Hope (Mono x Six)

De Chao995

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Luego a toda su aventura en The Maw, a Six le toca enfrentar las consecuencias de sus actos cometidos en el p... Mais

DETERMINACIÓN
PACIENCIA
VALENTÍA
INTEGRIDAD
PERSEVERANCIA
AMABILIDAD
JUSTICIA
EPÍLOGO (HOPE AND DREAMS)

DETERMINACIÓN

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De Chao995

-¿En serio llegaste a través de esa cosa...?-fue la pregunta de Seven cuando vio que Mono estaba sacando la televisión de debajo de las aguas con sus poderes, la misma que había utilizado para acabar con aquel monstruo que acechaba bajo las aguas.

Los dos chicos habían bajado a las entrañas de The Maw y poco a poco, Seven había reconocido las zonas que él mismo había recorrido cuando quiso escapar del navío, quedándose sorprendido de saber que Mono había llegado atravesando aquella televisión rota y sumergida. Seven había sido testigo de diferentes tipos de poderes extraños y las formas que podían adoptar los adultos al deformarse, pero desde luego, ninguno de ellos implicaba televisiones, mucho menos que un niño fuera ejecutor de algo así.

-Sí, y te puedo asegurar que no fue nada agradable ¡este sitio apesta!-gruñó asqueado Mono mientras enderezaba el cuerpo a su espalda.-¡Creo que hasta trague esta agua asquerosa! ¡Casi hecho hasta el hígado!

-Vale, no es lo más agradable pero tampoco está tan mal.-dijo Seven mirando alrededor sin entender porque Mono estaba poniendo expresiones de asco tan a menudo, es decir, si, había un cadáver putrefacto de un monstruo sumergido en aquella agua pero desde luego, pese al fuerte olor, no parecía que fuera para tanto como para que Mono padeciera tanto ¡había peores olores!

-Está claro que yo ya no estoy acostumbrado a esta clase de olores, hace demasiado tiempo que me he alejado de escenarios así...no sabes cómo te envidio ahora mismo por no sentir cómo te hace puré la nariz...

Seven inclinó la cabeza a un lado y arqueó una ceja, curioso por las palabras de Mono ¿en qué clase de sitio estuvo cómo para sentir tantas molestias por los olores...?

Pero no preguntó por ello y se encogió de hombros, había intentado sonsacarle información aquel niño de ojos negros sobre el sitio en donde vivía ahora, por los comentarios que soltaba, estaba claro que no era un lugar como los que Seven estaba acostumbrado pero Mono no parecía estar muy dispuesto a compartir aquella información con él y, por más extraño que le sonase, decidió no insistir más, aunque se estuviera muriendo de curiosidad.

-Eres un raro...-fue todo lo que pudo decir, mientras contemplaba que el rostro de Mono tenía un color medio azulado debido al asco que le daba el olor del agua.

-Sí, claro, yo soy el raro...-rió Mono mientras colocaba la televisión cerca de ellos, dejando un rastro de humedad justo en su base.

-¿Qué clase de poderes son los que tienes como para poder...usar esto para ir a donde quieres?-preguntó Seven mirando la televisión con curiosidad, dando un rodeo por ella para ver si tenía algún truco que no había visto antes.

-En realidad mis poderes son las señales que recibe la televisión, la pantalla en si me sirve solo como una puerta para entrar o salir, pero yo usó las señales para moverme de un sitio a otro.-explicó Mono siguiendo con la mirada a Seven y sin poder evitar sonreír enternecido al ver su expresión de curiosidad hacia él.

De verdad, le daban ganas de llevárselo a él también, estaba seguro de que a Six le haría feliz tenerle cerca y, para ser sincero, a Mono también le gustaría.

-"Pero no puedo. La Torre nunca me permitirá llevar a nadie más que no sea Six, además..."-pensó apesadumbrado mirando de reojo al otro chico moreno, que tocaba con curiosidad la pantalla de la televisión como si esperase que algo sobrenatural ocurriera.-"...no quiero que Seven me mire de otra manera si se entera de que yo sigo haciendo que los adultos permanezcan siendo monstruos."

Mono se lamentó por ello, Seven despertaba en él emociones cálidas y el que también quiera a Six son como puntos extras que hacen aumentar su aprecio por él, no le resultaba nada cómoda la idea de irse con Six y dejarle a él atrás, pero resultaría mucho más peligroso para Seven acompañarlos que el que se quedara en The Maw con los niños.

Al menos, Mono haría todo cuanto estuviera en su mano para mantener protegido el barco, no podía estar velando por ellos cada minuto del día pero mantener a los Espectadores alejados de la costa para que Seven y el resto de los niños consigan suministros es todo cuanto podía hacer por ellos.

Miró hacía atrás para admirar una vez más el rostro dormido de Six, no le gustaba la idea de alejarla de Seven o de los demás niños de The Maw, pero Mono era consciente de que si no lo hacía él mismo lo haría ella sola, si abandonaba el barco, estar sola por ahí, sin poderes y sin estar dispuesta ayudar o a pedir ayuda sería cuestión de tiempo que alguien acabara con ella.

Y Mono no estaba dispuesto a dejarla morir.

Con cariño, frotó su cabeza contra la de Six deseando con todas sus fuerzas que de ahora en adelante pudieran reconstruir su relación. No iba a ser fácil, y lo sabía, pero daría todo cuanto estuviera en su mano por hacerla sentir segura. Ambos se lo merecían.

-La quieres mucho ¿verdad...?-escuchó la voz de Seven haciéndole despertar de su ensoñación.-Perdón, no he podido evitarlo, he perdido la cuenta de cuántas veces has frotado tu cara contra Six.

Mono no pudo evitar ruborizarse y que una sonrisa nerviosa le temblara al sentirse pillado en sus muestras de afecto ¿era raro lo que hacía...?

-Nuestra historia nunca fue fácil, pero ella fue la única persona que me quiso.-confesó Mono enderezando un poco a Six en su espalda.-No terminamos muy bien, lo reconozco, pero a pesar de todo ella sigue siendo la persona más importante para mí, y estoy dispuesto a cargar con todo con tal de que ella esté bien.

-¿A pesar de que te abandonó...?-musitó Seven mirándolo con cierta duda, frotándose las manos de manera nerviosa.

-Si, a pesar de que me abandonó.-asintió Mono sin un ápice de duda.-Six y yo tenemos muchas cosas que arreglar entre nosotros, demasiadas cosas que dejar claras, pero ahora mismo eso no es algo que deba preocuparme. Me preocupa sobretodo el estado actual de Six.-la miró por el rabillo del ojo sintiendo su aliento en su oreja y sonriendo al verla acurrucarse contra su espalda.-Siempre ha sido muy independiente, pero la conozco lo suficiente como para saber que no le gusta estar sola, en eso, creo que nos parecemos, por ello, el que no se sienta capaz de vivir en grupo o, al menos, con un compañero, me preocupa demasiado.

Seven asintió, mirando también a Six que continuaba descansando tranquilamente, sintiendo una punzada de contrariedad al verla así de apacible con Mono. Seven había llegado a la conclusión desde hace tiempo que Mono era alguien muy especial para Six, lo había visto incluso a pesar de la forma tan resentida que ella se expresaba de él, pero cuando se derrumbó al contarle que lo había matado, supo que odio no era lo que sentía por Mono. Todo lo contrario.

Six había querido a Mono mucho más de lo que llegó a pensar, pero el desenlace de su aventura y los malentendidos habían ocasionado que a Six se le rompiera el corazón y la única manera que encontró para protegerse a sí misma era odiando al que había sido su compañero y mejor amigo y acabar llegando a la conclusión de que si no debió confiar en Mono, entonces no lo haría con nadie más.

De alguna manera, Six todavía quería profundamente a Mono, pero su corazón roto le hizo crear un caparazón a su alrededor evitando que nadie más llegará a ella.

Seven sintió su pecho contraerse ante esa conclusión.

Él también la quería....

Pero Six no le había dado ni una sola oportunidad de hacer que su cariño fuera reciproco...

-"No, bueno, no es del todo cierto"-pensó mirando hacía su tobillo, libre de aquel grillete que le había acompañado desde hace tanto tiempo...Six había demostrado que se preocupaba por él, muy a su manera. Se lo había demostrado también cuando le alejó de la batalla, eso es porque en cierto modo también le apreciaba...¿verdad?

-Me das bastante envidia, Mono.-confesó Seven con una sonrisa melancólica.-He intentando todo este tiempo poder acercarme a Six pero...creo que nunca he podido conseguir que estuviera del todo cómoda conmigo, y mírala ahora, con todo lo que dice de odiarte, está durmiendo a tu espalda a pierna suelta.

-Es porque soy cómodo, a Six siempre le gustó dormir cerca de mi ¡Tenias que haberla visto cuando viajábamos juntos! Solía dormir pegándose a mi espalda y agarrando mi ropa para que no me fuera a ninguna parte.-presumió Mono sin poder evitar hinchar el pecho como un pavo, orgulloso de ello por alguna razón, pero al ver la sonrisa triste que Seven le dirigía se desinfló casi de inmediato.

-Sé que Six estará bien contigo pero...no puedo evitar pensar que de alguna manera estás quitándome algo muy importante...-susurró Seven sintiéndose deprimido pasándose una mano por su cabello moreno.-Pero a la vez...estoy tranquilo porque sé que vas a cuidarla...todo va a estar bien...así que...¿por qué me siento tan mal...?

-Porque te habría gustado que las cosas fueran un poco mas distintas ¿verdad?-preguntó Mono dándole una sonrisa comprensiva mientras Seven alzaba su cabeza para mirarlo a los ojos.-Sé cómo te sientes, Seven, desde que quedé atrapado tuve mucho tiempo para pensar en lo que había ocurrido y siempre me venían las mismas preguntas a la cabeza una y otra vez. Si hubiera hecho esto...si le hubiera hablado más...si hubiera cambiado algo en mi forma de actuar...si hubiera estado más atento...

-¿Nunca resentiste a Six...?-preguntó con curiosidad, una cuestión que llevaba rondándole hace tiempo.

-Oh, claro que lo hice, y doy fe de que sigo muy enfadado con ella-apostilló sin ninguna duda señalando al bulto amarillo a su espalda, sorprendiendo a Seven con su franqueza.-¡Me dejó caer de lo alto de un acantilado! ¡Eso no hace feliz a nadie! ¡Si hasta tenía un plan de venganza...!

-Espera...¡¿qué?!

-¡Lo que oyes! ¡Mi plan era dejarla colgada boca abajo en medio de la lluvia durante tres días!

-Me tomas el pelo...

-¡No! ¡En serio! ¡Es un plan diabólico! ¡¿Sabes lo que es estar colgado durante tanto tiempo?! ¡Ah! ¡Y con una zanahoria como única comida al alcance! ¡Six detesta las verduras! ¡Habría sido magistral! ¡la venganza perfecta!

Imaginarse la situación y viendo la cara Mono hasta entusiasmado con su propio plan, logró hacer que Seven soltase una carcajada ante la imagen mental de Six colgada como un jamón puesto a secar mientras una lluvia torrencial caía sobre ella con una zanahoria balanceándose cerca de ella ¡Oh, por todos los demonios! Imaginar así a la seria e intimidante héroe de The Maw era surrealista y muy divertido.

Mono, por otro lado, sonrió satisfecho al haber conseguido hacer desaparecer la expresión deprimente de Seven, ver su rostro abatido no era algo que le gustase apreciar. Si era sincero, sí que era cierto que sintió resentimiento por Six durante mucho tiempo, y varios planes de venganza pasaron por su cabeza, a cada cual más siniestro, no pudo evitarlo, detestaba pensar que había sido tan irrelevante para ella cuando para él ella lo había sido todo, pero su tiempo atrapado le obligó a pensar todo el rato; lo malo y lo bueno, las infinitas posibilidades y, sobretodo, lo que quería hacer.

Y lo que siempre quiso hacer, era tener un lugar seguro para Six y para él...

-Six también te aprecia mucho, pero muy a su manera.-le dijo luego de que Seven dejara de reír.-Se abrió a ti, te contó sobre mí y con ello no debe quedarte ninguna duda de que eres alguien especial para ella. Tal vez, si ella no estuviera tan mal, no dudaría tanto en quedarse contigo en este barco y viajar por el mar el resto de vuestras vidas, pero por desgracia, Six no puede apegarse a nadie ahora mismo.

-Lo sé...me he dado cuenta.-Seven suspiró con pesar.-Pero...no te mentiré, Mono, me da mucho miedo dejar que te la lleves y ya no volver a verla. Ese "es lo que ella necesita y por un tiempo" es demasiado...ambiguo. Un tiempo puede ser unos días, unos meses o años...

Mono entendió a lo que se refería...

-Seguirás sabiendo de ella, y haré lo posible para que puedas verla pero...

-Sí, lo sé, ella necesita estar en ese sitio, ya lo entendí.-dijo Seven con los hombros caídos-Solo quiero que esté bien...aquí ella siempre tendrá un sitio al que volver, si quiere...

El silencio se hizo presente y Mono no supo qué mas decirle aquel chico para que no se sintiera tan apesadumbrado, pero si era sincero, de estar en su lugar seguramente ya se habría dado la vuelta a esas alturas y habría huido con Six para evitar que se la llevasen de su lado, por mucho que fuera por su bien. Sería cruel e irresponsable de su parte prometerle a Seven que podría ver a Six cuando quisiera o que la volvería a ver pronto, no podía decirle algo que no estaba seguro si podría darle. Le haría saber de ella ¡eso por supuesto! Pero no sabía en qué condiciones estaría Six de recibir otra presencia humana a su alrededor sin que con ello desbaratar las lentas mejorías que podría tener.

-...¿quieres despedirte?-ofreció Mono poniéndose de lado para dejar a Six totalmente a la vista de Seven.-Está dormida pero...¿quieres al menos decirle un "hasta pronto"...?

El chico asintió sonriendo ante las palabras de Mono de no decir "adiós", acercándose al cuerpo dormido de Six para acariciar su cabeza con afecto. Sin poder evitarlo, los ojos le picaron y un sollozo salió de su garganta.

-Te quiero...-susurró Seven temblándole la voz, mientras un grito interno rogaba por salir ante la terrible sensación de pérdida.-Te quiero...muchísimo...

No, no quería derrumbarse ahí mismo...

-Hey...-susurró Mono sonriéndole.-Todo va a estar bien, todo...

-Lo sé, pero eso no lo hace más fácil...-sollozó antes de acercarse a Six y darle un pequeño beso en la mejilla, luchando consigo mismo para separarse de ella.-Si llega a estar despierta, me habría pateado el trasero por atreverme hacer algo así.

-Agradezcamos entonces que duerma como una bendita y...Seven...

-¿Si...?

-Muchas gracias.

-¿Por qué...?

-Por cuidar de Six y por confiar en mí, sin duda eres alguien muy especial.-sonrió de manera amplia de tal manera que parecía que su rostro proyectase luz.

Seven sintió un vuelco y se preguntó cómo era posible que alguien que tuviera los ojos tan negros pudiera tener una mirada tan brillante.

-Mono, estás haciendo que sea mucho más difícil el despedirme de vosotros...-advirtió Seven.

-Vendré a visitarte en cada oportunidad que tenga.-prometió Mono antes de comenzar acercarse a la televisión, no debían prolongar aquello más de lo necesario o no podrían irse nunca.-Vendré y te contaré cómo le va a Six, te traeré que cosas que seguro que te serán útiles ¡y juguetes muy guays!

-Lo estaré esperando entonces.-susurró Seven con el puño en el pecho-Vete antes de que lleguen los demás, o te puedo asegurar que entonces no habrá manera de que te vayas...

Mono asintió, aun sintiendo que era demasiado duro dejar aquel chico atrás ¡si tan solo pudiera llevárselo a él también...!

Con un largo suspiro, Mono posó su mano sobre la pantalla de la televisión, y segundos después ésta se iluminó mostrando una ruidosa estática que dio luz al entorno. Seven, sorprendido, dio un paso atrás ¿se había encendido pese a estar rota y sin electricidad...? Mono presionó su palma contra la pantalla, sintiendo que poco a poco, su mano se hundía en la estática. Pronto lo atravesaría e iría de vuelta a la Torre...

Entonces un jadeo justo en su oído lo hizo congelarse por unos segundos.

Se volteó a mirar hacia atrás, encontrándose con los ojos castaños de Six abiertos de par en par con el terror reflejado en ellos.

Oh no...

-¡NO!-gritó Six tomando del pelo de Mono y estrellar su cabeza contra la pantalla.

Mono dio un grito de dolor y Six aprovechó que el agarre se había aflojado para saltar de su espalda y tratar de huir, pero el chico fue más rápido y rodeó su torso con un brazo para pegarla a él volviendo a presionar la pantalla.

-¡Estate quieta, Six!

-¡Suéltame! ¡Suéltame ahora mismo!-gritó Six retorciéndose como un animal atrapado, golpeando y pateando al aire mientras Mono la mantenía retenida y presionaba la pantalla para entrar de una vez.-¡Suéltame, Mono! ¡Suéltame!

Six soltó un jadeó cuando sintió que Mono la apretaba más contra él y le sacaba el aire. Tosió un par de veces y fue entonces cuando se dio cuenta de que a un metro de ella se encontraba Runaway Kid, mirando en su dirección con expresión desconcertada, sin saber qué hacer.

Asustada y viéndose atrapada, Six alzó la mano en dirección al otro chico.

-¡Runaway Kid! ¡Ayúdame!-gritó Six mientras que con la otra mano intentaba hacer que Mono soltara su torso.

Seven miró con los ojos desconcertados, paralizado en el sitio sin saber qué hacer. El que Six se despertara justo ahora era algo que no estaba previsto, y escucharla gritar y resistirse a ser llevada por Mono le hizo sentir una batalla dentro de sí mismo, especialmente cuando la escuchó pedirle ayuda para salir de la situación.

Apretó su propia muñeca intentando no dejarse llevar por los gritos de su cabeza y los de Six, Mono le había dicho que aquello era lo que Six necesitaba, que daría todos los problemas posibles, pero que todo era necesario por su bien. Gritar y patalear era algo que entraba dentro de los problemas ¿no...? Pero esto era por su bien, Six necesitaba...ella necesitaba.

-¡SEVEN!

Él alzó la cabeza, impresionado de haber escuchado su nombre de boca de Six.

Sus ojos se encontraron con los horrorizados de Six, que seguía alzando la mano en su dirección mientras la estática de la televisión iba tragándosela a ella y a Mono.

No ¿por qué...? ¿Por qué justo ahora tenía que llamarle por su nombre...?

-¡SEVEN! AYÚDAME!

Sus pies y su corazón lo traicionaron por unos segundos, dio un par de pasos hacia ella, alzando la mano con intención de agarrar la de Six.

-"No lo hagas"-dijo una voz en su cabeza, haciendo que clavara sus talones en el suelo y dejar de avanzar.-"Recuerda por qué haces esto..."

-¡Date prisa! ¡Seven!-apuró Six sintiendo la electricidad de la estática haciéndole cosquillas en la parte posterior de su cabeza y espalda ¡estaba comenzando a absorberla!

Entonces, para su sorpresa, Seven retrocedió dos pasos, volviendo a poner sus puños a la altura del pecho.

-¿Seven...?-susurró con los ojos abiertos de par en par ante la pasividad del chico.

Pero su corazón se quebró del todo cuando Seven se dio la vuelta, dándole la espalda. Six se quedó rígida por unos segundos antes de que una bilis caliente subiera por su garganta desde el estómago, y sin poder evitarlo, gritó.

-¡MÍRAME!-bramó Six con los ojos centelleantes de ira, sin darse cuenta de que Seven se encogía en el sitio ante su tono de voz.-¡MÍRAME, TRAIDOR! ¡MÍRAME A LA CARA! ¡MIRA LA CARA DE AQUELLA A QUIEN ESTÁS ABANDONANDO!

Alcanzó a ver a Seven cubrirse los oídos con las manos y negar con la cabeza, sin darse la vuelta para mirarla ni una sola vez.

-¡TENDRÍA QUE HABERTE MATADO! ¡NO TUVE QUE HABERME PREOCUPADO POR TI! ¡ERES UN SUCIO TRAIDOR ASQUEROSO! ¡TE ODIOOOOOOOO!

Six fue tragada por completo por la estática de la televisión y, con ello, la niebla desapareció de la pantalla volviendo a hundir la habitación en la oscuridad mientras aquél último grito resonaba entre las paredes en eco por unos segundos más.

Seven fue retirando las manos de sus oídos de manera temblorosa para abrazarse a si mismo mientras los gritos de Six seguían calándole en su cerebro, repitiéndose una y otra vez haciendo trizas su corazón.

-"Lo has hecho por ella"-pensaba para sí mismo comenzando a sollozar.-"Ella no lo entiende ahora, pero lo hará, cuando se ponga bien"-gruesas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y a recorrer sus mejillas-"Mono la cuidará bien...ella estará bien..."-intentó limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano, pero entonces sintió que las piernas apenas podían sostener su peso.-"Mono dijo que podría volver a verla...cuando todo estuviera mejor..."

Finalmente, Seven cayó de rodillas, con la silenciosa televisión a su espalda, apagada y sin ni un atisbo de vida pero la voz de Six seguía taladrando su cabeza.

TE ODIO!"

Mono se había ido...

Six se había ido...

Ahora ella le odiaba...

Se cuestionó una y otra vez si había hecho bien, si de verdad aquello había sido lo mejor para Six, pero quería confiar en la palabra de Mono, necesitaba desesperadamente confiar en él.

Pero ahora mismo, su corazón estaba quebrado, porque sentía que acababa de dejar ir a dos personas muy valiosas de las que no iba a saber en mucho tiempo.

Seven nunca se sintió tan solo en su vida como en ese momento, en medio de ese silencio.

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El sonido de la carne y el parpadeo de ojos quizá fue de la parte más desagradable que el sentir la estática recorrer su cuerpo. Fueron unos segundos pero Six lo sintió como si hubieran sido horas enteras, haciéndola sentir como si estuviera de nuevo corriendo de aquella cosa hecha de carne y ojos que estuvo persiguiéndola al escapar de la Torre, sin contar la sensación de agobio adicional cuando el brazo de Mono no la soltó en ningún momento de la travesía.

Finalmente, la estática dejó de recorrer su cuerpo, y sintió como si estuviera siendo escupida. La fuerza de la gravedad hizo su parte, y se sintió caer desde lo alto y no tuvo tiempo siquiera de gritar cuando su cuerpo rebotó contra una superficie blanda y con un curioso pero agradable olor a flores.

La verdad es que no se detuvo apreciarlo, su instinto de supervivencia le gritó con todas sus fuerzas dentro de su cabeza cuando un segundo aroma que bien identificaba invadía sus fosas nasales y después de parpadear medio desorientada se dio cuenta de que estaba rodeada por los brazos y aprisionada contra el pecho de Mono.

Lanzó un gruñido de disgusto y se retorció buscando liberarse, Mono inmediatamente la soltó en cuanto se dio cuenta de que estaban en su destino, pero cuando intentó decirle algo acabó recibiendo una patada en el bajo vientre que me dejó encogido en el sitio sin aliento.

Mono se quedó quejándose sobre el colchón sosteniéndose la zona en donde fue golpeado y Six intentó aprovechar ese momento para salir corriendo de ahí sin embargo, paró en seco cuando se dio cuenta de que estaba subida encima de una cama enorme y, al asomarse al borde de la misma, pudo ver que la distancia al suelo era tan significativa que sin duda acabaría muerta si se le ocurría saltar sin más hacia el suelo.

Miró desesperadamente hacia los lados, buscando un sitio donde pudiera trepar o algo para salir cuanto antes de ahí, pero se quedó congelada cuando en aquella enorme habitación, cientos de ojos salían de repente de las paredes y todo el lugar parecía envolverse en carne y ojos que la miraban como si fueran a devorarla.

Oh, Six conocía aquella cosa. La misma que apareció persiguiéndola a ella y a Mono cuando estaban escapando de la Torre.

Six retrocedió un paso, asustada por lo que parecía que iba a ocurrir, hasta que un toque en su hombro la hizo sobresaltarse.

-Hey...-escuchó una voz tras ella que la hizo girarse de golpe, encontrándose con la expresión de Mono que todavía se mantenía sosteniendo su estomago.

-Tú...-siseó Six sin evitar temblar de miedo ante la cantidad de enemigos que la rodeaban.

Mono frunció el ceño mirando hacia donde estaba la masa de carne ¡cómo detestaba que hiciera eso! Siempre le dejó muy claro que su habitación siempre tenía que estar libre de cualquier rastro de su presencia ¡no quería que ni él ni Six estuvieran constantemente viendo o sintiendo aquella desagradable masa cerca de ellos! ¡¿Y ahora se presentaba de aquellas maneras para amedrentar a su compañera?! ¡Eso solo le pondrían las cosas más difíciles! con un brusco gesto con el brazo le ordenó a la masa que desapareciera inmediatamente, no quería darle a Six más motivos para estar asustada o desconfiada.

La masa, con un desagradable sonido palpitante, se retiró al sentir que Mono podría hacerse cargo de controlar la situación, sin embargo, éste sabía que estarían vigilando. Siempre lo estaban.

Una vez solos, Six intentó analizar la situación, moviendo los ojos en distintas direcciones para buscar posibles vías de escape, encontrando que habían unas escaleras justo en el borde de la cama a medio metro de donde se encontraba, pero con Mono en su camino cortándole el paso. Parecía ser la única vía para ir al suelo sin morir en el intento...por su parte y ajeno a lo que su amiga estaba pensando, Mono respiró profundamente y, tratando de mantener la calma, se dirigió a Six para interesarse por su estado.

-¿Mejor...?-empezó a preguntar Mono a Six pero todo cuanto recibió fue un empujón que le hizo retroceder un par de pasos hasta caer sobre su trasero, rebotando en el colchón.-¡Oye!

Vaya, otra situación bastante familiar...

Al darse cuenta que Six intentaba correr en dirección a las escaleras que conectaban la cama con el suelo Mono, por instinto, se lo impidió tomándola del tobillo tan pronto pasó por su lado y haciéndola caer de cara contra el colchón. Se apresuró en tomar ventaja de la situación, arrastrándola hacia él con un tirón y trepó por ella hasta quedar sentado en su espalda, tomándola de las muñecas e inmovilizándola contra el colchón.

-¡SUÉLTAME!

-¡No, te vas hacer daño! ¡Para!-dijo Mono apretando el agarre al sentir como ella sacudía las piernas.

-¡DÉJAME IR!

-¡Six, para! ¡Cálmate!-gritó Mono.

-¡DÉJAME!

-¡No te voy a soltar hasta que te calmes! ¡¿Me oyes?! ¡No lo voy hacer!-advirtió Mono manteniéndose firme en aquella posición mientras Six seguía luchando.

Pasaron en aquella posición de pelea y resistencia por varios minutos que se hicieron eternos, pero pronto Six se sintió cansada de pelear. Estaba exhausta, cansada de todo, su cuerpo no podía dar más de sí por lo que dejó de gritar y patalear, nunca había superado a Mono en fuerza, por lo que estando así de agotada menos iba a poder hacer contra él.

Mono la soltó poco a poco cuando notó que se había quedado sin fuerzas, pero dudó en quitarse de encima de ella, quedándose observándola durante unos segundos para verificar que de verdad no iba a seguir haciendo movimientos bruscos.

-¿A qué...estás esperando...?-susurró Six de manera entrecortado, llamando la atención de Mono.

-¿Qué...?

-Me tienes...¿qué esperas para matarme...?

Aunque era de esperar que Six pensara eso, el hecho de oírlo no era algo agradable. Mono posó su mano en la cabeza de Six y la acarició con cuidado sobre su morena cabellera.

-No voy a matarte, deja de pensar que voy hacerlo...

-No haces que sea fácil dejar de pensarlo ¿sabes...?

-Six, tranquila ¿vale...? Los dos estamos agotados, vamos a tomarnos un descanso de todo esto-le cortó Mono al prever que iba a empezar a decir una verborrea de sarcasmos que ahora mismo ninguno de los dos estaba dispuesto a asumir en ese momento.

Tan cansado como ella y ya seguro de que no iba a intentar escapar, Mono se le retiró de encima y se dejó caer acostado a su lado, boca abajo en la misma posición que ella.

Se mantuvieron en silencio durante un rato, cada uno centrándose en respirar profundamente mientras recobraban el control sobre sí mismos. Mono movió la cabeza solo para poder tener contacto visual con Six, no hizo amago de volver a tocarla pese a que sus manos estaban a centímetros de volver a tocarse, pero estuvo demasiado mirando aquellos asustados ojos castaños como para darse cuenta de aquel detalle.

Aun le costaba asimilar que había logrado su objetivo de traer a Six a la Torre, la estaba mirando y no estaba del todo convencido de que de verdad estuviera ahí. Estaba contento, no iba a negarlo, tenerla ahí era algo que realmente había deseado hacer, sin embargo, sabía que lo que vendría a continuación pondría a prueba su paciencia y tolerancia. Six vino contra su voluntad y Mono sabía que iba a tener que lidiar con el miedo y la ira que eso iba a generar.

Pero hacía tiempo que contaba con ello y aun así estuvo dispuesto a llevar a cabo su objetivo, sin dudarlo. Ahora, necesitaba hacerla sentir lo mejor posible y que pasase por su periodo de adaptación lo más leve que pudiera ser.

-No tienes que tener miedo, estás a salvo...-susurró en voz baja al ver aquellos ojitos asustados, pero a cambio, recibió una mirada desafiante por parte de su compañera.

-Estamos en la Torre ¿verdad...?-cuestionó con un tono venenoso en su voz a lo que Mono asintió con lentitud.-Entonces no me digas que no tenga miedo, porque estoy en el lugar en donde están todos los motivos del mundo para tener miedo.

Desde luego, Mono no pudo refutar aquella lógica...

-Punto para ti, Six, lo admito, pero de la misma manera que este puede ser el lugar en donde están todos los motivos para que tengas miedo, también es el lugar en donde no tendrás nada que temer.

Vale, quizá no eran las mejores palabras que usar ahora, especialmente porque Six no iba a creerse ninguna de ellas pero ¿qué otra cosa podría decirle...?

Six gruñó e hizo el intento de incorporarse de donde estaba, pero el cansancio no se lo permitió, derrumbándose de nuevo sobre el colchón.

-Je ¿ser el amo y señor de la Torre te hace sentir que tienes todo bajo control, eh?-cuestionó con una sonrisa torcida, mirando aquellos ojos negros que tantos dolores de cabeza le habían ocasionado.-¿Por eso es que te quieres divertir a mi costa trayéndome hasta aquí?

-No pretendo ser el amo y el señor de nada ni de nadie, Six, y solo pretendo que estés a salvo pero si hasta tú misma sabes que no habrías durando nada ahí fuera si no llego a dar contigo.

-No te necesitaba...

-Me necesitabas, y por mas terca que te pongas, en el fondo lo sabes.

-¡Tenía mis poderes!

-Y mira cuánto has durado en cuanto desaparecieron, si hubiera querido matarte de verdad, lo habría hecho, Six, y no te habrías podido defender.

-¡Te recuerdo que derroté a la dama!

-Usaste un espejo ¿de qué te habría servido en esta ocasión? Solo te habría quedado salir corriendo y esconderte en algún sitio del barco.

-No hables como si me conocieras de algo.

-Viajamos juntos ¿recuerdas? Creo que puedo decir que te conozco lo suficiente, y tú me conoces lo suficiente.-comentó esto último con un deje de anhelo que no pudo disimular haciendo el intento de colocar un mechón de cabello detrás de la oreja, solo para ser recibido por un manotazo.

-Yo pensé que te conocía, pero luego me di cuenta de que nunca supe quién eres.

Parpadeante, Mono atrajo su mano hacia si mismo dolido por el rechazo, pero interesado en saber a lo que se refería, se atrevió a preguntarle.

-Según tú ¿quién soy...?

-Un monstruo...-tachó Six apretando los dientes.

-¿Y lo soy por qué...?

-¡Sabes por qué!

-No, no lo sé-negó Mono con la cabeza.-Todo lo que sé es que mi mejor amiga me dejó atrás sin explicación alguna y luego me entero que ella me ve como a un monstruo y no entiendo de dónde sacó eso.

-¡Mírate, Mono! ¡Mira este lugar!-señaló Six con el dedo volviendo a intentar incorporarse pero un desagradable calambre la hizo volver acostarse.

-Tómatelo con calma, por favor, o te harás daño...-aconsejó Mono resistiendo la tentación de volver a intentar tocarla para consolarla, pero Six le ignoró.

-Ojos negros, poderes extraños, te atraían las televisiones de Ciudad Pálida ¡liberaste a Thin Man! Ahora controlas la Torre ¡todo en ti grita que eres un...!-

-Salvo lo de la Torre y el incidente de Thin Man, todo lo demás ya lo tenía antes de conocerte, Six.-interrumpió él.-Todo lo que ha cambiado es que viste mi cara y ahora mis poderes, pero eso es algo que siempre he tenido conmigo. Si fuera un monstruo como tanto te empeñas en llamarme ¿por qué siquiera habría hecho un viaje tan largo contigo, desperdiciando todas las oportunidades de cazarte?

-¡Yo qué sé! ¿Alguna clase de placer sentirás de atacar luego de hacerme confiar en ti?

-No puedes pensar eso de verdad...

-¡¿Cómo quieres que no lo piense?!-exclamó ella con los ojos brillantes por las lágrimas.-¡Tres veces te vi tragado por una televisión! ¡Y liberaste a Thin Man...! ¡Ése monstruo me capturó mientras tú te quedaste mirando sin hacer nada! ¡Me trajo hasta aquí y me convirtió en algo horrible! ¡Y ahora mírate...! ¡Eres igual que él!

Mono apretó los labios sintiendo que cada palabra de Six era como una puñalada directo a su pecho y realmente no tenía justificación para todas aquellas acusaciones.

-Six...yo...

-¡Y esto es por culpa de Seven!-gruñó ella apretando los puños sobre las sábanas del colchón con irritación.-Ése cobarde me abandonó, parece que se está volviendo costumbre que me estén abandonando a la primera oportunidad.

Escucharla hablar de esa manera de Seven hizo que a Mono le crispara los nervios, quitando todo rastro de titubeo de su rostro y su voz para enfrentarla con dureza.

-¡Él no te abandonó! ¡No se te ocurra siquiera pensar eso!-gritó Mono incorporándose en el sitio, indignado de que hablara de Seven en aquellos términos despectivos.

-¡Es precisamente lo que ha hecho! ¡Le pedí ayuda y el desgraciado solo me dio la espalda!

-¡Porque él sabía que yo estaba tratando de ayudarte! ¡Habló conmigo y...!

-Entonces Seven es más estúpido de lo que pensaba si confió en la palabra de un monstruo con la capacidad de hablar.-gruñó Six con rabia, sintiendo que ya apenas podía controlar su lengua ante todo el veneno que bullía por sus venas.

-¡Te he dicho que no hables así de él!-gritó Mono, también empezando a sentirse sobrepasado por la situación.-¡Él es posiblemente la persona que más te quiera en este mundo, después de mi! ¡Y no te estás mereciendo ni una pizca del cariño que te ha estado dando cuando lo que estás haciendo es comportarte como una completa desagradecida con él!

-¡¿Que ese idiota me quiere?! ¡No me hagas reír! Estuvo meses pegándose a mí como una lapa, jugando a querer convertirse en mi amiguito del alma y cuando por una vez ¡UNA ÚNICA VEZ! En la que confío en él y le pido ayuda ¡me abandona! ¡Me da la espalda y deja que un monstruo como tú con su palabrería le convenciera me llevarme consigo sin saber qué harás conmigo!

-¡¿Te estás oyendo?! ¡¿Te das cuenta de lo horrible que estás sonando al decir algo así cuando tú misma le dejaste en claro a Seven que ibas abandonarle a él y a los demás niños a la primera oportunidad que tuvieras?!

-¡El que avisa no es traidor, Mono! ¡Nunca le prometí hacerme su amiga ni a usar mis poderes para protegerles a él a los demás niños de los monstruos! ¡No los conseguí para proteger a otros! ¡Eso se lo inventaron ellos porque quisieron!

-¡¿Entonces quién eres tú para exigirle a un niño al que avisaste de que le ibas abandonar que no te abandonara a ti?!

Six se quedó en silencio ante aquella llamada de atención, sin saber qué responder a algo tan directo como eso.

-Seven te quiere muchísimo, y dejar que te trajera aquí ha sido de las cosas más duras que ha tenido que hacer. Lo vi en su cara. Pero aun así lo hizo porque confió en mí para que pudiera protegerte porque sabía que él no iba a poder hacerlo, si tú no eras capaz de confiar en nadie, habrías muerto tan pronto hubieras dejado The Maw y Seven nunca se lo habría perdonado. Tal vez no te guste esto, y te aseguro que tampoco para mi es el sitio ideal, pero este es el lugar más seguro del mundo y tú necesitas estar aquí para recuperarte y poder volver a ser quién debes ser.

-¡¿Y quién narices eres tú para decidir algo así?!

-¡Por lo pronto, el pobre idiota que te quiere lo suficiente como para salvarte incluso de ti misma! El mismo idiota que es capaz de ver lo aterrorizada que estás y que está dispuesto a darte lo que necesitas a pesar de tu intento de dejarle morir. Y para rematar, por si no te es suficiente ¡el maldito idiota que controla este sitio lo suficiente como para hacerlo el sitio seguro que tú, cabezona, necesitas y que no vas a encontrar en ningún otro lado! ¡Porque soy el idiota que no está dispuesto a dejarte morir!

Six apretó la mandíbula enfadada pero supo que aquella discusión no iba a llegar a ninguna parte, no tenía forma de ganarle a Mono por mucho que se pusiera a discutir con él, por lo que, enfurruñada, le dio la espalda para acurrucarse en el colchón dispuesta a ignorarlo y dando por finalizada aquella pelea absurda.

Mono, al ver su actitud, dejó escapar un sonoro y cansado suspiro mientras se acomodaba en la cama, acostándose de nuevo sin perderla de vista mientras retiraba su sombrero de su cabeza y lo dejaba a un lado.

-Ambos estamos agotados y así no habrá manera de llegar a un entendimiento.

-...-

-Duerme ahora, Six, cuando despiertes haz lo que quieras. Ve a donde quieras y prueba lo que quieras, cuando estés más calmada y te sientas segura, entonces podremos hablar en condiciones.

Six quiso contestarle, pero la comodidad del colchón, el buen olor y el sonido de la voz de Mono contribuyeron a que su cuerpo finalmente cayera en brazos de Morfeo, estaba exhausta. Había llegado al límite de su cuerpo y solo quería dejarse caer en la inconsciencia y desconectar, ya se preocuparía luego de cómo salir de ahí.

/*/*/*/*/*/

Cuando Mono se despertó muchas horas después, no se sorprendió de no ver a Six durmiendo a su lado, pero no se sintió contento de verse solo en aquella enorme cama. Una parte de él se había hecho la tonta ilusión de verla durmiendo a su lado cuando despertara, tal vez quizá esperar a que abriera los ojos, preguntarle si estaba mejor y, si era posible, ofrecerle un baño o algo calentito para comer, pero cómo no, Six había despertado antes que él y había aprovechado el momento de salir corriendo, dejándole atrás. Mono se incorporó hasta quedar sentado y abrazó sus piernas, ahogando un grito de frustración en ellas mientras la estática salía de su cuerpo haciendo temblar la habitación.

Dejó escapar un sollozó y se apresuró en limpiar una lágrima rebelde que salió de su ojo antes de levantarse de donde estaba. Tenía trabajo que hacer, muy a su pesar.

Mientras bajaba de la cama, pudo ver que en una de las paredes, colgaba su antiguo atuendo como si formara ahora parte de la decoración. Eran casi harapos, sucios y desgarrados por algunas zonas, pero esas ropas lo mantuvieron abrigado durante el tiempo que estuvo fuera y no tuvo valor de deshacerse de ellas, con cuidado, metió su mano en el interior de su traje, sacando de ahí el chubasquero amarillo de Six.

Se tomó su tiempo en desdoblar la prenda, casi como si lo acariciara, y cuando lo hizo lo lanzó al aire. La estática movió la pieza amarilla por el espacio llevándola justo al lado en donde se encontraba el otro atuendo, quedando colgado justo a su lado, desde su posición, a Mono le pareció que ambas prendas se tomaban de las manos.

Tal vez era muy infantil querer ver algo así...o tal vez lo infantil era querer ver eso para poder fantasear de poder volver a tomarse de las manos con Six.

Suspirando, pasó sus manos por su traje para alisarlo luego de haberse quedado dormido con él puesto y se dio la vuelta para dirigirse a la recámara de televisiones, a continuar con la labor que La Torre esperaba de él cada día.

Luego se preocuparía por Six, de todas formas, ella no podía irse a ninguna parte.

Por su parte, en algún lugar aleatorio de la Torre, Six deambulaba por los largos e interminables pasillos de aquel lugar retorcido, buscando una salida pero, como era de esperar, no pudo encontrar ninguna en todo el tiempo que llevaba caminando.

No tuvo claro cuánto tiempo estuvo dormida, pero en cuanto despertó no se quedó a esperar a que Mono hiciera lo mismo, por lo que aprovechó de irse de la habitación tan pronto como fue posible lo mas silenciosamente que pudo y, una vez fuera, se fue corriendo hacia una dirección aleatoria con la esperanza de poder encontrar un camino que diera al exterior.

Aunque...algo llamó su atención, la Torre no era como la recordaba.

Los pasillos no estaban medio derrumbados, no había tablones de madera rotos, ni pudriéndose, no había puertas cayéndose a pedazos, ni juguetes flotantes, y lo que más le llamaba la atención ¡no había ninguna luz magenta por ninguna parte!

No es que tuviera muchos recuerdos de cuando fue convertida en su versión distorsionada, pero si tenía varios recuerdos de cuando Thin Man la había capturado, y podía recordar el estado de los pasillos y habitaciones, como si nada tuviera ni pies ni cabeza, aunque debía reconocerlo, parecía un lugar bastante acogedor. De no ser porque conocía el lugar, Six habría jugado que era una casa normal y corriente, cálida y acogedora.

De no ser por el horrible dolor y el miedo por los que pasó cuando vio su cuerpo retorcerse y escuchar el ruido de sus propios huesos romperse tal vez podría recordar más detalles, pero todo lo que pudo recordar después de eso fue solo la canción de aquella caja de música y la luz magenta que se proyectaba desde el techo.

Y, bueno, los gritos de Mono al llamarla.

Gruñó por lo bajo al recordar aquello, y siguió caminando en busca de alguna señal de donde podría estar la salida. Caminó y caminó pero por más que caminaba no pudo encontrar ningún indicio de ir al exterior, los pasillos eran tan largos que parecían interminables, había muchas habitaciones, todas ellas enormes, y parecían estar dispuestas para diferentes cosas. Six ya había encontrado una cocina, varios dormitorios, una sala de estar, tres bibliotecas, una habitación solo con juguetes y diferentes tipos de juegos, otra que estaba vacía pero las paredes estaban llenas de dibujos hechos con tizas de pizarra que le hacían recordar a la que estuvo encerrada cuando la apresó el Cazador, también otra sala que se componía sobretodo de piezas de ropa de distintos tamaños, cuidadosamente preparada y que emanaba distintos olores que a Six le resultaron agradables.

Pero ninguna de ellas estaba conectada alguna salida y, luego de muchas horas de caminar y explorar sin cesar, Six acabó sentándose en los escalones de una larga escalera que llevaba a otra habitación, pasándose las manos por la cara y el pelo intentando no dejar que le cundiera el pánico.

-¿Qué es lo que voy hacer...?-susurró Six con la voz temblorosa.

Estaba asustada, estaba dentro de la Torre y por mucho que caminara no encontraba una salida, ni siquiera una que la hiciera llegar a Ciudad Pálida otra vez ¿qué iba a pasar con ella...? ¿De verdad iba a acabar quedándose ahí atrapada para el resto de su vida...? ¿Era la forma que tenía Mono de vengarse de ella...?

Six frotó sus brazos, abrazándose a sí misma, sintiendo todo el tiempo la necesidad de comprobar que el tamaño de sus brazos y piernas no estaba cambiando en ningún momento ni que empezaba a escuchar aquella melodía endemoniada, todo el rato en tensión, porque no sabía en qué momento volvería a convertirse en el ser monstruoso que la convirtió Thin Man.

-¿Por qué siquiera me hizo eso en vez de matarme...?

Lo cierto, es que aquella era una buena pregunta, Thin Man no la mató, ni siquiera hizo el amago de hacerlo. Cuando la capturó, la dejó en aquella habitación que empezó a llenarse de juguetes y la caja de música, y luego de irse ya no volvió.

No le hizo daño...

-¿Qué es entonces lo que pretendías...?

Interesante cuestión. Thin Man se había llevado a otros niños antes consigo, los Vestigios Disfuncionales que había encontrado a lo largo de su aventura con Mono eran el indicador de que Thin Man había pasado por ahí para llevarse a un niño, pero Six no recordaba haber visto u oído a otro niño cuando fue llevada a la Torre la primera vez, tampoco monstruos distorsionados como le había sucedido a ella ¿Entonces...?

-¿Y si Mono...tampoco quiere hacerme daño?-fue su pregunta, salida directamente de su alma, con un anhelo que la sorprendió y la hizo darse una bofetada mental.

Confusa, sacudió la cabeza. No estaba para hacerse preguntas estúpidas, debía seguir buscando una salida, pese a que una parte de su cabeza ya estaba empezando hacerse a la idea de que quizá no tendría modo de salir de ese sitio por su cuenta.

Mono se había quedado dormido a su lado, sin encerrarla ni vigilarla, incluso antes de dormirse la animó que se fuera donde quisiera y probara lo que quisiera. Él sabía que no iba a poder salir por si misma de la Torre, y tuvo que acabar convenciéndose de eso cuando, luego de otras tantas horas dando vueltas encontrando habitaciones, pegó tal grito que retumbó por todas las paredes.

Mono, desde la recámara de Thin Man, miraba a Six por una de las televisiones que había dedicado para estar seguro de que no se hacía daño, estremeciéndose al verla gritar de esa manera.

Luego de un tiempo, Mono decidió que era suficiente por hoy, y fue en busca de su compañera.

Caminó tranquilamente por los largos pasillos, despreocupado de su tamaño y longitud, no importaba, sabía dónde podría encontrar a Six.

Se detuvo al pie de unas escaleras, mirando hacia un lado en donde se veía un agujero de ratón, suficientemente grande como para que un niño cupiera ahí. No podía ver nada de su interior, estaba completamente cubierto por las sombras sin embargo, sabía que Six estaba ahí dentro, acurrucada y abrazándose a sí misma, rendida en su fracaso. Suspirando, se acercó al agujero sin llegar a entrar en él, poniéndose a horcajadas delante de él.

-Six.-la llamó con suavidad, no recibió ninguna respuesta pero sabía que estaba ahí metida.-Es tarde, y no has parado quieta en todo el día. Estoy seguro de que debes de tener mucha hambre. Hambre de la normal... ¿no quieres ir a comer algo...?

De nuevo, el silencio fue todo lo que pudo obtener, haciendo que Mono apretara los labios, llevaba todo el día sin verla y, la verdad, le gustaría pasar un poco de tiempo con ella, aunque fuera para asegurarse de que comiera algo.

-Te aseguro que aquí hay comida muy buena, yo la probé y...¡está riquísima!-animó su tono de voz, buscando darle confianza.-No hay nada parecido a lo que hayamos comido antes; el pan esta crujiente, el pescado es fresco, la verdura no está podrida, y la carne no es de color negro, y cuando todo eso se cocina ¡es una maravilla! Creo que te encantará probar todo lo que puede hacerse con eso, Six.

No hubo ninguna contestación y la sonrisa de Mono se tambaleó hasta derrumbarse haciéndole quedar con una expresión melancólica en el rostro.

-Todo lo que te he dicho es verdad, aquí hay comida deliciosa y puedes comer todo lo que quieras ¡hasta hartarte si quieres...!-susurró mientras se sentaba en el suelo mirando en dirección al oscuro agujero en donde sabía que se ocultaba su querida amiga.-Pero, la verdad, Six, me encantaría que compartieras el tiempo de la comida conmigo. Comer juntos siempre fue agradable ¿te acuerdas...?

La comida que encontraron durante su aventura nunca fue buena, lo sabía, pero en tiempos de supervivencia cualquier cosa que se pudiera comer era siempre bienvenida, independientemente de lo mal que supiera, incluso sin importar los dolores de tripa que padecían luego de comer algo que encontraron. Vómitos y diarreas eran algo recurrente para ellos después de comer, pero aun así, tal vez una de las cosas que más afianzó su confianza entre ellos, aparte de la de dormir pegados, fue el mero hecho de sentarse juntos en cualquier sitio y compartir la comida que habían encontrado.

No decían mucho en esos periodos, solo comían en silencio, uno al lado del otro mientras vigilaban sus espaldas, pero llegaba ser agradable contar con la presencia del otro en aquellos momentos tranquilos.

Mono hizo un chasquido de dedos y un tazón con que contenía unas fresas de intenso color rojo apareció en su mano. Tomó una de las frutas, tomándose el tiempo de apreciar su aroma para que Six pudiera ver que no tenía nada planeado contra ella, y sin dudarlo la mordió, degustando con placer aquel dulce sabor mientras dejaba el tazón en el suelo y lo empujaba suavemente con los dedos en dirección al agujero, invitándola a que tomara uno o los que quisiera.

-No está envenenado ¿ves...?-comentó luego de tragar la fresa, procediendo a tomar otra y repetir el proceso.

Hizo esto mismo un par de veces, buscando con ahínco convencer a Six de que era seguro para comer pero, viendo que no había ningún movimiento por su parte, poco a poco su ánimo decayó cuando vio que solo él parecía dispuesto a terminarse aquel tazón con la deliciosa fruta. Suspiró melancólico mirando hacia al suelo, lamentando su fracaso de no conseguir compartir al menos eso con su amiga.

Entonces, un movimiento captó su atención y le hizo quedarse inmóvil en el sitio. Vio una pálida mano que conocía a la perfección saliendo del agujero, entre la penumbra, y agarrar lentamente un puñado de fresas antes de volver a ingresar a la oscuridad con ellas.

Mono aguantó la respiración durante todo ese proceso y los segundos que le siguieron, pero al final una sonrisa cruzó por su rostro cuando escucho el ruido de Six masticando. No podía verle la cara, pero podía escucharla masticar y tragar las fresas desde la comodidad de su escondite. Mono no la cuestionó ni la animó a salir de ahí, estaba bien como estaban las cosas de momento, por lo que solo tomó otra fresa para comerla con los ánimos renovados sin borrar en absoluto la sonrisa que se le había quedado en la cara.

Había un largo camino que recorrer, uno difícil y lleno de trabas, lo sabía pero aquel gesto por parte de Six le era suficiente como para mantener la esperanza de que al final, todo acabaría saliendo bien para ellos.

Compartieron una comida, cuando Six podría haber tomado el tazón y quedarse con toda la fruta para ella sola una vez estuvo segura de que no estaba envenenado, pero decidió no hacerlo, y ahí ambos comieron del mismo recipiente. En silencio. Disfrutando de la tranquilidad y del buen sabor de las fresas.

Era un pequeño paso de un larguísimo recorrido, pero era el mejor comienzo que Mono podría pedir.

Su pecho se llenó de un sentimiento cálido, incluso sus mejillas se tornaron de un color rosado, encantado con lo que estaba sucediendo.

No debía flaquear si quería recuperar del todo a Six.

Solo debía...

Mantener su determinación.

FIN

Si, así es mis queridos amiguitos, este es el final oficial de Hope, el siguiente es el epílogo que sucede años después de este capítulo.

¿Qué...? Si, este es el final ¿por qué miráis con esa cara...?

Vale, ya, guardar ahora mismo esas armas o no podré explicarme! ¡¡QUE BAJÉIS LAS ARMAS DIJE!!. Sí que es verdad que este es el final pero tiene todo el sentido que esto acabe así, este fic tenía como objetivo el que Mono y Six se reencontraran y fueran juntos de vuelta a la Torre, el tema de su reconciliación y reconstrucción de su relación recae en ellos ya fuera de la trama para lo que estaba pensado este fic. Por eso, este fic se llama Hope (Esperanza), la expectativa de que lo que queremos pueda salir bien pese a las circunstancias pero como toda esperanza, es incierta y poco fiable sin embargo tiene un buen final con el acto de Six de confiar en Mono lo suficiente como para aceptar la comida que le ofrece y compartir el plato. Me dedico precisamente a la cocina y pienso que compartir la comida es una de las mejores maneras de unir a la gente, me gustó terminarlo de esa manera ^^

Es un buen comienzo de reconstrucción, y florece la esperanza en él...todo lo que queda es seguir trabajando ello, pero Hope ya logró su objetivo. Hacer ver que su relación aun puede ser salvada, y así, entonces, es como debe acabar esta historia. No es ver la reconstrucción de su relación, sino la señal que indicara que todavía puede ser salvada.

Pasando a otros temas, puede que algunos se hayan dado cuenta que el titulo de cada uno de los capítulos corresponde a las almas humanas que salen en Undertale, y tal como ocurre en ese juego, se empieza con Determinación (Chara) y se termina con Determinación (Frisk), y como detalle, al menos una vez en cada capítulo hacen mención al título del mismo.

Queda el epilogo, en donde veremos a nuestros pequeños ya no tan pequeños el cómo les va la vida, pero digamos que es solo el caprichito de ver lo que pasa después. Oficialmente, Hope termina aquí, y realmente espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo lo he disfrutado al escribirlo.

No sé si luego de esto escribiré al mas de Little Nightmares, aunque tenga a algunos pinchándome con que haga algo más (SI, RIZZO, SI, TE HABLO A TI, NO TE ESCONDAS!!), pero ya me lo pensaré llegado el momento. Por ahora, Hope es mi contribución al fandom y espero que todos lo hayan disfrutado!

Como siempre, los comentarios son bien recibidos y siempre son contestados, así que dudas o así, ponerlas sin miedo.

Un saludito! ¡Nos vemos en el epílogo!

(Capitulo subido el 30 de Abril de 2021 a las 13:15 hora de España)

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