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By propetyOfNegan

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By propetyOfNegan

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔

Capítulo dedicado a:

BackToYou028
Espero te encante uwu

Scarlett cruzó las piernas, sintiendo las medias trasparentes en el roce, a su vez Tommy fumaba un cigarro con tranquilidad, ambos con el brillo de la confianza y la superioridad impregnados en los iris, estaban a punto de cenar en un prestigioso restaurant italiano, con un arma hipotética apuntándoles solo por tocar aquel territorio.

Era malditamente peligroso el entrar a aquel lado de la ciudad, más sabiendo de las amenazas constantes de los romanos contra ellos, pero Atenea quería participar de la guerra, olvidar su lado racional para vivir en carne propia la ejecución de un plan, ignorando los riesgos de ello.

No se consideraban griegos combatiendo contra romanos por un territorio, les era burdo, ambos lados se consideraban dioses. La diosa de la sabiduría peleando por el control de Londres con pasos lentos y calculados, mientras que la capital era un mero capricho para Poseidón, queriendo guerra solo para llamarla débil e inútil, atacaba de forma celosa y despreocupada.

Estúpido para ser alguien tan meticuloso.

-¿Qué mierda es todo esto?- susurro Thomas bebiendo de su vaso hasta la mitad de Whisky- Capaccio di scampi- Solomons rio bajo, recibiendo una mirada en respuesta.

-mejor prueba los Cappellacci di faraona, esos son mejores- guiñó un ojo, segura de lo que decía- aunque no creo que terminemos de comer aquí, ¿no?

-hace 5 minutos salieron dos camareros corriendo, creo que con el vino estaremos bien, pero nunca he comido una mierda que suene tan extraña, quiero pedirla- Scar rio, estando más tranquila de lo que se esperaba.

Cuando llegaron al lugar, recibió varias miradas de recelo, buscando algo que pudiese generar peligro o de lo contrario una razón valida para estar por el sector. No veían a nadie que trabajase para los Sabini, no podían darle la advertencia de que una Solomons estaba ahí, por lo que se dedicaron a atenderlos con falsa normalidad, a su vez dos jóvenes se preparaban para correr hasta el Club edén y avisar de ellos.

Tommy pidió whisky mientras esperaba, pero Scarlett probo el vino para asegurarse de que el suyo era muchísimo mejor.

El lugar era adornado por velas, y un candelabro en medio de la sala, ventanas abiertas para que el humo del cigarro saliera, con una combinación de colores claros y brillantes en las paredes, para hacer el contraste con el suelo oscuro, la mesa en la que ellos se encontraban era circular, por lo que Thomas corrió más la silla de Scarlett, quedando a su lado derecho.

Él se dedicaba a mirar la entrada y ventanas, mientras que Solomons se encargaba de mirar hacia la cocina y mostrador, sin querer sorpresas de parte del local.

-Dardy no aparecerá, no creo que lo conozcas hoy- sugirió moviendo la copa con el líquido granate- no sale de su fortaleza italiana, pero puede mandar a su hermano o a Engel.

-Engel. Es el nombre de un bastardo- él también deseaba verlo, admirar su rostro antes de que quedase desfigurado.

No le había dicho de la carta a Scarlett, no quiso preocuparla, pero Pol le pilló leyéndola mientras apretaba con más fuerza de la necesaria su escritorio, pidiéndole explicaciones a Stark ante su silencio prolongado.

Aún recuerda la expresión llena de sorpresa cuando le confesó que se quedaría más tiempo en Londres, explicándole que quería asegurarse de que ningún imbécil se le ocurriese hacerle algo, eso estaba haciendo en el restaurant. Velar por su seguridad y ayudarla a sacar su lado salvaje.

-oh, no sé si de un bastardo, pero si de un estúpido insoportable- relajo la mandíbula al notarse tenso, suspirando al probar la entrada gratis que le habían ofrecido, cortesía de la casa- el anfitrión no deja de mirarlos, ¿tienes tu arma?

-sí, ¿la tuya donde esta?- Scarlett rio mirándole debajo de su boina, no se la había sacado al sentirse en peligro.

-podrías disimular las navajas en tu gorro, ¿no crees?- había un rastro de coqueteo, por lo que adivino donde estaba.

La mirada azul de Tommy escaneo su rostro, desocupando la mano derecha para bajar hasta dar con sus piernas, tanteando encima del vestido hasta dar con el objeto frio y metálico. Era una de las maniobras que Pol le había enseñado, y encontró perfecta la situación para usarla.

Escondiendo la pistola entre sus piernas, afirmada por unas correas que consiguió con Louisa, se las colocó mientras Thomas pagada la habitación del humilde hotel en el que se quedarían por la noche.

-Harry está en el techo del edificio de enfrente con 4 hombres más, en caso de que algo salga mal- Shelby suspiro, se sonrojo cuando separo sus muslos con poca cortesía, buscando el final de la tela para subir por el interior de sus muslos concentrado.

Agradecía que el mantel blanco impidiese la vista a las otras personas.

-Tommy- regañó cuando desvío su atención, acariciando la tela para después notar la diferencia contra su piel.

-¿fue idea de Polly?- asintió en respuesta, aventurándose a probar los mariscos- creo que no probaremos el Cappacio o como mierda sea- Scarlett lo saboreo, aprovechando la acción para ver la entrada.

Engel Sabini caminaba con dos hombres detrás de él, cruzando la calle sin importarle los autos, buscándolos aun cuando le faltaban metros para recién ver decentemente la ventana.

-son dos, Scarlett, tu mata al de azul y yo al otro, algunos blinders están en el callejón, ellos capturaran al imbécil y nos iremos al lugar acordado, ¿eh?

El chico arreglado para atender carraspeo, interrumpiéndolos.

-¿ya saben qué desean pedir?- Thomas aún tenía una mano en sus piernas, lo que la llevo a cerrarlas, sin importarle que no le viesen- hay Spaghettis a la boloñese que son espectaculares, más si es la primera vez que vienen aquí.

El hombre estaba ganando tiempo, esperando que irrumpiera Sabini a encargarse de ellos, Tommy saco su mano, luciendo la pistola de color negro y mango café.

-no comeremos nada, así que escucha lo que te diré, eh- hablo con voz grave y amenazadora, asustando al camarero al ver el arma- vamos a salir por la cocina, y ninguno de ustedes van a interrumpirnos, me importa una mierda que Sabini comience a gritar como desesperado.

Unos segundos de silencio donde Scar interrumpió con voz tranquila, volviendo a sentir el hormigueo de la tarde en sus yemas.

-el lugar está rodeado, no dejen que entre, si es que desean prevenir la destrucción del restaurant, obviamente- el joven se quedó callado mirando a Scarlett asombrado, con el lápiz en su mano comenzando a moverse tembloroso- ¿y?

-dile al guardia que no entre, anda ahora- mostró el arma sobre la mesa con naturalidad, lo que llevo al joven a actuar con rapidez.

Scarlett acomodo su vestido, apagando el cigarro que Tommy había dejado, a la vez que él tomaba su brazo, entregándole el arma para usar la propia, digiriéndose al interior de la cocina sin importarle las miradas curiosas de la gente, escuchando gritos ahogados al verlos armados.

-¡¿por qué mierda no me dejan entrar?!- le escucho a pesar de que el fuego y lo gritos de Chefs llenasen el lugar.

Scarlett sentía su corazón acelerado, mostrando un sosiego que no dejaba evidencia cuan emocionada y nerviosa estaba, teniendo en mente que Engel enloquecería y comenzaría a usar su arma sin pensárselo dos veces. Sentía incomodidad en sus costillas, como si un elefante se encargase de esa presión. Apretó la mano de Tommy cuando llegaron al final, viendo la puerta de salida.

Cinco disparos se escucharon, Solomons tomo aire, afirmando con fuerza la Colt 45 en su mano derecha.

-¿estás lista, cariño?- asintió- recuerda, mata al de azul.

Ambos salieron del lugar, dando con la basura de la cocina, escuchando los gritos miedosos y llorosos de algunos, y uno más apaciguado de Engel, se tranquilizó respirando pausadamente.

-¡matare a todas las personas que están aquí si no me dicen qué paso! ¡¿no me estarán mintiendo, eh?! ¡respondan hijos de puta!- otro disparo.

Se alejaron caminando con cautela, Scar busco la silueta de Harry en los edificios, viéndolo apuntar a su izquierda.

-vienen más- susurro escondiéndose detrás de Thomas, apegándose al relieve de la pared.

Su corazón se aceleró inesperadamente, quiso secar las palmas húmedas contra la tela de su vestido crema, ¿podrían contra ellos? Un grupo de 15 personas apareció gritando y luciendo confiados.

Sabia que funcionaría, era un ataque sutil sin mucha batalla, atrás del hombre que le pregunto si quería participar, y ella acepto sin dudárselo, porque en la tarde se sentía indestructible, ahora tenía que volver ese sentimiento.

-veo a Charlie- murmuro, girándose para verla entre las sombras- saldrá bien, ¿eh? Será rápido, lo sabes cariño- afirmó, trasmitiéndole seguridad mientras esperaban unos segundos- su muerte es necesaria, no merecen misericordia, Scarlett.

Acaricio con el pulgar su labio inferior, esperando que no se arrepintiera en ese momento.

-tengo al azul, pero quiero ver a Engel antes de que se lo lleven- la adrenalina se coló por sus huesos como una inyección letal, calentando su cuerpo, preparada para la acción.

Tommy le sonrió, avanzando cauteloso en la oscuridad del callejón, observando a los hombres de Sabini destruir algunas ventanas y comenzaban a gritar como animales desesperados.

La calle se iluminó por un auto que pasaba, Scarlett alcanzó a apreciar a sus aliados, descubriéndolos por cuestión de segundos, se asomaron con cuidado de demostrar su posición, aferrándose a la esquina que daba inicio al callejón sin salida.

Thomas se adelanto para apuntar con señas que desconoció, se acomodó cerca de él, quedando apegada a la pared, apoyando su rostro por unos instantes, viendo a los hombres esos actuar como salvajes.

Shelby silbó con fuerza, dando inicio al ataque.

No lo pensó, levantó la pistola, aguanto la respiración unos segundos y disparó, el sonido aturdidor no la detuvo, es más, el estímulo la llevó a cubrirse con la pared y repetir el proceso. Escuchando los disparos frente a la calle que le daban el respaldo.

-¡mierda! ¡no se vayan, imbéciles!- buscó al hombre vestido de azul, quien apuntaba a la calle de enfrente, la respiración de Tommy se situó en su hombro, sus manos apuntaron a la misma dirección.

Estaba lista para disparar, con el brazo de Thomas cubriendo el suyo y resguardándose en una esquina, el frío de los ladrillos le hizo darse cuenta cuan elevada era su temperatura por la acción.

-a las tres- susurró.

No le escuchó mientras contaba, dándose el tiempo de apuntar con precisión, quería darle una muerte instantánea al darle en la cabeza. Los ruidos secundarios fueron apaciguados por su propio palpitar, se estremeció de anticipación.

Agradecía estar escondidos, sus siluetas no se veían a comparación de ellos, con las ventanas frente al restaurant delatando su presencia. No tenían oportunidad al estar rodeados.

No sabían de dónde atacar si los disparos venían de distintos lados.

-tres...- las balas salieron a la par, haciendo una armonía cuando ambos cuerpos cayeron desplomados en el suelo, con sangre saliendo de la parte posterior de su cráneo, reposando suavemente en el rostro asustado de Sabini.

Sentía el corazón en la garganta, en sus oídos y en las manos, gritos desesperados y de dolor la hicieron tensarse, pero continúo sintiéndose segura, siendo precavida con las balas que quedaban en el cartucho, paro cuando no había nadie en pie.

Los blinders a la lejanía traían a Engel, quien intento huir cuando no hubo oportunidad de ganar, afirmado entre dos y con una mueca de dolor reconocible.

Suspiro avanzando por la calle, cargo el arma con el cilindro que Tommy le extendió, su respiración eufórica aumento cuando apunto a un hombre que se doblegaba de dolor, le vio desde abajo y sus ojos brillaron con lágrimas amenazantes.

Cuerpos encima de otros, como si fuesen basura, saliendo sangre excesiva de los muertos y de los heridos, más de los segundos, al retorcerse buscando aliviar la tortura, ensuciando la vereda con un rio de liquido carmesí.

Christopher perdió a su familia y a Maggie por una maldita gota de sangre.

Dos golpes en el estómago hicieron que Engel se cayese, ensuciando sus palmas con la sangre de sus soldados, intento gritar por ayuda a las personas dentro del local, pero rápidamente lo callaron con su propia corbata.

Quienes todavía estaban conscientes, comenzaron a clamar por su ayuda, queriendo acercarse a ella como si fuese su única salvación.

-¡no nos hagan nada por favor!- lloraron algunos.

-!señorita Scarlett! ¡señorita! ¡le juro por dios que solo seguíamos ordenes!

-!mírenos por favor!

Sus uñas se clavaron en las palmas, haciéndose daño por la presión, pero no giro, no podía hacerlo. No quería que el remordimiento la consumiera delante de ellos.

-Tommy, ¿qué hacemos con los que aun respiran?- el gitano ignoro al pelirrojo, acercándose hasta el adolescente, viendo como Scarlett se posicionaba a su altura, viéndolo durante varios segundos.

El menor se retorcía entre los brazos de quienes lo sostenían, intentando liberarse sin éxito alguno.

Reconoció entre las manchas de sangre la imprudencia de alguien que no sabia el peso de sus acciones, le quería decir algo, algo sobre la carta y como quería hacerle sufrir hasta el alba, pero el susurro de Scarlett estaba cargado de ironía y satisfacción.

Una combinación que encontraba peligrosa.

-no sabes cuanto estuve esperando para verte así, te ves jodidamente débil, tan inútil sin poder sostenerte- su mirada paseo por la camisa- te ves como una mujer- soltó con ironía, recordando sus burlas- hora veremos cuan estúpido te veías diciendo eso.

Con un movimiento de afirmación, los blinders golpearon su nuca, dejándolo inconsciente.

Se giró buscando a Tommy, sus ojos chocaron, en ellos vio la necesidad de hablar para confesar como se sentía.

Shelby admiro su estado, su respiración estaba acelerada e irregular, la piel expuesta de su cuello y brazos parecía brillar, se veía peligrosa, pero cambio cuando dio un paso cerca de los ventanales rotos, se mostró compasiva y segura.

Quiso contemplar como actuaria de ahora en adelante, por lo que se acercó a Charlie, dándole el escenario para florecer.

-mátenlos, pero no ahora, no hay que dejar heridos- dijo tranquilo, sin resentimiento ante la orden que dio.

La sangre comenzó a correr hasta él, pensó que sería un buen momento para que lloviese y el agua se encargase de limpiar todo.

-¿están todos bien? ¿hay alguna persona herida?- vio como el guardia de la entrada buscaba su arma, a punto de apuntarle como si Scarlett fuese una amenaza.

Se adelanto a la escena que se vendría, alzó su brazo hábil con el revolver, disparando en su cuello, sin darle la mínima oportunidad de hablar o hacer otra cosa. El hombre comenzó a ahogarse con su propia sangre, cayendo contra la puerta de madera.

En un ruido fuerte e incómodo, Caronte paseo delante de él, saludándole mientras se llevaba las almas penosas, ángeles de la muerte también le acompañaban, besando a quienes dejaban de intentar sobrevivir.

-te apuntaba- justifico ante la mirada de Scar sobre él.

-bien, ¡Harry! ¡Roma es nuestra!- sonrió orgullosa, la adrenalina le hizo gritar con tal fuerza que se libero de emociones.

Salió con cuidado de entre los cuerpos, esperando a que Harry bajase, aclaro su garganta escuchando los murmullos agonizantes en su espalda.

Harry silbó en clave, lo que dio paso a ventanas abriéndose con suavidad e inseguridad, listos para enterarse de lo que había sucedido en la calle. Davis corrió hasta ella, con un fusil rodeando su pecho y su abrigo en la mano disponible.

-gracias- cortésmente le ayudo a colocárselo, mirando a Shelby con algo de burla.

Tommy quiso seguir el plan, pero Scarlett no se movía de su lugar y comenzó a dar órdenes a los judíos que se acercaban a ella, la curiosidad le hizo mirar al judío que se encargo de las alturas.

-esto, es por los inconvenientes- sacó un fajo de billetes de su abrigo, extendiéndolo por una de las ventanas rotas- también pagaré la cena de todas las personas, incluye la propia, ¿bien? Ah, y quédense con el cambio- prendió un cigarro, cambiando el sabor a muerte por el del tabaco.

Autos en su espalda se escucharon, parte de él pensó que vería a policías apuntándole, sin embargo, eran los vehículos que él había pedido, listos para cargar los cuerpos. Miro a Davis, acercándose, demostrando elegancia y superioridad, dejando ver que él era importante.

-los muertos al camión y Sabini al auto, Charlie anda con el imbécil, asegúrate que no pueda moverse hasta mañana.

-sí, Tom- obedecieron en seguida, sin darle tiempo al chofer de apagar el motor.

-¿irás a ayudar? ¿eh?- su pregunta no sonó curiosa, sino de advertencia, el judío tenía que ir a mover los cuerpos, se lo estaba ordenando entre líneas.

Davis tenso la mandíbula, viendo a Solomons hablar con el anfitrión del restaurant, sin darle atención a los movimientos que estaban ejecutando.

-no- vio fijamente el hielo del gitano, sintiendo la presencia intimidante del contrario expandirse, fumando con aparente tranquilidad- no hare nada que Scar no me diga, sigo sus órdenes solamente.

-te conviene mover los cuerpos- susurro moviendo el cigarro- no le serás necesario por ahora, ni mañana, lo que ella quiere ahora mismo no podrás dárselo tú- desvió la mirada al notarse nervioso por él, escuchando su voz ronca y arrogante.

-eso no lo sabes, no la conoces como yo- respondió, aparentemente seguro- sé lo que ella quiere, además, ahí están tus perros, mándalos a ellos, no a mí.

Quería alejarse del hombre, pero este lo detuvo con un suave movimiento, acercándose unos centímetros con despreocupación, busco a Scarlett esperando que viera cómo actuaba el líder cuando ella desviaba la mirada.

-soy el líder de los Peaky blinders, ¿sabes que significa eso?- apretó el fusil entre sus manos, respirando frustrado, escuchando lejanamente la voz de tres o cuatro hombres agonizantes.

-tú...- mordió su lengua, sin dirigirle la mirada, teniendo tantos insultos en su cabeza como estrategias para golpearlo, negó subiéndose al pequeño camión- maldito Shelby.

Espero que ninguno de los hombres lo escuchara, sosteniendo cuerpos para organizarlos sin que llamase la atención, ignoro el olor y sus palmas con rastros de sangre.

-¡señorita Solomons! ¡señorita Scarlett!- un hombre apareció corriendo, terminando de ponerse una camisa para lucir decente, sus gritos resonaron por toda la calle.

Salía de uno de los edificios frente al local, Scarlett, terminando su charla con el jefe del lugar, busco a quien gritaba por ella con tanta desesperación.

Vio a Tommy tranquilo en el borde de la vereda, el auto ya se había marchado con el italiano, quedó a unos metros de él, buscando al hombre que le llamaba, pensando en qué hacer de ahora en adelante. No era que no lo tuviera pensado, pero debía asegurarse de ser cuidadosa y directa.

-¡déjenme pasar! ¡señorita Scarlett!- dos judíos interrumpían su caminar, le vio con dudas, ¿quién era y por qué parecía haber corrido una maratón?- ¡conozco a Alfie!

-los conocidos de Alfie usualmente no vienen a hablarme a mí, ¿por qué seria relevante hablar contigo solo por esa razón?- el hombre se tranquilizó al recibir la atención, aun con una diferencia considerable entre ambos gracias a esos dos hombres con gorros.

Thomas analizo al hombre de arriba abajo, a punto de disfrutar de la interacción de Scarlett con los londinenses, en Birmingham es suave, gentil y pocas veces pierde los estribos, no actúa de forma amenazante o irrespetuosa, por ello cuando menciona su nombre frente a algunas personas, estas tienden a sonreír.

Porque les agradaba y confiaban en que era buena. Se quedó en silencio, queriendo escuchar toda la conversación que vendría por delante.

-sé que no es razón suficiente, pero puedo serles útil, a ambos Solomons, estuve en la guerra con él, soy Alexander Brown, segunda división de las fuerzas aéreas, tres medallas de reconocimiento- mostro las manos en un acto que demostraba sinceridad- puede que no tenga con que bombardear a los hijos de puta que vinieron aquí, pero tengo puntería, una muy buena, y podría, junto con algunos más, cuidar y defender este lugar, todo el barrio de White Chapel. Ayudarlos a recuperar lo que perdieron.

Hablaba rápido, honesto con cada palabra, dudaba de él, por lo que reflexiono sobre la información que soltó con velocidad, buscando entre sus memorias el apellido del hombre.

-¿y a Alfie lo conociste cuando...? Que yo sepa mi hermano nunca estuvo en las alturas- Alexander asintió comprendiendo su duda, relamiendo sus labios, frunció el ceño mientras guardaba la pistola entre sus bolsillos.

-en enfermería, tenia una bala en la pierna, yo llevaba a mi hermano porque quedó ciego de un ojo y no paraba de sangrar, él estaba en recuperación mientras te escribía una carta. Lo recuerdo bien, no paraba de hablar de ti- recordó de donde se le hacia conocido.

Le apunto mientras un árbol genealógico se creaba en su mente.

-tu tío, Oliver Brown, murió hace dos semanas por un disturbio con los italianos, ¿no?- asintió, tensando la mandíbula- ¿tienes las armas y la gente necesaria para cuidar este lugar?

-me faltan armas, pero lo demás lo tengo, la gente me ayudará- buscó a Harry mientras el hombre hablaba- déjeme trabajar para usted, se lo pido por favor.

-no me gusta que niños estén en una guerra, Alex, no quiero saber que un solo niño sostiene un arma, porque toda la charla que me acabas de dar se ira a la mierda como tu reputación implacable de ex aviador de las segundas fuerzas- lo último lo soltó con burla.

Con un gesto llamo a Davis, quien miro al de ojos azules con rastros de enojo poco visibles, se posiciono al lado de la mujer, ojos llameantes y manos escondidas detrás de su espalda.

-supondré que ya has matado a demasiadas personas, pero no se si lo has hecho con un arma en mano, no desde kilómetros de distancia- le pidió al judío su pistola- mátalos ahora, y te dejaré cuidar de este lugar con algo de confianza, sino...- dejó la oración al aire, extendiéndole el revolver.

Analizo su reacción, su forma de caminar hacia ella, las pequeñas muecas en su rostro tostado mientras avanzaba seguido de un blinder, en caso de que haga algo estúpido.

El hombre estuvo en silencio, procesando lo dicho, muy sorprendido por la prueba de valor que le estaba desafiando a hacer. No esperó que hablar con la mujer Solomons incluyera muertes para demostrar fidelidad, si ella era mas accesible, ¿qué había que hacer para agradarle a Alfie?

Apretó el revolver a la vez que volvía a esa enfermería donde los disparos se escuchaban a unos metros, con sollozos moribundos. Acabó con las vidas agonizantes bajo la mirada de su público, movió los hombros queriendo relajarse, no mató a nadie hace años, volver a hacerlo le dio un escalofrío.

-me gusta el nombre Alexander, ¿no crees, Harry? Es bonito- relamió sus labios mirando como Tommy se acercaba a ella en silencio, luciendo como un felino en su búsqueda, el olor a pólvora brotaba en el aire- Brown, mañana tus armas estarán aquí, además de que vendrá gente a cuidar del lugar, espero que, por el bien de la imagen profesional, no haya ningún rastro de sangre.

-llamaré a mi esposa y a sus amigas- devolvió el arma volviendo a su edificio, pero fue interrumpido.

-¿tu esposa trabaja para mí? oh, no lo sabía, ¿Cómo se llama?

-no, ella limpiará el desastre que quedó- habló como si fuese lo más obvio del mundo.

-pero te lo estoy pidiendo a ti, no a tu esposa y sus amigas. A ti, Alexander- el tipo la miro incrédulo, demostrando en aquel momento que podía hacerle caso, mas no respetar sus decisiones- si hubiese querido a tu esposa, hablaría con ella, no contigo, ¿no crees?- Tommy movió sutilmente las cejas al saber de qué se trataba, expulso el humo hacia el rostro del hombre, acercando su mano al cuerpo femenino, con jugueteo.

Brown la observo dudoso, no tenia muchos conocimientos de como limpiar sangre coagulada, y su masculinidad saldría enormemente dañada si hacia la labor de una mujer, de por sí ya estaba bastante dañada al pedirle empleo a Scarlett y no a Alfie.

-arrodíllate y busca un trapo, intenta absorber todo lo que puedas- Harry le ayudo a hablar, pidiéndole a otro de su quipo que buscase lo necesario- anda con él. Scar, ¿mañana nos veremos?- cuestionó ignorando al Shelby, quien le miraba con burla.

-mañana quiero que estés aquí, trae personalmente una caja del arsenal, intenta que no sea un desastre, y antes de que vengas aquí, procura que Sarah este bien, no quiero que termine suicidándose o algo similar.

Asintió despidiéndose, viendo como Thomas se quedaba unos segundos, acercándose para susurrarle de forma aterciopelada.

-te amenacé, te obligué a hacer algo que no querías, ¿pero no tuviste el valor de decírselo a Scarlett? ¿Qué mierda te falto?- sabía que todos los movimientos faciales que hacia eran cinismo o burla, bajo la mirada sabiendo a lo que se refería.

-no me hubiese creído, Shelby, así que aléjate antes de que haga algo de lo que me arrepienta.

-yo no me arrepentiría si fuese tu.

Palmeo con falsa amabilidad su hombro, le vio irse con Scarlett, perdiéndose en la oscuridad que los abrazo, como si esta ya estuviese acostumbrada a esconderlos de todos.

-confías muy rápido en él, cariño- le susurro durante el trayecto, saboreando la muerte en la punta de sus dedos- yo no lo hubiese hecho.

-hubieses esperado dos días, conocer su historia y saber si lo que dice es verdad, además de amenazarlo con su familia- asintió lanzando el resto de cigarro a la calle- pero se te olvida algo, Tommy, es mi ciudad, como la tuya es Birmingham, ya conozco a su familia, aunque él no lo sepa. Recuerdo algo de todas las personas que me saludan al menos una vez.

Observo el hotel a la lejanía, de cuatro pisos y paredes de ladrillo rojo, sintió como a su lado el hombre detenía su caminar, imito su acción, viéndolo apoyarse en una pared.

-¿qué?

-¿quieres que este ahí mañana?- susurró, por lo que se acercó más y dándose el tiempo de observarlo con claridad.

Entendió la razón del por qué se detenían cuando faltaban metros para entrar al edificio, que ambos estén juntos en una habitación significaba estar a salvo de los problemas, un ambiente tranquilo que esperaba que durara lo máximo posible. También comprendió la suavidad de su voz cuando hablo bajo.

-sí, si puedes obviamente, no me gustaría que te fueras tan rápido, pero sé que Arthur esta mal y John tiene esa idea de alejarse, entiendo que te tengas que ir- el color de sus ojos colisiono en una agradable explosión, ella demostró la inseguridad que su parte racional dejaba ver- pero, si te vas mañana a las 10, no sabrás lo que haré con Engel, ¿te perderás eso?

Bajo la mirada hasta sus labios, viéndolos formar una sonrisa cómplice, dejó que Atenea lo arrastrase hasta su templo, sabiendo que su ángel se escondía debajo de aquella faceta amenazante.

-estoy impresionado de lo que haces, cariño, realmente asombrado por ti- beso con suavidad a la mujer, siendo lento.

Sintió que algo no iba completamente bien, se alejó de ella acariciando las mejillas femeninas.

-¿estas bien?

-creo que no, Tommy- viajó por la mandíbula del hombre hasta parar en los botones de su chaleco- y no quiero hablar al respecto, no ahora.

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Les gusto el doble cap?
Sinceramente los siento transitorios, pero igual me gustan, ambos uwu, lo importante acá es si mi nuevo icon es el mejor que han visto, sinceramente para mi si. Ja

Les quiero bbs, muack

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