𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆
Capítulo dedicado a:
Londres estaba más frio de lo normal, muchísimo, tanto que sus manos seguían heladas a pesar de que escondiera una en el bolsillo del pantalón y la otra la dejase con el poco calor que emanaba el cigarro.
Esta vez había ido sin Scarlett, subiéndose en un bote con Tyler, Charlie, Curly y Arthur, con quien habló la mayor parte del viaje, explicándole qué tenía que hacer él en la capital, describiendo cosas irrelevantes y amenazándolo con sutileza para que no meta droga a su organismo tan seguido.
Aunque todo eso estuviese bien para él, no podía sacarse de la mente el hecho de que peleo con Scar, no era su culpa, tenía que hacerle entender que no podía satisfacer a todos los trabajadores de una fábrica solo porque Jessie Eden mandó una carta, carta donde describía los supuestos tratos crueles y nefastos que recibían sus compañeros y compañeras. Por más que quisiese no podía, e intento hacérselo saber.
Lo que más le gustaba de Scarlett era lo que ahora mismo odiaba, el hecho de que llevase la contraria a la mayoría de las personas, que las pusiese en su lugar cuando era necesario. Y cuando lo hizo con él, fue un golpe que no esperaba recibir, menos en un lugar tan controlado como la propia oficina.
Se apoyó en las cajas mientras veía a sus hombres trabajar, transportando cajas con ron y repuestos de automóviles, dejándolas ordenadas en el resto de botes.
-¡Hola, Tom!- expulso el humo del cigarro fijándose en como Johnny Dogs se le acercó, luciendo cansado y agitado- ¿Cómo estás? ¿ah?
Movió la cabeza de un lado a otro sin dar una verdadera respuesta, por lo que el gitano se cruzó de brazos descansando unos segundos a su lado.
-¿sabes? Odio con mi vida verte soltero- le pareció divertida la conversación, girándose para poder hablar mejor.
-¿por qué?
-bueno... no sé, pero la cosa que sé es que falta una buena boda, ¿no? Pero no como la de John, algo más grande, que dure todos los días que sea necesario- asintió con un palito entre sus dientes, expresándose con las manos para dar más grandeza de la necesaria- una buena boda levantaría el ánimo de todos los hombres, ¡imagínate que hasta Charlie pueda sonreír!
El canoso, a unos metros de ellos, escupió en el suelo en su dirección, maldiciéndolo mientras Curly a su lado soltaba pequeñas risas.
-¿qué te hace pensar que quiero casarme?
La verdad es que casarse nunca le llamó demasiado la atención, no le emocionaba escoger que personas invitar y cuáles no, tampoco el tener que hablar frente a otras personas para que estas sepan cuanto amor le tiene a la mujer con quien se casará, era tonto a su parecer. Lo que podría causarle curiosidad era la larga espera y la emoción palpitante, son los segundos antes de que aparezca la novia, sin poder verla hasta que ella este a su lado, a punto de juntar las sangres para demostrar como sus destinos se unieron.
-es que no piensas en grande como yo, Tom- espero a que hablase más, divirtiéndole como intentaba convencerlo de algo a lo que diría que no, fuese cual fuese su argumento- mira... tengo una prima que uff- mordió su labio negando- te hará pasar por el infierno mismo, ¡te la merecerías, Tommy!
Desvió la atención de Johnny para fijarse en Tyler, quien caminaba un lado a otro, nervioso de lo que haría, dejo de prestarle atención cuando Davies se acercó a él.
-pero- soltó una risita de complicidad- tú también conoces a muchas buenas señoritas, eh, y esas que te hacen estar en el cielo con solo desnudarse o abrir bien la boca. Elige a una y tendremos una celebración como en los viejos tiempos.
-si quieres beber como un desgraciado, anda con Arthur, pero no me ofrezcas a tu prima como si fuese una puta.
-quizás lo sea, Tom, no le he hablado en un año.
Intento no reírse de la forma tan despreocupada en la que lo dijo, separándose de él para acercarse a Castle, logrando que Davies se callará y Tyler dejase de moverse.
-Castle- nombró, y el chico en seguida acomodó su gorro, intentando lucir decente, como si no lo hubiese visto dormir en el viaje- ¿listo?
-señor, de verdad, lo estoy pensando seriamente y...quizás, solo quizás, no sea lo adecuado, ¿entiende? Es que no sé- los ojos del Shelby se trasladaron a Harry, diciéndole solo con la mirada que tenía que irse.
Pero el judío no se movió, retándole a que le dijese algo, a que se atreviese a tocarlo en territorio de los Solomons.
-Davies, vete- susurró lanzando los restos de cigarro a los pies ajeno, causando que diese dos pasos hacia atrás- no creo que sea necesario repetirlo, ¿eh?
-¿Dónde está Scarlett?- preguntó sin dejar aquel gesto de tensión.
-ella está bien, pero no vendrá a Londres, por ahora no, eso me dijo la última vez que hablamos- Tyler habló demasiado preocupado de sus propios nervios como para ponerse en la situación que vivían ambos hombres- ah, y dijo que, si veía a un tal Alfie, dijese que le manda saludos.
Thomas tensó la mandíbula, recordando porqué el chico Castle se había despedido de Scarlett y él no. Guiada por su orgullo y las palabras que Polly le dijo, no se despidieron de buena forma, palabras frías y sin dirigirse la mirada por más de 5 segundos.
Lo encontró infantil, hasta estresante, pero ella le dijo, antes de cerrar la puerta, que hablarían mejor cuando se vieran nuevamente, dejando un beso en su mejilla con ternura.
-¿no vendrá?- frunció el ceño antes de mirarlo por última vez, alejándose sin decir nada más.
-Tyler, está bien si no quieres seguir con esto- alzó la mirada en seguida, notando como el líder se acercaba unos pasos- está bien, pero si no lo haces te tendrás que ir, y los pasajes hacía Birmingham cuestan dos libras en tren, ocho chelines si vas en barco. No creo que tengas esa cantidad en tus bolsillos, tampoco lo tendrías después de la boda.
Enderezó la espalda, mirando como el menor hacia una pequeña mueca, sin dignarse a verlo por varios segundos.
-sí, es verdad- comenzó a moverse de lado a lado- además, podría dar una vuelta por Londres y ver cómo me va, ¿no? Es una buena opción, como cuando salí con el señor Arthur, por el centro y cerca de un club.
Bajo la mirada con una leve sonrisa, parecía tener nervios de hablarle demasiado, sin saber que cuando estaba tenso hablaba sin parar y con rapidez, dándole gracia genuina. Le extendió un revolver que estaba guardado en el bolsillo interior del abrigo.
-por orden de los Peaky Blinders.
Castle relamió sus labios, volviendo a tener la confianza de hace algunos días, perdida gracias a que después de la primera junta, no recibió ningún otro contacto con la familia Shelby, como si se hubiesen olvidado de él, causándole inseguridad y muchas dudas.
-puedes decirme Thomas- dijo por última vez en voz baja, caminando en dirección a Johnny, sin saber que había dejado al chico con un huracán de emociones positivas.
Mientras en Londres Arthur causaba un desorden en el Club Edén, Tommy amenazaba a Dogs para que no se robase ninguna caja con repuestos de autos y ron, alejándose para hablar con su hermano mayor. En Birmingham Michael interactuaba más con Lizzie, pidiéndole que decorará de forma sobria su pequeña oficina, John disfrutaba de los juegos infantiles que sus hijos creaban a su alrededor, y en casa de Gray, Scar acomodaba distintos materiales que Polly le iba pidiendo, hablando sobre temas dispersos, otros con mayor relevancia o simplemente concentradas en lo que hacían.
-saca 6 manzanas rojas- apunto el mueble donde se ubicaban sin levantar la cabeza, anotando cosas en un cuaderno, la menor obedeció dando vueltas por la cocina.
Michael le había pedido a su madre algo dulce para poder comer a la hora del té, por lo que Polly no dudo en buscar entre sus viejas recetas algo que pudiese satisfacer el capricho de su hijo, ayudándose de Solomons, con quien compartió una noche llena de risas y cosas estúpidas, durmiéndose a altas horas de la madrugada.
Ahora ella reescribía alguna de las recetas que con el tiempo se fueron borrando, descifrando lo que decía en aquellos espacios más grandes.
Scar lavó la fruta, buscando un cuchillo para poder picarlas.
-Lizzie quiere robarte a Tommy- confesó después de terminar un párrafo, quedaba menos, escuchó la risita de Solomons- no te rías, es verdad, querida.
-siempre lo supuse, la forma en la que me trataba no era normal- sin pedírselo siquiera, comenzó a pelar las manzanas- pero ella me agrada, a pesar de que me odie, creo que, si no fuese tan reservada y no hablase a las espaldas de los demás, sería bastante agradable conversar con ella.
-aprovechará su pelea para intentar sacarte del camino.
-si quiere quedárselo, adelante, pero no me disculparé con Tommy para volver a ser la primera o para demostrar que es mío, es absurdo.
-¿ah? ¿en serio?- alzo la vista unos segundos, analizando sus gestos- ¿por qué?
-porque ahora Tommy no quiere subirles el sueldo a sus trabajadores solamente por su egoísmo, y si me disculpo sería darle la razón. Y no peleare con otras por él, es rogar demasiado por un poco de atención, ya lo hice con James, no valió la pena. No quiero arriesgarme a hacer lo mismo por Tommy y quedar decepcionada.
-su madre me lo dijo, querida, que él moriría por su inteligencia- bebió del jugo de piña que tenía en la copa a su lado- pero no le veo lo inteligente cuando hay protestas una vez a la semana por culpa de esa chica comunista, antes era culpa de Freddie, pero falleció- dio unos segundos de silencio, volviendo a escribir- Se rebelarán y nos iremos a la mierda.
Remarco el título del bizcocho, escuchando el cuchillo al cortar la fruta.
-no vale la pena rogar por un hombre, Scar- volvió a mirarle con un gesto de coqueteo- te lo digo yo que soy la reina gitana, ellos deben pelear, rogar y ponerse de rodillas por mí, te aconsejo pedir lo mismo.
Ambas compartieron una sonrisa, sabiendo que Scar bromeo durante la noche con aquel tema, sobre su jerarquía entre los Shelby, la realeza gitana y los beneficios si se unía a la familia, impulsada por el nombre de Daryl Shelby. Pol soltó lágrimas de tristeza y felicidad, sabiendo que su querido padre no había quedado en el olvido, no aún.
-perdón por interrumpir, pero hay un hombre en el teléfono llamado Alfie, dice que desea hablar con la señorita Scar- una de las sirvientas de Pol interrumpió, señalando el camino hacia la sala.
-ya vuelvo, ¿luego tengo que revolverlas con azúcar y canela?- señalo la fuente, Polly asintió sin prestarle mucha atención- bien.
Camino con rapidez hasta la sala, levantando el teléfono para acercarlo a su oreja, suspirando mientras detallaba desinteresadamente los muebles, las decoraciones con matices de rojos y dorados.
-Alfie- susurró a los segundos, asegurándose de que no hubiese nadie que la interrumpiera.
-Scar, hola, tengo muchas noticias y poco tiempo. Primero, ya está en marcha el plan S- cerró los ojos al escucharlo, manteniendo la frustración controlada.
Plan S era todo lo relacionado con los Sabini, ella lo soltó como broma la última vez que desayunaron, queriendo liberar tensiones, sin saber que el mayor tomaría en serio sus palabras y ahora hablaba con soltura sobre ello.
-¿qué tienes?
-mande el paquete, bueno, yo no, Ollie fue, pero estaban los restos de mano y una nota, esperaré a que digan algo, alguna reunión en camino, telégrafo de amenaza o incluso que aparezca un sicario que me quiera matar, cualquier puta opción ahora mismo me sirve, sí.
-ya sabes que decir, ¿no?- quería asegurarse de que nada saliese de su plan estructurado, absolutamente nada.
-sí, si, de hecho, lo he practicado con Maggie- se quedó unos segundos en silencio, sin saber la actual posición de la estadounidense, quizás había dejado el hogar de Ada- está en casa. ¡ah! ¡mierda! Casi me olvido.
Se apoyo en la pared escuchándolo con atención.
-hoy llego a mi oficina un imbécil- por la forma en la que habló pensó que podría ser Tommy, riéndose bajo- se pronunció como si fuese el puto rey de Inglaterra, si, pidió hablar conmigo pidiendo un té de la india o de Ámsterdam, lo mande a la mierda dos veces, no supo dónde estaba porque nunca se fue.
-¿Quién era?
-James Hopkins, uh, tuve a un hombre que pronto será duque en mi oficina. Que irreal. Quería hablar contigo en privado, no me dijo de qué, pero estaría esperándote en su casa.
-¿qué día?
-mañana, ¿en serio irás con ese imbécil? ¿Uh?
-tengo que solucionar algunas cosas con él, no es de gran importancia. Estaré bien, pero no me dejo negarme a quedarme a dormir en su casa.
-quiere acostarse contigo el muy hijo de puta- susurró sorprendido- ¿le dirás que no? ¿verdad?
-no sé, depende como vaya la situación- ironizó- me tengo que ir, ¿ya avisaste sobre el ataque?
-uh, no, pero lo soluciono enseguida, si, un descuido simplemente. Te llamó después, tengo que ordenar esa mierda. Te quiero, cuídate y si te hace algo, destrozo la panadería de Edgar, la hago explotar.
Sonrió negando, sabiendo que el cariño que sentía por el viejo no le dejaría destruir el pequeño edificio, por más que hablase era una mentira, un falso mentiroso.
Camino esta vez con más lentitud hasta la cocina, deteniéndose frente a la puerta para suspirar, volvió a entrar, lavándose las manos para seguir.
-recordé que cuando estaba embarazada, siempre quería comer tartas de manzanas o manzanas solas, era una exquisitez comer una después de una semana- revolvía la mezcla de harina con fuerza constante, Scarlett comenzó a trabajar con la fruta- probablemente sea una razón del porque ahora hago lo mismo, para saber si le siguen gustando como cuando era bebe.
-debe ser jodidamente extraño sentir antojos, ¿no?- con Pol no sentía pudor de hablar de lo que sea, hasta las dudas más tontas como esa podía decirlas y la mayor contestaría, algunas veces hablando con el sarcasmo necesario para que ella lo descifrase- imagínate estar durmiendo y de repente tener ganas de comer... no sé, arroz.
-es una sensación que tú debes experimentar, no te diré como es- hizo sonar la cuchara contra el recipiente, golpeándolo con fuerza- quizás tus brownies sean antojos y no logres identificarlos.
Detuvo todas sus acciones para mirarle con incredulidad, negándose a la idea de inmediato.
-no creo, son deliciosos simplemente, no hay un trasfondo detrás- Gray soltó una risita comenzando a amasar con las manos- no, Elizabeth Gray, no hagas ese gesto de que "uh, soy mejor que tu porque yo se algo que tu no"- imito de forma nerviosa su voz.
Polly siguió con la masa, ignorando la mirada expectante de la menor, queriendo saber más de su opinión, más que nada para conocer qué tenía que decir.
-no sabía cuan nerviosa te ponías con un tema tan común como es el estar embarazada- alzó una ceja en dirección a Solomons, dejándola con la boca abierta por unos segundos.
-no creo estar preparada para ser madre, vi cuando Ada dio a luz, vi como sufrió, no es una sensación bonita, no se ve agradable.
Gray espero unos segundos, sabiendo que Scarlett siempre daba unos momentos de expectación para poder hablar y expresarse de forma clara, cosa que al parecer ahora le dificultaba.
-es mucha responsabilidad- empezó, con lentitud- y tener un hijo significa casarse, dejar de lado todo lo emocionante para pasar a una vida en familia donde te tienes que preocupar por el niño, las cuentas, casa, comida y un montón de cosas que ya viví, que no quiero revivir tan pronto.
No dijo nada mientras la miraba con tranquilidad en su iris, dejando que la respiración de Scarlett se calmase y pudiese hablar lento.
-ve a Esme, posiblemente antes de casarse con John era libre dentro de sus límites, pero ahora pocas veces la vemos porque los niños consumen su tiempo, probablemente dijo lo de criar pollos la otra vez porque desea tranquilidad, desea dejar de estar tan jodidamente estresada- comenzó a utilizar sus manos queriendo conectar con ella, sin saber que conocía demasiado bien el sentimiento- no me gustaría dejar de lado mi actual libertad, o llámalo felicidad, para volver a sentirme prisionera de algo o alguien.
-sé a lo que te refieres, querida, tuve que cuidar de Arthur desde que era una niña, años sin parar hasta Finn, el cual se guía de lo que hace Tommy- se sentó para poder hablar con seriedad- cuando se fueron a la guerra me sentía jodidamente feliz, jodidamente indestructible, no sabía cuan agradable era no tener preocupaciones- susurró mirándola a los ojos, traspasándole conocimientos con la conexión de miradas- pierdes demasiado tiempo, te concentras siempre en ellos y no en lo que tú quieres, hasta casados seguirán dependiendo de ti, pero aún así no me arrepiento nunca de haberlos cuidado, enseñado y querido. Jamás lo haré, querida. Ellos fueron mi soporte cuando me quitaron a Anna y a Michael.
Inhalo antes de hablar, reteniendo el aire dentro de sus pulmones.
-está bien si no te sientes preparada, nunca se está- sonrió relajando a la menor- si es necesario, Arthur conoce a una mujer que podría sacarse eso de adentro- tocó los nudillos de Scar, dándole confianza y seguridad- solo espero que me lo digas si es que sucede, ¿bien?
-lo prometo- le dio una sonrisa cargada de sinceridad, los ojos cafés de Scarlett brillaron por la nueva confianza adquirida- eso sí, espero poder decir algún día orgullosamente que mis hijos tienen sangre de la realeza gitana.
-tus hijos estarían más cerca del trono que todos los hijos de John- soltó con lentitud la mano contraria, volviendo a su tarta de manzanas- ahora, tener antojos es lo peor, no teníamos mucha variedad de comida y, al menos yo sufría cambios de humor, Arthur estaba ahí para ayudarme, conseguía lo que quería a pesar de recibir golpes. Me sentía como un perro de caza cuando olía lo que quería.
-Polly.
-dime.
-gracias por entender y no presionarme, siempre me dijeron que debía de formar una familia, ahora no sé, es extraño el sentimiento. Pero me siento bien, gracias por eso.
Pol sonrió buscando los moldes, se sentía feliz, y sabía que parte de aquella emoción se debía por escuchar un gracias dicho en la situación adecuada.
-de nada, querida, cuando gustes un consejo, estaré con mis tazas de té y todos los cristales que pueda encontrar, la bruja falsa de unas calles más abajo los tiene como adorno. No sabe nada- sacudió la harina de sus manos, dejando atrás el momento especial, sabiendo que a ambas les había dejado reflexivas- esto va al horno unos minutos, y ponemos las manzanas, habrá que esperar.
-¿también me darás a mi o es todo para Michael?- bromeo con falsa seriedad, logrando que Gray negase con seguridad,
-todo para mi hijo, no para ti, te tendrás que ir antes de que esté listo.
Scar sollozo de mentira llevando una mano a su corazón, moviéndose irregularmente para simular el llanto.
-creo que no le hablaré más a esta familia.
...
-¿es aquí, señorita?- el chofer apuntó el pequeño palacio a la lejanía.
Scarlett admiro por unos instantes el glorioso edificio, tres pisos, rodeados de extensos metros y metros de pasto verde, decorado de algunas estatuas y una fuente en medio de la entrada; detalles dorados y plata que resplandecían por el sol, logrando un efecto de ensueño.
-sí, muchas gracias- pago lo necesario, bajándose del auto para caminar con tranquilidad hasta las enormes puertas de madera.
Después del primer encuentro en el tren, no pudo evitar buscar todo lo relacionado con él, desde sus movimientos dentro del país hasta algo tan íntimo como la larga lista de amantes que mantenía activa, por lo que descubrió el nombre sus amigos, las personas dentro de su hogar, los licores que bebe regularmente y otras cosas como cuantas libras gana anualmente.
Quiso asegurarse de que podía manejar al hombre, simulando ser la adolescente que necesitaba de cariño o, de lo contrario, poder amenazarlo con todo lo necesario para que no ponga demasiada resistencia.
Dio varios golpes en una de las puertas, dándose el lujo de poder fijarse más en lo que había. Tres autos de hace unos meses estacionados de forma vertical, relucientes por la limpieza máxima de todo el lugar.
Se sintió extraña al ver tanta riqueza demostrada.
-buenas tardes, ¿qué desea?- un hombre pequeño la recibió, observándola detrás de los anteojos semicirculares que estaban sobre el puente de su nariz, tenía un aspecto humilde a pesar del uniforme vergonzoso que tenía.
-me invitaron a venir, soy Scarlett Solomons- se presentó con voz suave, dando una pequeña sonrisa de bienvenida.
-¡oh! Señorita Solomons, por favor, adelante- abrió más la puerta, dejándola pasar mientras hacia una leve reverencia.
-no es necesario eso, de verdad, no lo hagas- el hombre negó, cerrando la puerta para señalar los sillones en medio del salón.
-no se preocupe, en seguida vendrá el señor Hopkins, ¿desea algo para beber durante la espera?- dio una respuesta negativa mientras se sentaba.
Paredes pintadas de un color crema suave, casi blanco, pinturas enormes colgadas con el propósito de que pregunten como las consiguieron y relucir su poder adquisitivo.
A pesar de que le gustase el arte, logró odiar como era demostrado de una forma tan burda, con algunas paredes llenas de obras de distintas épocas.
Había ceniceros de vidrio y pequeñas figuras con detalles delicados, seguido de muebles con madera reluciente, se sentía agobiada por siquiera pensar que ella tendría lo mismo y un poco más si se centrase solamente en sus caprichos estúpidos.
-¡Scarlett!- Hopkins apareció, con el cabello peinado perfectamente hacia atrás, luciendo prendas formales, pero sin grandes lujos, sonriéndole de lado mientras se acercaba dejando un beso cerca de su boca, con unos segundos en los que sintió la textura suave de los gorditos labios contrarios.
-James, cuanto tiempo sin verte- le sonrió con condescendencia, usando sus manos con disimulo para mantenerlo lejos de ella.
-lo mismo digo, princesa mía- intento no reírse con el apodo, se avergonzaba demasiado de su pasado- por obvias razones la cena aun no esta lista, no pensé que llegarías tan temprano.
-puedo volver después si te incomodo- bromeo siendo una versión extremadamente relajada de si misma.
-oh, no, por favor, tantos años sin vernos y esta es nuestra oportunidad para poder hablar con libertad de todo, no como los días anteriores donde ambos nos encontrábamos mal, es simplemente hablar. ¿Deseas pasear por los jardines? Son mi cosa favorita de mi propiedad.
-me parece bien, mientras esperamos para la cena- ofreció cortésmente su mano, queriendo que algo los uniera físicamente, Solomons aceptó sabiendo cuando le gustaba al Sir tocar su mano o entrelazar los dedos mientras caminaban hacia ninguna parte.
-tengo a uno de los mejores chefs de toda Inglaterra en mi cocina, por lo que si no te gusta la comida lo despediré de inmediato, lo prometo por mi título.
Al otro lado del gigantesco hogar, Thomas miraba como cazador a May, ordenándole de forma explicita que sucedería durante el resto de tarde y noche, logrando hacer que la mujer se derritiese por lo directo que era, el tono de voz que empleaba y el brillo de travesura que adornaba en sus ojos, logrando verlo magnifico.
Claro que ninguno de los dos dioses sabía de la presencia del otro en aquel pequeño palacio, al cual fueron por mero interés y un tonto juego de poder, que pronto dejaría de ser divertido.
Las horas pasaron con normalidad para ambas parejas, Scar sorprendiéndose por la agradable charla que mantenía con James, quien no mencionó temas como política o autos, mucho menos los rumores de que seria duque, llevando la conversación a algo relajado y cómodo. Lo mismo sucedía con el Shelby, quien se dedico a coquetear con Carlton mientras paseaban desinteresadamente viendo los distintos caballos que tenían en los terrenos.
El único realmente nervioso e incómodo, era Alfie.
No era la presencia de los Sabini en una de las habitaciones de su fábrica, mucho menos lo intimidante que se veían algunos de los italianos, le incomodaba no saber del estado actual de Scarlett, preocupado de que tuviese que hacer algo de lo que quizás se arrepentiría, además sabia cuán mujeriego era Hopkins, la fidelidad no estaba en su diccionario y su hermana no merecía ser una más en su lista.
Era repugnante y odiaría con su vida el hecho de que fue lo suficiente encantador para atrapar a Scar.
-responde, Alfred- Dardy golpeo la mesa mirándolo enojado, una vena se marcaba en su frente por la rabia contenida.
-¿uh? Ah, perdón, no estaba escuchando, me perdí cuando dijiste que éramos amigos cuando niños y luego enemigos y un montón de mierdas más- entrelazo los dedos sobre la mesa alargada, viéndose relajado y seguro de sus palabras.
-Dios...- suspiro cerrando con fuerza los ojos, unos segundos bastaron para que los volviese a abrir- dime, Alfie, ¿sabias lo que Scarlett le haría a mi sobrino?- comenzó a contar con los dedos, frunciendo cada vez más el ceño- ¿sabías que un imbécil llamado Arthur entraría a MI club Edén y haría una masacre con gente inocente dentro?, ¿sabías que un escuadrón de casi 17 hombres murió fusilado por culpa de tu maldita hermana y su alianza con los gitanos esos de mierda?
Lo que más lograba sacar de sus casillas al hombre con bigote peculiar, era el hecho de que el judío no se tomase nada en serio o que todo lo dijese con una seriedad espeluznante, no le daba indicios de como reaccionaria y no quería perder el control del mando durante esa reunión en la que se veía más poderoso y seguro.
-solo sé lo que sé, lo que aun no sé es algo que desconozco en su mayoría, pero aun así hay cosas de las que sé y no debería de saber. Por lo que me dices, conozco cosas que a veces tu desconoces, y yo desconozco cosas que tu conoces. ¿no crees? Curioso, jodidamente curioso.
No sabía interpretar eso como una burla o intento de seriedad por su parte, odiaba admitir que Scarlett en aquellas situaciones era muchísimo mejor líder que el hombre sentado frente a él.
-no tenia ni puta idea de que tu muchacho sería mutilado por Scarlett- miró a Jason afirmando- no he hablado mucho con ella, solo mierdas de negocios y otras cosas más- el sombrero que tenia le daba un aspecto decente, lo utilizo para dar misterio- y lo de Arthur, la verdad es que ni siquiera lo conozco bien, sip, me sorprende que haya entrado en tu jodida fortaleza y la hiciese suya en una puta noche, ¿no? Es como despertar y que tu maldita casa ya no sea tuya.
-¡el hijo de puta nos avergonzó! ¡ese bastardo grito que era suya por orden de los malditos Peaky Blinders!- alzó ambas cejas impresionado- y tú, imbécil judío, los dejaste entrar a Londres como si fuesen reyes de algo, ¡son basura!
-es culpa de ambos, tú por joder mis tratos con las licorerías y yo por pedir más ayuda, se que fue un jodido error, me declaro culpable, me di cuenta del tipo de personas que son. Intentaron robarse mi ron, se expandieron por todo Camden más rápido que la gonorrea, ¿y el líder? Es un bastardo egocéntrico con quien nunca podré hablar bien, no, no, fue por esa mierda que mande la carta, sí.
-¡la carta venía con la mano de Engel!- Jason por fin habló, lanzándose con rabia contra él, sujetando los costados del abrigo caro, ambos hermanos lucían extremadamente enojados- ¡quiero tener a mi hijo de vuelta!
Controlo de forma maravillosa su orgullo, entendiendo como debía sentirse el hombre que le miraba como si fuese alguien repudiable, no sabia donde estaba su hijo, con la mano, o los cuatro dedos y parte de la palma, de Engel como único indicio de que estaba escondido en algún lugar dentro del territorio de los Solomons.
Agarro las manos que lo sostenían para alejarlas con lentitud, intentando no generar más desesperación de la necesaria.
-por ello vengo a ofrecer de forma amistosa una paz que perdure hasta que los malditos gitanos se vayan de nuestra ciudad- Dardy respiraba forzadamente- sí, porque veo que ambos hemos comido mucha de nuestra propia mierda, los sacaríamos de Londres vivos o muertos.
Jason negó, mirándolo con seriedad incomoda.
Lo que le hicieron a su muchacho no podía revertirse con palabras lindas y una paz que nunca sería constante. era una absoluta burla para él y su hijo, no lo dejaría ir con facilidad.
-¿y qué sucederá con Scarlett?
-¿cómo? ¿ella? Supongo que está en esa mierda de ciudad, ¡Birmingham! Ahí debe de estar ahora.
-si queremos tener una alianza, quiero que me entregues a Scarlett.
Se quedo unos segundos en silencio, sin querer aceptar, debía protegerla, pero no sabia como rechazar la propuesta o posponerla.
-¿puedo preguntar por qué?- necesitaba los fundamentos, serian su base para descubrir al traidor, si es que mencionaba algo inadecuado.
-ella le corto la mano a Engel, es amiga de esos imbéciles y planeo el ataque a nuestro restaurant, si alguien de verdad merece un castigo, es ella.
Sonrió notando el error, tosiendo para disimular la emoción.
-uh, si, no pensé en eso, te la entregaré, pero no se si ahora, es mi unión con los bastardos esos, si puedes esperar unos días más, te la entregaré sin rechistar.
-mira, Jason, como Alfred Solomons, un judío hecho y derecho, entrega a su familia como si no fuese nada, todo con tal de tener más poder para él- se mofó Dardy, aun con desconfianza.
-solamente reconozco mis prioridades, ¿tenemos un jodido trato?
Extendió el brazo derecho mientras se levantaba.
-trato, amigo mío.
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Se imaginan, que Tommy en vez de acostarse con Grace, se acueste con May? Sería muy chistoso la verdad, el plop twist de la tarde
En fin, espero les haya gustado el capítulo <3, hoy fue un poco más temprano la verdad, pero no creo q afecte
Que pasen bonito fin de semana<33🥵