- ¿Puedo saber por qué veniste tan temprano? - preguntó Simon bruscamente, viendo a Camila arreglar las cosas necesarias para el día.
Su primera persona en atender sería Lauren y eso mejoraría considerablemente su día, considerando que no la había visto desde el día anterior y que su día estaba siendo horrible, porque el amanecer había estado lleno de gemidos de Normani y Dinah, corriendoce. desde el baño. Celebrando un mes más juntas y tal celebración hizo que Camila apenas durmiera.
- Todavía no estoy en mi horario, no necesito darte ninguna explicación. - respondió Camila con una dureza igual a la suya. Ella siempre había sido amable, por lo que Simon encontró su respuesta extraña.
-- Exactamente. No tiene autorización para meterte aquí fuera de tu horario. Deshaz todo y déjalo como lo encontraste. - Exigio.
"No", respondió secamente, bostezando poco después.
- Camila, no me hagas tomar medidas drásticas.
- Simon, entró en cuatro minutos. ¿Por qué estropear todo, ya que tengo que reorganizar las cosas exactamente así?
- Porque te digo que lo hagas. - Exigió, chasqueando la mandíbula.
- No se puede tratar a las personas como meros pedazos de basura. - dijo Camila al ver al hombre acercarse con la expresión rígida en su rostro.
- Los trato como yo quiera. - Habló mirándola. - Ahora haz lo que te digo o haré que tus próximos meses aquí sean un infierno. - Camila respiró profundo.
- ¿Todo porque dije que no necesitaba darte ninguna explicación?
- Entonces aprende a ser menos grosera con la gente. - le advirtió.
- ¿Maleducada? -- Ella preguntó. - ¿Seguro, Simon? - preguntó sintiéndose cansada y derrotada. - ¿Que te he hecho?
-- ¿Cómo?
- ¿Que te he hecho? - repitió con vehemencia. - De los diez estudiantes de los que eres responsable, soy a la única a la que tratas así. -- dijo. - Soy la única que se queda hasta tarde para ayudarte a organizar todo, incluso sin necesidad, y no lo hago para echárselo en cara, sino porque me imagino lo cansado que debes estar. - Habló humedeciéndose los labios. - Entonces, ¿qué hice para que me trates como un pedazo de basura todos los días? ¿Como si estuviera debajo del sótano? Simon se rió y negó con la cabeza.
- Está bien, Camila. Entonces, además de arreglar todo eso, tendrás que ir a buscarme un café. - dijo, apoyándose tranquilamente en el pilar que había allí. Camila simplemente se sentó en el suelo y apoyó la cara en las piernas, aspirando aire pesadamente a sus pulmones. - ¿No me escuchaste?
- No lo escuche. No estoy en mi maldito horario; Llegué temprano porque me ofrecí como voluntaria para mejorar el ambiente para Lauren, así que si quieres tu bendito café, mueve ese trasero holgazán y ve a buscarlo tú mismo. - dijo irritada, solo que no sabía con qué, exactamente.
Camila siempre había sido pacífica; siempre había aceptado todo lo que le decía Simon sin problemas, pero quizás el cansancio, el mal humor, la soledad y el síndrome premenstrual eran demasiado juntos. La llamada de su madre esa mañana la puso sensible, no es de extrañar, extrañaba a su familia y eso la hizo pensar en toda su vida: era una tremenda solitaria. Siempre lo había sido.
Sus amigos eran como una pequeña segunda familia, pero apenas se veían, ya que los horarios eran todos incompatibles. No tenía a nadie más que a ellos, Clara y Lauren ahora estaban incluidas en eso, exactamente por qué se despertó con el propósito de hacer que el día fuera más fresco para ellas dos, habían pasado por muchas cosas, merecían ser felices.
- ¿Qué está pasando contigo? Preguntó Simon, sentándose a su lado. - Nunca me respondiste así antes. - Camila se secó una lágrima solitaria con su camisa sin que Simon se diera cuenta y miró hacia arriba, suspirando.
- Lo siento, no creo que haya dormido bien. - se compuso, haciendo que un enorme silencio se cerniera sobre ambos.
- Creo que estás haciendo esto demasiado personal con la chica. - habló Simon. - No deberías dejar que eso suceda. ¿Dónde está tu profesionalismo? - Esa fue la gota que hizo que tu vaso se desbordara.
- ¿Y dónde estaba el tuyo cuando se suponía que debías enseñarme algo? Pasé los últimos meses jodiéndome, estudiando el doblé para conseguir aprobar, porque nunca me enseñas nada. Solo traeme café, café y más café. - Dijo levantándose, mirando su reloj de pulsera.
-- Yo...
-- ¡Sal de de aquí! - Exigió Camila, haciendo que el hombre abriera la boca irritado para decir algo, pero ella no se lo permitió. - Ahora es oficialmente la una, donde mi horario comienza y, por lo tanto, la sesión con Lauren. Y Soy la responsable de ella, ¿no? Así que ya no te quiero como ayudante. - Le advirtió. - ¿Vas a hacer de mi vida un infierno por esto? Oh, por supuesto que lo harás, pero ¿adivina qué? Has estado haciendo eso desde que entré en este bendito hospital, así que realmente no me importa.
-- No me voy a ir.
- Oh, lo harás. -- Ella dijo. -- ¡Salté! - Dijo con vehemencia, señalando en dirección a la puerta. "No te quiero a ti y tu aura negativa y podrida alrededor de alguien tan dulce como Lauren."
- ¿Que está pasando aqui? - La voz de Clara resonó en la habitación, haciendo que Camila mirara en su dirección. Ella empujaba la silla de ruedas de Lauren, quien le sonreía a Camila.
- Hola mis amores. - respondió Camila dulcemente, sintiendo su corazón instantáneamente calmado. - No es gran cosa, Simon ya no estará con nosotras. - les informo acercandoce. -- ¿Como estan?
- Ayer estudié mucho, Camz. - Camila sonrió y se agachó frente a la niña.
- Estoy tan orgulloso. - informó Camila, pasando su dedo índice sobre el vértice de la nariz de Lauren. - Dime algo, Lauren, ¿te gustan las pelotas?
-- Eso depende. No me gusta el fútbol. -- Ella dijo.
-- ¿Porque?
- Porque hoy vamos a utilizar una pelota suiza en nuestras sesiones.
- ¿Ella vendra desde tan lejos? - preguntó Lauren, haciendo reír a Camila.
- Swiss Ball es lo que llamamos bolas de Kiko, pero más consistente.
- ¿Jugaremos con esas bolas grandes? Los ojos de Lauren se iluminaron.
- Sí, solo estamos esperando que el Sr. Simon se retire. - Dijo Camila mirando al hombre al momento siguiente. - Esta es una sesión privada.
Sin decir nada, el hombre resopló sin siquiera mirar atrás.
-- ¿Qué fue eso? - preguntó Clara riendo.
- Nunca permitiré que estén cerca de personas tóxicas. - dijo Camila, volviendo a mirar a Lauren. - Eres demasiado valiosa para tener que soportarlo. La mano de Lauren tocó lentamente el rostro de Camila, iniciando una suave caricia.
- Ese hombre es malo, ¿no? -- Preguntó.
- No puedo decirlo, Laur, pero su alma puede estar un poco perdida.
- Y te duele el corazón, ¿no? Preguntó Lauren, continuando con sus caricias.
-- ¿Por qué cree eso? - preguntó Camila con curiosidad.
- Porque tus ojos no brillan tanto cuando está cerca. - Dijo, colocando un mechón de cabello de Camila detrás de su oreja. - Ya no lo quiero aquí. Nunca más. - dijo Lauren seriamente.
-- ¿Ah sí? - preguntó Camila sonriendo.
"Sí," dijo Lauren. - Me pediste que me hiciera cargo de la florecita. - Dijo Lauren con calma. - Y si puedo cuidar de ella, también puedo cuidarte a ti, Camz. Me duele el corazón verte triste. - Camila suspiró, sintiendo que el corazón le daba un vuelco en el pecho.
- Entonces ya no voy a estar triste, ¿de acuerdo? Lauren asintió con la cabeza, sonriendo genuinamente.
¡Ah! Como Camila quería poder ignorar la forma en como su corazón se inundaba de alegría por tener a ese increíble ser humano frente a ella, pero ese hecho era innegable, solo quedaba aceptarlo: sonreiría como una idiota con cada oración que Lauren. Decia.
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Vieron que a si actualizo más rápido.