𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊
La presentación de la mesa era estupenda, con pan, huevos y jugo de naranja, obra de Margareth, gracias a un arrebato de nervios que le dio en la mañana, a muy tempranas horas.
Para Ada fue bastante fácil recibir a la mujer, era agradable y en un principio se comportó bastante tímida, lo que le fue sorprendente cuando demostró ser alguien de carácter fuerte y directa. De alguna forma le hacía recordar a su familia, tenía esa característica que ahora admira, el lograr que las personas que la rodean puedan ser simpáticas.
-buenos días, Thomas- saludó a su hermano, quien aparecía con su traje gris, lucia ordenado con su cabello hacia un lado y aquella pincelada de felicidad que adornaba su rostro, le observo mientras Margareth se aseguraba de que todo estuviera en perfectas condiciones.
-buen día, Margareth- respondió ladeando la cabeza, caminando hasta una silla.
Recordó las palabras de Pol cuando hablaron el otro día, donde explicaba que Tommy tenía un aire tranquilo y extraño cuando pasaba mucho tiempo con Scar, era risueño y podía fácilmente confundirse con el Thomas que era antes de irse a la guerra. Ahora, con él frente a ella, siendo respetuoso y cortes, logro identificar lo que le explicaron.
-¿Qué quieres para beber? Tengo whisky, ron y ginebra. Elige- soltó sin sutileza, sorprendiendo a Parks.
-¿comienza a beber desde el desayuno usted?- preguntó Maggie preocupada, aquel tema podría restarle todos los puntos buenos que le había encontrado el hombre en un principio.
-oh, no, Margareth, soy un hombre que toma té- asintió mientras se sentaba mirando la ventana, dándole la espalda.
-ah, ¿sí? ¿desde cuándo? Recuerdo muy bien cuando con Arthur comenzaban desde las 7 de la mañana, con cerveza si era necesario.
Alzo los hombros luciendo indiferente, le frustro esa actitud, espero unos segundos a que hablase.
-has estado lejos por mucho tiempo, Ada, algunas cosas cambian- un tono de burla salió con naturalidad de su garganta, se giró hasta la morena, ignorando la menor- Margareth, Scarlett ya vendrá, está terminando de vestirse- le respondió asintiendo, planchando con sus manos la falda verde que adornaba las piernas.
Recordó por unos segundos el porqué de aquel cambio, Scarlett y Polly habían acordado desayunar todas las mañanas, incluyeron a todos los hermanos, con el fin de pasar un tiempo en familia, donde podían sentarse a hablar durante toda la mañana, o de lo contrario, simplemente compartir un silencio. Finn era el más emocionado por la idea, por lo que él y Arthur en un principio se sintieron obligados a estar allí.
Pero no todo podía ser dulcemente lindo, Gray había impuesto una regla, ignorando todas las quejas que salieron de los Shelby, donde al menos una vez al mes, uno de ellos tenía que servir el té. Arthur y John fueron los que más hablaron al respecto, rezongando y buscando excusas para no hacerlo.
Le divertía el verlos negarse como niños caprichosos, Scarlett convenció a Finn con cortas palabras, a él le basto con unas sonrisas coquetas, encerrados en su oficina mientras simulaban hablar de negocios, luego cuando Pol pensó que debía de obligarlo como a los otros dos, se encontró con la agradable sorpresa de que no objetó nada, simplemente sirvió el agua para sentarse cerca de Scar.
-y, Thomas- no notó cuando Ada abandono la habitación, Maggie interrumpió queriendo saber más de él- ¿Cómo les fue con la emboscada del otro día? ¿Cómo estuvo Scarlett?- le miro con desconfianza, frunciendo el ceño ante las preguntas- oh, por favor, Thomas- le gustaba repetir su nombre con gracia- conozco como actúan los dos Solomons, aunque ellos quieran negarlo. Scarlett es de atacar, sin distracciones o heridos, directa, prefiere que las personas mueran Antes de que queden con un trauma. Alfred es de burlarse, destruir lugares, reírse del enemigo mientras daña a su gente de gravedad. Y, según el relato que me dieron, no hubo heridos, solo muertes. Fue Scarlett.
-bien- no quería revelar demasiado, su lado desconfiado creo una teoría donde aquella mujer armaba algo contra él.
Su mirada curiosa le hizo desarmar la estúpida idea, no lucia como una mujer que planeaba una catástrofe por cosas pequeñas, su personalidad no era de alguien vengativo o malvado. Suspiro relajando su cuerpo.
-nos aseguramos de que no quedasen italianos que pudiesen vengarse- escuchó a la lejanía la risa de su sobrino- fue una victoria limpia, nadie de Camden murió.
-grandioso- un gesto rápido cruzo por su rostro- que sea algo mayor no significa que sea ingenua con lo que hacen los Solomons, sé que las muertes de esas personas, por más cruel que suene, es algo positivo para mis niños. ¿Qué hizo Scar?
-hizo lo que tenía que hacer- aseguro, dejando la incógnita en la estadounidense.
-¡tía! ¡noooo!- el pequeño reía cada vez más fuerte, evidenciando que ya estaban en el primer piso, acomodo su corbata correctamente, removiéndose extasiado, quería ver la reacción de Scarlett ante su sorpresa.
-perdón la demora, no encontraba mis botas- mintió, él sabía la razón de su demora, pero no confesaría su mañana frente a un familiar y una conocida, el niño se bajó de sus brazos, por lo que pudo ver quienes se encontraban en el comedor- oh, Maggie- mostro su dentadura en una sonrisa brillante, contagiando a la mayor, quien dio unos pasos nerviosa.
El aire tuvo un momento mágico que perduró segundos, interrumpidos por la actitud desconocida de la mayor, quien apretaba sus manos sin saber bien cómo actuar, tomó aire antes de soltar un tímido:
-hola, Scar- la mencionada se encargó de juntarlas en un abrazo fuerte, dejándose llevar mientras cerraba sus ojos.
Aun abrazada a la mujer, le dirigió una mirada que no duro más de 10 segundos, segundos en los cuales pudo percibir oleadas de felicidad, nostalgia y jubilo. Una sensación singular se esparció por su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta las yemas de los dedos.
Desvió la mirada pensando que interrumpía un momento lindo para ellas, se levantó buscando qué hacer para no incomodarlas. Optando por servir las tazas con tranquilidad.
-sí que ha pasado tiempo- le susurro Ada, ayudándole- ¿acaso sabes cocinar también?
-¿cuenta cocer la carne después de cazarla?- sintió la mirada de desapruebo de la menor, cuando giro para dejar las tazas en la mesa, noto como Parks y Solomons conversaban sentadas frente a frente.
-¡la masa tenía hongos! Edgar no supo que hacer, dijo que nunca le había pasado algo igual, tuvimos que cerrar la panadería y comenzar todo de nuevo, ¡el encargo era para el mismo día!- narraba con soltura Margareth, sus expresiones demostraban relajación y felicidad- con Michelle tuvimos que buscar nuevamente los ingredientes e irlos ordenando en la mesa.
Aprecio como Scarlett arrugaba la nariz, en un gesto que le pareció ser incomodidad, se sentó a su lado rozando sus extremidades, llamando su atención por un momento, ella le dirigió una pequeña sonrisa. Le estaba asegurando que estaba bien, que no debía de preocuparse, se relajó tomando el vaso con jugo de naranja, escuchándolas hablar.
Sentía que si él hablaba seria desconcertante para la mujer mayor, no la conocía lo suficiente para interactuar con soltura o dar pequeñas acotaciones, creyó que su silencio era lo correcto, según su razonamiento era mejor que Solomons se sintiese en casa con alguien que la conoce desde hace muchísimo tiempo.
-¿comenzaste a beber en las mañanas?- cuestionó sin disimulo Maggie, lo tomo desprevenido.
Ella quería saber si era buena influencia, o si se le pegaron algunas de sus malas costumbres.
-no, nunca ha sido lo mío, pensé que lo sabías- la madre alzo ambas cejas, viéndole directamente, oculto una sonrisa.
-¿lograste convencer a mis hermanos de no hacerlo? Estoy impresionada, me imagino cuánto costó convencer a Tommy.
Scarlett sonrió cuando las piernas de Thomas se tensaron, se estaba mofando de él como si fuese conflictivo y un adicto.
-no sé si Tommy fue el más difícil, y fue un avance progresivo- relajo el ambiente- pero no podía creer que cada vez que iba al Garrinson, el bar de ellos- aclaro a Maggie- veía a Arthur tomar ron como si fuese agua.
Siguió hablando mientras sentía las caricias del gitano en su muslo, dibujando cosas irrelevantes con suavidad, se sentía agradecida de ver a la mujer en un ambiente tan tranquilo, con una mañana fría y nublada, disfrutando de la primera comida del día con inocencia, luego le daría las gracias a Tommy.
Cuando despertaron lo noto ansioso, besando su cuello con restos de sueño en sus ojos celestes, con las pecas que solamente se veían a la cercanía, relajándose entre sus brazos como si ayer no hubiesen hecho nada malo. Tuvo que detener sus manos cuando estas comenzaron a recorrer sus piernas con lujuria, especialmente cuando alzó el pijama entre risas.
-¿llegaron hasta Liverpool con las carreras? Espectacular, el segundo lugar que conocí cuando llegué a Inglaterra fue Liverpool- Parks juntaba los platos sucios por costumbre, mirándola orgullosa- me sorprende demasiado, Scar.
-un día todo se me fue de las manos- se quedó unos segundos en silencio, procesando lo dicho para ahogar su risa.
Sintió la mirada de Thomas sobre ella, lo que la llevo a morder su labio ante el mal chiste.
-¿se te fue de las manos?- preguntó con burla, la voz ronca del hombre parecía impresionado, asintió intentando no reír, sabía que era cruel.
-se me fue una mano- aclaró, lo que arruino sus intentos de mantener la seriedad, saliendo una carcajada que le hizo mirar a su amante, esperando que también se riese- sí, bueno...- busco que hacer para que él dejase de verla- Tommy se tiene que ir, ¿no? El tren te dejará y no queremos que te extrañen demasiado, sí.
Shelby soltó una suave risa, integrándose a la gracia del cruel chiste que dijo. La mujer morena miro con interés al hombre, fijándose específicamente en las miradas de complicidad que ambos se entregaban.
-antes de que me vaya, necesito decirte algo, Margareth- ambos se levantaron, Parks tuvo bastantes dudas de por qué querría hablar con ella en privado.
Con algo de desconfianza asintió.
-iré a buscar nuestras cosas, ya vuelvo- Solomons se levantó seguida de Ada, quien susurro que le ayudaría a bajar lo que fuera que tuvieran.
-dime, Thomas, puedo ayudarte en todo lo que este a mi alcance, aunque si me pides matar me veré en la obligación de insultarte- apoyo todo su peso en una pierna mientras cruzaba sus brazos.
-no, no te pediré eso, pero necesito un favor de tu parte, algo jodidamente simple y que espero que se quede entre nosotros.
La estadounidense alzó ambas cejas, reemplazando la desconfianza por notable curiosidad.
...
Scarlett observaba la ventana mientras pensaba, ya habían dejado a Tommy en la estación Euston, bromeo durante el camino diciéndole cosas que encontraba cursis, sacándole risas al hombre, el cual se dejaba cautivar con cada frase más ridícula que la anterior.
No le sorprendió ver a Ollie a las afueras de casa de Ada, con uno de los autos lujosos que Alfie había comprado, Tommy no cuestionó el por qué de su presencia, menos mientras dejaba su maleta en la parte de atrás, subiéndose para poder disfrutar de la última vuelta por la capital.
-¿Dónde vamos, Ollie?- él tampoco hablo mucho durante el trayecto, siendo un espectador fantasma de las bromas entre ambos amantes, escuchando la conversación sin realmente prestarle atención.
Aún seguía enojado por el egoísmo de la mujer, y Alfred notó eso, por lo que le había ordenado gentilmente que fuese a buscarla para luego encontrarse en un lugar para comer, cuando no funciono ser agradable, le tuvo que explicar con voz amenazante que debía de hacerlo por las buenas o por las malas.
-Café en St John's- susurró presionando el volante- Alfie quiere hablar contigo... con usted en privado.
Asintió cambiando de posición sus anillos, pensando en de qué querría hablar.
Su hermano por ahora no le era un punto de conflicto, ambos subsistían a la par, provocándose, siendo indiferentes, pero trabajando juntos para que Camden no se vaya a la mierda.
Prefirió cambiar de pensamiento, sintiéndose cómoda con el frío y su nueva soledad.
Estar con Tommy le gustaba, oler su perfume mientras estaban en silencio o hablando de cualquier cosa, le encantaba, pero no le terminaba de agradar el hecho de que cuando estaba alrededor de él se sintiese patéticamente enamorada. Era como si estuviese prisionera de algo a lo que todavía no tiene nombre, por lo que estos días sin él serian tranquilos, volviendo a disfrutar de su libertad en todos los aspectos.
La cafetería, parecida a una iglesia, se lucía con su presentación y decoración. En un lugar que podría considerarse adinerado, casas enormes de dos pisos, jardines hermosos y arboles con hojas naranjas por el otoño.
-él está adentro, los esperare aquí- no respondió mientras se bajaba del auto, acomodando su ropa para caminar con seguridad, observando de reojo los pequeños detalles.
Encontraba curioso e interesante que se reunieran en un lugar como ese, era lejos de Camden, sin judíos o italianos a primera vista, quería ser discreto y eso de una forma u otra la desconcertó. Al entrar buscó al barbudo, viéndolo sentado en el otro lado de la cafetería, sus piernas cruzadas y un periódico entre sus manos, su cabello se movía con suavidad gracias al viento que corría por la zona al aire libre.
-¿busca un lugar donde sentarse?- pregunto un joven, negó con una sonrisa gentil, apresurándose a sentarse frente a Alfie.
-buenos días, Scarlett, ¿ya comiste?- tenía lentes nuevos, una cadena fina los mantenía apegados a su cuello, el material brillaba en el puente de la nariz masculina.
-sí, hace una hora- hizo un sonidito de que la había escuchado- ¿por qué le dijiste a Ollie que fuese a buscarme? No, mejor, ¿qué hacemos aquí?
Bajo con algo de brusquedad las hojas del periódico, dejando de estar recostado en su silla para hablarle con seriedad, tomando con delicadeza la taza de té.
-¿reconoces a alguien?- pregunto llevando la bebida a sus labios, Scar analizo el lugar.
Familias con trajes costosos, joyería brillante y lentes modernos, cabellos rubios y algunos castaños, solo eran personas de alto estrato social; buscó alguna similitud entre todos ellos, algo que mereciera la pena compartir.
-¿conoceré a alguien de interés?
-no, no, no quiero eso, quiero que veas que estamos en un jodido lugar donde nadie nos reconoce, ¿sí? ¿te das cuenta de que nadie está mirándonos?- le dio la razón con un movimiento sutil- bien, porque hablaremos de una mierda que me tiene preocupado, uh, si- tomo aire mientras dejaba la taza vacía- creo que hay un bastardo que le está entregando información nuestra a los putos italianos, antes de que digas algo, tengo pruebas.
Frunció el ceño dejando que hablara, la seriedad en el rostro de Alfred hacia su testimonio confiable, de lo contrario la menor se hubiese reído esperando que dijese algo inteligente.
-hiciste esa mierda en White Chapel, nadie sabía de eso, solo Tom y tú, ¿sí? No se lo esperaron, joder hasta te llevaste al Sabini pequeño- el mayor comenzó a usar las manos para explicarse mejor- cuando yo quería atacar algo suyo, siempre estaban preparados, nunca fallaban y es como si supiesen todo el plan, tenían malditos lugares estratégicos para contraatacar- acerco su silla mirando los ojos de su hermanita- un día, un jodido día conté dos versiones a dos grupos de hombres para atacar cerca de Globe Town. Los confundí por unos minutos, pero no tiene puto sentido que haga dos planes, los lleve a cabo y ellos aun así sepan que hacer, es un maldito malgasto de tiempo y materiales, de vidas.
-¿Cuál funcionó?
-ninguno, hubo mucha gente herida, los malnacidos tenían un plan b y nos hicieron comer mierda- suspiro dando algo de tiempo antes de seguir, sentía que podía sonar paranoico si no lo decía con el cuidado correspondiente- sospechaba desde hace mucho tiempo que alguien estaba dando información, por eso en casa no se hablaban de negocios o estrategias, estaba la jodida Julieta o Julia, sip, estaba y está prohibido.
Ambos se miraron por unos segundos, Scarlett hablo con suavidad y lentitud, lo que puso nervioso a Alfie, no quería que desconfiara de él en un momento tan delicado para su mente.
-¿crees que podría ser alguno de nuestros hombres más cercanos?- de inmediato se relajó, le creía, o al menos eso esperaba.
-Ollie no, es como el perro que nunca te mordería la mano, me cae bien, él imbécil no me traicionaría, aunque le pagasen 100 libras por mentira. ¿Davis?
-estuvo conmigo el día de White Chapel, no tendría sentido- pensó durante unos segundos- necesitamos encontrarlo cuanto antes, ¿no? Sino todo se volvería una catástrofe.
-no, uh- se relamió los labios, nervioso, tenía que contrale su idea, ya estaban hablando pacíficamente, confiando el uno en el otro- haremos algo mejor, prefiero yo mismo darle información a Dardy, no un bastardo que desea días de gloria, por lo que haremos algo que posiblemente haga que me odies, más de lo que ya lo haces.
-no te odio, solo me caes mal, la mayor parte del tiempo, especialmente cuando eres estúpido y no piensas en lo que dices- Alfie soltó una risa, volviendo a concentrarse.
Scarlett, por otro lado, sintió que el barbudo estaba viviendo otro de sus episodios psicóticos, en donde revivía los momentos de la guerra, hablando en códigos que muchas veces no entendía o mencionaba nombres de personas que murieron, un día mientras le susurraba una estrategia, escondido debajo de su cama, habló de Leonardo Da Vinci. Quizás la idea de que alguien lo traicionaba también era producto de su mente cansada.
Si tenía que volver a fingir seguirle el juego, lo haría, estaban en un lugar publico y los chismes corrían demasiado rápido, no convenia que supiesen que el mayor de los Solomons tiende a perder la cabeza con bastante rapidez.
Podrían pensar que es explosivo, pero no que está tan mal como para dudar de su propia gente.
-no compartiremos esto con nadie, si estuvimos aquí fue para hablar de las construcciones que se harán, que, por cierto, debemos ir a firmar unos papeles, también por eso estamos aquí- se quitó los lentes para ver la reacción que tendría- vamos a traicionar a los Peaky Blinders, ¿eh?
Scarlett entreabrió sus labios, dudando de qué hacer en ese momento, esperando que estuviese bromeando. Cuando el hombre frente a ella alzo las cejas en busca de una reacción, entendió que era verdad. Negó frunciendo el ceño, alejándose de la mesa circular.
-no, Alfred, no haré eso, no traicionare a Tommy y a toda la gente que viene de Birmingham- arrastró la silla hacia atrás, negándose a la idea.
Si todo lo que decía era una fantasía, estaban hablando de traición, una que quedaría en sus hombros por el resto de su vida, ni siquiera un plan pequeño donde podrían desenmascarar al supuesto traidor, era inexplicable para Scarlett en ese momento, necesitaba una respuesta rápida que pudiese justificar su idea, o al menos otra prueba más.
-no, a ver, Scarlett, por favor escúchame, solo escucha la mierda que tengo planeada- sus palmas se juntaron en un gesto de súplica, la menor frente a él tomo una bocanada de aire, entendió el porqué y eso le desesperó- no, te lo prometo, no estoy alucinando, estoy en Londres, en un café que se parece a una puta iglesia, hablando contigo, uh... estamos en 1922 y faltan unos días para que el otoño comience. Odio el maldito otoño porque el frio me hace doler la pierna, me dispararon en el muslo en la guerra, a la que fui hace unos años. Estoy consciente y seguro de lo que digo, si, jodidamente seguro de lo que digo.
Sintió una mezcla de remordimiento y vergüenza propia, intento remediar de alguna forma el ataque de nervios que vivía Alfie, su respiración se aceleró en cuestión de segundos y le miraba a los ojos buscando aceptación de su parte.
-te escucharé, pero no significa que este de acuerdo- el barbudo asintió, relamiendo sus labios e intentando volver a un estado de serenidad, la mano de Scar tomó la suya, demostrando que estaba para él en caso de que lo necesitara.
-gracias- susurró fijándose en los detalles de la taza, esperando unos minutos para volver a hablar, hasta que ese cosquilleo en su espalda desapareciera- fingiremos, le mentiremos a todos- aclaro la garganta aun sin soltar la mano femenina, volviendo a centrarse- tienes a Engel Sabini en alguna parte de Londres, haciéndole quién sabe qué, están malditamente desesperados, Dardy y Jason, por saber algo del niño, si los provocamos lo más mínimo nos harán arrepentirnos de haberles hablado siquiera. Y no tenemos muchos hombres.
-eso es mentira, por cada hombre suyo tenemos dos- negó al instante, comenzando a mover nuevamente la pierna derecha. Estaba ansiosa- pero no se arriesgarán a matar a otra persona, menos a hacerle daño, si atacan ahora mismo, perderíamos, tienen el gatillo fácil.
-¿comprendes a lo que voy? Si intentamos algo, nos joden. Si nos defendemos, nos mataran. Si matamos al puto niño, cavamos nuestra propia tumba, nos suicidamos y ellos se encargan de poner la tierra encima, porque si pudiésemos, haríamos eso también- sin poder evitarlo, Scar río sintiendo la liberación de su extremidad, ya estaba siendo el Alfie normal- por lo que podríamos simular una rendición, les diré donde esta Engel, firmando una paz, una falsa, y venderé a todos esos idiotas de Small Heath.
-mucho cuidado con como te diriges a ellos- señalo con aparente tranquilidad, prendiendo un cigarro para seguir conversando- trátalos sin esa expresión despectiva y llena de asquerosidad.
Solomons mayor quedó unos segundos en silencio, jugando con sus labios antes de hablar, no quería disculparse, pero la mirada directa de la mujer logro convencerle.
-bien... les daré en bandeja de plata a los hombres que Tom amablemente me trajo- quedó en silencio buscando aprobación, al obtenerla siguió con lentitud- les diré que los Shelby son como una puta plaga que empeoro todo, hicieron que nos hundiéramos en nuestra propia mierda. Por lo que necesitamos, tanto ellos como nosotros, deshacernos de la basura, unirnos para el bien común de ambos bandos. Nuestro traidor, el hijo de puta, no podrá darle información al enemigo si estamos con el enemigo- hizo énfasis en el "con" moviendo sus cejas y mostrando las palmas para mayor esplendor.
-no sabemos si funcionará- era dejarlos solos en medio de la guerra, le incomodaba abandonar a los Peaky blinders, y dudaba del delator del que hablaba tan seguro.
-su mayor golpe será en el Derby, ¿no? Lo es, aunque no te lo haya dicho lo sabes, es lo más prudente, atacar cuando todo el mundo este distraído. Cubriremos su espalda mientras hablamos mentiras con Sabini, no lo dejaremos como si fuese un jodido perro, no, no, lo apoyaremos desde las sombras, ¿uh?- al recibir la mirada con desconfianza, movió la mandíbula suspirando- Si necesitas más pruebas del traidor, las conseguiré, pero quiero saber si me apoyas en esto.
Se apoyo en el respaldar de la silla reflexionando un poco, un solo hombre había estropeado todos los planes que él creo, serían estrategias que se irían a la basura solo con idearlas, velorios a los cuales asistir, ¿valía la pena siquiera pensarlo?
Pero, por otro lado, si explotaba una guerra en la capital, habría problemas los cuales no estaba dispuesta a reparar o resolver, muchas personas morirían si ese fuese el caso. Ambos lados no estimarían en gastos con el armamento que utilizarían. Granadas, metralletas, francotiradores en cada edificio y sicarios profesionales.
-¿cómo sabes que yo no soy la traidora?- soltó el humo del tabaco con enigma, viendo como la pregunta descoloco al mayor, sin embargo, no titubeo al responder.
-sé reconocer cuando vas a mentir. Eres la única en la que puedo confiar porque nunca buscaste poder, nunca lo haces, Scar- sus ojos mostraban sinceridad y seguridad plena en ella- solo quieres ser respetada, y aun no entiendes que el respeto viene acompañado del poder.
Desvió la mirada hacia el cielo, el suave celeste era reemplazado por nubes grises, ignorando todo lo que sucedía debajo de ellas, problemas mundanos y sin importancia.
-necesito más pruebas- se desilusiono de que no le creyese, estuvo emocionado de por fin revelarle a alguien de confianza su plan, pero veía que fue una mala idea- pero, escúchame bien, ¿eh? No quiero que ningún Shelby salga herido, ni Elizabeth Gray, si me entero de que alguien les hizo algo por este plan, te juro Alfie que no habrá nada que me decepcione más.
-anotado, no se me olvidará, Scar- sonrió como un niño pequeño.
-segundo, supondré que Harry y Ollie se mantendrán ignorantes de esto, lo entiendo y hasta podría desconfiar de ellos también, pero necesito de esa prueba, por ahora seguiré confiando de ellos y de todos los hombres y mujeres que trabajan para nosotros, ¿está bien?
Le miro profundamente, seguro de que no le volvería a defraudar.
-no quiero que me menciones delante de Sabini, no me quiero hacer cargo de esa jodida responsabilidad.
-me aseguraré de que nadie más de nuestro bando muera, si, entiendo porque no quieres que te mencione, la fidelidad es importante en caso de que todo salga mal, uh. Me hare responsable de todos los tratos con esos soberbios de mierda, te diré todo lo que tengamos, hasta lo más mínimo, para que cubras la espalda de Tom, lo ideal es que, al finalizar el Derby, Dardy Sabini tenga una puta bala en la cabeza.
Recordó aquella costumbre que Polly le había dicho, el poner el nombre del enemigo en una bala para sentenciar su muerte con esta, le dijo que funcionaba, se lo confirmo con Kimber, con la familia de Esme cuando aún no eran aliados. Una parte de ella, la que estaba dispuesta a creer a todo, confiaba en que aquello funcionaba.
-¿tendremos que fingir que nos agradamos?
-me temo que sí, tendremos un día para poder hablarlo todo bien. No creo que sea hoy, tampoco esta semana y no sé si este mes- se levantaron, dejando un montón de dinero en la mesa, ambos caminando a la par para salir el lugar.
-¿por qué quieres cuidar de Tommy?- frunció el ceño confundida- hasta luego, muchas gracias por todo- se despidió con amabilidad, Alfie imito su gesto abriendo cortésmente la puerta.
-es agradable, a pesar de ese acento de superioridad en su voz, diría que es el tipo con el conversaría sobre mis planes futuros, ya sabes, si quiero tener hijos, si quiero morir durmiendo o envenenado. Cosas banales.
Ollie al verlos salió de entro del auto, esperando recibir ordenes y cerrar la puerta por la que entrarían.
-además, ¿te imaginas que en un futuro seamos familia?- sonrió intentando relajar el ambiente, notando a Scar relamer sus labios.
-¿sabes? Le ampute la mano a Engel, si quieres llamar la atención de Dardy para poder hablar, enviaríamos su mano con una carta que diga "quiero que hablemos como personas comunes y corrientes. Te espero en..."
-bien, bien, ahora nos estamos... ¿qué hiciste qué?- se detuvo bruscamente a metros del costoso vehículo.
-y como mera advertencia, puede suceder lo mismo contigo si es que no hablas con cuidado. Recuerda, ningún Shelby herido, decirme la absoluta verdad y sin desviarte del plan principal. Simple, ¿no crees?- sonrío de lado luciendo inocente.
Alfie quedó unos segundos estático, asintiendo con lentitud mientras se contagiaba de la tranquilidad amenazadora con la que lo dijo. Estaba asombrado. Por ello aplaudió mientras le guiñaba un ojo en forma de entendimiento.
Atenea y Ares trabajarían juntos, como lo habían hecho hace años, se sentía extrañamente satisfactorio volver a esa comodidad entre hermanos.
Jodidamente extraño el tener que fingir ser hermanos sin ningún problema entre ellos.
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Lamento muchísimo la demora, pero la semana pasada, y parte de esta, he estado muy ocupada con cosas de estudio, intentar coordinar trabajos y filosofar (filosofar la peor parte, sinceramente no entiendo como me está yendo tan bien en eso), no pude escribir mientras estudiaba y daba pruebas, por eso muchas gracias x la espera y comprender la situación.
Espero les haya encantado este capítulo y se vienen cositas 🥵🥵🥵
(Siempre quise decir eso dkjdkdkd)
Y por cierto, MUCHAS GRACIAS X LEER MI HISTORIA Y LLEGAR A LOS 30K, no saben cuanta fue mi emoción al saber que íbamos a llegar, no se, fue una sensación gratificante.
Que pasen un bonito fin de semana, muack 🥵