INVISIBLE

By jenifersiza

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En esa fiel noche de Halloween, Nick Potter fue aclamado como 'Niño que vivió', su gemelo Harry fue ignorado... More

Capítulo 1: Lord Voldemort's Attack And Nick Sirius Potter A Hero
Capítulo 2: Pissed Of Albus Dumbledore
Capítulo 3: Rescued, Informed, and Mistakes
Capítulo 4: Growing Up and Their Hogwarts Letters
Capítulo 5: Getting A Wand
Capítulo 6: Going To Hogwarts: Year One
Capítulo 7: Year Two
Capítulo 8: Third year
Capítulo 9: Year Four Part 1 - Tri-wizard Tournament Comes To Hogwarts!
Capítulo 10: Triwizard Champions and making friends
Capítulo 11: The Games Begin, A Yule Ball and Figuring Out The Clue
Capítulo 12: The second and third task - Voldemort comes...
Capítulo 13: Lord Voldemort will they survive?
Capitulo 14: things go from bad to worse - Nick lies and Harry's taken
Capítulo 15: Harry get's better
Capítulo 16: Summer Trials
Capítulo 17: Meetings Arrests and Dreams
Capítulo 18: Harry's Summer and Eileen Thinks on Things
Capítulo 19: The Trials of Avery, Macnair, and Malfoy
Capitulo 20: Information and Quizzing
Capítulo 21: Writing Viktor, Eileen Visits and the Potter's Reactions
Capítulo 22: Dumbledore Slughorn and Conferences
Capítulo 23: Potter Humiliation and Patronus
Capítulo 24: Letters, apologies and contemplation
Capítulo 25: Animagus Potion, Training and Surprises
Capítulo 27: Presents and Conversations
Capítulo 28: Starting Back Up At Hogwarts
Capítulo 29: Nick feels guilty for the first time
Capítulo 30: Christmas, Happiness and Pain
Capítulo 31: A solution To The Problem
Capitulo 32: Wakening Up, Sirius and Nick Repair Their Relationship
Capítulo 33: Conferences and visiting Pyramids
Capítulo 34: Apparation, Fighting and Anger
Capítulo 35: Reaction and Consequences
Capítulo 36: Trials and Sentencing
Capítulo 37: The Situation As It Is
Capítulo 38: Having A Party And A Revelation
Capítulo 39: Turning Points
Capítulo 40: Nick's Epiphany
Capítulo 41: Nick Gives Some Advice To Roxy - Will She Take It?
Capítulo 42: I Was Invisible To Everyone
Capítulo 43: A New Year And Loosing The Plot
Capítulo 44: What To Do
Capítulo 45: Dealing With The Consequences
Capítulo 46: The Consequences
Capítulo 47: The Trial Of Lily Potter
Capítulo 48: Order of Merlin
Capítulo 49: Award Ceremony and Heartache
Capítulo 50: Sadness and exhaustion
Capítulo 51: The After Affects
Capítulo 52: The Aftermath
Capítulo 53: Recovering
Capítulo 54: Musing
Capítulo 55: One Potion Down
Capítulo 56: Times Changing
Capítulo 57: Harry's Second Potion
Capítulo 58: Information Moste Evile
Capítulo 59: The Committee and Conference
Capítulo 60: Conference
Capítulo 61: Partying, Slughorn and Going Home
Capítulo 62: Investigation
Capitulo 63: Not-So-Happy Birthday
Capítulo 64: Reactions and Consequences
Capítulo 65: Healing
Capítulo 66: Daunting News
Capítulo 67: Near Misses
Capítulo 68: Tense Conversations And Revelations
Capítulo 69: The Icing On The Cake
Capítulo 70: Releases, Holiday's & Searches
Capítulo 71: Holiday
Capítulo 72: A Peculiar happenstance
Capítulo 73: Hogsmeade, Horcruxes and Holidays
Capítulo 74: Horcruxes and Holidays
Capítulo 75: Holiday Fun
Capitulo 76: Joining The Dots
Capítulo 77: Back Home
Capítulo 78: Newts, Conversations and Surprises
Capítulo 79: Busier Than Ever & The Best Tip Off A Guy Could Get
Capítulo 80: Distractions And Successes
Capítulo 81: Operation Striker - Rescue mission
Capítulo 82: Conversations
Capítulo 83: Ministry and Helpful Information
Capítulo 84: Potions and Wills
Capítulo 85: Late Night Worries
Capítulo 86: Potter's decision
Capítulo 87: Uncertain Futures
Capítulo 88: The Truth
Capítulo 89: Unending Heartbreak
Capítulo 90: Concerns
Capítulo 91: Six Days
Capítulo 92: Father helps
Capítulo 93: It worked!
Capítulo 94: San Mungos
Capítulo 95: Pregnancy
Capítulo 96: Debriefed
Capítulo 97: Between dreams
Capitulo 98: American Visitors
Capítulo 99: Sirius visiting
Capítulo 100: Unicorn blood
Capítulo 101: Graduation
Capítulo 102: Quote with Dumbledore
Capítulo 103: Leaky Cauldron
Capítulo 104: Sanctuary
Capítulo 105: Surprise in childbirth
Capítulo 106: Grandfather? Potter
Capítulo 107: Baby Shower
Capítulo 108: Potion Hunter-Hector
Capítulo 109: Two Months Later - Neville and Luna's Wedding Day
Capítulo 110: Order of Merlin, first class
Capítulo 111: The Wedding
Capítulo 112: THE END

Capítulo 26: Learning and Hogwarts

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By jenifersiza

Una vez que Severus hubo mandado a Harry a la cama, con una poción para dormir sin sueños en la mano, llamó por floo a Hogwarts. Muy consciente de que Albus seguiría en su despacho, para ser un anciano no dormía mucho. Tal como es, para ser director de un colegio tan importante. No ayudaba que fuera muy conocido y respetado, tenía gente que le pedía ayuda día tras día. La persona más obvia era Cornelius Fudge, el Ministro de Magia. Él también había sido uno de ellos, cuando había espiado al Señor Tenebroso para él. Había perdido mucho respeto por Albus, por cómo se comportaba, con respecto a Harry. Todavía lo respetaba un poco; era difícil odiarlo aunque estuviera siendo ciego y terco.

-Severus, ¿en qué puedo ayudarte?- preguntó Albus cansado.

-Hace tiempo pregunté si Harry podía volver a Hogwarts, ¿es posible?- preguntó Severus yendo directo al grano como siempre.

-Por supuesto, me he asegurado de que todas las clases que necesita estén juntas, el lunes y el martes- dijo Albus, tenía demasiado respeto y amor por Severus, como hijo, como para negarle lo único que había pedido.

-Gracias- dijo Severus.

-De nada Severus- dijo Albus amablemente -¿Cómo es que lograste enseñarle a Harry el hechizo Patronus tan rápido?- preguntó entonces.

-Es un Ravenclaw, quiere aprender y tiene el impulso de aprender Albus, Potter no tiene el mismo impulso- dijo Severus con sinceridad, -No tiene nada que ver con el poder-.

-¿Estás seguro de que no puedo hacer que le enseñes a Nick?- preguntó Dumbledore sonando desesperado.

-Tengo demasiado que hacer Albus, mi aprendiz es lo primero, también tengo mi propio negocio de pociones con el que contentarme- dijo Severus.

-Muy bien-, suspiró Albus.

-Intenta dormir un poco Albus, buenas noches-, dijo Severus.

-Buenas noches Severus-, dijo Albus con recelo.

En cuanto la cabeza de Severus desapareció del fuego, Albus hizo lo que Severus le sugirió y, efectivamente, se acostó.

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Severus retiró la cabeza del fuego, con la satisfacción escrita en cada línea de su rostro. Caminando hacia su escritorio, comenzó a hacer cambios en los horarios que había establecido. El lunes y el martes fueron eliminados, para ser reemplazados por Hogwarts. El horario nocturno decidió que lo utilizaría para las clases de Oclumancia. El miércoles le enseñaría pociones todo el día, el jueves sería Defensa contra las Artes Oscuras. El viernes se utilizaría para las Artes Oscuras propiamente dichas. El sábado sería para varios encantos y hechizos diferentes que conocía y que no encajaban en ninguna de las dos categorías/días. El domingo era su día libre; Severus también decidió darle tiempo libre el jueves y el viernes por la tarde. Era fácil olvidar que Harry sólo tenía quince años.

Dejándolo a un lado creó otro para que lo usara Harry, sin duda Albus le enviaría el horario de Harry. Lo dejó sobre el escritorio y se sentó a esperar que los elfos domésticos le enviaran su café nocturno. Ya conocían sus preferencias, tanto que ni siquiera era necesario llamarlos. El elfo doméstico entró y se lo dio antes de irse sin decir nada. Severus estaba demasiado agotado como para agradecerle al elfo doméstico, pero sí tenía la energía suficiente para cogerlo y beberlo lentamente.

Le preocupaba estar presionando demasiado a Harry, pero si no aprendía lo que necesitaba, no iba a haber nada de lo que arrepentirse o preocuparse. Si no aprendía lo que necesitaba, el Señor Tenebroso lo mataría. No ayudaba que Harry tuviera pesadillas y apenas durmiera, sabía que no debía recurrir a darle a Harry la poción para dormir sin sueños. Se suponía que esa poción sólo debía usarse en caso de algún tipo de trauma. La poción para dormir no solucionaba nada, en realidad sólo lo suprimía. Severus se sorprendió de que Harry hubiera tardado tanto en tener pesadillas. Lo único que podía hacer era estar ahí para el adolescente, si alguna vez quería hablar. La cosa era que Harry no estaba acostumbrado a hablar, ni a tener a nadie con quien hablar, depende del periodo.

Colocando su taza vacía sobre el escritorio, con un suspiro cauteloso se levantó y se dirigió a su propia cama. Mañana tenían que empezar temprano, como de costumbre, y Severus necesitaba dormir todo lo que pudiera.

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Severus se despertó, con una mano bajo la almohada, agarrando su varita y la otra sin fuerzas a su lado. Era algo que no podía dejar de hacer; lo llevaba haciendo desde los once años. A pesar de que sabía que nadie podía alcanzarlo aquí, siguió durmiendo con su varita bajo la almohada. Mirando el despertador, se alarmó al ver que eran más de las siete. Se levantó rápidamente de la cama y se dirigió al baño. Rápidamente se duchó, se cepilló los dientes, hizo el aseo y todos los demás rituales matutinos antes de vestirse. Unos vaqueros negros, una camiseta blanca y un jersey negro de manga larga. No se molestó en ponerse la capa, antes de bajar las escaleras.

-¿Cómo has dormido?- preguntó Severus, -¿has tomado la poción?-.

-¡Sí! Gracias, ha sido genial-, dijo Harry, que tenía mucho mejor aspecto y las bolsas bajo los ojos habían desaparecido. Era su habitual ánimo y Severus se alegró de verlo de vuelta.

-Bien, me alegro de ver eso, ¿qué estás haciendo?- preguntó Severus.

-Sólo rellenando mi cuestionario-, explicó Harry pasándoselo. Era el que habían descuidado hacer, eligiendo en su lugar probar la poción animagus.

-¿Ya has comido algo?- exigió Severus, sabiendo ya la respuesta que el chico realmente necesitaba para empezar a cuidarse mejor.

-No, todavía no-, admitió Harry.

-Entonces vamos a comer algo antes de seguir-, dijo Severus antes de que ambos se dirigieran al comedor.

-¿Cuándo va a venir tu madre?- preguntó Harry que se moría por volver a verla.

-En cuanto encuentre un encargado y dos ayudantes para su tienda-, explicó Severus. El nuevo elfo doméstico, Dobby, entró con su comida. No mostraba la actitud hiperactiva de antes. Obviamente, los otros elfos domésticos habían estado trabajando con él; o bien eso o la gratitud que sentía se había atenuado con el elfo doméstico principal.

-¡Oh, bueno, espero que los consiga pronto!-, gorjeó Harry, comiendo agradecido, estaba sorprendentemente hambriento.

-Seguro que sí-, dijo Severus también comiendo y bebiendo una taza de su habitual café negro.

Una vez terminado el desayuno, Harry hizo la pregunta de siempre -¿Qué haremos hoy entonces?-.

-Esta mañana nos vamos a batir en duelo con todos los hechizos que has aprendido, después de comer te voy a enseñar los imperdonables. Después de la cena es tuyo para que hagas lo que quieras, pero quiero que leas el libro de meditación y oclumancia y lo pruebes antes de irte a la cama esta noche- dijo Severus como siempre delineando todo lo que iban a hacer. Dándole a Harry la oportunidad de cambiarlo, si podía añadir algo o si había algo con lo que no estaba contento. Severus siempre le decía a Harry que era mejor que hablara enseguida, si no estaba contento con algo en lugar de esperar.

Todavía no se había quejado aunque sí había pedido una cosa, la poción de animago.

-Yo también tengo buenas noticias para ti-, dijo Severus con suavidad. Sin esperar a que Harry preguntara le dijo -El profesor Dumbledore ha hecho excepciones para que vayas a Hogwarts. Estarás allí los lunes y los martes al menos durante este trimestre- los horarios cambiaban cada trimestre, para que los alumnos no se acostumbraran demasiado ni se aburrieran de las clases.

-¿De verdad ha dicho que sí?- se quedó boquiabierto Harry, con la sorpresa claramente reflejada en su rostro. Dumbledore nunca le había hablado realmente, bueno, aparte de cuando volvió de la cámara de los secretos. Había querido saber qué había pasado, después de saber que era eso, volvió a ser ignorado. No le gustaba Dumbledore, no se fiaba de él, sólo había unas pocas personas en las que confiaba.

-A pesar de lo que puedas pensar... él no es el malo aquí-, dijo Severus suavemente.

-¿Sabes lo que es que te ignoren constantemente? Pensé que en Hogwarts sería diferente... pero me equivoqué. ¿Sabes que en nuestro primer día, de Transfiguración con McGonagall. Primero convertí mi fósforo en una aguja, pero McGonagall estaba demasiado metida en animar a Nick a cambiarlo como para siquiera mirar hacia mí. Le dio puntos y nos ignoró a mí y a Granger. No fue la única que me ignoró... todos lo hicieron- dijo Harry con amargura torciendo sus rasgos y su voz. -Me emocioné cuando supe que Lupin iba a ser nuestro profesor, bueno, más o menos. Iba a esforzarme al máximo, decidido a que todo saliera bien a la primera. Luego lo vi en los terrenos del colegio hablando con Nick, ni siquiera me dijo nada- la amargura fue sustituida por una mirada triste y melancólica.

Severus miró fijamente al adolescente, con la simpatía rasgando su corazón. Por primera vez en mucho tiempo había confiado en alguien. -Sé lo que se siente; yo también, por desgracia, fui víctima de esto. ¿Sabes que tu padre tenía tres mejores amigos en Hogwarts? ¿Remus Lupin, Peter Pettigrew y Sirius Black?-.

Harry parpadeó confundido pero sin embargo contestó -Lo sé, yo... escuché a James contándole a Nick todas sus estúpidas historias-, esos momentos lo habían hecho llorar, había sido demasiado joven para ser fuerte. Se había sentado en el suelo, en el pasillo escuchando a James contarle historias a Nick a la hora de dormir. Nunca, ni siquiera durante diez minutos, James había hecho eso con él. A Harry, en aquel entonces, le había hecho doler el corazón, le había hecho sentir como si alguien lo apretara con fuerza. Por supuesto, incluso cuando James se fue, después de que Nick se durmiera, nunca le dedicó una mirada a Harry, sólo le dijo que se fuera a la cama antes de ir a la habitación de Roxy para leerle. Sin embargo, a medida que crecía, una vez que podía leer, se leía a sí mismo por la noche. Se perdía en los libros, para alejarse de la dura realidad que era su vida.

-Fui acosado por ellos, durante años; no te equivoques, la mayoría de las veces me vengué. Nunca fui la víctima voluntaria, hasta que una de sus bromas casi me cuesta la vida-, explicó Severus -Black me atrajo hasta la casa de los Gritos, donde me esperaba un hombre lobo, Lupin. Potter bajó en el último momento y me salvó para mi disgusto. No se castigó a ninguno de ellos, sino que se me advirtió que mantuviera la boca cerrada. El profesor Dumbledore se vio obligado a tomar una dura decisión para evitar que la reputación de Hogwarts se desmoronara-.

-¿No me estarás diciendo que los perdonaste?- preguntó Harry con escepticismo, nunca perdonaría a ninguno de los otros por lo que le hicieron. Si no hubiera sido por Eileen y Severus habría abandonado el mundo de los magos a su suerte. Voldemort habría sido bienvenido por ellos, ya que habían sido muy amables con él. Sólo por ellos mataría a Voldemort, aunque era sobre todo para poder vivir ahora. Voldemort iba a ir tras él, le había costado sus seguidores y había matado a su serpiente. Aunque no lo hubiera hecho y no lo hubieran secuestrado seguía siendo un Potter y Voldemort los quería a todos muertos.

-No, soy demasiado Slytherin para eso por desgracia, y tampoco estoy sugiriendo que los perdones. Sólo intento que veas la enorme presión a la que está sometido el profesor Dumbledore- explicó Severus con ironía y tampoco lo estaba haciendo muy bien.

Harry se quedó mirando a Severus sorprendido; no podía creer lo que estaba escuchando. Se sentía innegablemente traicionado, creía que precisamente Severus lo entendía. Sin embargo, aquí estaba, tratando de hacerle perdonar a la gente que le había hecho daño. Es lo único que hacía la gente, traicionarle, herirle y estaba harto de ello.

Severus vio que había metido la pata hasta el fondo, cuando vio la traición en los ojos verdes de Harry. Estaba pensando rápidamente en la forma de arreglarlo, cuando Harry hizo un movimiento para levantarse. Severus agarró rápidamente al adolescente, por si acaso intentaba aparecerse. Si logró salir de la Mansión Malfoy, podría salir de aquí. Sabía que no volvería a ver al adolescente si se marchaba. No sólo se maldeciría a sí mismo, sino que también tendría que lidiar con su madre.

-Escucha, esto no ha salido como yo quería, siéntate, déjame explicarte-, dijo Severus con un suspiro saliendo de sus labios. Harry se vio obligado a volver a sentarse en el asiento, por primera vez recordaba a Severus a un adolescente. Aunque tenía razón en estar enfadado, nunca debería haber sacado el tema. Si alguien le hubiera preguntado, su propia reacción habría sido diez veces peor que la de Harry. Sí, aunque se lo hubieran preguntado o dicho como adulto, se aferraba a los rencores como los niños a los osos de peluche o a su juguete favorito. Así era él.

-Cuando el profesor Dumbledore derrotó a Grindelwald, el público lo tenía en muy alta estima. Siguió siendo así con el primer levantamiento del Señor Tenebroso; esperaban que derrotara al Señor Tenebroso. Desgraciadamente, no fue lo suficientemente poderoso, pero lo retuvo porque el Señor Tenebroso le tenía miedo- dijo Severus. -A pesar de la profecía, la gente espera que Dumbledore lleve a Potter a ser el héroe que todos creen que es. Sé que no es excusa para la forma en que te ha tratado, de hecho perdí mucho respeto por Albus cuando lo descubrí-.

-¿Lo hiciste?- preguntó Harry parpadeando con asombro que era lo último que esperaba.

-Está repitiendo sus errores una y otra vez; dice que está arrepentido de su forma de ser conmigo. Sin embargo, está cometiendo errores similares contigo y algún día se arrepentirá. Será genuino, pero eso no cambia nada de lo que se ha hecho ahora, ¿no es así?-, dijo Severus con gesto adusto.

-No-, convino Harry sacudiendo la cabeza para enfatizar su respuesta.

-Eso era lo que intentaba decir, no pretendía insinuar que debías perdonarle. No le he perdonado que me ignorara en favor de Potter, Black y Lupin. Lo dejé de lado cuando me convertí en espía, porque mi vida era más importante que cualquier rencor que tuviera. Por mucho que me doliera, o me hiciera enfadar en ese momento- dijo Severus.

Harry asintió con la cabeza en señal de comprensión, cualquier traición, enojo o pensamiento de irse se desvaneció. Había exagerado un poco, pero se alegraba mucho de que Severus no hubiera intentado decirle que perdonara a Dumbledore. Él no perdonaría a nadie, ni a los Potter ni a Dumbledore ni a McGonagall ni a los amigos de James Black o Lupin. No importaba cuántas cartas recibiera disculpándose por lo sucedido. Estaba más seguro así, de ser traicionado de nuevo.

-¿Ahora seguimos con nuestro día?- preguntó Severus dándose una palmada mental en la espalda. Aquello había estado muy cerca, pero se había solucionado, y se advirtió mentalmente que no volvería a hacer algo tan estúpido. Ciertamente no era propio de él; decía lo que quería decir que normalmente no tropezaba.

-Sí-, dijo Harry agradecido por el cambio de tema.

-Bien, vamos-, dijo Severus volviendo a su voz normal que la tensa conversación había terminado.

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-Baja al Gran Comedor ahora, desayuna que tienes un gran día por delante-, dijo Lily con firmeza.

-No voy a entrenar-, gritó Nick furioso.

-Sí lo estás-, le gritó Lily de inmediato.

-¿Mamá puedo ir al Callejón Diagon hoy?- preguntó Roxy.

-¡No Roxy, muévete Nick!- dijo Lily sus fosas nasales encendidas con rabia.

-¿Por qué no?- preguntó Roxy en voz baja, no lo entendía pensaba que estando en Hogwarts las cosas mejorarían. En todo caso era peor, sus dos padres la ignoraban en favor de Nick. Ella nunca había experimentado eso, estaba teniendo una pequeña muestra de lo que había sido la vida de su hermano.

-Quiero mi escoba nueva-, dijo Nick, se la habían prometido y aún no la tenía.

-No podemos conseguírtela Nick-, explicó Lily cansada. Odiaba defraudar a sus hijos, pero no tenían un Knut a su nombre. Menos mal que ya tenían pagada la matrícula de Hogwarts. El dinero empezaría a acumularse de nuevo después de que Hogwarts se pusiera en marcha, una vez que James volviera a trabajar. Sin embargo, le preocupaba que no fuera suficiente, así que pensaba hablar con Albus antes de que empezara a entrenar a Nick hoy. -Pero te prometo que lo tendrás, dentro de un mes, una vez que tu padre cobre-.

-¿Lo prometes?- preguntó Nick.

-Por supuesto-, dijo Lily con sinceridad.

-De acuerdo, mamá-, sonrió Nick complacido de salirse con la suya una vez más.

-Vamos entonces-, dijo Lily exasperada.

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-Bien hecho, lo estás haciendo extremadamente bien Harry, casi me tienes a mí-, dijo Severus caminando hacia Harry, despistándolo. Estaba sudando; hacía tiempo que no tenía un reto así. Harry sin embargo estaba sudando a mares, respirando agitadamente, jadeando en el suelo.

-No es suficiente-, dijo Harry decepcionado.

-¡Nada de eso! Has matado a una serpiente y a Pettigrew, con una sola maldición Reducto, tu magia es fuerte. Tus reflejos están llegando, sólo necesitas ser un poco más rápido- dijo Severus tranquilizador -Si hubieras querido no tengo duda de que podrías haber usado esa maldición conmigo, y haberme eliminado de un solo golpe-.

Harry se estremeció ante la posibilidad de hacer algo así accidentalmente.

-No quiero que te contengas, necesito saber lo bueno que eres-, dijo Severus dándose cuenta de que Harry podría haberse estado conteniendo. Sin querer herirle, debería haberlo visto antes.

-De acuerdo-, respiró Harry, tratando de deshacerse de la puntada que tenía permanentemente clavada en el costado.

-Bien, ahora por qué no te duchas, lees los libros que quiero que leas, te relajas y luego vienes a almorzar. Después de comer empezamos a trabajar en los imperdonables, intenta no usar más magia. Para realizar los imperdonables necesitas toda la magia que puedas- dijo Severus. Aunque no dudaba de que las reservas mágicas de Harry eran bastante grandes, ya que llevaba usando magia compleja desde los cuatro años más o menos. Sin embargo, probablemente había utilizado bastante de ella haciendo duelos con él durante más de una hora.

-Excelente-, sonrió Harry contento con esa sugerencia.

-Estaré en mi laboratorio si me necesitas- dijo Severus ayudando a Harry a levantarse. -¿Necesitas una poción?-.

-Tal vez una suave, ese maleficio de tropiezo me hizo caer de lado, tengo las costillas magulladas-, dijo Harry.

-Ya sabes dónde está el armario, tómala antes de ducharte-, dijo Severus mientras volvían a entrar en la mansión Prince.

-Sí, señor-, dijo Harry. Se dirigió hacia el armario del estudio donde Severus guardaba sus pociones. Severus, sin embargo, siguió adelante, hacia su laboratorio, después de todo tenía pociones que preparar. Había dormido casi dos horas más de lo que pretendía esta mañana, por primera vez en mucho tiempo.

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-Ah Lily, me alegro de verlos a todos, ¿todo bien?- preguntó Dumbledore, la única persona que hablaría con alguno de los Potter. Había sido breve con Lily el otro día allí, y esperaba que no los distanciara de él. El mundo pendía de un hilo; necesitaba a Nick para entrenar y derrotar a Voldemort.

Roxy y Nick tomaron asiento y comenzaron a llenar sus platos, sin siquiera prestar atención a los profesores. Aunque Nick miraba con algo de recelo a los profesores, sabía que este año iba a ser duro. Odiaba a Harry, tenía que arruinarle todo, estaba asustado y tenía que tener alguien a quien culpar. Harry era el objetivo de los prefectos, había perdido dinero, respeto y muchos amigos. Había escrito a muchos de sus ...ex amigos pero nadie le había contestado. Incluso había escrito a Ronald Weasley, sólo para fracasar incluso con él. Aunque Ron le había respondido con una corta respuesta diciendo que no quería volver a ser su amigo. Ignoró la conversación de su madre con Dumbledore, todavía de mal humor: odiaba los entrenamientos.

-Sí, está bien, pero tengo que pedirte un favor-, dijo Lily -Me preguntaba si podría hablar contigo en privado antes de que Nick empiece el entrenamiento hoy-.

-Por supuesto, ¿qué tal si vamos a mi despacho ahora?- sugirió Dumbledore, que ya había terminado su desayuno.

-Eso sería genial-, dijo Lily aliviada.

-Entonces vamos, los veré a todos más tarde en la reunión de personal-, dijo Dumbledore a los profesores.

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-¿En qué puedo ayudarte?- preguntó Dumbledore con cautela.

-Necesito un trabajo-, admitió Lily su cara tan roja como su cabello al admitir esto. -El trabajo de James no será suficiente para que nos alcance con la comida, las cosas esenciales que necesitamos y las cosas que queremos comprarle a Roxy y a Nick-.

-¿Tal vez deberían gastar menos?- sugirió Dumbledore.

-No podemos-, dijo Lily, todos estaban demasiado acostumbrados a conseguir todo lo que querían, incluida ella. Tendría que conseguir un trabajo por primera vez en su vida, no le gustaba pero tenía que hacerlo.

-¿Qué sugieres entonces?- preguntó Dumbledore con recelo ¿qué podía querer Lily de él ahora? No era un hacedor de milagros, no podía darle dinero. No estaba hecho de él, todo el dinero que había ganado lo había destinado a financiar la Orden. Su madre había sido una mestiza, que había utilizado todo su dinero para intentar ayudar a su hermana. Su padre había sido un muggle de nacimiento y condenado a Azkaban. Había sido su trabajo mantener a la familia unida, o debería haberlo sido después de terminar Hogwarts. Había intentado librarse de ello centrando su fascinación en las Reliquias de la Muerte con Gellert. Ese error le había costado mucho; ahora había perdido a toda su familia. Su padre, su madre, su hermana y al mismo tiempo su hermano menor. Aberforth lo culpaba, aún lo culpaba por ello. Vivía tan cerca y a la vez tan lejos y Albus lo odiaba. Desgraciadamente había sido hace ciento cuarenta años, y nada iba a cambiar ahora. El dinero que ganaba como director y jefe de Wizengamont se había destinado a financiar la orden la primera vez. El dinero que tenía fuera iría a financiar esta que acababa de empezar.

-He oído que Charity Burbage ha desaparecido, me preguntaba... ya que sé tanto sobre el mundo muggle, si podría enseñarla-, sugirió Lily.

-Acaban de declarar su desaparición-, dijo Dumbledore incapaz de creer que Lily estuviera ya detrás del trabajo de Charity.

-Lo sé, pero si la encuentran entonces renuncio- dijo Lily, esperando que no fuera así, realmente necesitaba ese trabajo.

-Si no la han encontrado antes de que Hogwarts vuelva a funcionar, entonces puedes tener el trabajo-, suspiró Dumbledore, era una cosa menos de la que preocuparse. Empezar la Orden, preocuparse por Voldemort, entrenar a Nick, los horarios, ni siquiera tenía tiempo para pensar la mayoría de los días, sólo para reaccionar. También estaba preocupado por Charity, que había desaparecido de la faz de la tierra. Le preocupaba que fuera Voldemort el que ya estuviera haciendo su jugada, y parecía que empezaba por su personal, trabajadores de Hogwarts.

-Gracias-, suspiró Lily aliviada.

-¿Dónde está James?- preguntó Dumbledore que no lo había visto esta mañana.

-Tuvimos una charla anoche, ha vuelto a trabajar temprano, haciendo doble turno de horas extras- dijo Lily sus ojos verdes tristes. -Debe saber lo que nos está haciendo, ¡salió en el periódico! Nunca quisimos que nada de esto sucediera. Nick era más importante y él no lo entiende-.

-¿Te das cuenta de que acabas de llamar a Harry "ÉL" tres veces?- preguntó Dumbledore entristecido por lo que le había sucedido a esta familia que una vez estuvo unida.

-Ni siquiera me atrevo a decir su nombre-, admitió Lily -Estoy tan decepcionada con él-.

-Lo descuidaste- afirmó Dumbledore -Lo hiciste crecer demasiado pronto, está sobreviviendo como puede- por primera vez defendió abiertamente a Harry, y liberó a Albus haciéndolo.

-Yo no lo he descuidado, tiene comida, ropa, atención, solo que no tanto como Nick- negó Lily con enfado.

-No quiero discutir contigo Lily, preferiría que no mencionaras a Harry delante de mí- dijo Dumbledore.


-De acuerdo- dijo Lily aceptando eso.

-Ahora si me disculpas tengo que entrenar a tu otro hijo- dijo Dumbledore levantándose y saliendo de la habitación. Pudo sentir que Remus ya esperaba en el aula de defensa. Cuando el colegio no estaba en sesión, podía, gracias a los pabellones, saber dónde estaba casi todo el mundo. Cuando el colegio estaba en sesión, no podía saberlo, ya que había demasiados magos y brujas vagando por el colegio como para esperar ubicar a alguien.

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-¿Cómo estás hoy Remus?- preguntó Dumbledore alegremente entrando en el aula de Defensa.

-Agotado, Sirius está completamente deprimido sigue esperando que Harry le escriba. Cuando no está trabajando por supuesto, solo para irse a la cama a las once de la noche abatido- suspiró Remus sus ojos ambarinos llenos de tristeza.

-Ya veo-, dijo Dumbledore con tristeza.

-Nada de lo que diga cambia nada, ha guardado todos los recortes de prensa cuando se menciona a Harry. Está orgulloso de él, pero también está muy dolido. A diferencia de los Potter está aceptando la responsabilidad de sus actos- dijo Remus.

-Bueno, veamos si podemos hacer que Nick lance con éxito el patronus ¿Hm?- sugirió Dumbledore tratando de alejar la mente de Remus del dolor de su mejor amigo.

-Sí, no puedo volver a ayudar hasta dentro de una semana por lo menos, la luna llena es dentro de unos días- dijo Remus de acuerdo.

-Entendido-, dijo Dumbledore, sabía que era la luna llena, por eso se empeñaba en hacerlo. Si lo hacía le iba a dar a Nick ese descanso de una semana de defensa por lo menos. El resto de los demás seguirían entrenándolo, Albus no tenía suficientes horas en el día para seguir con esto. Era demasiado viejo para quedarse despierto hasta tarde como lo había hecho para asegurarse de que tenía todo hecho.

-En realidad no llega tarde por una vez, y además puede que tenga que ver con la llegada de Lily-, dijo Remus olfateando el aire suavemente.

-Bien- dijo Dumbledore satisfecho tal vez lograrían realizar algo hoy.

-Hola- dijo Lily empujando suavemente a su hijo antes de cerrar la puerta tras ellos dejando a Nick con los dos profesores.

-Siéntate Nick, en el suelo con las piernas cruzadas, cierra los ojos- dijo Remus, esperando pacientemente mientras Nick lo hacía. -Saca tu varita; déjala suelta en tu mano, ahora quiero que pienses en un recuerdo tuyo a la edad de un año. Tu primera pieza de magia accidental, ¿recuerdas que explotaste tu botella porque tu madre no te daba más?-.

Nick sonrió suavemente asintiendo con la cabeza que recordaba eso. Era como si el recuerdo estuviera jugando a través de sus párpados cerrados. Recordaba lo feliz que era, también recordaba el cariño que le tenía a su hermano gemelo. Le dolía el corazón al sentir lo despreocupado que había sido a esa edad. Otro recuerdo pasó ante sus ojos, él y Harry en el corral de juegos. Invocando mágicamente sus juguetes favoritos el uno del otro, devolviéndoselos cuando parecía que iban a llorar.

-Piénsalo completamente y luego di las palabras del hechizo-, dijo Remus esperando que esto funcionara, era su último recurso. Lo había pensado anoche, antes de que Voldemort atacara era probablemente cuando Nick había sido más feliz.

-Expecto Patronum- murmuró Nick aún repitiendo el recuerdo y sintiendo las emociones completamente hipnotizado.

Una luz blanca y cegadora irrumpió en su varita, haciendo que Dumbledore y Remus cerraran los ojos. Cuando los abrieron, un hermoso cervatillo blanco se paseaba por la habitación. Muy apropiado porque James había llamado a ambos, Nick y Harry, antes del ataque de Voldemort, "pronglet's".

-Bien hecho Nick, por eso puedes tener la semana de la defensa-, dijo Dumbledore mirando a Nick con orgullo. Sus ojos azules brillaban, estaba muy contento con el resultado de la lección de hoy y solo habían sido tres minutos.

-¿De verdad? ¡Entonces puedo ir! Por favor, quiero enseñárselo a mamá-, exclamó Nick hiperactivamente. El recuerdo y las emociones casi olvidadas.

-Ve entonces-, dijo Dumbledore feliz de dejarlo, tenía otras cosas que hacer que enseñarle algo que sabía.

-Gracias a Merlín funcionó- dijo Remus -Estaba empezando a perder la esperanza- su patronus era irónicamente un lobo también. No podía producirlo tan cerca de la luna llena, porque cuanto más magia utilizaba más dolorosa era la transformación. Lo había descubierto después de salir de Hogwarts.

-Efectivamente-, dijo Dumbledore satisfecho de que las cosas por fin volvieran a mejorar.

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-La maldición Cruciatus requiere una gran cantidad de ira para poder lanzarla. Sólo te enseño esto en caso de que necesites usarla. Procura no usarla cuando haya alguien cerca, porque puede llevarte a Azkaban-, dijo Severus.

-De acuerdo-, asintió Harry mirando fijamente a Severus.

-Ya conoces el dicho, así que adelante, pruébalo con esta araña- dijo Severus apartándose.

Harry pensó en todas las personas de su vida, Lupin, Black, Dumbledore y los Potter antes de decir las temidas palabras. -¡Crucio!-, la araña comenzó inmediatamente a sacudirse y retorcerse en aparente agonía.

-Pues sí que la tienes dominada, mueve tu varita para detenerla-, dijo Severus.

Harry hizo lo que se le dijo, ya sudando profusamente.

-Ahora este es el hechizo que más probablemente te pondrá a salvo en circunstancias extremas, la maldición Imperio, sé que puedes luchar contra ella, también me doy cuenta de que conoces las palabras así que continúa-, dijo Severus.

-¡Imperio!- dijo Harry pero no pasó nada.

-Tienes que querer controlar a la araña, hacer que cumpla tus órdenes, lo harás- dijo Severus con calma.

-¡Imperio!- gritó Harry deseando que la araña simplemente se moviera.

-Bien hecho-, dijo Severus que ya estaba realizando dos, era toda una tarde de trabajo en cinco minutos. -Estoy orgulloso de ti-.

-¡Gracias!- sonrió Harry; esto era lo que más le gustaba de su nueva vida. No lo mejor, las pociones, ni siquiera la ropa y las cosas que necesitaba. Los elogios, nunca antes había sido elogiado. Hacía que su corazón quisiera salirse del pecho y bailar. Nunca podía dar por sentado esas palabras. Por eso trabajaba tanto, para ganarse la aprobación y el orgullo de Severus. Significaba el mundo para él escuchar a un hombre que no alababa por nada, decirle eso. Esas cuatro palabras lo hicieron flotar en una nube, se alegró de cómo había resultado su vida, sólo para poder saborear ese momento.

-Ahora, la última, Avada Kedavra-, dijo Severus, reprimiendo a duras penas el estremecimiento ante los recuerdos que esas palabras invocaban. No siempre había sido un espía, había matado a gente inocente. Sin embargo, el hechizo era el mejor de los tres imperdonables y es el que más había utilizado como espía. Darle a aquellos que iban a morir horriblemente, una muerte sin dolor, era lo menos que podía hacer por ellos, sacarlos de su miseria.

-¡Avada Kedavra!-, dijo Harry, reprimiendo su propio estremecimiento; ese hechizo había arruinado su vida. Creó un destino del que no podía escapar porque se había encariñado con cinco personas a las que moriría por proteger. Severus, Eileen, Cedric, Luna y Fleur. Todos ellos seguían en el Reino Unido; Viktor, por suerte, estaba bien alejado de la guerra que se iniciaba.

La luz verde rodeó a la araña ahora muerta antes de desvanecerse.

-Felicidades Harry Peverell-, sonrió Severus -Hace tiempo que has superado lo que creía que podías hacer. Ahora, lamentablemente, has terminado una tarde de trabajo en veinte minutos. Así que- Severus dejó de hablar durante unos segundos antes de que una pequeña sonrisa sustituyera a la mueca.

Harry sabía lo que significaba: -Eileen está aquí, ¿no?-, preguntó.

-Efectivamente, ¿por qué no vamos a saludarla?- sugirió Severus.

-¡Por supuesto!- sonrió Harry corriendo emocionado por ver a la mujer que amaba como a una madre. Severus y Eileen estaban aquí para él; a salvo bajo un mismo techo las cosas estaban mejorando para un chico llamado Harry James Peverell.

Severus negó con la cabeza la pequeña sonrisa que aún no había desaparecido mientras entraba en la casa, a un paso más tranquilo.

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