jugó con ella durante toda la maldita mañana, desde el desayuno donde no dejo de actuar coqueto, observándola fijamente, con comentarios que la hicieron sonrojar y juntar sus muslos con fuerza, sabiendo que muchas de las cosas que decía tenían un doble sentido. Respondió a la mayoría de las propuestas, por lo que cuando se subieron al auto. La tensión era tan palpable que ni siquiera pudo llevar una conversación fluida sin pensar en las facciones ajenas de forma erótica, maldiciendo bajo y sus músculos tensándose sobre ella.

Dio pasos largos hasta el gitano, encontrándose rápidamente con su mirada tranquila, traviesa al momento de colisionar. Apoyado en el vehículo, escondiendo una mano en el pantalón y la otra con un cigarrillo prendido.

Tal y como lo supuso.

-en 20 minutos más sale el tren, ¿te irás a hablar sobre caballos o a Birmingham?- pregunta con trampa, especialmente después del abrazo largo que le dio a Carlton.

Se quedó callado, acercando el cigarro para disfrutar del tabaco, aclarando la garganta para soltar con burla.

-no sabía que eras celosa, Scarlett- soltó una suave risita, asintiendo con ironía.

-Por supuesto que lo soy, excesivamente, ni siquiera deberías hablar con Esme o cualquier mujer que te se acerque.- desistió de hablar al escuchar los dos chillidos de la maquinaria.

Quiso despedirse con diversión, acercándose los pasos necesarios para acorralarlo contra el auto.

Las palmas paseando por el torso fuerte, sintiendo la textura suave del chaleco, el frío de la cadena del reloj deslizándose por sus dedos, llegando hasta el cuello masculino para acercarlo de forma lenta.

Sus respiraciones combinadas de forma pausada, caricias en la nuca del hombre y coqueteo en cada acción que ejecutaba.

Shelby ya estaba a la espera del beso, sin inmutarse de su posición inicial, entreabriendo los labios para esperar el movimiento suave y fluido, ojos cerrados con el tacto ajeno estimulándolo. Scar rozó con lentitud su boca, sonriendo antes de decir con voz baja.

-Nos vemos después, ¿Chaplin en cinco días?- maldijo mentalmente, con la ausencia del cuerpo y un rápido beso en la mejilla.

-en cinco días- al abrir los ojos Scarlett ya estaba a metros de él, sin escuchar la respuesta que le dio.

Observó por unos segundos el humo del objeto en la mano derecha, pensativo.

Disfrutó de la última calada para después lanzar el cigarro a cualquier lado, siguiendo a la mujer que parecía desaparecer con rapidez de su visión.

El edificio al que entró olía a carbón y café, mezcla que le desconcertó, siguiendo a Solomons con total naturalidad.

Al verla entrar a un vagón, se acercó a una joven que sabía que trabajaba en la estación de Birmingham, cabello castaño y cuerpo pequeño.

-no quiero que nadie se atreva a entrar al jodido vagón, ¿bien?- la menor al ver que se dirigía a ella, asintió asustada.

Subió los dos escalones para llegar caminar hasta el compartimiento correcto, quitándose el abrigo pesado y el gorro.

-¿se te olvidó algo?- preguntó Solomons al verlo, lanzó las prendas al asiento disponible, bajando la cortina y cerrando la puerta corrediza.

Negó en un movimiento fluido, acercándose para besarla de forma salvaje, necesitada. Apegándola a la pared del pequeño compartimiento, con una mano en la cadera y la otra en el cuello, queriendo tenerla lo más cerca posible, para que sintiese la erección que en sus pantalones comenzó a crecer después del tonto e inocente tacto que hizo sobre su muslo hasta la entrepierna.

Lo hizo durante el viaje y sin parar de mirar su perfil, había apretado los dientes, respirando calmado para no desviarse del camino.

No podría aguantar tanto tiempo sin verla, además lo que hizo recién lo había dejado deseoso, malditamente desesperado por más.

-¿quieres follar ahora o esperar a Chaplin?- pregunto con voz grave, con el toque erótico que su voz mantenían.

No le dejo responder de inmediato, volviendo a besarla pero esta vez siendo húmedo con la lengua, gruñendo al sentir como los dedos de Scar se adentraban al cabello corto, generando electricidad en el abdomen bajo.

La alejo de la pared para sentarla sobre la pequeña mesa, acomodándose entre las piernas femeninas con costumbre, sintiéndola jadear cuando se alejaron.

Azul contra café, él con la mirada segura, llena de deseo y desesperación, ella ahogándose lentamente en el placer.

-no tenemos mucho tiempo- soltó una risita ansiosa.

Que obsceno se escuchaba, la voz masculina derrochando sensualidad contra su boca, haciendo la pregunta que logró sonrojarla con rapidez, aceptando la idea porque la adrenalina de ser pillados superó lo racional.

Pensó que por el poco tiempo que había, el Shelby se alejaría y procedería a quitarse la ropa cada uno, su idea estaba errada, porque Tommy comenzó a desnudarse sin dejar de besarla de forma errática.

Mordiendo el labio inferior femenino, escuchando el gemido débil de parte de Scarlett, con las piernas manteniendo sus entrepiernas en un roce constante.

Se alejó un paso para desabotonar con rapidez los botones de la camisa, dejando que Solomons se quitase el pantalón suave y la ropa interior, seguido de la blusa crema, aprecio cercanamente como la piel se estremecía por el frío.

Thomas no dudo en acercar la mano derecha a la feminidad, comenzando a estimularla con rapidez, atacando el clítoris y deslizándose por los pliegues que de a poco comenzaban a humedecerse. Sus dedos ásperos disfrutaron del roce, viendo a Scar apoyar las manos en la madera y dejar su cuello expuesto.

No dudo dos segundos en atacarlo con besos y lamidas, siguiendo la calidez de las piernas ajenas envolver su cadera, quedando cerca.

-¿segura que quieres hacerlo en un jodido tren?- preguntó con burla en la oreja contraria, escuchándola jadear conste más rápido movía sus dedos.

Creo una armonía hermosa con la cadera de Scarlett, aclamando por más.

-que infeliz eres, Thomas- susurró abrazándolo por el cuello, tocando la piel expuesta de la espalda, disfrutando de la suavidad que está tenia- Quieres hacer esto ahora solo porque ayer...- uno de sus dedos se adentró a ella con familiaridad cosa que la pilló de imprevisto, mordiendo el hombro del gitano- porque ayer me fui con James. No sabía que Thomas Shelby era celoso.

Sonrió sin ser visto, dejando de mover sus dedos para pasar a acariciar y apretar los muslos suaves, quería morderlos, besarlos y todo aquello que le produjera placer a Scarlett.

Por lo que antes de que lo pensase, se arrodilló ante ella, quedando a la altura de la entrepierna, alzando la vista con perversidad.

-no.- dijo al aire, besando dulcemente la cara interna de los muslos, sintiendo como ella se tensaba y soltaba un suspiro lleno de deseo.

Dejo un suave beso antes de hacer presión con los dientes, generando que Scar gima su nombre y se estremezca de placer.

Sabía que los muslos eran un punto débil de la mujer, pero no sabía cuán deseosa se ponía al hacer algo más que simplemente tocarlos, adentrando los dedos a su cabello corto, susurrando por más.

Solomons dejó una pierna sobre el hombro masculino, viendo desde su posición cómo sonreía y humedecía los labios, volviendo a morder con un poco más de presión. Su espalda se arqueó sintiendo humedad al verlo arrodillado ante ella, soltando aire frío para estremecerla, estimulando nuevamente el clítoris y siendo sutilmente rápido.

-Thomas Shelby, cariño, es egoísta y posesivo jodidamente malo para tu supuesto buen comportamiento.

Mordió cada vez más cerca del sexo, dejando besos cerca de la entrepierna, suavizando el dolor afrodisíaco que generaban sus mordidas, dejando algunas marcas que en algunos minutos desaparecían. La vio mover la pelvis contra su boca y dedos, apretando la madera de la mesa y sin respirar con normalidad.

Volvió a levantarse llevando la mano disponible al botón del pantalón.

Los tirantes azules a la altura de los bolsillos, pecho descubierto con los tatuajes que ahora ella acariciaba vehemente, cabello desordenado y respiraciones aceleradas.

Busco liberar su erección, caliente y dura, lista para recibir la atención que se merecía. Tommy sintió su propio palpitar en el tronco del pene, soltando un suspiro que demostró lo mal que estaba.

Aceleró los dígitos en la intimidad, disfrutando de cómo Scarlett ya estaba cerca del orgasmo, mordiendo el labio inferior y sin para de hacer contacto visual.

Cuánto deseaba a la mujer, él no es capaz de percibir lo hechizado que se encuentra.

Llevo una de las manos al miembro de Thomas, acariciando la longitud con delicadeza, especialmente cuando ya no pudo aguantar el placer dentro de si, acercándolo con las piernas, abrazando su cuerpo y bombardeando suavemente de arriba a abajo.

Lo escuchó ronronear su nombre, moviendo la pelvis contra ella.

-eres la única mujer por la que me pondré de rodillas, amor- susurró cuando un pequeño grito salió de sus labios gruesos, dando finalización a la masturbación de parte de él.

Gruño al humedecer el miembro con los fluidos femeninos, pidiendo sin hablar que se acercase más a la orilla, dando una invitación grata a que se adentrara.

Se burló moviendo el glande contra el punto sensible, viendo frente a él el sonrojo en las mejillas, labios húmedos y ojos deseosos, susurrando su nombre como si fuese una plegaria, con aquel tono divertido y jadeante que ahora mismo hacía endurecer más su pene.

Tenso la mandíbula antes de adentrarse de una sola estocada, profunda y brusca.

El aire abandonó los pulmones de ambos, desesperados por más toque del otro, con el deseo perverso de ser duros, dejar de lado la timidez para dejar ver el animal hambriento que ambos tenían dentro.

Acomodo las piernas sobre su cadera, abrazando la cintura de Scarlett para apegarla a él, comenzando con embestidas profundas, sin parar de hacer contacto visual, tensando los músculos de los brazos para no ir tan rápido.

Escucharon lejanamente al encargado gritar los minutos que faltaban para partir, pero fue ignorando para los amantes que se fundían en el otro. Scarlett llevando la boca al cuello masculino, soltando gemidos ahogados contra la piel caliente, acariciando el pecho fuerte y suave, con Thomas acelerando las estocadas, jadeando bajo y sintiéndose bendecido por la atención que la mujer le estaba brindando, más con los sonidos eróticos que lo enloquecían.

-mierda.

Maldijo con voz grave y entrecortada, siendo frenético con cada movimiento que ejecutaba, llevando una mano al cuello de Scar, alejándola de el para besarla con agresividad.

Besos descuidados que generaban choques de electricidad, mordidas de labio que daban más placer a la diosa.

-no pares, Tommy, no...- soltó un gemido agudo, tensando las piernas y enterrando las uñas en la nuca del nombrado.

Solo por diversión, bajo la rapidez de las embestidas, sonriendo al verla fruncir el ceño, con los ojos cerrados y negando.

-mírame a los ojos, Scarlett- pidió bajando la mano por El Valle de los senos, encontrándose casualmente con la feminidad húmeda.

El pene palpitante, el clítoris hinchado y sensible al tacto, llevo dos dedos para hacer movimientos circulares, aguantando la presión que en el estómago se creo, pidiendo ser liberada con anhelo.

-¿estás imaginando que Hopkins está aquí? ¿Eh?- se burló saliendo de ella, jugando con el sexo húmedo.

Tardó segundos en contestar, respirando acelerada y moviendo la cadera buscando más placer.

-no... siempre estás tú, Tommy- abrió los ojos mordiendo el labio inferior, con voz temblorosa ante los movimientos de sus dedos.

No necesito más demostración para entrar en ella nuevamente, alejando la mano para enterrar con fuerza los dedos en la carne de los muslos, dejando su mano marcada en rojo por unos segundos.

Scarlett rasguño los abdominales de Thomas, sintiendo el placer recorrer todo su sistema nervioso, estimulada por cada tacto duro que el hombre ejecutaba con los gemidos bajos que soltaba en su oído.

Como si fuese una canción que tarareaba únicamente para ella.

Susurró maldiciones antes de besarla con ternura, como si no estuviese siendo salvaje con las embestidas desesperadas.

La sintió ceder ante el conste aumentaba la profundidad de las estocadas, como los muslos se tensaban sobre su cadera y las paredes que envolvían su miembro se apretaban.

Cuando presintió que el orgasmo de ella se acercaba, deshizo el broche del sostén, viendo cómo sus senos rebotaban según el ritmo que él dictaba, pezones erectos y pidiendo atención.

Santa mierda.

Se acercó para comenzar a besar y lamer el pecho derecho, alzando la mirada para ver cómo Scar quitaba mechones de cabello suelto que interferían en su rostro, sonriéndole con labios húmedos y brillantes.

Mordió el pezon con delicadeza, sin saber que este sería el detonante del orgasmo de Scar, gimiendo débilmente su nombre, temblando de placer para atraerlo a ella, y juntar sus bocas entre jadeos deseosos.

Fijo los ojos chocolate contra el azul brillante del gitano, quien también se encontraba disfrutando de la exquisita sensación que significa llegar al climax, dio embestidas lentas para alargar mínimamente el orgasmo de ambos.

Acaricio con dedos temblorosos todo el contorno del rostro ajeno, pasando los dígitos por los labios carnosos rosados, subiendo por los pómulos marcados y la nariz que encontraba perfecta. Ahora con aquella capa delicada de sudor, las cejas relajadas y respiración agitada, podría ser una foto que perduraría siempre en la mente de Scarlett.

Se aceraron juntando las narices, ojos cerrados con el vago intento de tranquilizar el palpitar descontrolado

-si no fueses tú, Scarlett, no dejaría que me insultes con tanta facilidad- aclaro con voz cortada, abrazándola con una sonrisa de complicidad que fue correspondida.

-fue espectacular- susurró en respuesta, acariciando con las uñas la espalda musculosa y pecosa.

Busco el rostro masculino para besarlo con lentitud, detallando los labios mientras lo hacía, lo suaves que eran, las sensaciones abrasadoras que le trasmitían.

Shelby se alejo del tierno abrazo, escuchando lejanamente a personas pidiendo entrar, suspiro al saber que tendría que irse. Busco rápidamente su ropa, entregándole la ropa interior a Scar.

-podríamos repetirlo- soltó con coqueteo, aun sentada sobre la madera, acomodando la blusa con rapidez después de haberse colocado el brasier.

-Todas las veces que quieras, cariño- acomodo el miembro en el bóxer, subiendo el cierre del pantalón y sonriendo relajado.

Observó cómo su torso tenía leves marcas de las uñas contrarias, sin contar su travesura de morder.

-te deje una marca aquí- susurró divertida, acariciando el lado derecho del cuello de Thomas- creo que no se verá por la camisa.

-dos días para que desaparezca- respondió risueño, asegurando la camiseta suelta con los tirantes y el borde del pantalón, abrochando los primeros botones de la camisa para centrarse en hacer el nudo de la corbata.

Scar se acercó terminando el trabajo de la camisa, buscando el chaleco y el saco gris, extendiéndoselos para cuando terminase, viendo como Tommy se apresuraba en terminar de arreglarse.

Prendió uno de los cigarros del hombre, sintiendo el corazón acelerado por lo recién vivido, sonriendo de forma tonta.

Dio una calada para besar a Tommy cortamente, acomodó la colilla en los labios rosados, sus ojos chocaron y se vieron reflejados en la pupila contraria, con un brillo que los envolvía con pasión.

-volveremos a vernos en unos días. Podrías vestir de rojo, Scarlett.

-solo si usas corbata- respondió tomando el gorro del blinder, dejándolo sobre su cabeza para acomodar el reloj de oro en el bolsillo del Shelby.

Se observaron por última vez, confiando en el otro de forma implícita, con promesas en la punta de la lengua.

Cuando Hades abandonó el vagón, Persephone soltó una risita con rastros de emoción, sin poder creer lo que acaba de hacer.

Se acomodo nuevamente sobre los asientos, alejando las emociones que la abrumaban de amor para intentar pensar con cabeza fría y organizar los días que tendría por delante. Se sentía bien, jodidamente bien.

Ni el maldito Poseidón podría ganarle si es que lo guiaba la furia, Atenea era más lista, y lo demostró con el ataque sorpresa en Tottenham, dejando en aprietos al dios de la guerra.

Se vendrían días buenos si seguía con aquel paso seguro.

————————————

Quería venir a avisar que probablemente no haya capítulo la próxima semana, estoy cerrando semestre y tengo muchos trabajos que entregar, no porque me atrase, sino porque hay en grupos, separado, investigaciones, filosofar y hacer cálculos.

Pero weno, espero les haya gustado uwu, Tommy posesivo mi Tommy favorito

Bonito finde <33

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