Historias cortas

By Jonathan2607

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Capítulo 1
¿Una mujer?

Primera historia

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By Jonathan2607

Aclaración: Esta historia esta ambientada en la segunda mitad del siglo XIX en Uruguay

Desde hace un tiempo las cosas cambiaron drasticamente. Nuestros abundantes platos de carne vacuna, fueron reemplazados por humildes ensopados que no logran darme energía.

Ahora los campos están delimitados por altos alambrados, que impiden poder utilizar los animales dentro de ellos como comida. También, el país se infesto de inmigrantes europeos, con diferentes costumbres las cuales quieren imponernos a toda costa.

Pase de ser un vago sin oficio, a trabajar en trabajos mal pagados para no morir de hambre. Soy hijo de un gaucho, que contrario a sus costumbres corruptas, decidió optar por el trabajo honesto.

¿Como podemos vivir en un sistema que quiere eliminarnos por ser cargas? Somos la mano de obra barata de ricos que se bañan en dinero. Soy incapaz de soportar la rabia que me genera eso.

Encima, mi color de piel es un gran problema. No soy precisamente negro, pero mi tez es marrón claro. Herencia de mi madre. Ellos se dan el nefasto privilegio de rebajar mi salario, justificándose con que tengo suerte de que me dejen tocar su ganado.

Observo cada día a señores creyéndose superiores a mi, desperdiciando dinero en lujos insignificantes mientras mi estomago ruge, y recuerdo a mi hermana pequeña desmayarse por inanición.

Reconozco lo perjudicial que es la envidia, pero ¿quien puede no tenerla en una situación como esta?

Mi  usual oficio, en el que trabajo junto a mi padre, es esquilar ovejas. Por suerte, conseguimos una oferta de trabajo tentadora. Pareciera la primera vez donde nos ofrecen un monto decente. Toda mi familia se encuentra emocionada por la posibilidad de poder comer algo más sofisticado esta noche. Su sonrisa es la única razón por la que sigo soportando las condiciones deplorables en las que trabajo.

Lo menos que deseo es que mi madre o hermanas tengan que recurrir a la prostitución. No porque las prostitutas sean menos decentes que cualquiera otra persona, sino, por la simple de razón de que es un trabajo lleno de tratos aun más abusivos que los míos, donde la violación y maltrato es el pan de cada día. Nunca comprenderé la visión tan ignorante de esta sociedad podrida, de que una mujer no posee capacidades para desempeñar actividades más allá de satisfacer a hombres de forma sexual o ser sus maquinas de reproducción.

Dejo de divagar entre mis pensamientos, cuando diviso el terreno que estábamos buscando. Nos recibe un joven, el cual sospecho por su corta edad, que no es el propietario. Posiblemente sea su hijo. Pero le resto importancia.

El nos enseña donde se encuentra el ganado a esquilar, y comenzamos con nuestro trabajo. Un tiempo después, llega un señor mucho mayor junto al muchacho que vi antes. Seguramente para supervisar nuestro trabajo. No me parece raro, es común que suceda.

-¿¡Como te atreviste a traer a un negro aquí?! Debería ser mi propiedad, no mi trabajador. Seguro quiere robar todas nuestras pertenencias.

No de nuevo. No este tipo de estúpido.

Me levanto, enfurecido.

-Lamento informarle que la esclavitud fue abolida hace unos años. Usted no tiene ningún derecho de creerse superior, soy su igual.

-¿Mi igual? ¡Debes de estar bromeando! ¿Cómo un pobre como tu puede pensar en la idea de ser mi igual?

Quiero gritarle y depositar un puñetazo en su rostro. Pero mi padre toca mi hombro, señal de que piense antes de actuar.

-¿Cual es su relación con este...ser?

Esta vez, habla dirigiéndose a mi padre.

-Mi hijo.

-¿Como se atrevió a degradar a la raza blanca de esta forma? Debería estar avergonzado, retirese y nunca vuelva.

En silencio, camina en dirección a la salida. Intento quedarme para protestar, pero mi padre me arrastra fuera de ahí.

Veo al muchacho correr tras nosotros, por una razón que desconozco.

-Perdonen el comportamiento de mi padre, el es algo, "conservador".

Paso de el, no voy a contestarle que no me molesta su "insignificante error" Cuando sería una mentira. La única manera de que logre aceptar unas disculpas por la actitud de ese hombre, sera si el limpia mis zapatos con su lengua mientras ruega ser perdonado. Cosa la cual nunca sucederá.

Salgo del lugar enfurecido, mientras me quejo de su actitud.

-Tranquilo, se que lograremos conseguir otra oferta de empleo.

-¿¡Tranquilo?! ¡Dices eso porque eres blanco como la leche y todos te ven como un ser humano normal a diferencia de mi!

No responde, solo esboza un pequeño gesto de tristeza. Detesto ser tan impulsivo y hacer estos comentarios. Se que mi padre se preocupa por mi, el no desea esto. Pero es imposible no sentirme enfurecido.

Pase horas intentando dormir con el estomago vacío, dando vueltas en mi dura cama la cual daña mi espalda. Mientras, intento pensar en algo para distraerme. Una idea salta a mi mente, ¿y si le doy su merecido al "señor conservador"? Las anteriores veces que ocurrieron situaciones similares con otras personas, solo me esforcé en olvidarlo. Pero estoy demasiado hambriento y enfurecido como para solo dejarlo pasar.

El resto de la noche ideé un plan para robarle algo de comida, no cantidades exageradas, solo lo que puedo cargar por mi cuenta. Si tanto miedo tenía de que le robe, ahora tendrá que enfrentarse a el por su ineptitud.

En la mañana, nos pasamos buscando una oferta, de cualquier tipo de empleo en nuestras posibilidades. Conseguimos que un viejo amigo de mi padre nos diera un poco de comida a cambio de unas pequeñas tareas. Es lo suficiente para comer hoy y mañana si lo distribuimos bien. 

De tarde, viéndome con algo de tiempo libre, decido dar un paseo cerca del terreno de mi fallido trabajo. Observo, tomando la distancia necesaria para no generar sospechas, lugares donde infiltrarme. Diviso una abertura en el alambrado, capaz de permitirme entrar si logro agrandarla. Mientras esquilaba las ovejas vi una ventana fácil de abrir en el lugar. A parte del ganado, hay unas cuantas bolsas con provisiones. Sera suficiente para mi.

Esa misma noche, en la que por suerte logre comer, me escapo de casa. Dejando unos bultos de ropa debajo de la sabana para disimular mi huida.

La abertura sigue donde estaba, como supuse. Jalo esa parte del alambrado para dilatarla, y a duras penas, logro entrar. Para mi suerte, veo el ganado fuera de esa pequeña estructura, pastando. Ellos siguen con su tarea y no notan si quiera mi presencia.

Me aproximo al lugar, y subo hasta la ventana. La abro y bajo hasta el suelo. Los sacos con comida también siguen ahí. Tomo dos de ellos y los arrastro. Tirándolos por la ventana antes de yo salir. Se lo peligroso que es esto, pero nadie parece haberme escuchado.

Camino despacio hacía el sitio por el que entré, y noto a alguien parado frente a ella. ¿Como se dio cuenta? Es un campo tan grande, ningún ruido debería llegar a su casa.Busco donde esconderme, pero es tarde, esa persona ahora esta mirándome. Luce aun más asustada que yo. Aun así, se que estoy en problemas. No encuentro las palabras para convencerlo de que me deje ir.

-Por favor, dejare esto si es necesario. Le daré lo que pueda para recompensarlo. Pero no quiero ser encarcelado, mi familia sufriría mucho. Apiadase.

-Ve, y llévate eso. Prometo no decir nada. Se que mi padre actuó mal contigo, y entiendo que hayas querido vengarte de el. También, se que no estas pasando una buena situación económica. Tu padre me contó.

Es la voz del muchacho joven que nos recibió hoy. Desconozco cuando hablo sobre eso con mi padre, pero no importa, esa frase de su parte fue como un sueño hecho realidad.

-¿Enserio?

-Si. Ten una buena noche.

Se retira, dejándome solo. Parece tranquilo, si de verdad quisiera delatarme, estaría gritando para alertar a los otros en este momento. Desconozco de donde vino esa bondad. No me tomo tampoco tiempo para pensar en ello, y escapo de ahí lo más rápido que puedo.

Llego a mi hogar y abro la puerta lentamente, intentando no hacer ruido alguno. Pienso que salí victorioso, hasta que veo a mi padre sentado en la sala.

-Por fin te dignaste a aparecer. ¿Creías que esa estúpida ropa me engañaría? Ahora dime a donde has ido.

-y-yo.

-¿Que es lo que traes ahí?

Me arrebata las bolsas y las abre.

-¿¡Robaste esto?! ¡Te he dicho que somos una familia digna y que no nos volveríamos vulgares ladrones!

- Fue al señor de ayer, se lo tenía merecido.

-No importa cuanto se lo tenga merecido, nosotros no debemos rebajarnos a su nivel. ¡Lo único que hiciste es darle la razón!

-No soy ningún criminal.

- Acabas de robar, lo eres. Ahora, saca eso de mi vista.

Retiro las bolsas fuera, mientras busco un lugar donde esconderlas. Llorisqueo un poco en el camino. El tiene razón, me convertí en lo que jure no ser. Ensucie mi reputación de una forma miserable. 

Encuentro un pequeño pozo, dejo los sacos ahí y lo escondo poniéndole encima hojas y ramas que encuentro tiradas.

No quiero volver a casa. Si todos se enteran de lo que hice, tendremos aun menos oportunidades de sobrevivir al hambre. Posiblemente termine encarcelado. Puede que deba quedarme aquí, con suerte moriré de hipotermia. Me acuesto en el frió y doloroso suelo, llorando hasta dormirme. 

Despierto, y al parecer sigo vivo, porque no me encuentro en el infierno, sino en el mismo lugar. Eso si, con el cuerpo helado.Decido levantarme, sacar un poco de comida del saco y desayunar. Después, me limito a caminar sin rumbo, reflexionando sobre que debo hacer.

-¡Andrés! Gracias a Dios, por fin pude encontrarte.

Escucho a alguien gritar mi nombre, me doy vuelta pare ver quien es: Mi madre. Ella se abalanza sobre mi y me abraza.

- Tu padre, tus hermanas y yo estuvimos buscándote por todas partes desde hace horas. Me alegra tanto que estés bien.

- Lo mejor para ustedes es que yo me aleje.

-¿Que? Sin ti, nada sería lo mismo cariño. Te amamos, no deseamos estar lejos de ti. Ninguno de nosotros.

- Les falle, ensucie sus nombres. Soy solo un fracaso.

- Entiendo el porque lo hiciste. Se de sobra que no eres un ladrón que disfruta de hacerlo, la rabia te ganó. Vuelve a casa, buscaremos la forma de solucionar si eso causa algún problema.

-Mamá...

Ella acaricia mi mejilla, agradezco internamente su infinita amabilidad. Me guía en dirección a casa, pero no nos encontramos con el panorama que esperamos. El "señor conservador" esta frente a mi hogar, junto con su hogar quien parece intentando convencerlo de irse. Fui iluso de pensar que saldría invicto de esto. Lo veo enojado, gritándole a mi padre.

-¡Déjeme entrar! Se que ustedes me robaron.

-¿Por qué?

-¿Quien más puede haber sido? su hijo es el único negro que conozco. Nadie más podría hacer algo tan bajo.

-Por favor, retírese.

-Déjeme entrar, si no tiene nada de lo que busco, me iré.

-Hágalo, no encontrara nada.

Me meto en la conversación. Y su mirada se torna mucho más agresiva al verme. Entra y da vuelta todas nuestras pertenencias. Como es normal, nada de lo que busca esta aquí. Se gira en mi dirección, y me toma del cuello de la camisa.

-Dime donde esta.

-No lo se. Ademas, usted dijo que si no encontraba nada se iría.

Me deja caer, y me lastimo un poco. Vuelvo a levantarme lo más rápido que puedo. El hombre solo se marcha junto a su hijo, el cual me dedica una mirada triste, en contraste a su padre el cual luce enfurecido. Tras irse, mi padre y hermanas me abrazan.

-Fui irresponsable de dejarte ir de noche solo por ahí. Lamento mi horrible forma de lidiar con eso.

-No ocurre nada padre, lo entiendo.

El revuelve mi pelo, feliz de verme de vuelta. Se que tampoco le alegra mis acciones de a noche, igualmente sigue amándome.

Nos sentamos a comer, mientras mi padre me da un discurso mucho más civilizado de porque no debo robar. Todavía sigo sintiéndome mal por lo que hice, no pensé realmente bien que eso podría causar el tener a un hombre rico persiguiéndonos.

Más tarde, escucho un golpe en la puerta. Me parece extraño, no solemos recibir muchas visitas. Espero no sea el mismo hombre de nuevo. Me hallo completamente sorprendido al ver a su hijo frente a mi.

-¿Podemos hablar?

-Si esa charla no involucra hacer que me decapiten, si.

-Prometo que ninguna cabeza rodara.

-Perfecto.

Salgo, cerrando la puerta detrás mio. El deposita en mis manos unas hogazas de pan.

-¿Les pusiste algo?

-¡No! ¡Lo juro! Solo lamento la actitud de mi padre. Se que nunca debió tratarte así. Merecías que te pagaran ese dinero, y comprendo que cuando el hambre llama a veces se toman malas decisiones para saciarla.

El no estar hambriento ese momento me causa mucha más culpa después de escuchar sus palabras.

-Gracias, usted es mucho más amable que el.

Sonríe, y se sonroja un poco. Yo rió al notar su gesto.

-Perdone, soy un poco vergonzoso.

-Lo note.

Decidimos caminar un rato juntos, mientras pruebo el pan.

-¡Es exquisito!

-Una de nuestras sirvientas lo hizo, cocina muy bien.

-¿No tienes miedo de que tu padre se enoje por venir?

Digo, mientras mastico un pedazo de la comida que trajo.

-Me asegurare de que no se entere.

Esta vez, reímos juntos. Notó que esa sonrisa dibujada en su rostro, es bastante bonita. Junto a su pelo marrón corto y las pecas que contrastan con su pálida piel.

- Mi nombre es Andrés, ¿y el tuyo?

-Bartolomé.

- Lindo nombre.

-Lo mismo digo.

Una sonrisa nace de mis labios. Este chico es más guapo y agradable de lo que había notado en un primer momento. Justo lo contrario a su padre. Puede que este sea el principio de una amistad. Aunque siendo sincero, robar a alguien es una forma extraña de convertirse en su amigo.

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