LOS CAMINOS A TI

By YOYOZEPEDA

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Todos los equipos terminan por separarse, algunos más pronto que otros. Sus integrantes deben seguir su propi... More

NO MÁS SIETE
MOVING ON
RELACIONES.
SUNA
SENSEI Y ALUMNA
VOLVER A ROMPERSE
CONSECUENCIAS
KONOHA
CASI TODO
ELLA
EL RECUERDO DE UN TINTINEO
NIVEL CERO
PARALELOS
SENSEI-ALUMNA
KAKASHI Y SAKURA
UNA NUEVA PAREJA
LA VIDA JUNTOS
EL HOKAGE Y LA MÉDICO
PARA TI

ELLOS

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By YOYOZEPEDA


Sakura seguía sentada en la cama, estaba a unos segundos de romper a llorar por la desilusión, por sentir lo que sentía y no poder desprenderse de eso . El silencio de la Quinta sobre la situación, el hecho de no pudieran decirle que era mentira, estaba acabando con la última esperanza de Sakura. Para la jovencita, la escena seguía siendo real, más real que nunca. ¿Cómo es que el ninja pudo haber hecho así? ¿Cómo pudo olvidarlo durante tanto tiempo y por qué lo recordaba hasta ahora? En ese momento, como última esperanza, deseo no recordarlo, vivir en la ignorancia, seguir conservando la misma imagen de su sensei, de ese ninja impecable.

-Yo...- tartamudeó Sakura sin saber qué decir, desilusionada ante el silencio de su maestra. Intentando lidiar con el hecho de tener ese recuerdo -No lo quiero. Lo quiero lejos de mí.

Tsunade no sabía si se refería al recuerdo o a su sensei. Era el momento de tomar una decisión, y ver a su alumna sufrir de esa manera tan injusta, la hizo actuar. Ver que la imagen de un ninja que había sacrificado tanto, que ya había sufrido suficiente, fue la justificación que necesitaba.

-Es mentira, Sakura- la voz de la Sannin no tembló ni por un solo segundo, la misma seguridad de siempre, la mirada fija en los ojos de la jovencita -Eso es una ilusión, no un recuerdo.

-Pero...

-No sé quién intentó engañarte de esa forma hasta el punto de mostrarte algo así. Pero Kakashi se sentiría muy ofendido si lo creyeras, tú lo conoces, ha sido tu sensei durante años, te cuidó y protegió. Está dispuesto a dar su vida por ti, lo haría sin dudarlo, no puedes desconfiar de él sin ser una ingrata. Él es un ninja extraordinario, no es perfecto, ninguno de nosotros lo es; pero no puedes atreverte a dar crédito a esa ilusión. Fue un Genjutsu y sólo eso, no lo olvides porque sería olvidar cada lección que tu sensei te enseñó- la voz de la Quinta resonó en la habitación -Creíste que Sasuke podía cambiar a pesar de cada una de sus desafortunadas decisiones, lo menos que puedes hacer es darle una oportunidad a ese hombre, a tu sensei. ¡Si alguien la merece es él!

-Suficiente, Tsunade-sama- pidió Sakura completamente confundida. Las lágrimas se acomulaban en sus ojos y si oía algo más terminaría por perder la razón.

La Hokage asintió y salió de la habitación. Estaba consciente de haber sido demasiado dura con su alumna, su intención no era confundirla más; pero esa era la única forma en la que no dudaría de Kakashi. Debía arrancar cada duda en la jovencita, por lo menos hasta que el ninja volviera y decidiera qué hacer respecto a lo que su alumna sabía.

Le había mentido deliberadamente, estaba molesta con ella misma, pero no tuvo alternativa. No permitiría que ensuciaran de esa forma la imagen de un ninja que ya había sufrido suficiente, mucho menos poniéndolo en tela de juicio frente a su alumna que realmente lo admiraba y lo quería. No permitiría que destruyeran eso.

Sakura se quedó en la cama, analizando las palabras de la Quinta, intentando poner su mente en orden. Lo que veía parecía tan real, el dolor en su pecho, la desesperación, incluso hubo momento en que creyó odiarlo, el odio y resentimiento latieron con viveza, todavía los sentía. La médico se topó con la posibilidad del rencor hacia el ninja, no era una ira que reconociera, casi parecía no ser suya, pero ahí estaba. Sakura había revivido esa escena una y otra vez, sin descanso, el mismo final, los mismos sentimientos, no podían pedirle que simplemente se olvidara de todo. Fue como si lo estuviera repitiendo toda una vida, toda una vida atrapada en ese recuerdo sin que el dolor, la ira, el resentimiento o el miedo, disminuyeran ni una pizca.

Las palabras de su maestra le resonaron en la cabeza, pero había demasiadas preguntas que, aunque no lo deseaba, mantenían la duda. No podía ser una simple ilusión. De verdad quería creer que sí, lo intentaba, intentaba recordar cada momento en el que su sensei cuidó de ella, la delicadeza con la que la trataba; pero entonces esa imagen volvía, entonces eso era lo único que se mostraba como real.

Sólo era una jovencita confundida y temerosa de que la imagen del ninja que tanto admiraba y quería, se cayera a pedazos. Estaba aterrada de que eso fuera verdad.

Seguía deseando no tener corazón, hundir la mano en el pecho y sacarlo hasta estar segura de lo que sucedía.

¿Por qué alguien le mostraría algo así? Quizá no era su recuerdo, pero sí el de alguien más. El ninja se veía joven, como si hubiera sucedido años atrás... se detuvo, no podía hacer eso, seguir escarbando porque solo encontraba dudas, miedos, y su propio corazón roto.

Sakura salió del Hospital ese mismo día, no tenía sentido que se quedara cuando era evidente que se trataba de una ilusión, sólo necesitaba descansar. Shizune le había explicado que en realidad llevaba siete días durmiendo, le dijo cómo uno de los guardias la encontró desmayada en el suelo y después la trajo al Hospital. Le volvió a preguntar si no recordaba alguna cosa significativa la primera vez que despertara, y cuando ella le dijo que no, entonces tomó su mano con afecto y le confesó la preocupación de todos por su estado de salud.

-¿Él está aquí? -la voz de Sakura sonaba tan insegura que dejó en claro las dudas que todavía la invadían. Sus manos temblaban. Ni siquiera podía pronunciar su nombre porque recordaba la forma en la que esa jovencita lo hizo. Era como si ese nombre le perteneciera a ella y a nadie más.

-No, salió de misión. Creo que tardará unos meses en volver.

El suspiro de alivio de parte de la jovencita fue demasiado obvio, pero ninguna dijo nada. Sakura agradeció que él no estuviera, la distancia les vendría muy bien, aunque no fuera cierto lo que veía, lo que recordaba, no estaba lista para verlo.

-¿Por qué se siente tan real?- preguntó con la misma vocecita que había adquirido desde que se levantara.

-No hubo nadie que estuviera contigo y pudiera decirte quién fue el responsable de esa ilusión, qué fue lo que sucedió, por lo que esa escena no parece una ilusión, sino un recuerdo. Quizás si alguien hubiera estado contigo, te confirmará que había alguien más allí, y que fue un Genjutsu. No sé qué es lo que ves, Sakura, ni en qué ilusión te atraparon, pero hay unas más realistas que otras, unas que solo implican dolor físico, cansancio emocional; pero si lo que viste se acerca a la realidad, entonces es mucho más difícil separarla. Tomará tiempo.

Sus padres insistieron en ir por ella al Hospital, pero no era necesario, sin él en la Aldea, se sentía a salvo. Intentó recordar las palabras de la Quinta; sin embargo, los sentimientos seguían en su pecho sin poder librarse de ellos. No era algo que pudiera evitar. Y como su maestra lo dijera, era una ingrata, pero el problema era que no lo sentía.

El día transcurrió tranquilamente, sin interrupciones de ningún tipo, como si no hubiera pasado nada. Sakura entendió que el infierno estaba en su cabeza, en su mente, en sus recuerdos, y sobre todo en su pecho. En el exterior no había sucedido nada, los días pasaban, las rutinas de casi todos seguían. Solo ella se detuvo, y estar parada era doloroso.

Se quedó en su casa, sus padres insistieron en que debía descansar y comer, nada más. En dos días días volvería a entrenar, era mejor que se lo tomara con calma y descansara. Pronto su rutina sería la de siempre, los encuentros con Ino y otros amigos, los entrenamientos, esperar el regreso de Naruto. Observó la cama, tenía miedo de dormir, todo el día intentando olvidar sus pensamientos, convencerse de que no era más que una ilusión. La misma Shizune le había asegurado que con el paso de los días ella misma se daría cuenta de que nada fue real, sólo necesitaba tiempo.

Tiempo.

Pero en esta ocasión el tiempo no funcionaria, incluso podría volverse su enemigo.

Frente a la ventana de la jovencita había un ninja que se escondía en la oscuridad, uno de máscara anaranjada con un único propósito. Tenía un plan muy detallado que tardaría años, pero necesitaba saber que podía herirlo en ese momento, hacerlo sangrar un poco. Necesitaba calma para poder soportar todo lo que le esperaba, algo para calmar su sed de venganza. Por alguna razón ella le recordaba a Rin, la inocencia para creer en alguien más hasta el punto de confiarle su vida, creer que estaba a salvo con él, que podría protegerla. Era el objetivo perfecto para recordarle a Kakashi el precio por no cumplir sus promesas; ahora no podría proteger a su alumna. Solo unas semanas más, las suficientes para que le temiera al mal nombrado leyenda de Konoha, haría que no soportara su presencia, ni siquiera escuchar su nombre, mucho menos pensar en él. Quizás entonces encontraría un poco de calma, cuando la destruyera a ella, y entonces a Kakashi.

El dolor podía venir de diferentes maneras, así que le mostraría una de ellas a Kakashi, una que, con suerte, recordaría siempre. La forma en la que reaccionó su alumna demostraba un amor que no esperaba, y que le sería muy útil, especialmente útil.

Sakura sintió una corriente de aire entrar por su ventana, las cortinas ondeaban con fuerza y trajeron consigo pétalos de flores, todos eran rosas, todos giraban a su alrededor, incluso despedían un perfume tan fresco, ni siquiera recordó que algo así ya había sucedido. Cerró los ojos sin advertir el infierno que significaban esas flores.

Él se encargó de que cada noche soñara lo mismo. Era cierto, ya no era un recuerdo, ahora se trataba de una ilusión porque ya no era Rin la que moría atravesada por la mano de Kakashi, ahora era ella.

Sakura sentía una mano que se hundía en su pecho, veía a su sensei más joven, sin duda, pero era él, con su inconfundible cabello gris. Era él a quien veía antes de morir. Susurraba su nombre como lo hiciera esa jovencita, sentía la sangre en la garganta y luego resbalar por sus labios. Exhalaba su último aliento en manos del ninja, él era quien se lo arrancaba, y cuando esperaba ver una expresión de tristeza en él, en su rostro no había más que una mueca burlesca, satisfacción. Era horrible.

La ira y el resentimiento anteriores se mezclaban ahora con un terror casi paralizante. Una y otra vez moría a manos de su sensei que se mostraba satisfecho de asesinarla, sin poder cambiar un solo detalle, mucho menos evitarlo, lo último que veía eran sus ojos, el Sharingan. Todas las noches moría, todas las mañanas tenía más miedo.

La médico despertaba con ese sueño, era un sueño porque ella seguía viva.

Sucedió lo mismo durante tres semanas, cada noche Sakura creía soñar lo mismo, entraba el aire por las ventanas, y después, pétalos de flores que la envolvían con tanta gracia que sería gracioso si pudiera recordarlas. Pero esos pétalos no le decían nada. Al día siguiente la médico se despertaba sin recordar nada que no fuera ese sueño, se despertaba temblando, sudando y con la seguridad de que no estaba a salvo, que no lo estaría si él volvía.

-Fue sólo un sueño- debía repetirse, estaba viva, su corazón latía y estaba segura en su habitación. El recuerdo de su sensei atravesando el pecho de esa jovencita, se mezclaba con las continuas pesadillas y la confundían hasta el punto de casi volverse loca.

Por las mañanas su rostro no estaba lleno de pequeñas heridas hechas con las uñas, ya no intentaba sacarse los ojos o el corazón, tan solo miedo, terror.

Los recuerdos que compartió con su sensei en Suna, o los primeros, cuando eran todavía un equipo, parecían borrarse de su memoria lentamente. Y de verdad que ella no quería olvidarlos, pero las pesadillas eran demasiado. Quizá, si lo hubiera escuchado del propio Kakashi, si él estuviera para decirle que no era más que una ilusión, todo sería un poco menos difícil. Pero él no estaba, e incluso su nombre temblaba en la boca.

Por un momento recordó cuando durmieron juntos en Suna, su estómago se revolvió y a primera hora de la mañana, vomitó toda la cena. ¿Como un sueño podía lastimarla tanto? No era posible. Había algo malo en ella para que soñara siempre lo mismo. Para que le temiera a la persona que la cargó en sus brazos cuando perdió en los exámenes Chunin. Pero también le mintió, y esa mentira y su abandono dolía más que nunca.

-Me alegra saber que sigues mejorando, Sakura, que ese incidente no retrasó tu progreso- la Quinta y ella estaban en el campo de entrenamiento. La jovencita no le había dicho nada acerca de sus pesadillas por dos razones, la primera porque eran simples pesadillas que por más atemorizantes que fueran, no podrían dañarla; y la segunda, porque, tal vez por su miedo, o por la locura de la que estaba a un paso, le advertía que algo le estaba ocultando. De todos modos no podrían ayudarla.

-Necesito mejorar, necesito protegerme- la Hokage evaluó esa respuesta, no le pasaba por alto el semblante de la jovencita, estaba más delgada y era evidente que no dormía bien.

-Tengo una buena noticia para ti- ante el sobresalto de la jovencita, quizá suponiendo que la sorpresa tenía algo que ver con su sensei, se adelantó a aclararlo -Naruto vuelve la próxima semana.

La sonrisa de Sakura, su entusiasmo tan evidente que iluminó sus ojos, la hizo olvidar el cansancio que parecía acompañarla permanentemente, desapareció de manera casi completa. Incluso se le veía más joven, ahora con su melena más larga, parecía más joven.

-¿Cuándo vuelve?- preguntó con una sonrisa enorme.

-Jiraiya sólo dijo que la próxima semana, eso es todo. Pero no creo que te moleste esperar unos días, no después de tanto.

-No, en realidad no.

-Entonces volvamos al entrenamiento. Tienes que estar lista para las misiones.

La verdad era que Naruto debía llegar hasta en dos meses, su entrenamiento se había extendido más de lo previsto, pero la propia insistencia del ninja de ojos azules, más la petición de la Quinta por que volviera lo antes posible, convencieron a Jiraiya de regresar. Tsunade no le había contado nada, a ninguno de los dos, lo que había sucedido con Sakura. el ataque deliberado en forma de ilusión, solo insistió en su pronto regreso y eso fue suficiente. Seguramente Jiraiya ya sospechaba algo.

La situación no era tan sencilla, evitaba hablar con Sakura referente a lo que había sucedido, no le daba más explicaciones de la que le dio aquel día, y eso era sospechoso. Pero es que todavía no podía resolverlo. Ni siquiera estaba cerca, y aunque Kakashi volviera, él tampoco podría resolverlo, sólo lo lastimaría.

-Es mejor que te vayas y descanses. Te veré mañana.

-¿Qué sucede Tsunade-sama? -preguntó Shizune a su espalda y cuando estuvieron solas. Ni siquiera le había contando a ella, era algo que sólo involucraba a Sakura y a Kakashi -Naruto no debía volver todavía.

-Lo sé, pero a Sakura le vendría bien, superar ese Genjutsu le está costando más de lo que esperaba y la presencia de su compañero será la mejor ayuda que puede recibir.

-¿Tiene alguna idea de quién pudo haberlo hecho? Creo que ni siquiera estamos seguras de que haya sido un Genjutsu.

-Lo fue, no tengo dudas. Pero ¿el responsable? no lo sé y eso es lo más complicado. No tengo respuestas, ninguna, ni siquiera una hipótesis. Shizune, en esta Aldea solo hay dos personas que dominan esa técnica, Kurenai y el propio Kakashi, y ninguno pudo haberlo hecho. No tiene sentido. Ni siquiera más allá de esta Aldea es tan fácil encontrarlos porque de hecho los dos pertenecieron a Konoha, Itachi y Sasuke.

-¿Cómo sabe que no fueron ellos? Quizás...

-No. La ilusión en la que cayó Sakura fue a partir de un recuerdo en particular, no fue simplemente una ilusión. Ni siquiera Itachi tenía forma de saber algo así, mucho menos Sasuke. Algo está escapando, pero no sé qué es, o quién es. Por eso necesito a Naruto, para que distraiga a Sakura, ella no es tonta, sabe que no le estoy contando todo, duda de mí y es justo que lo haga, tiene razón en hacerlo.

-¿Le mintió a Sakura?

-Hice lo mejor para ella.

-Espera que la compañía de Naruto sea suficiente hasta que llegue Kakashi y aclare todo.

-Así es, es la única esperanza que tengo. Debo resolver esto que está sucediendo, pero necesito tiempo y a Kakashi. Hasta entonces ella necesita resistir,

Sakura estaba en su habitación, acostada en la cama, sonriendo porque pronto podría volver a ver a Naruto. Estaba tan emocionada por ir a misiones con él, y poder reanudar esa amistad que se había quedado inconclusa. Hacía más de un año y medio que no lo veía, y lo extrañaba. Seguro que estaba tan cambiado que la única forma de reconocerlo sería por sus inconfundibles ojos azules. Quizá su compañero ahuyentaría las pesadillas, los malos recuerdos. Pondría un poco de orden en su cabeza.

Naruto se demoró cuatro largos días más en volver, y durante ese tiempo, cada noche, soñó lo mismo. Tsunade no tenía forma de saber que, además de aquella ilusión, su alumna se enfrentaba a las pesadillas, que el enemigo seguía ahí, y que visitaba a Sakura todas las noches, que la destruía un poco más. La Hokage pensaba que ella estaba a salvo, estaba equivocada, pero tampoco podía saberlo, llegar a pensar que él seguía en Konoha era tan imposible, hubieran detectado algo ahora que la vigilancia aumentó tras el incidente con Sakura.

La médico recién despertaba, la misma pesadilla de siempre. Ni siquiera amanecía, la oscuridad era leve, pero ahí estaba. Se quedó observando un rincón oscuro de su habitación y de pronto le pareció que ahí se escondía el ninja que alguna vez fue su sensei, que esperaba el momento preciso para saltar sobre ella y atacar. Su corazón se aceleró, sus manos sudaban y no podía despegar los ojos de ese rincón, preparándose para defenderse. Tenía la boca seca. Cuando unos golpes en su ventana irrumpieron la tranquilidad, dio un grito de terror y saltó de la cama.

-¡No!, ¡Aléjese de mí!- gritó desesperada, dándose cuenta de su propia locura.

-Sakura-chan, soy yo.

En seguida reconoció de quién se trataba, era un ninja de peculiares ojos azules y cabellera rubia, con una sonrisa absolutamente hermosa y radiante. Los ojos d ela médico se llenaron de lágrimas.

Sakura se levantó de inmediato para abrir la ventana y abrazar a su compañero, ambos se hubiera caído de no ser porque él la tenía bien sujeta y al mismo tiempo, se aferraba a la ventana.

-Te extrañé tanto, Naruto- confesó ella dejando escapar algunas lágrimas. Se sentía tan aliviada, tan a salvo en los brazos de su compañero y amigo que no creía posible que hubiera resistido tanto tiempo lejos de él. Recordaba su anterior comportamiento, cuando era tan ruda y lo golpeaba a la menor provocación, seguro que en el fondo seguía siendo de la misma manera, solo que por ahora estaba exhausta. El miedo a dormir era tan fuerte, pero al mismo tiempo no podía resistirse.

-Yo también, Sakura-chan. Quería responder a tu última carta, pero Ero-sannin me recomendó que sería mejor sorprenderte. Has dejado crecer tu cabello, casi siento que he vuelto en el tiempo.

-Debí cortarlo, pero...

-No, está bien, tu cabello, largo o corto, sigue siendo hermoso- el ninja se separó ligeramente para ver el rostro de su compañera. Sus ojos azules estaban un poco empañados, pero era normal, él siempre ha sido un poco sentimental -Me alegra tanto haber regresado.

Sakura permaneció en su brazos tanto tiempo como pudo, hasta que fue imposible que siguieran en un punto intermedio entre estar adentro y afuera, incluso con todo su entusiasmo, se dio cuenta de lo incómodo que debía resultar, y por supuesto, que eran la escena que muchos curiosos ya contemplaban.

-Ven, entra. Ni siquiera ha terminado de amanecer y está haciendo frío. Quiero que me cuentes todo acerca de tu entrenamiento, todo lo que hiciste y lo mucho que has aprendido.

Se sentaron en la cama de Sakura, la médico se recargó en su hombro mientras escuchaba todos los relatos que le contaba, mientras el tono de voz de su compañero subía y bajaba de intensidad. Deseó no haberse separado de él, al fin se sentía a salvo. Su voz era tranquilizadora, reconfortante.

Cuando Naruto se dio cuenta, la joven estaba profundamente dormida en sus brazos. Sonrió, se le veía adorable, absolutamente adorable. La dejó en su cama, se quedaría con ella hasta que despertara, ya habían pasado suficiente tiempo alejados como para irse en un momento así.

Ahora que podía verla con más atención, su compañera lucía cansada, más delgada de lo que era normal, había ojeras bajo sus ojos y el terror en el que la vio sumida cuando la sorprendió. El semblante de su amiga y compañera delataban miedo, dolor; le ocultaban algo relacionado a ella. Algo andaba mal, no era la misma, es como si hubiera perdido algo importante, parte de esa personalidad explosiva y dulce, siempre regañando a todos, pero sinceramente preocupada por todos. Incluso extrañaba sus golpes. Una risa se escapó de sus labios al recordar esos momentos.

-Me alegra que Kakashi me escribiera.

La única carta que había recibido de su sensei era una petición para que regresara a Konoha y se asegurara de que Sakura estaba bien. El hecho de que su sensei le escribiera por motivo de su alumna, era la prueba de que debía volver cuanto antes. Esa petición dejaba en claro la importancia de Sakura en la vida del ninja que nunca respondía, mucho menos escribía.

No era una simple petición y Naruto lo supo.

Ahora que observaba a Sakura dormir, se daba cuenta del por qué de la carta de Kakashi. Esa jovencita no necesitaba que la protegieran, era demasiado fuerte para cuidarse, más madura, y mucho más responsable; no, ella no necesitaba su ayuda, pero sí compañía, todos la necesitaban y Naruto estaba consciente de ese hecho. Sin embargo, no podía pasar por alto el semblante de la joven. Debía averiguar qué estaba pasando para llevar a su compañera a tal extremo. Necesitaba que Kakashi volviera lo antes posible, Sakura le tenía un amor especial a su sensei, incluso a la distancia y con todo el tiempo alejados, la médico siempre mostró una confianza absoluta en el ninja que copia, lo admiraba de una manera que no se repetiría, estaba seguro de que fue su primer héroe.

-¿Qué ha sucedido para que luzcas tan cansada, Sakura-chan?

La observó dormir, en ocasiones se movía un poco inquieta, como si tuviera un mal sueño, pero no pasó de un leve sonido de disgusto. Despertó unas horas después, Naruto creyó que hubiera podido seguir durmiendo durante horas, como si no lo hubiera hecho durante semanas.

-Vuelve a dormir, no iré a ningún lado.

-No, tengo toda la noche para dormir, ahora sólo quiero estar contigo.

Esa pequeña siesta había estado libre de pesadillas, la primera en semanas, ni siquiera recordó haber soñado algo y eso era lo mejor. No se despertó con la sensación de terror por su sensei, el miedo seguía ahí, pero no se acumulaba. Por primera vez en un mes, el miedo no se hizo más grande.

Sakura y Kakashi no podían estar más alejados que en ese momento. Era como si el lazo que los unía y que parecía conectarlos, más que estar tenso, se desprendía de ambos y dejaba una herida que destilaba sangre. Seguramente cuando terminara de desprenderse, el hilo de sangre, se volvería una cascada. Algo dentro de ellos se rompería.

La cuerda que los ataba ya no vibraba, y era como si el más ligera viento la agitara y oxidara.

Todo parecía tan lejos, la visita a Suna, los años de entrenamiento como parte del equipo siete, las misiones, las bromas, todo eso, los buenos momentos son los que ahora parecían una ilusión.

Quizá si Sakura no hubiera sido tan importante para Kakashi, si no hubiera demostrado tanto amor hacia él, ese ninja de Akatsuki no la hubiera escogido de presa. Era como si todo lo que estaba pasando, el infierno en el que se encontraba y que la devoraba lentamente, fuera por querer tanto a su sensei. 

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