Lily y James levantaron sus varitas como si fueran a maldecir a su hijo, Severus tenía su varita apuntando directamente a la frente de James antes de que éste pudiera parpadear. Eileen, para diversión de Severus, tenía a Lily desarmada y su varita apuntando directamente al corazón de la pelirroja. Sin embargo, su rostro era extremadamente amargo y enojado mientras miraba a la mujer de ojos esmeralda. La furia aún la recorría cuando pensaba en todo lo que había pasado Harry por culpa de esa mujer.
-¡Eso fue por dejarme en el cementerio para que me enfrentara a Voldemort solo después de que consiguiera desatarnos!- gruñó Harry furioso, su magia se arremolinaba a su alrededor envolviéndolo en una magia impresionante. Nadie podía decir que Harry Potter no era poderoso, ya no mientras se mantenía orgulloso y alto mirando a su hermano con ferocidad.
-Ahora... cálmate, llevemos esto a otra parte- calmó Dumbledore observando todo con los ojos muy abiertos. Su propia varita en la mano, intentando que la gente se calmara y se alejara de los alumnos antes de que pasara algo. No le gustaba pensar que Harry Potter estuviera diciendo la verdad, que Nick realmente diera por muerto a su propio hermano. El pasillo estaba en un silencio sepulcral, todos miraban a Nick con asombro. Minerva estaba de pie junto a él y asentía con un gesto sombrío, con su propia varita, por supuesto, preparada.
Fleur y Luna estaban de pie detrás de Dumbledore, Lily y James miraban a Harry con cautela. No le tenían miedo ni mucho menos; Luna se lo esperaba desde hacía tiempo... Fleur, en cambio, sólo parecía sorprendida ahora. Ella creía que Nick dejaría a su propio hermano; era justo esa clase de persona. Un chico mimado, cobarde y sin espina dorsal al que le habían servido todo en bandeja de plata.
Harry retiró el pie y le dio una patada a Nick directamente en las pelotas; ahora Nick cantaba como un soprano en lugar de sollozar y gemir. Todos los hombres, incluido Dumbledore, hicieron una mueca de simpatía por Nick. -¡Eso ha sido por atribuirte el mérito de algo que he hecho yo otra vez!- siseó Harry.
-¿De qué demonios estás hablando?- siseó Nick sus ojos marrones brillando furiosamente detrás de sus ojos aunque yacía el verdadero pánico.
-Harry déjalo de una vez- soltó James. Estaban rodeados de gente y no le gustaba lo que Harry acababa de insinuar, especialmente delante de todos.
Harry miró a su padre con disgusto -Fui yo quien derrotó a esa serpiente y a Pettigrew- escupió Harry. -No sólo eso, sino que yo derroté al Troll, fui el que se vio volando, fui el que aturdió a Quirrell para detener a Voldemort... fui el que hizo todas esas cosas y no me importa que no me creas- gritó finalmente a todo pulmón.
Severus no hizo ningún intento de detenerlo si acaso había sido un largo tiempo de espera. Harry necesitaba desahogarse, le creyeran o no, había permanecido en silencio durante demasiado tiempo. Sin duda, Harry se sentiría mucho mejor cuando todo estuviera dicho y hecho.
-Cierto- se burló James enroscando la cara de disgusto.
-Es cierto, el hechizo utilizado para acabar con el troll fue uno de mi autoría- dijo Severus su voz grave y burlona. -Pude reconocer la firma... por eso le pregunté a Potter si tenía un nuevo libro de Pociones ese día Albus. Mis hechizos habían estado en mi viejo libro de Pociones que Harry tomó-.
-Nick lo hizo, no me importa lo que digas el mundo sabe la verdad- dijo Lily calmándose con aspecto benévolo como el Director cuando trata con niños de primer año.
-Mentimos; nunca fuimos tras el troll solo intentábamos sacarnos del problema. No habíamos vuelto a nuestras salas comunes como nos dijeron, no quería que nos expulsaran ni nos acusaran de nada- dijo Ron con la cara tan roja como su pelo.
-Justo cuando pensábamos que eras genial...-, dijo Fred.
-Resulta que no eres hermanito- suspiró George.
-Pero lo eres...- dijo Fred
-Sigue siendo nuestro hermano... y nosotros- dijo George haciendo un gesto entre él y su gemelo idéntico en todos los sentidos.
-Estamos orgullosos de ti- sonrió Fred con maldad.
Unas pocas personas murmuraron pero la mayoría permaneció en un silencio aturdidor.
-¡Si no dejas estas mentiras te voy a repudiar!- soltó James furioso porque Harry estaba arruinando la reputación de su hijo. Él sabía que Nick había hecho todas esas cosas, después de todo él había hecho magia primero, había derrotado a Voldemort, y era el niño de la profecía. Ningún otro niño sería capaz de hacer todas esas cosas de otra manera, estaba seguro de ello.
La sala jadeó como una incapaz de creer lo que estaban escuchando, sabían que no parecían tan molestos de que su hijo hubiera muerto pero esto... repudiar a alguien no se hacía a menudo. No por decir la verdad...aunque fuera mentira Harry no merecía ser tratado así.
-Ahora James...no digamos cosas que no sentimos- calmó Dumbledore tratando de recuperar el control.
-¡Sí lo digo en serio!- gruñó James enfadado.
-¡Espero que lo haga de todos modos! Será mejor que no se salga con la suya- siseó Nick, que estaba en el suelo agarrando su "hombría" a través de los pantalones, si es que se podía llamar así. No podía ver bien a través de todas las lágrimas y la sangre que le caía a borbotones por la cara.
-No lo hará, vas a venir a casa durante todo el verano y estás castigado- dijo Lily con las manos en las caderas mirando a Harry con decepción como si solo hubiera mentido y no hubiera avergonzado el nombre de la familia.
Severus resopló sin que tuviera nada que decir al respecto, Harry estaba ahora bajo su protección como aprendiz. Sus padres ahora ya no tenían nada que decir en su vida, después de todo Harry había firmado el contrato. Hasta que pasara su maestría ahora estaba bajo el cuidado e instrucción de Severus Snape como su maestro.
Se quedaron confusos cuando Harry soltó una carcajada y luego procedió a sonreírles ferozmente.
-Eso tampoco ocurrirá-, dijo Harry con suficiencia.
Severus tenía la impresión de que estaba a punto de contarles su nueva condición de aprendiz. Cuando su mandíbula cayó la incredulidad lo invadió, también el orgullo por la habilidad de Harry como Slytherin a pesar de ser un Ravenclaw.
-Ni por asomo-, dijo Eileen con gesto adusto.
-¡No tienes nada que decir en esto!- siseó Lily; sabía que Eileen era probablemente una de las pocas que realmente lo hacía. Severus entrecerró los ojos peligrosamente hacia Lily, ex mejor amiga o no nadie le hablaba así a su madre... excepto él.
-Verás que estoy legalmente emancipado- sonrió Harry.
-¡Imposible! Habría sabido que soy el jefe de la familia Potter- soltó James pensando que Harry iba de farol.
-No cuando me declaré Lord Peverell, tal vez lo reconozcas como la cúspide del árbol genealógico- sonrió Harry divertido por haber estado esperando este día durante tanto tiempo.
-No- jadeó James con los ojos muy abiertos, sabía lo que eso significaba, no podía rebatirlo, sabía que la mitad del dinero de los Potter ya estaba en manos del chico y lo que es peor todos los telares de los herederos eran también de Harry.
-Sí- dijo Harry la emoción lo recorrió como nunca antes. Había esperado tanto tiempo para esto. Para decirles lo que pensaba de ellos y echarles algo en cara.
-Bien, al menos ya no es un Potter-, resopló Nick.
Los alumnos siguieron mirándose unos a otros totalmente aturdidos, demasiado aturdidos para hablar entre ellos. Ahora miraban a Nick con miradas abiertamente hostiles y de asco que él no veía aún incapaz de ver.
-Eso es chocante, mi madre nunca haría eso y yo no se lo haría a ninguno de mis hermanos. Aunque me gasten bromas todo el tiempo... algún día se arrepentirán y espero vivir para verlo- esta afirmación la hizo sorprendentemente Ronald Weasley para sorpresa de todos.
Eso hizo que todo el mundo empezara a hablar; la sala se llenó de preguntas a gritos. Los nacidos de muggles preguntaban por qué era tan malo, los de sangre pura siseaban a James Potter y los mestizos simplemente estaban asqueados.
-¡SILENCIOOO!-, retumbó la voz de Dumbledore, vibrando en la sala. Los alumnos más cercanos a Dumbledore se estremecieron ante el repentino volumen de voz, aunque todos habían estado hablando.
-¡Prefectos, llevad a vuestros alumnos a sus salas comunes inmediatamente!-, espetó Minerva con crudeza.
Hicieron lo que se les dijo, en fila volvieron a sus salas comunes. Los prefectos no hicieron ningún movimiento para impedirles cotillear. Tuvieron la delicadeza de esperar hasta que estuvieran en su sala común. Incluso el director y la directora se unieron, uno en la torre de Ravenclaw y otro en las salas comunes de Huffelpuff.
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-Poppy, por favor, ocúpate de Nick, Severus, Eileen bajad vuestras varitas- dijo Dumbledore de forma exigente estaba controlando las cosas ahora mismo aunque le matara. Severus apartó su varita de James pero no la guardó. Eileen hizo lo mismo resoplando disgustada no tan compuesta como su hijo.
-Ahora Harry ¿por qué querrías repudiarte a ti mismo?- preguntó Dumbledore suavemente. Mirando hacia otro lado donde Poppy estaba curando a Nick, que ya se parecía mucho a su yo normal. Aunque su nariz no estaba como antes, la magia no hacía milagros por desgracia.
-¿Estás bromeando, verdad?- dijo Harry ahogando una risa de puro asombro que casi se le escapa de los labios. Dumbledore era un estúpido, ¿no había escuchado una palabra de lo que acababa de decir? Y eso fue exactamente lo que Harry le preguntó a continuación.
-Por supuesto que lo he oído, sólo creo que ha habido un gran error-, suspiró Dumbledore -La familia si es familia al fin y al cabo-.
-Si los quieres entonces tenlos, yo no los quiero-, espetó Harry con una fea mueca en el rostro. -No los necesitaré, nunca, no lo he hecho desde que tenía un año-.
-Ahora, Harry, ningún niño de un año puede cuidar de sí mismo- dijo Dumbledore pacientemente con una nota condescendiente en su voz.
-Yo lo hice, tuve que alimentarme, vestirme, incluso tuve que aprender a leer y escribir yo solo- siseó Harry furioso.
James y Lily palidecieron y sus rostros se pusieron blancos por el shock.
-¿Qué?- gritaron varias voces simultáneamente en estado de shock. Mientras tanto, James y Lily parecían desplomarse en el banco de Huffelpuff, derrotados.
Dumbledore se había quedado helado de asombro, McGonagall parecía aturdida, Severus miraba a Lily como si no la hubiera visto antes Nick se limitaba a hacer un mohín. Eileen parecía amotinada, con la mano cerrada en un puño mientras la furia bullía bajo la superficie.
Harry parecía sorprendido por sus propias palabras, como si realmente no hubiera querido decirlo en voz alta. Había evitado pensar en ello durante años; el único recuerdo estaba en su pequeño diario que Remus le regaló cuando era pequeño. Probablemente era hasta ahora lo que más le había avergonzado. Le hizo darse cuenta de que a sus padres realmente no les importaba ni lo querían en sus vidas.
-¿Qué quieres decir con eso Harry?- preguntó Eileen acercándose y abrazándolo, su contención completamente rota. Hacía días que quería abrazarlo, después de todo lo que había pasado. Harry se inclinó hacia el afecto de Eileen completamente desacostumbrado a él, afecto de un amante sí, pero no esto. No alguien que le diera afecto desinteresadamente sin querer nada a cambio.
-Nada, ¿puedo irme a casa ahora?- preguntó Harry con una voz que sonaba cansada e imposiblemente joven.
-No, exijo una respuesta- dijo Severus con firmeza.
Harry tragó bruscamente, el dolor estaba volviendo a su pecho y a su cabeza empezaba a dolerle. Se había golpeado la cabeza repetidamente bajo los combates de la maldición Cruciatus con mucha fuerza así que no le sorprendía que le doliera.
-Nick tuvo clases particulares, yo no, me colé en sus clases y copié los libros... solo para poder aprender entonces las de Roxy también- suspiró Harry con tristeza.
Lily y James se sonrojaron de humillación nunca habían esperado que eso saliera a la luz ni en un millón de años.
-¿Negaste la educación a tu propio hijo?- preguntó Dumbledore con la mandíbula en el suelo una mirada muy inusual para él.
-Para que sepas que el Ministerio sabrá lo que pasó... voy a presentar cargos a los mortífagos- dijo Harry antes de comenzar a caminar fuera del Gran Comedor Eileen lo siguió sin perder de vista la espalda del chico.
-¡Oh no, no lo harás!- gruñó James levantando su varita.
Antes de que se le ocurriera soltar una palabra, Severus siguió el ejemplo de Harry y le dio un puñetazo en la cara a James Potter. Lo que nunca se pudo negar fue la suprema satisfacción en la cara de un tal Severus Snape.
-Te tendré por esto Snape- gruñó James; a diferencia de su hijo no se puso a llorar. Sin embargo su nariz estaba innegablemente rota. A nadie más que a Lily pareció importarle; Poppy se había marchado sin mirar atrás. La información que había aprendido esta noche la había impactado, nadie notó el escarabajo negro que volaba del cabello de Poppy cuando se fue a posar en el alféizar de la ventana.
-No, no lo harás, intentaste dañar a mi aprendiz, estoy en mi derecho de protegerlo, busca la ley de Merlín si no me crees-, se mofó Severus sonriendo con maldad. Él también se dio la vuelta para irse, siguiendo a Harry y a su madre. -Ah, y Albus, me temo que no volveré, tengo un aprendiz al que enseñar-, y antes de que el director pudiera protestar, se fueron tan rápido como habían llegado.
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-Albus quiere hablar conmigo, no es ninguna sorpresa- dijo Severus mientras comía su tostada. Era temprano en la mañana pero de todos modos estaba levantado, era un hombre mañanero a pesar de lo que su personalidad pudiera decir.
-Viejo estúpido- dijo Eileen mientras untaba su bollo con mantequilla. Recién horneado por Harry, sin embargo.
Severus se había quedado una vez más en el piso de Eileen; últimamente estaba allí más a menudo que nunca. No pudo evitar pensar que era un buen trabajo tener una cantidad acumulada de pociones por ahí. Aunque no estuviera elaborando pociones, la gente se las pedía. Siempre lanzaba hechizos de conservación muy fuertes a sus pociones para que duraran mucho más de lo normal. Era algo que le había aconsejado a Poppy, pero no tenía tiempo para hacerlo todo. La cosa era que el encantamiento de conservación tenía que ser lanzado dentro de un día de la creación de las pociones.
-Puede que sea un viejo tonto, pero no es estúpido... sólo ciego-, suspiró Severus apartando el resto de su desayuno.
Eileen no respondió.
Ambos se habían quedado totalmente sorprendidos con lo que habían aprendido la noche anterior. Harry emancipándose y convirtiéndose en el heredero de los Peverell, un Lord además. A una edad tan temprana y Severus sabía que no podía ser impugnado por mucho que James lo intentara. El hecho de que hubieran negado a Harry su educación les había sacudido mucho. No se habían dado cuenta de lo grave que era el abuso. Eso era lo que era, maltrato psicológico y emocional en su máxima expresión. Qué mejor manera de decirle a un niño que no les importa que no dándole una educación e ignorando su propia existencia.
Justo en ese momento el chico en el que ambos pensaban entró con un pijama que le quedaba pequeño.
-Buenos días- dijo Harry, sentándose en la mesa sintiéndose incómodo por primera vez desde que conocía a Eileen.
-¿Por qué no me lo has contado todo?- preguntó Eileen más dolida que enfadada.
-Supongo que me acostumbré tanto a guardar secretos que no me doy cuenta de que lo estoy haciendo- confesó Harry sus ojos verdes llenos de tristeza y dolor.
-Oh Harry, ya no tienes que pasar por todo solo, yo estoy aquí y todo estará bien te lo prometo- dijo Eileen suavemente.
-Lo intentaré- juró Harry sintiendo un cálido resplandor instalarse en su corazón. Comenzó a comer su desayuno sintiéndose hambriento. Se sentía mejor hoy, mucho mejor de lo que se había sentido antes en su vida.
-Bien- suspiró Eileen sonriendo suavemente.
-Hoy vamos a ir de compras señor Peverell- sonrió Severus con amarga diversión solo con decir ese nombre. Luego irían a la oficina del Director, para terminar con el viejo tonto probablemente iba a tratar de convencerlo de regresar.
-¿Nosotros? ¿Por qué?- preguntó Harry con curiosidad, sonriendo un poco por su nuevo apellido.
-Ya vuelvo querido, ese es el Traslador con los periódicos- dijo Eileen dándoles una palmadita en el hombro tanto a Harry como a Severus antes de irse.
-Necesitas ropa que refleje tu estatus como mi aprendiz también el estatus digno de un Lord- dijo Severus suavemente.
Harry parecía querer discutir, pero sólo se mordió el labio y formuló su pregunta -¿No debo pagarte?- preguntó Harry con curiosidad.
-No, es mi decisión si tomo un aprendiz y es mi decisión en cuanto al dinero. Ya has firmado el documento y te has convertido en mi aprendiz, ningún dinero cambiará de manos- explicó Severus.
-¿No hacen eso todos los Maestros? Leí un libro... sobre eso es por lo que he ahorrado tanto durante estos años. Para poder comprarme un piso y pagarme un aprendizaje cuando saliera del colegio... El profesor Reese no me quiere mucho y no deja de calificarme con un T- respondió Harry encogiéndose de hombros. Ya estaba acostumbrado a que la gente fuera horrible; ya no parecía importarle mucho. O eso es lo que le gustaba decirse a sí mismo.
-Lo sé, he visto tus notas, que sé que se califican injustamente, Potter sigue sacando Superado... me lo creeré cuando vea una luna azul- se burló Severus.
Harry soltó una suave risita, bebiendo el resto de su leche.
-Bueno, parece que el proverbial gato está fuera de la bolsa- dijo Eileen poniendo el periódico en la mesa entre ellos.
Harry se quedó prácticamente boquiabierto. Las letras en negrita cambiaban continuamente los titulares, que eran muchos. Rita Skeeter había estado realmente ocupada, y por una vez parecía escribir con la verdad.
Muchacho-que-vivió-para-ser-un-covarde - ¡deja a su propio hermano para salvar su propio pellejo!.
¡El Niño Que Vivió Se Llevó El Crédito Que No Era Suyo! El Hermano Mató La Serpiente De Voldemort Y El Mago Más Buscado Peter Pettigrew.
Los Potter Descuidan A Su Propio Hijo - ¡Harry James Potter!.
Harry James Potter - Ya no es un Potter ¿James y Lily reniegan de su hijo de catorce años? - No Harry lo hizo él mismo antes de que tuvieran la oportunidad - ¡Nuevo nombre Harry Peverell!.
¿Qué otros créditos ha tomado Nick Potter?.
-Oh, Merlín, ¿cómo se han enterado tan pronto?-, susurró Harry mirando el papel. Una foto suya en el torneo estaba delante de él, o más bien sabía que estaba allí. La foto de él seguía tratando de esconderse, al igual que él había tratado de esconderse cuando la foto fue tomada
-Cálmate, no saben lo más importante que es lo único que debe preocuparte- dijo Severus con cautela. Calmando al adolescente, respirando profundamente Harry estuvo de acuerdo con esa información.
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Fiel a la palabra de Severus ese mismo día efectivamente llevó a Harry de compras, pasaron horas y cientos de galeones comprando cosas. Diarios, tintas, Plumas, afiladores de pluma (cuchillo), pergamino, carpetas. Luego a la tienda de pociones, frascos, kit de pociones de viaje, agitadores, varillas, calderos, balanzas profesionales que durarían años. Luego la verdadera bolsa de pociones que se podía llevar encima, obviamente con mayor capacidad de expansión que el kit de viaje. Severus consiguió algunos ingredientes mientras estaba allí y también frascos de vidrio para los ingredientes que necesitaba cosechar. Por supuesto, podías conjurar un tarro de cristal, pero no duraba para siempre, podía dejar de funcionar en cualquier momento. Entonces tendrías que lidiar con un ingrediente derramado, así que Severus nunca hizo nada de eso. Luego fue a la tienda de ropa, para vergüenza de Harry, Severus le compró absolutamente todo lo que necesitaría. Severus se había dado cuenta de lo mucho que le había gustado a Harry su capa (la de Severus), la que se había puesto para ir a Hogwarts, probablemente cómo lo había ocultado, camuflado en las sombras. Así que Severus le había comprado dos, una negra y otra azul oscuro. Una era de algodón y la otra de seda, dos diferentes, una para el invierno y otra para el verano.
Luego entraron en la librería, consiguieron todos los libros que Harry necesitaría durante su aprendizaje. Salieron con unos cincuenta y siete libros, gracias a los encogimientos. Severus decidió en el último momento comprarle a Harry un baúl nuevo aunque su nombre siguiera siendo HJP irónicamente. El que tenía Harry era un baúl normal, práctico pero resistente y además muy barato. Severus rectificó y le consiguió un baúl compartimentado para todo lo que necesitaba.
Pagó absolutamente todo lo que no quería que Harry pagara. A pesar de ser un Lord, no le correspondía a Harry no tener que hacerlo. Era el deber del "Maestro" cuidar del "aprendiz" sin importar su edad. Probablemente por eso no había mucha gente que aceptara aprendices en estos días, la mayoría de los Maestros de Pociones preferían su silencio y soledad. Había, por supuesto, maestros de Pociones que aceptaban a otros, no te equivoques, pero la industria de las Pociones era un arte en extinción.
No sólo no le correspondía a Harry, sólo tenía catorce años y no debería pagar su propia ropa. Casi deseó que Potter intentara algo para poder hacer lo que deseaba.
-¿Hay algo más que te gustaría?- preguntó Severus conteniendo su tono socarrón; no quería que Harry pensara que se arrepentía de haberlo comprado. Sin duda, el niño probablemente tenía grandes problemas de confianza, unos que abordaría con el tiempo.
-No señor-, dijo Harry con los ojos muy abiertos, no había esperado nada de esto. Había estado comprando sus propias cosas durante mucho tiempo, pero ahora era raro que alguien le comprara sus cosas.
-Bien, entonces vayamos a Hogsmeade y subamos a Hogwarts- dijo Severus suavemente.
-Sí, señor-, dijo Harry con entusiasmo.
En poco tiempo salieron disparados del floo y se dirigieron a Hogsmeade.
-Cuando le dijiste a Potter que ibas a ir al Ministerio ¿lo decías en serio?- preguntó Severus mientras avanzaban.
-Sí, voy a darle a Madam Bones copias de mis recuerdos y una declaración firmada... le he enviado una carta. Malfoy va al Ministerio y no quiero ir allí todavía- dijo Harry.
-Buena idea ¿hay algo más que quieras hacer hoy?- preguntó Severus.
-¿Ya se han ido los alumnos de Beauxbaton y Drumstrang?- preguntó Harry con curiosidad.
-Nadie lo ha hecho aún señor Peverell, el tren partirá en dos horas y quince minutos- dijo Severus mirando su reloj.
-¿Y los demás?- preguntó Harry.
-A la misma hora me imagino- dijo Severus. Ahora no era profesor, no lo sabía con certeza, por lo que sabía podrían haberse ido ya.
-¿Puedo ir a verlos? Ni siquiera he tenido la oportunidad de escribir a ninguno de ellos!- suspiró Harry con culpabilidad.
-Después de todo lo que has pasado Harry, tienes derecho a estar un poco desorientado durante unas semanas- dijo Severus tranquilizador.
-Gracias, señor- dijo Harry sonriendo ligeramente.
Severus se limitó a asentir secamente. -Entonces, ¿cuándo viene Madam Bones?- preguntó Severus.
-No sé si lo hará señor, sólo le he pedido que se reúna conmigo pero creo que lo hará... se dará cuenta de que soy yo quien es Lord Peverell y sé que el nombre significa mucho en el mundo de los magos- dijo Harry.
-Así es, son una de las primeras líneas que existen descendientes de los fundadores- explicó Severus. Gaunt era descendiente de esa línea, lo que esencialmente significaba que Tom Riddle estaba emparentado con los Potter de forma lejana. Siempre se ha dicho que la línea Potter era en realidad una línea Gryffindor también. Gaunt era una línea Slytherin, por lo que las líneas se habían mezclado con los descendientes de los fundadores. El otro hermano Peverell había muerto antes de engendrar ningún hijo, el que en algún momento había tenido la varita de Saúco.